Un Curso Sobre Milagros
edición original
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Nada real puede ser amenazado.
Nada irreal existe.
En esto radica la paz de Dios.
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Su hijo era su único tesoro. El padre no quería nada más.
gráfico por ©Deposit Photos
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T8.6 [44] 18 Escucha la parábola del hijo pródigo, y aprende cuál es el Tesoro de Dios y cuál el tuyo: Este hijo de un padre amoroso abandonó su casa y pensó que había derrochado todo a cambio de nada de valor, si bien, en su momento, no sabía que no valían nada. 19 Le daba vergüenza volver a su padre y a su hogar4, porque pensaba que lo había herido. 20 Pero cuando regresó a casa, su padre lo recibió con alegría porque su hijo era su único tesoro. 21 El padre no quería nada más.
CH 8. EL VIAJE DE REGRESO
8.6 EL PODER DE DECIDIR
CONJUNTAMENTE
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
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P A R T E 1
L E C C I Ó N 93
La luz, la alegría y
la paz moran en mí.
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L93.1 1 Crees ser la morada del mal, de las tinieblas y del pecado. 2 Piensas que si alguien pudiese ver la verdad acerca de ti, sentiría tal repulsión que brincaría hacia atrás como si se tratara de una serpiente venenosa. 3 Piensas que si lo que es verdad sobre ti te fuese revelado, te sobrecogería un horror tan intenso que te precipitarías a quitarte la vida, pues te sería imposible seguir viviendo después de recibir semejante revelación.
L93.2 4 Estas creencias están tan firmemente arraigadas en ti que resulta difícil hacerte entender que no tienen ningún fundamento. 5 Que has cometido errores es obvio. 6 Que has buscado la salvación por extraños caminos: dejándote engañar y engañando, teniendo miedo de fantasías pueriles y de sueños salvajes, postrándote ante ídolos de polvo; todo eso es verdad de acuerdo a lo que ahora crees.
L93.3 7 Hoy cuestionamos todo eso, no desde el punto de vista de lo que piensas, sino desde un punto de referencia muy distinto, desde el cual tales pensamientos inútiles no significan nada. 8 Esos pensamientos no concuerdan con la Voluntad de Dios. 9 Él no comparte contigo esas extrañas creencias. 10 Esto es suficiente para probarte que son erróneas, pero tú no lo percibes así.
L93.4 11 ¿Acaso no ibas a dar saltos alegría si se te asegurara que todo el mal que crees haber hecho nunca ocurrió; que todos tus pecados no son nada; que sigues siendo tan puro y santo como fuiste creado; y que la luz, la alegría y la paz moran en ti? 12 La imagen que tienes de ti mismo no puede resistir la Voluntad de Dios. 13 Piensas que aceptar eso es la muerte1; no obstante, es el reflejo aquí de la Vida2. 14 Piensas que se te está destruyendo; sin embargo, se te está salvando.
L93.5 15 El yo que hiciste no es el Hijo de Dios, 16 por consiguiente, ese yo no existe en absoluto. 17 Y todo lo que aparentemente hace o piensa no significa nada. 18 No es ni malo ni bueno. 19 Sencillamente, es irreal y nada más. 20 No pelea contra el Hijo de Dios. 21 No le hace daño ni ataca su paz. 22 No ha alterado la Creación3 ni ha convertido la eterna Impecabilidad en pecado, o el Amor en odio. 23 ¿Qué poder puede poseer ese yo que hiciste, cuando lo que quiere es contradecir la Voluntad de Dios?
L93.6 24 Tu impecabilidad4 está garantizada por Dios. 25 Esto tiene que repetirse una y otra vez, hasta que se acepte. 26 Eso es verdad. 27 Tu impecabilidad está garantizada por Dios. 28 Nada puede afectarla, y nada puede cambiar Lo que Dios creó eterno. 29 El yo que hiciste —malo y pecador— no es nada. 30 Tu impecabilidad está garantizada por Dios, y la luz, la alegría y la paz moran en ti.
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1 Cuando pensamos con el ego, la muerte es el final de la vida aquí, pues, según él, ésta no es otra cosa que nacer, crecer, envejecer, perder vitalidad y, finalmente, morir. Eso lo confirma el hecho de que nadie ha regresado de la muerte para contar su historia… Pero, cuando pensamos con el Espíritu Santo, queremos creer que la muerte no es nada y, cuando nuestro cuerpo haya fallecido y, con él, nuestros sueños hayan desaparecido, sabremos que, como Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios, seguimos siendo Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, en perpetua Armonía y alegre Concordia. Ver T9.11 [96], T10.2 [13], L163, M27
2 La Vida, con mayúscula, es la única Vida que realmente existe, pues fue creada por Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que todos, sin excepción, como Almas perfectas unificadas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios, Que es Uno con Su Padre en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, vida quiere decir nuestra vida aquí, sea como reflejo de Nuestra Vida eterna cuando pensamos con el Espíritu Santo o, de acuerdo con las leyes de este mundo, cuando pensamos con el ego. Ver T4.4 [48], T6.6.1 [61], T23.5, L167
3 La Creación, con mayúscula, en el Cielo, es la suma de todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros, como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de Su Unicidad o Realidad. Dios no creó más nada. Por eso, Allá, la realidad del ego que percibimos aquí con nuestros sentidos, realmente, no existe. Aquí, las creaciones, en minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son las que producimos —cuando perdonamos al otro, a los otros, y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo— como un reflejo de las Creaciones que creamos como Uno con y en Dios, en el Cielo. Y, cuando pensamos con el ego —según el Curso— no "creamos" sino que "hacemos," de acuerdo con las leyes de este mundo. Ver T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (-L321)
4 La Impecabilidad, con mayúscula, es la condición de nuestras Almas en la eterna Unicidad de Dios, Que es donde Todas realmente están y son Una en Cristo, Su único Hijo. En minúscula, impecabilidad es el reflejo aquí de esa Condición eterna. El estado de impecabilidad es simplemente esto: todo deseo de atacar ha desaparecido, de modo que no hay razón para percibir al Hijo de Dios de ninguna otra forma que como realmente es. Ver T20.5 [32], T25.6 [37]
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P A R T E 1
L E C C I Ó N 93
pár 7-10
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L93.7 31 La salvación requiere que aceptes este único pensamiento: realmente eres Tal como Dios Te creó, y no lo que hiciste de ti mismo. 32 Cualquiera que sea el mal que creas haber hecho, eres Tal como Dios Te creó. 33 Cualesquiera sean los errores que cometiste, la Verdad, con respecto a ti permanece inmutable. 34 La Creación es eterna e inalterable. 35 Tu impecabilidad está garantizada por Dios. 36 Eres, y siempre serás, exactamente Tal como fuiste creado. 37 La luz, la alegría y la paz moran en ti porque Dios las puso ahí.
L93.8 38 En nuestras prácticas más largas de hoy —que serían más provechosas si se realizan durante los primeros cinco minutos de cada hora de vigilia— comenzamos afirmando la Verdad acerca de nuestra Creación:
L93.9 39 La luz, la alegría y la paz moran en mí. 40 Mi impecabilidad está garantizada por Dios.
L93.10 41 Luego, deja a un lado las insensatas imágenes que tienes de ti mismo, y pasa el resto de la práctica tratando de experimentar lo que Dios te dio, en lugar de lo que tú decretaste para ti mismo.
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P A R T E 1
L E C C I Ó N 93
pár 11
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L93.11 42 Pues o bien eres Lo que Dios creó o bien lo que tú hiciste de ti. 43 Un Yo es real; el otro no existe realmente. 44 Trata de experimentar la unidad de tu Yo Que es Uno. 45 Trata de apreciar Su santidad5 y el Amor que lo creó. 46 Trata de no ser un obstáculo para el Yo Que Dios creó como Lo que eres, ocultando Su Majestad tras los insignificantes ídolos de maldad y de pecado que hiciste para reemplazarlo. 47 Permítele venir donde Le corresponde estar. 48 Ahí estás. 49 Esto es lo que realmente eres. 50 Y la luz, la alegría y la paz moran en ti porque eso es así.
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5 Santidad, con mayúscula, es el Estado de perfecto Amor o Espíritu Santo que —como Alma, unificada con TODAS las demás Almas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios— vivimos con Dios en perfectas Paz y Alegría, en el eterno Presente de Su Unicidad. En minúscula, santidad es la experiencia en mi fuero interno del reflejo aquí de ese Estado. Ver T1.1.31 [42] a [44], T2.2 [45], T5.4 [23], T14.5, L36, L37, L39
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P A R T E 1
L E C C I Ó N 93
pár 12-17
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L93.12 51 Tal vez no estés dispuesto o no seas capaz de dedicar los primeros cinco minutos de cada hora a hacer estos ejercicios. 52 No obstante, trata de hacerlos cuando puedas. 53 Al menos, acuérdate cada hora de repetir los pensamientos que siguen:
L93.13 54 La luz, la alegría y la paz moran en mí. 55 Mi impecabilidad está garantizada por Dios.
L93.14 56 Trata luego de dedicar un minuto más o menos, con los ojos cerrados, a darte cuenta de que se trata de una afirmación de la Verdad sobre ti.
L93.15 57 Si surge alguna situación que parezca perturbarte, desvanece rápidamente la ilusión6 de miedo repitiendo nuevamente estos pensamientos. 58 Si llegaras a sentirte tentado de enfadarte con alguien, dile silenciosamente:
L93.16 59 La luz, la alegría y la paz moran en ti. 60 Tu impecabilidad está garantizada por Dios.
L93.17 61 Hoy puedes hacer mucho por la salvación del mundo. 62 Hoy puedes hacer mucho por desempeñar más fielmente el papel que Dios te ha asignado en la salvación. 63 Y hoy, puedes asimismo hacer mucho por convencer a tu mente de que la idea de este día es ciertamente verdad.
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6 Ilusión o fantasía es todo lo "hecho" por nuestro ego primario, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba, locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Ver T8.5 [41], T16
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
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Capítulo 8
EL VIAJE DE REGRESO
T8.6 EL PODER DE DECIDIR
CONJUNTAMENTE pár 42-52
[LA LECTURA DE TEXTO REANUDARÁ EL LUNES]
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T8.6 [42] 1 Somos la voluntad conjunta de la Filiación, cuya completitud1 es para todos. 2 Juntos comenzamos nuestro viaje de regreso y juntos acogemos a nuestros hermanos, a medida que avanzamos. 3 Cada aumento de nuestra fuerza es ofrecido a todos, para que ellos también puedan superar sus debilidades y sumen su fuerza a la nuestra. 4 La bienvenida de Dios nos espera a todos y nos acogerá tal como yo te estoy acogiendo. 5 No envíes el Reino de Dios al olvido por ninguna de las cosas que ofrece el mundo. 6 El mundo no puede añadir nada al poder y a la gloria de Dios y de Sus santos Hijos pero, si éstos le ponen atención, sí puede impedir que vean a su Padre. 7 No puedes estar atento al mundo2 y conocer a Dios. 8 Sólo uno de los dos es verdadero.
T8.6 [43] 9 He venido a decirles que la opción de decidir cuál es el verdadero no les corresponde. 10 Si lo fuese, ya se habrían destruido a sí mismos. 11 Pero Dios no quiso destruir Sus creaciones, pues las creó para toda la Eternidad. 12 Su Voluntad los ha salvado, no de ustedes mismos, sino de las ilusiones que tienen sobre ustedes mismos. 13 Los ha salvado para ustedes mismos. 14 Glorifiquemos a Aquel que el mundo niega, pues el mundo no tiene poder alguno sobre Su Reino. 15 Nadie que haya sido creado por Dios puede encontrar alegría en nada que no sea eterno; 16 no porque se le prive de todo lo demás, sino porque nada más es digno de él. 17 Lo que Dios y Sus Hijos crean3 es realmente eterno y, en esto, y sólo en esto, encuentran su alegría.
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1 La Completitud, con mayúscula, en el Cielo, es de Dios y de todos nosotros como Almas perfectas y eternas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, Su Hijo, Quien es Uno con Su Padre en el Amor del Espíritu Santo que Ambos comparten en la paz y alegría de la eterna Unicidad. En minúscula, la completitud es el reflejo aquí de la eterna Completitud, y se experimenta en nuestro fuero interno en un instante santo del mundo real cuando, después de haber perdonado totalmente a un hermano (s), nos unimos a él (ellos) como uno en la experiencia de Cristo. Ver T2.5 [102], T6.3 [25], T15.8 [78], T29.3 [19]
2 … todo el tiempo
3 La Creación, con mayúscula, en el Cielo, es la suma de todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros, como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de Su Unicidad o Realidad. Dios no creó más nada. Por eso, Allá, la realidad del ego que percibimos aquí con nuestros sentidos, realmente, no existe. Aquí, las creaciones, en minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son las que producimos —cuando perdonamos al otro, a los otros, y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo— como un reflejo de las Creaciones que creamos como Uno con y en Dios, en el Cielo. Y, cuando pensamos con el ego —según el Curso— no "creamos" sino que "hacemos," de acuerdo con las leyes de este mundo. Ver T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (-L321)
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T8.6 EL PODER DE DECIDIR
CONJUNTAMENTE
pár 44-45
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T8.6 [44] 18 Escucha la parábola del hijo pródigo, y aprende cuál es el Tesoro de Dios y cuál el tuyo: Este hijo de un padre amoroso abandonó su casa y pensó que había derrochado todo a cambio de nada de valor, si bien, en su momento, no sabía que no valían nada. 19 Le daba vergüenza volver a su padre y a su hogar4, porque pensaba que lo había herido. 20 Pero cuando regresó a casa, su padre lo recibió con alegría porque su hijo era su único tesoro. 21 El padre no quería nada más.
T8.6 [45] 22 Dios quiere únicamente a Su Hijo, porque Su Hijo es Su único tesoro. 23 Tú quieres a tus creaciones tal como Él quiere a Las Suyas. 24 Tus creaciones son tu presente a la Santísima Trinidad, las cuales creaste en agradecimiento por Tu Propia Creación. 25 Ellas no te abandonan, igual que tú tampoco has abandonado realmente a Tu Creador, sino que extienden5 tu Creación tal como Dios Se extendió a Sí Mismo en Ti6. 26 ¿Pueden acaso las creaciones de Dios Mismo derivar alegría de lo que no es real? 27 ¿Y qué es real7 sino las creaciones de Dios y las que son creadas como Las de Él? 28 Tus creaciones te aman tal como tu Alma8 ama a tu Padre por el don9 Que le ha dado de crear. 29 No hay otro presente que sea eterno y, por consiguiente, ningún otro regalo es realmente un presente verdadero.
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4 Se añadieron estas palabras tomadas de los Apuntes de Helen (Volúmen 7, folio 123): "…y a su hogar…" que habían sido omitidas por error en el Urtext.
5 … el reflejo aquí de
6 Ti, con mayúscula, quiere decir Tú, como el Alma perfecta y eterna Que, conjuntamente con todas las demás Almas, están unificadas como Una en Cristo, sencillamente, porque al ser todas igualmente perfectas y eternas, son la misma cosa, es decir, son el Hijo único de Dios Que realmente somos. En minúscula, ti, cuando decides pensar con el Espíritu Santo y has: aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado, extendido milagros y entablado relaciones santas, eres el reflejo aquí de Cristo; y cuando piensas, percibes y actúas con el ego —como lo haces habitualmente— te identificas con él. Ver T8.4 [20], T23
7 … aquí
8 El término: Alma (o Espíritu) —siempre con mayúscula— es nuestra inmaterial Naturaleza divina que Dios creó semejante a Sí Mismo, entendiéndose que, al ser de Dios, el Alma (o Espíritu) es eterna y nunca nació. El Alma sabe, ama y crea. Cuando las Almas (o Espíritus) perfectas y eternas —que realmente somos todos— se unifican como Una en Cristo, somos el Hijo único de Dios, Uno con Su Padre en el eterno Presente de la Unicidad. Nada puede llegar al Alma (o Espíritu) desde el ego, ni nada del Alma (o Espíritu) puede reforzar al ego o aminorar el conflicto interno de éste, porque el Alma (o Espíritu) no puede percibir y el ego es incapaz de conocer. Por lo tanto, no están comunicados ni jamás lo estarán. Ver T2.2 [20], T4.2 [8] y [19], T31.6, L97
9 Don con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula, don es el reflejo aquí del Don de Dios. Presente se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo separado que piensa con Él. Regalos son los que ofrece el Hijo separado que piensa con el ego. Ver T7.2, T20.6 [38], T26.5 [28], L166
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T8.6 EL PODER DE DECIDIR
CONJUNTAMENTE
pár 46-47
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T8.6 [46] 30 Entonces, ¿cómo puedes aceptar cualquier otra cosa o dar cualquier otra cosa y esperar alegría a cambio? 31 ¿Y qué otra cosa vas a querer que no sea la alegría? 32 No fuiste el hacedor ni de Ti Mismo ni de tu función10. 33 Lo único que hiciste fue tomar la decisión de ser indigno de ambas cosas11. 34 No obstante, no podrías realmente hacerte indigno porque eres el tesoro de Dios, 35 y lo que Él valora es valioso. 36 No puede haber duda acerca de su valía, porque todo12 su valor reside en que Dios Se comparte a Sí Mismo con él, estableciendo así su valor por siempre.
T8.6 [47] 37 Tu función es aumentar el tesoro de Dios creando el tuyo13. 38 Su Voluntad hacia ti es Su Voluntad para ti. 39 Él no te impediría crear, porque Su Alegría radica en crear. 40 No puedes hallar alegría si no es como Dios lo hace. 41 Su Alegría reside en haberte creado, y te extiende Su Paternidad para que te puedas extender, tal como Él lo hizo. 42 Si no comprendes esto es porque no comprendes a Dios. 43 Nadie que no conozca su propia función puede comprender esto, y nadie podrá conocer su función a menos que sepa quién es realmente. 44 Crear es la Voluntad de Dios. 45 Su Voluntad Te creó para que crearas. 46 Tu verdadera voluntad no fue creada separada de La Suya y, por consiguiente, quiere disponer como Él quiere.
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10 Nuestra verdadera función es tratar de ser aquí un reflejo de lo que realmente somos todos en la eterna Unicidad: Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios; reflejo que se logra en el instante santo del mundo real, después de haber aceptado el Redimir para sí mismo y luego, haber perdonado totalmente a otro y extendido los milagros sugeridos por el Espíritu Santo. A cada persona el Espíritu Santo le asigna una función especial en la salvación que sólo ella puede desempeñar, porque es una parte que le fue asignada únicamente a ella. Y el plan no se habrá llevado a término hasta que ella descubra cuál es su función especial, y desempeñe la parte que le fue asignada para completarse a sí misma en el otro y en los demás, en un mundo donde rige la incompletitud. Ver T18.6 [45], T20.5 [32], L62, L64, L65, L66, L99
11 … cuando por medio de tu ego primordial, decidiste que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta —pero sin perder el Amor que Dios ahora le daría individualmente— locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, todo eso regido por las leyes de la evolución y escasez.. Ver T27.9 [82]
12 … La palabra "todo", , tomada de los Apuntes de Helen, Volúmen 7, folio 125, que había sido omitida en el Urtext, se añadió aquí.
13 … por medio del perdón y de la extensión de los milagros que te sugiera el Espíritu Santo
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T8.6 EL PODER DE DECIDIR
CONJUNTAMENTE
pár 48-49
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T8.6 [48] 47 La idea de una "voluntad que no decide" no tiene ningún sentido porque es una contradicción entre términos que, de hecho, no deja nada. 48 Puedes hacerte impotente solamente de una manera que no tiene ningún significado. 49 Cuando piensas que no quieres hacer la Voluntad de Dios es porque no estás pensando14. 50 La Voluntad de Dios es pensamiento15. 51 No puede ser contradecida pensando16. 52 Dios no se contradice a Sí Mismo, y Sus Hijos —que son como Él— no pueden contradecirse realmente a sí mismos, ni a Él. 53 No obstante, el pensar de ellos es tan poderoso que, incluso, pueden aprisionar a la mente del Hijo de Dios17, si así lo deciden. 54 Esta decisión ciertamente hace que la función del Hijo se vuelva desconocida para él, pero nunca para su Creador. 55 Y como no es desconocida por su Creador, siempre la podrá conocer18.
T8.6 [49] 56 No hay sino una sola pregunta que uno debería hacerse siempre: "¿Quiero saber cuál es la Voluntad de mi Padre en cuanto a mí se refiere?" 57 Él no la va a ocultar a ustedes. 58 Él me la ha revelado porque se lo pregunté, y así tuve conocimiento de lo que Él ya había dado. 59 Nuestra función es funcionar todos juntos porque, apartados uno de otro, no podemos funcionar en absoluto19. 60 Todo el poder del Hijo de Dios reside en todos nosotros, pero no en ninguno de nosotros por sí solo. 61 Dios no quiere que estemos solos porque Él no quiere estar solo. 62 Por eso, creó a Su Hijo y le dio el poder de crear con Él.
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14 … con el Espíritu Santo, que es el único pensar que aquí es real, siendo un reflejo del Pensar de Dios.
15 … el único pensamiento que realmente hay.
16 … con el ego.
17 … por medio del sistema de pensamiento del ego
18 … cada vez que decida pensar y percibir con el Espíritu Santo.
19 … como un reflejo aquí de lo que realmente somos en la eterna Unicidad de Dios.
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T8.6 EL PODER DE DECIDIR
CONJUNTAMENTE
pár 50-52
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T8.6 [50] 63 Nuestras creaciones son tan santas como nosotros, y como somos los Hijos de Dios Mismo, somos tan santos como Él. 64 Por medio de nuestras creaciones extendemos nuestro Amor y así, aumentamos20 la Alegría de la Santísima Trinidad. 65 Ustedes no comprenden esto por una razón muy sencilla. 66 Ustedes, que son el propio tesoro de Dios, no se consideran valiosos. 67 Dada esta creencia, no pueden comprender nada. 68 Comparto con Dios el Conocimiento del valor que ustedes tienen para Él. 69 Mi devoción por ustedes proviene de Él, pues nació del conocimiento de Mí Mismo y de Él. 70 Ustedes y yo no podemos estar separados. 71 Lo que Dios ha unido no se puede separar, y Dios ha unido a todos Sus Hijos en Sí Mismo. 72 ¿Acaso podría uno separarse de su vida y de su ser?
T8.6 [51] 73 El viaje de regreso a Dios es sencillamente el despertar de nuevo al conocimiento de Donde siempre estás y de Lo que eternamente eres. 74 Es un viaje sin distancia, hacia una meta que nunca ha cambiado. 75 La Verdad sólo puede experimentarse, 76 no se puede describir ni tampoco explicar. 77 Yo puedo hacerte consciente de las condiciones de la Verdad21, pero experimentarla es asunto de Dios. 78 Juntos podemos satisfacer Sus condiciones, pero la Verdad te llegará por Sí Misma.
T8.6 [52] 79 Lo que Dios ha querido para ti es tuyo. 80 Dios ha dado Su Voluntad a Su tesoro, convirtiéndose Ella en el tesoro de éste. 81 Tu corazón está donde está tu tesoro, igual que El de Él. 82 Tú que eres amado por Dios, eres completamente bendito. 83 Aprende esto de mí y libera la santa voluntad de todos los que son tan benditos como tú.
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20 … el reflejo aquí de
21 Las condiciones de la Verdad, con mayúscula, según el Curso, son querer creer que: 1) Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) Dios no creó más nada. 3) Por eso, nada de Ésta, Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazado, nada que no sea Ella, realmente existe. 4) En esto radica aquí, la paz de Dios. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
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Un Curso sobre Milagros – Preliminares
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