LTe.1 (-L221).1 1 El perdón1 reconoce que lo que pensaste que2 tu hermano te hizo3 realmente nunca ocurrió4. 2 No perdona pecados5, otorgándoles así realidad6. 3 Sencillamente7 ve que no se cometió pecado alguno8. 4 Y, en esa mirada9, todos tus pecados quedan perdonados10. 5 ¿Qué es el pecado11, sino una falsa idea acerca del Hijo de Dios12? 6 El perdón13 ve sencillamente esa falsedad y, por consiguiente, la descarta14. 7 La Voluntad de Dios15 tiene ahora libertad para ocupar su lugar16.
LTe.1 (-L221).2 8 El pensar que no perdona es aquel que emite un juicio17
que no pondrá en duda, a pesar de que18 no es verdad. 9 La mente19 se ha cerrado y no puede liberarse20. 10 El pensar21 protege la proyección22 apretando aún más las cadenas que aprisionan a la mente23, de tal manera que las distorsiones se vuelven más sutiles y turbias, menos susceptibles de ser puestas en duda y más alejadas de la razón24. 11 ¿Qué puede interponerse entre una proyección fija y el objetivo que ésta ha escogido como la meta que quiere alcanzar?
LTe.1 (-L221).3 12 El pensar que no perdona hace muchas cosas. 13 Actuando frenéticamente, persigue su meta, doblegando y tumbando lo que considera que se interpone en el camino que ha escogido. 14 Su propósito es distorsionar, que es también el de los medios por los cuales quiere lograrlo25. 15 Además, se dedica con furia a tratar de aplastar el reflejo de la Realidad26, sin ningún miramiento por nada que parezca contradecir su punto de vista.
LTe.1 (-L221).4 16 En cambio, el perdón está aquietado, y tranquilamente no hace nada. 17 No ofende a ningún aspecto de la Realidad, ni trata de torcerla en apariencias que le agradan. 18 Sencillamente mira, espera y no juzga. 19 El que no perdona tiene que juzgar, pues tiene que justificar su fracaso por no perdonar. 20 Pero aquel que quiere perdonarse a sí mismo debe aprender a dar la bienvenida a la Verdad exactamente como es27.
LTe.1 (-L221).5 21 Así, pues, no hagas nada y deja que el perdón te muestre lo que debes hacer por medio de Aquel Que es tu Guía, tu Salvador y Protector, Quien, lleno de esperanza, está seguro de que finalmente triunfarás. 22 Él ya te ha perdonado, pues ésa es Su función, que Dios le dio. 23 Ahora debes compartirla y perdonar al que Él ha salvado28, cuya inocencia ve y a quien honra como el Hijo de Dios.
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1 El perdonar —que forma parte del proceso de aceptar el Redimir para uno mismo— en un primer paso, es concienciar que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro que estoy tratando de perdonar, sino en el sistema de pensamiento del ego y el especialismo hechos por mi yo, el soñador, y procesados por mi cerebro en mi mente equivocada. En un segundo paso, decido pensar con el Espíritu Santo y trato de ver más bien el Alma de ese otro. El tercer paso se da, cuando conciencio que su Alma no tuvo nada que ver con lo que su cuerpo me pudo haber hecho, porque en la Unicidad —que es Donde quiero creer que realmente estamos todos como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo— sólo hay Amor entre Dios y Su único Hijo. El último paso se da cuando, habiendo logrado perdonar a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la fusión de su Alma con la Mía, es decir, la experiencia del mundo real, que luego, trataré de extender a todo y a todos. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
2 … el cuerpo de
3 … a tu cuerpo,
4 … ya que quieres creer que tu hermano, tú, y todos los demás, no son cuerpos, sino Almas fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, en el eterno Presente de Su Unicidad. Por consiguiente,
5 Para los fieles de las Religiones establecidas, pecado es todo lo que infrinja sus respectivos mandamientos y normas.
6 … según el sistema de pensamiento del ego…
7 … tu mente acertada por medio de la visión de Cristo
8 .. ya que en la Unicidad de Dios no hay individualidades compitiendo unas contra otras, sino Su Hijo único con Quien es Uno, en un Pensamiento de Amor o Espíritu Santo…
9 … en tu fuero interno con la visión de Cristo que mira más allá del cuerpo de tu hermano a su Alma,
10 … ya que tu Alma no los pudo haber cometido en el eterno Presente de la Unicidad de Dios en la que quieres creer, basado en tus experiencias de impulsos milagrosos…
11 … según el sistema de pensamiento del ego,
12 … que está soñando que se separó de Dios y se identificó con y está enclaustrado en un cuerpo en este teatro de títeres inventado en esta pizca de polvo cósmico que llamamos mundo…
13 … según la mente acertada o espíritu que piensa con el Espíritu Santo
14 … de sus creencias, aunque sigue consciente que mientras el cuerpo exista en este sueño, tiene que mantenerlo y, entre otras cosas, pagar las cuentas…
15 … expresada en el reflejo aquí —cuando perdonas y extiendes milagros— de la felicidad que realmente heredaste y que sigue imperturbada en la perpetua Alegría de la Creación plena que es eternamente receptiva y completamente ilimitada en Ti, Uno con Dios… Ver T12.7 [64] y [65], T13.5 [41], L193
16 … en tus creencias, en tu querer creer que la Verdad que te propone el Curso es verdad…
17 … sobre alguna realidad del ego…
18 … realmente
19 … equivocada
20 … de una realidad que los sentidos del cuerpo experimentan como real, como verdadera…
21 … del ego con tu mente equivocada…
22 … equivocada del ego… La proyección, en el eterno Presente de la Unicidad, es de Dios y de Su único Hijo, que proyectan Amor Uno al Otro, y al hacerlo, se extienden Uno en el Otro. En cambio, aquí, cuando pensamos, actuamos y percibimos con el ego, la proyección es de la individualidad que necesita sobrevivir en el mundo de la evolución y escasez, proyectando espontáneamente ese pensamiento egocéntrico y defensivo hacia todo lo de afuera, incluyendo a los demás. Esta proyección también mantiene vigente nuestra separación de Dios. Pero el Curso nos enseña que podemos ver al mundo de otra manera y, para ello, primero tenemos que decidir pensar con el Espíritu Santo, aceptar el Redimir para nosotros mismos, perdonar, extender milagros y entablar relaciones santas para multiplicar las ocasiones de salvar a nuestros hermanos. Al hacerlo, proyectaremos hacia los demás el pensar de Amor del Espíritu Santo y, por medio de nuestra visión de Cristo, nos extenderemos en los demás que, ahora —en nuestra mente— serán uno con nosotros, reflejando así, aquí, la eterna Unicidad de Dios, donde realmente estamos todos, como Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre y Creador. Ver T2.1, T2.2 [23] y [25], T6.3, T7.9, T10.2 T21.1 [1]
23 … equivocada…
24 … del Espíritu Santo…En el Curso, razón, es la facultad del hombre de pensar con cualquiera de los dos sistemas de pensamiento: el del ego y, el del Espíritu Santo. También, en algunos casos, se refiere al Espíritu Santo, en cuyo caso el término está en mayúscula, o lleva una nota explicativa. Ver T9.10 [87], T13.4 [25], T19.5.4 [108], T21.5.5 [45]
25 … usando su especialismo: … El especialismo: 1) es el sistema de pensamiento adicional al del instinto natural de la evolución, que el Hijo separado de Dios o yo, el soñador, hace unos 300 mil años, dotó al homo sapiens, a quien había otorgado el libre albedrío sobre su instinto natural; 2) es la forma de pensar de mi mente equivocada, cuando mi cerebro procesa adicionalmente a los impulsos existenciales de la evolución, los impulsos egóicos provenientes también de mi yo, el soñador, que es lo que hago casi todo el tiempo; 3) es mi deseo de estar separado(a) y por encima de los demás, tratando de poseer más y ser más que ellos, por el convencimiento de que soy merecedor(a) de las escasas cosas buenas y transitorias que ofrece el mundo;
4) es buscar interesadamente en relaciones especiales, el amor, la amistad y el aprecio especiales que puedan ofrecer, así como también, convencerlos de que entreguen sus cuerpos y/o mentes y/o posesiones igualmente especiales, que considero que me hacen falta. 5) Pero el especialismo nunca puede amar, apreciar o compartir desinteresadamente, ya que, por sí mismo, constituye una traición y un ataque contra el Amor de Dios por cada una de nuestras Almas —Que realmente somos— fusionadas en Una sola en Cristo, Su Hijo único. 6) En consecuencia, mi especialismo va a desconfiar de todos, al considerarlos como potenciales atacantes o competidores, y por eso, no se le va a escapar ninguna falta o pecado que puedan cometer; además de atacar a los que interfieran o se opongan a mis designios interesados. Ver T16.6, T24, T27.9 [82]-[83]
26 La Realidad, con mayúscula, significa la infinita y eterna Unicidad de Dios, en la Cual, todos nosotros, sin excepción, cual Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, somos Uno con Nuestro Padre, compartiendo con Él Su Amor, el Espíritu Santo. Algunos de sus sinónimos son: Cielo, Eternidad, Reino, Reino de los Cielos, Universo. En minúscula, realidad significa la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez que hizo mi yo, el soñador, realidad en la que habitualmente creemos, percibimos, pensamos y actuamos con el ego. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, aceptamos el Redimir para nosotros mismos, perdonamos y extendemos los milagros que el propio Espíritu Santo nos va a sugerir, podemos trascender esta realidad en nuestro fuero interno, en la experiencia del mundo real, que es el reflejo aquí de la eterna Realidad. Ver T8.10, T11.4, T11.9, T18, T30.9
27 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber visto su Alma con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y el espacio y el universo son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.55
28 La salvación es salvar a otro, porque —siendo su Alma la misma que La tuya— al salvar a su mente equivocada del ego, salvas a la tuya también. La salvación es un proceso que: 1) se inicia cuando ayudas a otro a concienciar que, además de pensar “yo”, “yo”, “yo” con su ego sobrevividor, también posee la alternativa de pensar “nos” a favor de otro(s), siempre y cuando le ponga cuidado a los impulsos milagrosos (o amorosos) que de vez en cuando emergen de su subconsciente. 2) Luego, pensando cada vez más “nos” —que es el sistema de pensamiento del Espíritu Santo— lo llevará también cada vez más a perdonar al otro(s) y a extenderle(s) los milagros que el mismo Espíritu Santo le sugerirá. 3) Al multiplicarse estas experiencias, querrá creer que constituyen aquí un reflejo del eterno Amor de Dios por Su Hijo único —Que realmente son todas nuestras Almas fusionadas en Una sola en Cristo— y que curará en su mente —ahora acertada— todo pesar y dolor, todo miedo y toda pérdida, que creía que eran reales, y que sufría debido a la lealtad que les profesaba. 4) Finalmente, el Espíritu Santo te enseñará cómo no juzgar, perdonar y extender milagros y, así, en instantes santos en tu fuero interno, accederás a la visión de Cristo en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje. Ver T3.3, T5.3, T6.6.3 [94], T7.5, T11, T14, T22, T23.2 [13], T29.8, T31, L39, L139, LTe.2 (-L231)
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