Al Buen Entendedor...


Por: Sergio E. González Rubiera



Crónicas Sud 23

IV Parte

Buenos Aires.

Sergio González Rubiera, ha contribuido de manera especial en el Desarrollo Turístico de Cancún y la Riviera Maya. Desde 1995 es Socio Director de la firma Acti Consultores en Turismo, con sede en Cancún, desde donde ha participado en Proyectos de Calidad. 
    

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Siempre es grato volver a Buenos Aires.

 

Aterrizamos en el Aeroparque, sobre las cinco de la tarde como previsto, para aproximarnos hacia el Hotel NH Lancaster, un hotel bastante regular, muy bien ubicado en la avenida Córdoba, pero con servicio y comodidad que dista mucho del estándar de los NH, en los que nos hemos quedado antes.

 

Apenas llegamos, dejamos maletas y nos alistamos, nosotros para ir al tango y los primos para ir a cenar con amigos argentinos, que según nos dijeron, viajaron desde alguna provincia solo para encontrarse con ellos y solo así se concibe que se hayan perdido del Viejo Almacén.

 

El Viejo Almacén es el más tradicional lugar de tangos en Buenos aires, ubicado en Balcarce 793 e independencia, en el antiguo barrio de San Telmo, que desde hace décadas ofrece el más clásico y porteño espectáculo de tangos. Hace años, se veía el show degustando pequeñas empanadas de carne en pequeñas mesitas de bar; hoy siguen las mesitas, pero la cena se sirve en todo un restaurante de dos pisos cruzando la calle. Empanadas, cortes, ensaladas, y buen vino anteceden al show en el viejo local, mismo que sigue estremeciendo tanto a los amantes del tango, como a quien esto escribe, y también a los primerizos como mi Alice quien aplaudía extasiada al final de cada acto. Realmente un espectáculo muy recomendable. 

Al terminar hicimos que el taxi nos llevara por los bares del Puerto Madero, para tomar una copa final frente al Río de la Plata, una noche muy porteña.

 

Puerto Madero, hasta hace unas 3 décadas, era un conjunto de bodegas de lo que fue el antiguo centro pesquero industrial del Rio de la Plata, ancestral, antiguo, lleno de historia, pero abandonado, maloliente y en mal estado. En 1994 se inició la revitalización de Puerto Madero con asesoría española, para convertirlo en un sitio de interés turístico, conservando su arquitectura de ladrillos rojos y lograr lo que es ahora, un sitio lleno de restaurantes, bares, galerías de arte, tiendas para el turismo y varios hoteles de gran lujo en sus alrededores, siendo un caso de gran éxito en la reconversión de un sitio para convertirlo en producto turístico.

 

Por la mañana del día siguiente, nos organizamos una visita guiada por la ciudad con la ayuda de mi buen amigo Riki Lambertini, quien nos envió al buen Rodolfo, “Fito”, para los amigos, en muy buena van, para recorrer Buenos Aires.

La Catedral, La Plaza de Mayo, con la historia de las “Abuelas de Mayo”, que alguna vez les contara a mis ocho lectores en este espacio, por supuesto el Barrio de la Boca, con la imperdible visita a la “Bombonera”, esa en donde cada domingo se rasgan las vestiduras los hinchas del Boca Juniors, al ritmo de empanadas, cerveza Quilmes y mentadas de madre a cualquiera que sea su oponente.

 

Nos hicimos por supuesto las fotos en la colorida esquina del Caminito, de donde se inspiró el Tango del mismo nombre, comimos empanadas medio regulares con cerveza Quilmes, mientras las señoras compraban baratijas.

Luego de las compras baratas en ese feo, pero colorido, folklórico y emblemático barrio, continuamos para ir a los finos, elegantes y muy porteños barrios de las clases sociales altas de Buenos Aires, Recoleta y Palermo. Recorrimos desde la furgoneta de Fito, mansiones, embajadas, hermosos parques y otras gracias del Buenos Aires de élite, para culminar en una muy concurrida parrilla argentina, esa a donde acuden todas las familias en domingo, a degustar empanadas, entraña, bife de chorizo y otras cosas.

Por la tarde, merecido descanso previo al súper show en el Tango Porteño, en donde entre otras cosas, nos deleitamos con la música del Gran Maestro Astor Piazzola, “el loco” del tango.

 

El último día en Buenos Aires, y también el último de estas vacaciones por Sudamérica, las primeras con los primos de Alice, lo dedicamos a recorrer la famosa calle peatonal Florida, para visitar, entre otras cosas, sus tiendas-fabricas de cuero; buena experiencia sin duda, que culminó con magnífica comida inesperada y sin planear en la terraza de Pertutti, justo en la Plaza de Mayo.

 

Por la noche había que despedirse de mi gran amigo Lambertini, quien nos acompañó con Marcela, al hermoso local “Estilo Campo”, en Puerto Madero. Agradecimos a Ricki, por sus gestiones, cenamos los seis maravillosamente en este magnífico local y nos tomamos la foto del recuerdo.

Espero con entusiasmo y Fe, poder regresar pronto con Alice a Buenos Aires y sobretodo al Llao LLao de Bariloche; han sido muchas mis visitas a ese país, a lo largo de las décadas, y siempre me gusta volver y escuchar sus tangos, comer sus empanadas y escuchar sus acentos. Allá son mas amables los vecinos del Riachuelo, que cuando se aproximan por acá…

 

Al final, me compré un libro en el aeropuerto; BORN y Quieto, la historia del más grande rescate de secuestro en Argentina, 70 millones de dólares, en la época en la que, la guerrilla Peronista, hizo del secuestro su principal fuente de financiamiento. Interesante leer, sobre el Buenos Aires de entonces. Ahí voy con la lectura.

 

Hasta la próxima.

Al Buen Entendedor…

  

sgrubiera@acticonsultores.com


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