"Pues el costo del pecado
es la muerte y, ¿cómo podría perecer Lo que es inmortal?
"
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T19.3 [19] 14 El Hijo de Dios
puede estar equivocado,
engañarse a sí mismo, e incluso usar el poder de su mente
contra sí mismo
13.
15 Pero
no puede pecar realmente
14.
16 No hay nada que pueda hacer que altere
realmente Su Realidad
de ninguna manera o que lo haga
realmente culpable
15.
17 Eso es lo que el pecado
quisiera hacer, pues es su
propósito.
18 Pero a pesar de toda la salvaje demencia inherente a toda la
idea del pecado,
éste sigue siendo realmente
imposible.
19 Pues el costo del pecado
es la muerte y, ¿cómo podría perecer Lo que es inmortal?
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CH 19.
MÁS ALLÁ DEL CUERPO
19.3
El PECADO versus el ERROR
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
R E P A S O 6
L E C C I Ó N 212
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No soy un cuerpo. Estoy libre,
pues sigo siendo Tal como Dios Me creó.
L212 (L192) 1 Tengo una función
1 que Dios quiere que desempeñe.
2
Busco la función que me ha de liberar de todas las vanas ilusiones del mundo.
3
Solamente la función que Dios me ha dado puede ofrecerme libertad.
4
Esto es lo único que busco, y lo único que aceptaré como mío.
No soy un cuerpo. Estoy libre,
pues sigo siendo Tal como Dios Me creó.
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1
Nuestra
verdadera función
es tratar de ser aquí un reflejo de lo que realmente somos todos en la eterna Unicidad:
Almas, unificadas todas como Una en Cristo
, el Hijo único de Dios; reflejo que se logra en el instante santo del mundo real, después de haber aceptado el Redimir para sí mismo y luego, haber perdonado totalmente a otro y extendido los milagros sugeridos por el Espíritu Santo.
A cada persona el Espíritu Santo le asigna una función especial en la salvación
que sólo ella puede desempeñar, porque es una parte que le fue asignada
únicamente
a ella. Y el plan no se habrá llevado a término hasta que
ella descubra
cuál es su función especial,
y desempeñe
la parte que le fue asignada para completarse a sí misma en el otro y en los demás, en un mundo donde rige la incompleción. Ver
T18.6 [45], T20.5 [32], L62, L64, L65, L66, L99
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo
19
MÁS ALLÁ DEL CUERPO
T19.3
El PECADO versus el ERROR
pár 17-24
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T19.3 [17] 1
Es
esencial
que no se confunda el error
1
con el pecado
2
, ya que esta distinción es la que hace posible la salvación
3
.
2
Pues el error puede ser corregido y lo torcido, enderezado.
3
Pero el pecado, de ser
4
posible,
sería
irreversible.
4
La creencia en el pecado está necesariamente basada en la firme convicción de que son las
mentes
, y
no
los cuerpos, las que atacan.
5
Y así, la mente
es
culpable y lo será siempre, a menos que una mente que no sea parte de ella pueda darle la absolución
5
.
6
El pecado
6
exige castigo del mismo modo en que el error
7
pide corrección, y la creencia de que el castigo
constituye una
corrección es claramente una locura.
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1
… según el Espíritu Santo,
2
… según el ego: El
pecado
de todos los pecados
fue la diminuta idea alocada
de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado,
ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales
, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver
T27.9 [82]
3
La
salvación es
el proceso de
deshacer la separación que nunca fue
, cuestionando nuestra creencia en la realidad del ego, del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez;
es
querer creer en el
eterno Presente de la Realidad del Amor de Dios
, en Cuya
Unicidad
estamos realmente todos, como
Almas
perfectas unificadas como
Una en Cristo
, el Hijo único de Dios;
es
ir dejando cada vez más de lado el pensar, percibir y actuar egocentrista del ego y, en su lugar, pensar con el Espíritu Santo;
es
aceptar el
Redimir
para nosotros mismos;
es
perdonar
al otro y a los demás y
extender los milagros
que nos sugiera el Espíritu Santo;
es
entablar
relaciones santas
y multiplicar el perdonar y la extensión de milagros. Ver
T9.6, T11, T22, T31, LTe.2 (-L231)
4
… en el Cielo, realmente
5
… es el
espíritu
, que es la parte de la mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo,
Quien se nos manifiesta por medio de impulsos amorosos y revelaciones…
Ver
T7.3, T19.2, T25.5, L45, L165.
6
… según el ego
7
… según el Espíritu Santo
|
|
T19.3
El PECADO
versus el ERROR
pár 18
|
|
T19.3 [18] 7
El pecado no es un error, pues el pecado implica una arrogancia de la cual carece el error.
8
Pecar supondría violar la Realidad
8
y lograrlo
.
9
El pecado es la proclamación de que el ataque es real y de que la culpa
9
está
justificada
.
10
Asume que el Hijo de Dios es culpable y, por consiguiente, que ha
conseguido
perder su inocencia y también convertirse a sí mismo en algo que Dios
no
creó.
11
Así, la Creación
10
se ve como que
no
es eterna y la Voluntad de Dios
11
, como susceptible de ser atacada
y derrotada
.
12
El pecado es la "gran ilusión" que subyace a
toda
la grandiosidad del ego
12
.
13
Pues
debido
a él, Dios
Mismo
cambia y se torna incompleto.
|
|
8
La
Realidad
, con mayúscula, significa la infinita y eterna Unicidad de Dios, en la Cual, todos nosotros, sin excepción, cual Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, somos Uno con Nuestro Padre, compartiendo con Él Su Amor, el Espíritu Santo. Algunos de sus sinónimos son:
Cielo, Eternidad, Reino, Reino de los Cielos, Universo
. En minúscula,
realidad
significa la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez que hicimos, realidad en la que habitualmente creemos, percibimos, pensamos y actuamos con el ego.
Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo
, estudiamos y aplicamos el Curso, podemos trascender esta realidad en nuestro fuero interno, ingresando al
mundo real
, que es el reflejo aquí de la eterna Realidad. Ver
T8.10, T11.4, T11.9, T18, T30.9
9
En el Cielo, según el Curso,
no hay normas ni culpa
, ya que Dios sólo sabe del
Amor
que comparte en paz y alegría con todas nuestras
Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo
, en el eterno Presente de Su Unicidad.
Aquí
, donde reina la imperfección de los cuerpos regidos por las leyes de la evolución y escasez,
cuando pensamos con el ego
, la
culpa
es el sentimiento de
no haber estado a la altura
de las circunstancias, o de
haber faltado contra normas
generalmente cambiantes que rigen nuestras vidas. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo y aceptar el
Redimir
para nosotros mismos,
queremos creer
que realmente
no somos cuerpos sino Almas
creadas por Dios a Su Semejanza y, por lo tanto,
nunca nos separamos de nuestro Padre y Creador
. Además, mediante la
visión de Cristo
, ahora
vemos a las faltas
que antes juzgábamos como imperdonables,
como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros
y, de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos: el Hijo único, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo, como era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver
T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
10
La
Creación
, con mayúscula, en el Cielo,
es la suma de todo lo que Dios ha creado
, a saber:
Nosotros
, como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo,
Su único Hijo
,
con Quien comparte como Uno Su Amor
o Espíritu Santo
en el eterno Presente de Su Unicidad
o
Realidad
.
Dios no creó más nada.
Por eso,
Allá
, la
realidad del ego
que percibimos aquí con nuestros sentidos,
realmente, no existe
.
Aquí
, las
creaciones
, en minúscula,
cuando pensamos con el Espíritu Santo
, son
las que producimos
—cuando perdonamos al otro, a los otros, y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo—
como un reflejo
de las
Creaciones
que creamos como Uno con y en Dios, en el Cielo. Y,
cuando pensamos con el ego
—según el Curso— no "creamos" sino que "
hacemos,
" de acuerdo con las leyes de este mundo. Ver
T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (-L321)
11
La
Voluntad de Dios
,
en el eterno Presente de Su Unicidad
—en la Que todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una en la única Alma del Hijo único de Dios— quiere que la felicidad que Su Hijo heredó de Él siga imperturbada: que sea perpetua en la Alegría de la Creación plena y que sea eternamente receptiva y completamente ilimitada en Él.
Aquí
, la
Voluntad de Dios
es que por medio del perdón y de la extensión de milagros, nos volvamos el reflejo de ese eterno Presente de la Unicidad, en la Que, en paz y con alegría, nos amamos unos a otros como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Él. Ver
T12.7 [64] y [65], T13.5 [41], L193
12
El
ego es
—en el eterno Presente de la de la
Unicidad de Dios,
donde nuestras
Almas
perfectas están unificadas como Una en
Cristo
, Su único Hijo—el
pensar individual
que adentró la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Dios, y crear por su cuenta. Al haber el Hijo olvidado reírse de su locura, ésta se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos reales, tales como "hacer" el tiempo, el espacio, y todo lo que estos contienen, regidos por las leyes de la evolución y de la escasez;
es
la substitución de la
Verdad
por la
ilusión
, de lo Infinito por lo temporal, de la
Vida
por la
muerte
, de la
Completitud
por la
fragmentación
;
es
la
voluntad egoísta
opuesta a la
Voluntad de Amor
de Dios;
es
la otra parte de nuestra mente que cree ser una mente individual y egoísta, oculta dentro de un trocito de barro, separada de las demás mentes, contra las cuales, en
relaciones especiales,
compite caótica e interminablemente hasta la muerte del
cuerpo
. Ver
T3.6, T4.3, T4.6, T10, LTe.12 (-L331)
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T19.3
El PECADO
versus el ERROR
pár 19-21
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T19.3 [19] 14 El Hijo de Dios
puede estar equivocado,
engañarse a sí mismo, e incluso usar el poder de su mente
contra sí mismo
13.
15 Pero
no puede pecar realmente
14.
16 No hay nada que pueda hacer que altere
realmente Su Realidad
de ninguna manera o que lo haga
realmente culpable
15.
17 Eso es lo que el pecado
quisiera hacer, pues es su
propósito.
18 Pero a pesar de toda la salvaje demencia inherente a toda la
idea del pecado,
éste sigue siendo realmente
imposible.
19 Pues el costo del pecado
es la muerte y, ¿cómo podría perecer Lo que es inmortal?
T19.3 [20] 20 Uno de los
más importantes credos de la religión demente del ego es que el pecado no es un error sino la
verdad, y que es la
inocencia la que pretende engañarnos.
21 La
pureza se considera arrogancia, y la aceptación de nuestro yo
como pecador se percibe como santidad.
22 Y esta doctrina es la que
reemplaza a la Realidad del Hijo de Dios tal como su Padre Lo creó, y tal como quiso que fuese eternamente.
23 ¿Es esto
humildad?
24 ¿O más bien un intento de sacar a la Creación
fuera de la Verdad
16 y mantenerla separada?
T19.3 [21] 25
Cualquier
intento de reinterpretar el pecado como un error siempre será indefendible para el ego.
26
La
idea
del pecado es
absolutamente
sacrosanta en su sistema de pensamiento, y sólo puede abordarse con respeto y miedo reverente.
27
Es el concepto más "sagrado" del sistema del ego: gratificante y poderoso, completamente cierto, y que tiene
necesariamente
que ser protegido por todas las defensas que el ego tiene a su disposición.
28
Pues en el pecado radica su "mejor" defensa, a la que todas las demás se pliegan.
29
El pecado es su armadura, su protección y el
propósito
fundamental de la relación especial
17
tal como el ego la interpreta.
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13
… fabricando o haciendo en un sueño —¿duermen las Almas…?— el tiempo y el espacio y todo lo que éstos han contenido, contienen y contendrán…
14
… porque realmente, no es uno de los innumerables cuerpos que su evolución ha hecho, en esta realidad del ego, que sean concebidos, nazcan, crezcan, multipliquen, desmejoren, enfermen, se maten entre sí, en vejezcan y/o, finalmente, desaparezcan en la nada de donde vinieron…
15
… pues la eterna Unicidad de Dios es inmutable y, en Ella, Que es donde todos realmente estamos, no puede haber pecado ni culpa, sólo Amor eterno y Alegría eterna.
16
Las
condiciones
de la
Verdad
, con mayúscula, según el
Curso
, son
querer creer
que:
1)
Dios existe, es perfecto y eterno
, y
en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos
—sin excepción y a Su Semejanza—
Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo
, Su único Hijo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro
en el eterno Presente de Su Unicidad
;
2)
Dios no creó más nada
. 3)
Por eso,
nada
de Ésta, Nuestra verdadera Realidad,
puede ser amenazado, nada que no sea Ella, realmente existe
.
4)
En esto radica
aquí
,
la paz de Dios
. Ver
T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
17
La
relación especial es
la que, pensando, percibiendo y actuando con nuestro ego, entablamos con una o más personas especiales que poseen atributos especiales, con las cuales esperamos llenar nuestras necesidades igualmente especiales.
Constituye la renuncia
a la eterna y alegre concordia del perfecto
Amor
que nuestras
Almas
profesan unas con otras unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Que realmente somos.
Es
el intento del ego de asegurar para sí el especialismo que Dios le negó, nacido del deseo oculto de que Dios amara a Su Hijo, ahora separado, con un
amor especial
.
Es
el
insincero interés, amor, amistad o aprecio por otra u otras personas
que nuestro ego utiliza para constituir con ellas relaciones por medio de las cuales alcanzar algunos de sus objetivos personales. A veces, estas relaciones especiales devienen en
dependencia o codependencia
, pero que, en todo caso, siempre constituyen ataques velados. Ver
T15.6aT15.10, T16
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T19.3
El PECADO
versus el ERROR
pár 22-24
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T19.3 [22] 30 Puede afirmarse ciertamente que el ego
edificó su mundo sobre el pecado.
31 Únicamente en un mundo así
podría todo ser al revés
18.
32 Ésta
es la extraña ilusión que hace que las nubes de la culpa
parezcan densas e impenetrables.
33 La solidez que los cimientos de este mundo
parecen poseer,
descansa en ello.
34 Pues el pecado
ha modificado la Creación, de ser una Idea de Dios a ser un
ideal que el ego quiere: un mundo gobernado por
él, integrado por cuerpos que son inconscientes y capaces de caer en la más
completa corrupción y decadencia.
35 Si esto es una
equivocación, la Verdad lo puede deshacer fácilmente,
36 pues
todo error puede ser corregido sólo con que se permita a la Verdad juzgarlo.
37 Pero si al error se le otorga el
estatus de la verdad, ¿ante qué
se podría llevar?
38 La "santidad" del pecado se mantiene intacta debido únicamente a este extraño mecanismo.
39 En cuanto que
verdad, el pecado
es inviolable, y todo se lleva ante
él para ser juzgado.
40 Pero si es un
error, es
él el que tiene que ser llevado ante la Verdad.
41 Es imposible tener fe en el pecado, pues el pecado
es falta de fe.
42 No obstante, sí
es posible tener fe
19 en el hecho de que cualquier
error puede ser corregido.
T19.3 [23] 43 No hay una sola piedra en toda la ciudadela fortificada del ego defendida más celosamente que la idea de que el pecado es real: constituye la expresión
natural de lo que el Hijo de Dios ha
hecho de sí mismo
y de lo que es.
44 Para el ego
eso no es una equivocación.
45 Pues ésa
es su realidad: la "verdad" de la que
siempre será imposible escapar
20.
46 Éste es su pasado, presente, y futuro.
47 Pues de alguna manera se las ha arreglado para corromper a su Padre y hacerle cambiar Su Pensar
por completo.
48 ¡Llora, pues, la muerte de Dios, a Quien el pecado ha asesinado!
49 Éste
sería el deseo del ego, que en su demencia cree haber
logrado.
T19.3 [24] 50
¿No
preferirías
que todo esto no fuese más que una
equivocación, completamente
corregible, y de la que fuese tan fácil escapar que rectificarla totalmente sería tan sencillo como atravesar la neblina y llegar hasta al sol?
51
Pues eso es todo lo que
es
.
52
Quizá te sientas tentado de
coincidir
con el ego en que es mucho mejor ser pecador que estar equivocado.
53
Pero piensa detenidamente antes de permitirte tomar esa decisión.
54
No la tomes a la ligera, pues
es
elegir entre Cielo e infierno.
|
|
18
… de la
Unicidad
, con mayúscula
es
sencillamente
la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo
, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula,
aquí,
en nuestra mente acertada
o espíritu,
unicidad
es la idea nacida del
anhelo natural
de, amorosamente,
unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo
, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente
no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados
—como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna
Unicidad
, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver
T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
19
Tener
fe
es creer en algo que nuestros sentidos no pueden verificar pero que pensamos que es verdad
, porque nos lo asegura una autoridad en la materia en la que confiamos o, porque lo deducimos de nuestras propias experiencias. Las leyes de la evolución y de la escasez que rigen este mundo hacen que, para sobrevivir, el hombre racional actúe con egoísmo, aunque a veces, le dé por actuar irracionalmente con altruismo.
A los actos de altruismo
, el Curso los llama "
milagros
" y, además, nos propone que
tengamos fe
en que aquí, constituyen
el reflejo del eterno Amor de Dios que inunda nuestros corazones.
Basados en esa
experiencia trascendente
, el Curso nos propone deducir que ese Dios amoroso existe, es perfecto y eterno, y que, en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos a Su Semejanza,
Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo
, Su único Hijo, con Quien es Uno en el eterno Presente de Su Unicidad. En Ésa,
Su Realidad
, Dios no creó más nada y, por eso, Allá, la
realidad del ego
—que nuestros sentidos perciben—
no existe.
Ver
T17.7, T17.8, T19.1, T19.2, T21.4, L327)
20
… para los cuerpos cuyas mentes creen en la realidad del ego (aquí, tocas madera… Pero, ¿con qué estas tocando esa madera? ¿Con tus dedos, que pertenecen a la misma realidad de la madera que están tocando y de los sentidos que nos informan sobre nuestros cuerpos…
De esa realidad percibida con el sistema de pensamiento del ego nadie se puede escapar. Ni el propio Jesús pudo escapar de la muerte
. Sólo podemos tratar de ver al mundo de otra manera. Podemos tratar de verlo a través del prisma del Amor que nos trae y nos enseña el Espíritu Santo por medio de nuestros impulsos amorosos.
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