Un Curso Sobre Milagros
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Toda situación percibida acertadamente se convierte en una oportunidad para curar al Hijo de Dios. Y éste se cura porque tuviste fe en él…
UCSM TX 19.1 pár 2
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T19.2 [10] 43 Tener fe es curar17. 44 Es la señal de que has aceptado el Redimir para ti y, por consiguiente, de que quieres compartirlo18. 45 Mediante la fe, ofreces el presente de la liberación del pasado, el cual recibiste. 46 No recurres a nada que tu hermano haya hecho antes para condenarlo ahora. 47 Decides libremente pasar por alto sus errores, y miras19 más allá de todas las barreras que hay entre tu yo y el suyo20, los cuales ves como si fueran uno. 48 Y en ese uno ves21 que tu fe está plenamente justificada. 49 No hay justificación para la falta de fe, en cambio, tener fe siempre está justificado.
CH 19. MÁS ALLÁ DEL CUERPO
19.1 INTRODUCCIÓN
19.2 CURAR LA MENTE
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Un Curso Sobre Milagros
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Libro de Lecciones
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P A R T E 1
L E C C I Ó N 211
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No soy un cuerpo. Estoy libre,
pues sigo siendo Tal
como Dios Me creó.
L211 (L191) 1 Soy verdaderamente el santo Hijo de Dios.
2 En silencio y con verdadera humildad busco la Gloria de Dios, a fin de contemplar en ella al Hijo que Él creó como mi Yo1.
No soy un cuerpo. Estoy libre,
pues sigo siendo Tal
como Dios Me creó.
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1 Yo, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios —en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una— Quien es Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad. También es usado pocas veces como el Yo de Dios. En minúscula, tu yo es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo; o si decidiste pensar con el Espíritu Santo, tu yo es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno. Ver Lte.14 (-351)
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Un Curso Sobre Milagros
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Capítulo 19
MÁS ALLÁ DEL CUERPO
T19.1 INTRODUCCIÓN pár 1-2
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T19.1 [1] 1 Dijimos anteriormente que cuando una situación ha sido dedicada enteramente a la Verdad1, la paz2 es inevitable. 2 Haberla logrado3 es el criterio por el que se puede determinar con seguridad si esta dedicación fue total. 3 Pero también dijimos que la paz sin fe nunca se logrará, pues lo que se dedica enteramente a la Verdad como única meta es llevado a la Verdad justamente por la fe4. 4 Esta fe abarca a todos los involucrados en la situación, pues solo así se puede percibir la situación como significativa5 y como un todo. 5 Y todos tienen necesariamente que involucrarse en ella6, pues lo contrario implicaría que tu fe es limitada y tu dedicación incompleta.
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1 Las condiciones de la Verdad, con mayúscula, según el Curso, son querer creer que: 1) Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) Dios no creó más nada. 3) Por eso, nada de Ésta, Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazado, nada que no sea Ella, realmente existe. 4) En esto radica aquí, la paz de Dios. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
2 Paz, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en el eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que realmente no somos cuerpos sino Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez. En minúscula, cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, paz es el estado que experimentamos en el mundo real cuando hemos perdonado totalmente al otro y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el ego, paz es el estado que se puede obtener transitoriamente según los acuerdos y leyes del mundo. Ver T6.6.2, T7.7, T13.5, T19.5, T24, T29.6, T29.7, L105, L188, L200, M11, M20
3 … en el fuero interno del espíritu, que es la parte de la mente que todavía se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo,
4 Tener fe es creer en algo que nuestros sentidos no pueden verificar pero que pensamos que es verdad, porque nos lo asegura una autoridad en la materia en la que confiamos o, porque lo deducimos de nuestras propias experiencias. Las leyes de la evolución y de la escasez que rigen este mundo hacen que, para sobrevivir, el hombre racional actúe con egoísmo, aunque a veces, le dé por actuar irracionalmente con altruismo. A los actos de altruismo, el Curso los llama "milagros" y, además, nos propone que tengamos fe en que aquí, constituyen el reflejo del eterno Amor de Dios que inunda nuestros corazones. Basados en esa experiencia trascendente, el Curso nos propone deducir que ese Dios amoroso existe, es perfecto y eterno, y que, en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos a Su Semejanza, Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien es Uno en el eterno Presente de Su Unicidad. En Ésa, Su Realidad, Dios no creó más nada y, por eso, Allá, la realidad del ego —que nuestros sentidos perciben— no existe. Ver T17.7, T17.8, T19.1, T19.2, T21.4, L327)
5 Significado, con mayúscula es, en el eterno Presente de la Unicidad, el de la relación de Amor de Dios con Nosotros, como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en perfectas paz y alegría. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, significado es el reflejo aquí de ese eterno Significado y, cuando pensamos con el ego, es el significado que damos aquí a nuestra existencia separada, según las leyes de este mundo. Ver T2.2 [21], T2.6, T7.5 [26], T7.6 [46], T30.8, L14]
6 … en tu pensar con el Espíritu Santo…
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T19.1 [2] 6 Toda situación percibida acertadamente7 se convierte en una oportunidad para curar al Hijo de Dios. 7 Y éste se cura porque tuviste fe en él, al entregárselo al Espíritu Santo y liberarlo de toda exigencia que tu ego quería imponerle. 8 Y así lo ves libre, y esta visión la comparte el Espíritu Santo contigo. 9 Y puesto que la comparte la ha dado y, de esta manera, Él curó por medio de ti. 10 Unirse a Él en un propósito unificado es lo que hace que ese propósito sea real, porque tú lo haces completo. 11 Y esto es curar8. 12 El cuerpo se cura porque viniste sin él y te uniste a la Mente9 en la Que reside toda curación.
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7 … pensando con el Espíritu Santo,
8 Curar (o curación como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, curar es el proceso por el cual queremos curar en nuestra mente la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros, entablando así relaciones santas con todos. Este proceso llevará nuestra Alma a los instantes santos del mundo real y a la unión con todas las demás Almas en la experiencia de Cristo. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver T2.3 [69], T4.9 [106], T5.3 [18], T19.2, L137, L139
9 La Mente, con mayúscula, se refiere a la Mente o el Pensar de Dios o de Su Hijo o de Cristo, y representa el agente que activa al Alma (o Espíritu), aportándole su energía creadora o Amor. Ver T7.3, T19.2, T25.5, L45, L165
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Un Curso Sobre Milagros
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Capítulo 19
MÁS ALLÁ DEL CUERPO
T19.2 CURAR LA MENTE pár 3-16
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T19.2 [3] 1 El cuerpo no puede curarse1 porque él mismo no puede enfermarse2. 2 No necesita curación. 3 El que tenga salud o esté enfermo3 depende enteramente de cómo lo percibe la mente y del propósito para el que ésta lo quiera usar. 4 Y es obvio que un segmento de la mente4 puede verse a sí mismo separado del Propósito Universal5. 5 Cuando esto ocurre, el cuerpo se convierte en su arma, que va a utilizar contra ese Propósito para demostrar el "hecho" de que la separación sí ha tenido lugar. 6 De este modo, el cuerpo se convierte en el instrumento de la ilusión6, y actúa como sigue: ve lo que no está ahí, oye lo que la Verdad nunca dijo y se comporta de forma demente, al estar aprisionado por la demencia7.
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1 .. de ser parte de la separación,
2 … ya que él —su cerebro— no se "hizo" a sí mismo, sino que fue "hecho" por tu ego primordial, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta —pero sin perder el Amor que Dios ahora le daría individualmente— locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, todo eso regido por las leyes de la evolución y escasez.. Ver T27.9 [82]
3 … desde el punto de vista "espiritual", que es el del cual se ocupa el Curso,
4 … el del ego que piensa El especialismo es la forma habitual de pensar de la individualidad nacida de la diminuta idea alocada del Hijo de Dios que pensó que podía separarse de Su Padre y "hacer cosas" por su cuenta. Al haber olvidado reírse de semejante idea, el pensamiento se convirtió en una idea seria de la que, entre otras cosas, resultó la ilusión de la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos por las leyes de la evolución y de la escasez. En esta realidad, el ego, es el deseo de cada ser humano de estar separado y lo más arriba posible por encima de los demás seres humanos, de poseer más y ser más que ellos, por el convencimiento de que es merecedor —por encima y hasta en contra de los demás— de las escasas cosas buenas y transitorias que ofrece el mundo. Ningún precio es demasiado alto para obtenerlas, y las busca afanosamente en relaciones especiales en las que otros aparentemente le ofrecen amor, amistad y aprecio especiales, así como también a veces, la entrega de sus cuerpos y/o mentes igualmente especiales y, con ellos, de lo que poseen que nuestro ego cree que le hace falta. Pero el especialismo nunca puede amar, apreciar o compartir de verdad, ya que por sí mismo constituye una traición y un ataque contra la eterna y amorosa Unicidad de Dios con Su único Hijo, Cristo, en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una. En consecuencia, el especialismo va a desconfiar de todos, al considerarlos como potenciales atacantes o competidores, y por eso, no se le va a escapar ninguna falta o error que puedan cometer; además de atacar a los que entre ellos, directa o indirectamente, interfieran o se opongan a sus designios interesados. Ver T16.6, T24, T27.9 [82]-[83]
5 El propósito del Espíritu Santo: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más con Él y cada vez menos con el ego, de manera de liberar el Amor de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos y hagamos; 2) es —por medio del perdonar y de extender milagros a otro— experimentar en nuestro fuero interno el Alma del otro;, 3) es, en la relación santa, reconocer a nuestro verdadero Yo, Cristo, en Quien todas las Almas perfectas y eternas —que realmente somos— están unificadas como Una; 4) es liberarnos del pensar del ego para poder regresar aquí, al reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; 5) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en el Cielo, extendiendo así la Creación; 6) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T7.4 [23], T8.4 [22], T11.8 [65], T17.7, T17.9 [74], T25.2 [9], T26.10 [84]
6 Ilusión o fantasía es todo lo "hecho" por nuestro ego primario, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba, locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Ver T8.5 [41], T16
7 Demencia o locura, según el Curso, es el sistema de pensamiento del ego que parte de la creencia que la realidad es la del tiempo y del espacio, regidos por las leyes de la evolución y escasez, que percibimos con nuestros sentidos y entendemos con nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76]
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T19.2 CURAR LA MENTE
pár 4-5
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T19.2 [4] 7 No pases por alto nuestra afirmación anterior de que la falta de fe conduce directamente a las ilusiones. 8 Pues falta de fe es percibir a un hermano como si fuese un cuerpo, y el cuerpo no puede usarse para establecer la unión. 9 Así pues, si ves a tu hermano como un cuerpo, habrás establecido la condición por la que unirse8 a él se vuelve imposible. 10 Tu falta de fe en él te ha separado de él y ha impedido la curación9 de ambos. 11 De este modo, tu falta de fe se ha opuesto al propósito del Espíritu Santo, y ha dado lugar a que se interpongan entre ustedes ilusiones centradas en el cuerpo. 12 Y el cuerpo parecerá estar enfermo10, pues lo habrás convertido en un "enemigo" de la curación y en lo opuesto a la Verdad.
T19.2 [5] 13 No debería ser difícil darse cuenta de que la fe tiene necesariamente que ser lo opuesto a la falta de fe. 14 Pero la diferencia en cómo ambas operan no es tan obvia, aunque se deriva directamente de la diferencia fundamental entre lo que cada una es. 15 La falta de fe siempre quiere limitar y atacar; la fe quiere desvanecer toda limitación y unir las partes en un todo. 16 La falta de fe quiere destruir y separar; la fe quiere unir y curar11. 17 La falta de fe quiere interponer ilusiones entre el Hijo de Dios y su Creador; la fe quiere eliminar todos los obstáculos que parecen interponerse entre ellos. 18 La falta de fe está dedicada totalmente a las ilusiones; la fe, totalmente a la Verdad. 19 Una dedicación parcial es imposible. 20 La Verdad es la ausencia de ilusión; la ilusión, la ausencia de la Verdad.
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8 … realmente, es decir, unir tu Alma a La de él como Una sola en la experiencia de Cristo que, aquí, en mi fuero interno, es la divina experiencia de mi mente acertada o espíritu en un instante santo del mundo real, de la unión de mi Alma con el Alma del otro(a) por haberlo(a) perdonado completamente, experiencia de Amor que se extiende a las Almas de todos los que fueron, son y serán, como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9]
9 Curación es el estado mental que se logra al final del proceso de curar en el que nuestra mente —ahora pensando y percibiendo con el Espíritu Santo— es llevada al mundo real y a la unión con todas las demás mentes (o Almas) unificadas como Una en la experiencia de Cristo; y en el instante santo de esa experiencia, ella se cura de la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, del pensar del ego, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Ver T2.3, T5, T8.9, T13.2, T17, M22, M23
10 … "espiritualmente"…
11 Hemos reinsertado aquí esta frase del UrTex.
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T19.2 CURAR LA MENTE
pár 6-7
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T19.2 [6] 21 Ambas no pueden coexistir ni percibirse en el mismo lugar. 22 Dedicarte a ambas es establecer una meta por siempre imposible de alcanzar, pues parte de ella se intenta alcanzar a través del cuerpo, al que se considera el medio por el que se procura encontrar la realidad mediante el ataque, mientras que la otra parte quiere curar y, por lo tanto, apela a la mente y no al cuerpo. 23 El inevitable compromiso es creer que el cuerpo, y no la mente, es el que tiene que ser curado. 24 Pues esta meta dividida ha dado la misma realidad a ambos, y puede parecer que es posible sólo si la mente está limitada al cuerpo y dividida en pequeñas partes que aparentan ser completas, pero que no se conectan entre sí. 25 Esto no hará daño al cuerpo, pero mantendrá el sistema de pensamiento ilusorio intacto en la mente.
T19.2 [7] 26 Por tanto, aquí hay necesidad de curación. 27 Y aquí es donde se encuentra la curación. 28 Pues Dios no dio la curación como algo separado de la enfermedad, ni estableció el remedio donde la enfermedad no puede estar. 29 Enfermedad y remedio están en el mismo sitio y, cuando se ven juntos, todos los intentos de mantener Verdad e ilusión en la mente —donde ambas necesariamente tienen que estar— se reconocen como una dedicación a lo ilusorio y, en cuanto se llevan ante la Verdad, se abandonan al ver que son completamente irreconciliables con la Verdad, desde cualquier punto de vista y de cualquier manera.
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T19.2 CURAR LA MENTE
pár 8-9
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T19.2 [8] 30 No existe ninguna conexión entre Verdad e ilusiones. 31 Esto será así eternamente, por mucho que intentes conectarlas. 32 Pero las ilusiones siempre están conectadas con su sistema de pensamiento12, tal como la Verdad lo está con el suyo13. 33 Cada sistema une y es completo en sí mismo, aunque los dos se encuentran totalmente desconectados el uno del otro. 34 Donde no hay solapamiento, la separación tiene que ser total. 35 Y percibir esto es reconocer dónde se encuentra la separación y, dónde debe curarse14. 36 El resultado de una idea nunca está separado de su fuente. 37 La idea de la separación produjo el cuerpo y permanece conectada a él, enfermándolo debido a la identificación de la mente con él. 38 Tú crees que estás protegiendo el cuerpo al ocultar esta conexión, ya que ocultarla parece mantener tu identificación15 a salvo de los "ataques" de la Verdad.
T19.2 [9] 39 ¡Ojalá comprendieses cuánto daño ha hecho a tu mente este extraño encubrimiento y cuán confusa se ha vuelto tu propia identificación a causa de eso! 40 No ves la magnitud de la devastación que tu falta de fe ha ocasionado. 41 Pues la falta de fe constituye un ataque que parece estar justificado por sus resultados. 42 Pues al negar la fe ves lo que no es digno de ella y, por consiguiente, no puedes mirar más allá de esta barrera a lo que se encuentra unido a Ti16.
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12 … del ego,
13 … el sistema de pensamiento del Espíritu Santo.
14 … en la mente
15 … con el ego
16 Ti, con mayúscula, quiere decir Tú, como el Alma perfecta y eterna Que, conjuntamente con todas las demás Almas, están unificadas como Una en Cristo, sencillamente, porque al ser todas igualmente perfectas y eternas, son la misma cosa, es decir, son el Hijo único de Dios Que realmente somos. En minúscula, ti, cuando decides pensar con el Espíritu Santo y has: aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado, extendido milagros y entablado relaciones santas, eres el reflejo aquí de Cristo; y cuando piensas, percibes y actúas con el ego —como lo haces habitualmente— te identificas con él. Ver T8.4 [20], T23
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T19.2 CURAR LA MENTE
pár 10
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T19.2 [10] 43 Tener fe es curar17. 44 Es la señal de que has aceptado el Redimir para ti y, por consiguiente, de que quieres compartirlo18. 45 Mediante la fe, ofreces el presente de la liberación del pasado, el cual recibiste. 46 No recurres a nada que tu hermano haya hecho antes para condenarlo ahora. 47 Decides libremente pasar por alto sus errores, y miras19 más allá de todas las barreras que hay entre tu yo y el suyo20, los cuales ves como si fueran uno. 48 Y en ese uno ves21 que tu fe está plenamente justificada. 49 No hay justificación para la falta de fe, en cambio, tener fe siempre está justificado.
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17 … al otro, a los otros, básicamente, mediante el ejemplo.
18 Aceptar para ti mismo Aceptar para ti mismo el Redimir, siempre con mayúscula, es el camino de regreso a la Unicidad de Dios de la Que quieres creer que nunca te separaste. La 1ª etapa comienza cuando, frente al caos existencial regido por las leyes de la evolución y la escasez y el miedo que experimentas a diario, conciencias que anhelas vivir de otra manera que un cuerpo, separado de los demás cuerpos, que lleva una vida sin otro significado que el de sobrevivir lo mejor y lo más largo posible. La 2ª etapa consiste en observar que frente al especialismo habitual de tu ego, a veces, también te llegan impulsos compasivos, de compartir y de amistad desinteresada. 3ª etapa: Sin otras pruebas que ese anhelo y esos impulsos a favor de los demás, debes decidir si quieres creer que éstos tienen un origen divino o, más bien, que son un error de la evolución. Si te decides por la evolución, tu motivación para convertir esos impulsos en hechos concretos te vendrá de la ética o altruismo que adoptes. 4ª etapa. En cambio, si mediante un acto de fe, aceptas que su origen pueda ser divino, también querrás creer que hay otra vida fuera del tiempo y del espacio, en la que tu Alma es Una con todas las demás Almas en Cristo, el Hijo único de Dios. Este querer creer (hasta lograr creer) debería motivarte a pensar cada vez más con el Espíritu Santo, y cada vez menos con tu ego. En la última y 5ª etapa, el Espíritu Santo te enseñará cómo no juzgar, perdonar y extender milagros y, así, en instantes santos en tu fuero interno, accederás a la visión de Cristo en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje. Ver T3.3, T5.3, T11.9, T20, L139, M28
19 … con La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
20 … más allá de tu cuerpo y el de él, a su Alma que es idéntica a La tuya, es decir, que son Una…
21 … interiormente en tu espíritu, que es la parte de tu mente que todavía se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo…
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T19.2 CURAR LA MENTE
pár 11
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T19.2 [11] 50 La fe es lo opuesto al miedo22, y forma parte del Amor23 tanto como el miedo forma parte del ataque. 51 Tener fe es reconocer que hay unión24. 52 Es reconocer con deferencia a cada uno como un Hijo de tu amantísimo Padre, amado por Él como Él te ama a ti y, por consiguiente, amado por ti como tú te amas a ti mismo. 53 Es Su Amor lo que los une y, debido a Su Amor, no quieren mantener a nadie excluido del de ustedes. 54 Cada uno aparece tal como se le percibe en el instante santo, unido a ti en tu propósito de ser liberado de la culpa. 55 Cuando viste a Cristo en él, se curó porque miraste a Lo que justifica eternamente la fe en cada uno25.
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22 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
23 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
24 … porque todas nuestras Almas son realmente Una en el Alma única del único Hijo de Dios, Quien es Uno con su Padre y Creador. Con el Mismo Dios…
25 … miraste a su Alma y, en Ella, encontraste La tuya; El término Alma (o Espíritu) — siempre con mayúscula— es nuestra inmaterial Naturaleza divina que Dios creó semejante a Sí Mismo, entendiéndose que, al ser de Dios, el Alma (o Espíritu) es eterna y nunca nació. El Alma sabe, ama y crea. Cuando las Almas (o Espíritus) perfectas y eternas —que realmente somos todos— se unifican como Una en Cristo, somos el Hijo único de Dios, Uno con Su Padre en el eterno Presente de la Unicidad. Nada puede llegar al Alma (o Espíritu) desde el ego, ni nada del Alma (o Espíritu) puede reforzar al ego o aminorar el conflicto interno de éste, porque el Alma (o Espíritu) no puede percibir y el ego es incapaz de conocer. Por lo tanto, no están comunicados ni jamás lo estarán. Ver T2.2 [20], T4.2 [8] y [19], T31.6, L97
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T19.2 CURAR LA MENTE
pár 12
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T19.2 [12] 56 La fe es el don de Dios, por medio de Aquel Que Él te ha dado. 57 La falta de fe mira al Hijo de Dios, y lo juzga indigno de ser perdonado. 58 Pero a través de los ojos de la fe, se ve que el Hijo de Dios ya ha sido perdonado y que está libre de toda la culpa que él mismo se echó encima. 59 La fe lo ve sólo como es ahora, porque no se fija en el pasado para juzgarlo, sino que quiere ver en él únicamente lo que quiere ver en ti. 60 No ve a través de los ojos del cuerpo, ni recurre a cuerpos para justificarse. 61 La fe es el heraldo de la nueva percepción, enviado para congregar testigos de su venida, y para llevarte a ti sus mensajes. 62 La fe puede intercambiarse fácilmente por el conocimiento26 tal como sucede en el mundo real27. 63 Pues la fe surge de la percepción del Espíritu Santo, y es la señal de que la compartes con Él. 64 La fe es un presente que ofreces al Hijo de Dios por medio del Espíritu Santo, presente que es totalmente aceptable tanto para el Padre como para el Hijo y que, 65 por tanto, te es ofrecido a ti28.
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26 Conocimiento, con mayúscula, es lo que saben todas nuestras Almas perfectas y eternas, Unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Almas que están compartiendo con Dios, en perfectas paz y alegría, Su Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de Su Unicidad. En minúscula, conocimiento, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es lo que experimentamos en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro, con cuya Alma, La mía, ahora, es una; es saber que esa experiencia es el reflejo aquí del eterno Conocimiento. Y cuando pensamos con el ego, es lo que se puede llegar a conocer en este mundo, de acuerdo con sus leyes. Ver T3.5 [35] y [37], T25.4 [25]
27 El mundo real —la meta de nuestro viaje con el Curso—.es el estado que se experimenta en un instante santo en nuestro fuero interno, con nuestro espíritu o mente acertada, al haber logrado perdonar completamente a otro y unirnos a su Alma en la experiencia de Cristo, y, por ende, a todas las demás Almas unificadas como Una en Cristo; es "saber", que el Juicio Final de Dios consiste en que Nuestro Padre nos dice a cada uno: "Tú, unido al Alma del otro y a las Almas de todos los demás, sigues siendo Mi Hijo único, por siempre inocente, por siempre cariñoso y por siempre querido, tan ilimitado como Tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. Por lo tanto, despierta y regresa a Tu Casa, que realmente nunca abandonaste. Ver T2.6, T3.8, T26.4 [21], LTe.10 (-L311)
28 Don con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula, don es el reflejo aquí del Don de Dios. Presente se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo
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T19.2 CURAR LA MENTE
pár 13
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T19.2 [13] 66 La relación santa29 de ustedes, con su nuevo propósito, les ofrece fe para que se la den el uno al otro. 67 Su falta de fe los ha alejado, separándolos uno del otro y, por eso, no se dieron cuenta de que la salvación30 estaba en el otro. 68 No obstante, la fe los une en la santidad31 que pueden ver, no a través de los ojos del cuerpo, sino en la mirada de Aquel Que se unió a ustedes, y en Quien ustedes están unidos realmente32. 69 La gracia no se da al cuerpo, sino a la mente33. 70 Y la mente que la recibe mira instantáneamente más allá del cuerpo, y ve el santo lugar donde ella se curó. 71 Ahí se alza el altar donde la gracia fue dada, y donde ella se encuentra 72 Ofrézcanse, pues, gracia y bendiciones el uno al otro, pues están ante el mismo altar donde la gracia fue vertida para ambos. 73 Y cúrense conjuntamente por la gracia, de manera que puedan curar mediante la fe.
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29 La relación santa, aquí, 1) es el reflejo de la Relación de Amor de Dios en paz y alegría con todas las Almas perfectas y eternas que realmente somos, unificadas todas como Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) es la fuente de la salvación para los integrantes de la relación especial, pues les va a permitir alejarse gradualmente del especialismo de sus egos y pensar y actuar cada vez más con sus espíritus o mentes acertadas; 3) es un proceso que se inicia cuando dos o más personas que, habiendo perdonado totalmente a otra(s), unen sus mentes en una meta común a favor de otro(s). Este proceso florece y fructifica cuando extienden a otros los milagros que el Espíritu Santo les sugiere; 4) finalmente, cuando en instantes santos en sus fueros internos, sus mentes acertadas experimentan el mundo real, se produce en ellas, a un profundo nivel subconsciente, una curación de los efectos del pensar y actuar con sus egos, haciendo que ahora, mediante la visión de Cristo, vean con Amor a todos y a todo. Ver T17.6, T22
30 La salvación 1) es el proceso de deshacer la separación que nunca fue, cuestionando nuestra creencia en la realidad del ego, del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez; 2) es querer creer en el eterno Presente de la Realidad del Amor de Dios, en Cuya Unicidad estamos realmente todos, como Almas perfectas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios; 3) es ir dejando cada vez más de lado el pensar, percibir y actuar egocentrista del ego y, en su lugar, pensar con el Espíritu Santo; 4) es aceptar el Redimir para nosotros mismos; 5) es perdonar al otro y a los demás y extender los milagros que nos sugiera el Espíritu Santo; 6) es entablar relaciones santas y multiplicar el perdonar y la extensión de milagros. Ver T9.6, T11, T22, T31, LTe.2 (-L231)
31 Santidad, con mayúscula, es el Estado de perfecto Amor o Espíritu Santo que —como Alma, unificada con TODAS las demás Almas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios— vivimos con Dios en perfectas Paz y Alegría, en el eterno Presente de Su Unicidad. En minúscula, santidad es la experiencia en mi fuero interno del reflejo aquí de ese Estado. Ver T1.1.31 [42] a [44], T2.2 [45], T5.4 [23], T14.5, L36, L37, L39
32 Cristo, 1) es la idea que resuelve el aparente dilema en el Curso, que, por un lado, reza: "Dios creó a un solo Hijo, y no creó más nada" y, por el otro, "la Filiación es la suma de todas las Almas creadas por Dios.", dilema que es resuelto en el proceso de extender milagros: "Un milagro hace que las Almas sean una en Cristo."; 2) en mi fuero interno, Cristo también es la divina experiencia de mi mente acertada o espíritu en un instante santo del mundo real, de la unión de mi Alma con el Alma del otro(a), experiencia de Amor que se extiende a las Almas de todos los que fueron, son y serán, como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9]
33 El Estado de Gracia (o Gracia), con mayúscula, es nuestro Estado natural de perfectas paz y alegría en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, en La que todos —como las Almas perfectas y eternas que realmente somos— estamos unificados como Uno en Cristo, Su único Hijo. En minúscula, estado de gracia (o gracia), aquí: 1) es el reflejo de ese eterno Estado natural de paz y alegría que experimentamos en nuestro fuero interno, cuando dejamos de juzgar, perdonamos y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo; 2) es la respuesta que restaura 2.1) todas las memorias que la mente que duerme había olvidado y, 2.2) toda la certeza acerca del significado del Amor; 3) es la aceptación del Amor de Dios en un mundo donde aparentemente se odia y se tiene miedo. Ver T3.3 [24], T7.12 [108], L168
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T19.2 CURAR LA MENTE
pár 14
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T19.2 [14] 74 En el instante santo34, ustedes se encuentran ante el altar que Dios erigió a Sí Mismo y a ustedes dos. 75 Dejen a un lado la falta de fe y vengan juntos ante este altar. 76 Ahí verán el milagro35 de su relación a medida que se renovaba mediante la fe. 77 Y ahí se darán cuenta de que no hay nada que la fe no pueda perdonar. 78 Ningún error obstruye su tranquila mirada, la cual lleva el milagro de la curación con la misma facilidad a todos. 79 Pues lo que se les encomienda hacer a los mensajeros del Amor, lo hacen, y luego regresan con las buenas nuevas de haberlo realizado en ustedes, que están juntos ante el altar de donde salieron los mensajeros.
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34 El instante santo, aquí, en tu fuero interno, es la experiencia del reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, en la que tu Alma quiere unirse al Alma de otra persona a la que estás tratando de perdonar. El proceso se inicia cuando por medio de una pequeña disposición de buena voluntad, paras el continuo diálogo interno de tu "yo", "yo", "yo" e invitas al Espíritu Santo a pensar contigo. Durante ese lapso de silencio —al estar transitoriamente liberado de la memoria de la culpa en tu pasado y de los pensamientos de miedo que trae la inseguridad del futuro de tu cuerpo según las leyes de la evolución y escasez— puedes concentrarte en querer perdonar a esa otra persona, hasta llegar a su Alma, y darte cuenta de que no tienes nada que perdonarle porque nada pudo haber hecho a La tuya. Luego, vas a entrar en el mundo real en la experiencia de Cristo, en la que tu Alma es Una con el Alma de la persona que lograste perdonar, y también Una con todas las demás Almas, ya que son igualmente perfectas y eternas. Es la experiencia de la única Alma que realmente existe: La del Hijo único de Dios, Quien realmente somos cada uno y, a la vez, todos nosotros. Por eso, el instante santo no puede ser para ti solo. Eso va a permitir a los impulsos naturales o amorosos o milagrosos del Espíritu Santo emerger a tu consciente, los cuales, en forma de milagros, vas a querer extender a la(s) persona(s) que has perdonado. Ver T15.5 a T15.9, L106, L109, L125, L157, L182, L189
35 Extender un milagro a otro, es la máxima expresión de Amor que puedes experimentar en tu fuero interno, cuando, después de haber aceptado el Redimir para ti mismo y logrado perdonar totalmente a un hermano, se corre el velo que te impedía verlo con la visión de Cristo, y unes tu Alma a La de él en una unión de Amor, que se extiende a todas las Almas, ya que, realmente, hay Una sola, La del Hijo único de Dios. El milagro trasciende las leyes de este mundo, remplazándolas por una verdadera empatía o altruismo, como reflejo aquí del Amor que nuestras Almas comparten en el Cielo, reflejo que cura la mente de tu hermano de su creencia en la realidad del ego y, al mismo tiempo, consolida tu propia curación. El milagro es el medio para alcanzar conjuntamente la meta del Curso, no se pide, sino que sucede y, al suceder, se acepta que su origen es divino, mediante un acto de fe. Ver las definiciones de las palabras en negrillas en el Glosario y en: LTe.13 (-L341)
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T19.2 CURAR LA MENTE
pár 15-16
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T19.2 [15] 80 De la misma manera en que la falta de fe seguirá manteniendo desolados y separados los míseros reinos de ustedes, así la fe ayudará al Espíritu Santo a preparar el terreno que los convertirá en el más santo de los jardines. 81 Pues la fe trae la paz y, por eso, invita a entrar a la Verdad para que embellezca lo que ya fue preparado para la belleza. 82 La Verdad sigue de cerca a la fe y a la paz, y completa el proceso de embellecimiento que ellas comenzaron. 83 Pues la fe sigue siendo una meta de aprendizaje, que dejará de ser necesaria una vez que la lección haya sido aprendida. 84 En cambio, la Verdad permanecerá por siempre.
T19.2 [16] 85 Así que, dedíquense a lo que es eterno y aprendan a no obstaculizarlo ni a convertirlo en esclavo del tiempo. 86 Pues lo que creen que hacen a lo que es eterno, realmente es a ustedes a quienes se lo hacen. 87 El Que Dios creó como Su Hijo no es esclavo de nada, pues es señor de todo conjuntamente con su Creador. 88 Ciertamente ustedes pueden esclavizar a un cuerpo, pero las ideas son libres, sin que se puedan aprisionar o limitar en modo alguno, excepto por la mente que las pensó. 89 Pues cada idea permanece unida a su fuente, que se convierte en su carcelero o en su libertador, según a cuál de los dos escoja como su propio propósito.
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