El cuerpo es
el "héroe" del sueño
gráfico por ©Deposit Photos
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T27.9 [79] 16 La serie de aventuras del cuerpo, desde que nace hasta que muere, son el tema de todo sueño que el mundo alguna vez haya tenido. 17 El "héroe" de este sueño jamás cambiará, ni tampoco su propósito. 18 Y aunque el sueño en sí adopta muchas formas y parece presentar una gran variedad de lugares y situaciones en los que su "héroe" se encuentra a sí mismo, no tiene sino un solo propósito, que se enseña de muchas maneras. 19 Ésta única lección que trata de enseñar a menudo, una y otra vez, es la siguiente: que el cuerpo es causa y no efecto. 20 Y que tú, al ser su efecto, no puedes ser su causa.
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UCSM TEXTO
CH 27 EL CUERPO Y EL SUEÑO
T27.9 EL “HÉROE” DEL SUEÑO
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2
¿Qué es EL MUNDO REAL? pár 1-5
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LTe.8 (-L291).1 1 El mundo real —como todo lo demás que la percepción1 ofrece— es un símbolo. 2 No obstante, representa lo opuesto de lo que tú hiciste. 3 A tu mundo se le mira a través de los ojos del miedo2, lo cual trae a tu mente los testigos del terror. 4 El mundo real no puede ser percibido excepto a través de ojos que el perdón bendice3, de manera que ven un mundo4 donde el terror es imposible5 y donde no se puede encontrar ningún testigo del miedo6.
LTe.8 (-L291).2 5 El mundo real te ofrece una contrapartida para cada pensamiento de infelicidad que se ve reflejado en tu mundo; una corrección segura para las escenas de miedo y los clamores de batalla que lo pueblan. 6 El mundo real muestra un mundo que se mira de otra manera: a través de ojos serenos y con una mente en paz. 7 Allí sólo se descansa. 8 No se oyen gritos de dolor o de pesar, pues no ha quedado nada que no haya sido perdonado. 9 Y lo que se ve es apacible, 10 pues sólo escenas y sonidos felices pueden alcanzar la mente que se ha perdonado a sí misma.
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1 Percepción: En el eterno Presente de la Unicidad de Dios —Que es donde realmente estamos todos como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único, Quien es Uno con Su Padre— la percepción no existe, porque el Conocimiento nos hace saber y experimentar que Todo es Uno y, por consiguiente, no hay nada que percibir. Pero en la separación, cuando pensamos con el ego, la percepción es el proceso fundamental para sobrevivir por el cual nuestra razón, lógica y sentido común interpretan, juzgan, seleccionan y evalúan la información recibida por nuestros sentidos de la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. El Curso la define como "Percepción equivocada". Y, cuando habiendo decidido pensar con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo, estudiado y aplicado al menos una vez las Lecciones del Curso, nuestra "Percepción verdadera" gradualmente nos va a llevar al mundo real —que es la meta del Curso—donde, en nuestro fuero interno, experimentaremos el reflejo aquí de la Unicidad de Dios, donde sólo hay Amor, paz y alegría. Ver T3.4, T3.5, T10.7, T13, T14.6 [46], L134, M5.3.1, M19.5
2 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
3 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
4 … el reflejo aquí de Nuestra Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
5 … porque Todo es Uno con Dios
6 … porque en la Unicidad, donde sólo hay Amor, no hay ninguna individualidad del Hijo de Dios, ni fraccionada ni separada de Dios.
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P A R T E 2
¿Qué es EL MUNDO REAL?
pár 3-5
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LTe.8 (-L291).3 11 ¿Qué necesidad tiene una mente que ha sido perdonada de esa forma, de pensar pensamientos de muerte, ataques y asesinatos en los que se muere, se ataca y se mata? 12 ¿Qué otra cosa puede percibir a su alrededor que no sea seguridad, Amor y alegría? 13 ¿Qué podría haber que ella quisiese condenar?; ¿y contra qué querría juzgar? 14 El mundo que ve emana de una mente que está en paz consigo misma. 15 No ve peligro en nada de lo que ve, pues es bondadosa, y lo único que quiere ver es bondad.
LTe.8 (-L291).4 16 El mundo real es el símbolo que anuncia a las pesadillas —en las que se peca y se siente uno culpable— que les ha llegado su fin y que el Hijo de Dios ha despertado. 17 Y sus ojos7, abiertos ahora, perciben el inequívoco reflejo del Amor de Su Padre, la infalible promesa de que ha sido redimido. 18 El mundo real representa el final del tiempo, le llegó su fin, pues su percepción hace que el tiempo no tenga razón de ser.
LTe.8 (-L291).5 19 El Espíritu Santo no tiene necesidad del tiempo una vez que éste ha servido Su propósito. 20 Ahora sólo espera ese único instante más para que Dios dé el paso final y el tiempo haya desaparecido8, habiéndose llevado consigo la percepción y dejando solamente a la Verdad9 para ser Ella Misma. 21 Ese instante es nuestra meta, pues contiene la memoria de Dios10. 22 Y cuando observemos un mundo perdonado, será Él Quien nos llame y nos vendrá a buscar para llevarnos a casa, recordándonos nuestra Identidad, la Cual nos restituyó nuestro perdonar11.
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7 … internos, en el espíritu, mirando con la visión de Cristo,
8 … en tu espíritu, pensando con el Espíritu Santo
9 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber unificado su Alma con La tuya en Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
10 El residuo bendito es la memoria o reflejo que llevamos en lo profundo de nuestro subconsciente, del arropamiento del Amor de Dios a todos cual Almas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en Su eterna Unicidad. Este reflejo se nos manifiesta en nuestro fuero interno mediante impulsos caritativos, compasivos, de compartir, de amor o amistad desinteresados que de vez en cuando emergen de nuestro subconsciente, y que sólo podemos tomar en serio cuando nos ponemos a pensar con el Espíritu Santo en nuestro espíritu (o mente acertada), que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo. Ver T5.7 [60] 7, T8.5 [33], T12.3 [11], T18.11 [98], T28.2
11 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 294
Mi cuerpo es algo
completamente neutral.
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L294.1 1 Soy un Hijo de Dios1. 2 ¿Cómo puedo ser2 otra cosa también? 3 ¿Acaso creó Dios lo mortal y lo corruptible? 4 ¿De qué le sirve3 al bienamado Hijo de Dios lo que ha de morir? 5 Y, sin embargo, una cosa neutral no es capaz de ver la muerte, pues no contiene pensamientos de miedo, ni es una parodia del Amor4. 6 Su neutralidad la protege mientras siga siendo útil. 7 Y más adelante, cuando ya no tenga propósito, se dejará a un lado. 8 No es que haya enfermado, esté vieja o lesionada. 9 Sencillamente no tiene función, es innecesaria y, por consiguiente, se le desecha. 10 Haz que hoy no vea en ella más que esto: algo que es útil por un tiempo y apta para servir, que conserva su utilidad mientras pueda ser de provecho, y luego es reemplazada por algo mejor.
L294.2 11 Padre, mi cuerpo no puede ser Tu Hijo. 12 Y lo que no ha sido creado no puede ser ni pecaminoso ni inocente; ni bueno ni malo. 13 Entonces, permíteme utilizar este sueño para ayudar en Tu plan de que despertemos de todos los sueños de los que fuimos hacedores.
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1 El Hijo único de Dios o Cristo —en Cuya única Alma, todas las Nuestras están unificadas como Una en Cristo— es Uno con Dios en Su eterna Unicidad. Nos convertimos aquí en el reflejo de Cristo cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, perdonamos totalmente al otro (s) y extendemos los milagros que nos sugiera el Mismo Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el sistema de pensamiento del ego y creemos que su realidad del tiempo y del espacio es verdadera —que es lo que hacemos "usualmente"— entonces nos convertimos en el Hijo separado de Dios. Ver T10.5, T10.8, T20.3, T29.9, L163, L191, LTE.14 (-L351)
2 … realmente
3 … el cuerpo y toda la historia de éste aquí,
4 El cuerpo—cuando pensamos con el ego— es su encarnación, regido por las leyes de este mundo y constituye la prueba viviente de que este mundo es real y de que estamos evidentemente separados de Dios y unos de otros. Pero cuando pensamos con el Espíritu Santo, el cuerpo es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno, y como el Hijo único de Dios que realmente somos, extendemos nuestra mano para tomar la de nuestro hermano y ayudarlo a caminar el sendero con él. Ahora nuestros cuerpos se han vuelto santos y nuestras mentes unidas y acertadas sirven para curar las mentes equivocadas que sólo sabían de vida efímera y de muerte. Ver T1.1.51 [86], T2.2 [45], T2.3 [53], T2.3 [56], L161.4, LTe.5 (-L261)
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo 27
EL CUERPO Y EL SUEÑO
T27.9 EL “HÉROE”
DEL SUEÑO pár 77-90
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T27.9 [77] 1 El cuerpo1 es el personaje central en el mundo que sueña la mente. 2 Sin él, no hay sueño, ni existe sin el sueño en el que actúa como si fuese una persona digna de ser vista y creída. 3 Ocupa el lugar central de cada sueño, lugar donde narra la historia de cómo fue concebido por otros cuerpos, cómo vino al mundo saliendo del cuerpo que lo gestó, cómo vive por un corto tiempo y muere para unirse en el polvo a otros cuerpos que, al igual que él, también se están muriendo. 4 En el breve lapso de vida que se le ha concedido, busca otros cuerpos que va a considerar amigos o enemigos. 5 Su seguridad es su mayor preocupación; 6 su comodidad, la ley por la que se rige. 7 Trata de buscar el placer y de evitar las cosas que le puedan ocasionar dolor. 8 Pero por encima de todo, trata de enseñarse a sí mismo que sus dolores y placeres son cosas diferentes, y que se puede distinguir entre ellos.
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1 El cuerpo—cuando pensamos con el ego— es su encarnación, regido por las leyes de este mundo y constituye la prueba viviente de que este mundo es real y de que estamos evidentemente separados de Dios y unos de otros. Pero cuando pensamos con el Espíritu Santo, el cuerpo es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno, y como el Hijo único de Dios que realmente somos, extendemos nuestra mano para tomar la de nuestro hermano y ayudarlo a caminar el sendero con él. Ahora nuestros cuerpos se han vuelto santos y nuestras mentes unidas y acertadas sirven para curar las mentes equivocadas que sólo sabían de vida efímera y de muerte. Ver T1.1.51 [86], T2.2 [45], T2.3 [53], T2.3 [56], L161.4, LTe.5 (-L261)
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T27.9 EL “HÉROE”
DEL SUEÑO
pár 78-80
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T27.9 [78] 9 El mundo que sueña la mente adopta muchas formas, porque el cuerpo intenta probar de muchas maneras que es autónomo y real. 10 Se engalana a sí mismo con objetos que compra con pequeños discos de metal o con tiras de papel que, según el mundo proclama, tienen valor y son buenos. 11 Trabaja para obtenerlos, haciendo cosas sin sentido, y luego los despilfarra intercambiándolos por cosas que no necesita y que ni siquiera quiere para sí. 12 Contrata a otros cuerpos para que lo protejan y para que acumulen más cosas sin significado que él pueda llamar suyas. 13 Busca otros cuerpos especiales que puedan compartir su sueño. 14 A veces sueña que es un conquistador de cuerpos más débiles que él. 15 Pero, en algunas fases del sueño, él es el esclavo de otros cuerpos que quieren hacerle sufrir y torturarlo.
T27.9 [79] 16 La serie de aventuras del cuerpo, desde que nace hasta que muere, son el tema de todo sueño que el mundo alguna vez haya tenido. 17 El "héroe" de este sueño jamás cambiará, ni tampoco su propósito. 18 Y aunque el sueño en sí adopta muchas formas y parece presentar una gran variedad de lugares y situaciones en los que su "héroe" se encuentra a sí mismo, no tiene sino un solo propósito, que se enseña de muchas maneras. 19 Ésta única lección que trata de enseñar a menudo, una y otra vez, es la siguiente: que el cuerpo es causa y no efecto. 20 Y que tú, al ser su efecto, no puedes ser su causa.
T27.9 [80] 21 De esta manera, tú ciertamente no eres el soñador, sino el sueño. 22 Y, por tanto, deambulas infructuosamente entrando y saliendo de lugares y situaciones que el sueño trama. 23 Que esto es todo lo que el cuerpo hace es cierto, pues no es más que una figura en un sueño. 24 Pero ¿quién va a reaccionar ante las figuras de un sueño, a no ser que las considere reales? 25 En cuanto las vea como lo que realmente son, dejarán de tener efectos sobre él, porque habrá comprendido que fue él quien les dio los efectos que tienen, al causarlos y hacer que pareciesen reales.
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T27.9 EL “HÉROE”
DEL SUEÑO
pár 81-82
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T27.9 [81] 26 ¿Estás dispuesto a escapar de los efectos de todos los sueños que el mundo tenga? 27 ¿Es tu deseo no permitir que ningún sueño parezca ser la causa de lo que haces? 28 Examinemos, pues, el comienzo del sueño, ya que la parte que ves no es sino la segunda parte, cuya causa se encuentra en la primera. 29 Nadie que esté dormido y soñando en el mundo recuerda el ataque que se infligió a sí mismo2. 30 Nadie cree que realmente hubo un tiempo en el que no se sabía nada de cuerpos y en el que no se habría podido concebir que este mundo fuese real3. 31 De otro modo, se habría dado cuenta de inmediato de que estas ideas son sólo una ilusión4, tan ridículas que no sirven para otra cosa que reírse de ellas. 32 Pero ¡qué serias parecen ser ahora! 33 Y nadie puede recordar aquel entonces, cuando las habría recibido con risas y con incredulidad.
T27.9 [82] 34 Pero sí podemos recordarlo, si miramos directamente a su causa5. 35 Y al hacerlo, veremos que son motivo de risa, no de miedo. 36 Devolvamos al soñador el sueño del que se desprendió, sueño que percibe como algo que le es ajeno y que se le está haciendo a él. 37 En la Eternidad, donde Todo es Uno, se coló una diminuta idea alocada, de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. 38 Al haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos reales6. 39 Juntos podemos hacer desaparecer7 ambas cosas riéndonos de ellas, y comprender que el tiempo no puede entrometerse en la Eternidad. 40 Es un chiste pensar que el tiempo pueda llegar a circunscribir a la Eternidad, palabra que quiere decir que el tiempo no existe.
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2 … el Hijo de Dios que creía haberse separado de Su Padre y creador…
3 … era, es y será en el eterno Presente: el Cielo, con mayúscula, es lo único Que Dios ha creado. No es un lugar ni un estado. Simplemente es la concienciación de la perfecta Unicidad del Padre con todas las Almas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, Su Hijo, a saber, que nada más existe, ni fuera ni dentro de Ella. Algunos de sus sinónimos son: Realidad, Unicidad, Reino de Dios, Reino de los Cielos. Ver T4.2 [19], T4.4 [41], T9.11 [103], L138
4 Ilusión o fantasía es todo lo "hecho" por nuestro ego primario, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba, locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Ver T8.5 [41], T16
5 En el eterno Presente de Su Unicidad, Dios es la única Causa y, Su Efecto, Su Hijo, o Cristo. En minúscula, aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, causa y efecto, significan el reflejo de la Causa y Efecto divinos; y, cuando pensamos con el ego, son las causas y efectos de las leyes de la evolución y la escasez que rigen este mundo, según las percibimos con nuestros sentidos y tratamos de entender con nuestra razón, lógica y sentido común. Ver T2.5 [97], T21.3 [25]-[26], T26.8 [60]
6 … tales como la hechura del tiempo y del espacio, y de todo lo que éstos han contenido, contienen y contendrán, mientras quede un Hijo de Dios que siga creyendo que está separado.
7 …de la creencia de tu mente
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T27.9 EL “HÉROE”
DEL SUEÑO
pár 83-84
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T27.9 [83] 41 Una eternidad en la que se otorga realidad al tiempo; una parte de Dios que puede atacarse a sí misma; un hermano separado al que se considera un enemigo; una mente dentro de un cuerpo; todos son aspectos diferentes de un círculo vicioso, cuyo final empieza en su comienzo y concluye en su causa. 42 El mundo que ves describe exactamente lo que creíste haber hecho. 43 Excepto que ahora piensas que lo que hiciste se te está haciendo a ti. 44 La culpa que sentiste por lo que pensaste se está colocando fuera de ti, y sobre un mundo culpable que sueña tus sueños y piensa tus pensamientos en vez de hacerlo tú. 45 Es su venganza la que recae sobre ti, no la tuya propia. 46 En su sueño, el mundo te mantiene confinado estrechamente dentro de un cuerpo, al que castiga por todos los actos pecaminosos que éste comete. 47 Y no tienes fuerza para hacer que el cuerpo deje de cometer sus actos malvados, porque tú no fuiste su hacedor y, por consiguiente, no puedes controlar sus actos, su propósito, ni su destino.
T27.9 [84] 48 El mundo no hace sino demostrar una verdad ancestral: creerás8 que otros te hacen a ti exactamente lo que tú crees haberles hecho a ellos9. 49 Y una vez que10 te hayas engañado a ti mismo culpándolos, no verás la causa de sus actos, porque quieres que la culpa11 recaiga sobre ellos12. 50 ¡Qué infantil es la petulante maniobra de querer defender tu inocencia descargando tu culpa fuera de ti, aunque nunca sin deshacerte de ella! 51 No es fácil percibir esta farsa cuando lo que tus ojos ven a tu alrededor son sus graves consecuencias, pero sin su frívola causa. 52 Si no se ve la causa, los efectos de ésta parecen ciertamente ser graves y tristes. 53 No obstante, no son más que consecuencias. 54 Es su causa la que sigue a lo que no es nada, a lo que no es otra cosa que una farsa.
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8 … porque tus sentidos así te lo comunican y tu razón, lógica y sentido común de ego te lo corroboran,
9 … aquí se hace hincapié en la "creencia" de lo que tu mente ha corroborado como aparentemente cierto…
10 … según el pensar del Espíritu Santo
11 En el Cielo, según el Curso, no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con todas nuestras Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, donde reina la imperfección de los cuerpos regidos por las leyes de la evolución y escasez, cuando pensamos con el ego, la culpa es el sentimiento de no haber estado a la altura de las circunstancias, o de haber faltado contra normas generalmente cambiantes que rigen nuestras vidas. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo y aceptar el Redimir para nosotros mismos, queremos creer que realmente no somos cuerpos sino Almas creadas por Dios a Su Semejanza y, por lo tanto, nunca nos separamos de nuestro Padre y Creador. Además, mediante la visión de Cristo, ahora vemos a las faltas que antes juzgábamos como imperdonables, como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros y, de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos: el Hijo único, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo, como era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
12 … ya que todos son individualidades compitiendo unas contra otras por sobrevivir y por apropiarse de las relativamente escasas coas "buenas" que ofrece este mundo según las leyes de la evolución y escasez.
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T27.9 EL “HÉROE”
DEL SUEÑO
pár 85-86
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T27.9 [85] 55 Sonriendo tranquilamente, el Espíritu Santo percibe la causa, y no presta atención a los efectos. 56 ¿De qué otra manera podría corregir tu error, cuando has pasado enteramente por alto a la causa13? 57 Él te exhorta a que lleves todo efecto terrible ante Él para que, juntos, miren su insensata causa y se rían de ella por un buen rato. 58 Tú juzgas los efectos, pero Él ha juzgado su causa14. 59 Y mediante Su juicio se eliminan los efectos. 60 Tal vez vengas llorando, pero óyele decir: "Hermano mío, santo Hijo de Dios, observa tu inútil sueño, en el que esto podía ocurrir", y saldrás del instante santo con tu risa y la de tu hermano en los labios, unidos a la risa de Él.
T27.9 [86] 61 El secreto de la salvación no es sino éste: tú eres el que te estás haciendo esto a ti mismo15. 62 Sea cual sea la forma del ataque, eso sigue siendo verdad. 63 Sea quien sea quién desempeñe el papel de enemigo y quién el de agresor, eso sigue siendo verdad. 64 Sea cual sea la que parece ser la causa de cualquier dolor o sufrimiento que sientas, eso sigue siendo verdad. 65 Pues no reaccionarías en absoluto16 ante las figuras de un sueño si supieses que eres tú el que lo está soñando. 66 Por muy odiosas y depravadas que puedan ser esas figuras, no tendrían efectos sobre ti17 si te dieses cuenta de que se trata tan sólo de tu propio sueño. 67 Basta con que aprendas esta única lección para que te liberes18 de todo sufrimiento, sea cual sea la forma en que éste se manifieste19.
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13 … que eres tú mismo, como el único Hijo de Dios, pero que cree estar separado de Dios y de todos los demás…
14 Juzgar, cuando pensamos con el ego, es el complemento de su percepción para sobrevivir en la realidad de este mundo: Nuestros sentidos nos informan de lo que perciben, información que interpretamos y juzgamos, para luego decidir qué es lo que nos conviene hacer o no al respecto. Pero, según el Curso, juzgar no es nuestra función, sino que pertenece al Espíritu Santo, cuya percepción acertada en nuestro espíritu, nos lleva al conocimiento. En efecto, después de haber aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado al otro y extendido los milagros sugeridos por el mismo Espíritu Santo, sabremos qué hacer en toda circunstancia para tratar de ser aquí —lo más posible— un reflejo de nuestra verdadera Identidad. Ver T3.8, T4.5 [64], T29.10 [62]-[63], M10, M15
15 … por creer —pensando con tu ego— que el tiempo y el espacio y todo lo que éstos contienen, incluyendo esta pizca de polvo cósmico que llamamos tierra, incluyendo tu cuerpo y el de los demás y todo lo que les sucede aquí es verdad, es la realidad…
16 … como si fueran de vida o muerte
17 … que todavía crees que eres tu cuerpo
18 … en tu mente de estar creyendo en la realidad
19 Nuevamente, mientras nuestro cuerpo viva aquí —al igual, por ejemplo, del de Jesús de Nazareth— nuestros sentidos nos seguirán informando hasta la muerte del cuerpo, de lo que le está sucediendo a nuestro cuerpo. De lo que nos vamos a librar, si logramos tener fe, es que somos nuestros cuerpos, cuando realmente somos todos —los que fuero, son y serán— Almas perfectas y eternas, Uno en el Alma única del único Hijo de Dios, Quien es Uno con Él en el eterno Presente de Su Unicidad…
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T27.9 EL “HÉROE”
DEL SUEÑO
pár 87-88
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T27.9 [87] 68 El Espíritu Santo repetirá esta única lección de liberación para todos, hasta que la aprendas, independientemente de la forma de sufrimiento que te esté ocasionando dolor. 69 Cualquiera que sea el dolor que lleves ante Él, esta sencilla verdad será Su respuesta. 70 Pues esta única respuesta elimina20 la causa de cualquier forma de pesar o dolor. 71 La forma no afecta a Su respuesta en absoluto, pues Él quiere enseñarte cuál es la única causa de todos ellos, sin importar cuál sea su forma. 72 Y comprenderás que los milagros21 reflejan esta sencilla afirmación:
T27.9 [88] "Yo22 hice esto, y esto23 es lo que quiero deshacer".
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20 … en nuestra mente
21 Extender un milagro a otro, es la máxima expresión de Amor que puedes experimentar en tu fuero interno, cuando, después de haber aceptado el Redimir para ti mismo y logrado perdonar totalmente a un hermano, se corre el velo que te impedía verlo con la visión de Cristo, y unes tu Alma a La de él en una unión de Amor, que se extiende a todas las Almas, ya que, realmente, hay Una sola, La del Hijo único de Dios. El milagro trasciende las leyes de este mundo, remplazándolas por una verdadera empatía o altruismo, como reflejo aquí del Amor que nuestras Almas comparten en el Cielo, reflejo que cura la mente de tu hermano de su creencia en la realidad del ego y, al mismo tiempo, consolida tu propia curación. El milagro es el medio para alcanzar conjuntamente la meta del Curso, no se pide, sino que sucede y, al suceder, se acepta que su origen es divino, mediante un acto de fe. Ver las definiciones de las palabras en negrillas en el Glosario y en: LTe.13 (-L341)
22 … creo que
23 … esta creencia en la realidad del ego,
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T27.9 EL “HÉROE”
DEL SUEÑO
pár 89
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T27.9 [89] 73 Así, pues, lleva toda forma de sufrimiento ante Aquel Que sabe que cada una de ellas es igual a las demás24. 74 Él no ve diferencias donde no las hay, y te enseñará cuál es la causa de cada una25. 75 Ninguna tiene una causa diferente a las demás, y todas se deshacen fácilmente26 mediante una sola lección bien aprendida. 76 La salvación27 es un secreto, pero sólo porque te lo has ocultado a ti mismo. 77 El Universo28 la proclama, 78 pero tú no prestas atención a Sus testigos, 79 porque dan fe de lo que tú no quieres conocer. 80 Parecen ocultártelo. 81 No obstante, sólo necesitas aprender que fuiste tú quien decidió no escuchar ni ver. 82 ¡Qué diferente te parecerá el mundo cuando lo reconozcas! 83 En efecto, cuando perdones29 al mundo tu culpa, te liberarás de ella. 84 La inocencia del mundo no exige que tú seas culpable, ni que tu inculpabilidad30 se base en sus pecados.
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24 … en cuanto que todas son el mismo sueño…
25 … tu creencia en esta realidad del ego que ahora, quieres creer que fue causada por la separación
26 … en la mente y, con un poco de práctica, en lo que se quiere creer y, con las experiencias de extender milagros, en creer…
27 La salvación: 1) es haber aprendido a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego y, así, haber liberado la fuerza de Dios en nosotros que está reverberando en todo lo que pensamos o hacemos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— haber reconocido en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es haber aprendido lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es haber buscado y hallado en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es haber aprendido a dar paz y haber obtenido paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Ver T8.4 [22], T9.6, T11.1, T15.4 [33], T17.3 [9], L71.2, LTe.2 (-L231)
28 Universo, con mayúscula, es sinónimo de la Unicidad de Dios, Cielo, Reino de los Cielos, Realidad, es decir, Todo lo creado por Dios, a saber: Nosotros como Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de la Unicidad o Santísima Trinidad. No creó Más nada, por lo tanto no existe más nada realmente. En minúscula, universo puede significar todo lo que está contenido en el tiempo y el espacio según el ego o, si estás pensando con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de la Unicidad de Dios. Ver T28.3 [16], T29.7 [39]
29 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
30 Inculpabilidad significa la condición de estar libre de culpabilidad. En el Curso, "inculpabilidad" y "estar libre de culpa o de culpabilidad" son sinónimos. La Inculpabilidad, con mayúscula, es del Cielo, donde al nosotros ser todos Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, la culpa no tiene cabida y, aquí, en minúscula, inculpabilidad, es Su reflejo. Ver T11.10, T13.8, T14.2
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T27.9 EL “HÉROE”
DEL SUEÑO
pár 90
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T27.9 [90] 85 Esto es lo obvio, y no es un secreto para nadie sino para ti. 86 Y esto es lo que te ha mantenido separado del mundo y lo que ha mantenido a tu hermano separado de ti. 87 Ahora, sólo necesitas aprender a saber si ambos son inocentes o culpables. 88 Lo que es realmente imposible31 es que sean diferentes uno del otro y que, siendo diferentes, sea verdad que son dos. 89 Éste es el único secreto que aún te queda por aprender. 90 Y cuando lo hayas aprendido, no será un secreto que te has curado.
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31 … en el eterno Presente de la Unicidad, Donde Todo es Uno y Dios crea a Su único Hijo único en un pensamiento de Amor —Amor que se profesan Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia— no obstante, se adentró una diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios ahora le daría individualmente. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
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