PARA VER TODO EL CORREO HAGA
Un Curso Sobre Milagros
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T14.4 [24] 1 ¿Qué es lo que quieren? 2 Luz u oscuridad, conocimiento1 o ignorancia son de ustedes, pero no los dos a la vez.

3 A los opuestos hay que juntarlos en vez de mantenerlos separados. 4 Pues su separación sólo existe en vuestra mente y, como ustedes, se reconcilian al unirse2.

5 En la unión, todo lo que no es real tiene que desaparecer, pues la Verdad es unión.

6 Así como la oscuridad desaparece ante la luz, igualmente la ignorancia se desvanece cuando el conocimiento despunta.

7 La percepción3 es el medio por el cual se lleva la ignorancia ante el conocimiento.

8 Pero para que esta percepción tenga lugar tiene que estar desprovista de engaño4, pues de otra manera se convierte en mensajero de la ignorancia, en vez de en ayudante en la búsqueda de la Verdad.

CH 14. LLEVAR LAS ILUSIONES
HASTA LA VERDAD
14.4 PERCIBIR SIN ENGAÑO
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Un Curso Sobre Milagros
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Libro de Lecciones
P A R T E 1
L E C C I Ó N 159
Doy los milagros1
que he recibido.
L159.1 1 Nadie puede dar lo que no ha recibido. 2 Para dar algo, es preciso poseerlo antes. 3 En este punto, las leyes del Cielo y las del mundo coinciden. 4 Pero también, a partir de aquí, se separan. 5 El mundo cree que, para poseer una cosa, tiene que conservarla. 6 La salvación2 enseña lo contrario. 7 Dando es como reconoces que has recibido. 8 Es la prueba de que lo que tienes te pertenece.
1 Extender un milagro a otro, es la máxima expresión de Amor que puedes experimentar en tu fuero interno, cuando, después de haber aceptado el Redimir para ti mismo y logrado perdonar totalmente a un hermano, se corre el velo que te impedía verlo con la visión de Cristo, y unes tu Alma a La de él en una unión de Amor, que se extiende a todas las Almas, ya que, realmente, hay Una sola, La del Hijo único de Dios. El milagro trasciende las leyes de este mundo, remplazándolas por una verdadera empatía o altruismo, como reflejo aquí del Amor que nuestras Almas comparten en el Cielo, reflejo que cura la mente de tu hermano de su creencia en la realidad del ego y, al mismo tiempo, consolida tu propia curación. El milagro es el medio para alcanzar conjuntamente la meta del Curso, no se pide, sino que sucede y, al suceder, se acepta que su origen es divino, mediante un acto de fe. Ver las definiciones de las palabras en negrillas en el Glosario y en: LTe.13 (-L341)
 
2 La salvación: 1) es el proceso de deshacer la separación que nunca fue, cuestionando nuestra creencia en la realidad del ego, del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez; 2) es querer creer en el eterno Presente de la Realidad del Amor de Dios, en Cuya Unicidad estamos realmente todos, como Almas perfectas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios; 3) es ir dejando cada vez más de lado el pensar, percibir y actuar egocentrista del ego y, en su lugar, pensar con el Espíritu Santo; 4) es aceptar el Redimir para nosotros mismos; 5) es perdonar al otro y a los demás y extender los milagros que nos sugiera el Espíritu Santo; 6) es entablar relaciones santas y multiplicar el perdonar y la extensión de milagros. Ver T11, T22, T31, L39, LTe.2 (-L231)
L E C C I Ó N 159
pár 2
L159.2 9 Comprendes que estás curado3 cuando curas a otros4. 10 Aceptas que el perdón se ha realizado en ti cuando perdonas al otro. 11 Reconoces a tu hermano como tú mismo5, y así te das cuenta de que estás completo6. 12 No hay milagro que no puedas dar, pues todos te son dados. 13 Recíbelos ahora abriendo el depósito de tu mente donde se encuentran7, y desde el que ella los está extendiendo.
3 Curación es el estado mental que se logra al final del proceso de curar en el que nuestra mente —ahora pensando y percibiendo con el Espíritu Santo— es llevada al mundo real y a la unión con todas las demás mentes en la experiencia de Cristo; y en el instante santo de esa experiencia, ella se cura de la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, del pensar del ego, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Ver T2.3, T5, T8.9, T13.2, T17, M22, M23
 
4 Curar (o curación como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, curar es el proceso por el cual queremos curar en nuestra mente la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros, entablando así relaciones santas con todos. Este proceso llevará nuestra Alma a los instantes santos del mundo real y a la unión con todas las demás Almas en la experiencia de Cristo. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver T2.3 [69], T4.9 [106], T5.3 [18], T19.2, L137, L139
 
5 En minúscula, tú mismo, cuando decides pensar con el Espíritu Santo y has: aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado, extendido milagros y entablado relaciones santas, eres el reflejo aquí de Cristo; y cuando piensas, percibes y actúas con el ego —como lo haces habitualmente— te identificas con él. Ver T8.4 [20], T23
 
6 La Completitud, con mayúscula, en el Cielo, es de Dios y de todos nosotros como Almas perfectas y eternas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, Su Hijo, Quien es Uno con Su Padre en el Amor del Espíritu Santo que Ambos comparten en la paz y alegría de la eterna Unicidad. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, la completitud es el reflejo aquí de la eterna Completitud, y se experimenta en nuestro fuero interno en un instante santo del mundo real cuando, después de haber perdonado totalmente a un hermano (s), nos unimos a él (ellos) como uno en la experiencia de Cristo. Y, cuando pensamos con el ego significa las definiciones que se pueden encontrar en el diccionario. Ver T2.5 [102], T6.3 [25], T15.8 [78], T29.3 [19]
 
7 En minúscula, espíritu o mente acertada, es la otra parte de la mente del Hijo separado que todavía se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo. Nada puede llegar al Espíritu (o Alma) desde el ego, ni nada del Espíritu (o Alma) puede reforzar al ego o aminorar el conflicto interno de éste, porque el Espíritu (o Alma) no puede percibir y el ego es incapaz de conocer. Por lo tanto, no están comunicados ni jamás lo estarán. Ver T2.2 [20], T4.2 [8] y [19], T31.6, L977
L E C C I Ó N 159
pár 3-4
L159.3 14 La visión de Cristo8 es un milagro. 15 Viene de mucho más allá de sí misma, pues refleja el Amor9 Eterno y el renacimiento del Amor Que nunca murió, pero que Lo había mantenido a oscuras. 16 La visión de Cristo pinta al Cielo, pues ve un mundo tan parecido al Cielo que Lo que Dios creó perfecto puede verse reflejado ahí. 17 En el espejo tenebroso que el mundo presenta, sólo pueden verse imágenes distorsionadas y hechas pedazos. 18 En cambio, el mundo real10 pinta la Inocencia del Cielo.

L159.4 19 La visión de Cristo es el milagro en el que nacen todos los demás milagros. 20 Es su fuente, que permanece con cada milagro que das y, no obstante, sigue siendo tuya. 21 Es el lazo por el cual el que da y el que recibe quedan unidos en la extensión aquí en la tierra, tal como son Uno en el Cielo. 22 Cristo no ve pecados en nadie, por consiguiente, en Su mirada los que están libres de pecado son como si fueran uno. 23 Su santidad les fue realmente dada por Su Padre y por Él Mismo.
8 La visión de Cristo, en un instante santo en mi fuero interno, es la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando accedo al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía y fusionada con todas las demás Almas, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
 
9 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
 
10 El mundo real —la meta de nuestro viaje con el Curso— es el estado que se experimenta en un instante santo en nuestro fuero interno, con nuestro espíritu o mente acertada, al haber logrado perdonar completamente a otro y unirnos a su Alma en la experiencia de Cristo, y, por ende, a todas las demás Almas unificadas como Una en Cristo; es "saber", que el Juicio Final de Dios consiste en que Nuestro Padre nos dice a cada uno: "Tú, unido al Alma del otro y a las Almas de todos los demás, sigues siendo Mi Hijo único, por siempre inocente, por siempre cariñoso y por siempre querido, tan ilimitado como Tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. Por lo tanto, despierta y regresa a Tu Casa, que realmente nunca abandonaste." Ver T2.6, T3.8, T26.4 [21], LTe.10 (-L311)
L E C C I Ó N 159
pár 5-6
L159.5 24 La visión de Cristo es el puente entre los dos mundos. 25 Y puedes tener la absoluta confianza de que su poder te llevará desde este mundo a otro hecho santo por el perdonar11. 26 Las cosas que aquí parecen completamente sólidas allá son meras sombras, transparentes, apenas visibles, a veces relegadas al olvido, e incapaces de poder opacar la luz que brilla más allá de ellas. 27 La santidad12 ha sido restituida a la visión y ahora los ciegos pueden ver.

L159.6 28 El único don que el Espíritu Santo da es el siguiente: La casa del tesoro a la cual puedes apelar con perfecta certeza para obtener todo lo que pueda contribuir a tu felicidad13. 29 Todo se encuentra ya aquí. 30 Todo puede ser recibido con tan sólo pedirlo. 31 Aquí la puerta nunca está cerrada con llave, y a nadie se le niega la más mínima petición ni su necesidad más apremiante. 32 No hay enfermedad14 que no esté ya curada, carencia que no haya sido satisfecha, necesidad que no haya sido llenada en este tesoro dorado de Cristo.
11 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
 
12 Santidad, con mayúscula, es el Estado de perfecto Amor o Espíritu Santo que —como Alma, unificada con TODAS las demás Almas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios— vivimos con Dios en perfectas Paz y Alegría, en el eterno Presente de Su Unicidad. En minúscula, santidad es la experiencia en mi fuero interno del reflejo aquí de ese Estado. Ver T1.1.31 [42] a [44], T2.2 [45], T5.4 [23], T14.5, L36, L37, L39
 
13 El Espíritu Santo envía impulsos milagrosos a nuestro subconsciente, del cual emergen a nuestra mente acertada o espíritu, entre otros, como impulsos compasivos, caritativos, de compartir, de amistad desinteresada, de verdadera empatía, de verdadero Amor…, y constituyen en este mundo, el único reflejo de la eterna Realidad. Ver T1.1.28 [36 a 38], T4.7 [88]
 
14 La enfermedad de todas las enfermedades, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es la separación de Dios y todas las secuelas que ésta trajo consigo. Además, se quiere creer que Dios no tuvo ni tiene nada que ver con ella, ni con la hechura del tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen, ni con lo que ocurre a diario en el Cosmos, ya que nuestra verdadera Realidad —como las Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, que verdaderamente somos— es la de ser el Hijo único de Dios, en el eterno Presente de Su Unicidad. En cambio, cuando pensamos con el ego —que es lo que hacemos habitualmente— creemos que nuestra realidad es todo lo que percibimos con él, incluyendo las cosas aparentemente buenas y malas y, dentro de las malas, las enfermedades psíquicas y físicas, y finalmente la muerte. Ver T9.11, T27.6, T28.4, L136, M5.2, M5.3.3
L E C C I Ó N 159
pár 7-8
L159.7 33 Aquí recuerda el mundo15 lo que se perdió cuando fue hecho16. 34 Pues aquí es reparado, rehecho como nuevo, pero bajo otra luz. 35 Lo que estaba destinado a ser la morada del pecado17 se convierte ahora en el centro de la redención18 y en el centro de la compasión, donde los que sufren son curados y se les da la bienvenida. 36 A nadie le será negada la entrada a este nuevo hogar donde su salvación19 le aguarda. 37 Nadie le parece extraño. 38 Nadie le pide nada salvo el presente de la aceptación de su bienvenida.

L159.8 39 La visión de Cristo es la tierra santa en la que las azucenas del perdón echan raíces. 40 Ése es su hogar. 41 Desde ahí se pueden llevar de vuelta al mundo, pero nunca podrán crecer en sus tierras estériles y superficiales. 42 Tienen necesidad de la luz y del calor, así como del cariñoso cuidado que la caridad de Cristo les provee. 43 Necesitan el Amor con el Que Él las mira. 44 Y se convierten en Sus emisarias, las cuales dan tal como recibieron.
15 … tú que pensabas todo el tiempo con el ego y que, ahora, piensas a menudo con el Espíritu santo…
 
16 … como secuela de la separación
 
17 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver T27.9 [82]
 
18 La redención es lo que pone fin a la crucifixión del Hijo de Dios cuando, pensando con el Espíritu Santo, perdonamos al otro y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo. Ver T12.3, M28
 
19 … como estado: La salvación: 1) es haber aprendido a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego y, así, haber liberado la fuerza de Dios en nosotros que está reverberando en todo lo que pensamos o hacemos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— haber reconocido en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es haber aprendido lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es haber buscado y hallado en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es haber aprendido a dar paz y haber obtenido paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Ver T11, T22, T31, L39, LTe.2 (-L231)
L E C C I Ó N 159
pár 9-10
L159.9 45 Toma lo que quieras de Su depósito, para que sus tesoros puedan multiplicarse. 46 Las azucenas no abandonan su hogar cuando se traen al mundo. 47 Sus raíces siguen aún allá20. 48 No abandonan su fuente, sino que llevan su beneficencia consigo y convierten al mundo en un jardín como aquel del que vinieron al que retornarán con una fragancia todavía mayor. 49 Ahora son doblemente benditas. 50 Los mensajes que trajeron de Cristo21 han sido entregados y regresados a ellas. 51 Y ellas los llevan gustosamente de vuelta a Él.

L159.10 52 Mira el caudal de milagros desplegados ante ti para que los des. 53 ¿No eres acaso merecedor de esos mismos dones cuando Dios dispuso que te fuesen dados? 54 No juzgues22 al Hijo de Dios, sino sigue el camino que Dios ha señalado. 55 Cristo ha soñado el sueño de un mundo perdonado. 56 Ése es Su don, por medio del cual puede tener lugar una afable transición de la muerte a la Vida23, de la desesperación a la esperanza. 57 Permitámonos por un instante soñar con Él. 58 Su sueño nos despierta a la Verdad24. 59 Su visión nos da los medios para regresar a nuestra eterna Santidad en Dios, que nunca perdimos.
20 … en la Respuesta de Dios a la separación: al Espíritu santo.
 
21 … los impulsos milagrosos
 
22 El Juzgar, cuando pensamos con el ego, es el complemento de su percepción para sobrevivir en la realidad de este mundo: Nuestros sentidos nos informan de lo que perciben, información que interpretamos y juzgamos, para luego decidir qué es lo que nos conviene hacer o no al respecto. Pero, según el Curso, juzgar no es nuestra función, sino que pertenece al Espíritu Santo, cuya percepción acertada en nuestro espíritu, nos lleva al conocimiento. En efecto, después de haber aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado al otro y extendido los milagros sugeridos por el mismo Espíritu Santo, sabremos qué hacer en toda circunstancia para tratar de ser aquí —lo más posible— un reflejo de nuestra verdadera Identidad. Ver T3.8, T4.5 [64], T29.10 [62]-[63], M10, M15
 
23 La Vida, con mayúscula, es la única Vida que realmente existe, pues fue creada por Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que todos, sin excepción, como Almas perfectas unificadas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios, Que es Uno con Su Padre en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, vida quiere decir nuestra vida aquí, sea como reflejo de Nuestra Vida eterna cuando pensamos con el Espíritu Santo o, de acuerdo con las leyes de este mundo, cuando pensamos con el ego. Ver T4.4 [48], T6.6.1 [61], T23.5, L167
 
24 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y, con la visión de Cristo, haber experimentado que su Alma y La tuya son Una, conjuntamente con todas las demás Almas. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5


Un Curso Sobre Milagros
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TEXTO
Capítulo 14
LLEVAR LAS ILUSIONES
HASTA LA VERDAD

T14.4 PERCIBIR SIN
ENGAÑO pár 24-37
T14.4 [24] 1 ¿Qué es lo que quieren? 2 Luz u oscuridad, conocimiento1 o ignorancia son de ustedes, pero no los dos a la vez. 3 A los opuestos hay que juntarlos en vez de mantenerlos separados. 4 Pues su separación sólo existe en vuestra mente y, como ustedes, se reconcilian al unirse2. 5 En la unión, todo lo que no es real tiene que desaparecer, pues la Verdad es unión. 6 Así como la oscuridad desaparece ante la luz, igualmente la ignorancia se desvanece cuando el conocimiento despunta. 7 La percepción3 es el medio por el cual se lleva la ignorancia ante el conocimiento. 8 Pero para que esta percepción tenga lugar tiene que estar desprovista de engaño4, pues de otra manera se convierte en mensajero de la ignorancia, en vez de en ayudante en la búsqueda de la Verdad.
1 Conocimiento, con mayúscula, es lo que saben todas nuestras Almas perfectas y eternas, Unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Almas que están compartiendo con Dios, en perfectas paz y alegría, Su Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de Su Unicidad. En minúscula, conocimiento, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es lo que experimentamos en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro, con cuya Alma, La mía, ahora, es una; es saber que esa experiencia es el reflejo aquí del eterno Conocimiento. Y cuando pensamos con el ego, es lo que se puede llegar a conocer en este mundo, de acuerdo con sus leyes. Ver T3.5 [35] y [37], T25.4 [25]
 
2 … aquí, en el reflejo de la Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
 
3 Percepción: En el eterno Presente de la Unicidad de Dios —Que es donde realmente estamos todos como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único, Quien es Uno con Su Padre— la percepción no existe, porque el Conocimiento nos hace saber y experimentar que Todo es Uno y, por consiguiente, no hay nada que percibir. Pero en la separación, cuando pensamos con el ego, la percepción es el proceso fundamental para sobrevivir por el cual nuestra razón, lógica y sentido común interpretan, juzgan, seleccionan y evalúan la información recibida por nuestros sentidos de la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. El Curso la define como "Percepción equivocada". Y, cuando habiendo decidido pensar con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo, estudiado y aplicado al menos una vez las Lecciones del Curso, nuestra "Percepción verdadera" gradualmente nos va a llevar al mundo real —que es la meta del Curso—donde, en nuestro fuero interno, experimentaremos el reflejo aquí de la Unicidad de Dios, donde sólo hay Amor, paz y alegría. Ver T3.4, T3.5, T10.7, T13, T14.6 [46], L134, M5.3.1, M19.5
 
4 … es decir, la percepción verdadera,
T14.4 PERCIBIR SIN
ENGAÑO
pár 25
T14.4 [25] 9 La búsqueda de la Verdad no es más que un examen sincero de todo lo que La obstaculiza. 10 La Verdad es5. 11 No se puede perder, ni buscar ni encontrar. 12 Se encuentra ahí, dondequiera que estén, pues está en ustedes. 13 Aun así, pueden reconocerla o pasarla por alto, considerarla real o falsa. 14 Si La ocultan, se vuelve irreal para ustedes por haberla ocultado y rodeada de miedo. 15 Bajo cada piedra angular de miedo sobre la que han erigido vuestro sistema de creencias demente, yace oculta la Verdad. 16 Pero no lo pueden saber, pues al ocultar la Verdad en el miedo no ven razón alguna para creer que mientras más miren al miedo menos lo verán y más claro se les hará lo que oculta.
5 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y, con la visión de Cristo, haber experimentado que su Alma y La tuya son Una, conjuntamente con todas las demás Almas. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5 
T14.4 PERCIBIR SIN
ENGAÑO
pár 26-30
T14.4 [26] 17 Es imposible convencer a los que no saben de que realmente saben. 18 Desde su punto de vista, no es verdad. 19 No obstante, sí lo es porque Dios lo sabe. 20 Éstos son puntos de vista claramente opuestos sobre qué son los que "no saben". 21 Para Dios, no conocer es algo imposible, 22 por consiguiente no es un punto de vista, sino simplemente una creencia en algo que no existe. 23 Ésta es la única creencia que sustentan los que no saben, y por eso se equivocan con respecto a sí mismos. 24 Se han definido a sí mismos como si no hubiesen sido creados. 25 Pero su creación no fue un punto de vista sino, al contrario, una certeza. 26 La incertidumbre llevada a la certeza no deja lugar a ninguna convicción sobre lo que es la realidad.

T14.4 [27] 27 Deben haberse dado cuenta de que hemos puesto énfasis en llevar lo indeseable a lo deseable, y lo que ustedes realmente no quieren a lo que realmente sí quieren. 28 Se darán cuenta de que ésta es la manera de alcanzar la salvación si se detienen a considerar lo que es la disociación. 29 La disociación es un proceso de pensamiento distorsionado en el que se mantienen dos sistemas de creencias que no pueden coexistir. 30 Se ha admitido que, si se pusieran uno al lado del otro, resultaría imposible aceptarlos conjuntamente. 31 En cambio, si uno de ellos se mantiene oculto del otro, su separación parece mantener vigentes a ambos y que parezcan ser igualmente reales. 32 Por consiguiente, la unión de los dos se convierte en motivo de miedo pues, si se encuentran, habrá que dejar de aceptar a uno de ellos.

T14.4 [28] 33 No pueden ciertamente quedarse con los dos, pues cada uno niega al otro. 34 Si los mantienen separados, este hecho se pierde de vista, pues al estar en lugares separados pueden dotar a cada uno de una firme creencia. 35 Pero colóquenlos uno al lado del otro, y el hecho de su absoluta incompatibilidad resultará evidente de inmediato. 36 Uno de los dos tendrá que desaparecer porque se verá al otro en ese mismo lugar. 37 La luz no puede penetrar la oscuridad cuando una mente cree en la oscuridad y se niega a abandonarla. 38 La Verdad no lucha contra la ignorancia, ni el Amor ataca al miedo. 39 Lo que no necesita protección no se defiende a sí mismo. 40 Las defensas fueron hechas por ustedes. 41 Dios no sabe de ellas. 42 El Espíritu Santo las usa en favor de la Verdad, sólo porque las hicieron para ir en contra de Ella. 43 La percepción que, de acuerdo con Sus propósitos, Él tiene de ellas, simplemente las transforma en un llamamiento a favor de Lo que han atacado con ellas.

T14.4 [29] 44 Las defensas, al igual que todo lo demás que ustedes hicieron, tienen que ser tranquilamente transformadas en algo para su propio bien, traducidas por el Espíritu Santo de medios de autodestrucción a medios de conservación y liberación. 45 Su tarea es imponente, pero el poder de Dios está con Él. 46 Por consiguiente, realizarla es algo tan fácil para Él, que logró realizarla en el mismo instante en que Le fue encomendada para ustedes. 47 No se demoren en regresar a la paz pensando cómo podrá el Espíritu Santo realizar Lo que Dios Le encomendó. 48 Dejen eso en Sus manos, Él sabe Lo que hace. 49 No se te pide que realices por ti mismo tareas de tal magnitud. 50 Se te pide únicamente que hagas lo poco que Él te sugiere que hagas, confiando tan sólo en que si lo pide, es porque lo puedes hacer. 51 Verás cuán fácil será lograr todo lo que Él te pida.

T14.4 [30] 52 El Espíritu Santo sólo te pide esto: que lleves ante Él todos los secretos que Le hayas ocultado. 53 Ábrele todas las puertas y pídele que entre en la oscuridad y que la desvanezca con Su luz. 54 En el momento que Lo invites entrará con agrado. 55 Y llevará la luz a la oscuridad si Le das acceso a ella. 56 Pero lo que ocultas, Él no lo puede ver. 57 Él ve por ti, pero a menos que mires con Él, Él no podrá ver. 58 La visión de Cristo no es para el uso exclusivo del Espíritu Santo, sino para que la use conjuntamente contigo. 59 Por consiguiente, llévale todos tus pensamientos oscuros y secretos y examínalos con Él. 60 Él tiene en Sus manos la luz y tú la oscuridad. 61 Éstas no pueden coexistir cuando las miran los dos conjuntamente. 62 Su juicio tiene necesariamente que prevalecer, y Él te lo pasará a medida que unas tu percepción a la Suya. 63 Unirte a Él para ver es la manera de aprender a compartir con Él la interpretación de la percepción que conduce al conocimiento.
T14.4 PERCIBIR SIN
ENGAÑO
pár 31-32
T14.4 [31] 64 Solo, no puedes ver. 65 Compartir la percepción con El Que Dios te ha dado6 te enseña a reconocer realmente lo que ves7. 66 Es darte cuenta de que nada de lo que ves significa algo por sí solo. 67 Ver con Él te mostrará que todo significado, incluyendo el tuyo, proviene no de una doble visión sino de la tranquila fusión sin tensión de todas las cosas en un solo significado, una sola emoción y un solo propósito. 68 Dios tiene un solo Propósito, el Cual comparte contigo. 69 La visión única que te ofrece el Espíritu Santo te traerá8 esa Unicidad a tu mente con una claridad y una luminosidad tan intensas, que por nada del mundo querrás rechazar lo que Dios quiere que sea tuyo. 70 He aquí tu9 voluntad, acéptala porque es La Suya, rodeada de Su Amor, Que es como el tuyo10. 71 ¡Que todo honor sea tuyo por medio del Espíritu Santo, y que, por medio de Él, sea de Dios!

T14.4 [32] 72 En las tinieblas, has oscurecido la gloria que Dios te dio, así como el poder que Él dotó a Su Hijo libre de culpa. 73 Todo eso yace oculto en cada lugar oscuro envuelto en culpa y en la oscura negación de la inocencia11. 74 Detrás de las puertas oscuras que has cerrado no hay nada, porque nada puede realmente opacar el don de Dios. 75 El haber cerrado las puertas es lo que te impide reconocer el poder12 de Dios que brilla en ti. 76 No destierres el poder de tu mente, y deja que todo lo que quiere ocultar tu gloria sea llevado ante el juicio del Espíritu Santo, para que allí sea deshecho. 77 A quien Él quiere salvar para la gloria, es realmente salvado para ella. 78 Él ha prometido al Padre que por Su intermedio serías liberado de la insignificancia y llevado a la gloria. 79 Él es completamente fiel a lo que prometió a Dios, pues compartió con Él la promesa que Le fue dada para compartirla contigo.
6 … el Espíritu Santo, Su Respuesta a la separación,
 
7 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna fusionada con La mía como Una, fusión unitaria que incluye a todas las Almas, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
 
8 … el reflejo aquí de
 
9 … verdadera
 
10 … pero sólo cuando estás pensando con el Espíritu Santo.
 
11 … del Hijo único de Dios, Quien realmente somos todos como Almas perfectas y eternas, Uno en Cristo, Quien es ese Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre y Creador.
 
12 Poder, con mayúscula, significa el Poder de Dios para crear o amar en el Cielo, un Poder que también dio a Su Hijo de manera que pudieran crear conjuntamente como Uno. En minúscula, poder —si estás pensando con el ego— significa el poder físico y/o psicológico del ego para hacer cosas y, si en vez, estás pensando con el Espíritu Santo, poder quiere decir el reflejo aquí del Poder de crear o amar de Dios y de Su Hijo. Ver T2.1 [15], T4.5 [63], T7.4 [24] y [25], T27.4
T14.4 PERCIBIR SIN
ENGAÑO
pár 33-34
T14.4 [33] 80 Él la sigue compartiendo, para Ti13. 81 Todo lo que prometa algo diferente, grande o pequeño, sin que importe su mucho o poco valor, Él lo reemplazará con la única promesa que Le fue dada para que la depositara sobre el altar a tu Padre y a Su Hijo14. 82 No hay ningún altar a Dios que no incluya a Su Hijo. 83 Y nada que se lleve ahí que no sea igualmente digno de Ambos será reemplazado por presentes que sean completamente aceptables para el Padre y para el Hijo. 84 ¿Puedes acaso ofrecer culpa a Dios? 85 Entonces, tampoco la podrás ofrecer a Su Hijo. 86 Pues Ellos no están separados, y los presentes que se hacen a uno se hacen al otro.

T14.4 [34] 87 No conoces a Dios porque desconoces esto. 88 Aunque realmente sí conoces a Dios y esto también. 89 Todo esto se encuentra a salvo en tu fuero interno, donde brilla el Espíritu Santo. 90 Él no brilla donde hay división sino en el lugar de encuentro donde Dios, unido a Su Hijo, habla a Su Hijo por medio de Él. 91 La comunicación entre Lo que no se puede dividir no puede cesar. 92 El santo lugar de encuentro del Padre —Que no se ha separado— y de Su Hijo se encuentra en el Espíritu Santo y en Ti15. 93 Aquí, toda interferencia en la comunicación que Dios Mismo quiere tener con Su Hijo es completamente imposible. 94 Sin interrupciones ni vacíos, el Amor fluye constantemente entre Padre e Hijo, tal como Ambos quieren que sea. 95 Y, por tanto, así es.
13 … como Cristo Que realmente eres, y en Quien todos, como Almas perfectas y eternas, somos Uno.
 
14 … el otro, los demás, con quienes ahora eres uno en Cristo.
 
15 Ti, con mayúscula, quiere decir Tú, como el Alma perfecta y eterna Que, conjuntamente con todas las demás Almas, están unificadas como Una en Cristo, sencillamente, porque al ser todas igualmente perfectas y eternas, son la misma cosa, es decir, son el Hijo único de Dios Que realmente somos. En minúscula, ti, cuando decides pensar con el Espíritu Santo y has: aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado, extendido milagros y entablado relaciones santas, eres el reflejo aquí de Cristo; y cuando piensas, percibes y actúas con el ego —como lo haces habitualmente— te identificas con él. Ver T8.4 [20], T23
T14.4 PERCIBIR SIN
ENGAÑO
pár 35-37
T14.4 [35] 96 No permitan que sus mentes vaguen por corredores oscuros, lejos del centro de la luz. 97 Pueden decidir alejarse uno del otro16, pero sólo podrán volver a unirse mediante el Guía que les fue designado. 98 Él los guiará con toda seguridad donde Dios y Su Hijo esperan que ustedes Los reconozcan. 99 Ellos están unidos para darles el don de la Unicidad, ante la Cual desaparece toda separación. 100 Únanse con lo que realmente son. 101 No pueden unirse realmente a nada que no sea la Realidad. 102 La gloria de Dios y de Su Hijo les pertenece en la Verdad. 103 Ellos no tienen opuesto, y no hay ninguna otra cosa que ustedes puedan otorgarse a sí mismos.

T14.4 [36] 104 No existe substituto para la Verdad. 105 Y la Verdad hará que esto les resulte evidente, a medida que sean llevados al lugar donde han de encontrarse con Ella. 106 Y ahí tendrán que ser guiados, mediante una afable comprensión que no les llevará a ninguna otra parte. 107 Donde Dios está, allí están ustedes17. 108 Ésa es la Verdad. 109 Nada puede cambiar el Conocimiento que Dios les dio en una inexistencia de conocimiento. 110 Todo Lo que Dios creó conoce a Su Creador. 111 Pues así es como el Creador y Sus creaciones realizan la Creación. 112 En el santo lugar de encuentro se unen el Padre y Sus Creaciones, conjuntamente con las creaciones de Su Hijo. 113 Hay un solo Eslabón18 que los une a todos, y que los mantiene realmente en la Unicidad, en la Cual tiene lugar la Creación.

T14.4 [37] 114 El Eslabón con el Cual el Padre se une a los que da el poder de crear como Él, nunca podrá disolverse. 115 El Mismo Cielo une a toda la Creación y, a Ésta, con Su único Creador. 116 Y el Cielo sigue siendo Lo que la Voluntad de Dios dispone para ustedes. 117 No depositen sobre sus altares otra ofrenda que no sea ésta, pues nada que no sea esto puede coexistir con el Cielo. 118 Ahí, sus pobres ofrendas se depositan junto al Don de Dios, y sólo lo que es digno del Padre será aceptado por el Hijo, a Quien va destinado. 119 A quien Dios se da a Sí Mismo, ciertamente Dios le es dado. 120 Los insignificantes regalos de ustedes desaparecerán del altar donde Él ha colocado Su Propio Don.
16 … y por tanto, de la luz,
 
17 … cuando piensan con el Espíritu Santo
 
18 … el Espíritu Santo o Amor de Dios,
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