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M6.4 27 Haber abandonado toda preocupación por el presente que se ha dado es lo que hace que sea verdaderamente dado11. 28 Y la confianza12 es lo que hace posible dar de verdad. 29 La curación es el cambio de pensamiento que el Espíritu Santo procura que tenga lugar en la mente del paciente. 30 Y es el Espíritu Santo en la mente del donante Quien da el presente al paciente. 31 ¿Cómo va a perderse? 32 ¿Cómo va a ser ineficaz? 33 ¿Cómo va a desperdiciarse? 34 La casa del tesoro de Dios nunca puede estar vacía. 35 Y si falta un presente, no estaría llena. 36 No obstante, es Dios Quien garantiza que está llena. 37 Por consiguiente, ¿por qué habría de preocuparse un Maestro de Dios por lo que suceda con sus presentes13? 38 Al ser Dios Quien se los da a Sí Mismo, ¿quién, en este intercambio santo, va a recibir menos que todo?
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UCSM MANUAL
M6 ¿ES SEGURO QUE
HABRÁ CURACIÓN?
M7 ¿DEBE REPETIRSE
LA CURACIÓN?
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2
¿Qué es UN MILAGRO? pár 1-5
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LTe.13 (-L341).1 1 Un milagro es una corrección1. 2 No crea, ni realmente cambia nada en absoluto2. 3 Sólo observa la devastación3 y le recuerda a la mente4 que lo que ve5 es falso. 4 El milagro deshace6 el error, pero sin intentar ir más allá de la percepción7, ni exceder la función del perdonar8. 5 Por consiguiente, se mantiene dentro de los límites del tiempo. 6 No obstante, allana el camino para el retorno del reflejo aquí del eterno Presente y el despertar del Amor9, pues el miedo10 ha de desvanecerse ante el suave remedio que el milagro trae consigo.
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1 … de tu forma habitual de pensar con el ego que es —en el eterno Presente de la de la Unicidad de Dios, donde nuestras Almas perfectas están unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo—el pensar individual que adentró la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Dios, y crear por su cuenta. Al haber el Hijo olvidado reírse de su locura, ésta se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos reales, tales como "hacer" el tiempo, el espacio, y todo lo que estos contienen, regidos por las leyes de la evolución y de la escasez; es la substitución de la Verdad por la ilusión, de lo Infinito por lo temporal, de la Vida por la muerte, de la Completitud por la fragmentación; es la voluntad egoísta opuesta a la Voluntad de Amor de Dios; es la otra parte de nuestra mente que cree ser una mente individual y egoísta, oculta dentro de un trocito de barro, separada de las demás mentes, contra las cuales, en relaciones especiales, compite caótica e interminablemente hasta la muerte del cuerpo. Ver T3.6, T4.3, T4.6, T10, LTe.12 (-L331)
2 … en la Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
3 … de la realidad del mundo del ego
4 … que ahora está pensando con el Espíritu Santo,
5 … todavía con los ojos del ego
6 … en la mente
7 Percepción: En el eterno Presente de la Unicidad de Dios —Que es donde realmente estamos todos como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único, Quien es Uno con Su Padre— la percepción no existe, porque el Conocimiento nos hace saber y experimentar que Todo es Uno y, por consiguiente, no hay nada que percibir. Pero en la separación, cuando pensamos con el ego, la percepción es el proceso fundamental para sobrevivir por el cual nuestra razón, lógica y sentido común interpretan, juzgan, seleccionan y evalúan la información recibida por nuestros sentidos de la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. El Curso la define como "Percepción equivocada". Y, cuando habiendo decidido pensar con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo, estudiado y aplicado al menos una vez las Lecciones del Curso, nuestra "Percepción verdadera" gradualmente nos va a llevar al mundo real —que es la meta del Curso—donde, en nuestro fuero interno, experimentaremos el reflejo aquí de la Unicidad de Dios, donde sólo hay Amor, paz y alegría. Ver T3.4, T3.5, T10.7, T13, T14.6 [46], L134, M5.3.1, M19.5
8 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
9 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
10 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
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P A R T E 2
¿Qué es UN MILAGRO?
pár 2-3
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LTe.13 (-L341).2 7 El milagro contiene el don de la gracia, pues se da y se recibe como una sola cosa. 8 Y así, ilustra la ley de la Verdad11, la Cual el mundo12 no acata, por ser totalmente incapaz de entender los caminos de Aquella. 9 Un milagro invierte la percepción que antes percibía al revés13, poniendo fin así a las extrañas distorsiones que estaban manifiestas. 10 Ahora, la percepción14 es receptiva a la Verdad. 11 Ahora se considera justificado perdonar.
LTe.13 (-L341).3 12 El perdón es la morada de los milagros. 13 Los ojos de Cristo los extiende a todo aquello que miran con compasión y con Amor. 14 La percepción queda corregida en Su mirada y, aquello cuyo propósito era maldecir, ahora viene para bendecir. 15 Cada azucena que se da como muestra de haber perdonado ofrece al mundo entero el milagro silencioso del Amor. 16 Y cada una de ellas es colocada ante la Palabra de Dios, sobre el altar universal15 al Creador y a la Creación, a la luz de la perfecta Pureza y de la Alegría infinita.
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11 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber unificado su Alma con La tuya en Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
12 … de la mente que se identifica y piensa con el ego
13 … alusión que la retina del ojo "ve" de forma invertida que el cerebro luego endereza…, en contraposición a La visión de Cristo que es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
14 …pensando con el Espíritu Santo,
15 … de la parte "espíritu" de la mente que ahora se identifica con y abarca a todos y a todo
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P A R T E 2
¿Qué es UN MILAGRO?
pár 4-5
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LT13 (-L341).4 17 El milagro se acepta primero mediante un acto de fe, porque pedirlo implica que la mente ya está dispuesta a concebir lo que no puede ver ni comprender16. 18 No obstante, la fe convocará a sus testigos17 para demostrar que aquello en lo que se basa está realmente ahí. 19 Y así, el milagro18 justificará tu fe en él y demostrará que estaba fundado sobre un mundo más real19 que el que antes veías: un mundo que ha sido redimido20 de lo que tú creías que veías.
LT13 (-L341).5 20 Los milagros caen del Cielo como la lluvia sobre un mundo árido y polvoriento, donde creaturas hambrientas y sedientas vienen a morir. 21 Pero ahora tienen agua; 22 ahora el mundo está lleno de verdor. 23 Y brotan señales de Vida21 por doquier, para demostrar que Lo que nace a la Vida nunca puede morir, pues Lo que tiene Vida es inmortal.
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16 Tener fe en algo que nuestra razón y/o lógica y/o sentido común no pueden explicar, es —para nuestro bienestar existencial— querer creer que ese algo de alguna manera, forma o estado existe. Y, en este caso, basado en los impulsos amorosos que emergen desde lo más profundo de mi subconsciente, pido al Espíritu Santo que me sugiera el correspondiente milagro que quisiera extender al otro, a los otros, a los que he perdonado….
17 … los impulsos amorosos que de vez en cuando emergen de lo más profundo del subconsciente, del residuo bendito que es la memoria o reflejo que llevamos en lo profundo de nuestro subconsciente, del arropamiento del Amor de Dios a todos cual Almas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en Su eterna Unicidad. Este reflejo se nos manifiesta en nuestro fuero interno mediante impulsos caritativos, compasivos, de compartir, de amor o amistad desinteresados que de vez en cuando emergen de nuestro subconsciente, y que sólo podemos tomar en serio cuando nos ponemos a pensar con el Espíritu Santo en nuestro espíritu (o mente acertada), que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo. Ver T5.7 [60] 7, T8.5 [33], T12.3 [11], T18.11 [98], T28.2
18 … por sus efectos
19 … el del reflejo aquí del Amor de Dios
20 Aceptar para sí mismo el Redimir —siempre con mayúscula— es un acto de Amor; es reconocer el Alma del que perdonamos; es haberse decidido a pensar cada vez más "nos" con el Espíritu Santo y cada vez menos "yo", "yo", "yo" con el ego; es el acto de compartir desinteresadamente; es querer creer que la separación nunca ocurrió y, por lo tanto, no somos cuerpos sino realmente las Almas perfectas y eternas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único Que Dios creó; es dejar de creer en la realidad del ego y querer creer en la Realidad, el eterno Presente de la Unicidad con Dios; es siempre una manera de escapar del miedo. Ver T2.2 [36], T2.5 [86, 103], T3.3, T5.3, L139
21 La Vida, con mayúscula, es la única Vida que realmente existe, pues fue creada por Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que todos, sin excepción, como Almas perfectas unificadas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios, Que es Uno con Su Padre en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, vida quiere decir nuestra vida aquí, sea como reflejo de Nuestra Vida eterna cuando pensamos con el Espíritu Santo o, de acuerdo con las leyes de este mundo, cuando pensamos con el ego. Ver T4.4 [48], T6.6.1 [61], T23.5, L167
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 344
Hoy aprendo la ley del Amor:
lo que doy a mi hermano,
es un obsequio para mí.
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L344.1 1 Padre mío, ésta es Tu Ley, pero no la mía. 2 Al no comprender lo que dar significaba realmente, pensé en guardar lo que deseaba sólo para mí. 3 Y cuando vi el tesoro que creía poseer, encontré en su lugar un vacío en el que realmente nunca hubo nada, nada hay y nada habrá. 4 ¿Quién puede compartir un sueño? 5 ¿Y qué puede ofrecerme una ilusión1? 6 En cambio, aquel a quien perdone2 me obsequiará presentes3 mucho más valiosos que cualquier cosa que haya en la tierra. 7 Que mis hermanos a quienes he perdonado llenen mis arcas con los tesoros del Cielo, los únicos que son reales. 8 Así se cumple la ley del Amor4. 9 Y así Tu Hijo se eleva y regresa a Ti.
L344.2 10 ¡Qué cerca estamos unos con otros cuando caminamos hacia Dios! 11 ¡Qué cerca Lo tenemos de nosotros! 12 ¡Qué próximo se halla el final del sueño del pecado5 y la redención6 del Hijo de Dios!
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1 Ilusión o fantasía es todo lo "hecho" por nuestro ego primario, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba, locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Ver T8.5 [41], T16
2 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
3 Don con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula, don es el reflejo aquí del Don de Dios. Presente se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo separado que piensa con Él. Regalos son los que ofrece el Hijo separado que piensa con el ego. Ver T7.2, T20.6 [38], T26.5 [28], L166
4 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
5 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver T27.9 [82]
6 La redención es lo que pone fin a la crucifixión del Hijo de Dios cuando, pensando con el Espíritu Santo, perdonamos al otro y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo. Ver T12.3, M28
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Manual Para Los Maestros
M.6 ¿ES SEGURO QUE
HABRÁ CURACIÓN? pár 1-4
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M6.1 1 Sí, la curación1 siempre tiene lugar2. 2 Es imposible dejar que las ilusiones sean llevadas ante la Verdad y, al mismo tiempo, conservarlas. 3 La Verdad demuestra que las ilusiones no valen nada. 4 El maestro de Dios ha visto la corrección de sus propios errores en la mente del paciente, al reconocerla como lo que realmente es. 5 Al haber aceptado el Redimir para sí mismo, también lo ha aceptado para el paciente. 6 No obstante, ¿qué sucede cuando el paciente usa la enfermedad3 como forma de vida, creyendo que la curación4 es el camino a la muerte5? 7 En estos casos, una curación repentina podría precipitar una aguda depresión y una sensación de pérdida tan profunda que el paciente podría tratar incluso de destruirse a sí mismo. 8 Al no tener nada por qué vivir, podría incluso pedir la muerte. 9 En este caso, y por su propio bien, la curación tiene que esperar.
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1 Curación es el estado mental que se logra al final del proceso de curar en el que nuestra mente —ahora pensando y percibiendo con el Espíritu Santo— es llevada al mundo real y a la unión con todas las demás mentes en la experiencia de Cristo; y en el instante santo de esa experiencia, ella se cura de la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, del pensar del ego, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Ver T2.3, T5, T8.9, T13.2, T17, M22, M23
2 … ya sea durante la vida del cuerpo, si la persona logra curarse de la creencia en la realidad del ego o —suponemos, porque nadie ha regresado de la muerte para contar su historia— después de la muerte del cuerpo, según lo que cada uno quiera creer que va a suceder…
3 La enfermedad de todas las enfermedades, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es la separación de Dios y todas las secuelas que ésta trajo consigo. Además, se quiere creer que Dios no tuvo ni tiene nada que ver con ella, ni con la hechura del tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen, ni con lo que ocurre a diario en el Cosmos, ya que nuestra verdadera Realidad —como las Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, que verdaderamente somos— es la de ser el Hijo único de Dios, en el eterno Presente de Su Unicidad. En cambio, cuando pensamos con el ego —que es lo que hacemos habitualmente— creemos que nuestra realidad es todo lo que percibimos con él, incluyendo las cosas aparentemente buenas y malas y, dentro de las malas, las enfermedades psíquicas y físicas, y finalmente la muerte. Ver T9.11, T27.6, T28.4, L136, M5.2, M5.3.3
4 … según el Espíritu Santo, que es la curación de la mente que ha rechazado el sistema de pensamiento del ego y ha adoptado el sistema de pensamiento del Espíritu Santo, lo que le permite perdonar y extender milagros, y así, lograr algo de paz y alegría en este mundo.
5 … por el estado de indefensión que cree que se va a encontrar al perdonar y extender milagros...
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M.6 ¿ES SEGURO QUE
HABRÁ CURACIÓN?
pár 2-4
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M6.2 10 La curación dejará de hacerse siempre que se perciba como una amenaza. 11 En el instante en que sea bienvenida, ahí estará. 12 Donde se haya ofrecido una curación, ésta se recibirá. 13 ¿Y qué es el tiempo ante los dones de Dios6? 14 Nos hemos referido en muchas ocasiones en el texto al almacén de tesoros que se ofrecen en igual forma, tanto para el que da como para el que recibe los dones de Dios. 15 Ni uno solo se pierde, pues sólo pueden multiplicarse. 16 Ningún maestro de Dios debería sentirse decepcionado si ha ofrecido una curación7 y ésta no parece haber sido recibida. 17 No es su función juzgar cuándo su presente debería ser aceptado. 18 Que tenga por seguro que ha sido recibido, y que confíe en que será aceptado cuando se reconozca que es una bendición y no una maldición.
M6.3 19 La función de los maestros de Dios no es evaluar el resultado de sus presentes. 20 Su función es, sencillamente, darlos. 21 Una vez que los han dado, han dado también el resultado, pues es parte del presente. 22 Nadie puede dar8 si está preocupado por los resultados de lo que da9. 23 Eso sería limitar lo que da y, en ese caso, ni el que lo da ni el que lo recibe dispondrían del presente. 24 La confianza es parte esencial del dar; de hecho, es la parte que hace posible el compartir; la parte que garantiza que el dador no perderá, sino que únicamente ganará. 25 ¿Quién da un presente y luego se queda con él10 para asegurarse de que sea usado como mejor le parezca al que da? 26 Eso no es dar, sino encarcelar.
M6.4 27 Haber abandonado toda preocupación por el presente que se ha dado es lo que hace que sea verdaderamente dado11. 28 Y la confianza12 es lo que hace posible dar de verdad. 29 La curación es el cambio de pensamiento que el Espíritu Santo procura que tenga lugar en la mente del paciente. 30 Y es el Espíritu Santo en la mente del donante Quien da el presente al paciente. 31 ¿Cómo va a perderse? 32 ¿Cómo va a ser ineficaz? 33 ¿Cómo va a desperdiciarse? 34 La casa del tesoro de Dios nunca puede estar vacía. 35 Y si falta un presente, no estaría llena. 36 No obstante, es Dios Quien garantiza que está llena. 37 Por consiguiente, ¿por qué habría de preocuparse un Maestro de Dios por lo que suceda con sus presentes13? 38 Al ser Dios Quien se los da a Sí Mismo, ¿quién, en este intercambio santo, va a recibir menos que todo?
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6 Don con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula, don es el reflejo aquí del Don de Dios. Presente se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo separado que piensa con Él. Regalos son los que ofrece el Hijo separado que piensa con el ego. Ver T7.2, T20.6 [38], T26.5 [28], L166
7 … de la mente
8 … verdaderamente según el Espíritu Santo
9 … como lo hace habitualmente el que está pensando con su ego
10 … en su concienciación
11 … según el sistema de pensamiento del Espíritu Santo que es aquí, el reflejo del Pensar de Dios en Su eterna Unicidad
12 … cuando se decide pensar con el Espíritu Santo
13 … que quieren ser aquí el reflejo de los Dones que Dios da a Su Hijo en el eterno Presente de la Unicidad o Cielo
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Manual Para Los Maestros
M.7 ¿DEBE REPETIRSE
LA CURACIÓN? pár 1-6
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M7.1 1 En realidad, esta pregunta se contesta a sí misma. 2 La curación1 no se puede repetir. 3 Si el paciente se ha curado, ¿qué queda por curar? 4 Y si la curación siempre tiene lugar, como ya hemos dicho, ¿qué es lo que hay que repetir? 5 Pues si un maestro de Dios se sigue preocupando por el resultado de una curación, no hará sino limitarla. 6 Ahora es la mente del mismo maestro de Dios la que necesita ser curada. 7 Y esto es lo que él debe facilitar. 8 Ahora el paciente es él, y así debe considerarse a sí mismo. 9 Ha cometido un error, y tiene que estar dispuesto a cambiar su forma de pensar al respecto. 10 Le faltó la confianza que habría hecho posible dar de verdad y, por lo tanto, no recibió el beneficio de su presente2.
M7.2 11 Cada vez que un maestro de Dios ha tratado de ser un canal de curación, ha tenido éxito. 12 Si llegara a sentirse tentado de dudarlo, no debería repetir su esfuerzo previo. 13 Éste ya fue máximo, porque el Espíritu Santo así lo aceptó y así lo utilizó. 14 Ahora, el maestro de Dios tiene ante sí sólo un camino a seguir: 15 Tiene que hacer uso de su razón3 para decirse a sí mismo que ha entregado el problema a Uno que no puede fallar; y también debe reconocer que su propia incertidumbre no es Amor4 sino miedo5 y, por consiguiente, odio. 16 Por tanto, su posición se ha hecho insostenible, pues está ofreciendo odio a alguien a quien antes había ofrecido Amor. 17 Esto es imposible. 18 Habiendo ofrecido Amor, sólo puede recibirse Amor.
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1 ... de la que trata el Curso, es la curación "espiritual" de la mente y de sus creencias, no la curación del cuerpo, tanto en lo físico como en lo mental, que se enmarca dentro de las leyes de la evolución y de la escasez. Ahora bien, a veces, la curación "espiritual" de la mente puede coadyuvar indirectamente a mejorar o hasta curar una enfermedad del cuerpo cuyo origen haya podido ser psicosomático.
2 Don con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula, don es el reflejo aquí del Don de Dios. Presente se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo separado que piensa con Él. Regalos son los que ofrece el Hijo separado que piensa con el ego. Ver T7.2, T20.6 [38], T26.5 [28], L166
3 Razón, con mayúscula, en la eterna Unicidad, es: 1) el Pensamiento de Amor de Dios o Espíritu Santo Que Dios comparte con nosotros como Almas Una en Cristo, Su único Hijo; y 2) a veces, es sinónimo del Espíritu Santo. Aquí, en minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, razón, es nuestro pensar con Él, que quiere ser el reflejo de ese eterno Pensamiento de Amor por medio del perdón y la extensión de milagros; y, cuando pensamos con el ego, se refiere a nuestro pensar con el ego que se basa en la racionalidad, lógica y el sentido común que derivamos de la percepción de las causas y efectos según las leyes de este mundo. Ver T21.6, T21.7, T22.4, L192.7, M10.4
4 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
5 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
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M.7 ¿DEBE REPETIRSE
LA CURACIÓN?
pár 3
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M7.3 19 En esto tiene que confiar el maestro de Dios. 20 Esto es lo que realmente significa la afirmación de que la única responsabilidad del que extiende milagros es aceptar el Redimir para sí mismo6. 21 El maestro de Dios extiende milagros, porque da los dones que ha recibido. 22 Pero primero tiene que aceptarlos. 23 Eso es lo único que tiene que hacer, ya que no hay nada más que pueda hacer. 24 Al aceptar la curación para sí, puede darla. 25 Si pone esto en duda, que recuerde Quién dio el Don y Quién Lo recibió. 26 Así se aclarará su duda. 27 Pensó que Dios Le podía quitar los Dones que Le había dado. 28 Eso fue un error, pero un error que no vale la pena conservar. 29 Y, por lo tanto, lo único que el maestro de Dios puede hacer es reconocerlo como tal y permitir que sea corregido.
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6 Aceptar para ti mismo el Redimir, siempre con mayúscula, es el camino de regreso a la Unicidad de Dios de la Que quieres creer que nunca te separaste. La 1ª etapa comienza cuando, frente al caos existencial regido por las leyes de la evolución y la escasez y el miedo que experimentas a diario, conciencias que anhelas vivir de otra manera que un cuerpo, separado de los demás cuerpos, que lleva una vida sin otro significado que el de sobrevivir lo mejor y lo más largo posible. La 2ª etapa consiste en observar que frente al especialismo habitual de tu ego, a veces, también te llegan impulsos compasivos, de compartir y de amistad desinteresada. 3ª etapa: Sin otras pruebas que ese anhelo y esos impulsos a favor de los demás, debes decidir si quieres creer que éstos tienen un origen divino o, más bien, que son un error de la evolución. Si te decides por la evolución, tu motivación para convertir esos impulsos en hechos concretos te vendrá de la ética o altruismo que adoptes. 4ª etapa. En cambio, si mediante un acto de fe, aceptas que su origen pueda ser divino, también querrás creer que hay otra vida fuera del tiempo y del espacio, en la que tu Alma es Una con todas las demás Almas en Cristo, el Hijo único de Dios. Este querer creer (hasta lograr creer) debería motivarte a pensar cada vez más con el Espíritu Santo, y cada vez menos con tu ego. En la última y 5ª etapa, el Espíritu Santo te enseñará cómo no juzgar, perdonar y extender milagros y, así, en instantes santos en tu fuero interno, accederás a la visión de Cristo en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje. Ver T2.3, T2.5, T3.3, T5.3, T5.4, T13.9, T14.5, T15.3, T25 [86- 87], L139, M28
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M.7 ¿DEBE REPETIRSE
LA CURACIÓN?
pár 4
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M7.4 30 Una de las tentaciones más difíciles de reconocer es que dudar de una curación debido a la aparición de continuos síntomas es un error, que se está manifestando bajo la forma de una falta de confianza. 31 Como tal, constituye un ataque. 32 Usualmente, parece ser justamente lo contrario. 33 No parece razonable, en un principio, que se nos diga que preocuparnos continuamente por síntomas constituya un ataque. 34 Al contrario, todas las apariencias indican que se hace por amor. 35 Mas el Amor sin confianza es imposible, y duda y confianza no pueden coexistir. 36 Y el odio tiene necesariamente que ser lo opuesto al Amor, sea cual sea la forma en que se manifieste. 37 No dudes del don que te ha sido dado y te será imposible dudar de su resultado. 38 Ésta es la certeza que da a los maestros de Dios el poder para extender milagros7, pues han depositado su confianza en Él.
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7 Un milagro es la máxima expresión de Amor que podemos experimentar en nuestro espíritu cuando, después de haber aceptado el Redimir para nosotros mismos y haber logrado perdonar a nuestro hermano por lo que realmente no hizo, se corre en nuestra mente el velo que nos impedía verlo con la visión de Cristo, y nos extendemos a su Alma en una unión de Amor en la que también se encuentran incorporadas todas las demás Almas, ya que en el eterno Presente de la Unicidad —Que es Donde realmente estamos todos como Almas perfectas y eternas— somos Una en Cristo, el Hijo único de Dios. En este sentido, al reflejar aquí las Leyes de Dios y la Verdad, el milagro trasciende las leyes de este mundo. El uso primario del milagro que hace el Espíritu Santo por medio de nuestro espíritu, es extender Su Amor para curar la mente del hermano que hemos perdonado de su creencia en la realidad del ego y, al mismo tiempo, consolidar la curación de la nuestra. El milagro es el medio para alcanzar la meta del Curso. El milagro no se pide sino que sucede, y al suceder, se acepta mediante un acto de fe. Ver las definiciones de las palabras en negrillas en el Glosario y, LTe.13 (-L341)
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M.7 ¿DEBE REPETIRSE
LA CURACIÓN?
pár 5-6
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M7.5 39 La verdadera base para dudar del resultado de cualquier problema que se haya entregado para su resolución al Maestro de Dios, es siempre dudar de uno mismo. 40 Y eso implica necesariamente que se ha puesto la confianza en un yo ilusorio, pues sólo de un yo así se puede dudar. 41 Esta ilusión puede adoptar muchas formas. 42 Tal vez se tenga miedo de ser débil y vulnerable; 43 tal vez, de fracasar y de sentir vergüenza asociado con un sentimiento de no estar a la altura; 44 tal vez, se sienta una vergüenza culpable procedente de una falsa humildad. 45 La forma del error no es importante. 46 Lo importante es que se reconozca un error como lo que es: un error.
M7.6 47 El error es siempre una forma de preocupación del yo excluyendo al paciente. 48 Es no reconocer al paciente como parte del Yo8 y, por eso, representa una confusión de identidad. 49 El conflicto sobre quién eres ha penetrado en tu mente, engañándote con respecto a ti mismo. 50 Y te has engañado con respecto a ti mismo porque has negado la Fuente de Tu Creación. 51 Si únicamente ofreces curar, no puedes dudar. 52 Si realmente quieres que el problema se resuelva, no puedes dudar. 53 Si estás seguro de cuál es el problema, no puedes dudar. 54 La duda es el resultado de deseos conflictivos. 55 Asegúrate de saber lo que realmente quieres y te será imposible dudar.
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8 Yo, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios —en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una— Quien es Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad. También es usado pocas veces como el Yo de Dios. En minúscula, tu yo es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo; o si decidiste pensar con el Espíritu Santo, tu yo es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno. Ver Lte.14 (-351)
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