Un Curso Sobre Milagros
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Nada real puede ser amenazado.
Nada irreal existe.
En esto radica la paz de Dios.
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Un Curso Sobre Milagros
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Libro de Lecciones
P A R T E 1
L E C C I Ó N 56
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L1 (L26-30) Nuestro repaso de hoy abarca lo siguiente:
L56 (L26) 1 Mis pensamientos de ataque, atacan mi invulnerabilidad 1.
2 ¿Cómo puedo saber quién soy cuando pienso estar sometido a continuos ataques? 3 El dolor, la enfermedad, las pérdidas, la vejez y la muerte parecen acecharme. 4 Todas mis esperanzas, aspiraciones y planes parecen estar a merced de un mundo que no puedo controlar. 5 Sin embargo2, la perfecta Seguridad y la plena Realización3 constituyen mi verdadera herencia. 6 He tratado de despojarme de mi herencia a cambio del mundo que veo4. 7 Pero Dios la ha salvaguardado para mí. 8 Mis propios pensamientos reales me enseñarán Lo que es mi herencia.
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1 La invulnerabilidad es tu perfecta liberación de creer que algo aquí te pueda hacer realmente daño, porque quieres creer que realmente somos Almas perfectas y eternas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, y que estamos en Su eterna Unicidad —donde Todo es Uno y sólo hay Amor, paz y alegría— en vez de ser cuerpos en este mundo del tiempo y del espacio, regido por las leyes de la evolución y escasez. Esta creencia te ayuda a usar la indefensión —que conjuntamente con la inculpabilidad es la condición, para poder perdonar— como medio de enseñar a tu hermano que somos realmente inmunes al ataque y que él es realmente inocente, pues su ataque no pudo hacer daño a nuestra Alma, y al no permitirle pensar que sí lo pudo hacer —porque lo hizo al cuerpo— le estarás enseñando que el Redimir —Que aceptaste para ti—también es suyo. Demuestras eso al no alterarte y, en lo posible, enseñar un cuerpo sano. Porque al alterarte y enfermarte, le estarías enviando a tu hermano el mensaje que dice: "Mira hermano, por tus manos muero". Vivir la invulnerabilidad es querer ser el reflejo aquí del Cielo, donde no hay nada que perdonar, porque ninguna Alma puede hacer daño a Otra, ya que, repetimos, Todas están unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios. Ver T9.9 [76], T11.10, T13.8 [71], L26
2 … en mi mente
3 … o Conocimiento, con mayúscula, es lo que saben todas nuestras Almas perfectas y eternas, Unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Almas que, en perfectas paz y alegría, están compartiendo con Dios Su Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de Su Unicidad.
4 … y que mi mente primordial separada hizo y sigue haciendo…
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L E C C I Ó N 56
Repase la Lección 27
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L56 (L27) 9 Por encima de todo, quiero ver realmente.
10 Al reconocer que lo que veo refleja lo que creo que soy5, me doy cuenta de que ver6 es mi mayor necesidad. 11 El mundo que veo da testimonio de cuán espantosa es la naturaleza temerosa de la imagen que he hecho. 12 Si quiero recordar7 quién soy, es esencial que abandone esta imagen de mí. 13 A medida que sea reemplazada por la Verdad8, la visión me será ciertamente dada. 14 Y con ella, miraré al mundo y a mí mismo con caridad y con Amor.
20 ¿Cómo podría reconocer lo que más me conviene si no sé quién soy? 21 Lo que pienso que más me convendría no haría sino atarme aún más al mundo de las ilusiones. 22 Estoy dispuesto a seguir al Guía que Dios me ha dado para descubrir lo que más me conviene, reconociendo que no lo puedo percibir por mi cuenta.
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5 … El cuerpo—cuando pensamos con el ego— es su encarnación, regido por las leyes de este mundo y constituye la prueba viviente de que este mundo es real y de que estamos evidentemente separados de Dios y unos de otros. Pero cuando pensamos con el Espíritu Santo, el cuerpo es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno, y como el Hijo único de Dios que realmente somos, extendemos nuestra mano para tomar la de nuestro hermano y ayudarlo a caminar el sendero con él. Ahora nuestros cuerpos se han vuelto santos y nuestras mentes unidas y acertadas sirven para curar las mentes equivocadas que sólo sabían de vida efímera y de muerte. Ver T1.1.51 [86], T2.2 [45], T2.3 [53], T2.3 [56], L161.4, LTe.5 (-L261)
6 … con la visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
7 … realmente
8 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber unificado su Alma con La tuya en Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
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L E C C I Ó N 56
Repase la Lección 28-30
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L56 (L28) 15 Por encima de todo, quiero ver las cosas realmente de otra manera.
16 El mundo que veo mantiene vigente mi espantosa autoimagen, y garantiza su continuidad. 17 Mientras siga viendo el mundo tal como lo veo ahora, la Verdad no podrá emerger en mi concienciación. 18 Dejaré que la puerta que se encuentra detrás de este mundo9 me sea abierta, para así poder mirar más allá de él al que refleja el Amor de Dios.
L56 (L29) 19 Dios está en todo lo que veo.
20 Tras cada imagen que he hecho, la Verdad permanece inmutable. 21 Tras cada velo que he corrido sobre la faz del Amor, Su luz sigue brillando incólume. 22 Más allá de todos mis dementes deseos, se encuentra mi voluntad, unida a la de Mi Padre10. 23 Dios sigue estando en todas Partes y en todas las cosas eternamente. 24 Y nosotros, que realmente formamos parte de Él, todavía habremos de ver más allá de las apariencias, y reconocer la Verdad que está tras todas ellas.
L56 (L30) 25 Dios está en todo lo que veo, porque Dios está en mi mente11.
26 En mi propia mente, detrás de todos mis pensamientos dementes de separación y ataque, está el conocimiento12 de que Todo es eternamente Uno con Dios. 27 Yo no he perdido el conocimiento de quién soy realmente, por el hecho de haberlo olvidado. 28 Este conocimiento ha sido salvaguardado para mí en la Mente de Dios, Quien no ha abandonado a Sus Pensamientos. 29 Y yo, que realmente Me cuento entre ellos, soy realmente Uno con Ellos, y Nosotros Uno con Dios.
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9 Aceptar para sí mismo el Redimir —siempre con mayúscula— es un acto de Amor; es reconocer el Alma del que perdonamos; es haberse decidido a pensar cada vez más "nos" con el Espíritu Santo y cada vez menos "yo", "yo", "yo" con el ego; es el acto de compartir desinteresadamente; es querer creer que la separación nunca ocurrió y, por lo tanto, no somos cuerpos sino realmente las Almas perfectas y eternas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único Que Dios creó; es dejar de creer en la realidad del ego y querer creer en la Realidad, el eterno Presente de la Unicidad con Dios; es siempre una manera de escapar del miedo. Ver T2.2 [36], T2.5 [86, 103], T3.3, T5.3, L139
10 La Voluntad de Dios —en el eterno Presente de Su Unicidad en la Que todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una en la única Alma del Hijo único de Dios— quiere que la felicidad que Su Hijo heredó de Él siga imperturbada: que sea perpetua en la Alegría de la Creación plena y que sea eternamente receptiva y completamente ilimitada en Él. Aquí, la Voluntad de Dios es que por medio del perdón y de la extensión de milagros, nos volvamos el reflejo de ese eterno Presente de la Unicidad, en la Que, en paz y con alegría, nos amamos unos a otros como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Él. Ver T12.7 [64] y [65], T13.5 [41], L193
11 ... cuando decido pensar con el Espíritu Santo
12 Conocimiento, con mayúscula, es lo que saben todas nuestras Almas perfectas y eternas, Unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Almas que, en perfectas paz y alegría, están compartiendo con Dios Su Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, en minúscula, conocimiento es lo que experimentamos en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y unir como Una, su Alma con La mía, es saber que esa experiencia es el reflejo aquí del eterno Conocimiento. Y cuando pensamos con el ego, es lo que se puede llegar a conocer en este mundo, de acuerdo con sus leyes. Ver T3.5 [35] y [37], T25.4 [25
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Un Curso Sobre Milagros
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Texto
Capítulo 5
CURACIÓN Y COMPLETITUD
T5.6 TERAPIA Y
ENSEÑANZA pár 44-50
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T5.6 [44] 1 Debes de haberte dado cuenta de cuán a menudo he utilizado tus propias ideas para ayudarte. 2 Has aprendido a ser un terapeuta cariñoso, sabio y muy comprensivo, excepto para ti mismo. 3 Esa excepción te ha dado más que tu percepción de otros, debido a lo que viste en ellos, pero menos que el conocimiento de tus verdaderas relaciones con ellos, debido a que no los aceptaste como parte de ti. 4 La comprensión va más allá de la percepción1 porque introduce el significado2. 5 No obstante, se encuentra por debajo del conocimiento3, aunque puede crecer hacia éste. 6 Es posible, con mucho esfuerzo, comprender a otro hasta cierto punto y ayudarlo con creces; no obstante, el esfuerzo ha ido mal dirigido. 7 La dirección equivocada es bien evidente: el esfuerzo está dirigido para que se aleje de ti.
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1 Percepción: En el eterno Presente de la Unicidad de Dios —Que es donde realmente estamos todos como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único, Quien es Uno con Su Padre— la percepción no existe, porque el Conocimiento nos hace saber y experimentar que Todo es Uno y, por consiguiente, no hay nada que percibir. Pero en la separación, cuando pensamos con el ego, la percepción es el proceso fundamental para sobrevivir por el cual nuestra razón, lógica y sentido común interpretan, juzgan, seleccionan y evalúan la información recibida por nuestros sentidos de la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. El Curso la define como "Percepción equivocada". Y, cuando habiendo decidido pensar con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo, estudiado y aplicado al menos una vez las Lecciones del Curso, nuestra "Percepción verdadera" gradualmente nos va a llevar al mundo real —que es la meta del Curso—donde, en nuestro fuero interno, experimentaremos el reflejo aquí de la Unicidad de Dios, donde sólo hay Amor, paz y alegría. Ver T3.4, T3.5, T10.7, T13, T14.6 [46], L134, M5.3.1, M19.5
2 Significado, con mayúscula es, en el eterno Presente de la Unicidad, el de la relación de Amor de Dios con Nosotros, como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en perfectas paz y alegría. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, significado es el reflejo aquí de ese eterno Significado y, cuando pensamos con el ego, es el significado que damos aquí a nuestra existencia separada, según las leyes de este mundo. Ver T2.2 [21], T2.6, T7.5 [26], T7.6 [46], T30.8, L14]
3 Conocimiento, con mayúscula, es lo que saben todas nuestras Almas perfectas y eternas, Unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Almas que, en perfectas paz y alegría, están compartiendo con Dios Su Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, en minúscula, conocimiento es lo que experimentamos en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y unir como Una, su Alma con La mía, es saber que esa experiencia es el reflejo aquí del eterno Conocimiento. Y cuando pensamos con el ego, es lo que se puede llegar a conocer en este mundo, de acuerdo con sus leyes. Ver T3.5 [35] y [37], T25.4 [25]
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T5.6 TERAPIA Y
ENSEÑANZA
pár 45
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T5.6 [45] 8 Eso no quiere decir que el esfuerzo haya sido en vano, pero sí que no lo has concienciado. 9 He conservado todas tus atenciones y cada pensamiento amoroso que has tenido, y te aseguro que has tenido muchos. 10 Los he purificado de los errores que ocultaban su luz, y los he mantenido para ti en4 Su propio Resplandor perfecto. 11 Ahora se encuentran más allá de cualquier destrucción y culpa. 12 Provinieron del Espíritu Santo Que está en ti y sabemos que Lo que Dios crea es eterno. 13 Lo que el miedo5 ha ocultado sigue siendo parte de ti6.
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4 … en el reflejo aquí de
5 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94
6 Esta última frase es como una síntesis editada por los Escribas del siguiente texto del UrText T5F3: "Bill habló una vez sobre el Reino de esta manera, porque anhela en relación a lo que ha represado. Tú (Helen) tienes mucho más miedo de eso, porque la disociación mete más miedo. El mejor contacto de B. le ha permitido la fuerza de mantenerse consciente del miedo y de buscar la salida en el desplazamiento, del cual está aprendiendo a sobreponerse con tu ayuda. Eso se debe a que no lo percibes como disociado, pudiéndolo ayudar con su represión, la cual no te atemoriza. Él, por el otro lado, no tiene dificultad en verte a ti disociada, y no tiene que lidiar con la represión en ti, la cual le produciría miedo".(Tomado y traducido de A Course in Miracles, The Urtext Manuscripts, con la anuencia de su autor Doug Thompson)
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T5.6 TERAPIA Y
ENSEÑANZA
pár 46-47
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T5.6 [46] 14 Unirse al Redimir7 —te he pedido varias veces que lo hagas— es siempre una manera de escapar del miedo. 15 Esto no quiere decir que puedas dejar de reconocer cualquier cosa que sea verdad. 16 No obstante, el Espíritu Santo no dejará de ayudarte a reinterpretar todo lo que percibes como temible, y te enseñará que sólo lo amoroso es verdadero. 17 La Verdad8 está más allá de tu facultad para destruir; en cambio, aceptarla está enteramente a tu alcance. 18 Te pertenece porque realmente La creaste9. 19 Es Tuya porque forma parte de Ti, tal como Tú formas parte de Dios, porque Él Te creó.
T5.6 [47] 20 El Redimir es la garantía de la seguridad del Reino. 21 Nada que sea bueno se puede perder, pues proviene del Espíritu Santo, la Voz que habla por la Creación. 22 Nunca fue creado algo que no sea bueno 23 y, por lo tanto no puede ser protegido. 24 Lo que el ego hace se lo guarda para sí y, por consiguiente, carece de fuerza. 25 Su existencia, que no es compartida, no muere; simplemente nunca nació. 26 Nacer de verdad no es un comienzo, es una continuación. 27 Todo lo que puede continuar ya ha nacido; no obstante, puede aumentar a medida que estés dispuesto a devolver la parte de tu mente que necesita curación a la parte más elevada10 y, de esta manera, hacer que tu crear no se divida11.
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7 Aceptar para sí mismo el Redimir —siempre con mayúscula— es un acto de Amor; es reconocer el Alma del que perdonamos; es haberse decidido a pensar cada vez más "nos" con el Espíritu Santo y cada vez menos "yo", "yo", "yo" con el ego; es el acto de compartir desinteresadamente; es querer creer que la separación nunca ocurrió y, por lo tanto, no somos cuerpos sino realmente las Almas perfectas y eternas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único Que Dios creó; es dejar de creer en la realidad del ego y querer creer en la Realidad, el eterno Presente de la Unicidad con Dios; es siempre una manera de escapar del miedo. Ver T2.2 [36], T2.5 [86, 103], T3.3, T5.3, L139
8 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse, en un instante santo del mundo real en nuestro fuero interno, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haberlo visto con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. Sus condiciones son querer creer que: 1) Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, Cristo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) Dios no creó más nada. 3) Por eso, nada de Ésta, Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazado, nada que no sea Ella, realmente existe. 4) En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, la verdad es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la creencia de que la percepción que tiene del tiempo y del espacio, y de todo lo que estos contienen, es que son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen su única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29
9 … al tú ser realmente el Hijo único de Dios con Quien eres Uno en Su Crear y en Su Creación…
10 … el espíritu, "… la parte [de tu mente] que todavía está en contacto con Dios por medio del Espíritu Santo".
11 … entre hacer y crear: Hacer es el pensar del ego, pensar que de alguna manera hizo el tiempo y el espacio y todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Crear, en el Cielo, es el eterno y conjunto Pensar amoroso entre Dios y Su Hijo. Aquí, cuando pensando con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonamos, extendemos milagros y hacemos creaciones, somos el reflejo de las Creaciones que, como Su Hijo único, creamos conjuntamente con Dios en el Cielo. Ver T7.12 [109], T8.4 [18], T20.7 [50]
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T5.6 TERAPIA Y
ENSEÑANZA
pár 48-49
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T5.6 [48] 28 En tu condición de terapeuta, dices a tus pacientes que la diferencia real entre los sentimientos de culpa neuróticos y los "saludables" es que los sentimientos de culpa neuróticos no ayudan a nadie. 29 Esta distinción es sabia, aunque incompleta. 30 Precisemos ahora un poco más esa distinción. 31 Los sentimientos de culpa neuróticos constituyen un medio del ego para "redimir" pero sin compartir, y para pedir perdón sin tener intención de cambiar. 32 El ego nunca se lanza a favor del verdadero Redimir, y no puede tolerar el perdón que, en sí, es cambiar12.
T5.6 [49] 33 Tu concepto de "sentimientos saludables de culpa " tiene mérito, pero sin el concepto del Redimir carece del potencial para curar13 que Éste posee. 34 La distinción que hiciste fue en términos de sentimientos, lo cual llevó a la decisión de no repetir el error, que es sólo parte del proceso de curación. 35 A tu concepto le faltó la idea de deshacer el error. 36 De modo que lo que realmente estabas apoyando era adoptar una política de compartir, pero sin un verdadero basamento. 37 He venido a proporcionarte el basamento para que tus propios pensamientos puedan hacerte verdaderamente libre. 38 Has cargado con el fardo de ideas que no compartías y que, por lo tanto, eran demasiado débiles para que aumentaran; pero además, no reconociste cómo deshacer su existencia justamente porque tú las habías elucubrado.
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12 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de todo esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
13 Curar (o curación como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, curar es el proceso por el cual queremos curar en nuestra mente la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros, entablando así relaciones santas con todos. Este proceso llevará nuestra Alma a los instantes santos del mundo real y a la unión con todas las demás Almas en la experiencia de Cristo. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver T2.3 [69], T4.9 [106], T5.3 [18], T19.2, L137, L139
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T5.6 TERAPIA Y
ENSEÑANZA
pár 50
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T5.6 [50] 39 Solo, no puedes cancelar tus errores pasados. 40 No desaparecerán de tu mente sin un remedio, 41 remedio éste que no es mas hechura tuya que Tú Mismo14. 42 El Redimir no puede ser comprendido excepto como un acto puro de compartir. 43 Eso es lo que se quiso decir cuando afirmamos que es posible —incluso en este mundo— escuchar una sola voz. 44 Si realmente eres Parte de Dios y la Filiación es Una15, no puedes estar limitado al yo que el ego ve. 45 Cada pensamiento de Amor16 que tenga cualquier parte de la Filiación pertenece a todas Sus partes. 46 Se comparte justamente porque es un pensamiento amoroso. 47 Compartir es la manera que Dios tiene de crear, y también La Tuya17. 48 Tu ego te puede mantener exiliado del Reino, pero en el Reino en Sí el ego no tiene ningún poder.
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14 Tú Mismo, con mayúscula, quiere decir Tú, como el Alma perfecta y eterna Que, conjuntamente con todas las demás Almas están unificadas como Una en Cristo, sencillamente, porque al ser todas igualmente perfectas y eternas, son la misma cosa, es decir, son el Hijo único de Dios Que realmente somos. En minúscula, tú, decides pensar con el Espíritu Santo y has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado, extendido milagros y entablado relaciones santas, eres el reflejo aquí de Cristo; y cuando piensas, percibes y actúas con el ego —como lo haces habitualmente— te identificas con él. Ver T8.4 [20], T23
15 … Una en Sí Misma o Cristo, y Una con Dios
16 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
17 … en el Cielo, y el reflejo aquí de crear es perdonar en el mundo real y extender milagros.
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Un Curso sobre Milagros – Preliminares
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