La expiación brillando sobre el altar dentro
gráfico por
©Deposit Photos
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T13.3 [17] 42
La culpa te ciega
, pues mientras sigas viendo una sola mancha de culpa en ti
no podrás ver la luz
.
43
Y, por estar proyectando esa mancha, el
mundo
te parece tenebroso y envuelto en tu culpa.
44
Cuando lo recubres con un velo oscuro no lo puedes ver,
porque no puedes mirar en tu fuero interno
.
45
Tienes miedo de lo que podrías ver ahí, pero es que eso
no
está ahí.
46
Aquello que temes ya no está
.
47
Si quisieras mirar realmente en tu fuero interno, sólo verías el Redimir, resplandeciendo en la quietud y en la paz sobre el altar erigido a tu Padre.
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CH 13.
DE LA PERCEPCIÓN
AL CONOCIMIENTO
13.3
LA SOMBRA DE LA CULPA
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 146
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L1 (L131-132) 1
Mi mente contiene realmente sólo Lo que pienso con Dios.
L146 (L131) 2
Nadie que se proponga alcanzar la Verdad
1
puede fracasar.
L146 (L132) 3
Libero al mundo de todo lo que alguna vez pensé que era.
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1
Las condiciones de la
Verdad
, con mayúscula, según el
Curso
, son querer creer que:
1)
Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, Una en Su único Hijo, Cristo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente;
2)
Dios no creó más nada
. 3)
Por eso, nada de Ésta, Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazado, nada que no sea Ella, realmente existe.
4)
En esto radica
aquí
, la paz de Dios. Ver
T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo
13
DE LA PERCEPCIÓN
AL CONOCIMIENTO
T13.3
LA SOMBRA DE LA CULPA
pár
11-19
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T13.3 [11] 1 La culpa sigue siendo lo único que oculta al Padre,
pues constituye un ataque contra Su Hijo
1.
2 Los que se sienten culpables
siempre condenan, y una vez que
han condenado lo
van a seguir haciendo, vinculando el futuro al pasado tal como exige la ley del ego.
3 Guardar fidelidad a esta ley impide que entre la luz, pues
exige que se guarde fidelidad a la oscuridad y
prohíbe el despertar.
4 Las leyes del ego son estrictas y las violaciones a la misma son castigadas severamente.
5 Por consiguiente, no obedezcan sus leyes, pues son leyes para castigar.
6 Y los que las acatan creen
ser culpables y, por tanto,
tienen que condenar.
7 Entre el futuro y el pasado, las leyes de Dios tienen necesariamente que intervenir, si es que ustedes quieren liberarse.
8 El Redimir se alza entre ellos como una lámpara que brilla con tal resplandor que la cadena de oscuridad con la que ustedes se encadenan a sí mismos desaparecerá
2.
T13.3 [12] 9 La liberación de la culpa implica deshacer al ego por completo.
10
No le metas miedo a nadie, pues su culpa es la tuya y, al obedecer las severas órdenes del ego harás que éste te condene y no podrás escapar del castigo que inflige a los que le obedecen.
11 El ego premia la fidelidad que se le guarda con dolor, pues tener fe en él
es lo que causa dolor.
12 Y la fe sólo puede ser recompensada en los mismos términos de la creencia en la cual se depositó la fe.
13 La fe
hace el poder de la creencia y el lugar
donde se deposite determinará su recompensa,
14 pues la fe
siempre se deposita en lo que se valora, y lo que valoras te
es reintegrado.
T13.3 [13] 15
El mundo te puede dar
únicamente
lo que tú le diste, pues al no ser otra cosa que tu propia proyección, no
tiene
ningún significado fuera del que encontraste en él y sobre el cual depositaste tu fe.
16
Sé fiel a la oscuridad y
no
podrás ver, porque tu fe te
será
recompensada tal como la
depositaste
.
17
Siempre
aceptarás
tu tesoro y, si depositas tu fe en el pasado, el futuro
será
igual al pasado.
18
Cualquier cosa que tengas en gran estima
la consideran vuestras
.
19
El poder de tu
valoración
hará que esto sea así.
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1
En el Cielo, según el Curso,
no hay normas ni culpa
, ya que Dios sólo sabe del
Amor
que comparte en paz y alegría con todas nuestras
Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo
, en el eterno Presente de Su Unicidad.
Aquí
, donde reina la imperfección de los cuerpos regidos por las leyes de la evolución y escasez,
cuando pensamos con el ego
, la
culpa
es el sentimiento de
no haber estado a la altura
de las circunstancias, o de
haber faltado contra normas
generalmente cambiantes que rigen nuestras vidas. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo y aceptar el
Redimir
para nosotros mismos,
queremos creer
que realmente
no somos cuerpos sino Almas
creadas por Dios a Su Semejanza y, por lo tanto,
nunca nos separamos de nuestro Padre y Creador
. Además, mediante la
visión de Cristo
, ahora
vemos a las faltas
que antes juzgábamos como imperdonables,
como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros
y, de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos: el Hijo único, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo, como era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver
T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
2
Aceptar para ti mismo el
Redimir,
siempre con mayúscula, es el
camino de regreso a la Unicidad de Dios de la Que quieres creer que nunca te separaste
. La
1ª etapa
comienza cuando, frente al
caos existencial
regido por las leyes de la evolución y la escasez y el
miedo
que experimentas a diario, conciencias que
anhelas vivir de otra manera
que un cuerpo, separado de los demás cuerpos, que lleva una vida sin otro significado que el de sobrevivir lo mejor y lo más largo posible. La
2ª etapa
consiste en observar que frente al
especialismo
habitual de tu ego, a veces, también te llegan impulsos compasivos, de compartir y de amistad desinteresada.
3ª etapa:
Sin otras pruebas que ese anhelo y esos impulsos a favor de los demás, debes decidir
si quieres creer
que éstos tienen un origen divino o, más bien, que son un error de la evolución. Si te decides por la evolución, tu motivación para convertir esos impulsos en hechos concretos te vendrá de la ética o altruismo que adoptes.
4ª etapa
.
En cambio, si mediante un
acto de fe
, aceptas que su origen pueda ser divino, también
querrás creer
que hay otra vida fuera del tiempo y del espacio, en la que
tu Alma es Una con todas las demás Almas en Cristo
, el Hijo único de Dios. Este
querer creer
(hasta lograr creer) debería motivarte a pensar cada vez más con el Espíritu Santo, y cada vez menos con tu ego. En la última y
5ª etapa
, el
Espíritu Santo te enseñará cómo no juzgar, perdonar y extender milagros
y, así, en
instantes santos
en
tu fuero interno
, accederás a la
visión de Cristo
en el
mundo real
, que es la meta de nuestro viaje. Ver
T2.3, T2.5, T3.3, T5.3, T5.4, T13.9, T14.5, T15.3, T25 [86-87], L139, M28
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T13.3
LA SOMBRA DE
LA CULPA
pár
14-17
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T13.3 [14] 20 El Redimir conlleva una reevaluación de
todo lo que aprecias, pues es el medio que utiliza el Espíritu Santo para
separar lo falso de lo verdadero, los cuales todos ustedes aceptaron en sus mentes
sin hacer ninguna distinción.
21 Por tanto, no puedes valorar uno sin el otro, y
para ti la culpa se ha convertido en algo
tan verdadero como la inocencia.
22 Tú
no crees que el Hijo de Dios es inocente, porque miras al pasado y no Lo
3 ves.
23 Cuando condenas a un hermano estás diciendo: "Yo, que
era culpable, decido
seguir siéndolo".
24 Le has negado
su libertad y, al hacerlo, has negado al testigo de la
tuya.
25 Con igual facilidad podrías haberlo
liberado del pasado, y así habrías eliminado de su mente la nube de culpa que lo encadena
a ese pasado.
26 Y en
su libertad, habrías encontrado la
tuya.
T13.3 [15] 27 No
le imputes su propia culpa, pues ella forma parte de su secreto, que consiste en que
él cree haberte hecho eso mismo.
28 ¿O es que vas a enseñarle que en su desvarío tiene
razón?
29 La idea de que el Hijo inocente de Dios pueda atacarse a sí mismo y
declararse culpable
es una locura.
30
No vayas a creer esto de
nadie ni de
ninguna manera.
31 Pues condenar es lo mismo que pecar, y creer en uno es tener fe en el otro, exigiendo castigo
en vez de amor.
32
Nada puede justificar la demencia, y pedir que se
te castigue
tiene que ser una locura.
T13.3 [16] 33 Por consiguiente, no consideres a nadie culpable y te estarás afirmando a
ti mismo que tu inculpabilidad es verdadera.
34 Cada vez que condenes al Hijo de Dios te estarás convenciendo a ti mismo de tu
propia culpa.
35 Si quieres que el Espíritu Santo te libere de ella, acepta Su oferta de redimir a
todos tus hermanos.
36 Pues así es como descubrirás que
es verdad para ti.
37 Recuerda siempre que es imposible condenar al Hijo de Dios
sólo en algunas de Sus partes.
38 Los que ves como culpables se convierten en testigos de la culpa
en ti, y ahí es donde la
verás pues ahí
permanecerá hasta que sea deshecha.
39 La culpa se encuentra
siempre en tu
propia mente,
por haberse condenado a sí misma.
40 No sigas proyectando culpa, pues mientras lo hagas no podrá
ser deshecha.
41 Cada vez que liberas a un hermano de su culpa, es grande la alegría en el Cielo, donde los testigos de tu paternidad se regocijan.
T13.3 [17] 42
La culpa te ciega
, pues mientras sigas viendo una sola mancha de culpa en ti
no podrás ver la luz
.
43
Y, por estar proyectando esa mancha, el
mundo
te parece tenebroso y envuelto en tu culpa.
44
Cuando lo recubres con un velo oscuro no lo puedes ver,
porque no puedes mirar en tu fuero interno
.
45
Tienes miedo de lo que podrías ver ahí, pero es que eso
no
está ahí.
46
Aquello que temes ya no está
.
47
Si quisieras mirar realmente en tu fuero interno, sólo verías el Redimir, resplandeciendo en la quietud y en la paz sobre el altar erigido a tu Padre.
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3
… como Cristo, el Hijo de Dios que realmente es
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T13.3
LA SOMBRA DE
LA CULPA
pár
18-19
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T13.3 [18] 48 No tengas miedo de mirar en ti.
49 El ego te dice que tu fuero interno está todo ennegrecido por la culpa y, por consiguiente, te pide que
no mires.
50 En lugar de eso, te pide que mires de frente a tus hermanos
y veas lo culpables que son.
51 Pero no puedes hacer eso
sin quedarte ciego
4.
52 Pues los que ven a sus hermanos en la oscuridad, y los declaran culpables en la oscuridad en la que los han envuelto, están demasiado temerosos de mirar la luz que tienen adentro.
53 En tu fuero interno
no se encuentra lo que
tú crees que está ahí, aquello en lo que has depositado tu fe.
T13.3 [19] 54
En ti está la santa señal de la perfecta Fe
5
que
tu Padre
tiene en Ti.
55
Él
no te evalúa como lo haces tú.
56
Él se conoce a Sí Mismo y conoce la Verdad que está
en ti
.
57
Él sabe que
6
no hay diferencia alguna
, pues no sabe de diferencias.
58
¿Cómo
puedes
ver culpa allí donde Dios
sabe
que realmente hay perfecta Inocencia?
59
Puedes
negar
Su Conocimiento, pero
no
Lo
puedes alterar
.
60
Así que mira la luz
7
que Dios puso en tu fuero interno y descubre que lo que temías encontrar ahí,
ha sido
reemplazado por Amor.
|
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4
… de la visión de Cristo
5
Tener
fe
es creer en algo que nuestros sentidos no pueden verificar pero que pensamos que es verdad, porque nos lo asegura una autoridad en la materia en la que confiamos o, porque lo deducimos de nuestras propias experiencias. Las leyes de la evolución y de la escasez que rigen este mundo hacen que, para sobrevivir, el hombre racional actúe con egoísmo, aunque a veces, le dé por actuar irracionalmente con altruismo. A los actos de altruismo, el Curso los llama "
milagros
" y, además, nos propone que
tengamos fe
en que aquí, constituyen
el reflejo del eterno Amor de Dios que inunda nuestros corazones.
Basados en esa
experiencia trascendente
, el Curso nos propone deducir que ese Dios amoroso existe, es perfecto y eterno, y que, en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos a Su Semejanza,
Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo
, Su único Hijo, con Quien es Uno en el eterno Presente de Su Unicidad. En Ésa,
Su Realidad
, Dios no creó más nada y, por eso, Allá, la
realidad del ego
—que nuestros sentidos perciben—
no existe.
Ver
T17.7, T17.8, T19.1, T19.2, T21.4, L327)
6
… en la eterna Unicidad realmente
7
Luz
, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula,
luz
, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu en nuestra mente en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver
T26.11 [90] 48 L61, L63, L69, L73, L75, L93
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Un Curso sobre Milagros – Preliminares
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