PARA VER TODO EL CORREO HAGA
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
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La arrogancia en la que se basan las leyes
del caos no podía ser más evidente
que en lo que sale a relucir aquí.
UCSM TX 23.3 pár 23
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T23.3 [22] 19 Segunda ley del caos: la segunda ley del caos, ciertamente muy apreciada por todos los que veneran el pecado12, es que cada uno tiene necesariamente que pecar y, por consiguiente, merece que se le ataque y se le mate. 20 Este principio, estrechamente vinculado al primero, exige que los errores sean castigados y no que se corrijan. 21 Pues la destrucción del que comete el error lo coloca más allá de la corrección y más allá del perdón. 22 Así, lo que ha hecho13 se interpreta como una sentencia irrevocable contra sí mismo, la cual Dios Mismo es impotente para revocarla. 23 El pecado no puede ser perdonado, pues es la creencia de que el Hijo de Dios14 es capaz de cometer errores por los cuales su propia destrucción resulta inevitable.
UCSM TEXTO
CH 23 LA GUERRA
CONTRA TI MISMO
T23.3 LAS LEYES DEL CAOS
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
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P A R T E 2
¿Qué es EL PECADO? pár 1-5
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LTe.4 (-L251).1 1 Pecar es estar demente1. 2 Es el medio que hace que la mente2 pierda su cordura3 y trate de dejar que las ilusiones ocupen el lugar de la Verdad4. 3 Y, al estar loca, la mente ve ilusiones donde la Verdad debería estar, y donde realmente está5. 4 El pecado dio ojos al cuerpo pues, ¿qué van a querer ver los que están libres de pecado6? 5 ¿Qué necesidad tienen de escenas, sonidos o tacto? 6 ¿Qué van a querer oír, o alcanzar para agarrar? 7 ¿Qué van a querer percibir por los sentidos? 8 Percibir por los sentidos es no conocer. 9 Y la Verdad no puede contener sino el conocimiento7 y nada más.
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1 Demencia o locura, según el Curso, es el sistema de pensamiento del ego que parte de la creencia que la realidad es la del tiempo y del espacio, regidos por las leyes de la evolución y escasez, que percibimos con nuestros sentidos y entendemos con nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76]
2 La Mente, con mayúscula, se refiere a la Mente o el Pensar de Dios o de Su Hijo o de Cristo, y representa el agente que activa al Alma (o Espíritu), aportándole su energía creadora o Amor. En la separación, la mente del Hijo separado parece tener tres partes: 1) El espíritu, que es la parte que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo, Quien se nos manifiesta por medio de impulsos amorosos y revelaciones; 2) el ego, que recibe del ego primario en la fuente de la separación, los impulsos de vida y de sobrevivencia, los cuales, al ser procesados por nuestro cerebro —subconsciente o conscientemente— dan vida a nuestro cuerpo y nutren a nuestra razón, lógica y sentido común de lo necesario para defendernos y sobrevivir; y 3) el decididor, que es lo que en nosotros decide todo el tiempo si pensar con el ego —que es lo que hacemos "usualmente"— o con el espíritu. Ver T7.3, T19.2, T25.5, L45, L165
3 Cordura, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su sistema de pensamiento en nuestro espíritu, que parte de la creencia en la Verdad y, que nuestra función aquí es tratar de ser reflejos de nuestra verdadera Realidad, aceptando el Redimir para nosotros mismos, perdonando, extendiendo milagros y entablando relaciones santas para multiplicar el perdón y la extensión de milagros hasta abarcar a todos. Y, cuando pensamos con nuestro ego, la cordura es el estado mental al que llega nuestro ego por medio del razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76], T17.7 [61]
4 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber visto su Alma con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5
5 ... en el espíritu, la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo
6 ... son aquellos que en un instante santo del mundo real, habiendo perdonado totalmente a otro, han logrado ver en su fuero interior con la visión de Cristo, el Alma de ese otro que es exactamente igual a La de ellos y, por consiguiente, se han unificado en un reflejo aquí de lo que es el eterno Presente de la Unicidad de Dios…
7 Conocimiento, con mayúscula, es lo que saben todas nuestras Almas perfectas y eternas, Unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Almas que, en perfectas paz y alegría, están compartiendo con Dios Su Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, en minúscula, conocimiento es lo que experimentamos en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y unir como Una, su Alma con La mía, es saber que esa experiencia es el reflejo aquí del eterno Conocimiento. Y cuando pensamos con el ego, es lo que se puede llegar a conocer en este mundo, de acuerdo con sus leyes. Ver T3.5 [35] y [37], T25.4 [25]
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¿Qué es EL PECADO?
pár 2
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LTe.4 (-L251).2 10 El cuerpo8 es el instrumento que la mente hizo en sus esfuerzos por engañarse a sí misma9. 11 Su propósito es luchar10. 12 No obstante, la meta de luchar puede cambiar. 13 Si cambia, ahora el cuerpo se pone al servicio de otro objetivo por el cual luchar11. 14 Lo que persigue ahora está determinado por el objetivo que la mente escogió para reemplazar a la meta del autoengaño. 15 La Verdad puede ser su objetivo tanto como las mentiras12. 16 Si apunta a la Verdad, los sentidos buscarán testigos de lo que es13 verdadero.
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8 El cuerpo—cuando pensamos con el ego— es su encarnación, regido por las leyes de este mundo y constituye la prueba viviente de que este mundo es real y de que estamos evidentemente separados de Dios y unos de otros. Pero cuando pensamos con el Espíritu Santo, el cuerpo es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno, y como el Hijo único de Dios que realmente somos, extendemos nuestra mano para tomar la de nuestro hermano y ayudarlo a caminar el sendero con él. Ahora nuestros cuerpos se han vuelto santos y nuestras mentes unidas y acertadas sirven para curar las mentes equivocadas que sólo sabían de vida efímera y de muerte. Ver T1.1.51 [86], T2.2 [45], T2.3 [53], T2.3 [56], L161.4, LTe.5 (-L261)
9 … que empezó cuando en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, se adentró una diminuta idea alocada, de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. A causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales tales como, entre otras cosas, la hechura del tiempo y del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la pizca de polvo cósmico que llamamos Tierra y, sobre ella, nuestro cuerpo individual separado de los demás cuerpos y compitiendo interminablemente con ellos…Ver T27.9 [82]
10 … ante todo por la sobrevivencia que le dicta el instinto según las leyes de la evolución y de la escasez
11 La meta del Curso: es aprender a pensar, percibir y actuar cada vez más con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego, de manera de liberar la fuerza de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos o hagamos; es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— reconocer en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; es liberarnos del pensar del ego para poder regresar a la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor Que eternamente Se profesan Uno a Otro, extendiendo así la Creación; es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T17.7, T17.8, T22.7 [51], T31.2 [23], L127.6, L131.2
12 … dependiendo con quién decida pensar: el Espíritu Santo o el ego?
13 … aquí, realmente, reflejo de lo
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P A R T E 2
¿Qué es EL PECADO?
pár 3
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LTe.4 (-L251).3 17 El pecado es la morada de todas las ilusiones14, que representan únicamente cosas imaginadas, procedentes de pensamientos que no son verdaderos. 18 Las ilusiones constituyen la "prueba" de que lo que no posee Realidad15 es real. 19 El pecado "prueba" que el Hijo de Dios es malvado; que el eterno Presente tiene que tener un final y que la Vida eterna tiene necesariamente que morir. 20 Y Dios Mismo ha perdido al Hijo que ama, quedándole sólo la putrefacción para completarse; Su Voluntad derrotada por siempre por la muerte; el Amor asesinado por el odio y la paz perdida para siempre.
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14 Ilusión o fantasía es todo lo "hecho" por nuestro ego primario, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba, locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Ver T8.5 [41], T16
15 La Realidad, con mayúscula, significa la infinita y eterna Unicidad de Dios, en la Cual, todos nosotros, sin excepción, cual Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, somos Uno con Nuestro Padre, compartiendo con Él Su Amor, el Espíritu Santo. Algunos de sus sinónimos son: Cielo, Eternidad, Reino, Reino de los Cielos, Universo. En minúscula, realidad significa la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez que hicimos, realidad en la que habitualmente creemos, percibimos, pensamos y actuamos con el ego. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, estudiamos y aplicamos el Curso, podemos trascender esta realidad en nuestro fuero interno, ingresando al mundo real, que es el reflejo aquí de la eterna Realidad. Ver T8.10, T11.4, T11.9, T18, T30.9
16 … la mente afectada por
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P A R T E 2
¿Qué es EL PECADO?
pár 4
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LTe.4 (-L251).4 21 Los sueños de un loco atemorizan y el pecado, ciertamente, parece aterrar. 22 Y, sin embargo, lo que16 el pecado percibe no es sino un juego de niños. 23 Puede que el Hijo de Dios juegue a haberse convertido en un cuerpo que es presa del mal y de la culpa17, con apenas una insignificante vida que acaba en la muerte. 24 Pero, durante todo este tiempo, Su Padre ha seguido derramando Su Luz18 sobre Él y Lo quiere con un eterno Amor que las ficciones del Hijo no pueden alterar en absoluto.
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17 En el Cielo, según el Curso, no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con todas nuestras Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, donde reina la imperfección de los cuerpos regidos por las leyes de la evolución y escasez, cuando pensamos con el ego, la culpa es el sentimiento de no haber estado a la altura de las circunstancias, o de haber faltado contra normas generalmente cambiantes que rigen nuestras vidas. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo y aceptar el Redimir para nosotros mismos, queremos creer que realmente no somos cuerpos sino Almas creadas por Dios a Su Semejanza y, por lo tanto, nunca nos separamos de nuestro Padre y Creador. Además, mediante la visión de Cristo, ahora vemos a las faltas que antes juzgábamos como imperdonables, como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros y, de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos: el Hijo único, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo, como era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
18 Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
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P A R T E 2
¿Qué es EL PECADO?
pár 5
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LTe.4 (-L251).5 25 ¿Hasta cuándo, oh Hijo de Dios, vas a seguir jugando a pecar? 26 ¿Acaso ya no es hora de guardar esos juguetes de aristas afiladas? 27 ¿Cuánto tiempo más vas a tardar en prepararte para regresar a Casa19? 28 ¿Tal vez hoy mismo? 29 El pecado no existe. 30 La Creación20 sigue inmutable. 31 ¿Aún vas a querer atrasar tu regreso al Cielo? 32 ¿Hasta cuándo, oh santo Hijo de Dios, hasta cuándo?
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19 Casa, con mayúscula, es sinónimo del Cielo, Realidad, Unicidad, etc. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, casa es el espíritu, la parte de nuestra mente separada que aún se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo; y cuando pensamos con el ego, es la morada de nuestro cuerpo. Ver T5.5 [42]-[43], T9.8 [65], T10.4 [24], T11 [103]
20 La Creación, con mayúscula, en el Cielo, es la suma de todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros, como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de Su Unicidad o Realidad. Dios no creó más nada. Por eso, Allá, la realidad del ego que percibimos aquí con nuestros sentidos, realmente, no existe. Aquí, las creaciones, en minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son las que producimos —cuando perdonamos al otro, a los otros, y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo— como un reflejo de las Creaciones que creamos como Uno con y en Dios, en el Cielo. Y, cuando pensamos con el ego —según el Curso— no "creamos" sino que "hacemos," de acuerdo con las leyes de este mundo. Ver T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (-L321)
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
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L E C C I Ó N 255
Decido pasar este día
en perfecta paz.
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L255.1 1 No me parece que pueda decidir hoy otra cosa que tener paz. 2 Y sin embargo, mi Dios me asegura que Su Hijo es semejante a Él. 3 Hoy tendré fe1 en Aquel Que afirma que soy el Hijo de Dios. 4 Y que la paz que hoy decido tener dé testimonio de la Verdad de Sus Palabras. 5 El Hijo de Dios no puede tener preocupaciones y realmente tiene que morar por siempre en la paz del Cielo2. 6 En su nombre, dedico este día a encontrar lo que Mi Padre quiere para mí, aceptarlo como propio y extenderlo a todos Sus Hijos, incluyéndome a mí.
L255.2 7 Padre mío, así quiero pasar este día Contigo. 8 Tu Hijo no Te ha olvidado. 9 La paz que le diste sigue estando en su mente, y es ahí donde decido pasar este día.
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1 Tener fe es creer en algo que nuestros sentidos no pueden verificar pero que pensamos que es verdad, porque nos lo asegura una autoridad en la materia en la que confiamos o, porque lo deducimos de nuestras propias experiencias. Las leyes de la evolución y de la escasez que rigen este mundo hacen que, para sobrevivir, el hombre racional actúe con egoísmo, aunque a veces, le dé por actuar irracionalmente con altruismo. A los actos de altruismo, el Curso los llama "milagros" y, además, nos propone que tengamos fe en que aquí, constituyen el reflejo del eterno Amor de Dios que inunda nuestros corazones. Basados en esa experiencia trascendente, el Curso nos propone deducir que ese Dios amoroso existe, es perfecto y eterno, y que, en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos a Su Semejanza, Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien es Uno en el eterno Presente de Su Unicidad. En Ésa, Su Realidad, Dios no creó más nada y, por eso, Allá, la realidad del ego —que nuestros sentidos perciben— no existe. Ver T17.7, T17.8, T19.1, T19.2, T21.4, L327
2 En esto radica aquí, la paz de Dios: 1 Aquiétate un instante y olvídate de todas las cosas que alguna vez aprendiste, de todos los pensamientos que tuviste, y de todas tus ideas preconcebidas acerca de lo que las cosas significan y de cuál es su propósito. 2 Olvídate de tus propias ideas acerca del propósito del mundo, pues no sabes realmente cuál es. 3 Deja que toda imagen que tengas sobre cualquier persona se desprenda de tu mente y desaparezca. 4 Sé inocente de todo juicio, no prestes atención a ningún pensamiento, bueno o malo, que alguna vez haya cruzado tu mente con respecto a alguien. Ahora no lo conoces realmente, Lo viejo se derrumbará ante lo nuevo, sin que te le opongas o lo apoyes. 5 Ninguna de las cosas que pensabas que eran valiosas, y que requerían de tu cuidado, serán atacadas. 6 Tampoco se atacará tu deseo de oír un llamamiento que realmente nunca se hizo. 7 Nada te hará daño en este santo lugar, donde vienes a escuchar en silencio y a aprender que lo que realmente quieres es la Verdad. 8 No se te pedirá que aprendas más que esto. 9 Pero, a medida que lo escuches, comprenderás que lo único que tienes que hacer es desprenderte de los pensamientos que realmente no querías, y que nunca fueron verdaderos. Ver T31.1 [12], T31.2 [22]0
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
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Capítulo 23
LA GUERRA CONTRA
TI MISMO
T23.3 LAS LEYES
DEL CAOS pár 19-31
[LA LECTURA DE TEXTO REANUDARÁ EL LUNES]
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T23.3 [19] 1 Las "leyes" del caos pueden sacarse a la luz1, pero nunca se comprenderán2. 2 Las leyes caóticas apenas tienen sentido y, por consiguiente, se encuentran fuera de la esfera de la Razón3. 3 No obstante, aparentan ser un obstáculo para la Razón y la Verdad4. 4 Así pues, analicémoslas detenidamente, para que podamos ver más allá de ellas y comprender lo que son5, y no lo que quieren probar6. 5 Es esencial que se entienda para qué sirven, porque su propósito es que lo que se haga no tenga significado7 y se ataque a la Verdad. 6 Éstas son las leyes que rigen el mundo que ustedes hicieron8. 7 Y, sin embargo, al no gobernar nada9, no necesitan violarse; solamente observarlas e ir más allá de ellas.
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1 Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
2 … mientras estemos pensando con el Espíritu Santo, que sólo sabe de Amor, compasión y compartir.
3 Razón, con mayúscula, en la eterna Unicidad, es: 1) el Pensamiento de Amor de Dios o Espíritu Santo Que Dios comparte con nosotros como Almas Una en Cristo, Su único Hijo; y 2) a veces, es sinónimo del Espíritu Santo. Aquí, en minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, razón, es nuestro pensar con Él, que quiere ser el reflejo de ese eterno Pensamiento de Amor por medio del perdón y la extensión de milagros; y, cuando pensamos con el ego, se refiere a nuestro pensar con el ego que se basa en la racionalidad, lógica y el sentido común que derivamos de la percepción de las causas y efectos según las leyes de este mundo. Ver T21.6, T21.7, T22.4, L192.7, M10.4
4 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber unificado su Alma con La tuya en Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5
5 Ilusión o fantasía es todo lo "hecho" por nuestro ego primario, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba, locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Ver T8.5 [41], T16,
6 … que la realidad del ego es la que es real y no la Realidad que nos propone el Autor del Curso.
7 Significado, con mayúscula es, en el eterno Presente de la Unicidad, el de la relación de Amor de Dios con Nosotros, como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en perfectas paz y alegría. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, significado es el reflejo aquí de ese eterno Significado y, cuando pensamos con el ego, es el significado que damos aquí a nuestra existencia separada, según las leyes de este mundo. Ver T2.2 [21], T2.6, T7.5 [26], T7.6 [46], T30.8, L14]
8 … con su ego: El ego es —en el eterno Presente de la de la Unicidad de Dios, donde nuestras Almas perfectas están unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo—el pensar individual que adentró la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Dios, y crear por su cuenta. Al haber el Hijo olvidado reírse de su locura, ésta se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos reales, tales como "hacer" el tiempo, el espacio, y todo lo que estos contienen, regidos por las leyes de la evolución y de la escasez; es la substitución de la Verdad por la ilusión, de lo Infinito por lo temporal, de la Vida por la muerte, de la Completitud por la fragmentación; es la voluntad egoísta opuesta a la Voluntad de Amor de Dios; es la otra parte de nuestra mente que cree ser una mente individual y egoísta, oculta dentro de un trocito de barro, separada de las demás mentes, contra las cuales, en relaciones especiales, compite caótica e interminablemente hasta la muerte del cuerpo. Ver T3.6, T4.3, T4.6, T10, LTe.12 (-L331)
9 … porque la realidad del ego no fue creada por Dios, por lo tanto, realmente no existe en el Cielo, Que es Donde todos —como Almas perfectas y eternas— realmente estamos, Uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre y Creador en la eterna Unicidad
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T23.3 LAS LEYES
DEL CAOS
pár 20
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T23.3 [20] 8 Primera ley del caos: la primera ley caótica es que la verdad es diferente para cada persona. 9 Al igual que todos los demás principios de estas leyes, éste mantiene que cada uno anda por su cuenta, con su propia manera de pensar que lo diferencia de los demás. 10 Este principio se deriva de la creencia de que en las ilusiones hay una jerarquía: algunas son más importantes que otras y, por consiguiente, verdaderas. 11 Cada uno establece eso para sí mismo, y lo hace verdadero atacando lo que otro valora. 12 Y esto se justifica porque los valores difieren y los que los hacen suyos parecen ser diferentes y, por consiguiente, enemigos.
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T23.3 LAS LEYES
DEL CAOS
pár 21-22
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T23.3 [21] 13 Fíjense en cómo esto parece interferir con el primer principio de los milagros. 14 Pues establece grados de la Verdad entre las ilusiones, haciendo que algunas parezcan ser más difíciles de superar que otras. 15 Si fuese posible darse cuenta de que todas ellas son lo mismo e igualmente falsas, entonces sería fácil comprender que los milagros son aplicables a todas ellas. 16 Los errores de cualquier tipo pueden ser corregidos precisamente porque son falsos. 17 Cuando se llevan ante la Verdad10 en vez de uno ante el otro, simplemente desaparecen. 18 Ninguna parte de lo que11 no es nada puede ser más resistente a la Verdad que otra.
T23.3 [22] 19 Segunda ley del caos: la segunda ley del caos, ciertamente muy apreciada por todos los que veneran el pecado12, es que cada uno tiene necesariamente que pecar y, por consiguiente, merece que se le ataque y se le mate. 20 Este principio, estrechamente vinculado al primero, exige que los errores sean castigados y no que se corrijan. 21 Pues la destrucción del que comete el error lo coloca más allá de la corrección y más allá del perdón. 22 Así, lo que ha hecho13 se interpreta como una sentencia irrevocable contra sí mismo, la cual Dios Mismo es impotente para revocarla. 23 El pecado no puede ser perdonado, pues es la creencia de que el Hijo de Dios14 es capaz de cometer errores por los cuales su propia destrucción resulta inevitable.
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10 … interiormente, mediante la visión de Cristo, en un instante santo del mundo real, después de haber aceptado el Redimir para uno mismo y haber perdonado totalmente al otro o a los otros y haberles extendido los milagros sugeridos por el Espíritu Santo.
11 … realmente
12 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver T27.9 [82]
13 … al parecer ser este hecho real,
14 El Hijo único de Dios o Cristo —en Cuya única Alma, todas las Nuestras están unificadas como Una en Cristo— es Uno con Dios en Su eterna Unicidad. Nos convertimos aquí en el reflejo de Cristo cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, perdonamos totalmente al otro (s) y extendemos los milagros que nos sugiera el Mismo Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el sistema de pensamiento del ego y creemos que su realidad del tiempo y del espacio es verdadera —que es lo que hacemos "usualmente"— entonces nos convertimos en el Hijo separado de Dios. Ver T10.5, T10.8, T20.3, T29.9, L163, L191, LTE.14 (-L351)
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T23.3 LAS LEYES
DEL CAOS
pár 23-25
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T23.3 [23] 24 Piensen en las consecuencias que esto parece causar a la relación entre el Padre y el Hijo. 25 Ahora parece que nunca podrán volver a ser Uno. 26 Pues Uno siempre tendrá que ser condenado, y lo será por el Otro. 27 Ahora son diferentes y necesariamente enemigos. 28 Y su relación es de oposición, igual que los aspectos15 separados del Hijo se convergen sólo para pelear, no para unirse. 29 Si uno se debilita, el otro se fortalece con la derrota del primero. 30 Y ahora, el miedo a Dios y el que se tienen entre sí parece razonable, pues se ha vuelto real16 por lo que el Hijo de Dios se hizo a sí mismo y por lo que hizo a su Creador. 31 La arrogancia en la que se basan las leyes del caos no podía ser más evidente que en lo que sale a relucir aquí.
T23.3 [24] 32 Tercera ley del caos: he aquí un principio que pretende definir cómo debe ser el Creador de la Realidad; lo que debe pensar y lo que debe creer; y, creyéndolo, cómo debe responder. 33 Ni siquiera se considera necesario preguntarle si es verdad lo que se ha establecido que son Sus Creencias. 34 Eso Lo puede contestar Su Hijo17, y la única decisión que Le queda es aceptar la palabra de Su Hijo, o bien estar equivocado. 35 Esto lleva directamente a la tercera creencia absurda que parece hacer que el caos sea eterno. 36 Pues si Dios no puede estar equivocado, entonces tiene que aceptar lo que Su Hijo cree de sí mismo, y odiarlo por ello18.
T23.3 [25] 37 Observen cómo se refuerza el miedo a Dios por medio de este tercer principio. 38 Ahora se vuelve imposible recurrir a Él buscando ayuda en momentos de tribulación, 39 pues ahora se ha convertido en el "enemigo" Que la causó19 y ante Quien es inútil apelar20. 40 La salvación tampoco puede encontrarse en el Hijo21, ya que cada uno de sus aspectos parece estar en pugna con Dios y, además, sus ataques están justificados22. 41 Y ahora el conflicto se ha vuelto inevitable y fuera del alcance de la ayuda de Dios. 42 Y ahora la salvación23 seguirá siendo imposible, ya que el Salvador24 se ha convertido en el enemigo.
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15 … mentes y cuerpos
16 … aquí
17 … por medio, por ejemplo, de los Textos sagrados de las tres Religiones monoteístas, en las que Dios aparece como un Creador caprichoso y castigador, un Dios hecho a imagen del hombre,
18 … esta es una forma de explicar al Dios caprichoso y castigador del Antiguo Testamento, en el que, por ejemplo, a veces favorece a Su pueblo predilecto y otras veces lo castiga; en otras lo manda a matar a toda la gente, animales y matas que encuentren a su paso; etc.
19 … o la permitió, que viene a ser lo mismo,
20 … ya que nunca contesta…
21 … que —por estar pensando habitualmente con el sistema de pensamiento del ego— cree estar separado de Dios, que el tiempo y el espacio y todo lo que éstos contienen constituyen su realidad, la cual está regida por las leyes de la evolución y escasez,
22 … por las leyes de la evolución y escasez.
23 … de las tribulaciones muchas veces incomprensibles y/o injustificadas y/o injustas
24 … aquí se trata del Dios caprichoso y castigador de la Biblia. En otras partes del Curso: Salvador, con mayúscula, significa algunas veces en el Curso: Dios, el Espíritu Santo, Cristo, y Jesús. Pero, en minúscula, salvador, cuando pensamos con el Espíritu Santo, su principal significado es el otro, los otros, a quienes hemos perdonado y/o con quienes hemos formado relaciones santas. Ellos son nuestros salvadores, porque cuando finalmente vemos interiormente con la visión de Cristo el reflejo de sus Almas, los hemos curado y salvado, y al hacerlo —porque realmente somos Uno con ellos— ellos también nos han curado y salvado. Cuando pensamos con el ego, salvador quiere decir cualquier salvador de cualquier cosa. Ver T22.3 [22], T24.3, T29.4, T29.6 [36], L78.9
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T23.3 LAS LEYES
DEL CAOS
pár 26-28
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T23.3 [26] 43 No hay manera de liberarse ni de escapar. 44 Así, el Redimir25 se vuelve un mito y, la venganza —no el perdón— constituye la Voluntad de Dios. 45 Desde donde todo esto se origina, no se ve ayuda alguna que pueda tener éxito. 46 Sólo la destrucción será el resultado final. 47 Y Dios Mismo parece ponerse de parte de ella para derrotar a Su Hijo. 48 No piensen que el ego les va a permitir que encuentren un escape26 de lo que él quiere. 49 Ésa es la función de este Curso, que ciertamente no valora lo que el ego estima.
T23.3 [27] 50 Cuarta ley del caos: el ego valora únicamente lo que toma para sí27. 51 Esto conduce a la cuarta ley del caos, que, de aceptarse las anteriores, tiene que ser verdadera. 52 Esta apariencia de ley es la creencia de que lo que te has apropiado es tuyo. 53 Según esto, la pérdida de otro se convierte en tu ganancia y, por consiguiente, no reconoce que tú nunca puedes quitar nada a otro que no seas Tú Mismo28. 54 Está claro que las otras leyes tienen que conducir a esto. 55 Pues los que son enemigos no se regalan nada uno al otro de buena gana, ni procuran compartir las cosas que aprecian. 56 Y debe de valer la pena poseer lo que tus enemigos guardan fuera de tu alcance, sólo porque lo mantienen fuera de tu vista.
T23.3 [28] 57 Todos los mecanismos de la locura se hacen patentes aquí: el "enemigo" que se fortalece cuando mantiene oculto el valioso legado que debería ser tuyo; tu justificada postura y ataque por lo que se te ha negado; y la pérdida inevitable que el enemigo debe sufrir para salvarte a ti mismo29. 58 Eso hacen los culpables para protestar su "inocencia". 59 Si el comportamiento inescrupuloso del enemigo no los forzara a este vil ataque, sólo responderían con bondad. 60 Pero en un mundo despiadado, los bondadosos no pueden sobrevivir, de modo que tienen que apropiarse de todo cuanto puedan o dejar que otros se apropien de lo que es suyo30.
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25 Aceptar para sí mismo el Redimir —siempre con mayúscula— es un acto de Amor; es reconocer el Alma del que perdonamos; es haberse decidido a pensar cada vez más "nos" con el Espíritu Santo y cada vez menos "yo", "yo", "yo" con el ego; es el acto de compartir desinteresadamente; es querer creer que la separación nunca ocurrió y, por lo tanto, no somos cuerpos sino realmente las Almas perfectas y eternas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único Que Dios creó; es dejar de creer en la realidad del ego y querer creer en la Realidad, el eterno Presente de la Unicidad con Dios; es siempre una manera de escapar del miedo. Ver T2.2 [36], T2.5 [86, 103], T3.3, T5.3, L139
26 … en sus mentes
27 … física y psicológicamente
28 Tú Mismo, con mayúscula, quiere decir Tú, como el Alma perfecta y eterna Que, conjuntamente con todas las demás Almas están unificadas como Una en Cristo, sencillamente, porque al ser todas igualmente perfectas y eternas, son la misma cosa, es decir, son el Hijo único de Dios Que realmente somos. En minúscula, tú, decides pensar con el Espíritu Santo y has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado, extendido milagros y entablado relaciones santas, eres el reflejo aquí de Cristo; y cuando piensas, percibes y actúas con el ego —como lo haces habitualmente— te identificas con él. Ver T8.4 [20], T23
29 … cuerpo que crees que eres cuando piensas con tu ego.
30 … de lo que los "bondadosos" no lograron apropiarse.
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T23.3 LAS LEYES
DEL CAOS
pár 29
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T23.3 [29] 61 Quinta ley del caos: y ahora queda una vaga pregunta por contestar, que aún no ha sido "explicada". 62 ¿Qué es esa cosa tan preciada, esa perla de inestimable valor, ese secreto tesoro escondido que, con justa indignación, debe arrebatársele a éste, el más pérfido y astuto de los enemigos31? 63 Debe ser lo que siempre has querido pero nunca hallaste32. 64 Y ahora "comprendes" la razón por la cual nunca lo encontraste33. 65 Este enemigo te lo arrebató34 y lo ocultó donde nunca se te ocurriría buscar35. 66 Lo ocultó en su cuerpo36, haciendo que éste sirviese de pantalla para su culpa37, de escondite de lo que te pertenece38. 67 Ahora39 hay que destruir su cuerpo para poder poseer lo que es tuyo. 68 Su traición40 exige que muera para que tú puedas vivir. 69 Y, además, lo estás atacando únicamente en defensa propia.
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31 … el ego del otro y su sistema de pensamiento que crees que, evidentemente, te ha perjudicado. De lo que hasta ahora no te habías dado cuenta es que cuando piensas con tu ego, estás utilizando el mismo sistema de pensamiento de tu enemigo, lo cual, a tu vez, te convierte en enemigo de tu enemigo con probabilidades de conflictos futuros sin fin.
32 … ser aceptado, ser uno con todo y con todos, un impulso que te viene de lo más profundo de tu subconsciente: El residuo bendito es la memoria o reflejo que llevamos en lo profundo de nuestro subconsciente, del arropamiento del Amor de Dios a todos cual Almas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en Su eterna Unicidad. Este reflejo se nos manifiesta en nuestro fuero interno mediante impulsos caritativos, compasivos, de compartir, de amor o amistad desinteresados que de vez en cuando emergen de nuestro subconsciente, y que sólo podemos tomar en serio cuando nos ponemos a pensar con el Espíritu Santo en nuestro espíritu (o mente acertada), que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo. Ver T5.7 [60] 7, T8.5 [33], T12.3 [11], T18.11 [98], T28.2
33 … porque al seguir pensando con el ego la mayor parte de tu tiempo, has mantenido viva la separación con Dios y con las demás Almas con las Cuales realmente eres Uno en Cristo, el Hijo único de Dios en el eterno Presente de la Unicidad.
34 … a Ti, el Hijo de Dios, Cuyo reflejo aquí eres tú, pero sólo cuando piensas con el Espíritu Santo,
35 … por estar pensando con el ego y creyendo en su realidad,
36 … individual separado del tuyo y de los demás cuerpos individuales
37 … por intentar o haberte arrebatado en este mundo de la evolución y escasez lo que consideras que debe ser tuyo, pero también…
38 … realmente en unión con todas las demás Almas, Uno en Cristo, el Hijo único de Dios, a saber: el Amor de Dios.
39 … como el cuerpo que crees que eres y al seguir pensando con tu ego,
40 … según las leyes de la evolución y escasez
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T23.3 LAS LEYES
DEL CAOS
pár 30
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T23.3 [30] 70 Pero ¿qué es lo que quieres que requiere su muerte? 71 ¿Cómo puedes estar seguro de que tu ataque asesino está justificado, a menos que sepas para qué lo estás haciendo? 72 Aquí41 es donde el "último" principio del caos acude en tu "auxilio". 73 Este principio alega que hay un substituto42 para el Amor. 74 Ésta es la magia43 que va a curar todo tu dolor, el elemento que falta en tu locura para que se vuelva cuerda. 75 Ésa es la razón de que tengas que atacar. 76 He aquí lo que justifica tu venganza. 77 Mira, aquí revelado, el regalo secreto del ego, que fue arrancado del cuerpo de tu hermano, donde había sido ocultado con malicia y con odio de aquel a quien pertenece el regalo. 78 Él te quiere privar del ingrediente secreto que daría significado a tu vida. 79 El substituto del Amor, nacido de la enemistad que se tienen uno a otro, tiene que ser la salvación. 80 No tiene substituto, pues sólo hay uno. 81 Y así, usas todas tus relaciones44 con el único propósito de apropiarte de él y convertirte en su dueño.
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41 … la sexta ley del caos,
42 … que es poseer todo lo más que puedas física y psicológicamente, sólo para ti y para los que consideres en cualquier momento "los tuyos", ya que —cuando, en el eterno Presente de la Unicidad tenías (y sigues teniéndolo) Todo (el Amor de Dios) conjuntamente con todas las demás Almas como Una en Cristo— decidiste separarte de Dios para crear por tu cuenta, has creído no solamente que Dios Se negó a darte Su Amor a ti, individualmente, sino que tampoco ha querido verte ni hablar contigo aquí, como el cuerpo que crees que eres. De ahí San Juan, 1, 18: A Dios nadie lo ha visto nunca; y el "Silencio de Dios" desde Jesús en la cruz, pasando por Las Confesiones de San Agustín hasta las cartas de la Madre Teresa…
43 … de una supuesta justicia ecuánime y merecida,
44 … especiales: La relación especial, aquí: 1) Es en la que, pensando, percibiendo y actuando con nuestro ego, entablamos con una o más personas especiales que poseen atributos especiales, con las cuales esperamos llenar nuestras necesidades igualmente especiales. 2) Constituye la renuncia a la eterna y alegre concordia del perfecto Amor que nuestras Almas profesan unas con otras unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Que realmente somos. 3) Es el intento del ego de asegurar para sí el especialismo que Dios le negó, nacido del deseo oculto de que Dios amara a Su Hijo, ahora separado, con un amor especial. 4) Es el insincero interés, amor, amistad o aprecio por otra u otras personas que nuestro ego utiliza para constituir con ellas relaciones por medio de las cuales alcanzar algunos de sus objetivos personales. 5) A veces, estas relaciones especiales devienen en dependencia o codependencia, pero que, en todo caso, siempre constituyen ataques velados. Ver T15.6aT15.10, T166
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T23.3 LAS LEYES
DEL CAOS
pár 31
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T23.3 [31] 82 Nunca podrás hacer que tu posesión sea completa, 83 ni que tu hermano cese de atacarte por lo que le robaste. 84 Tampoco cesará Dios de vengarse de los dos45, pues en Su locura, Él tiene que poseer ese substituto del Amor y matarlos a los dos. 85 Tú, que crees que caminas con cordura, con los pies plantados en tierra firme y que andas por un mundo en el que crees que se puede encontrar significado, considera lo siguiente: 86 Éstas son las leyes en las que tu "cordura" parece descansar. 87 Estos son los principios que hacen que el suelo que pisas parezca firme. 88 Y es aquí donde buscas significado. 89 Ésas son las leyes que redactaste para tu salvación. 90 Mantienen en su sitio al substituto del Cielo que tú prefieres. 91 Ése es su propósito, pues para eso fueron promulgadas. 92 No tiene objeto preguntar qué significado tienen. 93 Eso es obvio. 94 Los medios de la locura tienen necesariamente que ser dementes. 95 ¿Estás seguro de haberte dado cuenta de que tu meta46 es la locura47?
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45 … negándose a darles Su Amor individualmente a cada uno, sino que tampoco verlos ni hablar con ustedes aquí, como cuerpos individuales y separados que se volvieron.
46 … cuando piensas con el ego y crees en su realidad
47 Demencia o locura, según el Curso, es el sistema de pensamiento del ego que parte de la creencia que la realidad es la del tiempo y del espacio, regidos por las leyes de la evolución y escasez, que percibimos con nuestros sentidos y entendemos con nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76]
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