Un Curso Sobre Milagros
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Nada real puede ser amenazado.
Nada irreal existe.
En esto radica la paz de Dios.
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Un Curso Sobre Milagros
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Libro de Lecciones
P A R T E 1
L E C C I Ó N 39
Mi santidad es mi salvación1.
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L39.1 1 Si sentirse culpable2 es estar en el infierno, ¿cuál es su opuesto? 2 Al igual que el Texto para el cual este Libro de Lecciones fue escrito, las ideas que se utilizan en los ejercicios son muy sencillas, muy claras, y están totalmente exentas de ambigüedad. 3 No estamos interesados en proezas intelectuales ni en juegos de lógica. 4 Nos ocupamos únicamente de lo que es bien obvio, lo cual has pasado por alto en las nubes de complejidad en las que piensas que piensas.
L39.2 5 Si sentirse culpable es estar en el infierno, ¿cuál es su opuesto? 6 Ésta, sin duda, no es una pregunta difícil. 7 La vacilación que pudieses sentir al contestarla no debería atribuirse a la ambigüedad de la pregunta. 8 Pero, ¿acaso crees que al sentirte culpable estás en el infierno? 9 Si lo creyeses, verías de inmediato cuán directo y sencillo es el Texto, y no necesitarías en absoluto un Libro de Lecciones. 10 Nadie necesita practicar con el fin de obtener lo que ya es suyo.
L39.3 11 Ya dijimos con anterioridad que tu santidad es la salvación del mundo. 12 ¿Y qué hay de tu propia salvación? 13 No puedes dar lo que no tienes. 14 Para ser salvador, previamente hay que haberse salvado, 15 de lo contrario, ¿cómo podrías enseñar lo que es la salvación? 16 Los ejercicios de hoy se van a aplicar solamente a ti, reconociendo que tu salvación es crucial para la salvación del mundo. 17 A medida que apliques los ejercicios a tu propio mundo, el mundo entero se beneficiará de ello.
L39.4 18 Tu santidad3 es la respuesta a toda pregunta que alguna vez se hizo, se esté haciendo ahora, o se haga en el futuro. 19 Tu santidad significa el fin del sentirse culpable y, por consiguiente, el fin de estar en el infierno. 20 Tu santidad es la salvación tanto del mundo como de la tuya. 21 ¿Cómo podrías tú —a quien tu santidad realmente pertenece— ser excluido de ella? 22 Dios no conoce lo que no es santo. 23 ¿Sería entonces posible que no conociese a Su Hijo?
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1 La salvación es el proceso por el cual, cuestionando nuestra creencia en la realidad del ego, del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez, queremos creer en el eterno Presente de la Realidad del Amor de Dios, en Cuya eterna Unicidad todos —como Almas perfectas, Una en Cristo, el Hijo único de Dios— estamos realmente. Para ello, vamos dejando cada vez más de lado el pensar, percibir y actuar egocentrista del ego y, en su lugar, queremos pensar con el Espíritu Santo, aceptamos el Redimir para nosotros mismos, perdonamos al otro y a los demás, entablamos relaciones santas y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo. Ver T11, T31, L96, L186, LTe.2 (-L231)
2 En el Cielo, según el Curso, no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con todas nuestras Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, donde reina la imperfección de los cuerpos regidos por las leyes de la evolución y escasez, cuando pensamos con el ego, la culpa es el sentimiento de no haber estado a la altura de las circunstancias, o de haber faltado contra normas generalmente cambiantes que rigen nuestras vidas. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo y aceptar el Redimir para nosotros mismos, queremos creer que realmente no somos cuerpos sino Almas creadas por Dios a Su Semejanza y, por lo tanto, nunca nos separamos de nuestro Padre y Creador. Además, mediante la visión de Cristo, ahora vemos a las faltas que antes juzgábamos como imperdonables, como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros y, de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos: el Hijo único, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo, como era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
3 Santidad, con mayúscula, es el Estado de perfecto Amor o Espíritu Santo que —como Alma, unificada con TODAS las demás Almas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios— vivimos con Dios en perfectas Paz y Alegría, en el eterno Presente de Su Unicidad. En minúscula, santidad es la experiencia en mi fuero interno del reflejo aquí de ese Estado. Ver T1.1.31 [42] a [44], T2.2 [45], T5.4 [23], T14.5, L36, L37, L39
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L E C C I Ó N 39
Mi santidad es mi salvación1.
pár 5-15
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L39.5 24 Se te exhorta a que dediques cinco minutos completos a cada una de las cuatro prácticas más largas de hoy, 25 y se te anima a que sostengas prácticas más largas y más frecuentes. 26 Si quieres exceder los requisitos mínimos antes descritos, se recomienda que en vez de sostener sesiones más largas, celebres un mayor número de ellas, aunque se sugieren ambas cosas.
L39.6 27 Empieza las prácticas como de costumbre, repitiendo la idea de hoy para ti mismo. 28 Luego, con los ojos cerrados, explora tu mente en busca de pensamientos negativos y bajo cualquiera de las formas en las que se te presenten: desasosiego, depresión, ira, miedo, preocupación, agresión, inseguridad, etc. 29 Cualquiera que sea la forma en la cual se presenten, al ser negativos, son temibles. 30 Y es de estos pensamientos de los que necesitas salvarte.
L39.7 31 Todas las situaciones, personalidades o acontecimientos específicos que asocies con pensamientos negativos de cualquier clase, constituyen sujetos apropiados para los ejercicios de hoy. 32 Es imperativo para tu propia salvación que veas esos pensamientos de manera diferente. 33 Impartirles tu bendición es lo que te salvará y te dará la visión.
L39.8 34 Lentamente, sin escoger conscientemente ni poner un énfasis indebido en ninguno de ellos en particular, busca en tu mente cada pensamiento que se interpone entre tu salvación y tú. 35 Aplica la idea de hoy a cada uno de ellos de esta manera:
L39.9 36 Mis pensamientos nada cordiales hacia ____ me mantienen en el infierno. 37 Mi santidad es mi salvación.
L39.10 38 Puede que estas sesiones te resulten más fáciles si intercalas las aplicaciones con varios períodos cortos, durante los cuales sencillamente repites lentamente algunas veces la idea de hoy para ti mismo. 39 Igualmente, te puede resultar útil incluir unos cuantos intervalos cortos, en los que sencillamente te relajas, y no pareces estar pensando en nada. 40 Concentrarse en forma sostenida, al principio, es muy difícil. 41 No obstante, se te irá haciendo cada vez más fácil a medida que tu mente se vuelva más disciplinada y menos propensa a distraerse.
L39.11 42 Entretanto, debes sentirte libre de introducir alguna variedad en tus prácticas, en cualquier forma que sea de tu agrado. 43 No obstante, no vayas a cambiar la idea en sí al variar el método de su aplicación. 44 Sea cual sea la forma en que te decidas a utilizarla, la idea debe expresarse de tal manera que su significado siga siendo que tu santidad es tu salvación.
L39.12 45 Termina cada práctica repitiendo una vez más la idea en su forma original, añadiéndole esta pregunta:
L39.13 46 Si sentirse culpable es estar en el infierno, ¿cuál es su opuesto?
L39.14 47 En las aplicaciones más cortas, que deben realizarse unas tres o cuatro veces por hora o, si posible, incluso más, puedes hacerte a ti mismo esa pregunta, repetir la idea de hoy, o preferiblemente, hacer ambas cosas. 48 Si te asaltan tentaciones, una variación particularmente útil de la idea es la siguiente:
L39.15 49 Mi santidad me salva de esto.
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Un Curso Sobre Milagros
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Texto
Capítulo 4
LA RAÍZ DE TODO MAL
T4.1 INTRODUCCIÓN pár 1-4
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T4.1 [1] 1 La Biblia dice que deberías caminar con un hermano el doble de la distancia que él te pida. 2 Ciertamente no sugiere que lo retrases en su viaje. 3 Tu dedicación a un hermano tampoco debe retrasarte a ti, 4 porque sólo puede conducir a un progreso mutuo. 5 El resultado de una dedicación genuina es la inspiración, palabra que, si se entiende, es lo opuesto a la fatiga. 6 Estar fatigado es no estar en el espíritu1, pero estar inspirado es estar en el espíritu. 7 Ser egocéntrico es no estar en el espíritu2, pero estar centrado en tu Yo3, en el sentido acertado, es estar inspirado o estar en el Alma. 8 Los que están verdaderamente inspirados están iluminados y no pueden morar en la oscuridad.
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1 El Espíritu, con mayúscula, es el Pensar o Pensamiento de Dios, Que Él creó semejante a Sí Mismo. Todas las Almas unificadas como Una en el Espíritu de Dios es Cristo, el Hijo único de Dios. En minúscula, el espíritu es la parte de nuestra mente separada que aún se mantiene en contacto con Dios por medio del Espíritu Santo, y cuyos pensamientos procesamos con la parte de nuestro cerebro que es capaz de compasión y de compartir. Cuando perdonamos y extendemos milagros con el Espíritu Santo, nuestro espíritu se convierte aquí en el reflejo del Espíritu de Dios. Ver T5.3 [12], T5.5 [33]
2 … en el sentido de no estar pensando con el Espíritu Santo
3 Yo, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios, en Quien todos — como Almas eternas y perfectas— somos realmente Uno y, Quien es Uno con Dios en Su eterna Unicidad. También es usado pocas veces como el Yo de Dios. En minúscula, tu yo es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo; o si decidiste pensar con el Espíritu Santo, tu yo es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno. Cristo, aquí, es la experiencia mental, en un instante santo del mundo real, de unión o completa identificación con la mente del otro al que creemos haber perdonado totalmente, experiencia que extendemos a todos y a todo, como reflejo aquí de la eterna Unicidad de Dios con Su Hijo único, en cuya Alma, todos —como las Almas perfectas y eternas que realmente somos— somos Uno. Ver T1.1.32 [45] 7-8, T1.1.34 [48] 8, T30.6 [63] 36, T31.1 [9] 62
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T4.1 INTRODUCCIÓN
pár 2-3
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T4.1 [2] 9 Puedes hablar desde el Alma4 o desde el ego5, según decidas precisamente. 10 Si hablas desde el Alma, es que has decidido "aquietarte y saber que Yo soy Dios". 11 Éstas son palabras inspiradas porque vienen del conocimiento. 12 Si hablas desde el ego, estarás negando que sabes en vez de afirmarlo y, por consiguiente, te vas a desanimar. 13 No te embarques en viajes inútiles, pues ciertamente no llevan a ninguna parte. 14 Es posible que el ego los desee, pero el Alma no puede emprenderlos porque nunca está dispuesta a apartarse de su Basamento.
T4.1 [3] 15 El viaje a la cruz debería ser el último "viaje insensato" de cada mente. 16 No sigas pensando en él; por el contrario, dalo por terminado. 17 Si puedes aceptarlo como tu propio y último viaje insensato, también serás libre para unirte a mi resurrección6. 18 Ciertamente se ha desperdiciado innecesariamente el humano vivir en repeticiones compulsivas. 19 Una y otra vez, se dan la separación, la pérdida de poder, el alocado recorrido del ego tratando de reparar el daño y, finalmente, la crucifixión del cuerpo, es decir, la muerte7.
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4 El término Alma, siempre con mayúscula, es el Pensamiento único de Dios Que Él creó semejante a Sí Mismo, entendiéndose que al ser de Dios, el Alma es eterna y nunca nació. Todos nosotros —como las Almas perfectas y eternas que realmente somos— cuando nos unimos como Una en Cristo, somos el Hijo único de Dios, Que es Uno con Su Padre en el eterno Presente de la Unicidad. Ver T2.1 [5] 18, T2.2 [20] 20-21, T2.3 [61] 60, T3.6 [38] 2-3, T3.7 [41] 39, T4.2 [8] 19-28, T4.2 [14] 63-64, T4.2 [19] 99-104, T4.4 [42] 9-13, T4.4 [54] 79, T4.8 [96] 15-18, T5.9 [95] 77, T7.10 [92] 8-9, T7.10 [93] 15- 24, T9.9 [79] 73, T10.5 [31]
5 El ego: es el pensar individual que, pasando por alto el Pensar de Amor de la eterna Unicidad —en el Cual, todos, cual Almas perfectas y eternas, somos Uno en el Alma del Hijo único de Dios, Quien es Uno con nuestro Padre y Creador— adentró la diminuta idea alocada de que el Hijo se podía separar de Dios y crear por su cuenta y, por haber olvidado el Hijo de Dios reírse de ese pensar individual, éste se convirtió, en la ahora mente separada, en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos reales, tales como "hacer" el tiempo, el espacio, y todo lo que estos contienen, regidos por las leyes de la evolución y de la escasez; es la substitución de la Verdad por la ilusión, de lo Infinito por lo temporal, de la Vida por la muerte, de la Completitud por la fragmentación; es la voluntad diferente y opuesta a La de Dios; es la otra parte de nuestra mente que cree ser una mente individual y egoísta, oculta dentro de un trocito de barro, separada de las demás mentes y trocitos, contra las cuales compite caóticamente en diferentes relaciones especiales hasta la muerte. Ver T3.6, T4.3, T4.6, T10, LTe.12 (-L331)
6 La resurrección es, en un instante santo del mundo real, la lección con la que concluye y se supera el aprendizaje que empezó cuando se aceptó el Redimir para uno mismo, se profundizó con el estudio del Texto y del Manual y, ayudado por las Lecciones, se experimentó la visión de Cristo en el otro, mediante el perdón y la extensión de milagros. Ahora creemos que nuestra verdadera realidad es la eterna Unicidad de Dios en la que todos nosotros — como Almas perfectas y eternas— somos Una en Cristo, el único Hijo de Dios, y Uno con Dios. Ahora, habiendo redespertado o renacido en el espíritu, cambiamos de parecer con respecto al significado del mundo; terminamos nuestros sueños de aflicción en medio de la alegre concienciación del sueño final del Espíritu Santo; reconocemos los Dones de Dios; usamos nuestro cuerpo únicamente como medio de comunicación; e invitamos a Dios para que dé el paso final. Ver T6.2 [10], T10.5 [59], T10.7 [62], T19.5.4.1, T20, M28
7 Cuando pensamos con el ego, la muerte es el final de la vida aquí, pues, según él, ésta no es otra cosa que nacer, crecer, envejecer, perder vitalidad y, finalmente, morir. Eso lo confirma que nadie ha regresado de la muerte para contar su historia… Cuando pensamos con el Espíritu Santo, creemos que la muerte no es nada y que cuando nuestro cuerpo, nuestro ego y nuestros sueños hayan desaparecido, sabremos que como Almas Una en Cristo, en el Alma única del único Hijo de Dios Quien es Uno con Su Padre y Creador y Cristo Uno con Dios, somos ése Hijo, perfecto y eterno. Ver T9.11 [96], T10.2 [13], L163, M27
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T4.1 [4] 20 La repeticiones compulsivas pueden ser interminables a menos que se abandonen por medio de un acto de la voluntad. 21 No cometas el lastimoso error humano de "aferrarte a la vieja y rugosa cruz". 22 El único mensaje de la crucifixión es que8 podemos vencer a la cruz. 23 Si no lo haces, serás libre de seguir crucificándote tan a menudo como quieras. 24 Pero éste no es el Evangelio que quise ofrecerte. 25 Tenemos otro viaje que emprender9, y si leen cuidadosamente los apuntes que aquí se ofrecen, éstos ayudarán a ambos10 a prepararse para emprenderlo.
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8 … en nuestros espíritus, que son la parte de nuestras mentes que todavía se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo…
9 … pero esta vez con el otro, con los demás como Uno, puesto que al no existir individualidades en el Cielo, no puedes entrar solo
10 UrText T4A10, refiriéndose a Helen Y Bill conjuntamente" como la relación santa en formación que integraban: La relación santa es el reflejo en este mundo de la eterna Relación de Amor de Dios con todas las Almas perfectas y eternas que realmente somos, unificadas todas en Cristo, el único Hijo de Dios, Que Él creó y con Quien es Uno en Su Unicidad, Que es donde realmente estamos y, por lo tanto, es nuestra verdadera Realidad. La relación santa es la fuente de la salvación para los integrantes de la relación especial, pues les permite alejarse gradualmente de sus egos y pensar y actuar cada vez más con sus espíritus, que son la parte de la mente que todavía se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo. Es un proceso, generalmente largo, que se inicia cuando dos o más personas que han logrado, en un instante santo, perdonarse totalmente una a la otra, se unen en una meta común a favor de otro u otros, a los que también van a querer perdonar. Este proceso florece y fructifica cuando extienden a otros los milagros que el Espíritu Santo les sugiere por medio de sus espíritus; finalmente, cuando en instantes santos privilegiados sus mentes experimentan el mundo real, se produce en ellas, a un profundo nivel subconsciente, una curación de los efectos del pensar y actuar con sus egos, haciendo que ahora piensen, perciban y actúen principalmente con sus espíritus, extendiendo el Amor del Espíritu Santo a todos y a todo, curando así en sus mentes al mundo de los efectos de la separación. Ver T17.6, T22
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Un Curso Sobre Milagros
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Texto
Capítulo 4
LA RAÍZ DE TODO MAL
T4.2 LA ENSEÑANZA ACERTADA
Y EL APRENDIZAJE ACERTADO
pár 5-11
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T4.2 [5] 1 Hemos hablado de muchos y distintos síntomas humanos, y a este nivel, la variedad de los mismos es casi interminable. 2 No obstante, todos ellos tienen una sola causa. 3 el problema de autoridad es "la raíz de todo mal". 4 El dinero no es sino uno de los muchos reflejos del problema de autoridad, y es un ejemplo bastante representativo de la clase de pensar que nace de éste. 5 La idea de comprar y vender implica precisamente el tipo de intercambio que el Alma es incapaz de comprender en absoluto, porque su oferta es siempre abundante y todas sus necesidades están totalmente satisfechas.
T4.2 [6] 6 Cada síntoma que el ego inventa implica una contradicción en sus términos. 7 Esto se debe a que la mente está dividida entre el ego y el Alma, de tal modo que cualquier cosa que el ego haga será parcial y contradictoria. 8 Esta posición insostenible es el resultado del problema de autoridad que, al aceptar como premisa el único pensamiento inconcebible, sólo puede producir ideas que a su vez son inconcebibles. 9 El verbo "profesar" se usa con bastante frecuencia en la Biblia. 10 Profesar es identificarse con una idea y, además, ofrecérsela a los demás para que también se convierta en la de ellos. 11 Al hacerlo, la idea no se debilita sino que, al contrario, adquiere mayor fuerza.
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T4.2 LA ENSEÑANZA ACERTADA
Y EL APRENDIZAJE ACERTADO
pár 7-9
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T4.2 [7] 12 Un maestro competente primero clarifica sus propias ideas y luego las refuerza enseñándolas. 13 Durante el proceso de aprendizaje, maestro y estudiante, terapeuta y paciente, están todos a la par. 14 Ambos se encuentran en el mismo nivel de aprendizaje y, a menos que compartan sus lecciones, les faltará convicción. 15 Un maestro competente debe creer en las ideas que enseña, pero además tiene que satisfacer otra condición: debe creer en los estudiantes a quienes presenta esas ideas. 16 Muchos montan guardia en torno a sus ideas porque quieren proteger sus sistemas de pensamiento tal como están, y aprender significa cambiar. 17 Cambiar siempre produce miedo entre los que están separados, porque no pueden concebir que cambiar constituya un paso hacia adelante en el proceso de curar1 la separación. 18 Siempre lo perciben como un paso hacia una mayor separación, debido a que la separación fue su primera experiencia de cambio.
T4.2 [8] 19 Tú crees que si no permites que ningún cambio entre a tu ego2, tu Alma tendrá paz. 20 Esta profunda confusión sólo continuará si sigues manteniendo que un mismo sistema de pensamiento puede erigirse sobre dos basamentos diferentes. 21 Nada puede llegar al Alma desde el ego, ni nada del Alma puede reforzar al ego o aminorar el conflicto interno de éste. 22 El ego constituye una contradicción. 23 El yo del hombre y el Yo de Dios se oponen el uno al Otro. 24 Y lo están en cuanto a crear, a lo que disponen sus respectivas voluntades, y a los resultados que obtienen. 25 Son fundamentalmente irreconciliables, porque el Alma no puede percibir y el ego es incapaz de conocer. 26 Por tanto, no están comunicados ni jamás lo estarán. 27 No obstante, el ego puede aprender porque su hacedor puede estar mal orientado, pero no puede hacer algo totalmente carente de vida a partir de lo que sí La tiene. 28 El Alma no necesita que se le enseñe, pero el ego ciertamente sí que lo necesita.
T4.2 [9] 29 El proceso de aprender se percibe, en última instancia, como algo aterrador porque ciertamente conduce al abandono, que no a la destrucción del ego a la Luz del Alma. 30 Éste es el cambio que el ego tiene necesariamente que temer, puesto que no comparte mi caridad. 31 La lección que yo aprendí es la misma que la de ustedes y como la aprendí, puedo enseñarla. 32 Nunca ataco a sus egos, pero si trato de enseñarles cómo surgió su sistema de pensamientos. 33 Cuando les recuerdo la verdadera Creación3 de Ustedes, sus egos no pueden hacer otra cosa que reaccionar con miedo.
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1 Curar (o curación como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, curar es el proceso por el cual queremos curar en nuestra mente la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros, entablando así relaciones santas con todos. Este proceso llevará nuestra mente a los instantes santos del mundo real y a la unión con todas las demás mentes en la experiencia de Cristo. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver T2.3 [69], T4.9 [106], T5.3 [18], T19.2, L137, L139
2 … a su razonamiento, lógica y sentido común…
3 La Creación, con mayúscula, es en el Cielo la suma de todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros como Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en la eterna Unicidad o Santísima Trinidad. No creó Más nada, por lo tanto, no existe más nada realmente. En minúscula, aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, la creación es el reflejo de la Creación eterna Que queremos creer que es verdad y que es nuestra verdadera y única Realidad. Cuando pensamos con el ego, no "creamos" sino que "hacemos" según las leyes de este mundo. Ver T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (-L321)
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T4.2 LA ENSEÑANZA ACERTADA
Y EL APRENDIZAJE ACERTADO
pár 10-11
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T4.2 [10] 34 Aprender y enseñar son los mayores recursos de que dispones ahora, porque tienes que cambiar tu forma de pensar4 y ayudar a los demás a hacer lo mismo. 35 Negarte a cambiar tu forma de pensar no va a probar que la separación no ocurrió. 36 El soñador que duda de la realidad de su sueño mientras todavía está soñando, no está realmente curando el nivel de la escisión. 37 Tú has soñado con un ego separado, y has creído en el mundo que se basa sobre él. 38 Todo esto es muy real para ti. 39 No vas a poder deshacerlo no haciendo nada y negándote a cambiar.
T4.2 [11] 40 Si estás dispuesto a renunciar al papel de guardián de tu sistema de pensamiento y a abrirlo para mí, lo corregiré con gran delicadeza y te conduciré de regreso a Casa5. 41 Todo buen maestro espera dar a sus estudiantes tanto de lo que él mismo ha aprendido, que algún día ya no lo necesitarán más. 42 Ésta es la verdadera y única meta6 del padre, maestro y terapeuta. 43 Pero esta meta no la lograrán aquellos que creen que, si tienen éxito, perderán a su hijo, estudiante o paciente. 44 Es imposible convencer al ego de esto porque va en contra de todas sus propias leyes. 45 Pero recuerda que las leyes se promulgan para proteger la continuidad del sistema en el que cree quien las redacta.
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4 … con el ego y decidir adoptar lo más posible el sistema de pensamiento del Espíritu Santo
5 Casa, con mayúscula, es sinónimo del Cielo, Realidad, Unicidad, etc. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, casa es el espíritu, la parte de nuestra mente separada que aún se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo; y cuando pensamos con el ego, es la morada de éste. Ver T5.5 [42] 77, T5.5 [43] 78-80, T9.8 [65] 33, T11 [103] 5, T10.4 [24] 10-11
6 La meta del Curso: es aprender a pensar, percibir y actuar cada vez más con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego, de manera de liberar la fuerza de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos o hagamos; es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— reconocer en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; es liberarnos del pensar del ego para poder regresar a la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor Que eternamente Se profesan Uno a Otro, extendiendo así la Creación; es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T4.2 [21] 111, T7.4 [23], T8.4 [22]
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Un Curso sobre Milagros – Preliminares
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