PARA VER TODO EL CORREO HAGA
Un Curso Sobre Milagros
edición original 
T26.10 [77] 1 ¡Piensa lo santo que debes de ser tú, pues desde ti la Voz que habla por Dios1 llama con Amor a tu hermano para que puedas despertar en él la Voz2 que responde a tu llamada!

2 ¡Y piensa cuán santo debe de ser él, en quien duerme tu salvación3 unida a su libertad4!

3 Por más que anheles su condena, Dios está en él. 4 Y nunca sabrás que también está en ti, si atacas la casa5 que Él escogió y luchas contra Su anfitrión6.

5 Trátalo con cariño. 6 Mira con ojos llenos de Amor al que lleva a Cristo dentro de sí, para que puedas ver Su gloria y alegrarte que el Cielo realmente no está separado de ti.

  UCSM TEXTO
CH 26 LA TRANSICIÓN
T26.10 PUES ELLOS HAN LLEGADO
T26.11 LA TAREA POR HACER
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2  
¿Qué es EL
ESPÍRITU SANTO? pár 1-5
LTe.7 (-L281).1 1 El Espíritu Santo1 es el que media entre las ilusiones2 y la Verdad3. 2 Puesto que el Espíritu Santo tiene que establecer un puente entre la Realidad4 y los sueños5, la percepción acertada6 conduce al conocimiento7 por medio de la gracia que Dios dio al Espíritu Santo, para que Ella sea el don8 que Dios le hace a todo aquel que acude al Espíritu Santo en busca de la Verdad. 3 Cruzando el puente9 que el Espíritu Santo provee, todos los sueños son llevados ante la Verdad para que la luz del conocimiento los disipe. 4 Allí, los sonidos y las imágenes se descartan para siempre, 5 y donde éstos se percibían antes, el perdonar10 ha hecho posible el tranquilo final de la percepción.
1 El Espíritu Santo: 1) En la eterna Unicidad de Dios, es Su Pensamiento de Amor que nos creó Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo; 2) En el mismo instante de la separación, el Espíritu Santo fue la Respuesta de Dios a la misma, cuyos impulsos milagrosos —cuando emergen desde lo más profundo de nuestro subconsciente y los tomamos en cuenta— nos invitan a: 2.1) aceptar el Redimir para nosotros mismos; 2.2) perdonar; 2.3) extender milagros al otro(s); 2.4) y, a aceptarlo como nuestro Guía para tomar decisiones, pensando con Él en nuestra mente acertada o espíritu; Ver: Algunos de Sus sinónimos en el Curso son: "Consolador", "Guía", "Intérprete", "Mediador", "Palabra de Dios", "Redimir", "Respuesta", "Traductor", "Verdad", "Voz que habla por Dios", "Voz de Dios". Ver T5.3, T5.4, T.5.5, T6.6, T9.5, T20.5, LTe.7 (-L281), M2.4
 
2 Ilusión o fantasía o alucinación —en el sueño de la separación o realidad del ego en la que creemos vivir— es todo lo "hecho" por el yo soñador o “idea seria,” que se produjo en el instante de la separación, por haber olvidado el Hijo reírse de la diminuta idea alocada (que Le era posible separarse de Su Padre y ponerse a crear por su cuenta), que se había colado en la Eternidad donde Todo es Uno con Dios. Entre las ilusiones hechas por el yo soñador, se encuentran el tiempo, el espacio, el universo en continua expansión y fragmentación, y el sistema de pensamiento del ego, que con sus leyes de la evolución y escasez rige todas las mencionadas ilusiones. Ver T8.5 [41], T16
 
3 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber visto su Alma con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y el espacio y el universo son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5 
 
4 La Realidad, con mayúscula, significa la infinita y eterna Unicidad de Dios, en la Cual, todos nosotros, sin excepción, cual Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, somos Uno con Nuestro Padre, compartiendo con Él Su Amor, el Espíritu Santo. Algunos de sus sinónimos son: Cielo, Eternidad, Reino, Reino de los Cielos, Universo. Ver T8.10, T11.4, T11.9, T18, T30.9
 
5 … o realidad según el ego; la del tiempo y espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez,
 
6 … pensando con el Espíritu Santo
 
7 Conocimiento, con mayúscula, es lo que saben todas nuestras Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Almas que, en perfectas paz y alegría, están compartiendo con Dios Su Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, en minúscula, conocimiento: 1) es lo que experimentamos en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y unir como Una, su Alma con La mía; 2) es saber que esa experiencia es el reflejo aquí del eterno Conocimiento. Y cuando pensamos con el especialismo del ego, es lo que se puede llegar a conocer en este mundo, de acuerdo con sus leyes. Ver T3.5 [35] y [37], T25.4 [25]
 
8 Don con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula, don es el reflejo aquí del Don de Dios. Presente se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo separado que piensa con Él. Regalos son los que ofrece el Hijo separado que piensa con el ego. Ver T7.2, T20.6 [38], 26.5 [28], L166
 
9 … hacia el Mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Es el estado mental que, inicialmente, se experimenta cuando se logra perdonar totalmente a otro y fusionamos su Alma con La nuestra en la experiencia de Cristo. Luego, al perdonar una y otra vez totalmente a otros, vamos a querer extender esa experiencia de Amor a todo y a todos — como en un reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad, donde todo es Uno en Dios— en la espera que Dios dé el paso final. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9] Lte.8 (-L291) Lte.8 (-L291)
 
10 El perdonar —que forma parte del proceso de aceptar el Redimir para uno mismo—en un primer paso, es concienciar que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro que estoy tratando de perdonar, sino en el sistema de pensamiento del ego hecho por mi yo soñador, y el especialismo producido por mi mente separada que lo usa. En un segundo paso, decido pensar con el Espíritu Santo y trato de ver más bien el Alma de ese otro. El tercer paso se da, cuando conciencio que su Alma no tuvo nada que ver con lo que su cuerpo me pudo haber hecho, porque en la Unicidad —que es Donde quiero creer que realmente estamos todos como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo— sólo hay Amor entre Dios y Su único Hijo. El último paso se da cuando, habiendo logrado perdonar a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la fusión de su Alma con la Mía, es decir, la experiencia del mundo real, que luego, trataré de extender a todo y a todos. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
P A R T E 2  
¿Qué es EL
ESPÍRITU SANTO?  
pár 2-3
LTe.7 (-L281).2 6 La meta de las enseñanzas del Espíritu Santo es precisamente este acabar con los sueños. 7 Pues los sonidos e imágenes tienen que transformarse de testigos del miedo en testigos del Amor. 8 Y cuando esto se haya logrado totalmente, el aprendizaje habrá alcanzado la única meta que en verdad tiene. 9 Pues —a medida que el Espíritu Santo guía el aprendizaje hacia el resultado que ha percibido para él— éste se convierte en el medio para ir más allá de lo que enseña, y así, ser reemplazado por la Verdad Eterna11.

LTe.7 (-L281).3 10 Si supieses cuánto anhela Tu Padre que reconozcas tu impecabilidad12, no dejarías que la Voz que habla por Él te lo pidiese en vano, ni darías la espalda a Lo que Él te ofrece para reemplazar a todas las imágenes y sueños atemorizantes de los cuales tú has sido el hacedor13. 11 El Espíritu Santo entiende los medios de los que fuiste hacedor, por medio de los cuales14 querías alcanzar lo que siempre ha sido inalcanzable15. 12 Pero si se los ofreces al Espíritu Santo, Él se valdrá de esos medios de los que fuiste hacedor con el fin de exiliarte16, para restaurar tu mente al sitio donde verdaderamente se siente en casa17.
11 … sencillamente que Dios es, y nosotros, como Almas perfectas fusionadas en Una sola en Cristo, el único Hijo de Dios, en Su eterna Unicidad.
 
12 La Impecabilidad, con mayúscula, es, en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, la condición de nuestras Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. En minúscula, impecabilidad es el reflejo aquí de esa condición eterna, en la que todo deseo de atacar ha desaparecido, de modo que no hay razón para percibir al Hijo de Dios de ninguna otra forma que como realmente es. Ver T20.5 [32], T25.6 [37]
 
13 … por mi yo soñador, de quien, aquí, soy su fragmentación encarnada: Mi yo soñador, es el Hijo de Dios soñando que —hace aproximadamente unos 14 mil millones de años— logró separarse de Dios y, siendo él "la idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales" (ver “Separación”), se puso a hacer: 1) el tiempo, el espacio y el universo; 2) el sistema de pensamiento del ego, con cuyos impulsos existenciales ha estado manejando la evolución de esos efectos reales; 3) con el aparente propósito de retar al Espíritu Santo, hace unos 4.500 millones de años, empezó a hacer la pizca de polvo cósmico que llamamos "mundo" y, en él, hace unos 200 mil años, otorgó al “homo sapiens” —que el Curso llama “hombre”— la facultad de manipular su instinto natural o libre albedrío, obligándolo — para orientar su vida— a decidir todo el tiempo con cuál de los dos sistemas de pensamiento quiere pensar: ¿con el del ego o, con el del Espíritu Santo? Ver: T27.9 [82], T1.1.28 [38]
 
14 … como yo soñador del que soy un fragmento encarnado
 
15 … separarte de Dios
 
16 … del eterno Presente de la Unicidad de Dios
 
17 … que es la Unicidad
P A R T E 2  
¿Qué es EL
ESPÍRITU SANTO?  
pár 4-5
LTe.7 (-L281).4 13 Desde el conocimiento Donde Dios lo ubicó18, el Espíritu Santo te llama19 para que permitas que el perdón20 se pose sobre tus sueños y, de esa manera, recobres la cordura y la paz interior. 14 Si no perdonas21, tus sueños te seguirán aterrorizando 15 y la memoria de todo el Amor22 Que Tu Padre te tiene no regresará a ti como signo que a los sueños les ha llegado su fin.

LTe.7 (-L281).5 16 Acepta el don que Tu Padre te hace. 17 Es un llamamiento que el Amor hace al Amor, para que tan sólo sea Lo que es. 18 El Espíritu Santo es el don de Dios mediante el cual se restituye la quietud del Cielo al bienamado Hijo de Dios. 19 ¿Te negarías a asumir la función de completar a Dios23, cuando todo lo que Su Voluntad quiere es que tú te completes?
18 … la Respuesta de Dios a la separación: El mito de la separación cuenta que, en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, se adentró la diminuta idea alocada de separarse de Dios y crear por su cuenta, de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. A causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en: 1) Una idea seria el “yo soñador” (o el Hijo de Dios soñando que logró separarse)capaz de lograr algo y de tener efectos reales, tales como las siguientes hechuras: 1.1) No sabemos cuándo empezó el tiempo y el espacio, porque hace unos 14.000 millones de años, el ”Big Bang destruyó todo lo que existía antes. Después de la explosión inició del universo (o Cosmos), y el sistema de pensamiento del ego, con el que manejará la evolución de esos efectos reales; 1.2) hace unos 4.500 millones de años, inició la pizca de polvo cósmico que llamamos "mundo"; 1.3) hace unos 200 a 300 mil años, no solamente otorgó al cerebro del homo sapiens, la facultad de manipular el instinto natural de su cuerpo o libre albedrío, sino que además, encarnó en él un fragmento de su mente (la mente equivocada) donde guardar los pensamientos e impulsos existenciales egóicos que le enviará y que procesará ese cerebro. 2) En el mismo instante de la separación, Dios dio su Respuesta a la misma, dotando al homo sapiens de una mente (la mente acertada) donde guardar los impulsos milagrosos que le enviará el Espíritu Santo, los cuales, cuando emergen desde lo más profundo de nuestro subconsciente y los tomamos en cuenta, nos invitan a aceptar el Redimir para nosotros mismos, a perdonar y a extender milagros al otro(s). Ver: T27.9 [82], T1.1.28 [38], T5.4 [21], M2.4.
 
19 … por medio de Sus impulsos milagrosos…
 
20 … que me enseña que ninguna de las hechuras de mi yo soñador son reales, ya que no fueron creadas por Dios,
 
21 … al otro
 
22 Amor, con mayúscula, se refiere, en el eterno Presente de la Unicidad, al Espíritu Santo o Pensamiento de Amor de Dios, por medio del Cual, nos creó como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. Aquí, cuando le ponemos cuidado a los impulsos milagrosos que nos envía el Espíritu Santo —que es lo mismo que decidir pensar con Él— es Su reflejo o Amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás, y se expresa en el perdonar y en la extensión de los milagros que el propio Espíritu santo nos sugiere. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
 
23 A cada persona —a la medida de sus talentos naturales y adquiridos— el Espíritu Santo le asigna una función especial en la salvación de los otros que Él le envía, función que sólo ella puede desempeñar extendiendo los milagros que Él le sugiera. Esta función se puede manifestar, entre otras: dando el ejemplo, enseñando, curando, ofreciendo psicoterapia, escribiendo, etc. Pero, siempre reflejará, de alguna manera, la Unicidad de Dios, en la que todas nuestras Almas están fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios Que, realmente, cada uno y todos somos. Ver T18.6 [45], T20.5 [32], T25.7, L62, L64, L65, L66, L99


Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 285
Hoy mi santidad brilla
clara y radiante.
L285.1 1 Hoy me despierto lleno de alegría, sabiendo que sólo han de acontecerme cosas buenas procedentes de Dios. 2 Eso es todo lo que pido, y sé que mi ruego recibirá respuesta debido a los pensamientos a los que va dirigido. 3 Y en el instante en que acepte mi santidad1, lo único que pediré serán cosas dichosas. 4 Pues, ¿qué utilidad tendría el dolor para mí, para qué propósito llenaría mi sufrimiento y de qué me servirían la aflicción y la pérdida si la demencia2 se alejara hoy de mí y en su lugar aceptara mi santidad?

L285.2 5 Padre, mi santidad es la Tuya. 6 Que se me permita regocijarme en ella y recobrar la cordura mediante el perdón3. 7 Tu Hijo sigue siendo tal como Tú Lo creaste. 8 Mi santidad forma parte de mí y también de Ti. 9 Pues, ¿qué podría alterar a la Santidad Misma?
1 Santidad, con mayúscula, en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, es el Estado de perfecto Amor que vivimos con Él en Paz y Alegría, como Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. En minúscula, santidad, es la experiencia en mi fuero interno del reflejo de ese Estado. Ver T1.1.31 [42-44], T2.2 [45], T5.4 [23], T14.5, L36, L37, L39
 
2 Demencia o locura, según el Curso, es el sistema de pensamiento del ego que parte de la creencia que la realidad es la del tiempo, espacio y universo, regidos por las leyes de la evolución y escasez, que percibimos con nuestros sentidos y entendemos con nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76]
 
3 El perdonar —que forma parte del proceso de aceptar el Redimir para uno mismo—en un primer paso, es concienciar que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro que estoy tratando de perdonar, sino en el sistema de pensamiento del ego hecho por mi yo soñador, y el especialismo producido por mi mente separada que lo usa. En un segundo paso, decido pensar con el Espíritu Santo y trato de ver más bien el Alma de ese otro. El tercer paso se da, cuando conciencio que su Alma no tuvo nada que ver con lo que su cuerpo me pudo haber hecho, porque en la Unicidad —que es Donde quiero creer que realmente estamos todos como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo— sólo hay Amor entre Dios y Su único Hijo. El último paso se da cuando, habiendo logrado perdonar a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la fusión de su Alma con la Mía, es decir, la experiencia del mundo real, que luego, trataré de extender a todo y a todos. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)


Un Curso Sobre Milagros
edición original
TEXTO
Capítulo 26
LA TRANSICIÓN

T26.10 PUES ELLOS
HAN LLEGADO pár 77-84
T26.10 [77] 1 ¡Piensa lo santo que debes de ser tú, pues desde ti la Voz que habla por Dios1 llama con Amor a tu hermano para que puedas despertar en él la Voz2 que responde a tu llamada! 2 ¡Y piensa cuán santo debe de ser él, en quien duerme tu salvación3 unida a su libertad4! 3 Por más que anheles su condena, Dios está en él. 4 Y nunca sabrás que también está en ti, si atacas la casa5 que Él escogió y luchas contra Su anfitrión6. 5 Trátalo con cariño. 6 Mira con ojos llenos de Amor al que lleva a Cristo dentro de sí, para que puedas ver Su gloria y alegrarte que el Cielo realmente no está separado de ti.
1 La Voz que habla por Dios es el Espíritu Santo Quien, en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, es el Pensamiento de Amor de Dios que nos crea como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. Aquí, al producirse la separación, la Voz que habla por Dios: 1) es la que nos llega por medio de los impulsos milagrosos (o amorosos) y nos llaman a perdonar al otro y a extenderle milagros; 2) es el llamamiento a tu hermano por tu intermedio, a aceptar el Redimir para sí mismo, de manera de restaurar la integridad de la mente; 3) es la aquietada voz que habla de paz; 4) es la invitación a la fe más allá del cuestionamiento, como preparación para ser sin cuestionamiento. Ver T1.1.49 [81], T5.3, T5.4, T.5.5, T6.6, T9.5, T20.5, LTe.7 (-L281)
 
2 … el mismo Espíritu Santo
 
3 La salvación es salvar al otro, porque —siendo su Alma la misma que La tuya— al salvar a su mente equivocada del ego, salvas a la tuya también. La salvación es un proceso que: 1) se inicia cuando ayudas al otro a concienciar que, además de pensar “yo”, “yo”, “yo” con su ego sobrevividor, también posee la alternativa de pensar “nos” a favor de otro(s), siempre y cuando le ponga cuidado a los impulsos milagrosos (o amorosos) que de vez en cuando emergen de su subconsciente. 2) Luego, pensando cada vez más “nos” —que es el sistema de pensamiento del Espíritu Santo— lo llevará también cada vez más a perdonar al otro(s) y a extenderle(s) los milagros que el mismo Espíritu Santo le sugerirá. 3) Al multiplicarse estas experiencias, querrá creer que constituyen aquí un reflejo del eterno Amor de Dios por Su Hijo único —Que realmente son todas nuestras Almas fusionada en Una sola en Cristo— y que curará en su mente —ahora acertada— todo pesar y dolor, todo miedo y toda pérdida, que creía que eran reales, y que sufría debido a la lealtad que les profesaba. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T11, T14, T22, T23.2 [13], T29.8, T31, L39, LTe.2 (-L231)
 
4 Libertad con mayúscula, es, en la eterna Unicidad, la libre Voluntad de Dios de Amar o crear, Que es también la libre Voluntad de todos nosotros como Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único hijo, de amar y ser amados. Aquí, en minúscula, libertad, cuando pienso con el Espíritu Santo, es la liberación del confinamiento impuesto por las mentes individuales separadas unas de otras, para amar sin excepción y por igual a todos, como reflejo de la Unicidad; y, cuando pienso con el ego, es lo que decido hacer con mi libre albedrío, según las leyes de la evolución y escasez. Ver T2.6 [109], T13.7 [62], T17.6 [52], L199, LR6 (-206)
 
5 El espíritu (minúscula) o mente acertada, es la parte de la mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo, Quien se nos manifiesta por medio de impulsos amorosos y revelaciones; por tanto, es el hogar del Espíritu Santo, del pensar acertado, del perdón y de los milagros. Cuando pensamos con el Espíritu Santo, lo hacemos pensando o procesando con nuestra mente acertada o espíritu. Ver T2.2 [26], T5.4, T7.6, T19.2
 
6 … tu hermano como el Cristo que realmente es, conjuntamente contigo: Cristo: 1) es la idea que resuelve el aparente dilema en el Curso, que, por un lado, reza: "Dios creó a un solo Hijo, y no creó más nada" y, por el otro, "la Filiación es la suma de todas las Almas creadas por Dios.", dilema que es resuelto en el proceso de extender milagros: "Un milagro hace que las Almas sean una en Cristo."; 2) en mi fuero interno, Cristo también es la divina experiencia de mi mente acertada o espíritu en un instante santo del mundo real, de la fusión de mi Alma con el Alma del otro(a), experiencia de Amor general que se extiende a todas las demás Almas como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9]
T26.10 PUES ELLOS
HAN LLEGADO
pár 78
T26.10 [78] 7 ¿Sería demasiado pedir que tuvieses un poco de confianza en aquel que te trae a Cristo7 para que todos tus pecados te sean perdonados, sin excluir ni uno solo que todavía anheles? 8 No olvides que una sola sombra que se interponga entre tu hermano y tú oscurecerá la faz de Cristo8 y la memoria de Dios9. 9 ¿Los cambiarías por un odio inmemorial? 10 El suelo que pisas es tierra santa por razón de Ellos mismos10, Quienes al estar ahí contigo, la han bendecido con Su inocencia y con Su paz.
7 La experiencia de Cristo, en mi fuero interno, es la divina experiencia de la fusión de mi Alma con el Alma del otro(a) en Una sola, al haberlo(a) perdonado totalmente; experiencia de Amor que iré extendiendo a todo y a todos en un reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9], Lte.6 (-L271)
 
8 La faz de Cristo es la faz del otro al que perdonamos totalmente y al que extendimos milagros, y con cuya Alma, en un instante santo del mundo real, experimentamos en nuestro fuero interno una completa fusión, como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios, donde todas nuestras Almas, perfectas y eternas, están fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo único. Ver T20.5 [32], T20.6 [42]
 
9 El residuo bendito es la memoria o reflejo que llevamos en lo profundo de nuestro subconsciente, del arropamiento del Amor de Dios a todos cual Almas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, en Su eterna Unicidad. Este reflejo se nos manifiesta en nuestro fuero interno mediante impulsos caritativos, compasivos, de compartir, de amor o amistad desinteresados que de vez en cuando emergen de nuestro subconsciente, y que sólo podemos tomar en serio cuando nos ponemos a pensar con el Espíritu Santo en nuestro espíritu (o mente acertada), que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo. Ver T5.7 [60] 7, T8.5 [33], T12.3 [11], T18.11 [98], T28.2
 
10 … tu hermano como Cristo y el Espíritu Santo…
T26.10 PUES ELLOS
HAN LLEGADO
pár 79
T26.10 [79] 11 La sangre del odio desaparece para permitir que la hierba vuelva a crecer con fresco verdor, y que las flores sean toda blancura y resplandor bajo el cálido sol de verano. 12 Lo que antes era un lugar de muerte ha pasado a ser ahora un templo viviente en un mundo de luz. 13 Y todo gracias a Ellos. 14 Es Su Presencia la que ha elevado nuevamente a la santidad11 para que ocupe su lugar ancestral en un trono ancestral. 15 Y gracias a Ellos, también los milagros12 han brotado como grama y flores sobre el terreno yermo que el odio había calcinado y dejado estéril. 16 Lo que el odio trajo consigo Ellos lo han deshecho. 17 Y ahora pisas una tierra tan santa que el Cielo se inclina para unirse a ella y hacerla semejante a Él. 18 La sombra de un viejo odio ya no existe, y toda desolación y aridez han desaparecido para siempre de la tierra a la que Ellos han llegado. 
11 Santidad, con mayúscula, en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, es el Estado de perfecto Amor que vivimos con Él en Paz y Alegría, como Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. En minúscula, santidad, es la experiencia en mi fuero interno del reflejo de ese Estado. Ver T1.1.31 [42-44], T2.2 [45], T5.4 [23], T14.5, L36, L37, L39
 
12 Extender un milagro a otro, es la máxima expresión de Amor que puedes experimentar en tu fuero interno, cuando, después de haber aceptado el Redimir para ti mismo y logrado perdonar totalmente a un hermano, se corre el velo que te impedía verlo con la visión de Cristo, y fusionas tu Alma con La de él en una unión de Amor, en la que dar es recibir, que se extiende a todas las Almas, ya que, realmente, hay Una sola, La del Hijo único de Dios. El milagro trasciende las leyes de este mundo, remplazándolas por una verdadera empatía o altruismo, como reflejo aquí del Amor que nuestras Almas comparten en el Cielo, reflejo que cura la mente de tu hermano de su creencia en la realidad del ego y, al mismo tiempo, consolida tu propia curación. El milagro es el medio para alcanzar conjuntamente la meta del Curso, no se pide, sino que sucede y, al suceder, se acepta que su origen es divino, mediante un acto de fe. Ver: T1, Te.13 (-L341)
T26.10 PUES ELLOS
HAN LLEGADO
pár 80-81
T26.10 [80] 19 ¿Qué son para Ellos cien años, o mil, o cientos de miles? 20 Cuando llegan, se cumple el propósito del tiempo. 21 Cuando llegan, lo que nunca tuvo lugar desaparece en la nada. 22 Lo que el odio reivindicaba se entrega ahora al Amor, y la libertad ilumina toda cosa viviente y la eleva hasta el Cielo, donde las luces se encienden con resplandor cada vez mayor a medida que cada una vuelve al hogar. 23 Lo incompleto se vuelve de nuevo completo, y la alegría del Cielo ha aumentado porque lo que era Suyo Le ha sido restituido. 24 La tierra ensangrentada ha quedado limpia de toda mancha de sangre, y los dementes se han desprendido de sus vestimentas de demencia para unirse a Ellos en el lugar donde te encuentras.  

T26.10 [81] 25 El Cielo13 se siente agradecido por este presente que por tanto tiempo Le había sido negado. 26 Pues Ellos han llegado para congregar a los Suyos. 27 Lo que se había clausurado se abre; lo que se mantenía apartado de la luz14 se entrega a ésta para que pueda iluminarlo sin dejar ningún espacio ni distancia entre la luz del Cielo y el mundo.
13 Cielo, con mayúscula, es lo único Que Dios ha creado. No es un lugar ni un estado. Aquí, simplemente, es la concienciación de la perfecta Unicidad del Padre con todas las Almas que realmente somos, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. Algunos de sus sinónimos son: Realidad, Unicidad, Reino de Dios, Reino de los Cielos. Ver T4.2 [19], T4.4 [41], T9.11 [103], L138
 
14 Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el especialismo del ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
T26.10 PUES ELLOS
HAN LLEGADO
pár 82-84
T26.10 [82] 28 El más santo de todos los lugares de la tierra es aquel donde un viejo odio se ha convertido en un Amor presente. 29 Y Ellos han llegado sin demora al templo viviente, donde se Les ha preparado un hogar. 30 No hay lugar en el Cielo que sea más santo. 31 Y Ellos han llegado para morar en el templo que se Les ha ofrecido como su lugar de reposo, que también es el tuyo. 32 Lo que el odio ha entregado al Amor se convierte en la luz más brillante en el esplendor del Cielo. 33 Y todas las luces celestiales cobran mayor intensidad, agradecidas por lo que se les ha restituido.

T26.10 [83] 34 Los ángeles vuelan amorosamente a tu alrededor, a fin de mantener alejado de ti todo sombrío pensamiento de pecado y asegurarse de que la luz permanezca allí donde ha entrado. 35 Las huellas de tus pasos iluminan al mundo, pues por donde caminas el perdón te acompaña alegremente. 36 No hay nadie en la tierra que deje de dar gracias al que ha restaurado su hogar, protegiéndolo del crudo invierno y del gélido frío. 37 ¿Y darían menos el Señor de los Cielos y Su Hijo como muestra de agradecimiento por mucho más?

T26.10 [84] 38 Ahora, el templo del Dios viviente15 ha sido reconstruido de nuevo para ser anfitrión de Aquel Que lo creó. 39 Donde Él mora, Su Hijo mora con Él, nunca separados Uno del Otro. 40 Y Ellos dan gracias porque finalmente se les ha dado la bienvenida. 41 Donde antes se alzaba una cruz, ahora se alza el Cristo resucitado y, en Su mirada, las viejas cicatrices desaparecen. 42 Un milagro inmemorial ha venido a bendecir y reemplazar la antigua enemistad que había venido a matar. 43 Con gratitud cariñosa, Dios el Padre y Su Hijo regresan a lo que es Suyo, y que eternamente lo será. 44 Ahora se ha realizado el propósito del Espíritu Santo. 45 ¡Pues Ellos han llegado! 46 ¡Por fin han llegado!
15 … el espíritu en tu fuero interno


Un Curso Sobre Milagros
edición original
TEXTO

Capítulo 26
LA TRANSICIÓN

T26.11 LA TAREA POR
HACER pár 85-91
T26.11 [85] 1 ¿Qué es, entonces, lo que aún hay que deshacer para que te des cuenta de la presencia de Ellos1? 2 Solamente esto: la distinción que todavía haces sobre cuándo está justificado atacar y cuándo es injusto y, por consiguiente, no se debe permitir. 3 Cuando percibes que un ataque es injusto, crees que reaccionar con ira ahora está justificado. 4 Y así, ves lo que realmente es lo mismo2 como si fuese diferente. 5 La confusión no es parcial. 6 Si termina por presentarse, será total. 7 Y su presencia —cualquiera que sea su forma— ocultará la presencia de Ellos, 8 pues o se Les conoce con claridad o no se Les conoce en absoluto. 9 Una percepción3 confusa obstruye el conocimiento4. 10 Y no es cuestión de cuán grande sea la confusión o de cuánto interfiera: 11 su sola presencia Les cierra la puerta y Los mantiene fuera, donde no se Les puede conocer.
1 … de Dios el Padre y Su Hijo,
 
2 Ilusión o fantasía o alucinación —en el sueño de la separación o realidad del ego en la que creemos vivir— es todo lo "hecho" por el yo soñador o “idea seria,” que se produjo en el instante de la separación, por haber olvidado el Hijo reírse de la diminuta idea alocada (que Le era posible separarse de Su Padre y ponerse a crear por su cuenta), que se había colado en la Eternidad donde Todo es Uno con Dios. Entre las ilusiones hechas por el yo soñador, se encuentran el tiempo, el espacio, el universo en continua expansión y fragmentación, y el sistema de pensamiento del ego, que con sus leyes de la evolución y escasez rige todas las mencionadas ilusiones. Ver T8.5 [41], T16
 
3 Percepción: En el eterno Presente de la Unicidad de Dios —Que es donde realmente estamos todos como Almas perfectas, fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre— la percepción no existe, porque el Conocimiento nos hace saber y experimentar que Todo es Uno y, por consiguiente, no hay nada que percibir. Pero en la separación, cuando pensamos con el especialismo del ego, la percepción es el proceso fundamental para sobrevivir por medio de nuestra razón, lógica y sentido común, que el Curso define como "Percepción equivocada". Y, cuando habiendo decidido pensar con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo, nuestra "Percepción verdadera" gradualmente nos va a llevar al mundo real —que es la meta del Curso—donde, en nuestro fuero interno, experimentaremos el reflejo aquí de la Unicidad de Dios, donde sólo hay Amor, paz y alegría. Ver T3.4, T3.5, T10.7, T13, T14.6 [46], L134, M5.3.1, M19.5
 
4 Conocimiento, con mayúscula, es lo que saben todas nuestras Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Almas que, en perfectas paz y alegría, están compartiendo con Dios Su Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, en minúscula, conocimiento: 1) es lo que experimentamos en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y unir como Una, su Alma con La mía; 2) es saber que esa experiencia es el reflejo aquí del eterno Conocimiento. Y cuando pensamos con el especialismo del ego, es lo que se puede llegar a conocer en este mundo, de acuerdo con sus leyes. Ver T3.5 [35] y [37], T25.4 [25]
T26.11 LA TAREA
POR HACER
pár 86-87
T26.11 [86] 12 ¿Qué quiere decir que percibes algunas formas de ataque contra ti como injusticias? 13 Quiere decir que tiene que haber otras que tú consideras justas. 14 Pues —de otro modo— ¿cómo se podría evaluar a algunas como injustas? 15 Por consiguiente, a unas se les atribuye significado5 y se perciben como sensatas. 16 Y sólo otras se consideran carentes de significado. 17 Y esto niega el hecho de que realmente todas carecen de sentido, de que están desprovistas por igual de causa o consecuencias, y de que no pueden tener efectos reales de ninguna clase6. 18 La presencia de Ellos se oscurece con cualquier velo que se interponga entre Su radiante inocencia y tu concienciación de que esta inocencia es la tuya propia y, por consiguiente, pertenece por igual a toda cosa viviente conjuntamente contigo. 19 Dios no pone límites. 20 Y, por tanto, lo que tiene límites no puede ser el Cielo; 21 tiene que ser el infierno.

T26.11 [87] 22 La injusticia y el ataque son el mismo error, y están tan estrechamente vinculados que donde se percibe uno, necesariamente tiene que verse el otro también. 23 Realmente, tú no puedes ser tratado injustamente. 24 La creencia de que sí puedes serlo es sólo otra forma de la idea de que es otro —y no tú— el que te está privando de algo. 25 La proyección de la causa del sacrificio es la raíz de todo lo que percibes como injusto y no como tu justo merecido. 26 No obstante, eres 7 el que se exige esto a sí mismo, cometiendo así una profunda injusticia contra el Hijo de Dios. 27 Realmente, no tienes otro enemigo que tú mismo y, en verdad, eres su enemigo, porque no lo reconoces como tú mismo. 28 ¿Qué podría ser más injusto que privarlo de lo que él realmente es, negarle el derecho a ser él mismo y pedirle que sacrifique el Amor de su Padre y el tuyo por ser algo que no le corresponde?
5 Significado, con mayúscula es, en el eterno Presente de la Unicidad, el de la relación de Amor de Dios con Nosotros, como Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, en perfectas paz y alegría. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, significado es el reflejo aquí de ese eterno Significado y, cuando pensamos con el especialismo del ego, es el significado que damos aquí a nuestra existencia separada, según las leyes de este mundo. Ver T2.2 [21], T2.6, T7.5 [26], T7.6 [46], T30.8, L14
 
6 … en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, Donde sólo hay Amor en medio de perfectas Paz y Alegría…
 
7 … reflejo aquí de tu yo soñador, es el Hijo de Dios soñando que —hace aproximadamente unos 14 mil millones de años— logró separarse de Dios y, siendo él "la idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales" (ver “Separación”), se puso a hacer: 1) el tiempo, el espacio y el universo; 2) el sistema de pensamiento del ego, con cuyos impulsos existenciales ha estado manejando la evolución de esos efectos reales; 3) con el aparente propósito de retar al Espíritu Santo, hace unos 4.500 millones de años, empezó a hacer la pizca de polvo cósmico que llamamos "mundo" y, en él, hace unos 200 mil años, otorgó al “homo sapiens” —que el Curso llama “hombre”— la facultad de manipular su instinto natural o libre albedrío, obligándolo —para orientar su vida— a decidir todo el tiempo con cuál de los dos sistemas de pensamiento quiere pensar: ¿con el del ego o, con el del Espíritu Santo? Ver: T27.9 [82], T1.1.28 [38]
T26.11 LA TAREA
POR HACER
pár 88
T26.11 [88] 29 Cuídate de la tentación de percibirte a ti mismo como si te estuvieran tratando injustamente. 30 Desde este punto de vista, tratas de encontrar una inocencia que no es de Ellos8, sino sólo tuya, y a expensas de culpabilizar a otro. 31 ¿Puedes acaso comprar la inocencia imputando tu culpa sobre otro 32 ¿Y acaso es realmente inocencia lo que tu ataque contra él trata de conseguir? 33 ¿No estarás buscando más bien una represalia por tu propio ataque contra el Hijo de Dios? 34 ¿No te hace sentir más seguro creer que eres inocente de eso, y que has sido una víctima a pesar de tu inocencia? 35 Sea cual sea la forma en que se juega el juego de la culpa9, siempre tiene que haber pérdidas. 36 Alguien tiene que perder su inocencia para que otro, al apropiarse de ella, la haga suya.
8 … tu hermano como Cristo y el Espíritu Santo
 
9 En el Cielo, según el Curso, no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con Su Hijo único, Que somos todos nosotros, como Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, donde reina la imperfección de los cuerpos regidos por las leyes de la evolución y escasez, cuando pensamos con el especialismo del ego, la culpa es el sentimiento de no haber estado a la altura de las circunstancias, o de haber faltado contra normas generalmente cambiantes que rigen nuestras vidas. Pero, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, queremos creer que realmente no somos cuerpos sino el único Hijo de Dios, de Quien nunca nos hemos separado. Además, mediante la visión de Cristo, ahora vemos a las faltas que antes juzgábamos como imperdonables, como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros y, de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos: el Hijo único, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo, como era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
T26.11 LA TAREA
POR HACER
pár 89-91
T26.11 [89] 37 Crees que tu hermano es injusto contigo porque crees que uno de ustedes tiene que ser injusto para que el otro pueda ser inocente. 38 Y en ese juego percibes el único propósito que —para ti— tienen todas tus relaciones, 39 el cual tratas de añadir al propósito que ya le habías asignado. 40 El propósito del Espíritu Santo es que la presencia de tus santos Invitados te sea conocida. 41 Y a este propósito no se le puede añadir nada, pues el mundo no tiene otro propósito verdadero que ése. 42 Añadir o quitar algo a este único propósito verdadero es privar al mundo y a ti mismo de todo propósito. 43 Y toda injusticia que el mundo parezca cometer contra ti, ya la habías cometido contra él al privarlo de su verdadero propósito y de la función que el Espíritu Santo10 ve para él. 44 Y, de este modo, simplemente se ha negado la justicia a todas las cosas que viven sobre la faz de la Tierra.

T26.11 [90] 45 Lo que esta injusticia te acarrea —a ti que juzgas injustamente y que ves tal como has juzgado— no eres capaz de calcularlo. 46 El mundo se vuelve sombrío y amenazador, y no puedes percibir ni rastro de la feliz chispa que la salvación te trajo para alumbrar tu camino. 47 Y así, te ves a ti mismo privado de la luz, abandonado en la oscuridad, desposeído injustamente de todo propósito en un mundo inútil. 48 Pero, en verdad, el mundo es justo porque el Espíritu Santo ha llevado la injusticia ante la Luz interior11, y ahí, toda injusticia ha quedado resuelta y reemplazada por justicia y Amor.

T26.11 [91] 49 Si percibes injusticias en cualquier sitio, sólo necesitas decir: 50 Con esto niego la presencia del Padre y del Hijo. 51 Pero prefiero conocerlos que ver la injusticia, que Su Presencia hace desvanecer.
10 El propósito del Espíritu Santo: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más con Él y cada vez menos con el ego, de manera de liberar el Amor de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos y hagamos; 2) es —por medio del perdonar y de extender milagros a otro— experimentar en nuestro fuero interno el Alma del otro; 3) es, en la relación santa, reconocer a nuestro verdadero Yo, Cristo, en Quien todas las Almas perfectas —que realmente somos— están fusionadas como Una; 4) es liberarnos del pensar del ego para poder regresar aquí, al reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; 5) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en el Cielo, extendiendo así la Creación; 6) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T5, T11.8, T17.7, T17.9, T25.2 [9]
 
11 … de la Verdad en tu fuero interno La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber visto su Alma con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y el espacio y el universo son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5
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