PARA VER TODO EL CORREO HAGA
Un Curso Sobre Milagros
edición original
T6.6.1 [61] 1 Cuando tu cuerpo, tu ego
y tus sueños hayan desaparecido
sabrás que10 eres eterno.

2 Tal vez pienses que esto se logra
con la muerte, pero con la muerte
no se logra nada porque la muerte
no es nada.

3 Todo11 se logra con la vida12, y la vida
es de la mente13 y14 se encuentra
en la Mente15.

4 El cuerpo realmente ni vive
ni muere, porque no te puede
contener a ti, que realmente
eres Vida.

5 Si compartimos la misma mente16, puedes superar la muerte17,
puesto que yo lo hice.

6 La muerte18 es un intento de resolver conflictos sin querer tomar
ninguna decisión19.

7 Al igual que todas
las demás soluciones imposibles
que el ego propugna,
ésta tampoco resultará

UCSM TEXTO
T6 EL ATAQUE Y EL MIEDO
6.6 LAS LECCIONES DEL ESPÍRITU SANTO
gráfico por ©Deposit Photos 


Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 1  
L E C C I Ó N 70
Mi salvación1 proviene de mí2.
L70.1 1 Toda tentación no es más que una variante de la tentación básica de no creer en la idea de hoy. 2 La salvación parece provenir de cualquier parte excepto de ti mismo. 3 Lo mismo puede decirse de la fuente de la culpa3. 4 Tú no crees que la culpa y la salvación se encuentran en tu mente y sólo en ella. 5 Cuando te des cuenta de que toda culpa es sólo una invención de tu mente, te darás cuenta también de que la culpa y la salvación tienen que encontrarse en el mismo lugar. 6 Al comprender esto te salvas.
1 La salvación: 1) es haber aprendido a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego y, así, haber liberado la fuerza de Dios en nosotros que está reverberando en todo lo que pensamos o hacemos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— haber reconocido en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es haber aprendido lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es haber buscado y hallado en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es haber aprendido a dar paz y haber obtenido paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Ver T8.4 [22], T9.6, T11.1, T15.4 [33], T17.3 [9], L71.2, LTe.2 (-L231)
 
2 , con mayúscula, quiere decir Tú, como el Alma perfecta y eterna que realmente eres, Que está unificada con todas las demás Almas —igualmente perfectas y eternas— como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre y Creador en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de la Unicidad o Cielo o Reino de los Cielos, etc. En minúscula. , cuando: decides pensar con el Espíritu Santo, has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado, extendido milagros y entablado relaciones santas, eres el reflejo aquí de Cristo; y, cuando piensas, percibes y actúas con el ego —como lo haces habitualmente— te identificas con él. Ver T8.4 [20], T23
 
3 En el Cielo, según el Curso, no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con todas nuestras Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, donde reina la imperfección de los cuerpos regidos por las leyes de la evolución y escasez, cuando pensamos con el ego, la culpa es el sentimiento de no haber estado a la altura de las circunstancias, o de haber faltado contra normas generalmente cambiantes que rigen nuestras vidas. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo y aceptar el Redimir para nosotros mismos, queremos creer que realmente no somos cuerpos sino Almas creadas por Dios a Su Semejanza y, por lo tanto, nunca nos separamos de nuestro Padre y Creador. Además, mediante la visión de Cristo, ahora vemos a las faltas que antes juzgábamos como imperdonables, como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros y, de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos: el Hijo único, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo, como era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
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pár 2-3
L70.2 7 El aparente "costo" de aceptar la idea de hoy es el siguiente: significa que nada externo a ti puede salvarte4, ni nada externo a ti puede aportarte paz. 8 Significa también que nada externo a ti puede realmente hacerte daño, perturbar tu paz o contrariarte en modo alguno.

L70.3 9 La idea de hoy te pone a cargo del universo5 donde te corresponde estar por razón de lo que realmente eres. 10 No es éste un papel que se pueda aceptar parcialmente. 11 Y, seguramente habrás comenzado a darte cuenta de que aceptarlo es la salvación. 12 No obstante, es probable que aún no tengas claro por qué reconocer que la culpa está en tu propia mente conlleva asimismo darte cuenta de que la salvación está allí también.
4 … de pensar con tu ego que es —en el eterno Presente de la de la Unicidad de Dios, donde nuestras Almas perfectas están unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo—el pensar individual que adentró la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Dios, y crear por su cuenta. Al haber el Hijo olvidado reírse de su locura, ésta se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos reales, tales como "hacer" el tiempo, el espacio, y todo lo que estos contienen, regidos por las leyes de la evolución y de la escasez; es la substitución de la Verdad por la ilusión, de lo Infinito por lo temporal, de la Vida por la muerte, de la Completitud por la fragmentación; es la voluntad egoísta opuesta a la Voluntad de Amor de Dios; es la otra parte de nuestra mente que cree ser una mente individual y egoísta, oculta dentro de un trocito de barro, separada de las demás mentes, contra las cuales, en relaciones especiales, compite caótica e interminablemente hasta la muerte del cuerpo. Ver T3.6, T4.3, T4.6, T10, LTe.12 (-L331)
 
5 … como el reflejo aquí del Cielo, con mayúscula, es lo único Que Dios ha creado. No es un lugar ni un estado. Simplemente es la concienciación de la perfecta Unicidad del Padre con todas las Almas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, Su Hijo, a saber, que nada más existe, ni fuera ni dentro de Ella. Algunos de sus sinónimos son: Realidad, Unicidad, Reino de Dios, Reino de los Cielos. Ver T4.2 [19], T4.4 [41], T9.11 [103], L138
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pár 4
L70.4 13 Dios no habría puesto el Remedio6 para la enfermedad7 donde no te pudiese servir de nada. 14 Así es como funciona tu mente, pero no La de Él. 15 Dios quiere que te cures8 y, por eso, mantiene la Fuente9 de la curación allí donde hay necesidad de curación10. 16 Has tratado de hacer justamente lo contrario, intentando por todos los medios —no importando cuán distorsionados o extravagantes hayan podido ser— separar la curación de la enfermedad a la que estaba destinada, conservando de este modo la enfermedad.
6 … sinónimo del Espíritu Santo,
 
7 La enfermedad de todas las enfermedades, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es la separación de Dios y todas las secuelas que ésta trajo consigo. Además, se quiere creer que Dios no tuvo ni tiene nada que ver con ella, ni con la hechura del tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen, ni con lo que ocurre a diario en el Cosmos, ya que nuestra verdadera Realidad —como las Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, que verdaderamente somos— es la de ser el Hijo único de Dios, en el eterno Presente de Su Unicidad. En cambio, cuando pensamos con el ego —que es lo que hacemos habitualmente— creemos que nuestra realidad es todo lo que percibimos con él, incluyendo las cosas aparentemente buenas y malas y, dentro de las malas, las enfermedades psíquicas y físicas, y finalmente la muerte. Ver T9.11, T27.6, T28.4, L136, M5.2, M5.3.3
 
8 Curar (o curación como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, curar es el proceso por el cual queremos curar en nuestra mente la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros, entablando así relaciones santas con todos. Este proceso llevará nuestra Alma a los instantes santos del mundo real y a la unión con todas las demás Almas en la experiencia de Cristo. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver T2.3 [69], T4.9 [106], T5.3 [18], T19.2, L137, L139
 
9 … otro sinónimo del Espíritu Santo,
 
10 Curación es el estado mental que se logra al final del proceso de curar en el que nuestra mente —ahora pensando y percibiendo con el Espíritu Santo— es llevada al mundo real y a la unión con todas las demás mentes en la experiencia de Cristo; y en el instante santo de esa experiencia, ella se cura de la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, del pensar del ego, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Ver T2.3, T5, T8.9, T13.2, T17, M22, M23
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pár 5-6
L70.5 17 Tu propósito11 ha sido asegurarte de que la curación no tuviese lugar; el propósito de Dios ha sido asegurarse de que sí tuviese lugar12. 18 Nuestra práctica de hoy consiste en darnos cuenta de que la Voluntad de Dios y la nuestra coinciden plenamente en lo siguiente:

L70.6 19 Dios quiere que nos curemos, y nosotros no queremos realmente estar enfermos, pues eso nos hace infelices. 20 Por consiguiente, al aceptar la idea de hoy, estamos de acuerdo con Dios: 21 Él no nos quiere enfermos; 22 nosotros tampoco. 23 Él nos quiere curados; 24 nosotros también.
11 … como ego, tanto inicialmente cuando lo que hubo fue un pensamiento alienado de que el Amor podía separarse del Amor, de que el Hijo único podía separarse de Su Padre y Creador y ponerse a crear por su cuenta. Pero al insistir en esa idea alocada, el ego —tu ego, nuestro ego primordial— se puso a crear en falso, se puso a hacer el tiempo y el espacio y el "Big Bang" y todas sus secuelas, todo con el fin de olvidarse de Dios porque no le concedió el favor especial de permitirle separarse y de seguir usufructuando el Amor de Dios pero separado de Él…
 
12 … en la pesadilla de la separación que crees que estás, que creemos que estamos viviendo aquí, como individualidades, en el tiempo y espacio que hizo nuestro ego primario y que nosotros seguimos alimentando con nuestra creencia en esta realidad de la separación y de la fragmentación de todo, con el fin de alejarnos del eterno Presente de la Unicidad, que es Nuestra verdadera Realidad de Hijos de Dios, Uno en Cristo, Su único Hijo.
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pár 7
L70.7 25 Hoy estamos preparados para hacer dos prácticas largas, cada una de las cuales debería tener una duración de diez a quince minutos. 26 No obstante, seguiremos dejando que seas tú el que decida cuándo realizarlas. 27 Seguiremos esta norma en varias de las lecciones que siguen y, una vez más, sería conveniente que decidieses de antemano cuándo sería el momento adecuado para cada una, y que cumplieras tus propias decisiones lo más fielmente posible13.
13 … Así como cuando te has decidido a hacer ejercicios físicos y has logrado hacerlo durante varios días y semanas consecutivas y de pronto te has dado cuenta de que tu cuerpo está agradecido y cada día te pide que los hagas, así también tu espíritu —la parte de tu mente que todavía se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo— de pronto te agradecerá las prácticas que tanto te costaron al principio y te las va a pedir a diario cada vez con mayor insistencia y perseverancia, al aumentar en tu espíritu la paz y alegría que no son de este mundo…
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pár 8-11
L70.8 28 Empieza estas prácticas repitiendo la idea de hoy, añadiendo una afirmación en la que expresas que reconoces que la salvación no proviene de nada externo a ti. 29 Podrías, por ejemplo, decir lo siguiente:

L70.9 30 Mi salvación proviene de mí. 31 No puede provenir de ninguna otra parte.

L70.10 32 Luego, con los ojos cerrados, dedica unos minutos a revisar algunos de los lugares externos en los que buscaste la salvación en el pasado: otra gente, posesiones, diversas situaciones y acontecimientos y, en aquellos conceptos que tenías de ti mismo que trataste que fuesen reales. 33 Reconoce que la salvación no se encontraba en nada de eso. 34 Dite a ti mismo:

L70.11 35 Mi salvación no puede provenir de ninguna de esas cosas. 36 Mi salvación proviene de mí, y sólo de mí.
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pár 12
L70.12 37 Ahora trataremos nuevamente de llegar a la luz14 que se encuentra en ti, que es donde se encuentra tu salvación. 38 No puedes encontrarla en los nubarrones15 que se anteponen a la luz, aunque es en ellos donde16 la has estado buscando. 39 Ahí no está. 40 La vas a encontrar —atravesando los nubarrones— en la luz que está más allá de ellos17. 41 Recuerda que tendrás que atravesar esos nubarrones antes de poder alcanzarla. 42 Pero también recuerda que en las formaciones de nubes que te imaginabas que eran duraderas, nunca encontraste nada que fuese duradero o que realmente hubieses querido.
14 … la experiencia del reflejo aquí de la Unicidad en la que Todo es Amor y Todo es Uno…
 
15 … del razonamiento, lógica y sentido común del ego que quiere probar científicamente cada vez con mayor ahínco, que Dios no existe y, por consiguiente, no está presente aquí ni contesta nada a nadie…
 
16 … cuando empezaste a darte cuenta de que con un pequeño esfuerzo de tu concienciación en cuanto a ponerle atención a los impulsos o pensamientos de compasión, de compartir, de caridad, de amistad desinteresada que emergen de vez en cuando de tu subconsciente, los cuales te llevaron también a pensar que tal vez, realmente, eras más que ese ego egocentrista y egoísta que es tu pan "normal" de cada día…
 
17 … en el no pensar para dar la oportunidad a tu residuo bendito de emerger de tu subconsciente: El residuo bendito es la memoria o reflejo que llevamos en lo profundo de nuestro subconsciente, del arropamiento del Amor de Dios a todos cual Almas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en Su eterna Unicidad. Este reflejo se nos manifiesta en nuestro fuero interno mediante impulsos caritativos, compasivos, de compartir, de amor o amistad desinteresados que de vez en cuando emergen de nuestro subconsciente, y que sólo podemos tomar en serio cuando nos ponemos a pensar con el Espíritu Santo en nuestro espíritu (o mente acertada), que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo. Ver T5.7 [60] 7, T8.5 [33], T12.3 [11], T18.11 [98], T28.2
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pár 13-15
L70.13 43 Puesto que todas las ilusiones de salvación te han fallado, seguramente no querrás quedarte en las nubes buscando en vano falsos ídolos, cuando te sería tan fácil acceder a la luz de la verdadera salvación. 44 Trata de atravesar las nubes utilizando cualquier medio que te atraiga. 45 Si te resulta útil, piensa que te estoy llevando de la mano, y que te estoy guiando. 46 Y te aseguro que esto no será una vana fantasía.

L70.14 47 Para las prácticas cortas y frecuentes de hoy, acuérdate que la salvación proviene de ti y que nada, salvo tu propio pensar, puede impedir tu progreso. 48 Estás libre de toda interferencia externa. 49 Estás a cargo de tu salvación. 50 Estás a cargo de la salvación del mundo. 51 Di, entonces:

L70.15 52 Mi salvación proviene de mí. 53 No hay nada externo a mí que me pueda detener. 54 En mí se encuentran tanto la salvación del mundo como la mía.


Un Curso Sobre Milagros
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TEXTO

Capítulo 6
EL ATAQUE Y EL MIEDO

T6.6 LAS LECCIONES DEL
ESPÍRITU SANTO1 pár 57-69
T6.6 [57] 1 Como cualquier buen maestro, el Espíritu Santo2 sabe más de lo que tú sabes ahora y sólo te enseña para que llegues a ser igual a Él. 2 Esto se debe a que ya te habías enseñado mal, al creer lo que no era cierto. 3 No creíste en Tu Propia Perfección3. 4 ¿Acaso podía Dios enseñarte que habías hecho una mente dividida, cuando Él sólo conoce a Tu Mente4 como completa? 5 Lo que Dios sabe es que Sus canales de comunicación no están abiertos a Él, lo cual Le impide impartir Su Alegría5 y, así, saber que Sus Hijos son completamente felices. 6 Dar Su Alegría constituye un proceso continuo, no en el tiempo sino en la Eternidad. 7 El extender de Dios hacia afuera6, aunque no Su completitud, queda bloqueado cuando la Filiación no se comunica con Él como uno7. 8 Así que Dios pensó: "Mis Hijos duermen y hay que despertarlos".
1 Hemos insertado el nuevo Subcapítulo intitulado "T6.6 Las lecciones del Espíritu Santo" y las tres Secciones que le siguen, con el fin de organizar los textos de estas importantes enseñanzas.
 
2 El Espíritu Santo: 1) En la eterna Unicidad de Dios, es el Pensamiento de Amor de Dios Que nos creó como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo; 2) al producirse la separación, es el ente que comenzó a estar presente como una protección, inspirando al mismo tiempo el comienzo del proceso del Redimir; 3) es, en tu mente acertada, el pensar de Cristo que se manifiesta —entre otras experiencias desinteresadas e inclusivas— por impulsos compasivos, caritativos, altruistas, de compartir, que de vez en cuando emergen del subconsciente y que podemos concienciar en instantes santos y decidir qué hacer con ellos. Algunos de Sus sinónimos en el Curso son: "Consolador", "Guía", "Intérprete", "Mediador", "Palabra de Dios", "Redimir", "Respuesta", "Traductor", "Verdad", "Voz que habla por Dios", "Voz de Dios". Ver T5.3, T5.4, T.5.5, T6.6, T9.5, T20.5, LTe.7 (-L281)
 
3 … la de tu Alma: Alma (o Espíritu) —siempre con mayúscula— es nuestra inmaterial Naturaleza divina que Dios creó semejante a Sí Mismo, entendiéndose que, al ser de Dios, el Alma (o Espíritu) es eterna y nunca nació. El Alma sabe, ama y crea. Cuando las Almas (o Espíritus) perfectas y eternas —que realmente somos todosse unifican como Una en Cristo, somos el Hijo único de Dios, Uno con Su Padre en el eterno Presente de la Unicidad. Nada puede llegar al Alma (o Espíritu) desde el ego, ni nada del Alma (o Espíritu) puede reforzar al ego o aminorar el conflicto interno de éste, porque el Alma (o Espíritu) no puede percibir y el ego es incapaz de conocer. Por lo tanto, no están comunicados ni jamás lo estarán. Ver T2.2 [20], T4.2 [8] y [19], T31.6, L97
 
4 La Mente, con mayúscula, se refiere a la Mente o el Pensar de Dios o de Su Hijo o de Cristo, y representa el agente que activa al Alma (o Espíritu), aportándole su energía creadora o Amor. En la separación, la mente del Hijo separado parece tener tres partes: 1) El espíritu, que es la parte que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo, Quien se nos manifiesta por medio de impulsos amorosos y revelaciones; 2) el ego, que recibe del ego primario en la fuente de la separación, los impulsos de vida y de sobrevivencia, los cuales, al ser procesados por nuestro cerebro —subconsciente o conscientemente— dan vida a nuestro cuerpo y nutren a nuestra razón, lógica y sentido común de lo necesario para defendernos y sobrevivir; y 3) el decididor, que es lo que en nosotros decide todo el tiempo si pensar con el ego —que es lo que hacemos "usualmente"— o con el espíritu. Ver T7.3, T19.2, T25.5, L45, L165
 
5 … el Silencio de Dios… Si bien creemos que somos cuerpos individuales separados de los demás cuerpos y, aparentemente, también de Dios; en el eterno Presente de la Unicidad — Que es Donde realmente estamos todos como Almas, Una en el Alma única del único Hijo de Dios— NO HAY INDIVIDUALIDADES…
 
6 … nuestra experiencia interna de Dios en nuestro espíritu por medio de los impulsos amorosos que nos trae el Espíritu Santo,
 
7 … por creer que somos individualidades separadas unas de otras viviendo en el tiempo y el espacio, en vez de creer conjuntamente con el Espíritu Santo, que realmente somos Cristo, el Hijo único de Dios, en Quien todos, como Almas, somos Uno.
T6.6 LAS LECCIONES DEL
ESPÍRITU SANTO
pár 58-59
T6.6 [58] 9 ¿Qué podría despertar más tranquilamente a los niños que una afable voz que no los asuste, sino que simplemente les recuerde que la noche ya pasó y que ha llegado la luz? 10 No se les dice que las pesadillas que tanto les aterrorizaban no eran reales, pues los niños creen en lo mágico. 11 Simplemente se les asegura que ahora están a salvo. 12 Luego, se les enseña a distinguir la diferencia que hay entre estar dormidos y despiertos, para que comprendan que no tienen que tener miedo a los sueños. 13 Y así, cuando vuelvan a tener pesadillas, ellos mismos pedirán la luz para desvanecerlas.

T6.6 [59] 14 Un maestro sabio enseña mediante un enfoque positivo, no uno negativo. 15 No hace hincapié en lo que tienes que evitar para escapar de lo que te pueda hacer daño, sino en lo que tienes que aprender para tener alegría. 16 Esto es cierto aun en el caso de los maestros del mundo. 17 Piensa en la confusión que un niño experimentaría si le dijeran: "No hagas eso porque es muy peligroso y te puedes hacer daño, pero si haces esto otro no te harás daño, estarás a salvo y no tendrás miedo". 18 Definitivamente, es mucho mejor usar tan sólo tres palabras "¡Haz sólo esto!" 19 Esta sencilla afirmación es perfectamente inequívoca, fácil de comprender y muy fácil de recordar.
T6.6 LAS LECCIONES DEL
ESPÍRITU SANTO
pár 60
T6.6 [60] 20 El Espíritu Santo nunca hace una relación detallada de los errores, porque Él no asusta a los niños, y los que carecen de sabiduría son niños. 21 No obstante, siempre responde a sus llamadas y el hecho de que puedan contar con Él los hace sentirse más seguros. 22 Los niños ciertamente confunden fantasía con realidad y se asustan porque no pueden distinguir la diferencia entre ellas. 23 El Espíritu Santo no hace distinción alguna entre diferentes clases de sueños. 24 Simplemente, los hace desaparecer con Su luz8. 25 Su luz es siempre la llamada a despertar, sea lo que sea lo que hayas estado soñando. 26 No hay nada duradero en los sueños9 y el Espíritu Santo, que brilla con la Luz de Dios Mismo, sólo habla en nombre de lo que perdura eternamente.
8 Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
 
9 … desde que nacemos, la muerte nos persigue… hasta que finalmente nos alcanza…
T6.6 LAS LECCIONES DEL
ESPÍRITU SANTO
pár 61
T6.6.1 Para tener, da todo a todos

T6.6.1 [61] 1 Cuando tu cuerpo, tu ego y tus sueños hayan desaparecido sabrás que10 eres eterno. 2 Tal vez pienses que esto se logra con la muerte, pero con la muerte no se logra nada porque la muerte no es nada. 3 Todo11 se logra con la vida12, y la vida es de la mente13 y14 se encuentra en la Mente15. 4 El cuerpo realmente ni vive ni muere, porque no te puede contener a ti, que realmente eres Vida. 5 Si compartimos la misma mente16, puedes superar la muerte17, puesto que yo lo hice. 6 La muerte18 es un intento de resolver conflictos sin querer tomar ninguna decisión19. 7 Al igual que todas las demás soluciones imposibles que el ego propugna, ésta tampoco resultará
10 … Tú, Cristo, el Hijo de Dios, en Quien todos nosotros —como Almas— somos realmente Uno
 
11 … lo que aquí es un reflejo de Lo eterno
 
12 … pensada y percibida con el Espíritu Santo, perdonando y extendiendo milagros, una vida que es aquí el reflejo de Nuestra Vida eterna de Amor dado y recibido con Dios.
 
13 … en nuestro espíritu, la parte de nuestra mente que todavía se puede comunicar aquí con Dios por medio del Espíritu Santo
 
14 … la Vida eterna
 
15 … de Dios, la Cual es Una.
 
16 … de Cristo, en Quien todas nuestras mentes aparentemente separadas son realmente Una, Mente que a su vez es Una con la Mente de Dios.
 
17 … en tu mente…
 
18 … creer que ella y el cuerpo transitorio son verdad…
 
19 … en relación a querer ver las cosas de otra manera, a aceptar el Redimir para uno mismo
T6.6 LAS LECCIONES DEL
ESPÍRITU SANTO
pár 62
T6.6.1 [62] 8 Dios no hizo el cuerpo porque es destructible y, por consiguiente, no es del Reino. 9 El cuerpo es el símbolo de lo que crees que eres20. 10 Evidentemente, es un mecanismo de separación y, por lo tanto, no existe21. 11 El Espíritu Santo, como siempre, se vale de lo que has hecho22 y lo traduce en un recurso de aprendizaje para ti. 12 Una vez más, y como siempre hace, reinterpreta lo que el ego utiliza como un razonamiento a favor de la23 separación, convirtiéndolo en una demostración contra ésta. 13 Si la mente24 puede curar al cuerpo25 pero el cuerpo no puede curar a la mente, entonces ésta tiene que ser más fuerte que el cuerpo. 14 Todo milagro lo demuestra.
20 … cuando piensas con el ego: El cuerpocuando pensamos con el ego— es su encarnación, regido por las leyes de este mundo y constituye la prueba viviente de que este mundo es real y de que estamos evidentemente separados de Dios y unos de otros. Pero cuando pensamos con el Espíritu Santo, el cuerpo es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno, y como el Hijo único de Dios que realmente somos, extendemos nuestra mano para tomar la de nuestro hermano y ayudarlo a caminar el sendero con él. Ahora nuestros cuerpos se han vuelto santos y nuestras mentes unidas y acertadas sirven para curar las mentes equivocadas que sólo sabían de vida efímera y de muerte. Ver T1.1.51 [86], T2.2 [45], T2.3 [53], T2.3 [56], L161.4, LTe.5 (-L261)
 
21 … realmente, en el Cielo.
 
22 … el tiempo y el espacio, y todo lo que estos contienen, incluyendo la pizca de polvo cómico que llamamos Tierra, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez…
 
23 … realidad de la
 
24 … pensando con el Espíritu Santo
 
25 … de la creencia en la separación
T6.6 LAS LECCIONES DEL
ESPÍRITU SANTO
pár 63
T6.6.1 [63] 15 Hemos dicho que el Espíritu Santo es la motivación para extender milagros. 16 Esto se debe a que siempre te dice que sólo la mente es real porque sólo la mente puede compartirse. 17 En efecto, el cuerpo es algo separado y, por lo tanto, no puede ser realmente parte de Ti26. 18 Ser de una sola mente27 tiene significado, pero ser de un solo cuerpo28 no tiene ninguno. 19 Así pues, de acuerdo con las leyes de la mente29, el cuerpo no significa nada. 20 En efecto, para el Espíritu Santo no hay grados de dificultad en los milagros30. 21 A estas alturas, esto te debería resultar ya bastante familiar, aunque no sea algo que estés todavía dispuesto a creer. 22 Por lo tanto, ni lo entiendes ni puedes hacer uso de ello.
26 Ti, con mayúscula, quiere decir Tú, como el Alma perfecta y eterna Que, conjuntamente con todas las demás Almas, están unificadas como Una en Cristo, sencillamente, porque al ser todas igualmente perfectas y eternas, son la misma cosa, es decir, son el Hijo único de Dios Que realmente somos. En minúscula, ti, cuando decides pensar con el Espíritu Santo y has: aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado, extendido milagros y entablado relaciones santas, eres el reflejo aquí de Cristo; y cuando piensas, percibes y actúas con el ego —como lo haces habitualmente— te identificas con él. Ver T8.4 [20], T23
 
27 … con otras mentes
 
28 … con otros cuerpos
 
29 … según el Espíritu Santo
 
30 Extender un milagro a otro, es la máxima expresión de Amor que puedes experimentar en tu fuero interno, cuando, después de haber aceptado el Redimir para ti mismo y logrado perdonar totalmente a un hermano, se corre el velo que te impedía verlo con la visión de Cristo, y unes tu Alma a La de él en una unión de Amor, que se extiende a todas las Almas, ya que, realmente, hay Una sola, La del Hijo único de Dios. El milagro trasciende las leyes de este mundo, remplazándolas por una verdadera empatía o altruismo, como reflejo aquí del Amor que nuestras Almas comparten en el Cielo, reflejo que cura la mente de tu hermano de su creencia en la realidad del ego y, al mismo tiempo, consolida tu propia curación. El milagro es el medio para alcanzar conjuntamente la meta del Curso, no se pide, sino que sucede y, al suceder, se acepta que su origen es divino, mediante un acto de fe. Ver las definiciones de las palabras en negrillas en el Glosario y en: LTe.13 (-L341)
T6.6 LAS LECCIONES DEL
ESPÍRITU SANTO
pár 64-67
T6.6.1 [64] 23 Es mucho lo que todavía nos queda por hacer a favor del Reino como para pasar por alto este concepto crucial. 24 Este concepto constituye una verdadera roca de fundación del sistema de pensamiento que enseño y que quiero que enseñes. 25 No puedes extender milagros sin creer en él, ya que implica creer en la perfecta igualdad. 26 Sólo se puede ofrecer el mismo presente a cada uno de los Hijos iguales de Dios, y esto quiere decir apreciarlos completamente. 27 Ni más ni menos. 28 Sin una gradación, la idea de grados de dificultad carece de significado y no debe haber ninguna gradación en lo que se ofrecen unos a otros.

T6.6.1 [65] 29 El Espíritu Santo, Que nos conduce a Dios, transforma la comunicación en ser, de la misma manera que, en última instancia, transforma la percepción en conocimiento. 30 No pierdes lo que comunicas. 31 El ego se vale del cuerpo para atacar, obtener placer y vanagloriarse. 32 La locura de esta percepción la convierte en algo verdaderamente temible. 33 El Espíritu Santo ve el cuerpo solamente como un medio de comunicación, y puesto que comunicar es compartir, se vuelve comunión. 34 Puede que sostengan que el miedo, al igual que el Amor, puede comunicarse y, por tanto, compartirse. 35 No obstante, esto no es tan real como parece. 36 Los que comunican miedo están fomentando el ataque, y el ataque siempre interrumpe la comunicación, haciéndola imposible.

T6.6.1 [66] 37 Es cierto que los egos se unen en alianzas temporales, pero siempre por lo que cada uno pueda obtener para sí mismo. 38 El Espíritu Santo comunica únicamente lo que cada uno puede dar a todos. 39 Nunca quita nada que haya dado, porque Él quiere que se lo queden. 40 Por lo tanto, Sus enseñanzas comienzan con esta lección:

T6.6.1 [67] 41 Para tener, da todo a todos.
T6.6 LAS LECCIONES DEL
ESPÍRITU SANTO
pár 68-69
T6.6.1 [68] 42 Éste es un paso muy preliminar, y el único que cada uno tiene que dar por su cuenta. 43 Ni siquiera es necesario que ustedes mismos lo completen, pero sí que se encaminen en esa dirección. 44 Cuando hayan decidido tomar ese camino, pondrán a su Yo31 a cargo del viaje, función que a cada uno y sólo a cada uno corresponde desempeñar.

T6.6.1 [69] 45 Este paso tal vez parezca agudizar el conflicto en vez de resolverlo, porque es el paso inicial en el proceso de revertir la percepción de ustedes y cambiarla a acertada. 46 Esto entra en conflicto con la percepción invertida que todavía no han abandonado ya que, de lo contrario, no habría sido necesario un cambio de dirección. 47 Algunos se quedan en este paso durante mucho tiempo, experimentando conflictos muy agudos. 48 En este punto, muchos tratan de aceptar los conflictos, en vez de dar el siguiente paso hacia su resolución. 49 No obstante, si han dado el primer paso, serán ayudados. 50 Pues una vez que han escogido lo que no son capaces de completar solos, ya no estarán solos.
31 Yo, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios —en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una— Quien es Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad. También es usado pocas veces como el Yo de Dios. En minúscula, tu yo es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo; o si decidiste pensar con el Espíritu Santo, tu yo es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno. Ver Lte.14 (-351)
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