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Un Curso Sobre Milagros
edición original
T12.2 [7] 21 Este Curso ha afirmado explícitamente que su meta es tu felicidad y tu paz. 22 No obstante, le tienes miedo.

23 Se te ha dicho una y otra vez que el Curso te va a liberar, pero a veces reaccionas como
si te estuviese tratando
de aprisionar.

24 La mayor parte del tiempo lo descartas, pero ciertamente no haces lo mismo con
el sistema de
pensamiento del ego.

25 Has visto los resultados del Curso, pero sigues teniendo poca fe en él

26 Por tanto, debes creer que, con no aprenderlo, te estás protegiendo.

27 Y no te das cuenta de que lo único que realmente te puede proteger es tu inculpabilidad.

CH 12. EL PROBLEMA
DE LA CULPA
12.1 INTRODUCCIÓN
12.2 LA CULPA SE PAGA CON LA CRUCIFIXIÓN
gráfico por ©Deposit Photos 


Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 1
L E C C I Ó N 137
Cuando me curo,
no me curo solo1.
L137.1 1 La idea de hoy sigue siendo el pensamiento central sobre el que descansa la salvación2. 2 Pues la curación es lo opuesto a todas las ideas del mundo que tienen que ver con la enfermedad y con los estados de separación. 3 Estar enfermo es retirarse de los demás y rehusar unirse a ellos. 4 La enfermedad se convierte en una puerta que se cierra sobre un yo separado3, manteniéndolo aislado y solo.
1 … porque mi curación me viene primero, por haber curado a otro, a otros; luego por haber entablado relaciones santas, que son, aquí, un reflejo de Nuestra eterna Unicidad, Que es donde realmente estamos todos como Almas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios. La individualidad separada de las demás individualidades contra las cuales compite interminablemente, fue una hechura del ego, no de Dios, por consiguiente es irreal. Ver T2.3, T5, T8.9, T13.2, T17, M22, M23
 
2 La salvación: 1) es haber aprendido a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego y, así, haber liberado la fuerza de Dios en nosotros que está reverberando en todo lo que pensamos o hacemos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— haber reconocido en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es haber aprendido lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es haber buscado y hallado en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es haber aprendido a dar paz y haber obtenido paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Ver T11, T22, T31, L39, LTe.2 (-L231)
 
3 1 En el instante de la separación, el ego es el sistema de pensamiento que el Hijo de Dios separado (digamos mi "yo primario", a veces también nombrado "hombre"), hizo para manejar la evolución de sus hechuras. De éstas, tenemos conocimiento del tiempo, del espacio, y de todo los que éstos contuvieron, contienen, y contendrán, hasta el final del tiempo. 2 Transcurrido el incontable tiempo desde la separación hasta la hechura y evolución de esta pizca de polvo cósmico que llamamos Tierra, mi mente equivocada sólo logra estar consciente de algunos de los impulsos existenciales egóicos que provienen del yo primario. (Piénsese en todos los impulsos existenciales subconscientes que el cerebro procesa constantemente, por ejemplo, a todas y a cada una de las cédulas del cuerpo…). el ego: 2.1) es el sistema de pensamiento individual y egoísta que busca sobrevivir, a como dé lugar, lo mejor y lo más largo posible; 2.2) que busca afanosamente substituir en mi mente acertada, entre otros conceptos, a: la Verdad por la ilusión, lo Infinito por lo temporal, la Vida por la muerte, la Completitud por la fragmentación; 2.3) es la voluntad egoísta, opuesta a la Voluntad de Amor de Dios que, utilizando mi especialismo en las relaciones especiales que logro entablar, espera llenar mis necesidades igualmente especiales; 2.4) es mi pensar que fomenta mi separación de las otras mentes y cuerpos, contra los cuales compito y competiré caótica e interminablemente, hasta la muerte de mi cuerpo. Ver T3.6, T4.3, T4.6, T10, LTe.12 (-L331
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pár 2-4
L137.2 5 Estar enfermo es aislarse. 6 Pues parece mantener a un yo separado de todo el resto, para sufrir lo que los otros no sienten. 7 Otorga al cuerpo el poder final para hacer que la separación sea real y mantener a la mente en confinamiento solitario, escindida en dos, con los fragmentos mantenidos por una pared de carne enfermiza, a la cual no puede sobrepasar. 8 El mundo acata las leyes que la enfermedad apoya, pero la curación opera aparte de ellas.

L137.3 9 Es imposible que alguien pueda curarse solo. 10 En la enfermedad, tiene necesariamente que estar apartado y separado. 11 Pero la curación es el resultado de su decisión de volver a ser uno, y de aceptar a Su Yo4 con todas sus partes intactas y no asediadas. 12 En la enfermedad, su Yo aparenta estar desmembrado y sin la unidad que Le da Vida. 13 No obstante, logra curarse cuando comprende que el cuerpo no tiene poder para atacar la Unicidad universal del Hijo de Dios.

L137.4 14 La enfermedad quiere demostrar que las mentiras tienen que ser la Verdad. 15 Pero la curación demuestra que la Verdad es verdad. 16 La separación que la enfermedad quiere imponer realmente nunca tuvo lugar. 17 Curarse es sencillamente aceptar lo que siempre fue la sencilla Verdad, que seguirá siendo exactamente como siempre fue. 18 No obstante, a los ojos acostumbrados a las ilusiones se les debe mostrar que lo que miran es falso. 19 Así pues, la curación —que la Verdad nunca necesitó— tiene que demostrar que la enfermedad no es real.
4 Mi Yo, con mayúscula, es el Hijo único creado por Dios en un Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, y Que es Uno con Su Padre en el eterno Presente de la Unicidad, en la que se profesan ese Amor Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En la experiencia de Cristo, todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una en Mi Yo. En el Curso, la palabra Yo también es usada pocas veces como el Yo de Dios. Ver Lte.14 (-351)
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pár 5-6
L137.5 20 Con lo cual, la curación podría considerarse como un anti-sueño que anula el sueño de enfermedad en nombre de la Verdad, pero que en verdad no lo hace. 21 Así como el perdón pasa por alto5 todos los pecados que realmente nunca fueron cometidos, la curación sólo extirpa las ilusiones que nunca tuvieron lugar. 22 Y así como el mundo real6 emergerá para ocupar el lugar de lo que realmente nunca sucedió, la curación ofrece restituir el estado de la Verdad en lugar de los estados imaginarios y falsas ideas que los sueños habían tejido como imágenes de la Misma.

L137.6 23 Mas no vayas a pensar que curar es indigno de tu función aquí. 24 Pues el anticristo7 se vuelve más poderoso que Cristo8 en aquellos que sueñan que el mundo es real. 25 El cuerpo parece ser más sólido y más estable que la mente. 26 Y el Amor9 se convierte en un sueño, mientras que el miedo continúa siendo la única realidad que puede verse, justificarse, y comprenderse plenamente.
5 … en tu pensar
 
6 El mundo real —la meta de nuestro viaje con el Curso—.es el estado que se experimenta en un instante santo en nuestro fuero interno, con nuestro espíritu o mente acertada, al haber logrado perdonar completamente a otro y unirnos a su Alma en la experiencia de Cristo, y, por ende, a todas las demás Almas unificadas como Una en Cristo; es "saber", que el Juicio Final de Dios consiste en que Nuestro Padre nos dice a cada uno: "Tú, unido al Alma del otro y a las Almas de todos los demás, sigues siendo Mi Hijo único, por siempre inocente, por siempre cariñoso y por siempre querido, tan ilimitado como Tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. Por lo tanto, despierta y regresa a Tu Casa, que realmente nunca abandonaste. Ver T2.6, T3.8, T26.4 [21], LTe.10 (-L311)
 
7 … tú pensando todo el tiempo con el ego,
 
8 … tú, Cristo: 1) es la idea que resuelve el aparente dilema en el Curso, que, por un lado, reza: "Dios creó a un solo Hijo, y no creó más nada" y, por el otro, "la Filiación es la suma de todas las Almas creadas por Dios.", dilema que es resuelto en el proceso de extender milagros: "Un milagro hace que las Almas sean una en Cristo."; 2) en mi fuero interno, Cristo también es la divina experiencia de mi mente acertada o espíritu en un instante santo del mundo real, de la unión de mi Alma con el Alma del otro(a), experiencia de Amor que se extiende a las Almas de todos los que fueron, son y serán, como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9]
 
9 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
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pár 7-11
L137.7 27 Así como el perdón desvanece con su luz todo pecado y el mundo real ocupará el lugar de tus hechuras, la curación deberá reemplazar las fantasías de enfermedad con las que nublas la simple Verdad. 28 Cuando se haya visto desaparecer la enfermedad —a pesar de todas las leyes que sostienen que no puede no ser real— todas las preguntas habrán quedado contestadas. 29 Y las leyes no podrán seguir siendo apreciadas ni obedecidas.

L137.8 30 Estar curado es ser libre. 31 Pues demuestra que los sueños no prevalecerán contra la Verdad. 32 La curación se comparte. 33 Y, mediante este atributo, demuestra que las leyes que difieren de las que sostienen que la enfermedad es inevitable son más poderosas que las leyes enfermizas que sostienen lo contrario. 34 Estar curado es ser fuerte. 35 Pues, por medio de la delicada mano de la curación, se supera la debilidad. 36 Y las mentes que estaban tapiadas en cuerpos quedan liberadas para unirse a otras mentes y así ser eternamente fuertes.

L137.9 37 Curar, perdonar e intercambiar gratamente todo el mundo del dolor por un mundo en el que la tristeza no puede entrar son los medios por los que el Espíritu Santo te urge a que lo sigas. 38 Sus tranquilas lecciones te enseñan que puedes alcanzar la salvación fácilmente y que necesitas poca práctica para permitir que sus leyes reemplacen a las que tú hiciste con el fin de mantenerte prisionero de la muerte.

L137.10 39 Su vida se vuelve la tuya propia a medida que extiendes a otro la pequeña ayuda que Él pide para liberarte de todo lo que realmente nunca te causó dolor. 40 Y, a medida que te permitas curarte, verás a todos los que te rodean, o a los que cruzan tu mente, o a los que tocas, o a los que aparentemente no tienen contacto contigo, curarse conjuntamente contigo. 41 Tal vez no los reconozcas a todos, ni te des cuenta de cuán grande es la ofrenda que haces al mundo cuando permites que la curación venga a ti. 42 Pero nunca te curas solo. 43 Y legiones y legiones de hermanos y hermanas recibirán el don que tú recibes cuando te curas.

L137.11 44 Los que se han curado se convierten en instrumentos de la curación. 45 Y no transcurre tiempo alguno entre el instante en que son curados y cuando toda la gracia de curar les es dada para que a su vez la den. 46 Lo que se opone a Dios no existe. 47 Y el que no acepta opuestos a Dios en su mente se convierte en refugio donde los que están cansados pueden hallar descanso. 48 Pues ahí se otorga la Verdad y ahí se llevan todas las ilusiones ante la Verdad.
P A R T E 1
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pár 12
L137.12 49 ¿Es que no vas a ofrecer refugio a la Voluntad de Dios? 50 Pues, si no estás sino invitando a tu Yo a estar en casa, ¿podría acaso rechazarse esta invitación? 51 Pide que ocurra lo inevitable y nunca fracasarás. 52 La otra opción es pedir que lo que no puede ser sea, y esto es algo que nunca tendrá éxito. 53 Pidamos hoy que sólo la Verdad10 ocupe nuestras mentes; que, en este día, los pensamientos de curación se desplacen desde lo que ya se ha curado a lo que todavía tiene que curarse, conscientes de que ambas cosas ocurrirán al unísono.
10 Las condiciones de la Verdad, con mayúscula, según el Curso, son querer creer que: 1) Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) Dios no creó más nada;. 3) Por eso, nada de Ésta, Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazado, nada que no sea Ella, realmente existe; 4) En esto radica aquí, la paz de Dios. Ver T7.5, T14, T30.5
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pár 13-17
L137.13 54 Cuando el reloj marque la hora, recordaremos que nuestra función es permitir que nuestras mentes sean curadas para que podamos llevar la curación al mundo y así intercambiar maldición por bendición, dolor por alegría y la separación por la paz de Dios. 55 ¿Acaso no vale la pena dar un minuto de cada hora a cambio de un don como éste? 56 ¿Y no es un poco de tiempo un gasto mínimo a cambio de lo que lo es Todo.
L137.14 57 De todos modos, debemos prepararnos para recibir semejante don. 58 Así, que comenzaremos el día con esta preparación, dedicando diez minutos a los pensamientos que siguen a continuación, con los cuales, también concluiremos este día por la noche:
L137.15 59 Cuando me curo, no me curo solo. 60 Y quiero compartir mi curación con el mundo, a fin de que la enfermedad pueda ser erradicada de la mente del único Hijo de Dios, Quien es mi único Yo.
 
L137.16 61 Permite que la curación se efectúe en ti hoy mismo. 62 Y mientras descansas en la quietud, prepárate a dar a medida que recibes, a conservar únicamente lo que das, y a recibir la Palabra de Dios para que ocupe el lugar de todos los pensamientos absurdos que alguna vez imaginaste. 63 Ahora nos unimos para curar todo lo que antes estaba enfermo y para ofrecer bendiciones allí donde antes se atacaba. 64 Para no olvidar nuestra función a medida que cada hora del día transcurra, la recordaremos con este pensamiento:
L137.17 65 Cuando me curo, no me curo solo. 66 Y quiero bendecir a mis hermanos, pues quiero curarme con ellos, así como ellos se curan conmigo.


Un Curso Sobre Milagros
edición original
TEXTO
Capítulo 12 
EL PROBLEMA
DE LA CULPA

T12.1 INTRODUCCIÓN pár 1-2
T12.1 [1] 1 El propósito final de la proyección —tal como el ego la utiliza— es siempre deshacerse de la culpa1. 2 No obstante, como es habitual en él, trata de deshacerse de la culpa pero sólo desde su punto de vista, pues por mucho que quiera conservar la culpa, a ti te resulta intolerable, toda vez que la culpa te impide recordar a Dios, Cuya atracción es tan fuerte que te es irresistible. 3 Así pues, sobre esta disyuntiva, se produce la más profunda de las escisiones, pues si has de conservar la culpa —tal como insiste el ego— 2 no puedes ser realmente Tú3. 4 Sólo si el ego te persuade de que tú eres él, podría inducirte a proyectar la culpa y, de ese modo, mantenerse en tu mente.
1 En el Cielo, según el Curso, no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con todas nuestras Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, donde reina la imperfección de los cuerpos regidos por las leyes de la evolución y escasez, cuando pensamos con el ego, la culpa es el sentimiento de no haber estado a la altura de las circunstancias, o de haber faltado contra normas generalmente cambiantes que rigen nuestras vidas. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo y aceptar el Redimir para nosotros mismos, queremos creer que realmente no somos cuerpos sino Almas creadas por Dios a Su Semejanza y, por lo tanto, nunca nos separamos de nuestro Padre y Creador. Además, mediante la visión de Cristo, ahora vemos a las faltas que antes juzgábamos como imperdonables, como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros y, de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos: el Hijo único, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo, como era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
 
2 … pensando con el ego,
 
3 … como Cristo, pensando con el Espíritu Santo.
T12.1 INTRODUCCIÓN
pár 2
T12.1 [2] 5 No obstante, observa cuán extraña es la solución que el ego ha tramado. 6 Proyectas tu culpa para deshacerte de ella, pero lo que haces es simplemente ocultarla4. 7 Experimentas sentimientos de culpa, pero no tienes idea de por qué. 8 Al contrario, los asocias con un extraño surtido de "ideales del ego", en los que, según él, has fallado. 9 No obstante, no te das cuenta de que a quien estás fallando es al Hijo de Dios5, al verlo como culpable6. 10 Al creer que ya no eres 7, no te das cuenta de que le estás fallando a Tu Yo8. e culpa, y reconocerlo constituirá vuestra redención.
4 La proyección, en el eterno Presente de la Unicidad, es de Dios y de Su único Hijo, que proyectan Amor Uno al Otro, y al hacerlo, se extienden Uno en el Otro. En cambio, aquí, cuando pensamos, actuamos y percibimos con el ego, la proyección es de la individualidad que necesita sobrevivir en el mundo de la evolución y escasez, proyectando espontáneamente ese pensamiento egocéntrico y defensivo hacia todo lo de afuera, incluyendo a los demás. Esta proyección también mantiene vigente nuestra separación de Dios. Pero el Curso nos enseña que podemos ver al mundo de otra manera y, para ello, primero tenemos que decidir pensar con el Espíritu Santo, aceptar el Redimir para nosotros mismos, perdonar, extender milagros y entablar relaciones santas para multiplicar las ocasiones de salvar a nuestros hermanos. Al hacerlo, proyectaremos hacia los demás el pensar de Amor del Espíritu Santo y, por medio de nuestra visión de Cristo, nos extenderemos en los demás que, ahora —en nuestra mente— serán uno con nosotros, reflejando así, aquí, la eterna Unicidad de Dios, donde realmente estamos todos, como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios Quien es Uno con Su Padre y Creador. Ver T2.1, T2.2 [23] y [25], T6.3, T7.9, T10.2
 
5 … Quien realmente eres,
 
6 … como el cuerpo imperfecto y transitorio que crees que eres, de acuerdo con tu experiencia como cuerpo, verificada por tu razonamiento, lógica y sentido común.
 
7 … el Hijo de Dios,
 
8 … al eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios, en Quien todos, como Almas eternas y perfectas están realmente unificadas como Una y, Quien es Uno con Dios en Su eterna Unicidad.


Un Curso Sobre Milagros
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TEXTO
Capítulo 12 
EL PROBLEMA
DE LA CULPA

T12.2 LA CULPA SE PAGA
CON LA CRUCIFIXIÓN pár 3-9
T12.2 [3] 1 La piedra angular más oscura de todas las que ocultas mantiene tu creencia en la culpa fuera del alcance de tu concienciación. 2 Pues en ese lugar oscuro y secreto yace tu constatación de que has traicionado al Hijo de Dios al haberlo condenado a morir1. 3 Ni siquiera sospechas que esta idea asesina, aunque demente, yace oculta ahí, pues las ansias destructivas del ego son tan intensas que, en última instancia, sólo la crucifixión del Hijo de Dios puede satisfacerle2. 4 El ego no sabe quién es el Hijo de Dios porque es ciego. 5 Pero permítele percibir inculpabilidad en cualquier parte, y tratará de destruirla porque tiene miedo3.

T12.2 [4] 6 Gran parte del extraño comportamiento del ego se puede atribuir directamente a su definición de la culpa. 7 Para el ego, los que están libres de culpa son culpables. 8 Los que no atacan son sus "enemigos" porque, al no aceptar su interpretación de la salvación4, se encuentran en una posición excelente para poder abandonarla. 9 Se han aproximado a la piedra angular más profunda y oscura de los basamentos del ego y, si bien el ego puede tolerar que pongas en duda todo lo demás, este secreto en particular lo guarda con su vida, pues su propia existencia ciertamente depende de que siga secreto. 10 Por consiguiente, tenemos que examinar este secreto con calma, pues el ego no puede protegerte de la Verdad, y en presencia de Ésta él se desvanece.
1 … en tu mente, ya que en la realidad de tu ego que crees que es verdadera pues la puedes experimentar con tus sentidos y entenderla con tu razonamiento, lógica y sentido común, la perfección del Amor no existe.
 
2 … matar para sobrevivir, para vencer, para apropiarte…
 
3 Inculpabilidad significa la condición de estar libre de culpabilidad. En el Curso, "inculpabilidad" y "estar libre de culpa o de culpabilidad" son sinónimos. La Inculpabilidad, con mayúscula, es del Cielo, donde al nosotros ser todos Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, la culpa no tiene cabida y, aquí, en minúscula, inculpabilidad, es Su reflejo. Ver T11.10, T13.8, T14.2
 
4 … la sobrevivencia según las leyes de la evolución y escasez
T12.2 LA CULPA SE PAGA
CON LA CRUCIFIXIÓN
pár 5-6
T12.2 [5] 11 En la apacible luz de la Verdad, reconozcamos que crees haber crucificado al Hijo de Dios. 12 No has admitido este "terrible" secreto porque todavía deseas crucificarlo si tan sólo lo pudieras encontrar. 13 No obstante, este deseo te lo ha ocultado por ser tan aterrador y tú tienes miedo de encontrarlo. 14 Has lidiado con este deseo de matar a tu propio Yo, sin querer saber quién eres realmente, e identificándote con otra cosa. 15 Has proyectado la culpa a ciegas e indiscriminadamente, pero no has podido descubrir su fuente. 16 Pues el ego ciertamente quiere destruirte y, si te identificas con él, tendrás que creer que su meta es también la tuya.

T12.2 [6] 17 Dijimos que la crucifixión es el símbolo del ego5. 18 Cuando el ego se enfrentó con la verdadera inculpabilidad del Hijo de Dios, intentó darle muerte, y la razón que adujo fue que la inculpabilidad es una blasfemia contra Dios. 19 Para el ego, el ego es dios, y la inculpabilidad tiene que ser interpretada como la máxima expresión de culpa que justifica plenamente asesinar. 20 Todavía no comprendes que todo el miedo que tienes a este Curso proviene, en última instancia, de esa interpretación, pero si te pones a observar las reacciones que ésta suscita en ti, te convencerás cada vez más de que eso es así.
5 Ver T6.2 [23] 105
T12.2 LA CULPA SE PAGA
CON LA CRUCIFIXIÓN
pár 7-8
T12.2 [7] 21 Este Curso ha afirmado explícitamente que su meta es tu felicidad y tu paz. 22 No obstante, le tienes miedo. 23 Se te ha dicho una y otra vez que el Curso te va a liberar, pero a veces reaccionas como si te estuviese tratando de aprisionar. 24 La mayor parte del tiempo lo descartas, pero ciertamente no haces lo mismo con el sistema de pensamiento del ego. 25 Has visto los resultados del Curso, pero sigues teniendo poca fe en él 26 Por tanto, debes creer que, con no aprenderlo, te estás protegiendo. 27 Y no te das cuenta de que lo único que realmente te puede proteger es tu inculpabilidad.

T12.2 [8] 28 El Redimir siempre ha sido interpretado como lo que libera de la culpa, y esto es cierto si se entiende debidamente. 29 No obstante, incluso cuando Lo he interpretado por ti, Lo has rechazado y no Lo has aceptado para ti mismo. 30 Has reconocido la futilidad del ego y de sus ofrecimientos, pero aunque no quieres el ego para ti, tampoco estás considerando la alternativa con agrado. 31 Tienes miedo de la redención6 y crees que, si la aceptas, te matará. 32 No te engañes con respecto a la profundidad de tu miedo. 33 Pues crees que, en presencia de la Verdad, te volverás contra ti mismo y te destruirás.
6 La redención del otro es lo que pone fin a su crucifixión cuando, habiéndolo tú perdonado y extendido los milagros que te hubiere sugerido el Espíritu Santo, ahora lo ves con la visión de Cristo y unes tu Alma a La de él en la experiencia de Cristo en el mundo real. Esto es así, porque la redención se reconoce únicamente al compartirla. Ver T10.7 [67], T12.3, M28
T12.2 LA CULPA SE PAGA
CON LA CRUCIFIXIÓN
pár 9
T12.2 [9] 34 Niños pequeños —que es lo que todos ustedes son— esto no es así. 35 Ese "secreto por el que te sienten culpables" no es nada, y con que lo saquen a la luz7, la Luz8 lo desvanecerá. 36 Y entonces no quedará ninguna nube oscura que se interponga entre el recuerdo de vuestro Padre y ustedes, pues recordarán a Su Hijo9 sin culpa, que no murió porque realmente10 es inmortal. 37 Y se darán cuenta de que fueron redimidos conjuntamente con él y de que nunca han estado separados de él11. 38 En que entiendan esto radica que puedan recordar, pues es reconocer al Amor sin miedo. 39 Cuando vuelvan a Casa, se producirá una gran Alegría en el Cielo y la alegría será de ustedes. 40 Pues el hijo redimido del hombre es verdaderamente el Hijo de Dios libre de culpa, y reconocerlo constituirá vuestra redención.
7 … pensando con el Espíritu Santo,
 
8 Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
 
9 … Jesús
 
10 Realmente se refiere en general a nuestra verdadera condición en el Cielo, Que es donde realmente estamos todos cual Almas Uno en Cristo, el Hijo único de Dios, que nunca se separó de su Padre, con Quien es eternamente Uno.
 
11 … puesto que ahora están experimentando el reflejo de ser Uno con él y con todos los demás en Cristo.
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