LTe.9 (-L301).1 1 La Segunda Venida de Cristo —Que es tan segura como que Dios existe— es sencillamente1 la corrección de todos los errores y el restablecimiento de la cordura2. 2 Es parte de la condición que reinstaura Lo que nunca se perdió y restablece Lo que es eternamente verdad de toda Eternidad y por toda Eternidad3. 3 Es la invitación que se le hace a la Palabra de Dios4 para que5 ocupe el lugar de las ilusiones6, la señal de que estás dispuesto a dejar que tu perdonar7 descanse sobre todas las cosas8 sin hacer excepciones y sin reservas.
LTe.9 (-L301).2 4 Es la naturaleza totalmente inclusiva de la Segunda Venida de Cristo lo que Le permite abrazar al mundo y mantenerte a salvo dentro de Su tranquilo advenir, el cual abarca a todas las cosas vivientes conjuntamente contigo. 5 No hay fin para la liberación9 que trae la Segunda Venida, pues la Creación de Dios10 tiene que ser necesariamente ilimitada. 6 El perdonar ilumina el camino de la Segunda Venida, porque brilla sobre todos al unísono.
LTe.9 (-L301).3 7 La Segunda Venida11 marca el fin de las enseñanzas del Espíritu Santo, allanando así el camino para el Juicio Final12, en el que el aprendizaje termina con un último resumen, el cual se extenderá más allá de sí mismo hasta llegar a Dios. 8 La Segunda Venida es el tiempo en el que todas las mentes se ponen en manos de Cristo13 para que14 sean regresadas al Espíritu15 en el nombre de la verdadera Creación y de la Voluntad de Dios16.
LTe.9 (-L301).4 9 La Segunda Venida es el único acontecimiento en el tiempo al que el mismo tiempo no puede afectar. 10 Pues a cada uno que alguna vez vino a morir, o que aún ha de venir, o que se encuentra ahora aquí, es igualmente liberado de lo que17 fue hacedor18. 11 En esta igualdad, Cristo es reinstaurado como una única Identidad19, en la Cual todos los Hijos de Dios se dan cuenta de que todos son realmente Uno20. 12 Y Dios el Padre sonríe a Su Hijo, Su única Creación y Su única Alegría.
LTe.9 (-L301).5 13 Ora21 para que esta Segunda Venida llegue pronto, pero no te limites a eso, 14 pues Ella necesita tus ojos, tus oídos, tus manos y tus pies. 15 También necesita tu voz. 16 Pero, sobre todo, necesita tu disposición. 17 Alegrémonos de poder hacer la Voluntad de Dios y unirnos conjuntamente en Su santa luz22. 18 ¡Presten atención!, el Hijo de Dios es realmente Uno con Nosotros, y por eso podemos alcanzar el Amor de Nuestro Padre por medio de él.
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1 … en tu mente acertada o espíritu,
2 Cordura, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su sistema de pensamiento en nuestra mente acertada o espíritu, que parte de la creencia en la Verdad y, que nuestra función aquí es tratar de ser reflejos de nuestra verdadera Realidad, aceptando el Redimir para nosotros mismos, perdonando, extendiendo milagros y entablando relaciones santas para multiplicar el perdón y la extensión de milagros hasta abarcar a todos. Y, cuando pensamos con nuestro ego, la cordura es el estado mental al que llega nuestro ego por medio del razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76], T17.7 [61]
3 Unicidad, con mayúscula, es, la idea que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de fusionar todas nuestras Almas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados
—como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos el Hijo único de Dios. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
4 … al Espíritu Santo
5 … en nuestra mente acertada
6 … de la realidad del ego en nuestra mente equivocada
7 El perdonar —que forma parte del proceso de aceptar el Redimir para uno mismo— en un primer paso, es concienciar que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro que estoy tratando de perdonar, sino en el sistema de pensamiento del ego y el especialismo hechos por mi yo, el soñador, y procesados por mi cerebro en mi mente equivocada. En un segundo paso, decido pensar con el Espíritu Santo y trato de ver más bien el Alma de ese otro. El tercer paso se da, cuando conciencio que su Alma no tuvo nada que ver con lo que su cuerpo me pudo haber hecho, porque en la Unicidad —que es Donde quiero creer que realmente estamos todos como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo— sólo hay Amor entre Dios y Su único Hijo. El último paso se da cuando, habiendo logrado perdonar a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la fusión de su Alma con la Mía, es decir, la experiencia del mundo real, que luego, trataré de extender a todo y a todos. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
8 En minúscula, las cosas, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son el reflejo aquí de las Cosas celestiales y, cuando pensamos con el ego, son aquí, las que perciben nuestros sentidos y que nos explicamos por medio de nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T8.3 [14], T12.6 [50], T12.7 [68]
9 Aquí, en minúscula, libertad, cuando pienso con el Espíritu Santo, es la liberación del confinamiento impuesto por las mentes individuales separadas unas de otras, para amar sin excepción y por igual a todos, como reflejo de la Unicidad;
10 En el Cielo, la Creación, con mayúscula, es todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros, las Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de Su Unicidad. Dios no creó más nada. Por eso, Allá, la realidad del ego que percibimos aquí con nuestros sentidos, realmente, no existe. Aquí, las creaciones, en minúscula, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, son las que producimos al perdonar a otro(s) y extenderle(s) los milagros que nos sugiera el Espíritu Santo— como un reflejo de las Creaciones que creamos como Uno con y en Dios, en el Cielo. Y, cuando pensamos con el especialismo del ego, no "creamos" sino que "hacemos," de acuerdo con las leyes de este mundo. Ver T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (-L321)
11 … en tu mente acertada o espíritu…
12 El Juicio Final en mi espíritu o mente acertada —después de haber experimentado a Cristo en el o los que he perdonado completamente— 1) Es el proceso de evaluar acertadamente lo que tiene valor y lo que no lo tiene. 2) Es comprender a la Voz que habla por Dios proclamar que lo falso es falso, y que lo que es Verdad nunca ha cambiado. 3) Es el don de la corrección que Dios depositó sobre todos mis errores; corrección que me libera de ellos y de todos los efectos que parecían tener. 4) Es saber que Nuestro Padre —Quien yo, al igual que Jesús antes de morir, creíamos que nos había abandonado a la injusticia de este mundo— por el contrario, nos dice a todos y a cada uno: "Tú sigues siendo Mi santo Hijo, por siempre inocente, por siempre cariñoso y por siempre querido, tan ilimitado como Tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. Por lo tanto, despierta, y regresa a Mí. Soy Tu Padre y Tú eres Mi Hijo." Ver T2.6, T3.8, T26.4 [21], LTe.10 (-L311)
13 Cristo: 1) es la idea que resuelve el aparente dilema en el Curso, que, por un lado, reza: "Dios creó a un solo Hijo, y no creó más nada" y, por el otro, "la Filiación es la suma de todas las Almas creadas por Dios.", dilema que es resuelto en el proceso de extender milagros: "Un milagro hace que las Almas sean una en Cristo."; 2) en mi fuero interno, Cristo también es la divina experiencia de mi mente acertada o espíritu en un instante santo del mundo real, de la fusión de mi Alma con el Alma del otro(a), experiencia de Amor general que se extiende a todas las demás Almas como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9]
14 … en tu mente acertada o espíritu…
15 Alma (o Espíritu) —siempre con mayúscula— es nuestra inmaterial Naturaleza divina que Dios creó semejante a Sí Mismo, entendiéndose que, al ser de Dios, el Alma es eterna y nunca nació. El Alma sabe, ama y crea. Cuando las Almas (o Espíritus) perfectas y eternas —que realmente somos todos— se fusionan en Una sola en Cristo, somos el Hijo único de Dios, Uno con Su Padre en el eterno Presente de la Unicidad. Aquí, en el mundo real, cuando hablamos de fusión de Almas, nos referimos a la fusión del reflejo de nuestra Alma con el reflejo del Alma del otro, al que hemos logrado perdonar totalmente. Desde que sucedió la Separación, nada puede llegar al Alma desde el ego, ni nada del Alma puede reforzar al ego o aminorar el conflicto interno de éste, porque el Alma no puede percibir y el ego es incapaz de conocer. Por lo tanto, no están comunicados ni jamás lo estarán. Ver T2.2 [20], T4.2 [8] y [19], T31.6, L97
16 Voluntad de Dios —en el eterno Presente de Su Unicidad en la Que todas nuestras Almas perfectas están fusionadas en Una sola en Cristo, Su Hijo único, Dios— quiere que la felicidad que Su Hijo heredó de Él siga imperturbada y perpetua en la Alegría de la Creación plena, eternamente receptiva y totalmente ilimitada en Él. Aquí, la Voluntad de Dios es, por medio del perdón y de la extensión de milagros, que nos volvamos el reflejo de ese eterno Presente de la Unicidad, en la Que, en paz y con alegría, nos amamos unos a otros como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Él. Ver T12.7 [64-65], T13.5 [41], L193
17 … yo, el soñador: 1) Es "la idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales" (ver “Separación”), que "hace muchos millones de años," el Hijo creó en falso al separarse del eterno Presente de la Unicidad de Dios, con el fin de, por su cuenta, hacer el tiempo, el espacio, y todo lo que éstos contuvieron, contienen y contendrán, hasta que, "en un período similarmente largo, y tal vez aún más largo", termine el tiempo. 2) Hace unos 300 mil años, por medio de su yo, el soñador, el Hijo separado, no solamente otorgó a algunos mamíferos —que denominamos "homo sapiens"— el libre albedrío sobre su instinto natural, sino que, fraccionándose, se ha estado encarnando en cada uno de los humanos que han sido, son y serán, aportando a sus mentes el especialismo que sus cerebros procesan con la razón, lógica y sentido común, para tratar de sobrevivir lo mejor y más largo posible. 3) Esa encarnación del Hijo separado en cada cuerpo ha sido parcial, ya que, hasta ahora, nadie ha recordado lo que sucedió en la separación como tampoco nadie ha regresado de la muerte para contar su historia. 4) No obstante que no recordamos la separación, el Curso nos dice que cada uno, realmente es el Hijo único de Dios, con Quien es Uno en el eterno Presente de la Unicidad. Ver T18, T27.8 [68-70], T27.9, T28.3 [19]-[20], T29.5
18 … la separación y todas sus secuelas…
19 Identidad, con mayúscula, es el Yo del único Hijo de Dios, Que somos realmente, como Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Quien es Uno con Dios. En minúscula, es la identidad del ego. Pero cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu), y pensamos con el Espíritu Santo, nuestra identidad se convierte en el reflejo aquí de la Identidad de Cristo, el Hijo único de Dios. Ver T7.10 [97], T20.9, LTe.14 (- L351)
20 … en la experiencia de Cristo, en mi fuero interno, es la divina experiencia de la fusión de mi Alma con el Alma del otro(a) en Una sola, al haberlo(a) perdonado totalmente; experiencia de Amor que iré extendiendo a todo y a todos en un reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9], Lte.6 (-L271)
21 La oración es, en el eterno Presente de la Unicidad, el mayor Don con el Cual Dios bendijo a Su Hijo al crearlo. la única Voz que eternamente nos profesamos Dios y todos nosotros como las Almas perfectas y eternas que realmente somos, Una en Cristo, Su único Hijo, en medio de la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo. Y en Ello, la Creación se extiende: Dios dando gracias a Su Extensión, Que es Su Hijo; y Éste, en el cantar de Su Crear en Nombre de Su Padre, dándole gracias a Él, por haberlo creado. Cuando termine el tiempo, el Amor Que Ellos comparten es Lo que toda oración será por toda la Eternidad, porque así era antes de que el tiempo pareciera existir. La oración que pide cosas de este mundo dará lugar a experiencias de este mundo. Si eso es lo que la oración del corazón pide, es lo que se le dará, porque es lo que recibirá. Al Hijo dormido de Dios sólo le queda este poder. Pero es suficiente. Sus palabras no tienen importancia. Sólo la Palabra de Dios tiene algún significado que sólo el Espíritu Santo comprende. Y eso, también, es suficiente. Ver T3.7 [56] y [60], T6.3 [32], L183.11, L254, M21.3, C1.in.
22 Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el especialismo del ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
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