Hay algunos grandes del turismo como Don José Meliá, fundador del emporio Meliá, hoy propiedad de la familia Escarrer, como Don Alberto Bojórquez, en México, como el querido Doctor Don Ángel Miolán, el padre del turismo en la República Dominicana (- y los turistas, ¿Dónde están? - , en la cabeza de Miolán, decía la gente), y sin duda como Don Fernando Barbachano Peón.
Es absurdo pues, pensar que una propiedad histórica, memorable e icónica como el Hotel Mayaland, pueda estar en litigio y que se ponga en duda la autenticidad, la capacidad probatoria y la legitimidad de sus auténticos propietarios, la familia Barbachano.
En un intento abusivo, casi gangsteril y en el total uso de las nuevas prácticas de invasión y despojo de propiedades, un grupo de abusivos, por decir lo menos, apoyados por otro grupo de corruptos funcionarios, probablemente del mas alto nivel, han querido apoderarse del histórico Hotel Mayaland y despojar a la familia de un recinto, que no solo les pertenece por generaciones, sino que sería inadmisible pasara a otras manos, que sin duda por su falta de arraigo, cariño y compromiso con la historia, terminarían acabando con él.
Por fortuna, parece, que se hará justicia y que muy próximamente el legendario Mayaland en Chichén Itzá pasará de nuevo a estar en manos de los herederos de Don Fernando, luego de haber sido avasallado, ultrajado y de haber sido tomado por la fuerza, tristemente con algún apoyo de algún alto, muy alto mandante del gobierno.
La historia moderna del sitio arqueológico de Chichén Itzá, y la cantidad de visitas emblemáticas que ha recibido de todo el mundo, no se puede concebir, sin la presencia del Hotel Mayaland, lo que sin duda enriquece también a la historia antigua y respetable del sitio.
El legado de Don Fernando, uno de los precursores del turismo en México, uno de los más grandes visionarios que hemos tenido en esta industria, hoy se mantiene vivo; su nieto Fernando Barbachano Herrero, lo sigue y lo cumple a cabalidad con liderazgo, honestidad y compromiso. Mi compromiso y solidaridad también con él y con todos esos que nos han legado, lo que hoy es la industria turística. Que no se dude de ellos, y que se les reconozca como es debido.
Al Buen Entendedor…
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