L123.1 1 Hoy seamos agradecidos. 2 Hemos llegado a senderos más llevaderos y a caminos más llanos. 3 Ya no piensas en volver atrás, ni te resistes implacablemente a la Verdad. 4 Aún vacilas un poco, debido a algunas objeciones menores y a cierta indecisión, pero bien puedes sentirte agradecido por tus logros, que son mucho más importantes de lo que piensas.
L123.2 5 Un día dedicado ahora a dar gracias añadirá el beneficio de poder discernir con más claridad el verdadero alcance de los logros que has obtenido y de los dones que has recibido. 6 Alégrate hoy, afectuosamente agradecido, de que Tu Padre no te haya abandonado a tu suerte ni de que te haya dejado vagar solo en las tinieblas. 7 Agradece que te haya salvado del yo1 que creíste haber hecho para ocupar Su Lugar y el de Su Creación2. 8 Hoy dale gracias.
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1 El ego: 1) Es el sistema de pensamiento que, "hace muchos millones de años", el Hijo creó en falso al separarse del eterno Presente de la Unicidad de Dios, con el fin de, por su cuenta, hacer y manejar el tiempo, el espacio, y todo lo que éstos contuvieron, contienen y contendrán, hasta que, "en un período similarmente largo, y tal vez aún más largo", termine el tiempo. 2) Hace unos 300 mil años, por medio de su yo, el soñador, el Hijo separado otorgó a algunos mamíferos —que denominamos "homo sapiens"— el libre albedrío sobre su instinto natural y, fraccionándose, se ha estado encarnando en cada uno de los humanos, añadiendo a su instinto natural el especialismo que sus cerebros procesan con la razón, lógica y sentido común en sus mentes equivocadas, para tratar de sobrevivir lo mejor y más largo posible. 3) Esa encarnación del Hijo separado en cada cuerpo ha sido parcial, ya que, hasta ahora, nadie ha recordado lo que sucedió en la separación, como tampoco nadie ha regresado de la muerte para contar su historia. Ver T2.6 [106], T3.6, T4.3, T4.6, T10, LTe.12 (- L331)
2 En el Cielo, la Creación, con mayúscula, es todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros, las Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de Su Unicidad. Dios no creó más nada. Por eso, Allá, la realidad del ego que percibimos aquí con nuestros sentidos, realmente, no existe. Aquí, las creaciones, en minúscula, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, son las que producimos al perdonar a otro(s) y extenderle(s) los milagros que nos sugiera el Espíritu Santo— como un reflejo de las Creaciones que creamos como Uno con y en Dios, en el Cielo. Y, cuando pensamos con el especialismo del ego, no "creamos" sino que "hacemos," de acuerdo con las leyes de este mundo. Ver T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (-L321)
L123.3 9 Dale gracias por no haberte abandonado y por Su Amor, que seguirá resplandeciendo eternamente sobre Ti, eternamente inmutable. 10 Dale gracias igualmente por ser tú realmente inmutable, pues el Hijo que Él ama es tan inmutable como Él. 11 Agradece haber sido salvado. 12 Alégrate de tener una función que desempeñar en la salvación. 13 Siéntete agradecido de que tu valía exceda con mucho tus míseros regalos y juicios mezquinos que emites sobre aquel que Dios estableció como Su Hijo.
L123.4 14 Hoy llenos de agradecimiento, elevamos nuestros corazones por encima de la desesperación y alzamos nuestros ojos que ya no miran cabizbajos al polvo. 15 Hoy entonamos el canto de acción de gracias en honor al Yo Que Dios dispuso fuese nuestra verdadera Identidad en Él3. 16 Hoy sonreiremos a todo el que veamos y caminaremos con paso ligero, a medida que cumplimos la tarea que nos fue encomendada. 17 No caminamos solos. 18 Y damos gracias porque a nuestra soledad ha venido un Amigo4 que nos trae la Palabra salvadora de Dios.
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3 Identidad, con mayúscula, es el Yo del único Hijo de Dios, Que somos realmente, como Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Quien es Uno con Dios. En minúscula, es la identidad del ego. Pero cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu), y pensamos con el Espíritu Santo, nuestra identidad se convierte en el reflejo aquí de la Identidad de Cristo, el Hijo único de Dios. Ver T7.10 [97], T20.9, LTE.14 (- L351)
4 … el Espíritu Santo en tu espíritu, que es la parte de tu mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo.
L123.5 19 Te doy gracias por escucharlo. 20 Su Palabra es muda si no se la escucha. 21 Al darle las gracias, éstas son igualmente para ti. 22 Un mensaje que no se haya escuchado no puede salvar al mundo, por muy poderosa que sea la Voz que lo comunique o por muy amoroso que sea el mensaje. 23 Gracias te doy por haber escuchado, pues te has vuelto el mensajero que lleva consigo la Voz del Espíritu Santo y que dejas que Su eco suene y resuene alrededor del mundo.
L123.6 24 Acepta hoy el agradecimiento de Dios, a medida que tú Le das gracias a Él. 25 Pues quiere ofrecerte las gracias que tú le das, ya que ha aceptado tus presentes con afectuosa Gratitud y te los devuelve multiplicados miles y cientos de miles de veces más. 26 Él bendecirá tus presentes compartiéndolos contigo. 27 Y así, éstos crecerán en poder y fuerza hasta llenar el mundo de alegría y gratitud.
L123.7 28 Acepta hoy Su agradecimiento y ofrécele el tuyo, durante quince minutos, dos veces. 29 Y, al hacerlo, te darás cuenta de a Quién Le estás dando gracias, y de a Quién Él se las está dando al tú dárselas a Él. 30 Esta santa media hora que Le dediques te será devuelta a razón de años por cada segundo, y en poder para salvar al mundo con eones de antelación, debido a las gracias que Le estás dando.
L123.8 31 Acepta Su agradecimiento, y comprenderás con cuánto Afecto te conserva en Su Mente, cuán profundo e ilimitado es el cuidado que te prodiga, cuán perfecta es Su gratitud hacia ti. 32 Al dar cada hora, acuérdate de pensar en Él y de darle gracias por todo Lo que ha dado a Su Hijo, para que éste pueda elevarse por encima del mundo y recordar a Su Padre y a Su Yo.