PARA VER TODO EL CORREO HAGA
|
|
Un Curso Sobre Milagros
edición original
|
|
Cuando la olvides, el mundo te recordará amablemente lo que le enseñaste.
UCSM TX 27.6 pár 49
|
|
T27.6 [49] 50 Así pues, lo único que el mundo requiere para poder curarse es tu curación. 51 Sólo necesita una lección aprendida perfectamente. 52 Y luego, cuando la olvides, el mundo te recordará amablemente lo que le enseñaste. 53 Su agradecimiento no te escatimará ningún apoyo a ti, que te dejaste curar para que él pudiese vivir. 54 Llamará a sus testigos para mostrarte la faz de Cristo a ti, que les trajiste la visión gracias a la cual la pudieron presenciar. 55 El mundo en el que se acusa es reemplazado por otro en el que todos los ojos se vuelven cariñosamente hacia el Amigo7 que les trajo su liberación. 56 Y tu hermano percibirá felizmente los muchos amigos que antes consideraba enemigos.
UCSM TEXTO
CH 27 EL CUERPO Y EL SUEÑO
T27.6 EL EJEMPLO DE
LA CURACIÓN
|
|
Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
|
|
P A R T E 2
¿Qué es EL MUNDO
REAL? pár 1-5
|
|
LTe.8 (-L291).1 1 El mundo real —como todo lo demás que la percepción1 ofrece— es un símbolo. 2 No obstante, representa lo opuesto de lo que tú hiciste. 3 A tu mundo se le mira a través de los ojos del miedo2, lo cual trae a tu mente los testigos del terror. 4 El mundo real no puede ser percibido excepto a través de ojos que el perdón bendice3, de manera que ven un mundo4 donde el terror es imposible5 y donde no se puede encontrar ningún testigo del miedo6.
|
|
1 Percepción: En el eterno Presente de la Unicidad de Dios —Que es donde realmente estamos todos como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único, Quien es Uno con Su Padre— la percepción no existe, porque el Conocimiento nos hace saber y experimentar que Todo es Uno y, por consiguiente, no hay nada que percibir. Pero en la separación, cuando pensamos con el ego, la percepción es el proceso fundamental para sobrevivir por el cual nuestra razón, lógica y sentido común interpretan, juzgan, seleccionan y evalúan la información recibida por nuestros sentidos de la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. El Curso la define como "Percepción equivocada". Y, cuando habiendo decidido pensar con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo, estudiado y aplicado al menos una vez las Lecciones del Curso, nuestra "Percepción verdadera" gradualmente nos va a llevar al mundo real —que es la meta del Curso—donde, en nuestro fuero interno, experimentaremos el reflejo aquí de la Unicidad de Dios, donde sólo hay Amor, paz y alegría. Ver T3.4, T3.5, T10.7, T13, T14.6 [46], L134, M5.3.1, M19.5
2 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
3 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
4 … el reflejo aquí de Nuestra Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
5 … porque Todo es Uno con Dios
6 … porque en la Unicidad, donde sólo hay Amor, no hay ninguna individualidad del Hijo de Dios, ni fraccionada ni separada de Dios.
|
|
P A R T E 2
¿Qué es EL
MUNDO REAL?
pár 2-3
|
|
LTe.8 (-L291).2 5 El mundo real te ofrece una contrapartida para cada pensamiento de infelicidad que se ve reflejado en tu mundo; una corrección segura para las escenas de miedo y los clamores de batalla que lo pueblan. 6 El mundo real muestra un mundo que se mira de otra manera: a través de ojos serenos y con una mente en paz. 7 Allí sólo se descansa. 8 No se oyen gritos de dolor o de pesar, pues no ha quedado nada que no haya sido perdonado. 9 Y lo que se ve es apacible, 10 pues sólo escenas y sonidos felices pueden alcanzar la mente que se ha perdonado a sí misma.
LTe.8 (-L291).3 11 ¿Qué necesidad tiene una mente que ha sido perdonada de esa forma, de pensar pensamientos de muerte, ataques y asesinatos en los que se muere, se ataca y se mata? 12 ¿Qué otra cosa puede percibir a su alrededor que no sea seguridad, Amor y alegría? 13 ¿Qué podría haber que ella quisiese condenar?; ¿y contra qué querría juzgar? 14 El mundo que ve emana de una mente que está en paz consigo misma. 15 No ve peligro en nada de lo que ve, pues es bondadosa, y lo único que quiere ver es bondad.
|
|
P A R T E 2
¿Qué es EL
MUNDO REAL?
pár 4-5
|
|
LTe.8 (-L291).4 16 El mundo real es el símbolo que anuncia a las pesadillas —en las que se peca y se siente uno culpable— que les ha llegado su fin y que el Hijo de Dios ha despertado. 17 Y sus ojos7, abiertos ahora, perciben el inequívoco reflejo del Amor de Su Padre, la infalible promesa de que ha sido redimido. 18 El mundo real representa el final del tiempo, le llegó su fin, pues su percepción hace que el tiempo no tenga razón de ser.
LTe.8 (-L291).5 19 El Espíritu Santo no tiene necesidad del tiempo una vez que éste ha servido Su propósito. 20 Ahora sólo espera ese único instante más para que Dios dé el paso final y el tiempo haya desaparecido8, habiéndose llevado consigo la percepción y dejando solamente a la Verdad9 para ser Ella Misma. 21 Ese instante es nuestra meta, pues contiene la memoria de Dios10. 22 Y cuando observemos un mundo perdonado, será Él Quien nos llame y nos vendrá a buscar para llevarnos a casa, recordándonos nuestra Identidad, la Cual nos restituyó nuestro perdonar11.
|
|
7 … internos, en el espíritu, mirando con la visión de Cristo,
8 … en tu espíritu, pensando con el Espíritu Santo
9 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber visto su Alma con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5
10 El residuo bendito es la memoria o reflejo que llevamos en lo profundo de nuestro subconsciente, del arropamiento del Amor de Dios a todos cual Almas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en Su eterna Unicidad. Este reflejo se nos manifiesta en nuestro fuero interno mediante impulsos caritativos, compasivos, de compartir, de amor o amistad desinteresados que de vez en cuando emergen de nuestro subconsciente, y que sólo podemos tomar en serio cuando nos ponemos a pensar con el Espíritu Santo en nuestro espíritu (o mente acertada), que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo. Ver T5.7 [60] 7, T8.5 [33], T12.3 [11], T18.11 [98], T28.2
11 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
|
|
Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
|
|
L E C C I Ó N 291
Éste es un día de
sosiego y de paz.
|
|
L291.1 1 Hoy la visión de Cristo1 mira todo a través de mí. 2 Su vista me muestra que todas las cosas2 han sido perdonadas y que se encuentran en paz, y le ofrece esa misma visión al mundo. 3 En su nombre acepto esta visión, tanto para mí, como para el mundo. 4 ¡Cuánta hermosura observamos en este día! 5 ¡Cuánta santidad vemos a nuestro alrededor! 6 Y se nos concede reconocer que es una santidad que compartimos, pues es el reflejo aquí de la Santidad de Dios Mismo.
L291.2 7 Padre, hoy, mi mente se aquieta para recibir los Pensamientos que Tú me ofreces. 8 Y acepto lo que proviene de Ti, en lugar de lo que proviene de mí. 9 No conozco el camino para llegar a Ti. 10 Pero Tú lo conoces perfectamente. 11 Guía a Tu Hijo por el tranquilo sendero que termina en Ti. 12 Permite que mi perdón3 sea completo, y que Tu recuerdo regrese a mí.
|
|
1 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
2 Las Cosas, con mayúscula, son las Cosas eternas que Dios ha creado, a saber: Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte Su Amor o Espíritu Santo en Su eterna Unicidad o Cielo. En minúscula, las cosas, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son el reflejo aquí de las Cosas celestiales y, cuando pensamos con el ego, son aquí, las que perciben nuestros sentidos y que nos explicamos por medio de nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T8.3 [14], T12.6 [50], T12.7 [68]
3 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
|
|
Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
|
|
Capítulo 27
EL CUERPO Y EL SUEÑO
T27.6 EL EJEMPLO
DE LA CURACIÓN pár 44-53
|
|
T27.6 [44] 1 La única manera de poder curar es estar curado1. 2 El milagro2 se extiende sin tu ayuda, pero tú eres esencial para que pueda dar comienzo. 3 Acepta el milagro de la curación y se expanderá por razón de lo que realmente es. 4 Extenderse forma parte de su naturaleza desde el instante en que nace. 5 Y nace en el instante en que se ofrece y se recibe. 6 Nadie puede pedir a otro que lo cure. 7 Pero puede permitirse a sí mismo ser curado, y así ofrecer al otro lo que él ha recibido. 8 ¿Quién podría ofrecer a otro lo que él mismo no tiene? 9 ¿Y quién podría compartir lo que se niega a sí mismo? 10 Es a ti a quién habla el Espíritu Santo, 11 no a otra persona. 12 Y al tú escucharle, la Voz Que habla por Él se extiende porque has aceptado lo que Él dice.
|
|
1 Curar (o curación como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, curar es el proceso por el cual queremos curar en nuestra mente la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros, entablando así relaciones santas con todos. Este proceso llevará nuestra Alma a los instantes santos del mundo real y a la unión con todas las demás Almas en la experiencia de Cristo. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver T2.3 [69], T4.9 [106], T5.3 [18], T19.2, L137, L139
2 Extender un milagro a otro, es la máxima expresión de Amor que puedes experimentar en tu fuero interno, cuando, después de haber aceptado el Redimir para ti mismo y logrado perdonar totalmente a un hermano, se corre el velo que te impedía verlo con la visión de Cristo, y unes tu Alma a La de él en una unión de Amor, que se extiende a todas las Almas, ya que, realmente, hay Una sola, La del Hijo único de Dios. El milagro trasciende las leyes de este mundo, remplazándolas por una verdadera empatía o altruismo, como reflejo aquí del Amor que nuestras Almas comparten en el Cielo, reflejo que cura la mente de tu hermano de su creencia en la realidad del ego y, al mismo tiempo, consolida tu propia curación. El milagro es el medio para alcanzar conjuntamente la meta del Curso, no se pide, sino que sucede y, al suceder, se acepta que su origen es divino, mediante un acto de fe. Ver las definiciones de las palabras en negrillas en el Glosario y en: LTe.13 (-L341)
|
|
T27.6 EL EJEMPLO
DE LA CURACIÓN
pár 45-46
|
|
T27.6 [45] 13 La salud es el testigo de la salud. 14 Mientras no se dé testimonio de ella, no será convincente. 15 Sólo cuando haya sido demostrada constituirá una prueba y, por consiguiente, tendrá necesariamente que inducir a que se crea. 16 Nadie se cura con mensajes contradictorios. 17 Si tu único deseo es curarte, te curarás. 18 Tener un solo propósito hace que sea posible. 19 Pero si le tienes miedo a la curación, entonces no podrá efectuarse a través de ti. 20 Lo único que se requiere para curarse es no tener miedo3. 21 Los que tienen miedo son los que no se han curado y, por consiguiente, no pueden curar4. 22 Esto no quiere decir que para poder curar tenga que haber desaparecido el conflicto de tu mente para siempre. 23 Pues si así fuese, no había necesidad de curar. 24 Pero sí quiere decir que, aunque sólo sea por un instante, tienes que amar sin atacar. 25 Un instante es suficiente. 26 Los milagros no están circunscritos al tiempo.
T27.6 [46] 27 El instante santo5 es la morada de los milagros. 28 Desde allí, cada uno de ellos nace a este mundo como testigo de un estado mental que ha transcendido el conflicto y ha alcanzado la paz. 29 El instante santo lleva el alivio desde el lugar donde hay paz al campo de batalla, demostrando así que la guerra no tiene efectos. 30 Pues todo el dolor que la guerra ha tratado de ocasionar, los cuerpos despedazados y los miembros mutilados, los moribundos que gritan y los muertos silenciosos, son recogidos cuidadosamente y consolados. 31 Allí donde un milagro ha venido a curar no hay tristeza. 32 Y lo único que se requiere para que todo esto ocurra, es un instante de tu Amor sin traza alguna de ataque. 33 En ese instante te curas, y en ese único instante se realiza toda la curación.
|
|
3 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
4 Curar (o curación como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, curar es el proceso por el cual queremos curar en nuestra mente la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros, entablando así relaciones santas con todos. Este proceso llevará nuestra Alma a los instantes santos del mundo real y a la unión con todas las demás Almas en la experiencia de Cristo. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver T2.3 [69], T4.9 [106], T5.3 [18], T19.2, L137, L139
5 El instante santo, aquí, en tu fuero interno, es la experiencia del reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, en la que tu Alma quiere unirse al Alma de otra persona a la que estás tratando de perdonar. El proceso se inicia cuando por medio de una pequeña disposición de buena voluntad, paras el continuo diálogo interno de tu "yo", "yo", "yo" e invitas al Espíritu Santo a pensar contigo. Durante ese lapso de silencio —al estar transitoriamente liberado de la memoria de la culpa en tu pasado y de los pensamientos de miedo que trae la inseguridad del futuro de tu cuerpo según las leyes de la evolución y escasez— puedes concentrarte en querer perdonar a esa otra persona, hasta llegar a su Alma, y darte cuenta de que no tienes nada que perdonarle porque nada pudo haber hecho a La tuya. Luego, vas a entrar en el mundo real en la experiencia de Cristo, en la que tu Alma es Una con el Alma de la persona que lograste perdonar, y también Una con todas las demás Almas, ya que son igualmente perfectas y eternas. Es la experiencia de la única Alma que realmente existe: La del Hijo único de Dios, Quien realmente somos cada uno y, a la vez, todos nosotros. Por eso, el instante santo no puede ser para ti solo. Eso va a permitir a los impulsos naturales o amorosos o milagrosos del Espíritu Santo emerger a tu consciente, los cuales, en forma de milagros, vas a querer extender a la(s) persona(s) que has perdonado. Ver T15.5 a T15.9, L106, L109, L125, L157, L182, L189
|
|
T27.6 EL EJEMPLO
DE LA CURACIÓN
pár 47
|
|
T27.6 [47] 34 ¿Qué podrá estar separado de ti, una vez que hayas aceptado la bendición que aporta el instante santo? 35 No tengas miedo de bendecir, pues Aquel que te bendice ama al mundo entero y no deja nada en él que pueda ser motivo de miedo. 36 Pero si no te atreves a dar tu bendición, el mundo te parecerá ciertamente temible, pues le habrás negado su paz y su consuelo, abandonándolo a su muerte. 37 ¿Acaso un mundo al que se le ha despojado de forma tan amarga no sería visto como una condenación por aquel que, pudiéndolo haber salvado, se echó atrás por miedo a ser curado? 38 Los ojos de todos los moribundos reflejan reproche, y el sufrimiento susurra "¿De qué tienes miedo?" 39 Examina detenidamente esta pregunta. 40 Te la hace en tu nombre. 41 El mundo agonizante tan sólo te pide que dejes de atacarte por un instante, para poder curarse.
|
|
T27.6 EL EJEMPLO
DE LA CURACIÓN
pár 48-49
|
|
T27.6 [48] 42 Ven al instante santo y cúrate, pues nada de lo que recibes en él se deja atrás cuando regresas al mundo. 43 Y al haber sido bendecido, traerás bendiciones contigo. 44 Se te da vida para que se la des al mundo moribundo. 45 Y los ojos dolientes ya no acusarán, sino que brillarán con agradecimiento mirándote a ti, que los bendijiste. 46 El resplandor del instante santo iluminará tus ojos y les dará visión para que puedan mirar más allá del sufrimiento y, en vez de a éste, ver la faz de Cristo6. 47 La curación reemplaza al sufrimiento. 48 El que ve a uno de ellos no puede percibir al otro, pues ambos no pueden estar presentes a la vez. 49 Y el mundo será el testigo de lo que veas, y dará testimonio de ello.
T27.6 [49] 50 Así pues, lo único que el mundo requiere para poder curarse es tu curación. 51 Sólo necesita una lección aprendida perfectamente. 52 Y luego, cuando la olvides, el mundo te recordará amablemente lo que le enseñaste. 53 Su agradecimiento no te escatimará ningún apoyo a ti, que te dejaste curar para que él pudiese vivir. 54 Llamará a sus testigos para mostrarte la faz de Cristo a ti, que les trajiste la visión gracias a la cual la pudieron presenciar. 55 El mundo en el que se acusa es reemplazado por otro en el que todos los ojos se vuelven cariñosamente hacia el Amigo7 que les trajo su liberación. 56 Y tu hermano percibirá felizmente los muchos amigos que antes consideraba enemigos.
|
|
6 La faz de Cristo es la faz del otro al que perdonamos totalmente y al que extendimos milagros, y con cuya Alma, en un instante santo del mundo real, experimentamos en nuestro fuero interno una completa identificación, como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios, donde todas nuestras Almas, perfectas y eternas, están unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo único. Ver T20.5 [32], T20.6 [42]
7 … el Espíritu Santo
|
|
T27.6 EL EJEMPLO
DE LA CURACIÓN
pár 50-51
|
|
T27.6 [50] 57 Aunque los problemas no son concretos, se manifiestan en formas concretas, y son estas formas concretas las que configuran el mundo. 58 Ninguno entiende la naturaleza de su problema. 59 Pues, de lo contrario, ya no lo tendría enfrente. 60 La naturaleza misma del problema es que no es un problema. 61 Por consiguiente, mientras él lo perciba, no lo podrá percibir tal como es. 62 En cambio, la curación8 es evidente en situaciones concretas y se generaliza para incluirlas a todas. 63 Esto se debe a que todas ellas son lo mismo, a pesar de sus formas diferentes. 64 Todo aprendizaje apunta a la transferencia, la cual se completa en dos situaciones que se ven como si fuesen una sola, pues en ellas sólo hay elementos comunes. 65 No obstante, esto sólo lo puede lograr Uno que no vea las diferencias que tú ves. 66 Tú no eres el que efectúa la transferencia total de tu aprendizaje. 67 Pero el hecho de que se haya realizado, a pesar de todas las diferencias que ves, te convencerá de que no podían ser reales.
T27.6 [51] 68 Tu curación se extenderá y se aplicará a problemas que no creías tuyos. 69 Y también resultará evidente que todos tus diferentes problemas se resolverán tan pronto como te hayas liberado9 de uno solo. 70 No puede ser que sus diferencias sean las que hayan hecho que esto sea posible, pues el aprendizaje no puede saltar de una situación a su opuesto y obtener los mismos resultados. 71 Toda curación debe provenir de manera ordenada, de acuerdo con leyes que han sido bien percibidas, pero nunca violadas. 72 No temas la forma en que las percibes. 73 Estás equivocado, pero hay Alguien en ti que está en lo cierto.
|
|
8 … de la mente
9 Libertad con mayúscula es, en la eterna Unicidad, la libre Voluntad de Dios de Amar o crear, Que es también la libre Voluntad de todos nosotros como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único hijo, de amar y ser amados. Aquí, en minúscula, libertad, cuando pienso "nos" con el Espíritu Santo, es la liberación del confinamiento impuesto por las mentes individuales separadas unas de otras, para amar sin excepción y por igual a todos, como reflejo de la Unicidad; y, cuando pienso con el ego, es lo que decido hacer con mi libre albedrío, según las leyes de la evolución y escasez. Ver T2.6 [109], T13.7 [62], T17.6 [52], L199, LR6 (-206)
|
|
T27.6 EL EJEMPLO
DE LA CURACIÓN
pár 52
|
|
T27.6 [52] 74 Deja, pues, la transferencia de tu aprendizaje en manos de Aquel que realmente entiende sus leyes y que se asegurará de que permanezcan invioladas e ilimitadas. 75 Tu parte consiste simplemente en aplicarte a ti mismo lo que Él te ha enseñado, y Él hará el resto. 76 Y así, el poder de tu aprendizaje te será aprobado por todos los diferentes testigos que encontrará. 77 Tu hermano será el primero que verás, pero tras él habrá miles, y tras cada uno de éstos, mil más. 78 Puede que cada uno de ellos parezca tener un problema distinto al de los demás. 79 No obstante, todos se resolverán conjuntamente. 80 Y su solución común demostrará que las preguntas no podían haber sido planteadas separadamente.
|
|
T27.6 EL EJEMPLO
DE LA CURACIÓN
pár 53
|
|
T27.6 [53] 81 ¡Que la paz10 sea contigo, a quien se ofrece la curación! 82 Comprenderás que la paz te ha sido dada cuando aceptes la curación para ti. 83 No es necesario que aprecies todo su valor para comprender que te has beneficiado de ella. 84 Lo que ocurrió en aquel instante en que el Amor11 entró sin atacar, permanecerá contigo para siempre. 85 Tu curación, así como la de tu hermano, será uno de sus efectos. 86 Dondequiera que vayas observarás sus múltiples efectos. 87 No obstante, todos los testigos que observes serán sólo una fracción de todos los que realmente existen. 88 La infinitud no se puede comprender contando simplemente todas sus partes separadas. 89 Dios te da las gracias por haber curado, pues Él sabe que es un presente de Amor para Su Hijo y, por consiguiente, un presente que se le hace a Él.
|
|
10 Paz, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en el eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que realmente no somos cuerpos sino Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez. En minúscula, cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, paz es el estado que experimentamos en el mundo real cuando hemos perdonado totalmente al otro y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el ego, paz es el estado que se puede obtener transitoriamente según los acuerdos y leyes del mundo. Ver T6.6.2, T7.7, T13.5, T19.5, T24, T29.6, T29.7, L105, L188, L200, M11, M20
11 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
|
|
Un Curso sobre Milagros – Preliminares
COMPRAR:
or COMPRAR aquí en la tienda CIMS:
|
|
COURSE IN MIRACLES SOCIETY
(Sin ánimo de lucro)
Donar
|
En la actualidad, todos los proyectos CIMS están respaldados por donaciones de tiempo libre, talento y dinero. Si desea apoyar alguna de las actividades de la Sociedad de alguna manera, no dude en ponerse en contacto.
Debido al carácter internacional de CIMS, Internet es nuestro principal medio de comunicación y colaboración.
Para hacer una donación deducible de impuestos en apoyo de las lecciones diarias, haga clic aquí.
Además, por medio de su testamento u otro plan de sucesión, puede nombrar "Curso en la Sociedad de Milagros" como el beneficiario de una parte de su sucesión, o de activos particulares en su sucesión. De esta manera, está honrando a sus seres queridos y al mismo tiempo brinda un apoyo crítico a la extensión de LOVE.
|
|
SHARE THE BLESSING of UCSM!
|
|
|
|
|
|
|