Él no ve espinas, sino únicamente azucenas que brillan en el afable resplandor de la paz
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T20.3 [9] 30 Todavía miras con los ojos del cuerpo, y éstos sólo pueden ver espinas13. 31 No obstante, has pedido ver otra cosa y se te ha concedido. 32 Los que aceptan como propio el propósito del Espíritu Santo comparten también Su visión. 33 Y lo que ahora Le permite ver Su propósito irradiando desde cada altar, es tan tuyo como Suyo. 34 Él no ve extraños, sino sólo amigos entrañables y amorosos. 35 Él no ve espinas, sino únicamente azucenas que brillan en el afable resplandor de la paz que irradia su luz sobre todo lo que mira y ama.
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UCSM TEXTO
CH 20 LA PROMESA
DE LA RESURRECCIÓN
T20.1 INTRODUCCIÓN
T20.2 LA SEMANA SANTA
T20.3 ESPINAS Y AZUCENAS
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 224
Dios es Mi Padre y Él ama a Su Hijo.
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L224.1 1 Mi verdadera Identidad1 es tan segura, tan sublime, impecable, gloriosa y espléndida, tan completamente benéfica y libre de culpa2, que el Cielo la mira para que Ella Lo ilumine. 2 También3 ilumina al mundo. 3 Mi verdadera Identidad es el Don4 Que Mi Padre Me hizo5 y el que a mi vez hago al mundo. 4 No existe otro Don, salvo éste, que se pueda dar o recibir. 5 Ésta es la Realidad6, y sólo eso. 6 Éste es el final de las ilusiones.7 7 Ésta es la Verdad.
8 L224.2 8 ¡Padre! Mi Nombre todavía Te es conocido. 9 Yo Lo he olvidado y no sé realmente adónde voy, quién soy, ni qué es lo que hago. 10 Padre, recuérdamelo ahora, pues estoy cansado del mundo que veo. 11 Revélame Lo que quieres Que vea en su lugar.
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1 Identidad, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el único Hijo de Dios, en Quien todos, como Almas unificadas como Una, somos realmente Uno con Dios. En minúscula, es la identidad del ego. Pero cuando decidimos pensar y percibir con el Espíritu Santo, nuestra identidad se convierte en el reflejo aquí de la Identidad de Cristo, el Hijo único de Dios Que realmente somos. Ver T7.10 [97], T20.9, LTE.14 (-L351)
2 En el Cielo, según el Curso, no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con todas nuestras Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, donde reina la imperfección de los cuerpos regidos por las leyes de la evolución y escasez, cuando pensamos con el ego, la culpa es el sentimiento de no haber estado a la altura de las circunstancias, o de haber faltado contra normas generalmente cambiantes que rigen nuestras vidas. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo y aceptar el Redimir para nosotros mismos, queremos creer que realmente no somos cuerpos sino Almas creadas por Dios a Su Semejanza y, por lo tanto, nunca nos separamos de nuestro Padre y Creador. Además, mediante la visión de Cristo, ahora vemos a las faltas que antes juzgábamos como imperdonables, como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros y, de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos: el Hijo único, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo, como era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
3 … Su reflejo aquí
4 Don con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula, don es el reflejo aquí del Don de Dios. Presente se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo separado que piensa con Él. Regalos son los que ofrece el Hijo separado que piensa con el ego. Ver T7.6 [42] 24, T7.7 [65] 82, T7.8 [81]
5 … al crearme como Su único Hijo: La Creación, con mayúscula, en el Cielo, es la suma de todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros, como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de Su Unicidad o Realidad. Dios no creó más nada. Por eso, Allá, la realidad del ego que percibimos aquí con nuestros sentidos, realmente, no existe. Aquí, las creaciones, en minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son las que producimos —cuando perdonamos al otro, a los otros, y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo— como un reflejo de las Creaciones que creamos como Uno con y en Dios, en el Cielo. Y, cuando pensamos con el ego —según el Curso— no "creamos" sino que "hacemos," de acuerdo con las leyes de este mundo. Ver T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (- L321)
6 La Realidad, con mayúscula, significa la infinita y eterna Unicidad de Dios, en la Cual, todos nosotros, sin excepción, cual Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, somos Uno con Nuestro Padre, compartiendo con Él Su Amor, el Espíritu Santo. Algunos de sus sinónimos son: Cielo, Eternidad, Reino, Reino de los Cielos, Universo. En minúscula, realidad significa la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez que hicimos, realidad en la que habitualmente creemos, percibimos, pensamos y actuamos con el ego. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, estudiamos y aplicamos el Curso, podemos trascender esta realidad en nuestro fuero interno, ingresando al mundo real, que es el reflejo aquí de la eterna Realidad. Ver T8.10, T11.4, T11.9, T18, T30.9
7 Ilusión o fantasía es todo lo "hecho" por nuestro ego primario, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba, locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Ver T8.5 [41], T16
8 La Verdad, con mayúscula, según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber unificado su Alma con La tuya en Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo 20
LA PROMESA
DE LA RESURRECCIÓN
T20.1 INTRODUCCIÓN
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T20.1 [1] 1 Hoy es Domingo de Ramos, la celebración de la victoria1 y la aceptación de la Verdad2. 2 No nos pasemos esta Semana Santa lamentando la crucifixión del Hijo de Dios, sino celebrando alegremente su liberación. 3 Pues la Pascua es el signo de la paz, no del dolor. 4 Un Cristo asesinado no tiene significado. 5 Pero un Cristo resucitado se convierte en el símbolo del Hijo de Dios perdonado por Dios; la señal de que se considera a sí mismo curado3 y completo4.
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1 … del Amor sobre el especialismo, que es la forma habitual de pensar de la individualidad nacida de la diminuta idea alocada del Hijo de Dios que pensó que podía separarse de Su Padre y "hacer cosas" por su cuenta. Al haber olvidado reírse de semejante idea, el pensamiento se convirtió en una idea seria de la que, entre otras cosas, resultó la ilusión de la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos por las leyes de la evolución y de la escasez. En esta realidad, el ego, es el deseo de cada ser humano de estar separado y lo más arriba posible por encima de los demás seres humanos, de poseer más y ser más que ellos, por el convencimiento de que es merecedor —por encima y hasta en contra de los demás— de las escasas cosas buenas y transitorias que ofrece el mundo. Ningún precio es demasiado alto para obtenerlas, y las busca afanosamente en relaciones especiales en las que otros aparentemente le ofrecen amor, amistad y aprecio especiales, así como también a veces, la entrega de sus cuerpos y/o mentes igualmente especiales y, con ellos, de lo que poseen que nuestro ego cree que le hace falta. Pero el especialismo nunca puede amar, apreciar o compartir de verdad, ya que por sí mismo constituye una traición y un ataque contra la eterna y amorosa Unicidad de Dios con Su único Hijo, Cristo, en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una. En consecuencia, el especialismo va a desconfiar de todos, al considerarlos como potenciales atacantes o competidores, y por eso, no se le va a escapar ninguna falta o error que puedan cometer; además de atacar a los que entre ellos, directa o indirectamente, interfieran o se opongan a sus designios interesados. Ver T16.6, T24, T27.9 [82]-[83] 2 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber unificado su Alma con La tuya en Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8 3 Curación es el estado mental que se logra al final del proceso de curar en el que nuestra mente —ahora pensando y percibiendo con el Espíritu Santo— es llevada al mundo real y a la unión con todas las demás mentes en la experiencia de Cristo; y en el instante santo de esa experiencia, ella se cura de la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, del pensar del ego, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Ver T2.3, T5, T8.9, T13.2, T17, M22, M23 4 La Completitud, con mayúscula, en el Cielo, es de Dios y de todos nosotros como Almas perfectas y eternas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, Su Hijo, Quien es Uno con Su Padre en el Amor del Espíritu Santo que Ambos comparten en la paz y alegría de la eterna Unicidad. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, la completitud es el reflejo aquí de la eterna Completitud, y se experimenta en nuestro fuero interno en un instante santo del mundo real cuando, después de haber perdonado totalmente a un hermano (s), nos unimos a él (ellos) como uno en la experiencia de Cristo. Y, cuando pensamos con el ego significa las definiciones que se pueden encontrar en el diccionario. Ver T2.5 [102], T6.3 [25], T15.8 [78], T29.3 [19
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Capítulo 20
LA PROMESA
DE LA RESURRECCIÓN
T20.2 LA SEMANA SANTA 2-4
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T20.2 [2] 1 Esta semana empieza con ramos y termina con azucenas, el signo puro y santo que anuncia que el Hijo de Dios es inocente. 2 No permitan que ningún signo lúgubre de crucifixión se interponga entre el viaje y su propósito1, entre la aceptación de la Verdad y Su expresión. 3 Esta semana celebramos la Vida eterna, no la muerte. 4 Y honramos la perfecta pureza del Hijo de Dios2, no sus pecados3. 5 Ofrézcanse uno al otro el presente4 de las azucenas, no el regalo de la corona de espinas; el presente del Amor, no el "regalo" del miedo5. 6 Están uno al lado del otro, con espinas en una mano6 y azucenas en la otra7, indecisos con respecto a cuáles dar. 7 Únanse a mí ahora, desháganse de las espinas y reemplácenlas por azucenas. 8 Lo que quiero en esta Pascua es que me ofrezcan el presente de su perdón8, que yo les reintegraré.
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1 El propósito del Espíritu Santo: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más con Él y cada vez menos con el ego, de manera de liberar el Amor de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos y hagamos; 2) es —por medio del perdonar y de extender milagros a otro— experimentar en nuestro fuero interno el Alma del otro;, 3) es, en la relación santa, reconocer a nuestro verdadero Yo, Cristo, en Quien todas las Almas perfectas y eternas —que realmente somos— están unificadas como Una; 4) es liberarnos del pensar del ego para poder regresar aquí, al reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; 5) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en el Cielo, extendiendo así la Creación; 6) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T7.4 [23], T8.4 [22], T11.8 [65], T17.7, T17.9 [74], T25.2 [9], T26.10 [84]
2 El Hijo único de Dios o Cristo —en Cuya única Alma, todas las Nuestras están unificadas como Una en Cristo— es Uno con Dios en Su eterna Unicidad. Nos convertimos aquí en el reflejo de Cristo cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, perdonamos totalmente al otro (s) y extendemos los milagros que nos sugiera el Mismo Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el sistema de pensamiento del ego y creemos que su realidad del tiempo y del espacio es verdadera —que es lo que hacemos "usualmente"— entonces nos convertimos en el Hijo separado de Dios. Ver T10.5, T10.8, T20.3, T29.9, L163, L191, LTE.14 (-L351)
3 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver T27.9 [82]
4 Don con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula, don es el reflejo aquí del Don de Dios. Presente se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo separado que piensa con Él. Regalos son los que ofrece el Hijo separado que piensa con el ego. Ver T7.6 [42] 24, T7.7 [65] 82, T7.8 [81]
5 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]3
6 … cuando piensan "yo", "yo", "yo", con el ego
7 … cuando piensan "nos" con Amor…
8 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de todo esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
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T20.2 LA SEMANA SANTA
pár 3
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T20.2 [3] 9 No podemos estar unidos en la crucifixión ni en la muerte. 10 Ni tampoco puede completarse la resurrección9 hasta que el perdón de ustedes descanse sobre Cristo10, junto al mío. 11 Una semana es poco tiempo, no obstante esta Semana Santa simboliza todo el viaje que el Hijo de Dios ha emprendido. 12 Él comenzó con el signo de la victoria, la promesa de la resurrección, que ya le había sido dada. 13 No dejen que caiga en la tentación de la crucifixión11 ni que se demore allí. 14 Ayúdenle a seguir adelante en paz más allá de ella, con la luz de su propia inocencia alumbrando el camino hacia su redención12 y liberación13. 15 No le obstruyan el paso con clavos y espinas, cuando su redención está tan cerca. 16 Más bien, permitan que la blancura del radiante presente de azucenas de ustedes lo apresure en su camino hacia la resurrección.
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9 La resurrección 1) es vencer o triunfar sobre la muerte; 2) es un redespertar o renacer; un cambio de parecer con respecto al significado del mundo 3) es aceptar la interpretación del Espíritu Santo sobre el propósito del mundo; 4) es aceptar el Redimir para uno mismo; 5) es el fin de los sueños de aflicción y la alegre concienciación del sueño final del Espíritu Santo; 6) es reconocer los dones de Dios; 7) es el sueño en el que el cuerpo funciona perfectamente, al no tener otra función que servir de medio de comunicación; 8) es la experiencia del mundo real con la que concluye el aprendizaje, pues con la resurrección, éste no sólo termina, sino que es superado; 9) es la invitación a Dios para que dé el paso final; 10) es renunciar a todos los demás propósitos, intereses, deseos, y preocupaciones; 12) es el deseo único del Hijo de estar arropado por Su Padre. Ver las Definiciones en el Glosario y Ver M28
10 Cristo, 1) es la idea que resuelve el aparente dilema en el Curso, que, por un lado, reza: "Dios creó a un solo Hijo, y no creó más nada" y, por el otro, "la Filiación es la suma de todas las Almas creadas por Dios.", dilema que es resuelto en el proceso de extender milagros: "Un milagro hace que las Almas sean una en Cristo."; 2) en mi fuero interno, Cristo también es la divina experiencia de mi mente acertada o espíritu en un instante santo del mundo real, de la unión de mi Alma con el Alma del otro(a), experiencia de Amor que se extiende a las Almas de todos los que fueron, son y serán, como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9]
11 … por no perdonarlo, juzgarlo y crucificarlo, y al hacerlo, se juzgan y se crucifican a ustedes mismos,
12 La redención es lo que pone fin a la crucifixión del Hijo de Dios cuando, pensando con el Espíritu Santo, perdonamos al otro y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo. Ver T12.3, M28
13 Libertad con mayúscula es, en la eterna Unicidad, la libre Voluntad de Dios de Amar o crear, Que es también la libre Voluntad de todos nosotros como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único hijo, de amar y ser amados. Aquí, en minúscula, libertad, cuando pienso "nos" con el Espíritu Santo, es la liberación del confinamiento impuesto por las mentes individuales separadas unas de otras, para amar sin excepción y por igual a todos, como reflejo de la Unicidad; y, cuando pienso con el ego, es lo que decido hacer con mi libre albedrío, según las leyes de la evolución y escasez. Ver T2.6 [109], T13.7 [62], T17.6 [52], L199, LR6 (-206)
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T20.2 LA SEMANA SANTA
pár 4
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T20.2 [4] 17 La Pascua no es la celebración del costo del pecado, sino de su final. 18 Si vislumbran la faz de Cristo14 tras el velo, mirando entre los pétalos blancos como la nieve de las azucenas15 que recibieron y dieron como presente de ustedes16, verán cada uno la faz del otro y la reconocerán. 19 Yo era un extraño, y ustedes me acogieron, a pesar de que no sabían quién era. 20 Pero por su presente de azucenas, lo sabrán. 21 En perdonar a ese forastero17, extraño para ustedes, aunque realmente sea su viejo Amigo18, reside su liberación y la redención de ustedes conjuntamente con él. 22 Los tiempos de la Pascua son tiempos de alegría, no de duelo. 23 Miren a su Amigo resucitado y celebren su santidad conjuntamente conmigo. 24 Pues la Pascua es la temporada de la salvación19 de ustedes conjuntamente con la mía.
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14 La faz de Cristo es la faz del otro al que perdonamos totalmente y al que extendimos milagros, y con cuya Alma, en un instante santo del mundo real, experimentamos en nuestro fuero interno una completa identificación, como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios, donde todas nuestras Almas, perfectas y eternas, están unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo único. Ver T20.5 [32], T20.6 [42]
15 … los impulsos altruísticos o amorosos o milagrosos que de vez en cuando emergen de lo más profundo del subconsciente…
16 … perdonando y extendiendo los milagros que hubiese sugerido el Espíritu Santo,
17 … ver su Alma en nuestro fuero interno…
18 … Cristo, el único Hijo que Dios ha creado, en Quien todos somos realmente Uno, y Quien es Uno con Dios.
19 La salvación: 1) es haber aprendido a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego y, así, haber liberado la fuerza de Dios en nosotros que está reverberando en todo lo que pensamos o hacemos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— haber reconocido en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es haber aprendido lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es haber buscado y hallado en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es haber aprendido a dar paz y haber obtenido paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Ver T8.4 [22], T9.6, T11.1, T15.4 [33], T17.3 [9], L71.2, LTe.2 (-L231)
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Capítulo 20
LA PROMESA
DE LA RESURRECCIÓN
T20.3 ESPINAS Y AZUCENAS 5-15
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T20.3 [5] 1 Observa todas las baratijas que se han confeccionado para colgarlas al cuerpo1, cubrirlo o para su uso. 2 Fíjate en todas las cosas inútiles que se han inventado para deleite de sus ojos. 3 Piensa en los muchos ofrecimientos que se le hacen para su placer, y recuerda que todos se concibieron para hacer aparentar lo que odias como hermoso. 4 ¿Utilizarías esto que odias para cautivar a tu hermano y atraer la atención de su mirada? 5 Date cuenta de que lo único que le estarías ofreciendo sería una corona de espinas, al no reconocer al cuerpo como lo que es y tratar de justificar tu propia interpretación de su valor basándote en la aceptación que tu hermano hace de ese cuerpo. 6 Aun así, el regalo proclama el poco valor que tú concedes a tu hermano, del mismo modo que el agrado con que él lo acepta refleja el poco valor que él se concede a sí mismo.
T20.3 [6] 7 Los presentes no se dan por medio de cuerpos, si es que se han de dar y recibir de verdad. 8 Pues los cuerpos no son capaces de ofrecer ni aceptar nada, ni de dar ni quitar nada2. 9 Sólo la mente puede valorar, y sólo ella decide lo que quiere recibir y quiere dar. 10 Y cada regalo o presente que ofrece está relacionado con lo que ella quiere. 11 La mente engalanará con gran esmero el hogar que escogió, y lo preparará para recibir los regalos o presentes que ella quiere para sí, ofreciéndolos a los que vengan a su hogar, o a los que quiera atraer a éste3. 12 Y allí intercambiarán sus regalos o presentes, ofreciendo y recibiendo lo que sus mentes hayan juzgado como digno de ellos.
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1 El cuerpo—cuando pensamos con el ego— es su encarnación, regido por las leyes de este mundo y constituye la prueba viviente de que este mundo es real y de que estamos evidentemente separados de Dios y unos de otros. Pero cuando pensamos con el Espíritu Santo, el cuerpo es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno, y como el Hijo único de Dios que realmente somos, extendemos nuestra mano para tomar la de nuestro hermano y ayudarlo a caminar el sendero con él. Ahora nuestros cuerpos se han vuelto santos y nuestras mentes unidas y acertadas sirven para curar las mentes equivocadas que sólo sabían de vida efímera y de muerte. Ver T1.1.51 [86], T2.2 [45], T2.3 [53], T2.3 [56], L161.4, LTe.5 (-L261)
2 … a menos que la mente envíe pensamientos relacionados con el cuerpo al cerebro para que los procese…
3 Hogar o casa: Casa, con mayúscula, es sinónimo del Cielo, Realidad, Unicidad, etc. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, casa es el espíritu, la parte de nuestra mente separada que aún se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo; y cuando pensamos con el ego, es la morada de nuestro cuerpo. Ver T5.5 [42]-[43], T9.8 [65], T10.4 [24], T11 [103]
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T20.3 ESPINAS Y AZUCENAS
pár 7
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T20.3 [7] 13 Cada regalo o presente constituye una evaluación tanto del que recibe como del que da4. 14 No hay nadie que no piense que el hogar que escogió para sí no sea un altar a sí mismo. 15 No hay nadie que no trate de atraer a su altar a los devotos de lo que colocó sobre él, haciéndolo acreedor de la devoción de ellos. 16 Y cada uno de los devotos ha colocado una luz5 sobre ese altar para poder ver lo que aquel depositó sobre el mismo, y hacerlo como si fuera de ellos. 17 Éste es el valor que atribuiste a tu hermano y a ti mismo. 18 El regalo o presente que haces tanto a él como a ti es éste: tu juicio sobre el Hijo de Dios, por lo que quieres creer que él es. 19 No olvides que es a tu salvador6 a quien ofreces el regalo o el presente. 20 Ofrécele el regalo de espinas y te estás crucificando. 21 Ofrécele el presente de azucenas y es a Ti Mismo7 a quien liberas.
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4 Juzgar, cuando pensamos con el ego, es el complemento de su percepción para sobrevivir en la realidad de este mundo: Nuestros sentidos nos informan de lo que perciben, información que interpretamos y juzgamos, para luego decidir qué es lo que nos conviene hacer o no al respecto. Pero, según el Curso, juzgar no es nuestra función, sino que pertenece al Espíritu Santo, cuya percepción acertada en nuestro espíritu, nos lleva al conocimiento. En efecto, después de haber aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado al otro y extendido los milagros sugeridos por el mismo Espíritu Santo, sabremos qué hacer en toda circunstancia para tratar de ser aquí —lo más posible— un reflejo de nuestra verdadera Identidad. Ver T3.8, T4.5 [64], T29.10 [62]-[63], M10, M15
5 Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
6 Salvador, con mayúscula, significa algunas veces en el Curso: Dios, el Espíritu Santo, Cristo, y Jesús. Pero, en minúscula, salvador, cuando pensamos con el Espíritu Santo, su principal significado es el otro, los otros, a quienes hemos perdonado y/o con quienes hemos formado relaciones santas. Ellos son nuestros salvadores, porque cuando finalmente vemos interiormente con la visión de Cristo el reflejo de sus Almas, los hemos curado y salvado, y al hacerlo —porque realmente somos Uno con ellos— ellos también nos han curado y salvado. Cuando pensamos con el ego, salvador quiere decir cualquier salvador de cualquier cosa. Ver T22.3 [22], T24.3, T29.4, T29.6 [36], L78.9
7 Ti Mismo, con mayúscula, quiere decir Tú, como el Alma perfecta y eterna Que, conjuntamente con todas las demás Almas están unificadas como Una en Cristo, sencillamente, porque al ser todas igualmente perfectas y eternas, son la misma cosa, es decir, son el Hijo único de Dios Que realmente somos. En minúscula, ti mismo, cuando decides pensar con el Espíritu Santo y has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado, extendido milagros y entablado relaciones santas, eres el reflejo aquí de Cristo; y cuando piensas, percibes y actúas con el ego —como lo haces habitualmente— te identificas con él. Ver T8.4 [20], T23
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T20.3 ESPINAS Y AZUCENAS
pár 8-9
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T20.3 [8] 22 Tengo gran necesidad de azucenas, pues el Hijo de Dios no me ha perdonado. 23 ¿Y acaso puedo ofrecerle perdón cuando lo que él me ofrece son espinas?8 24 Pues el que ofrece espinas a cualquier hermano sigue estando en contra mía y, ¿quién podría ser un todo sin ese hermano? 25 Sé su amigo en mi nombre, para que yo pueda ser perdonado y tú puedas ver al Hijo de Dios completo9. 26 Pero primero, examina el altar del hogar que escogiste y observa lo que colocaste sobre él para ofrecérmelo. 27 Si son espinas cuyas puntas brillan en una luz color sangre, el cuerpo es el hogar que escogiste, y lo que me ofreces es separación.10 28 No obstante, realmente, las espinas han desaparecido. 29 Examínalas más de cerca ahora11 y verás que tu altar ya no es lo que era12.
T20.3 [9] 30 Todavía miras con los ojos del cuerpo, y éstos sólo pueden ver espinas13. 31 No obstante, has pedido ver otra cosa y se te ha concedido. 32 Los que aceptan como propio el propósito del Espíritu Santo comparten también Su visión. 33 Y lo que ahora Le permite ver Su propósito irradiando desde cada altar, es tan tuyo como Suyo. 34 Él no ve extraños, sino sólo amigos entrañables y amorosos. 35 Él no ve espinas, sino únicamente azucenas que brillan en el afable resplandor de la paz que irradia su luz sobre todo lo que mira y ama.
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8 … porque piensa con el ego y cree en su realidad: El ego es —en el eterno Presente de la de la Unicidad de Dios, donde nuestras Almas perfectas están unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo—el pensar individual que adentró la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Dios, y crear por su cuenta. Al haber el Hijo olvidado reírse de su locura, ésta se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos reales, tales como "hacer" el tiempo, el espacio, y todo lo que estos contienen, regidos por las leyes de la evolución y de la escasez; es la substitución de la Verdad por la ilusión, de lo Infinito por lo temporal, de la Vida por la muerte, de la Completitud por la fragmentación; es la voluntad egoísta opuesta a la Voluntad de Amor de Dios; es la otra parte de nuestra mente que cree ser una mente individual y egoísta, oculta dentro de un trocito de barro, separada de las demás mentes, contra las cuales, en relaciones especiales, compite caótica e interminablemente hasta la muerte del cuerpo. Ver T3.6, T4.3, T4.6, T10, LTe.12 (-L331)
9 La Completitud, con mayúscula, en el Cielo, es de Dios y de todos nosotros como Almas perfectas y eternas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, Su Hijo, Quien es Uno con Su Padre en el Amor del Espíritu Santo que Ambos comparten en la paz y alegría de la eterna Unicidad. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, la completitud es el reflejo aquí de la eterna Completitud, y se experimenta en nuestro fuero interno en un instante santo del mundo real cuando, después de haber perdonado totalmente a un hermano (s), nos unimos a él (ellos) como uno en la experiencia de Cristo. Y, cuando pensamos con el ego significa las definiciones que se pueden encontrar en el diccionario. Ver T2.5 [102], T6.3 [25], T15.8 [78], T29.3 [19]
10 … según el sistema de pensamiento del ego
11 … con el Espíritu Santo,
12 … ahora es el espíritu, la parte de mi mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo. Y ¿cómo se comunica el Espíritu Santo contigo? Enviándote desde tu subconsciente pensamientos amorosos, de compasión, de compartir, de amistad desinteresada…
13 … en la separación, cuando pensamos con el ego, la percepción es el proceso fundamental para sobrevivir por el cual nuestra razón, lógica y sentido común interpretan, juzgan, seleccionan y evalúan la información recibida por nuestros sentidos de la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez.
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T20.3 ESPINAS Y AZUCENAS
pár 10-11
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T20.3 [10] 36 En este Domingo de Resurrección, mírense unos a otros con otros ojos. 37 Tú realmente me has perdonado14. 38 Pero no obstante, no puedo hacer uso de tu presente de azucenas mientras tú no las veas15. 39 Tampoco tú puedes hacer uso de lo que te he dado a menos que lo compartas16. 40 La visión del Espíritu Santo no es un presente inútil, ni algo con lo que se juega un rato para luego dejarlo de lado. 41 Presta gran atención a eso, y no creas que es sólo un sueño, un pensamiento impulsivo con el que te entretienes un rato, o un juguete con el que juegas de vez en cuando para luego arrinconarlo. 42 Pues si eso es lo que crees, eso será para ti.
T20.3 [11] 43 Tú17 posees la visión para ver más allá de todas las ilusiones18. 44 Te ha sido dado no ver espinas, ni extraños, ni ningún obstáculo a la paz. 45 El miedo a Dios ya no significa nada para ti. 46 ¿Quién tendría miedo de enfrentarse a las ilusiones, sabiendo que su salvador está a su lado? 47 Con Él a tu lado, tu visión se ha convertido en el poder más grande que Dios Mismo podía dar para deshacer ilusiones. 48 Pues lo que Dios dio al Espíritu Santo, tú lo has recibido19. 49 El Hijo de Dios20 cuenta contigo para su liberación. 50 Pues has pedido —y se te ha concedido— la fuerza para poder enfrentarte a este último obstáculo, y no ver clavos ni espinas que crucifiquen al Hijo de Dios y lo coronen como rey de la muerte. 51 El hogar que escogiste21 se encuentra del otro lado, más allá del velo. 52 Ha sido cuidadosamente preparado para ti, y ahora está preparado para recibirte. 53 No lo verás con los ojos del cuerpo. 54 No obstante, ya dispones de todo cuanto puedas necesitar.
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14 … puesto que la separación nunca ocurrió,
15 … mientras sigas pensando con tu ego y creas en su realidad…
16 … y para ello tienes que tomar conciencia de los impulsos amorosos que de vez en cuando te envía el Espíritu Santo desde lo más profundo de tu subconsciente…
17 … que has aceptado como propio el propósito del Espíritu Santo y que también has compartido Su visión.
18 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
19 … puesto que la separación nunca ocurrió.
20 … tu (s) hermano (s) al (a los) que has perdonado totalmente,
21 … El mundo real —la meta de nuestro viaje con el Curso—.es el estado que se experimenta en un instante santo en nuestro fuero interno, con nuestro espíritu o mente acertada, al haber logrado perdonar completamente a otro y unirnos a su Alma en la experiencia de Cristo, y, por ende, a todas las demás Almas unificadas como Una en Cristo; es "saber", que el Juicio Final de Dios consiste en que Nuestro Padre nos dice a cada uno: "Tú, unido al Alma del otro y a las Almas de todos los demás, sigues siendo Mi Hijo único, por siempre inocente, por siempre cariñoso y por siempre querido, tan ilimitado como Tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. Por lo tanto, despierta y regresa a Tu Casa, que realmente nunca abandonaste. Ver T2.6, T3.8, T26.4 [21], LTe.10 (-L311)
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T20.3 ESPINAS Y AZUCENAS
pár 12
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T20.3 [12] 55 Tu Hogar22 te ha estado llamando desde los orígenes del tiempo, y nunca has sido completamente sordo a su llamada. 56 Oías, pero no sabías cómo ni hacia dónde mirar. 57 Pero ahora sabes. 58 El conocimiento23 se encuentra en ti, presto a ser develado y liberado de todo el terror que lo mantenía oculto. 59 En el Amor24 no hay miedo. 60 El himno del Domingo crucificado. 61 Alcemos juntos la mirada, no con miedo, sino con fe.25 62 Y no tendremos miedo, pues en nuestra visión no habrá ninguna ilusión, sólo de Resurrección es el alegre refrán que dice que el Hijo de Dios nunca fue crucificado. 61 Alcemos juntos la mirada, no con miedo, sino con fe.25 62 Y no tendremos miedo, pues en nuestra visión no habrá ninguna ilusión, sólo un camino que conduce a las puertas del Cielo abiertas de par en par, el26 Hogar que compartimos en quietud y donde moramos todos como Uno con amabilidad y en paz.
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22 … celestial
23 Conocimiento, con mayúscula, es lo que saben todas nuestras Almas perfectas y eternas, Unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Almas que, en perfectas paz y alegría, están compartiendo con Dios Su Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, en minúscula, conocimiento es lo que experimentamos en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y unir como Una, su Alma con La mía, es saber que esa experiencia es el reflejo aquí del eterno Conocimiento. Y cuando pensamos con el ego, es lo que se puede llegar a conocer en este mundo, de acuerdo con sus leyes. Ver T3.5 [35] y [37], T25.4 [25]
24 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
25Tener fe es creer en algo que nuestros sentidos no pueden verificar pero que pensamos que es verdad, porque nos lo asegura una autoridad en la materia en la que confiamos o, porque lo deducimos de nuestras propias experiencias. Las leyes de la evolución y de la escasez que rigen este mundo hacen que, para sobrevivir, el hombre racional actúe con egoísmo, aunque a veces, le dé por actuar irracionalmente con altruismo. A los actos de altruismo, el Curso los llama "milagros" y, además, nos propone que tengamos fe en que aquí, constituyen el reflejo del eterno Amor de Dios que inunda nuestros corazones. Basados en esa experiencia trascendente, el Curso nos propone deducir que ese Dios amoroso existe, es perfecto y eterno, y que, en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos a Su Semejanza, Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien es Uno en el eterno Presente de Su Unicidad. En Ésa, Su Realidad, Dios no creó más nada y, por eso, Allá, la realidad del ego —que nuestros sentidos perciben— no existe. Ver T17.7, T17.8, T19.1, T19.2, T21.4, L327)
26 … reflejo aquí del eterno
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T20.3 ESPINAS Y AZUCENAS
pár 13-15
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T20.3 [13] 63 ¿No querrías que tu santo hermano te condujese ahí? 64 Su inocencia alumbrará tu camino, ofreciéndote su luz guiadora y absoluta protección, brillando desde el santo altar de su fuero interno donde tú depositaste las azucenas del perdón. 65 Permítele ser el salvador de tus ilusiones, y míralo con la nueva visión que ve las azucenas y te trae felicidad. 66 Vamos más allá del velo de miedo, alumbrándonos mutuamente el camino. 67 La santidad que nos guía se encuentra realmente en nosotros, al igual que nuestro hogar. 68 De este modo, hallaremos lo que debíamos hallar por medio de Aquel Que nos guía.
T20.3 [14] 69 Éste es el camino que conduce al Cielo y a la paz del Domingo de Resurrección, en el que nos unimos en alegre concienciación de que el Hijo de Dios dejó atrás el pasado y ha despertado al presente. 70 Ahora es libre, libre de comulgar27 en forma ilimitada con todo lo que se encuentra en su fuero interno.28 71 Ahora, las azucenas de su inocencia no se ven mancilladas por la culpa, pues están perfectamente resguardadas del frío estremecimiento del miedo, así como de la perniciosa influencia del pecado. 72 Tu presente lo ha salvado de las espinas y de los clavos y, ahora, su vigoroso brazo está libre para guiarte a salvo a través de estos y, luego, más allá. 73 Ahora, camina alegremente con él, pues el salvador de las ilusiones de ustedes ha venido a darles la bienvenida, y a llevarlos con Él a Casa.
T20.3 [15] 74 He aquí tu salvador y amigo29, liberado de la crucifixión por medio de tu visión, y libre ahora de llevarte allí donde él quiere realmente estar. 75 Él no te abandonará, ni renunciará al que lo salvó de su dolor. 76 Y juntos caminarán alegremente por el camino de la inocencia, cantando mientras se acercan a las puertas del Cielo abiertas de par en par y reconocen el Hogar que los ha estado llamando. 77 Dense alegremente uno al otro la libertad y la fuerza para llegar hasta allí. 78 Y vengan cada uno ante su santo altar, donde la fuerza y la libertad aguardan para ofrecerles y recibir la radiante concienciación que los conduce a casa30. 79 La lámpara está encendida en ambos para que la usen uno para el otro. 80 Y por medio de las manos que entregaron la lámpara a uno y otro, ambos serán conducidos más allá del miedo al Amor.
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27 … comulgar es lo mismo que Comunicación y Creación, con mayúsculas, son, en el Cielo, sinónimos, pues Dios, en el eterno Presente de Su Unicidad, comparte o comunica Su Amor con nuestras Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo. Aquí, en minúscula, comunicación, cuando pensamos con el Espíritu Santo, nuestra Alma —por medio de nuestra mente acertada o espíritu— quiere comunicarse con las Almas de los demás, perdonándolos, extendiéndoles milagros y viviendo con Ellas la experiencia de Cristo en el mundo real. Y, cuando pensamos con el ego, es la comunicación que tratamos de establecer con las mentes y sus cuerpos separados de los demás. Ver T1.1.49 [81], T1.1.51 [86], T4.8 [97], T6.2 [16] T14.2 [4]
28 .. por medio de tu Espíritu
29 … el hermano que has perdonado,
30 … al mundo real, que es el reflejo aquí del Cielo, de la eterna Unicidad.
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