L80.1 1 Si estás dispuesto a reconocer cuáles son tus verdaderos problemas, reconocerás que realmente no tienes ninguno2. 2 Tu problema central3 ha sido resuelto y no tienes ningún otro. 3 Por lo tanto, debes sentirte en paz. 4 La salvación4 depende de que reconozcas que ése es el único problema y de que entiendas que ya ha sido resuelto. 5 Hay un solo problema y una sola solución. 6 La salvación se ha logrado. 7 Te ha sido dado estar libre5 de todo conflicto. 8 Acepta este hecho, y estarás listo para ocupar el puesto que te corresponde en el plan de Dios para la salvación6.
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1 … espirituales
2 … porque quiero creer que la separación no ocurrió y, por consiguiente, que todo lo que perciben los sentidos de mi cuerpo, a saber, el tiempo y el espacio y todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez, al no haber sido creados por el Dios de Amor en Quien también quiero creer, realmente no existen…
3 … de ser una individualidad sola contra el mundo, a la que la muerte persigue desde el mismo momento en que nació su cuerpo…
4 La salvación es salvar a otro, porque —siendo su Alma la misma que La tuya— al salvar a su mente equivocada del ego, salvas a la tuya también. La salvación es un proceso que: 1) se inicia cuando ayudas a otro a concienciar que, además de pensar “yo”, “yo”, “yo” con su ego sobrevividor, también posee la alternativa de pensar “nos” a favor de otro(s), siempre y cuando le ponga cuidado a los impulsos milagrosos (o amorosos) que de vez en cuando emergen de su subconsciente. 2) Luego, pensando cada vez más “nos” —que es el sistema de pensamiento del Espíritu Santo— lo llevará también cada vez más a perdonar al otro(s) y a extenderle(s) los milagros que el mismo Espíritu Santo le sugerirá. 3) Al multiplicarse estas experiencias, querrá creer que constituyen aquí un reflejo del eterno Amor de Dios por Su Hijo único —Que realmente son todas nuestras Almas fusionadas en Una sola en Cristo— y que curará en su mente —ahora acertada— todo pesar y dolor, todo miedo y toda pérdida, que creía que eran reales, y que sufría debido a la lealtad que les profesaba. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T11, T14, T22, T23.2 [13], T29.8, T31, L39, LTe.2 (-L231)
5 … en tu espíritu, que es la parte de tu mente que todavía puede comunicarse con
Dios por medio del Espíritu Santo
6 El Plan de Dios para nuestra salvación: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego, de manera de liberar la fuerza de Dios de amar en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos o hagamos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— reconocer en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es aprender lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Ver T11, L71, L72, LTe.2 (-L231)
L80.2 9 ¡Tu único problema ha sido resuelto! 10 Repite esto hoy una y otra vez a lo largo del día interiormente, con gratitud y convicción. 11 Has reconocido tu único problema, dando así paso al Espíritu Santo para que te dé la Respuesta de Dios7. 12 Has dejado a un lado el engaño, y has visto la luz de la Verdad. 13 Has aceptado la salvación al llevar el problema a la solución. 14 Y puedes reconocer la solución, porque el problema ha sido identificado.
L80.3 15 Hoy tienes derecho a la paz8. 16 Un problema que ya ha sido resuelto no puede perturbarte. 17 Tan sólo, asegúrate de no olvidar que todos los problemas son la misma cosa. 18 Mientras te acuerdes de esto, sus múltiples formas no te podrán engañar. 19 Solo hay un problema y una solución. 20 Acepta la paz que te aporta esta sencilla afirmación.
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7 La Respuesta de Dios a la separación es el Espíritu Santo y la posibilidad de comunicarnos con Dios por Su intermedio a través de nuestro espíritu o mente acertada, que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del mismo Espíritu Santo. Ver T5.3 [18], T9.7 [53], T17.5 [29]
8 Paz, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en el eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que realmente no somos cuerpos sino Almas, fusionadas todas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez. En minúscula, cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, paz es el estado que experimentamos en el mundo real cuando hemos perdonado totalmente al otro —es decir, que nos damos cuenta de que no hay nada que perdonar, porque lo hemos reconocido como el Cristo que realmente es, como el Alma perfecta y eterna que realmente es, Alma que es exactamente igual a La mía y a Las de todos los demás— y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el especialismo del ego, paz es el estado que se puede obtener transitoriamente según los acuerdos y leyes del mundo. Ver T6.6.2, T19.5, T29.7, L105, L188, L200, M11, M20
L80.4 21 En nuestras prácticas más largas de hoy, reivindicaremos la paz que tendrá que ser necesariamente nuestra una vez que se hayan reunido problema y solución. 22 El problema tendrá que haber desapa- recido, porque la Respuesta de Dios no puede fallar. 23 Al haber reconocido el problema, habrás reconocido la solución. 24 La solución es inherente al problema. 25 Se te ha contestado y tú has aceptado la Respuesta. 26 Te has salvado.
L80.5 27 Permite ahora que se te dé la paz que tu aceptación trae consigo. 28 Cierra los ojos y recibe tu recompensa. 29 Reconoce que tus problemas han sido resueltos. 30 Reconoce que no tienes conflictos, y que estás libre y en paz. 31 Sobre todo, recuerda que tienes un solo pro- blema y que el problema tiene una sola solución. 32 En esto reside la simplicidad de la salvación. 33 Por eso, su eficacia está garantizada.
L80.6 34 Hoy, convenzámonos a menudo que nuestros problemas han sido resueltos. 35 Repite la idea con absoluta convicción tan a menudo como sea posible. 36 Y en particular, asegúrate de aplicar la idea de hoy a cualquier problema concreto que pueda surgir. 37 En ese caso, di de inmediato:
L80.7 38 Reconoceré que este problema ha sido resuelto.
L80.8 39 Propongámonos no acumular resentimientos hoy. 40 Propongá- monos estar libres de problemas que no existen. 41 Para lograr esto, sólo se requiere una sencilla sinceridad. 42 No te engañes con respecto a cuál es el problema, y entonces reconocerás que ya ha sido resuelto.