PARA VER TODO EL CORREO HAGA
Un Curso Sobre Milagros
edición original
M.11 ¿ES POSIBLE LA PAZ1 EN ESTE MUNDO?

M11.1 1 Ésta es una pregunta que cada uno debe hacerse. 2 Ciertamente, parece imposible que haya paz aquí. 3 Sin embargo, la Palabra de Dios2 promete otras cosas que, al igual que ésta, parecen imposibles. 4 En efecto, Su Palabra ha prometido paz. 5 También ha prometido que la muerte3 no existe, que la resurrección4 tiene que ocurrir, y que el renacer5 es la herencia del hombre. 6 El mundo que ves6 no puede ser el mundo que Dios ama y, sin embargo, Su Palabra7 nos asegura que Él ama al mundo8. 7 La Palabra de Dios ha prometido que la paz es posible aquí9, y Lo que Él promete no puede ser imposible de ninguna manera. 8 Pero también es verdad que primero hay que mirar al mundo de otra forma10, para poder aceptar Sus promesas. 9 Lo que el mundo es11, es un hecho12. 10 Tú no puedes decidir lo que el mundo debería ser13. 11 Pero sí puedes decidir cómo lo quieres ver14. 12 Ciertamente, esto15 es lo que tienes que decidir16.

UCSM MANUAL
M11. ¿ES POSIBLE LA PAZ
EN ESTE MUNDO?


Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2  
¿Qué es UN MILAGRO? pár 1-5
LTe.13 (-L341).1 1 Un milagro es una corrección1. 2 No crea, ni realmente cambia nada en absoluto2. 3 Sólo observa la devastación3 y le recuerda a la mente4 que lo que ve5 es falso. 4 El milagro deshace6 el error, pero sin intentar ir más allá de la percepción7, ni exceder la función del perdonar8. 5 Por consiguiente, se mantiene dentro de los límites del tiempo. 6 No obstante, allana el camino para el retorno del reflejo aquí del eterno Presente y el despertar del Amor9, pues el miedo10 ha de desvanecerse ante el suave remedio que el milagro trae consigo.
1 … de tu forma habitual de pensar con el ego que es —en el eterno Presente de la de la Unicidad de Dios, donde nuestras Almas perfectas están unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo—el pensar individual que adentró la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Dios, y crear por su cuenta. Al haber el Hijo olvidado reírse de su locura, ésta se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos reales, tales como "hacer" el tiempo, el espacio, y todo lo que estos contienen, regidos por las leyes de la evolución y de la escasez; es la substitución de la Verdad por la ilusión, de lo Infinito por lo temporal, de la Vida por la muerte, de la Completitud por la fragmentación; es la voluntad egoísta opuesta a la Voluntad de Amor de Dios; es la otra parte de nuestra mente que cree ser una mente individual y egoísta, oculta dentro de un trocito de barro, separada de las demás mentes, contra las cuales, en relaciones especiales, compite caótica e interminablemente hasta la muerte del cuerpo. Ver T3.6, T4.3, T4.6, T10, LTe.12 (-L331)
 
2 … en la Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
 
3 … de la realidad del mundo del ego
 
4 … que ahora está pensando con el Espíritu Santo,
 
5 … todavía con los ojos del ego
 
6 … en la mente
 
7 Percepción: En el eterno Presente de la Unicidad de Dios —Que es donde realmente estamos todos como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único, Quien es Uno con Su Padre— la percepción no existe, porque el Conocimiento nos hace saber y experimentar que Todo es Uno y, por consiguiente, no hay nada que percibir. Pero en la separación, cuando pensamos con el ego, la percepción es el proceso fundamental para sobrevivir por el cual nuestra razón, lógica y sentido común interpretan, juzgan, seleccionan y evalúan la información recibida por nuestros sentidos de la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. El Curso la define como "Percepción equivocada". Y, cuando habiendo decidido pensar con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo, estudiado y aplicado al menos una vez las Lecciones del Curso, nuestra "Percepción verdadera" gradualmente nos va a llevar al mundo real —que es la meta del Curso—donde, en nuestro fuero interno, experimentaremos el reflejo aquí de la Unicidad de Dios, donde sólo hay Amor, paz y alegría. Ver T3.4, T3.5, T10.7, T13, T14.6 [46], L134, M5.3.1, M19.5
 
8 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
 
9 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
 
10 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
P A R T E 2  
¿Qué es UN MILAGRO? 
pár 2
LTe.13 (-L341).2 7 El milagro contiene el don de la gracia, pues se da y se recibe como una sola cosa. 8 Y así, ilustra la ley de la Verdad11, la Cual el mundo12 no acata, por ser totalmente incapaz de entender los caminos de Aquella. 9 Un milagro invierte la percepción que antes percibía al revés13, poniendo fin así a las extrañas distorsiones que estaban manifiestas. 10 Ahora, la percepción14 es receptiva a la Verdad. 11 Ahora se considera justificado perdonar.
11 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber visto su Alma con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5
 
12 … de la mente que se identifica y piensa con el ego
 
13 … alusión que la retina del ojo "ve" de forma invertida que el cerebro luego endereza…, en contraposición a La visión de Cristo que es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
 
14 …pensando con el Espíritu Santo,
P A R T E 2  
¿Qué es UN MILAGRO? 
pár 3-4
LTe.13 (-L341).3 12 El perdón es la morada de los milagros. 13 Los ojos de Cristo los extiende a todo aquello que miran con compasión y con Amor. 14 La percepción queda corregida en Su mirada y, aquello cuyo propósito era maldecir, ahora viene para bendecir. 15 Cada azucena que se da como muestra de haber perdonado ofrece al mundo entero el milagro silencioso del Amor. 16 Y cada una de ellas es colocada ante la Palabra de Dios, sobre el altar universal15 al Creador y a la Creación, a la luz de la perfecta Pureza y de la Alegría infinita.

LT13 (-L341).4 17 El milagro se acepta primero mediante un acto de fe, porque pedirlo implica que la mente ya está dispuesta a concebir lo que no puede ver ni comprender16. 18 No obstante, la fe convocará a sus testigos17 para demostrar que aquello en lo que se basa está realmente ahí. 19 Y así, el milagro18 justificará tu fe en él y demostrará que estaba fundado sobre un mundo más real19 que el que antes veías: un mundo que ha sido redimido20 de lo que tú creías que veías.
15 … de la parte "espíritu" de la mente que ahora se identifica con y abarca a todos y a todo
 
16 Tener fe en algo que nuestra razón y/o lógica y/o sentido común no pueden explicar, es —para nuestro bienestar existencial— querer creer que ese algo de alguna manera, forma o estado existe. Y, en este caso, basado en los impulsos amorosos que emergen desde lo más profundo de mi subconsciente, pido al Espíritu Santo que me sugiera el correspondiente milagro que quisiera extender al otro, a los otros, a los que he perdonado….
 
17 … los impulsos amorosos que de vez en cuando emergen de lo más profundo del subconsciente, del residuo bendito que es la memoria o reflejo que llevamos en lo profundo de nuestro subconsciente, del arropamiento del Amor de Dios a todos cual Almas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en Su eterna Unicidad. Este reflejo se nos manifiesta en nuestro fuero interno mediante impulsos caritativos, compasivos, de compartir, de amor o amistad desinteresados que de vez en cuando emergen de nuestro subconsciente, y que sólo podemos tomar en serio cuando nos ponemos a pensar con el Espíritu Santo en nuestro espíritu (o mente acertada), que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo. Ver T5.7 [60] 7, T8.5 [33], T12.3 [11], T18.11 [98], T28.2
 
18 … por sus efectos
 
19 … el del reflejo aquí del Amor de Dios
 
20 Aceptar para sí mismo el Redimir —siempre con mayúscula— es un acto de Amor; es reconocer el Alma del que perdonamos; es haberse decidido a pensar cada vez más "nos" con el Espíritu Santo y cada vez menos "yo", "yo", "yo" con el ego; es el acto de compartir desinteresadamente; es querer creer que la separación nunca ocurrió y, por lo tanto, no somos cuerpos sino realmente las Almas perfectas y eternas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único Que Dios creó; es dejar de creer en la realidad del ego y querer creer en la Realidad, el eterno Presente de la Unicidad con Dios; es siempre una manera de escapar del miedo. Ver T2.2 [36], T2.5 [86, 103], T3.3, T5.3, L139
P A R T E 2  
¿Qué es UN MILAGRO? 
pár 5
LT13 (-L341).5 20 Los milagros caen del Cielo como la lluvia sobre un mundo árido y polvoriento, donde creaturas hambrientas y sedientas vienen a morir. 21 Pero ahora tienen agua; 22 ahora el mundo está lleno de verdor. 23 Y brotan señales de Vida21 por doquier, para demostrar que Lo que nace a la Vida nunca puede morir, pues Lo que tiene Vida es inmortal.
21 La Vida, con mayúscula, es la única Vida que realmente existe, pues fue creada por Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que todos, sin excepción, como Almas perfectas unificadas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios, Que es Uno con Su Padre en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, vida quiere decir nuestra vida aquí, sea como reflejo de Nuestra Vida eterna cuando pensamos con el Espíritu Santo o, de acuerdo con las leyes de este mundo, cuando pensamos con el ego. Ver T4.4 [48], T6.6.1 [61], T23.5, L167


Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 348
No tengo motivo para irritarme
o para tener miedo1, pues Tú
me abrazas. Y Tu Gracia me
basta para satisfacer toda
necesidad que yo perciba.
L348.1 1 Padre, déjame recordar que estás aquí, y que no estoy solo. 2 Realmente Me rodea el Amor2 eterno. 3 Realmente no tengo causa para otra cosa que no sea el reflejo aquí de las perfectas Paz y Alegría que comparto Contigo. 4 ¿Qué necesidad tengo de irritarme o de tener miedo? 5 Realmente, Me rodea la perfecta Seguridad. 6 ¿Puedo acaso sentir miedo, cuando Tu eterna promesa me acompaña en todo momento? 7 Realmente Me rodea la perfecta Impecabilidad3. 8 ¿Qué puedo temer cuando Me creaste en Santidad4 tan perfecta como la Tuya?

L348.2 9 La gracia de Dios nos basta para hacer todo lo que Él quiere que hagamos. 10 Y decidimos que sólo eso sea nuestra voluntad que es también La de Él.
1 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
 
2 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
 
3 La Impecabilidad, con mayúscula, es la condición de nuestras Almas en la eterna Unicidad de Dios, Que es donde Todas realmente están y son Una en Cristo, Su único Hijo. En minúscula, impecabilidad es el reflejo aquí de esa Condición eterna. El estado de impecabilidad es simplemente esto: todo deseo de atacar ha desaparecido, de modo que no hay razón para percibir al Hijo de Dios de ninguna otra forma que como realmente es. Ver T20.5 [32], T25.6 [37]
 
4 Santidad, con mayúscula, es el Estado de perfecto Amor o Espíritu Santo que —como Alma, unificada con TODAS las demás Almas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios— vivimos con Dios en perfectas Paz y Alegría, en el eterno Presente de Su Unicidad. En minúscula, santidad es la experiencia en mi fuero interno del reflejo aquí de ese Estado. Ver T1.1.31 [42] a [44], T2.2 [45], T5.4 [23], T14.5, L36, L37, L39


Un Curso Sobre Milagros
edición original
Manual Para Los Maestros
M.10 ¿CÓMO SE DEJA
DE JUZGAR? pár 1-6
M10.1 1 Juzgar1, al igual que otros mecanismos mediante los cuales se mantiene vigente el mundo de las ilusiones, es algo que el mundo no entiende en absoluto. 2 De hecho, se confunde con la sabiduría y se usa como substituto de la Verdad2. 3 Tal como el mundo usa el término, un individuo es capaz de emitir "buenos" y "malos" juicios y su educación tiene como objeto reforzar los primeros y minimizar los segundos. 4 No obstante, existe una gran confusión con respecto a lo que estas categorías significan. 5 Lo que es juzgar "bien" para uno es juzgar "mal" para otro. 6 Además, una misma persona puede clasificar la misma acción como muestra de "buen" juicio en una ocasión y de "mal" juicio en otra. 7 Tampoco puede enseñarse realmente un criterio coherente para determinar lo que son estas categorías. 8 En cualquier momento, el estudiante puede estar en desacuerdo con lo que su maestro potencial dice acerca de ellas, y el maestro mismo puede ser inconsistente en lo que cree.
1 Juzgar, cuando pensamos con el ego, es el complemento de su percepción para sobrevivir en la realidad de este mundo: Nuestros sentidos nos informan de lo que perciben, información que interpretamos y juzgamos, para luego decidir qué es lo que nos conviene hacer o no al respecto. Pero, según el Curso, juzgar no es nuestra función, sino que pertenece al Espíritu Santo, cuya percepción acertada en nuestro espíritu, nos lleva al conocimiento. En efecto, después de haber aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado al otro y extendido los milagros sugeridos por el mismo Espíritu Santo, sabremos qué hacer en toda circunstancia para tratar de ser aquí —lo más posible— un reflejo de nuestra verdadera Identidad. Ver T3.8, T4.5 [64], T29.10 [62]-[63], M10, M15  
 
2 Las condiciones de la Verdad, con mayúscula, según el Curso, son querer creer que: 1) Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) Dios no creó más nada. 3) Por eso, nada de Ésta, Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazado, nada que no sea Ella, realmente existe. 4) En esto radica aquí, la paz de Dios. Ver T7.5, T14, T30.5
M.10 ¿CÓMO SE DEJA
DE JUZGAR?
pár 2-3
M10.2 9 "Juzgar bien", en este contexto, no significa nada. 10 "Juzgar mal" tampoco. 11 Es necesario que el maestro de Dios se dé cuenta, no de que no debe juzgar, sino de que realmente no puede3. 12 Al renunciar a juzgar4, está sencillamente renunciando a lo que nunca tuvo. 13 Renuncia a una ilusión; o, mejor dicho, tiene la ilusión de renunciar a ella. 14 De hecho, se ha vuelto sencillamente más sincero. 15 Al reconocer que nunca le fue posible juzgar realmente, deja de intentarlo. 16 Esto no es un sacrificio. 17 Por el contrario, se pone en una posición en la que los juicios pueden tener lugar a través de él en vez de ser emitidos por él. 18 Y esta forma de juzgar no es ni "buena" ni "mala", 19 es la única que realmente hay, y sólo emite un juicio: "El Hijo de Dios es inocente y el pecado5 no existe".

M10.3 20 El objetivo del programa de estudio, a diferencia de la meta del aprendizaje del mundo, es reconocer que juzgar, en el sentido usual, es realmente imposible. 21 Esto no es una opinión, sino un hecho6. 22 Para poder juzgar cualquier cosa acertadamente, uno tendría que ser consciente de una gama inconcebiblemente amplia de cosas; las pasadas, las presentes, y las por venir. 23 Uno tendría que reconocer de antemano todos los efectos que sus juicios podrían tener sobre todas las personas y sobre todas las cosas que, de alguna manera, estén involucradas en ellos. 24 Y uno tendría que estar seguro de que no hay distorsión alguna en su percepción para que sus juicios fuesen completamente justos con todos sobre los que han de recaer ahora o en el futuro. 25 ¿Quién está en condiciones de hacerlo? 26 ¿Quién, excepto en delirios de grandeza, pretendería ser capaz de todo esto? 
3 … porque en la Unicidad donde todo es Uno no hay nada que juzgar: Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2  
 
4 … para ser aquí un reflejo del Hijo único de Dios Quien es Uno con Su Padre y Creador…  
 
5 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver T27.9 [82]  
 
6 … en el eterno Presente de la Unicidad que es Donde realmente estamos todos como Almas, Una en el Alma única del único Hijo de Dios, Quien es Uno con Su Padre y Creador…
M.10 ¿CÓMO SE DEJA
DE JUZGAR?
pár 4
M10.4 27 ¡Recuerda todas las veces que pensaste que conocías todos los "hechos" que necesitabas para juzgar, y lo equivocado que estabas! 28 ¿Acaso haycosas que de alguna manera están involucradas.  Y Él es absolutamente imparcial con todos, pues en Su percepción no hay alguien que no haya tenido esta experiencia? 29 ¿Tienes idea de cuántas veces simplemente pensaste que tenías razón, sin darte cuenta nunca de que estabas equivocado? 30 ¿Por qué habrías de escoger una base tan arbitraria para tomar tus decisiones? 31 La sabiduría no es juzgar: es renunciar a todo juicio. 32 Emite, pues, un solo juicio más. 33 Y es éste: hay Alguien contigo Cuyo juicio es perfecto. 34 Él conoce todos los hechos, pasados, presentes y futuros. 35 Conoce todos los efectos que Sus juicios tienen sobre todos y sobre todas las cosas que de alguna manera están involucradas. 36 Y Él es absolutamente imparcial con todos, pues en Su percepción no hay distorsiones.
M.10 ¿CÓMO SE DEJA
DE JUZGAR?
pár 5
M10.5 37 Por consiguiente, abandona todo juicio, no con pesar sino con un suspiro de gratitud. 38 Ahora estás libre de una carga tan pesada que sólo podría haberte hecho tambalear y caer bajo ella. 39 Y todo era una ilusión7. 40 Nada más. 41 Ahora, el maestro de Dios puede levantarse aliviado y marchar hacia delante, con paso ligero. 42 Pero éste no es su único beneficio. 43 Su sentido de cuidar ha desaparecido, pues no cuida nada. 44 Ha renunciado a cuidar al mismo tiempo que a juzgar. 45 Se entregó a Aquel en Cuyo juicio ahora ha decidido confiar, en lugar de en el suyo propio. 46 Ahora ha dejado de cometer errores. 47 Su Guía es infalible. 48 Y donde vino a juzgar, ahora viene a bendecir. 49 Donde ahora ríe, antes venía a llorar.
7 Ilusión o fantasía es todo lo "hecho" por nuestro ego primario, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba, locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Ver T8.5 [41], T16
M.10 ¿CÓMO SE DEJA
DE JUZGAR?
pár 6
 M10.6 50 No es difícil renunciar a juzgar. 51 Lo que sí es difícil es aferrarse a hacerlo. 52 El maestro de Dios deja alegremente de juzgar en el instante en que reconoce su costo. 53 Toda la fealdad que ve a su alrededor es consecuencia de juzgar, 54 al igual que todo el dolor que observa es su resultado. 55 Toda soledad y sensación de pérdida; el paso del tiempo y el creciente desaliento; la desesperación enfermante y el miedo a la muerte8; todo eso se deriva de ello. 56 Y ahora, el maestro de Dios sabe que todas esas cosas no tienen razón de ser. 57 Ni una sola es verdad. 58 Habiendo abandonado su causa9, todas ellas se desprenden de él, ya que nunca fueron sino los efectos de su decisión equivocada. 59 Maestro de Dios, este paso te traerá la paz10. 60 ¿Cómo va a ser difícil querer sólo esto?
8 Cuando pensamos con el ego, la muerte es el final de la vida aquí, pues, según él, ésta no es otra cosa que nacer, crecer, envejecer, perder vitalidad y, finalmente, morir. Eso lo confirma el hecho de que nadie ha regresado de la muerte para contar su historia… Pero, cuando pensamos con el Espíritu Santo, queremos creer que la muerte no es nada y, cuando nuestro cuerpo haya fallecido y, con él, nuestros sueños hayan desaparecido, sabremos que, como Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios, seguimos siendo Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, en perpetua Armonía y alegre Concordia. Ver T9.11 [96], T10.2 [13], L163, M27  
 
9 En el eterno Presente de Su Unicidad, Dios es la única Causa y, Su Efecto, Su Hijo, o Cristo. En minúscula, aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, causa y efecto, significan el reflejo de la Causa y Efecto divinos; y, cuando pensamos con el ego, son las causas y efectos de las leyes de la evolución y la escasez que rigen este mundo, según las percibimos con nuestros sentidos y tratamos de entender con nuestra razón, lógica y sentido común. Ver T2.5 [97], T21.3 [25]-[26], T26.8 [60]  
 
10 Paz, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en el eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que realmente no somos cuerpos sino Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez. En minúscula, cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, paz es el estado que experimentamos en el mundo real cuando hemos perdonado totalmente al otro y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el ego, paz es el estado que se puede obtener transitoriamente según los acuerdos y leyes del mundo. Ver T6.6.2, T7.7, T13.5, T19.5, T24, T29.6, T29.7, L105, L188, L200, M11, M20


Un Curso Sobre Milagros
edición original
Manual Para Los Maestros
M.11 ¿ES POSIBLE LA PAZ1
EN ESTE MUNDO? pár 1-4
M11.1 1 Ésta es una pregunta que cada uno debe hacerse. 2 Ciertamente, parece imposible que haya paz aquí. 3 Sin embargo, la Palabra de Dios2 promete otras cosas que, al igual que ésta, parecen imposibles. 4 En efecto, Su Palabra ha prometido paz. 5 También ha prometido que la muerte3 no existe, que la resurrección4 tiene que ocurrir, y que el renacer5 es la herencia del hombre. 6 El mundo que ves6 no puede ser el mundo que Dios ama y, sin embargo, Su Palabra7 nos asegura que Él ama al mundo8. 7 La Palabra de Dios ha prometido que la paz es posible aquí9, y Lo que Él promete no puede ser imposible de ninguna manera. 8 Pero también es verdad que primero hay que mirar al mundo de otra forma10, para poder aceptar Sus promesas. 9 Lo que el mundo es11, es un hecho12. 10 Tú no puedes decidir lo que el mundo debería ser13. 11 Pero sí puedes decidir cómo lo quieres ver14. 12 Ciertamente, esto15 es lo que tienes que decidir16.
1 Paz, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en el eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que realmente no somos cuerpos sino Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez. En minúscula, cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, paz es el estado que experimentamos en el mundo real cuando hemos perdonado totalmente al otro y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el ego, paz es el estado que se puede obtener transitoriamente según los acuerdos y leyes del mundo. Ver T6.6.2, T7.7, T13.5, T19.5, T24, T29.6, T29.7, L105, L188, L200, M11, M20
 
2 El Espíritu Santo: 1) En la eterna Unicidad de Dios, es el Pensamiento de Amor de Dios Que nos creó como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo; 2) al producirse la separación, es el ente que comenzó a estar presente como una protección, inspirando al mismo tiempo el comienzo del proceso del Redimir; 3) es, en tu mente acertada, el pensar de Cristo que se manifiesta —entre otras experiencias desinteresadas e inclusivas— por impulsos compasivos, caritativos, altruistas, de compartir, que de vez en cuando emergen del subconsciente y que podemos concienciar en instantes santos y decidir qué hacer con ellos. Algunos de Sus sinónimos en el Curso son: "Consolador", "Guía", "Intérprete", "Mediador", "Palabra de Dios", "Redimir", "Respuesta", "Traductor", "Verdad", "Voz que habla por Dios", "Voz de Dios". Ver T5.3, T5.4, T.5.5, T6.6, T9.5, T20.5, LTe.7 (-L281)
 
3 Cuando pensamos con el ego, la muerte es el final de la vida aquí, pues, según él, ésta no es otra cosa que nacer, crecer, envejecer, perder vitalidad y, finalmente, morir. Eso lo confirma el hecho de que nadie ha regresado de la muerte para contar su historia… Pero, cuando pensamos con el Espíritu Santo, queremos creer que la muerte no es nada y, cuando nuestro cuerpo haya fallecido y, con él, nuestros sueños hayan desaparecido, sabremos que, como Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios, seguimos siendo Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, en perpetua Armonía y alegre Concordia. Ver T9.11 [96], T10.2 [13], L163, M27
 
4 La resurrección 1) es vencer o triunfar sobre la muerte; 2) es un redespertar o renacer; un cambio de parecer con respecto al significado del mundo 3) es aceptar la interpretación del Espíritu Santo sobre el propósito del mundo; 4) es aceptar el Redimir para uno mismo; 5) es el fin de los sueños de aflicción y la alegre concienciación del sueño final del Espíritu Santo; 6) es reconocer los dones de Dios; 7) es el sueño en el que el cuerpo funciona perfectamente, al no tener otra función que servir de medio de comunicación; 8) es la experiencia del mundo real con la que concluye el aprendizaje, pues con la resurrección, éste no sólo termina, sino que es superado; 9) es la invitación a Dios para que dé el paso final; 10) es renunciar a todos los demás propósitos, intereses, deseos, y preocupaciones; 11) es el deseo único del Hijo de estar arropado por Su Padre. Ver las Definiciones en el Glosario y T20, M28.
 
5 Renacer en sí no es otra cosa que el despuntar en sus mentes de lo que ya se encuentra en ellas. Es soltar el pasado y mirar el presente sin condenarlo. 18 Pues la nube que te oculta al Hijo de Dios es el pasado, y si quieres que el pasado sea el pasado y desaparezca por completo, no lo debes seguir viendo en el presente. Ver T6.2 [10] 41, T12.6 [47]
 
6 … con tu ego
 
7 … Los impulsos naturales (del Alma) o amorosos emergen de nuestro subconsciente y, entre otros, son los impulsos compasivos, caritativos, de compartir, de amistad desinteresada, de verdadera empatía…Impulsos que constituyen la única realidad de este mundo. Ver T1.1.28 [36 a 38], T4.7 [88]
 
8 … cuando logramos ser —aunque sea por unos instantes— un reflejo aquí de la Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
 
9 … motivada por los impulsos de pensar con los milagros en mente que el Espíritu Santo nos envía… Ver T5.3 [18] 18
 
10 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
 
11 … una transitoria pizca de polvo cósmico en el tiempo y el espacio, regida por las leyes de la evolución y la escasez
 
12 … para tu mente, cuando piensa con el ego, que es lo que hace casi todo el tiempo…
 
13 … ya que de eso se encarga la evolución… Por eso: "Por lo tanto, no trates de cambiar el mundo, 8 sino más bien, opta por cambiar cómo piensas acerca de él." Ver T21.1 [1] 7
 
14 … sea que sigas pensando con el ego o decidas invitar al Espíritu Santo a pensar contigo
 
15 … invitar al Espíritu Santo y pensar con Él
 
16 … si quieres experimentar paz en tu mente a pesar de lo que suceda en el mundo…
M.11 ¿ES POSIBLE LA PAZ1
EN ESTE MUNDO?
pár 2
M11.2 13 Volvemos nuevamente a la cuestión de los juicios. 14 Esta vez, pregúntate: ¿qué es más probable que sea verdad: tus juicios17 o la Palabra de Dios18? 15 Pues ambos afirman cosas diferentes acerca del mundo, y éstas son tan opuestas que no tiene objeto tratar de reconciliarlas: 16 Dios ofrece al mundo la salvación19, tus juicios quieren condenarlo; 17 Dios afirma que la muerte no existe, tus juicios no ven a la muerte sino como el final inevitable de la vida; 18 la Palabra de Dios te asegura que Él ama al mundo, tus juicios afirman que no se puede amar al mundo20. 19 ¿Quién tiene razón? 20 Pues uno de ustedes dos tiene que estar equivocado. 21 No puede ser de otra manera.
17 … pensando, razonando y actuando con tu ego según lo que te permita la evolución y la competencia generalizada de todos, que tratan de agarrar lo que puedan y mientras puedan de la escasas y transitorias "cosas buenas", hasta que la muerte de tu cuerpo te regrese a la nada de donde viniste…
 
18 … que te dice que todo lo que ves aquí no es real, no puede serlo porque tu Dios de Amor no lo pudo haber creado…
 
19 La salvación: 1) es haber aprendido a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego y, así, haber liberado la fuerza de Dios en nosotros que está reverberando en todo lo que pensamos o hacemos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— haber reconocido en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es haber aprendido lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es haber buscado y hallado en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es haber aprendido a dar paz y haber obtenido paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Ver T8.4 [22], T9.6, T11.1, T15.4 [33], T17.3 [9], L71.2, LTe.2 (-L231)
 
20 … por cuanto en un sueño, en el mismo instante de creer que había logrado separarme de la Unicidad, hice la transitoria individualidad condenada a fragmentarse, separarse y dividirse interminablemente hasta la muerte del cuerpo, no sin haber contribuido a hacer otras individualidades que sufrirán el mismo derrotero sin fin y sin esperanzas…
M.11 ¿ES POSIBLE LA PAZ1
EN ESTE MUNDO?
pár 3
M11.3 22 En el Texto se explica que el Espíritu Santo es la Respuesta a todos los problemas de tu hechura21. 23 Estos problemas no son realmente reales, pero eso no significa nada para los que creen en ellos. 24 Y cada uno cree en sus hechuras, pues se hicieron al creer él en la existencia de ellas. 25 No obstante, a esta extraña y paradójica situación —situación que no tiene sentido ni significado, y de la que, sin embargo, no parece haber forma de escaparse— Dios ha enviado Su Juicio22, para contestar a los tuyos 23. 26 Afablemente, Su Juicio substituye a los tuyos. 27 Y, por medio de esa substitución, lo incomprensible se vuelve comprensible24. 28 ¿Es posible la paz en este mundo? 29 En tus juicios, no es posible, ni nunca lo será. 30 Pero, en el Juicio de Dios25, lo único que se refleja aquí26 es paz.
21 …Ver T8.9 [80], T10.8 [80] 65
 
22 … por medio del reflejo aquí del Pensar del Espíritu Santo,
 
23 Juzgar, cuando pensamos con el ego, es el complemento de su percepción para sobrevivir en la realidad de este mundo: Nuestros sentidos nos informan de lo que perciben, información que interpretamos y juzgamos, para luego decidir qué es lo que nos conviene hacer o no al respecto. Pero, según el Curso, juzgar no es nuestra función, sino que pertenece al Espíritu Santo, cuya percepción acertada en nuestro espíritu, nos lleva al conocimiento. En efecto, después de haber aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado al otro y extendido los milagros sugeridos por el mismo Espíritu Santo, sabremos qué hacer en toda circunstancia para tratar de ser aquí —lo más posible— un reflejo de nuestra verdadera Identidad. Ver T3.8, T4.5 [64], T29.10 [62]-[63], M10, M15
 
24 … en tu mente
 
25 … Que vas a estar pensando con el Espíritu Santo
 
26 … en tu mente
M.11 ¿ES POSIBLE LA PAZ1
EN ESTE MUNDO?
pár 4
 M11.4 31 La paz27 es imposible para los que promueven la guerra. 32 La paz es inevitable para los que ofrecen la paz28. 33 ¡Cuán fácil te es, entonces, escapar de tus juicios sobre el mundo! 34 No es el mundo lo que hace que la paz parezca imposible. 35 Lo que es imposible es el mundo que ves29. 36 No obstante, el Juicio de Dios sobre este mundo distorsionado lo ha redimido30 y preparado para que dé la bienvenida a la paz. 37 Y la paz desciende sobre él en alegre respuesta. 38 Ahora, la paz es de aquí, de tu mente, porque un Pensamiento de Dios entró en ella. 39 ¿Qué otra cosa sino un Pensamiento de Dios transforma31 al infierno en Cielo, sólo por ser Lo que es? 40 La tierra se pone de rodillas ante Su augusta Presencia que, en respuesta, se inclina para hacerla poner nuevamente de pie. 41 Ahora, la pregunta es diferente. 42 Ya no es: "¿Es acaso posible la paz en este mundo?", sino: "¿No es acaso imposible que la paz estuviese ausente de aquí32?"
27 … mental
 
28 … por medio del perdón total y la extensión de milagros: Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego — hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
 
29 … que ves con los ojos del ego e interpretas con él…
 
30 La redención es lo que pone fin a la crucifixión del Hijo de Dios cuando, pensando con el Espíritu Santo, perdonamos al otro y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo. Ver T12.3, M28
 
31 … en tu mente
 
32 … cuando finalmente has decidido pensar con el Espíritu Santo…
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