L1 (L77-78) Éstas son las ideas que vamos a repasar hoy:
L89 (L77) 1 Tengo derecho a los milagros1.
2 Tengo derecho a los milagros porque no me rigen otras leyes que las de Dios. 3 Sus leyes me liberan de todos mis resentimientos y los reemplazan con milagros. 4 Por consiguiente, aceptaré los milagros en lugar de los resentimientos, que no son sino ilusiones que ocultan los milagros que se encuentran más allá de ellos. 5 A partir de ahora, aceptaré solamente lo que las leyes de Dios me dan derecho, de manera que pueda usarlo en beneficio de la función que Él me ha dado.
6 Puede que quieras usar las sugerencias que siguen para las aplicaciones específicas de esta idea:
7 Detrás de esto hay un milagro al cual tengo derecho.
8 No guardaré ningún resentimiento contra ti, [nombre], sino que en su lugar, te ofreceré el milagro que te pertenece2. 9 Mirando de verdad, esto me está ofreciendo un milagro.
L89 (L78) 10 ¡Que los milagros reemplacen todos mis resentimientos!
11 Por medio de esta idea uno mi voluntad a la del Espíritu Santo, y las percibo como una. 12 Mediante esta idea, acepto mi liberación del infierno. 13 Mediante esta idea expreso mi disposición a que todas mis ilusiones sean reemplazadas por la Verdad, de acuerdo con el plan de Dios3 para mi salvación. 14 No quiero hacer excepciones ni substituciones. 15 Quiero todo el Cielo y sólo el Cielo, tal como la Voluntad de Dios ha dispuesto que lo tenga.
16 Algunas formas específicas para aplicar esta idea podrían ser:
17 No quiero conservar este resentimiento apartado de mi salvación.
18 [Nombre], dejemos que los milagros reemplacen todos nuestros resentimientos.
19 Detrás de esto se encuentra el milagro que reemplaza todos mis resentimientos.
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1 Extender un milagro a otro, es la máxima expresión de Amor que puedes experimentar en tu fuero interno, cuando, después de haber aceptado el Redimir para ti mismo y logrado perdonar totalmente a un hermano, se corre el velo que te impedía verlo con la visión de Cristo, y fusionas tu Alma con La de él en una unión de Amor, en la que dar es recibir, que se extiende a todas las Almas, ya que, realmente, hay Una sola, La del Hijo único de Dios. El milagro trasciende las leyes de este mundo, remplazándolas por una verdadera empatía o altruismo, como reflejo aquí del Amor que nuestras Almas comparten en el Cielo, reflejo que cura la mente de tu hermano de su creencia en la realidad del ego y, al mismo tiempo, consolida tu propia curación. El milagro es el medio para alcanzar conjuntamente la meta del Curso, no se pide, sino que sucede y, al suceder, se acepta que su origen es divino, mediante un acto de fe. Ver: T1, LTe.13 (-L341)
2 … según me lo sugiera el Espíritu Santo
3 El Plan de Dios para nuestra salvación: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego, de manera de liberar la fuerza de Dios de amar en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos o hagamos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— reconocer en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es aprender lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Ver T11, L71, L72, LTe.2 (-L231)
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