PARA VER TODO EL CORREO HAGA
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
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Y si decides ver un mundo sin
enemigos en el que no eres impotente,
te serán dados los medios para verlo.
UCSM TX 21.8 pár 80
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T21.8 [77] 59 No olvides que escoger entre Verdad o pecado, o entre poder o impotencia es decidir si atacas o curas. 60 Pues el curar20 emana del poder y atacar de la impotencia. 61 A quien atacas no puedes querer curarlo. 62 Y el que quieres curar tiene que ser el que escogiste para que estuviese a salvo de ataques. 63 ¿Y qué otra cosa es esta decisión, sino escoger entre verle a través de los ojos del cuerpo, o dejar que te sea revelado por medio de la visión21?
UCSM TEXTO
CH 21 LA IMAGEN INTERIOR
T21.8 PERCEPCIÓN
Y DESEOS
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
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P A R T E 2
¿Qué es EL MUNDO? pár 1-5
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LTe.3 (-L241).1 1 El mundo es una falsa percepción. 2 Nació del error1 y no ha abandonado su fuente. 3 No perdurará más que el aprecio que tengamos al pensamiento que le dio vida. 4 Cuando el pensamiento de separación haya sido substituido2 por uno de verdadero perdón3, el mundo4 se verá de una manera completamente diferente5: una manera que conduce a la Verdad6, en la Que el mundo tendrá necesariamente que desaparecer7 junto con todos sus errores. 5 Y, entonces, su fuente habrá desaparecido, al igual que sus efectos.
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1 … en tu mente, que empezó cuando en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, se adentró una diminuta idea alocada, de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. A causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales. (... tales como, entre otras cosas, la hechura del tiempo y del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la pizca de polvo cósmico que llamamos Tierra y, sobre ella, nuestro cuerpo individual separado y compitiendo con los demás cuerpos por las escasas cosas "buenas"…). Ver T27.9 [82]
2 … en tu mente…
3 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
4 … en tu espíritu: En minúscula, espíritu o mente acertada, es la otra parte de la mente del Hijo separado que todavía se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo. Nada puede llegar al Espíritu (o Alma) desde el ego, ni nada del Espíritu (o Alma) puede reforzar al ego o aminorar el conflicto interno de éste, porque el Espíritu (o Alma) no puede percibir y el ego es incapaz de conocer. Por lo tanto, no están comunicados ni jamás lo estarán. Ver T2.2 [20], T4.2 [8] y [19], T31.6, L97
5 … con la visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
6 La Verdad, con mayúscula, según el Curso —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse, en un instante santo del mundo real en nuestro fuero interno, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber visto su Alma con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. Sus condiciones son querer creer que: 1) Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, Cristo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) Dios no creó más nada. 3) Por eso, nada de Ésta, Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazado, nada que no sea Ella, realmente existe. 4) En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, la verdad es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la creencia de que la percepción que tiene del tiempo y del espacio, y de todo lo que estos contienen, es que son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen su única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5
7 … en tu mente, al dejar cada vez más de pensar con tu ego y más con el Espíritu Santo, más con el perdonar y el extender milagros en mente…
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LTe.3 (-L241).2 6 El mundo fue hecho como un acto de agresión contra Dios8. 7 Es el símbolo del miedo9. 8 Pero, ¿qué es el miedo sino la ausencia de Amor10? 9 Por consiguiente, el mundo fue concebido para que fuese un lugar en el que Dios no pudiese entrar y en el que Su Hijo pudiese estar separado de Él. 10 Aquí nació la percepción, pues el Conocimiento11 no podría haber causado pensamientos tan dementes. 11 Pero los ojos engañan, y los oídos oyen equivocadamente. 12 Ahora, cometer errores se vuelve muy posible, porque ya no hay certeza.
LTe.3 (-L241).3 13 En efecto, los mecanismos de la ilusión12 han nacido en lugar del Conocimiento. 14 Y ahora van en pos de lo que se les encomendó buscar. 15 Su objetivo es servir el propósito para el que se hizo el mundo, de modo que diese testimonio de ese propósito y lo hiciese real. 16 Esos mecanismos ven en las ilusiones del mundo todo menos una sólida base donde exista la Verdad y donde Ésta se mantenga separada de las mentiras. 17 No obstante, todo lo que reportan no son sino ilusiones, las cuales se mantienen separadas de la Verdad.
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8 … cuando por medio de tu ego primario, decidiste que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta —pero sin perder el Amor que Dios ahora le daría individualmente. Y, como no te lo dio, entonces ese ego primario tuyo — que no sabemos qué forma adoptó pero que, en todo caso, fue una poderosa que, entre otras cosas, hizo el tiempo y el espacio y todo lo que estos contienen, incluyendo la pizca de polvo cósmico que llamamos Tierra y, sobre ella, nuestro cuerpo individual separado de los demás cuerpos y compitiendo interminablemente contra ellos. Ver: T27.9 [82]
9 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
10 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
11 Conocimiento, con mayúscula, es lo que saben todas nuestras Almas perfectas y eternas, Unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Almas que, en perfectas paz y alegría, están compartiendo con Dios Su Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, en minúscula, conocimiento es lo que experimentamos en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y unir como Una, su Alma con La mía, es saber que esa experiencia es el reflejo aquí del eterno Conocimiento. Y cuando pensamos con el ego, es lo que se puede llegar a conocer en este mundo, de acuerdo con sus leyes. Ver T3.5 [35] y [37], T25.4 [25]
12 Ilusión o fantasía es todo lo "hecho" por nuestro ego primario, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba, locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Ver T8.5 [41], T16
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P A R T E 2
¿Qué es EL MUNDO?
pár 4
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LTe.3 (-L241).4 18 Así como la vista13 fue hecha para alejar de la Verdad, igualmente puede ser reorientada14. 19 Entonces, los sonidos se convertirán en llamamientos de Dios15. 20 Y a toda percepción16 le puede ser dado un nuevo propósito17 por Aquel a Quien Dios designó Salvador del mundo18. 21 Sigue Su luz19 y verás el mundo tal como Él lo ve. 22 Oye sólo Su Voz en todo lo que te habla 23 y permítele que te dé paz y certeza, las cuales tú habías desechado pero que el Cielo conservó para ti en Él.
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13 … del cuerpo
14 … en el fuero interno de tu espíritu, al tú querer ver con la visión de Cristo en vez de con la visión habitual de tu cuerpo que, de paso, forma parte de ese ataque contra Dios que inició tu ego primario…
15 El Llamamiento de Dios es la voz del Espíritu Santo en el nivel superior de tu subconsciente, que quiere avivar tu voluntad para que cures la separación que hay entre tú y tus hermanos y entre todos ustedes y Dios, renunciando a ella por medio del Redimir, hasta que tu mente nuevamente completa se reincorpore a crear, devolviendo a Dios Lo que es Suyo; es el llamamiento a regresar al pensar acertado, para que la Filiación se encamine a ser lo que nunca ha dejado de ser: todos, como las Almas eternas y perfectas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios, y Uno con Él en Su eterna Unicidad. Ver T5.3 [16], [19] y [20], T5.4, T27.3 [18]
16 Percepción: En el eterno Presente de la Unicidad de Dios —Que es donde realmente estamos todos como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único, Quien es Uno con Su Padre— la percepción no existe, porque el Conocimiento nos hace saber y experimentar que Todo es Uno y, por consiguiente, no hay nada que percibir. Pero en la separación, cuando pensamos con el ego, la percepción es el proceso fundamental para sobrevivir por el cual nuestra razón, lógica y sentido común interpretan, juzgan, seleccionan y evalúan la información recibida por nuestros sentidos de la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. El Curso la define como "Percepción equivocada". Y, cuando habiendo decidido pensar con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo, estudiado y aplicado al menos una vez las Lecciones del Curso, nuestra "Percepción verdadera" gradualmente nos va a llevar al mundo real —que es la meta del Curso—donde, en nuestro fuero interno, experimentaremos el reflejo aquí de la Unicidad de Dios, donde sólo hay Amor, paz y alegría. Ver T3.4, T3.5, T10.7, T13, T14.6 [46], L134, M5.3.1, M19.5
17 El propósito del Espíritu Santo: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más con Él y cada vez menos con el ego, de manera de liberar el Amor de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos y hagamos; 2) es —por medio del perdonar y de extender milagros a otro— experimentar en nuestro fuero interno el Alma del otro;, 3) es, en la relación santa, reconocer a nuestro verdadero Yo, Cristo, en Quien todas las Almas perfectas y eternas —que realmente somos— están unificadas como Una; 4) es liberarnos del pensar del ego para poder regresar aquí, al reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; 5) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en el Cielo, extendiendo así la Creación; 6) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T7.4 [23], T8.4 [22], T11.8 [65], T17.7, T17.9 [74], T25.2 [9], T26.10 [84]
18 … el Espíritu Santo
19 Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
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P A R T E 2
¿Qué es EL MUNDO?
pár 5
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LTe.3 (-L241).5 24 No descansemos ni nos consideremos satisfechos hasta que20 el mundo se haya unido a nuestra cambiada percepción. 25 No nos demos por satisfechos hasta que el perdón sea total. 26 Y no tratemos de cambiar nuestra función. 27 Tenemos que salvar al mundo. 28 Pues nosotros, que fuimos sus hacedores, tenemos que verlo a través de los ojos de Cristo21, de modo que aquello que se hizo mortal pueda ser restituido a la Vida eterna.
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20 … en nuestra mente, en su parte que el Curso llama "espíritu"…
21 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
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L E C C I Ó N 243
Hoy no juzgaré nada
de lo que suceda.
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L243.1 1 Hoy seré sincero conmigo mismo. 2 No pensaré que ya sé lo que necesariamente está más allá de mi entendimiento en este momento. 3 No pensaré que comprendo la totalidad a partir de unos fragmentos de mi percepción, que son los únicos que alcanzo a ver. 4 Hoy reconoceré que eso es así. 5 Y así, quedaré eximido del juzgar que, en realidad, no puedo hacer1. 6 De esta manera, me liberaré a mí mismo y a todo lo que veo, para así estar en paz tal como Dios nos creó.
L243.2 7 Padre, hoy, dejo que la Creación2 sea libre de ser ella misma. 8 Honro todas sus partes, entre las cuales me cuento. 9 Somos uno, porque cada parte guarda Tu recuerdo, y la Verdad tiene necesariamente que brillar en todos nosotros cual uno.
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1 Juzgar, cuando pensamos con el ego, es el complemento de su percepción para sobrevivir en la realidad de este mundo: Nuestros sentidos nos informan de lo que perciben, información que interpretamos y juzgamos, para luego decidir qué es lo que nos conviene hacer o no al respecto. Pero, según el Curso, juzgar no es nuestra función, sino que pertenece al Espíritu Santo, cuya percepción acertada en nuestro espíritu, nos lleva al conocimiento. En efecto, después de haber aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado al otro y extendido los milagros sugeridos por el mismo Espíritu Santo, sabremos qué hacer en toda circunstancia para tratar de ser aquí —lo más posible— un reflejo de nuestra verdadera Identidad. Ver T3.8, T4.5 [64], T29.10 [62]-[63], M10, M15
2 La Creación, con mayúscula, en el Cielo, es la suma de todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros, como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de Su Unicidad o Realidad. Dios no creó más nada. Por eso, Allá, la realidad del ego que percibimos aquí con nuestros sentidos, realmente, no existe. Aquí, las creaciones, en minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son las que producimos —cuando perdonamos al otro, a los otros, y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo— como un reflejo de las Creaciones que creamos como Uno con y en Dios, en el Cielo. Y, cuando pensamos con el ego —según el Curso— no "creamos" sino que "hacemos," de acuerdo con las leyes de este mundo. Ver T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (-L321)
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
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Capítulo 21
LA IMAGEN INTERIOR
T21.8 PERCEPCIÓN
Y DESEOS pár 70-84
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T21.8 [70] 1 ¿No te das cuenta de que todo tu sufrimiento proviene de la extraña creencia de que eres impotente1? 2 Ser impotente es el precio del pecado2. 3 La impotencia es la condición que impone el pecado, el único requisito que exige para que se pueda creer en él. 4 Sólo los impotentes podrían creer en el pecado. 5 La enormidad no tiene atractivo, excepto para los insignificantes3. 6 Y sólo los que primero creen ser insignificantes podrían sentirse atraídos por ella. 7 Traicionar al Hijo de Dios4 es la defensa de los que no se identifican con él. 8 Y tú, o estás de su parte o contra él, o lo amas o lo atacas, o proteges su unidad o consideras que está hecho añicos y muerto como consecuencia de tu ataque.
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1 … frente a las leyes de la evolución y escasez que rigen la realidad del ego del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen…
2 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver T27.9 [82]
3 … aquellos cuyas vidas carecen de significado: Significado, con mayúscula es, en el eterno Presente de la Unicidad, el de la relación de Amor de Dios con Nosotros, como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en perfectas paz y alegría. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, significado es el reflejo aquí de ese eterno Significado y, cuando pensamos con el ego, es el significado que damos aquí a nuestra existencia separada, según las leyes de este mundo. Ver T2.2 [21], T2.6, T7.5 [26], T7.6 [46], T30.8, L14]
4 El Hijo único de Dios o Cristo —en Cuya única Alma, todas las Nuestras están unificadas como Una en Cristo— es Uno con Dios en Su eterna Unicidad. Nos convertimos aquí en el reflejo de Cristo cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, perdonamos totalmente al otro (s) y extendemos los milagros que nos sugiera el Mismo Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el sistema de pensamiento del ego y creemos que su realidad del tiempo y del espacio es verdadera —que es lo que hacemos "usualmente"— entonces nos convertimos en el Hijo separado de Dios. Ver T10.5, T10.8, T20.3, T29.9, L163, L191, LTE.14 (-L351)
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T21.8 PERCEPCIÓN Y DESEOS
pár 71
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T21.8 [71] 9 Nadie5 cree que el Hijo de Dios sea impotente. 10 Y los que se ven a sí mismos como impotentes6 deben creer que no son7 el Hijo de Dios. 11 En ese caso, ¿qué van a ser excepto su enemigo? 12 ¿Y qué podrían hacer sino envidiar su poder8 y, como consecuencia de su envidia, tener miedo9 a ese poder? 13 Éstos —los silenciosos y atemorizados, solos e incomunicados, temerosos de que el poder del Hijo de Dios los aniquile de un golpe— son los que amenazan y levantan su impotencia contra él. 14 Se unen al ejército de los impotentes para librar su guerra de venganza, amargura y rencor contra él, a fin de que se vuelva igual que ellos. 15 Y puesto que no saben que realmente son uno con él, no saben a quién odian. 16 Son en verdad un ejército lamentable —cada uno de ellos tan capaz de atacar a su hermano o volverse contra sí mismo— como de recordar que alguna vez todos10 creyeron que tenían una causa común11.
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5 … en la Unicidad, Que es Donde todos como Almas perfectas y eternas, Una en el Alma única del Hijo único de Dios, estamos realmente,
6 … porque piensan, perciben y actúan con sus egos,
7 … el reflejo aquí de
8 Poder, con mayúscula, significa el Poder de Dios para crear o amar en el Cielo, un Poder que también dio a Su Hijo de manera que pudieran crear conjuntamente como Uno. En minúscula, poder —si estás pensando con el ego— significa el poder físico y/o psicológico del ego para hacer cosas y, si en vez, estás pensando con el Espíritu Santo, poder quiere decir el reflejo aquí del Poder de crear o amar de Dios y de Su Hijo. Ver T2.1 [15], T4.5 [63], T7.4 [24] y [25], T27.4
9 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
10 … todos uno en Cristo, el Hijo único de Dios
11 … de amar y ser amados en el eterno Presente de la Unicidad
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T21.8 PERCEPCIÓN Y DESEOS
pár 72
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T21.8 [72] 17 Frenéticos, vociferantes y fuertes parecen ser los que amenazan. 18 No obstante, no conocen a su enemigo, sino sólo que lo odian. 19 El odio los ha congregado, pero no se han unido unos con otros. 20 Pues si lo hubieran hecho, les sería imposible odiar. 21 El ejército de los impotentes tiene que desbandarse en presencia de la fuerza12. 22 Los que son fuertes nunca traicionan, porque no tienen necesidad de soñar con el poder ni de ejecutar su sueño. 23 ¿De qué manera actuaría un ejército en sueños? 24 De ninguna manera. 25 Podría vérsele atacando a cualquiera con cualquier cosa. 26 Los sueños no conllevan Razón13. 27 En ellos, una flor se convierte en una lanza envenenada, un niño en un gigante y un ratón ruge como un león. 28 Y con esa misma facilidad, se convierte al Amor14 en odio. 29 Esto no es un ejército, sino una casa de locos. 30 Lo que parece ser un ataque concertado no es más que un manicomio.
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12 Fuerza, con mayúscula, significa la Fuerza de Dios para crear o amar en el Cielo, una Fuerza que también dio a Su Hijo de manera que pudieran crear conjuntamente como Uno. En minúscula, fuerza —si estás pensando con el ego—significa la fuerza física o psicológica del ego para hacer cosas y, si en vez, estás pensando con el Espíritu Santo, quiere decir el reflejo aquí de la Fuerza de Dios y de Su Hijo de crear y amar. Ver T7.11, T29.9 [53], T31.8 [86], L42, L47
13 Razón, con mayúscula, en la eterna Unicidad, es: 1) el Pensamiento de Amor de Dios o Espíritu Santo Que Dios comparte con nosotros como Almas Una en Cristo, Su único Hijo; y 2) a veces, es sinónimo del Espíritu Santo. Aquí, en minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, razón, es nuestro pensar con Él, que quiere ser el reflejo de ese eterno Pensamiento de Amor por medio del perdón y la extensión de milagros; y, cuando pensamos con el ego, se refiere a nuestro pensar con el ego que se basa en la racionalidad, lógica y el sentido común que derivamos de la percepción de las causas y efectos según las leyes de este mundo. Ver T21.6, T21.7, T22.4, L192.7, M10.4
14 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
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T21.8 PERCEPCIÓN Y DESEOS
pár 73-74
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T21.8 [73] 31 El ejército de los impotentes es ciertamente débil. 32 Realmente, no tiene armas ni enemigo15. 33 Ciertamente, puede invadir el mundo y buscar un enemigo. 34 Pero nunca podrá encontrar lo que no está ahí. 35 Ciertamente, puede soñar que encontró un enemigo, pero éste va a cambiar, incluso mientras lo está atacando, de modo que corre de inmediato a buscarse otro y nunca logra descansar con la victoria. 36 Y a medida que corre, se vuelve contra sí mismo, pensando que detectó un pequeño indicio del gran enemigo que siempre elude su ataque asesino, convirtiéndose en alguna otra cosa. 37 ¡Cuán traicionero parece ser ese enemigo, que cambia tanto que es imposible siquiera reconocerlo!
T21.8 [74] 38 No obstante, el odio tiene que tener un blanco. 39 No se puede tener fe en el pecado sin un enemigo. 40 ¿Quién, que crea en el pecado, podría atreverse a creer que no tiene enemigos? 41 ¿Acaso podría admitir que nadie le hizo sentirse impotente? 42 La Razón seguramente le diría que no siguiera buscando lo que no se puede encontrar. 43 Pero primero tiene que estar dispuesto a percibir16 un mundo donde no hay enemigos. 44 No es necesario que entienda cómo puede ver ese mundo17. 45 Ni debería tratar de comprenderlo. 46 Pues si se concentra en lo que no puede comprender, no hará sino enfatizar su sensación de impotencia y dejar que el pecado le diga que su enemigo debe de ser él mismo.
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15 … porque en el Cielo solo existe la eterna Unicidad de Dios con Su Hijo único, arropados por el Amor del Espíritu Santo, y nada más
16 … en su mente
17 … porque cuando estoy pensando con el ego, mi razón, lógica y sentido común apoyan su realidad del tiempo y espacio y de todo lo que éstos contienen…
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T21.8 PERCEPCIÓN Y DESEOS
pár 75-76
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T21.8 [75] 47 Pero deja sólo que se haga a sí mismo las preguntas que siguen, las cuales tiene necesariamente que contestar para que estas cosas puedan cumplirse para él: 48 ¿Deseo un mundo en el que yo gobierno en lugar de uno que me gobierna a mí? 49 ¿Deseo un mundo en el que soy poderoso en lugar de uno en el que soy impotente? 50 ¿Deseo un mundo en el que no tengo enemigos y no puedo pecar? 51 Y, ¿quiero ver lo que negué porque es la Verdad18?
T21.8 [76] 52 Ya contestaste las tres primeras preguntas, pero te falta la última. 53 Pues ésta aún parece temible y diferente a las demás. 54 Sin embargo, la Razón te aseguraría que todas son iguales. 55 Dijimos que durante este año se haría hincapié en la igualdad de las cosas que realmente19 son iguales. 56 Esta última pregunta —que ciertamente es la última sobre la que tienes que tomar una decisión— todavía parece encerrar una amenaza que las otras ya dejaron de tener para ti. 57 Y esta diferencia imaginaria da testimonio de tu creencia de que la Verdad tal vez sea el enemigo que te falta por encontrar. 58 En esto pareciera residir, pues, es tu última esperanza de encontrar el pecado y de no aceptar poder.
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18 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber visto su Alma con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5
19 Realmente se refiere en general a nuestra verdadera condición en el Cielo, Que es donde realmente estamos todos cual Almas Uno en Cristo, el Hijo único de Dios, que nunca se separó de su Padre, con Quien es eternamente Uno.
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T21.8 PERCEPCIÓN Y DESEOS
pár 77
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T21.8 [77] 59 No olvides que escoger entre Verdad o pecado, o entre poder o impotencia es decidir si atacas o curas. 60 Pues el curar20 emana del poder y atacar de la impotencia. 61 A quien atacas no puedes querer curarlo. 62 Y el que quieres curar tiene que ser el que escogiste para que estuviese a salvo de ataques. 63 ¿Y qué otra cosa es esta decisión, sino escoger entre verle a través de los ojos del cuerpo, o dejar que te sea revelado por medio de la visión21? 64 La manera en que esta decisión lleva a sus efectos no es tu problema. 65 Pero lo que realmente quieres ver tiene que ser lo que tú escojas. 66 Este Curso trata de causas22, no de efectos23.
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20 Curar (o curación como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, curar es el proceso por el cual queremos curar en nuestra mente la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros, entablando así relaciones santas con todos. Este proceso llevará nuestra Alma a los instantes santos del mundo real y a la unión con todas las demás Almas en la experiencia de Cristo. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver T2.3 [69], T4.9 [106], T5.3 [18], T19.2, L137, L139
21 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando accedo al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
22 … en tu mente, en tu pensar…
23 … en tu cuerpo, en lo que aparentemente se encuentra en el tiempo y el espacio, regido como está, por las leyes de la evolución y escasez…
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T21.8 PERCEPCIÓN Y DESEOS
pár 78-81
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T21.8 [78] 67 Considera detenidamente qué respuesta vas a dar a la última pregunta que todavía no has contestado. 68 Y deja que tu Razón te diga que tiene que ser contestada, y que la respuesta se encuentra en las otras tres. 69 Y así, a medida que vayas observando los efectos del pecado en cualquiera de sus formas, te será evidente que todo lo que tienes que hacer es simplemente hacerte esta pregunta:
T21.8 [79] 70 ¿Es esto lo que quiero ver? 71 ¿Es esto lo que quiero para mí?
T21.8 [80] 72 Ésta es la única decisión que tienes que tomar; la condición para que tenga lugar lo que sucede. 73 Es irrelevante para cómo suceda, pero no para el porqué. 74 Pues sobre esto tú tienes control. 75 Y si decides ver un mundo sin enemigos en el que no eres impotente, te serán dados los medios para verlo.
T21.8 [81] 76 ¿Por qué es tan importante esa última pregunta? 77 La Razón te lo dirá. 78 Es igual que las otras tres, salvo en el tiempo. 79 Las otras son decisiones que se pueden tomar, volverse atrás y luego volverse a tomar. 80 Pero la Verdad es constante, e implica un estado en el que es imposible vacilar. 81 Puedes desear un mundo en el que tú gobiernas y no uno que te gobierna a ti, y luego cambiar de parecer. 82 Puedes desear intercambiar tu impotencia por poder, y luego perder ese mismo deseo cuando te atraiga un ligero destello de pecado. 83 Y puedes querer ver un mundo libre de pecado y, no obstante, permitir que un "enemigo" te tiente a usar los ojos del cuerpo y cambiar lo que deseas.
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T21.8 PERCEPCIÓN Y DESEOS
pár 82
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T21.8 [82] 84 En cuanto a contenido, todas las preguntas son iguales. 85 Pues cada una pregunta si estás dispuesto a cambiar el mundo del pecado por lo que el Espíritu Santo ve, ya que esto es lo que el mundo del pecado niega. 86 Y, por consiguiente, los que miran de frente el pecado están viendo la negación del mundo real24. 87 Pero, además, la última pregunta añade el deseo de constancia25 en tu anhelo de ver el mundo real, de tal manera que ese deseo se convierta en el único que tienes. 88 Si contestas la última pregunta con un "sí", vas a añadir sinceridad a las decisiones que ya tomaste con respecto a las demás. 89 Pues sólo entonces habrás renunciado a la opción de volver a cambiar de parecer. 90 Cuando esto último sea lo que no quieres, las otras preguntas quedarán totalmente contestadas.
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24 El mundo real —la meta de nuestro viaje con el Curso—.es el estado que se experimenta en un instante santo en nuestro fuero interno, con nuestro espíritu o mente acertada, al haber logrado perdonar completamente a otro y unirnos a su Alma en la experiencia de Cristo, y, por ende, a todas las demás Almas unificadas como Una en Cristo; es "saber", que el Juicio Final de Dios consiste en que Nuestro Padre nos dice a cada uno: "Tú, unido al Alma del otro y a las Almas de todos los demás, sigues siendo Mi Hijo único, por siempre inocente, por siempre cariñoso y por siempre querido, tan ilimitado como Tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. Por lo tanto, despierta y regresa a Tu Casa, que realmente nunca abandonaste. Ver T2.6, T3.8, T26.4 [21], LTe.10 (-L311)
25 … el deseo de seguir adelante, a pesar de los desánimos, las incomprensiones, la soledad…
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T21.8 PERCEPCIÓN Y DESEOS
pár 83-84
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T21.8 [83] 91 ¿Por qué crees no estar seguro de que las otras preguntas hayan sido contestadas? 92 ¿Sería acaso necesario plantearlas con tanta frecuencia si ya lo hubiesen sido? 93 Hasta no haber tomado la decisión final, la respuesta será a la vez "sí" y "no". 94 Pues has contestado "sí" sin darte cuenta de que "sí" tiene que significar "que no hay lugar para el no". 95 Nadie decide en contra de su propia felicidad, pero puede que lo haga si no se da cuenta de que lo está haciendo. 96 Y si ve que su felicidad cambia constantemente, es decir, ahora es esto, luego aquello, y más tarde, una sombra esquiva sin vinculación a nada, de hecho está decidiendo en contra de ella.
T21.8 [84] 97 La felicidad esquiva, la que cambia de forma según el tiempo y lugar, es una ilusión que no tiene significado. 98 La felicidad tiene necesariamente que ser constante26, porque se logra mediante el abandono del deseo por lo inconstante. 99 La alegría no puede ser percibida sino por medio de una visión constante. 100 Y la visión constante sólo se da a los que desean ser constantes. 101 El poder del deseo del Hijo de Dios sigue siendo la prueba de que todo aquel que se considera a sí mismo impotente está equivocado. 102 Desea lo que quieras, y eso será lo que verás y pensarás que es real. 103 No existe pensamiento que no tenga el poder de liberar o de matar. 104 Y ningún pensamiento puede abandonar la mente de quien lo pensó, ni dejar de afectarlo.
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26 … puesto que, cuando se piensa y percibe con el Espíritu Santo, ella es el reflejo aquí de la eterna Felicidad que impera en el Cielo,
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