PARA VER TODO EL CORREO HAGA
Un Curso Sobre Milagros
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¿CÓMO DEBE PASAR EL DÍA EL MAESTRO DE DIOS?

M16.6 44 Hay un pensamiento en particular que debe recordarse a lo largo del día. 45 Es un pensamiento de pura alegría; de paz; de liberación ilimitada; ilimitada porque todas las cosas se liberan dentro de él.

46 Crees que has hecho un lugar seguro para ti mismo. 47 Crees que has hecho un poder que te puede salvar de todas las cosas aterradoras que ves en sueños. 48 Pero no es así.

49 Tu seguridad no reside ahí. 50 A lo que renuncias es sencillamente a la ilusión de proteger ilusiones6. 51 Y ése es tu temor, y sólo ése. 52 ¡Qué insensatez estar tan atemorizado por nada! 53 ¡Por nada en absoluto!

54 Tus defensas no van a servir, pero tú no corres peligro. 55 Por eso, no las necesitas. 56 Reconoce esto y desaparecerán. 57 Y, sólo entonces, habrás aceptado tu verdadera protección.

  UCSM MANUAL


Un Curso Sobre Milagros
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Libro de Lecciones
P A R T E 2  
¿QUÉ SOY YO1 REALMENTE2? pár 1-5
LTe.14 (-L351).1 1 Soy el Hijo de Dios, completo, curado y pleno de Completitud3, resplandeciendo en el reflejo de Su Amor. 2 En Mí, Su Creación es santificada y tiene garantizada Vida eterna. 3 En Mí, se perfecciona el Amor, el miedo4 es imposible y la alegría está establecida sin opuestos. 4 Soy el santo Hogar de Dios Mismo. 5 Soy el Cielo donde reside Su Amor. 6 Soy Su santa Impecabilidad5 Misma, pues en Mi Pureza mora la Suya Propia.
1 Mi Yo (con mayúscula), o mi Alma, conjuntamente con todas las demás Almas fusionadas en Una sola en Cristo, es el Hijo único creado por Dios en un Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Uno con Él en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que se profesan ese Amor Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En el Curso, la palabra Yo también es usada pocas veces como el Yo de Dios. Ver T8.4 [20], T23, Lte.14 (-351)
 
2 Realmente se refiere en general a nuestra verdadera condición en el Cielo, Que es donde realmente estamos todos cual Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, que nunca se separó de su Padre, con Quien es eternamente Uno.
 
3 La Completitud, con mayúscula, en el Cielo, es de Dios y de cada uno de nosotros, como las Almas perfectas que realmente somos, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. Aquí, en minúscula, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, la completitud es el reflejo de la eterna Completitud, y se experimenta en nuestro fuero interno en un instante santo del mundo real, en la experiencia de Cristo. Y cuando pensamos con el especialismo del ego, significa las definiciones que se pueden encontrar en el diccionario. Ver T2.5 [102], T6.3 [25], T15.8 [78], T29.3 [19]
 
4 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero, cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda. Ver T6, T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
 
5 La Impecabilidad, con mayúscula, es, en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, la condición de nuestras Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. En minúscula, impecabilidad es el reflejo aquí de esa condición eterna, en la que todo deseo de atacar ha desaparecido, de modo que no hay razón para percibir al Hijo de Dios de ninguna otra forma que como realmente es. Ver T20.5 [32], T25.6 [37]
P A R T E 2  
¿QUÉ SOY YO REALMENTE?
pár 2
LTe.14 (-L351).2 7 Ahora, nuestra utilización de las palabras está llegando casi a su fin. 8 No obstante, durante los últimos días de este año que juntos, tú y yo, ofrecimos a Dios, descubrimos que compartimos un único propósito6. 9 Y así, te uniste a mí, de modo que lo que yo soy, tú también lo eres. 10 La Verdad de Lo que somos no es algo de lo que se pueda hablar o describir con palabras. 11 Sin embargo, aquí podemos saber cuál es nuestra función7, y de Ello pueden hablar las palabras y también enseñarlo, siempre que demos el ejemplo de las palabras que llevamos por dentro.
6 El propósito del Espíritu Santo: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más con Él y cada vez menos con el ego, de manera de liberar el Amor de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos y hagamos; 2) es —por medio del perdonar y de extender milagros a otro— experimentar en nuestro fuero interno el Alma del otro; 3) es, en la relación santa, reconocer a nuestro verdadero Yo, Cristo, en Quien todas las Almas perfectas —que realmente somos— están fusionadas como Una; 4) es liberarnos del pensar del ego para poder regresar aquí, al reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; 5) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en el Cielo, extendiendo así la Creación; 6) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T5, T11.8, T17.7, T17.9, T25.2 [9]
 
7 A cada persona —a la medida de sus talentos naturales y adquiridos— el Espíritu Santo le asigna una función especial en la salvación de los otros que Él le envía, función que sólo ella puede desempeñar extendiendo los milagros que Él le sugiera. Esta función se puede manifestar, entre otras: dando el ejemplo, enseñando, curando, ofreciendo psicoterapia, escribiendo, etc. Pero, siempre reflejará, de alguna manera, la Unicidad de Dios, en la que todas nuestras Almas están fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios Que, realmente, cada uno y todos somos. Ver T18.6 [45], T20.5 [32], T25.7, L62, L64, L65, L66, L99
P A R T E 2  
¿QUÉ SOY YO REALMENTE?
pár 3
LTe.14 (-L351).3 12 Somos los portadores de la salvación8. 13 Aceptamos cumplir nuestra parte como salvadores del mundo, el cual es redimido por haberlo perdonado conjuntamente. 14 Y, por consiguiente, éste, nuestro presente9, nos es dado a nosotros. 15 Miramos a todos como hermanos y percibimos todas las cosas como propicias y buenas. 16 No andamos tras una función que se encuentra más allá de las puertas del Cielo. 17 El conocimiento10 regresará cuando hayamos cumplido nuestra parte. 18 Lo único que ahora nos interesa es dar la bienvenida a la Verdad11.
8 La salvación es salvar a otro, porque —siendo su Alma la misma que La tuya— al salvar a su mente equivocada del ego, salvas a la tuya también. La salvación es un proceso que: 1) se inicia cuando ayudas a otro a concienciar que, además de pensar “yo”, “yo”, “yo” con su ego sobrevividor, también posee la alternativa de pensar “nos” a favor de otro(s), siempre y cuando le ponga cuidado a los impulsos milagrosos (o amorosos) que de vez en cuando emergen de su subconsciente. 2) Luego, pensando cada vez más “nos” —que es el sistema de pensamiento del Espíritu Santo— lo llevará también cada vez más a perdonar al otro(s) y a extenderle(s) los milagros que el mismo Espíritu Santo le sugerirá. 3) Al multiplicarse estas experiencias, querrá creer que constituyen aquí un reflejo del eterno Amor de Dios por Su Hijo único —Que realmente son todas nuestras Almas fusionadas en Una sola en Cristo— y que curará en su mente —ahora acertada— todo pesar y dolor, todo miedo y toda pérdida, que creía que eran reales, y que sufría debido a la lealtad que les profesaba. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T11, T14, T22, T23.2 [13], T29.8, T31, L39, LTe.2 (-L231)
 
9 Don con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula, don es el reflejo aquí del Don de Dios. Presente se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo separado que piensa con Él. Regalos son los que ofrece el Hijo separado que piensa con el ego. Ver T7.2, T20.6 [38], T26.5 [28], L166
 
10 Conocimiento, con mayúscula, es lo que saben todas nuestras Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Almas que, en perfectas paz y alegría, están compartiendo con Dios Su Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, en minúscula, conocimiento: 1) es lo que experimentamos en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y unir como Una, su Alma con La mía; 2) es saber que esa experiencia es el reflejo aquí del eterno Conocimiento. Y cuando pensamos con el especialismo del ego, es lo que se puede llegar a conocer en este mundo, de acuerdo con sus leyes. Ver T3.5 [35] y [37], T25.4 [25]
 
11 .. en nuestras mentes y corazones: Las condiciones de la Verdad, con mayúscula, según el Curso, son querer creer que: 1) Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) Dios no creó más nada; 3) Por eso, nada de Ésta, Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazada, nada que no sea Ella, realmente existe; 4) En esto radica aquí, la paz de Dios. Ver T7.5, T14, T30.5
P A R T E 2  
¿QUÉ SOY YO REALMENTE?
pár 4
LTe.14 (-L351).4 19 Nuestros son los ojos por medio de los cuales la visión de Cristo12 ve a un mundo redimido de todo pensamiento de pecado13. 20 Nuestros son los oídos que oyen a la Voz que habla por Dios14 proclamar que el mundo está libre de pecado. 21 Nuestras son las mentes que se unen conjuntamente, a medida que bendecimos al mundo. 22 Y desde la unicidad que hemos logrado15, llamamos a todos nuestros hermanos para pedirles que compartan nuestra paz y que se sumen a nuestra alegría.
12 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna fusionada con La mía como Una, fusión unitaria que incluye a todas las Almas, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
 
13 El pecado de todos los pecados fue —hace muchos millones de años— la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en: 1) Una idea seria el “yo, el soñador(o el Hijo de Dios soñando que logró separarse)capaz de lograr algo y de tener efectos reales, tales como las siguientes hechuras (o creaciones en falso): 1.1) el tiempo, el espacio; 1.2) hace unos 14.000 millones de años, después del 'Big Bang', el inicio del universo (o Cosmos), que expandirá constantemente; .1.3) el sistema de pensamiento del ego, con el que el mismo yo, el soñador manejará la evolución de esos efectos reales; 1.4) hace unos 4.500 millones de años, empezó la pizca de polvo cósmico que llamamos "mundo"; 1.5) hace unos 300 mil años, el yo, el soñador se encarnó fragmentado en los homo sapiens, a los que otorgó el libre albedrío o la facultad de manipular sus instintos naturales, dotándolos, además, de unas mentes (la mente equivocada) en las cuales guardar los impulsos del especialismo que les enviará y que sus cerebros procesarán. Ver: T2.6 [106], 19.4, T26.5, T27.9 [82], LTe.4 (-L251)
 
14 La Voz que habla por Dios es el Espíritu Santo Quien, en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, es el Pensamiento de Amor de Dios que nos crea como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. Aquí, al producirse la separación, la Voz que habla por Dios: 1) es la que nos llega por medio de los impulsos milagrosos (o amorosos) y nos llaman a perdonar al otro y a extenderle milagros; 2) es el llamamiento a tu hermano por tu intermedio, a aceptar el Redimir para sí mismo, de manera de restaurar la integridad de la mente; 3) es la aquietada voz que habla de paz; 4) es la invitación a la fe más allá del cuestionamiento, como preparación para ser sin cuestionamiento. Ver T1.1.49 [81], T5.3, T5.4, T.5.5, T6.6, T9.5, T20.5, LTe.7 (-L281)
 
15 … el reflejo aquí de la Unicidad, con mayúscula, es, la idea que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de fusionar todas nuestras Almas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos el Hijo único de Dios. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
P A R T E 2  
¿QUÉ SOY YO REALMENTE?
pár 5
LTe.14 (-L351).5 23 Somos los santos mensajeros de Dios que hablan por Él y, al llevar Su Palabra a cada uno de los que Él nos ha enviado16, nos damos cuenta de que está impresa en nuestros corazones. 24 Y así, nuestras formas de pensar han cambiado con respecto al objetivo para el cual17 vinimos y al cual procuramos servir. 25 Llevamos buenas nuevas Al Hijo de Dios18 que pensaba que sufría. 26 Ahora está redimido. 27 Y cuando vea que las puertas del Cielo se abren de par en par ante él, entrará y desaparecerá en el Corazón de Dios.
16 … sobre todo por medio del ejemplo y actitudes…
 
17 … aplicar el El especialismo: 1) es la forma de pensar de mi mente equivocada, cuando mi cerebro procesa los impulsos egóicos provenientes de mi yo, el soñador ("leyes de la evolución y escasez"), que es lo que hago casi todo el tiempo; 2) es el instinto evolutivo de sobrevivir, pero, manipulado por mi ego; 3) es mi deseo de estar separado(a) y por encima de los demás, tratando de poseer más y ser más que ellos, por el convencimiento de que soy merecedor(a) de las escasas cosas buenas y transitorias que ofrece el mundo; 4) es buscar interesadamente en relaciones especiales, el amor, la amistad y el aprecio especiales que puedan ofrecer, así como también, convencerlos de que entreguen sus cuerpos y/o mentes y/o posesiones igualmente especiales, que considero que me hacen falta. 5) Pero el especialismo nunca puede amar, apreciar o compartir desinteresadamente, ya que, por sí mismo, constituye una traición y un ataque contra el Amor de Dios por cada una de nuestras Almas —Que realmente somos— fusionadas en Una sola en Cristo, Su Hijo único. 6) En consecuencia, mi especialismo va a desconfiar de todos, al considerarlos como potenciales atacantes o competidores, y por eso, no se le va a escapar ninguna falta o pecado que puedan cometer; además de atacar a los que interfieran o se opongan a mis designios interesados. Ver T16.6, T24, T27.9 [82]-[83]
 
18 El Hijo único de Dios o Cristo, en Cuya única Alma, todas las Nuestras están fusionadas en Una sola y, Que es Una con Dios en Su eterna Unicidad. Nos convertimos aquí en el reflejo de Cristo cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, perdonamos totalmente al otro (s) y extendemos los milagros que nos sugiera el Mismo Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el especialismo del ego y creemos que su realidad del tiempo y del espacio es verdadera —que es lo que hacemos "usualmente"— entonces nos convertimos en el Hijo separado de Dios. Ver T10.5, T10.8, T20.3, T29.9, L163, L191, LTE.14 (-L351)


Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 354
Juntos estamos, Cristo y yo,
en paz y seguros de nuestro
propósito. Y en Él está Su
Creador, tal como está en mí.
L354 1 Padre, mi unicidad con Cristo me establece como Tu Hijo, más allá del alcance del tiempo y totalmente libre de toda ley, salvo de las Tuyas1. 2 Por lo tanto, realmente no tengo otro yo excepto el Cristo en mí, no tengo otro propósito que el Suyo, y Él es como Su Padre. 3 Por consiguiente, Padre, tengo necesariamente que ser Uno Contigo y con Él también2. 4 Pues, ¿quién es Cristo sino Tu Hijo tal como Lo creaste? 5 ¿Y qué soy yo, sino el Cristo en mí?
1 Ley o Leyes, con mayúscula, son las de Dios y se reducen a una sola: amar, que es lo mismo que crear. Aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, nos regimos por el reflejo del eterno Amor de Dios. Y cuando pensamos con el especialismo del ego, las leyes, en minúscula, son las que rigen este mundo, a saber, las de la evolución (todo se come a todo) y de la escasez (las cosas buenas ni abundan ni duran). Ver T15.7, L76
 
2 … como reflejo aquí de la Unicidad, con mayúscula, es, la idea que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de fusionar todas nuestras Almas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos el Hijo único de Dios. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2


Un Curso Sobre Milagros
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Manual Para Los Maestros
M.16 ¿CÓMO DEBE PASAR
EL DÍA EL MAESTRO
DE DIOS? pár 1-11
M16.1 1 Para un maestro de Dios avanzado, esta pregunta no tiene sentido. 2 No hay un programa fijo, pues las lecciones cambian día a día. 3 No obstante, el maestro de Dios está seguro de una sola cosa: las lecciones no cambian al azar. 4 Al verlo y comprender que es verdad, el maestro descansa contento. 5 Se le dirá todo lo que su papel ha de ser, en este día y cada día después. 6 Y los que comparten ese papel con él lo encontrarán, de manera que puedan aprender juntos las lecciones de ese día. 7 Ni uno solo que él necesite estará ausente; ni uno solo le será enviado que no tenga una meta de aprendizaje ya establecida, y que se pueda aprender ese mismo día. 8 Por consiguiente, para el maestro de Dios avanzado, esta pregunta es superflua. 9 Ya fue planteada y contestada, y él se mantiene en continuo contacto con la Respuesta1. 10 Está preparado, y ve que el camino por el que anda se desarrolla seguro y libre de asperezas por delante de él.

M16.2 11 ¿Pero qué ocurre con los que no han alcanzado su certeza? 12 Todavía no están listos para una falta de estructura así de la parte que les toca desempeñar. 13 ¿Qué es lo que tienen que hacer para aprender a entregar el día a Dios2? 14 Hay algunas reglas generales a seguir, aunque cada cual debe usarlas como mejor pueda, a su manera. 15 Las rutinas como tales son peligrosas, porque se convierten fácilmente en dioses por derecho propio y amenazan las mismas metas para las que fueron establecidas. 16 Por lo tanto, en términos generales, se puede decir que es mejor comenzar el día bien. 17 Si se comenzó mal, siempre es posible volver a empezar. 18 No obstante, el uso de rutinas ofrece obvias ventajas en cuanto a ahorrar tiempo.
1 La Respuesta de Dios a la separación es el Espíritu Santo y la posibilidad de comunicarnos con Dios por Su intermedio a través de nuestro espíritu o mente acertada, que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del mismo Espíritu Santo. Ver T5.3 [18], T9.7 [53], T17.5 [29]
 
2 … es decir ser aquí un reflejo de lo que realmente son en la Unicidad, con mayúscula, es, la idea que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de fusionar todas nuestras Almas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados — como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos el Hijo único de Dios. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
M.16 ¿CÓMO DEBE PASAR
EL DÍA EL MAESTRO
DE DIOS?
pár 3-4
M16.3 19 Al principio, es aconsejable pensar en función del tiempo. 20 Aunque éste no es de ningún modo el criterio esencial, probablemente es el más fácil de observar al principio. 21 Inicialmente, se hace hincapié en ahorrar tiempo, que si bien seguirá siendo importante a lo largo de todo el proceso de aprendizaje, se recalcará cada vez menos. 22 De entrada, podemos decir con seguridad que el tiempo que se dedica a comenzar bien el día ciertamente ahorra tiempo. 23 ¿Cuánto tiempo debería emplearse en eso? 24 Dependerá del propio maestro de Dios, 25 quien no podrá adjudicarse a sí mismo ese título hasta haber completado el Libro de Lecciones, puesto que estamos aprendiendo dentro del marco de nuestro Curso. 26 Después de haber finalizado las sesiones de práctica más estructuradas contenidas en el Libro de Lecciones, la necesidad individual será el factor determinante para determinar el tiempo que se le dedicará.

M16.4 27 Este Curso es siempre práctico. 28 Puede ser que, al despertarse, el maestro de Dios no se encuentre en una situación que le conduzca a pasar unos minutos en un estado de quietud. 29 Si ése fuese el caso, que recuerde tan sólo que ha decidido pasar un rato con3 Dios lo antes posible, y que lo haga. 30 El tiempo que se le dedique no es lo más importante. 31 Uno puede fácilmente pasar una hora sentado inmóvil con los ojos cerrados y no lograr nada. 32 O bien, con igual facilidad, puede dedicarle a Dios sólo un instante y, en ese instante, unirse a Él completamente4. 33 Quizá, la única generalización que puede hacerse al respecto es la siguiente: Después de despertar y tan pronto como te sea posible, aquiétate unos instantes y, si empieza a resultarte difícil, continúa durante uno o dos minutos más. 34 Probablemente descubrirás que la dificultad disminuye y desaparece. 35 En caso de no ser así, ése será el momento de parar.
3 … la Voz que habla por
 
4 La experiencia de Cristo, en mi fuero interno, es la divina experiencia de la fusión de mi Alma con el Alma del otro(a) en Una sola, al haberlo(a) perdonado totalmente; experiencia de Amor que iré extendiendo a todo y a todos en un reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9], Lte.6 (-L271)
M.16 ¿CÓMO DEBE PASAR
EL DÍA EL MAESTRO
DE DIOS?
pár 5-6
M16.5 36 El mismo procedimiento debería seguirse por la noche. 37 Tal vez tu período de aquietamiento debería ser temprano en el anochecer, si no te es posible hacerlo justo antes de irte a dormir. 38 No es aconsejable hacerlo acostado. 39 Es mejor estar sentado, en cualquier postura que prefieras. 40 Habiendo completado el Libro de Lecciones, seguramente habrás llegado a algunas conclusiones a este respecto. 41 No obstante, si te es posible, el momento justo antes de irte a dormir es un tiempo deseable para dedicárselo a Dios. 42 Esto pone a tu mente en estado de reposo y te aparta del miedo. 43 Si es conveniente hacerlo más temprano, asegúrate al menos de no olvidarte pasar un rato —aunque sólo sea un momento— en el que cierres los ojos y pienses en Dios5.

M16.6 44 Hay un pensamiento en particular que debe recordarse a lo largo del día. 45 Es un pensamiento de pura alegría; de paz; de liberación ilimitada; ilimitada porque todas las cosas se liberan dentro de él. 46 Crees que has hecho un lugar seguro para ti mismo. 47 Crees que has hecho un poder que te puede salvar de todas las cosas aterradoras que ves en sueños. 48 Pero no es así. 49 Tu seguridad no reside ahí. 50 A lo que renuncias es sencillamente a la ilusión de proteger ilusiones6. 51 Y ése es tu temor, y sólo ése. 52 ¡Qué insensatez estar tan atemorizado por nada! 53 ¡Por nada en absoluto! 54 Tus defensas no van a servir, pero tú no corres peligro. 55 Por eso, no las necesitas. 56 Reconoce esto y desaparecerán. 57 Y, sólo entonces, habrás aceptado tu verdadera protección.
5 … como el Amor que arropa a Todo, es decir, a Dios y Su único Hijo —Que realmente eres tú, conjuntamente con todos los demás— Hijo Que es uno con Él, Su Padre y Creador
 
6 Ilusión o fantasía o alucinación —en el sueño de la separación o realidad del ego en la que creemos vivir— es todo lo "hecho" por el yo soñador o “idea seria,” que se produjo en el instante de la separación, por haber olvidado el Hijo reírse de la diminuta idea alocada (que Le era posible separarse de Su Padre y ponerse a crear por su cuenta), que se había colado en la Eternidad donde Todo es Uno con Dios. Entre las ilusiones hechas por el yo soñador, se encuentran el tiempo, el espacio, el universo en continua expansión y fragmentación, y el sistema de pensamiento del ego, que con sus leyes de la evolución y escasez rige todas las mencionadas ilusiones. Ver T8.5 [41], T16
M.16 ¿CÓMO DEBE PASAR
EL DÍA EL MAESTRO
DE DIOS?
pár 7
M16.7 58 ¡Cuán sencillo y qué fácil transcurre el tiempo para el maestro de Dios que ha aceptado Su protección! 59 Todo lo que hacía antes en nombre de su propia seguridad ha dejado de interesarle, 60 puesto que está a salvo y sabe que lo está. 61 Tiene un Guía que no va a fallar. 62 No necesita hacer distinciones entre los problemas que percibe, pues Aquel a Quien acude con todos ellos, reconoce que no hay grados de dificultad en su resolución. 63 Está tan a salvo en el presente como lo estaba antes de que su mente aceptase las ilusiones, y como lo estará cuando las haya abandonado. 64 Su estado no cambia en momentos distintos ni en lugares diferentes, porque todos son lo mismo para Dios. 65 En esto reside su seguridad. 66 No tiene necesidad de nada más.
M.16 ¿CÓMO DEBE PASAR
EL DÍA EL MAESTRO
DE DIOS?
pár 8-9
M16.8 67 Con todo, habrá tentaciones7 a lo largo del camino que al maestro de Dios aún le queda por recorrer y tendrá necesidad de recordarse a sí mismo durante el transcurso del día que está protegido. 68 ¿Cómo podrá hacer eso, especialmente en los momentos en que su mente esté ocupada con cosas externas? 69 Lo único que puede hacer es intentarlo y su éxito dependerá de la convicción que tenga de que va a triunfar. 70 Deberá tener absoluta Certeza de que su éxito8 no procede de él, pero que se le dará en cualquier momento, lugar o circunstancia que lo pida. 71 Habrá ocasiones en que su certeza flaqueará y, en el momento en que esto ocurra, el maestro de Dios volverá a tratar, como antes, de depender únicamente de sí mismo. 72 No olvides que eso es magia9 y la magia es un pobre substituto de la verdadera ayuda. 73 No es suficientemente buena para el maestro de Dios, porque no es suficientemente buena para el Hijo de Dios.

M16.9 74 Evitar la magia es evitar la tentación. 75 Pues toda tentación no es más que el intento de substituir la Voluntad de Dios10 por otra. 76 Estos intentos pueden parecer ciertamente aterradores, pero son sencillamente patéticos. 77 No pueden tener efectos, ya sean buenos o malos, sanadores o destructivos, tranquilizadores o aterradores, gratificantes o que exijan sacrificio. 78 Cuando reconozca que la magia sencillamente no es nada, el maestro de Dios habrá alcanzado el estado más avanzado. 79 Todas las lecciones intermedias no hacen sino conducirle a ese estado, y facilitar que esta meta esté más cerca de reconocerse. 80 Pues cualquier tipo de magia —sea cual sea su forma— es sencillamente impotente. 81 Su impotencia explica por qué es tan fácil escaparse de ella. 82 Es imposible que lo que realmente no tiene efectos pueda aterrorizar.
7 … de regresar al pensar, percibir y actuar con el ego,
 
8 … en dejar de pensar con el ego y de creer en su realidad…
 
9 La magia, según el Curso y cuando pensamos con el especialismo del ego, es todo lo que percibimos por medio de nuestros sentidos y que tratamos de comprender mediante nuestra razón, lógica y sentido común. Pero esa realidad tiene que ser irreal, simplemente porque un Dios de Amor no la pudo haber creado. En efecto, el Curso añade que Dios, en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, creó únicamente nuestras Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su Hijo único. No creó nada más. Por tanto, si queremos creer en un Dios perfecto y eterno, también tendremos que creer no sólo que lo que percibimos aquí tiene que ser magia o ilusión, sino que, lo que vivimos internamente durante algunos instantes santos en el mundo real al experimentar a Cristo en el otro, es el reflejo aquí de Nuestra verdadera y eterna Realidad. Ver T1.1.14 [14], T2.3 [62], T23.3 [30]
 
10 Voluntad de Dios en el eterno Presente de Su Unicidad en la Que todas nuestras Almas perfectas están fusionadas en Una sola en Cristo, Su Hijo único, Dios— quiere que la felicidad que Su Hijo heredó de Él siga imperturbada y perpetua en la Alegría de la Creación plena, eternamente receptiva y totalmente ilimitada en Él. Aquí, la Voluntad de Dios es, por medio del perdón y de la extensión de milagros, que nos volvamos el reflejo de ese eterno Presente de la Unicidad, en la Que, en paz y con alegría, nos amamos unos a otros como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Él. Ver T12.7 [64] y [65], T13.5 [41], L193
M.16 ¿CÓMO DEBE PASAR
EL DÍA EL MAESTRO
DE DIOS?
pár 10
M16.10 83 No hay nada que pueda substituir a la Voluntad de Dios. 84 Dicho llanamente, este hecho es al que el maestro de Dios dedica su día. 85 Cualquier otro substituto que acepte como real, tan sólo puede engañarle. 86 Mas está a salvo de cualquier engaño si así lo decide. 87 Quizá necesite recordar: "Dios está conmigo. 88 No puedo ser engañado". 89 Quizá prefiera usar otras palabras, o sólo una, o ninguna. 90 En cualquier caso, debe abandonar toda tentación de aceptar la magia como algo verdadero, y reconocer que no sólo no es aterradora, ni pecaminosa, ni peligrosa, sino que, sencillamente, no significa nada11. 91 Al estar arraigada en el sacrificio y la separación —que no son más que dos aspectos de un mismo error— el maestro de Dios decide sencillamente renunciar a todo lo que realmente nunca tuvo. 92 Y a cambio de ese "sacrificio", el Cielo le es restaurado a su concienciación.
11 … Eso no quiere decir, por ejemplo, que no haga con su cuerpo lo necesario para que éste sobreviva y todo lo que esto implique. La diferencia estriba en que recuerde que decidió creer que todo eso realmente es una ilusión frente a la Realidad que le propone este curso y, por consiguiente, en todo momento tratará de ser aquí el reflejo de Lo que cree que realmente es en la eterna Unicidad de Dios, es decir, la Voluntad de Dios en el eterno Presente de Su Unicidad en la Que todas nuestras Almas perfectas están fusionadas en Una sola en Cristo, Su Hijo único, Dios— quiere que la felicidad que Su Hijo heredó de Él siga imperturbada y perpetua en la Alegría de la Creación plena, eternamente receptiva y totalmente ilimitada en Él. Aquí, la Voluntad de Dios es, por medio del perdón y de la extensión de milagros, que nos volvamos el reflejo de ese eterno Presente de la Unicidad, en la Que, en paz y con alegría, nos amamos unos a otros como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Él. Ver T12.7 [64] y [65], T13.5 [41], L193
M.16 ¿CÓMO DEBE PASAR
EL DÍA EL MAESTRO
DE DIOS?
pár 11
M16.11 93 ¿No es un cambio que te gustaría hacer? 94 El mundo lo haría gustosamente si supiera que se puede. 95 Los maestros de Dios son los que deben enseñarle12 que sí puede. 96 Y, por lo tanto, su función es asegurarse de que ellos mismos lo hayan aprendido. 97 No hay otro riesgo a lo largo del día, excepto el de poner tu confianza en la magia13, pues sólo eso conduce al dolor. 98 "No hay otra voluntad14 que la de Dios." 99 Sus maestros saben que esto es así, y han aprendido que todo lo que no es esto, es magia. 100 Lo que mantiene viva la creencia en la magia es la ilusión simplista de que da resultado. 101 A lo largo de todo su entrenamiento, cada día y cada hora, e incluso cada minuto y cada segundo, los maestros de Dios deben aprender a reconocer las diversas formas de magia y a percibir el hecho de que15 no significan nada. 102 Cuando lo hacen, dejan de tenerles miedo16 y, por consiguiente, desaparecen17. 103 Y así se vuelve a abrir la puerta del Cielo18, y19, Su Luz20 vuelve a irradiar sobre una mente libre de preocupaciones.
12 … principalmente con el ejemplo, con sus actitudes,
 
13 … lo cual haces cuando piensas con el ego y crees que su realidad es verdadera
 
14 … cuando decides pensar con el Espíritu Santo y has aceptado el Redimir para ti mismo: Aceptar para ti mismo el Aceptar para ti mismo el Redimir, siempre con mayúscula: 1) es un acto de Amor general; 2) es fusionar tu Alma con La del que perdonas en Una sola, en la experiencia de Cristo; 3) es haberse decidido a pensar cada vez más "nos" con el Espíritu Santo y cada vez menos "yo", "yo", "yo" con el ego; 4) es el acto de compartir desinteresadamente; 5) es querer creer que la separación nunca ocurrió y, por lo tanto, no somos cuerpos sino realmente las Almas perfectas fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único Que Dios creó; 6) es dejar de creer en la realidad del ego y querer creer en la Realidad, el eterno Presente de la Unicidad con Dios; 7) es siempre una manera de escapar del miedo. Ver T3.3, T5.3, T11.9, L139
 
15 … realmente en el Cielo, Que es donde todos como Almas perfectas fusionadas en Una sola en Cristo, realmente estamos
 
16 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero, cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda. Ver T6, T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
 
17 … como preocupación de la mente que ahora quiere pensar con el Espíritu Santo
 
18 … en instantes santos en el mundo real
 
19 … el reflejo de
 
20 Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el especialismo del ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
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