PARA VER TODO EL CORREO HAGA
Un Curso Sobre Milagros
edición original 
T24.8 [63] 13 El recuerdo de Dios6 no brilla a solas. 14 Lo que está realmente en el fuero interno de tu hermano sigue conteniendo7 Toda la Creación8: todo lo creado y lo que crea, todo lo nacido o por nacer, lo que todavía está en el futuro o lo que aparentemente dejó de ser.

15 Todo eso que está en él es inmutable, y reconocerás tu propia inmutabilidad cuando lo aceptes.

16 La santidad9 que está en ti le pertenece. 17 Y cuando la ves en él10, regresa a ti.

18 Igualmente, todo tributo que hayas rendido a tu especialismo le pertenece y, de esta manera, también regresa a ti. 19 Todo el amor y cuidado que profesas a tu especialismo, la fuerte protección que le das, tu desvelo por él día y noche, tu profunda preocupación por su bienestar, así como la firme convicción de que eso es lo que eres, pertenecen igualmente, a tu hermano.

20 No hay nada que le hayas dado a tu especialismo que no sea de él. 21 Y no hay nada que le sea debido que no se te deba a ti.

  UCSM TEXTO
CH 24 EL ESPECIALISMO
Y LA SEPARACIÓN
T24.8 EL LUGAR DE ENCUENTRO
gráfico por ©Deposit Photos 


Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2
¿Qué es EL CUERPO? pár1-5
LTe.5 (-L261).1 1 El cuerpo es una cerca que el Hijo de Dios imagina haber construido para separar a unas partes de su Yo de otras1. 2 Cree que vive dentro de esta cerca, para morir a medida que pierde facultades y se degenera. 3 Pues cree que dentro de esta cerca está a salvo del Amor2. 4 Al identificarse con su seguridad, se ve a sí mismo como lo que ésta es3. 5 ¿De qué otra manera podría estar seguro de permanecer dentro del cuerpo, manteniendo al Amor fuera de él?
1 .. las individualidades separadas unas de otras y compitiendo interminablemente unas contra otras que hizo para reemplazar a su Yo: Mi Yo (con mayúscula), o mi Alma, conjuntamente con todas las demás Almas fusionadas en Una sola en Cristo, es el Hijo único creado por Dios en un Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Uno con Él en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que se profesan ese Amor Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En el Curso, la palabra Yo también es usada pocas veces como el Yo de Dios. Ver T8.4 [20], T23, Lte.14 (-351)
 
2 … que rige en el eterno Presente de la Unicidad, donde Todo es Uno con Dios, donde no hay individualidades…
 
3 … un ego: 1) A partir del instante de la separación —hace aproximadamente unos 14 mil millones de años— el ego es el sistema de pensamiento hecho por el Hijo que sueña que está separado de Dios, nuestro “yo soñador”, sistema con el cual maneja la evolución y expansión del universo en el tiempo y el espacio; 2) en la pizca de polvo cósmico que llamamos mundo, que empezó hace unos 4.500 millones de años y, para uso del Homo Sapiens, que el Curso llama “hombre” — a quien, hace unos 200.000 años, el yo soñador otorgó la facultad de manipular su instinto natural o libre albedrío— el ego es el sistema de pensamiento del especialismo; 3) en el Curso, el ego es también la parte de la mente (equivocada) o pensar del hombre, que recibe los mencionados impulsos existenciales del yo soñador, .que procesa el cerebro del hombre. Ver T3.6, T4.3, T4.6, T10, LTe.12 (-L331) 
P A R T E 2  
¿Qué es EL CUERPO?   
pár 2
LTe.5 (-L261).2 6 El cuerpo no perdurará. 7 No obstante, él lo ve como una doble seguridad. 8 Pues la no permanencia del Hijo de Dios es "prueba" de que sus cercas funcionan y cumplen con la tarea que su mente les asigna. 9 Pues si su Unicidad4 aún permaneciese intacta, ¿quién iba a atacar y quién sería atacado? 10 ¿Quién podría ser el vencedor? 11 ¿Quién su presa? 12 ¿Quién víctima? 13 ¿Quién el asesino? 14 Y si él realmente no muriese5, ¿qué "prueba" habría de que el eterno Hijo de Dios puede ser destruido? 
4 Unicidad, con mayúscula, es, la idea que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de fusionar todas nuestras Almas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos el Hijo único de Dios. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2 víctima?
 
5 … por ser el Alma que es: Alma (o Espíritu) —siempre con mayúscula— es nuestra inmaterial Naturaleza divina que Dios creó semejante a Sí Mismo, entendiéndose que, al ser de Dios, el Alma es eterna y nunca nació. El Alma sabe, ama y crea. Cuando las Almas (o Espíritus) perfectas y eternas —que realmente somos todos— se fusionan en Una sola en Cristo, somos el Hijo único de Dios, Uno con Su Padre en el eterno Presente de la Unicidad. Aquí, en el mundo real, cuando hablamos de fusión de Almas, nos referimos a la fusión del reflejo de nuestra Alma con el reflejo del Alma del otro, al que hemos logrado perdonar totalmente. Desde que sucedió la Separación, nada puede llegar al Alma desde el ego, ni nada del Alma puede reforzar al ego o aminorar el conflicto interno de éste, porque el Alma no puede percibir y el ego es incapaz de conocer. Por lo tanto, no están comunicados ni jamás lo estarán. Ver T2.2 [20], T4.2 [8] y [19], T31.6,
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¿Qué es EL CUERPO?    
pár 3
LTe.5 (-L261).3 15 El cuerpo6 es un sueño. 16 Al igual que otros sueños, a veces parece reflejar felicidad, pero puede súbitamente revertir al miedo7, estado en el que nacen todos los sueños. 17 Pues sólo el Amor puede crear en la Verdad8, y la Verdad nunca puede tener miedo. 18 Hecho para tener miedo, el cuerpo tiene que cumplir el propósito que le fue asignado9. 19 Pero10 podemos cambiar el propósito que obedecerá el cuerpo si cambiamos de parecer con respecto a su finalidad11.
6 … para nuestra Alma única,
 
7 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero, cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda. Ver T6, T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
 
8 Las condiciones de la Verdad, con mayúscula, según el Curso, son querer creer que: 1) Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) Dios no creó más nada; 3) Por eso, nada de Ésta, Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazada, nada que no sea Ella, realmente existe; 4) En esto radica aquí, la paz de Dios. Ver T7.5, T14, T30.55
 
9 … olvidar a Dios, porque, si creó el tiempo y el espacio y todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución (todo se come a todo) y de la escasez (las cosas buenas ni abundan ni duran), sería un Dios caprichoso y castigador… Entonces, mejor olvidarlo o tenerle miedo.
 
10 … en nuestra mente acertada o espíritu
 
11. El propósito del Espíritu Santo: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más con Él y cada vez menos con el ego, de manera de liberar el Amor de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos y hagamos; 2) es —por medio del perdonar y de extender milagros a otro— experimentar en nuestro fuero interno el Alma del otro; 3) es, en la relación santa, reconocer a nuestro verdadero Yo, Cristo, en Quien todas las Almas perfectas —que realmente somos— están fusionadas como Una; 4) es liberarnos del pensar del ego para poder regresar aquí, al reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; 5) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en el Cielo, extendiendo así la Creación; 6) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T5, T11.8, T17.7, T17.9, T25.2 [9]
P A R T E 2  
¿Qué es EL CUERPO?    
pár 4
LTe.5 (-L261).4 20 El cuerpo es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura12. 21 Aunque fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno13 sin escapatoria posible14, ahora15 la meta del Cielo16 va a substituir a la búsqueda del infierno17. 22 El Hijo de Dios18 extiende su mano para tomar la de su hermano y para ayudarlo a caminar el sendero con él19. 23 Al hacerlo, el cuerpo se vuelve santo20. 24 Sirve para curar21 a la mente a la que debía dar muerte.
12 Cordura, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su sistema de pensamiento en nuestra mente acertada o espíritu, que parte de la creencia en la Verdad y, que nuestra función aquí es tratar de ser reflejos de nuestra verdadera Realidad, aceptando el Redimir para nosotros mismos, perdonando, extendiendo milagros y entablando relaciones santas para multiplicar el perdón y la extensión de milagros hasta abarcar a todos. Y, cuando pensamos con nuestro ego, la cordura es el estado mental al que llega nuestro ego por medio del razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76], T17.7 [61]
 
13 … que es este mundo…
 
14 … mientras sigamos creyendo que la realidad del ego es verdadera…
 
15 … que hemos decidido pensar con nuestra mente acertada o espíritu y estar pendientes de los impulsos milagrosos que nos envía el Espíritu Santo,
 
16 … porque quiero creer que: 1) los impulsos amorosos que de vez en cuando emergen de mi subconsciente y que extiendo a otros en actos altruistas, constituyen aquí un reflejo del eterno Amor de Dios que inunda nuestros corazones; 2) Que Dios —a Quien nadie ha visto— existe, es perfecto y eterno y, en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos, sin excepción, a Su Semejanza, no como cuerpos, sino como Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, con Quien es Uno en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) Que, en Ésa, Su Realidad, Dios no creó más nada y, por eso, Allá, la realidad del ego que nuestros sentidos perciben no existe; 4) Que, al yo perdonar y extender cada vez más milagros, este querer creer se convertirá en creer, y curará en mi mente, todo pesar y dolor, todo miedo y toda pérdida, que ella creía que eran reales, y que yo sufría debido a la lealtad que les profesaba. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
 
17 … por seguir creyendo que la realidad del ego, que significa la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez que hizo nuestro yo soñador, realidad en la que habitualmente creemos, percibimos, pensamos y actuamos con el ego
 
18 … que ahora queremos creer que realmente somos…
 
19 La relación santa, aquí: 1) es el reflejo de la Relación de Amor de Dios en paz y alegría con todas las Almas perfectas que realmente somos, fusionadas todas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) es la fuente de la salvación para los integrantes de la relación especial, pues les va a permitir alejarse gradualmente del especialismo de sus egos y pensar y actuar cada vez más con sus espíritus o mentes acertadas; 3) es un proceso que se inicia cuando dos personas que han perdonado totalmente a otra(s), unen sus mentes en una meta común a favor de otro(s); este proceso florece y fructifica cuando extienden a otros los milagros que el Espíritu Santo les sugiere; 4) finalmente, cuando en instantes santos en sus fueros internos, dos experimentan el mundo real, se produce en ellos, a un profundo nivel subconsciente, una curación de los efectos del pensar y actuar con sus egos, haciendo que ahora, mediante la visión de Cristo, vean con Amor en paz y alegría a todos y a todo. Ver T17.6, T22
 
20 … porque ahora, en vez de ser utilizado para atacar y defender, se usa para comunicar al otro que realmente los dos son Uno en la experiencia de Cristo, el Hijo único de Dios: La experiencia de Cristo, en mi fuero interno, es la divina experiencia de la fusión de mi Alma con el Alma del otro(a) en Una sola, al haberlo(a) perdonado totalmente; experiencia de Amor que iré extendiendo a todo y a todos en un reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9], Lte.6 (-L271)
 
21 Curar (o curación como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, curar es el proceso por el cual queremos liberarnos de la creencia en la realidad —según el ego— del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros. Este proceso llevará nuestra Alma (o Espíritu) a identificarse con el Alma del otro —al que estamos tratando de perdonar— con todas las demás Almas en Una sola en la experiencia de Cristo en el mundo real. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente equivocada de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver T2.3 [69], T4.9 [106], T5.3 [18], T19.2, L137, L139
P A R T E 2  
¿Qué es EL CUERPO?    
pár 5
LTe.5 (-L261).5 25 Te identificarás con lo que crees que te dará seguridad. 26 Sea esto lo que sea, creerás que es uno contigo. 27 Tu22 seguridad reside en la Verdad, no en mentiras. 28 El Amor23 es tu seguridad. 29 El miedo realmente no existe. 30 Identifícate con el Amor y estarás a salvo. 31 Identifícate con el Amor y estarás en casa. 32 Identifícate con el Amor y hallarás a tu Yo.
22 … verdadera
 
23 Amor, con mayúscula, se refiere, en el eterno Presente de la Unicidad, al Espíritu Santo o Pensamiento de Amor de Dios, por medio del Cual, nos creó como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. Aquí, cuando le ponemos cuidado a los impulsos milagrosos que nos envía el Espíritu Santo —que es lo mismo que decidir pensar con Él— es Su reflejo o Amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás, y se expresa en el perdonar y en la extensión de los milagros que el propio Espíritu santo nos sugiere. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195  


Un Curso Sobre Milagros
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Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 265
La afabilidad de la Creación1
es todo lo que veo.
L265.1 1 Ciertamente2, he malinterpretado al mundo, ya que sobre él deposité mis pecados3 y luego los vi devolviéndome la mirada. 2 ¡Qué feroces parecían! 3 ¡Y cuán equivocado estaba al pensar que aquello a lo que le tenía miedo se encontraba en el mundo, en vez de en mi propia mente! 4 Hoy veo el mundo4 en la afabilidad celestial con la que brilla la Creación. 5 En él no hay miedo. 6 Que la presencia de alguno de mis pecados no nuble la luz celestial que brilla sobre el mundo. 7 Lo que se refleja aquí5 se encuentra en la Mente de Dios. 8 Las imágenes que veo reflejan mis pensamientos. 9 Pero mi mente6 es realmente Una con La de Dios. 10 Y, por eso7, puedo percibir8 la afabilidad de la Creación.

L265.2 11 Padre, en esta quietud quiero mirar al mundo9, el cual, visto así, refleja Tus Pensamientos, al igual que los míos también. 12 Recordaré10 que son iguales y veré la afabilidad de la Creación.
1 En el Cielo, la Creación, con mayúscula, es todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros, las Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de Su Unicidad. Dios no creó más nada. Por eso, Allá, la realidad del ego que percibimos aquí con nuestros sentidos, realmente, no existe. Aquí, las creaciones, en minúscula, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, son las que producimos al perdonar a otro(s) y extenderle(s) los milagros que nos sugiera el Espíritu Santo— como un reflejo de las Creaciones que creamos como Uno con y en Dios, en el Cielo. Y, cuando pensamos con el especialismo del ego, no "creamos" sino que "hacemos," de acuerdo con las leyes de este mundo. Ver T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (-L321)
 
2 … pensando y percibiendo con mi ego,
 
3 … lo que pienso, percibo, juzgo y actúo con mi ego,
 
4 … pensando y percibiendo con el Espíritu Santo,
 
5 … en mi espíritu, que es la parte de mi mente que todavía se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo,
 
6 … que aquí está dividida entre mi ego y mi espíritu, Allá…
 
7 … aquí, cuando decido pensar con el Espíritu Santo,
 
8 … en mi fuero interno el reflejo de…
 
9 … con la visión de Cristo,
 
10 … la canción olvidada que me dice…


Un Curso Sobre Milagros
edición original
TEXTO
Capítulo 24
EL ESPECIALISMO
Y LA SEPARACIÓN

T24.8  EL LUGAR DE
ENCUENTRO pár 62-72
T24.8 [62] 1 ¡Con cuánta amargura todo el que se encuentra encadenado a este mundo defiende el especialismo1 que quiere que sea la verdad! 2 Su deseo es ley para él, y por eso, lo obedece. 3 Nada que su especialismo le exige, se lo niega. 4 Nada que su especialismo necesite se lo niega, ya que lo ama. 5 Y cuando su especialismo lo llama, no oye la otra Voz2. 6 Ningún esfuerzo es demasiado grande, ningún costo excesivo ni ningún precio prohibitivo a la hora de salvar su especialismo del más leve desaire, del más mínimo ataque, de la menor duda, del menor indicio de amenaza, o de cualquier otra cosa que no sea la reverencia más absoluta. 7 El especialismo es tu hijo, que amas3 como tu Padre Te ama a Ti4 . 8 Él es quien ocupa el lugar de tus creaciones5, que realmente son tu hijo y, que se te dieron para que compartieses la Paternidad de Dios, no para que se la arrebatases. 9 ¿Quién es este hijo que has hecho para que sea tu fuerza? 10 ¿Quién es este niño de la tierra sobre quien vuelcas tanto amor? 11 ¿Qué es esta parodia de la Creación de Dios que ocupa el lugar de tus creaciones? 12 ¿Y dónde están éstas ahora que el anfitrión de Dios ha encontrado otro hijo al que prefiere en lugar de Ellas?
1 El especialismo: 1) es la forma de pensar de mi mente equivocada, cuando mi cerebro procesa los impulsos egóicos provenientes de mi yo soñador ("leyes de la evolución y escasez"), que es lo que hago casi todo el tiempo; 2) es el instinto evolutivo de sobrevivir, pero, manipulado por mi ego; 3) es mi deseo de estar separado(a) y por encima de los demás, tratando de poseer más y ser más que ellos, por el convencimiento de que soy merecedor(a) de las escasas cosas buenas y transitorias que ofrece el mundo; 4) es buscar interesadamente en relaciones especiales, el amor, la amistad y el aprecio especiales que puedan ofrecer, así como también, convencerlos de que entreguen sus cuerpos y/o mentes y/o posesiones igualmente especiales, que considero que me hacen falta. 5) Pero el especialismo nunca puede amar, apreciar o compartir desinteresadamente, ya que, por sí mismo, constituye una traición y un ataque contra el Amor de Dios por cada una de nuestras Almas —Que realmente somos— fusionadas en Una sola en Cristo, Su Hijo único. 6) En consecuencia, mi especialismo va a desconfiar de todos, al considerarlos como potenciales atacantes o competidores, y por eso, no se le va a escapar ninguna falta o pecado que puedan cometer; además de atacar a los que interfieran o se opongan a mis designios interesados. Ver T16.6, T24, T27.9 [82]-[83]
 
2 El Espíritu Santo: 1) En la eterna Unicidad de Dios, es Su Pensamiento de Amor que nos creó Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo; 2) En el mismo instante de la separación, el Espíritu Santo fue la Respuesta de Dios a la misma, cuyos impulsos milagrosos —cuando emergen desde lo más profundo de nuestro subconsciente y los tomamos en cuenta— nos invitan a: 2.1) aceptar el Redimir para nosotros mismos; 2.2) perdonar; 2.3) extender milagros al otro(s); 2.4) y, a aceptarlo como nuestro Guía para tomar decisiones, pensando con Él en nuestra mente acertada o espíritu; Ver: Algunos de Sus sinónimos en el Curso son: "Consolador", "Guía", "Intérprete", "Mediador", "Palabra de Dios", "Redimir", "Respuesta", "Traductor", "Verdad", "Voz que habla por Dios", "Voz de Dios". Ver T5.3, T5.4, T.5.5, T6.6, T9.5, T20.5, LTe.7 (-L281), M2.4
 
3 … porque casi todo el tiempo, tu cerebro procesa los pensamientos de la evolución y de la escasez de tu ego…con tu ego: 1) A partir del instante de la separación —hace aproximadamente unos 14 mil millones de años— el ego es el sistema de pensamiento hecho por el Hijo que sueña que está separado de Dios, nuestro “yo soñador”, sistema con el cual maneja la evolución y expansión del universo en el tiempo y el espacio; 2) en la pizca de polvo cósmico que llamamos mundo, que empezó hace unos 4.500 millones de años y, para uso del Homo Sapiens, que el Curso llama “hombre” — a quien, hace unos 200.000 años, el yo soñador otorgó la facultad de manipular su instinto natural o libre albedrío— el ego es el sistema de pensamiento del especialismo; 3) en el Curso, el ego es también la parte de la mente (equivocada) o pensar del hombre, que recibe los mencionados impulsos existenciales del yo soñador, .que procesa el cerebro del hombre. Ver T3.6, T4.3, T4.6, T10, LTe.12 (-L331)
 
4 … cuando emergen esos impulsos milagrosos desde lo más profundo de tu fuero interior, desde lo más profundo de tu subconsciente…
 
5 Las creaciones, aquí, en minúscula, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, son los milagros que extendemos al otro(s), como un reflejo de las Creaciones que creamos como Uno con y en Dios, en el eterno Presente de la Unicidad. Y, cuando pensamos con el especialismo del ego —según el Curso— no "creamos" sino que "hacemos," de acuerdo con las leyes de este mundo. Ver T1.1.24 [27], T1.1.44 [71], T14.5 [45]
T24.8  EL LUGAR DE
ENCUENTRO
pár 63
T24.8 [63] 13 El recuerdo de Dios6 no brilla a solas. 14 Lo que está realmente en el fuero interno de tu hermano sigue conteniendo7 Toda la Creación8: todo lo creado y lo que crea, todo lo nacido o por nacer, lo que todavía está en el futuro o lo que aparentemente dejó de ser. 15 Todo eso que está en él es inmutable, y reconocerás tu propia inmutabilidad cuando lo aceptes. 16 La santidad9 que está en ti le pertenece. 17 Y cuando la ves en él10, regresa a ti. 18 Igualmente, todo tributo que hayas rendido a tu especialismo le pertenece y, de esta manera, también regresa a ti. 19 Todo el amor y cuidado que profesas a tu especialismo, la fuerte protección que le das, tu desvelo por él día y noche, tu profunda preocupación por su bienestar, así como la firme convicción de que eso es lo que eres, pertenecen igualmente, a tu hermano. 20 No hay nada que le hayas dado a tu especialismo que no sea de él. 21 Y no hay nada que le sea debido que no se te deba a ti.
6 El residuo bendito es la memoria o reflejo que llevamos en lo profundo de nuestro subconsciente, del arropamiento del Amor de Dios a todos cual Almas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, en Su eterna Unicidad. Este reflejo se nos manifiesta en nuestro fuero interno mediante impulsos caritativos, compasivos, de compartir, de amor o amistad desinteresados que de vez en cuando emergen de nuestro subconsciente, y que sólo podemos tomar en serio cuando nos ponemos a pensar con el Espíritu Santo en nuestro espíritu (o mente acertada), que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo. Ver T5.7 [60] 7, T8.5 [33], T12.3 [11], T18.11 [98], T28.2
 
7 … el reflejo aquí de
 
8 En el Cielo, la Creación, con mayúscula, es todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros, las Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de Su Unicidad. Dios no creó más nada. Por eso, Allá, la realidad del ego que percibimos aquí con nuestros sentidos, realmente, no existe. Ver T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (-L321) 
 
9 Santidad, con mayúscula, en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, es el Estado de perfecto Amor que vivimos con Él en Paz y Alegría, como Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. En minúscula, santidad, es la experiencia en mi fuero interno del reflejo de ese Estado. Ver T1.1.31 [42-44], T2.2 [45], T5.4 [23], T14.5, L36, L37, L39
 
10 … en la experiencia de Cristo en mi fuero interno, que es la divina experiencia de la fusión de mi Alma con el Alma del otro(a) en Una sola, al haberlo(a) perdonado totalmente; experiencia de Amor que iré extendiendo a todo y a todos en un reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9], Lte.6 (-L271)
T24.8  EL LUGAR DE
ENCUENTRO
pár 64-65
T24.8 [64] 22 ¿Cómo puedes conocer tu valía mientras11 te domina tu especialismo? 23 ¿Cómo puedes no reconocerla en la santidad de tu hermano? 24 No trates de convertir a tu especialismo en la verdad, pues si así fuese, estarías ciertamente perdido. 25 En lugar de ello, siéntete agradecido de que se te haya concedido ver la santidad de tu hermano, porque eso sí es la Verdad12. 26 Y lo que es verdadero en él tiene que ser igualmente verdadero en ti.

T24.8 [65] 27 Hazte esta pregunta: ¿Eres acaso capaz de proteger la mente13? 28 El cuerpo sí, un poco, pero no del tiempo, sino temporalmente. 29 Y a mucho de lo que crees estar salvando, le estás haciendo daño. 30 ¿Para qué lo quieres salvar14? 31 Pues en esa decisión radica tanto su salud como su daño. 32 Sálvalo para el espectáculo, o como carnada para pescar otro pez, o para albergar más elegantemente tu especialismo, o para tejer un marco de hermosura alrededor de tu odio, y estarás condenándolo al deterioro y al dolor. 33 Y si ves ese propósito en el cuerpo de tu hermano, a eso mismo condenarás el tuyo. 34 Por eso15, teje más bien un marco de santidad alrededor de tu hermano, de modo que la Verdad pueda brillar sobre él y salvarte del deterioro.
11 … en tu mente y en tus creencias
 
12 … que realmente no somos cuerpos sino Almas: Alma (o Espíritu) —siempre con mayúscula— es nuestra inmaterial Naturaleza divina que Dios creó semejante a Sí Mismo, entendiéndose que, al ser de Dios, el Alma es eterna y nunca nació. El Alma sabe, ama y crea. Cuando las Almas (o Espíritus) perfectas y eternas —que realmente somos todos— se fusionan en Una sola en Cristo, somos el Hijo único de Dios, Uno con Su Padre en el eterno Presente de la Unicidad. Aquí, en el mundo real, cuando hablamos de fusión de Almas, nos referimos a la fusión del reflejo de nuestra Alma con el reflejo del Alma del otro, al que hemos logrado perdonar totalmente. Desde que sucedió la Separación, nada puede llegar al Alma desde el ego, ni nada del Alma puede reforzar al ego o aminorar el conflicto interno de éste, porque el Alma no puede percibir y el ego es incapaz de conocer. Por lo tanto, no están comunicados ni jamás lo estarán. Ver T2.2 [20], T4.2 [8] y [19], T31.6, L97
 
13 … no sabemos de dónde nos llegan los pensamientos, sólo sabemos que los procesamos con el cerebro y que Sólo hay dos sistemas de pensamiento: el del ego, de acuerdo a las leyes de la evolución y escasez, y el del Espíritu Santo, reflejo aquí del Espíritu o Pensar de Dios, Que es Amor. Ver T3.9 [72], T18.10
 
14 … para mejor atacar, defenderte, apropiarte, etc., o, para comunicarte de verdad: Comunicación y Creación, con mayúsculas, en el Cielo, son, sinónimos, pues Dios, en el eterno Presente de Su Unicidad, comparte o comunica Su Amor con nuestras Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. Aquí, , cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, nuestra mente acertada o espíritu querrá comunicarse con las Almas de los demás, perdonándolos, extendiéndoles milagros y viviendo con Ellas la experiencia de Cristo en el mundo real. Y, cuando pensamos con el especialismo del ego, es la comunicación que tratamos de establecer con las mentes equivocadas y los cuerpos separados de los demás. Ver T1.1.49 [81], T1.1.51 [86], T4.8 [97], T6.2 [16] T14.2 [4]
 
15 … en tu mente
T24.8  EL LUGAR DE
ENCUENTRO
pár 66
T24.8 [66] 35 El Padre mantiene a salvo Lo que Él creó16. 36 no Lo puedes afectar con las falsas ideas que inventaste, debido a17 que no fue creado por ti. 37 No permitas que tus absurdas fantasías18 te asusten. 38 Lo que es inmortal no puede ser atacado; lo que es tan sólo temporal no tiene efectos reales19. 39 Sólo el propósito que ves en lo temporal tiene significado, y si éste significado20 es verdadero, la seguridad de lo que se haga con lo temporal estará garantizada. 40 De lo contrario, lo temporal no tendrá ningún propósito real y, como medio, no servirá de nada21. 41 Cualquier cosa que se perciba como medio para alcanzar la Verdad, comparte la santidad de Ésta y descansa en una luz22 tan segura como Ella misma. 42 Esa luz no desaparecerá cuando lo temporal haya dejado de existir. 43 Su santo propósito le dio inmortalidad, encendiendo otra luz en el Cielo, donde Tus Creaciones reconocen un presente proveniente de ti, como una señal de que no Las olvidaste.
16 … en la Unicidad, con mayúscula, es, la idea que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de fusionar todas nuestras Almas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos el Hijo único de Dios. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
 
17 … que El Hijo único de Dios o Cristo, en Cuya única Alma, todas las Nuestras están fusionadas en Una sola y, Que es Una con Dios en Su eterna Unicidad. Nos convertimos aquí en el reflejo de Cristo cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, perdonamos totalmente al otro (s) y extendemos los milagros que nos sugiera el Mismo Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el especialismo del ego y creemos que su realidad del tiempo y del espacio es verdadera —que es lo que hacemos "usualmente"— entonces nos convertimos en el Hijo separado de Dios. Ver T10.5, T10.8, T20.3, T29.9, L163, L191, LTE.14 (-L351)
 
18 … el tiempo y el espacio y todo lo que éstos contienen…
 
19 … en el Cielo, que es Donde realmente estamos todos, como Uno, o Cristo, el Hijo único de Dios
 
20 Significado, con mayúscula es, en el eterno Presente de la Unicidad, el de la relación de Amor de Dios con Nosotros, como Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, en perfectas paz y alegría. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, significado es el reflejo aquí de ese eterno Significado y, cuando pensamos con el especialismo del ego, es el significado que damos aquí a nuestra existencia separada, según las leyes de este mundo. Ver T2.2 [21], T2.6, T7.5 [26], T7.6 [46], T30.8, L14
 
21 … sino un sitio donde nacer, crecer, decrecer y morir…
 
22 Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el especialismo del ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
T24.8  EL LUGAR DE
ENCUENTRO
pár 67-69
T24.8 [67] 44 La prueba a la que puedes someter todo lo de esta tierra es simplemente ésta: 45 ¿"Para qué sirve?" 46 La respuesta que des te dirá lo que representa para ti. 47 De por sí, no tiene significado; no obstante, le puedes otorgar23 realidad, dependiendo del propósito al que sirvas24. 48 En esto no eres más que un medio, al igual que todo lo de esta tierra. 49 Dios es a la vez Medio y Fin. 50 En el Cielo, los Medios y el Fin son Uno, y Uno con Él. 51 Éste es el estado de la verdadera Creación, que no se encuentra en el tiempo, sino en la Eternidad. 52 Esto no se puede describir a nadie aquí. 53 Tampoco hay modo de aprender lo que esa condición significa. 54 No lo vas a comprender hasta que habiendo sobrepasado el aprendizaje, llegues a Lo que es dado; no hasta que vuelvas a construir un santo hogar para tus creaciones.

T24.8 [68] 55 Un Cocreador con el Padre tiene necesariamente que tener un Hijo. 56 Además, este Hijo tiene necesariamente que haber sido creado a semejanza del Cocreador: 57 un Ser perfecto, todo abarcador y abarcado por todo; al Que no hay nada que añadir ni nada que quitarle; que no ha nacido en ningún lugar o tiempo, ni tiene tamaño, ni está sujeto a límites o incertidumbres de ninguna clase. 58 Aquí los medios y el fin se unen en Uno, y este Uno no tiene fin alguno. 59 Todo esto es verdad y, no obstante, no significará nada para cualquiera que todavía retiene en su memoria una sola lección no aprendida, un solo pensamiento cuyo propósito sea aún incierto, o un solo deseo con un objetivo dividido.

T24.8 [69] 60 Este Curso no pretende enseñar lo que no se puede aprender fácilmente. 61 Su alcance no excede el tuyo, excepto para decir que lo que es tuyo te llegará cuando estés preparado. 62 Aquí los medios y el propósito están separados porque así fueron hechos y, así se perciben. 63 Por consiguiente, los tratamos como si lo estuviesen. 64 Es esencial tener presente que toda percepción25 seguirá invertida hasta que se haya comprendido su propósito. 65 La percepción no parece ser un medio. 66 Y esto es lo que hace que sea tan difícil comprender hasta qué punto tiene que depender del propósito que tú le asignas. 67 Parece que es la percepción la que te enseña lo que ves. 68 No obstante, lo único que hace es dar testimonio de lo que enseñaste. 69 Es el cuadro externo de un deseo: la imagen de lo que tú querías que fuese verdad.
23 … un reflejo aquí de la Realidad…
 
24 … el propósito del Espíritu Santo o el del ego.
 
25 Percepción: En el eterno Presente de la Unicidad de Dios —Que es donde realmente estamos todos como Almas perfectas, fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre— la percepción no existe, porque el Conocimiento nos hace saber y experimentar que Todo es Uno y, por consiguiente, no hay nada que percibir. Pero en la separación, cuando pensamos con el especialismo del ego, la percepción es el proceso fundamental para sobrevivir por medio de nuestra razón, lógica y sentido común, que el Curso define como "Percepción equivocada". Y, cuando habiendo decidido pensar con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo, nuestra "Percepción verdadera" gradualmente nos va a llevar al mundo real —que es la meta del Curso—donde, en nuestro fuero interno, experimentaremos el reflejo aquí de la Unicidad de Dios, donde sólo hay Amor, paz y alegría. Ver T3.4, T3.5, T10.7, T13, T14.6 [46], L134, M5.3.1, M19.5
T24.8  EL LUGAR DE
ENCUENTRO
pár 70-72
T24.8 [70] 70 Mírate a ti mismo, y verás un cuerpo. 71 Mira a este cuerpo bajo otra luz y se verá diferente. 72 Y sin ninguna luz parecerá haber desaparecido. 73 No obstante, estás convencido de que sigue ahí porque aún puedes tocarlo con tus manos y oír sus movimientos. 74 He aquí la imagen que quieres tener de ti mismo. 75 Es el medio que convierte tu deseo en realidad. 76 Te proporciona los ojos con los que lo miras, las manos con las que lo tocas, y los oídos con los que escuchas los sonidos que emite. 77 Te prueba su propia realidad

T24.8 [71] 78 Así elaboró el cuerpo26 una teoría de ti mismo, sin presentar ninguna otra evidencia de su existencia que él mismo, ni ninguna posibilidad de escape a la vista. 79 Su curso es seguro, cuando se mira a través de sus propios ojos. 80 Crece y se marchita, florece y muere. 81 Y no te puedes concebir separado de él. 82 Lo tildas de pecador y odias sus actos, tachándolo de malvado. 83 No obstante, tu especialismo susurra: "He aquí a mi amado hijo, en quien me complazco". 84 Así se convierte el "hijo" en el medio para servir el propósito de su "padre". 85 No es idéntico, ni siquiera parecido al "padre", aunque sigue siendo el medio para ofrecerle lo que él quiere. 86 Tal es la parodia que se hace de la Creación de Dios. 87 Así como la Creación de Su Hijo Lo hizo feliz, fue testimonio de Su Amor, y compartió Su Propósito, el cuerpo da testimonio de la idea que lo hizo y habla a favor de su realidad y verdad.

T24.8 [72] 88 Y así fueron hechos dos hijos, y ambos parecen caminar por esta tierra sin un lugar donde reunirse y sin un punto de encuentro. 89 A uno de ellos —tu propio hijo amado— lo percibes como externo a ti. 90 El otro se encuentra en el fuero interno del Hijo de su Padre, es decir, en el fuero interno de tu hermano así como en el tuyo. 91 La diferencia entre ellos no estriba en sus apariencias, ni en el lugar al que van, ni siquiera en lo que hacen. 92 Tienen un propósito diferente al del cuerpo27. 93 Eso es lo que los une a los que les son semejantes, y lo que los separa de todos los aspectos cuyo propósito difiere del de ellos. 94 El Hijo de Dios sigue conservando la Voluntad de su Padre. 95 El hijo del hombre percibe una voluntad ajena y desea que ésta sea verdad. 96 Y así, su percepción apoya su deseo, haciendo que parezca verdad. 97 No obstante, la percepción puede servir otro propósito. 98 No está sujeta al especialismo sino porque así lo decidiste. 99 Y se te ha dado poder tomar otra decisión, y usar la percepción para un propósito diferente. 100 Y lo que veas servirá debidamente ese propósito, y te probará su propia realidad28.
26 … cuando el Hijo de Dios —que realmente somos como Almas fusionadas en Una sola en Cristo— en su sueño de separación, no sólo olvidó reírse de la diminuta idea alocada que podía separarse de Dios y crear por su cuenta, sino que, además, a causa de haberla olvidado, se convirtió en una idea seria —tu yo soñador— capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están las hechuras del tiempo, del espacio, del universo y del sistema de pensamiento del ego, con el que ha manejado la evolución y expansión de esas hechuras. Ver T27.9 [82]
 
27 Cuando pensamos con el sistema de pensamiento del ego, el cuerpo es un fragmento encarnado del yo soñador, regido por las leyes de este mundo, y constituye la prueba viviente de que este mundo es real, y que evidentemente estamos separados de Dios y unos de otros. Pero, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, el cuerpo es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno y, como el Hijo único de Dios que realmente somos, extendemos nuestra mano para tomar la de nuestro hermano y caminamos el sendero con él. Ahora, nuestros cuerpos se han vuelto santos y nuestras mentes acertadas sirven para curar a las mentes equivocadas que sólo sabían de vida efímera y de muerte. Ver T1.1.51 [86], T2.2 [45], T2.3 [53], T2.3 [56], L161.4, LTe.5 (-L261)
 
28 La Realidad, con mayúscula, significa la infinita y eterna Unicidad de Dios, en la Cual, todos nosotros, sin excepción, cual Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, somos Uno con Nuestro Padre, compartiendo con Él Su Amor, el Espíritu Santo. Algunos de sus sinónimos son: Cielo, Eternidad, Reino, Reino de los Cielos, Universo. En minúscula, realidad significa la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez que hizo nuestro yo soñador, realidad en la que habitualmente creemos, percibimos, pensamos y actuamos con el ego. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, estudiamos y aplicamos el Curso, podemos trascender esta realidad en nuestro fuero interno, ingresando al mundo real, que es el reflejo aquí de la eterna Realidad. Ver T8.10, T11.4, T11.9, T18, T30.9
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