PARA VER TODO EL CORREO HAGA
Un Curso Sobre Milagros
edición original 
T25.9 [72] 69 En la Propia justicia de Dios, el Espíritu Santo se da cuenta de todo lo que mereces, pero también comprende que no lo puedes aceptar para ti26.

70 Su función especial consiste en ofrecerte los presentes que los inocentes merecen. 71 Y cada presente que aceptas le trae alegría a Él y también a ti.

72 Él sabe que el Cielo se enriquece con cada presente que aceptas. 73 Y Dios Se alegra cuando Su Hijo recibe lo que la justicia amorosa sabe que le corresponde.

74 Pues el Amor y la justicia no son realmente diferentes. 75 Precisamente porque son lo mismo, la misericordia está a la mano derecha de Dios, y da al Hijo de Dios el poder de perdonarse a sí mismo sus pecados.

  UCSM TEXTO
CH 25 EL REMEDIO
T25.9 EL PRINCIPIO DE LA SALVACIÓN
gráfico por ©Deposit Photos 


Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2  
¿Qué es CRISTO? pár 1-5
LTe.6 (-L271).1 1 Cristo es el Hijo de Dios Tal como Él Lo creó. 2 Cristo es el Yo1 Que realmente compartimos y Que nos une Unos a Otros, y Todos a Dios. 3 Él es el Pensamiento Que sigue habitando la Mente2 Que es Su Fuente. 4 Él no ha abandonado Su santo Hogar ni ha perdido la Inocencia en la Que fue creado. 5 Él mora eternamente inmutable en la Mente de Dios.
1 Mi Yo (con mayúscula), o mi Alma, conjuntamente con todas las demás Almas fusionadas en Una sola en Cristo, es el Hijo único creado por Dios en un Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Uno con Él en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que se profesan ese Amor Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En el Curso, la palabra Yo también es usada pocas veces como el Yo de Dios. Ver T8.4 [20], T23, Lte.14 (-351)
 
2 En el eterno Presente de la Unicidad —Donde Todo es Uno en Dios— en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, la Mente (con mayúscula) o Pensar de Dios crea a Su único Hijo, Cristo, en Quien todas nuestras Almas están fusionadas en Una sola, ya que, realmente, somos Su único Hijo. Aquí, nuestra mente (en minúscula) o pensar —que no hay que confundir con el cerebro— parece tener dos partes: 1) Nuestra mente acertada o espíritu, que es la parte que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo, Quien se nos manifiesta mayormente por medio de impulsos milagrosos y; 2) nuestro pensar o mente equivocada, que recibe del yo soñador, los impulsos egóicos de vida y de sobrevivencia que —al ser procesados consciente o subconscientemente por nuestro cerebro— dan vida a nuestro cuerpo y nutren a nuestra razón de lo necesario para defenderlo y que logre sobrevivir lo mejor y lo más largo posible. Ver T7.3, T19.2, T25.5, L45, L165
P A R T E 2  
¿Qué es CRISTO?  
pár 2-4
LTe.6 (-L271).2 6 Cristo es el vínculo que te mantiene realmente Uno con Dios y que te garantiza que la separación no es sino una ilusión de desesperanza, 7 pues la esperanza habitará por siempre en Cristo. 8 Tu mente realmente forma parte de La Suya, y La Suya de La Tuya. 9 Él es la Parte de la Mente de Dios en la Que se encuentra la Respuesta de Dios: donde ya se han tomado todas las decisiones y donde se acabaron los sueños. 10 Nunca ha sido tocado por ninguna cosa que los ojos del cuerpo puedan percibir. 11 Pues, aunque Su Padre depositó en Él los medios para tu salvación, no obstante Él sigue siendo el Yo Que, al igual que Su Padre, no sabe de pecado.

LTe.6 (-L271).3 12 Al ser Hogar del Espíritu Santo y sentirse a gusto únicamente en Dios, Cristo ciertamente permanece en paz en el reflejo del Cielo que se encuentra en tu santa mente3. 13 Ésa es la única parte de ti que en Verdad es real. 14 Lo demás son sueños. 15 No obstante, estos sueños Le serán entregados a Cristo para que se desvanezcan ante el reflejo de Su Gloria, y finalmente te revelen a Tu santo Yo, Cristo.

LTe.6 (-L271).4 16 Desde Cristo en ti, el Espíritu Santo abarca a todos tus sueños y los invita a venir a Él, para ser traducidos en la Verdad. 17 Él los intercambiará por el sueño final que Dios dispuso fuese el fin de todos los sueños. 18 Pues, cuando el perdón repose sobre el mundo y la paz4 haya llegado a cada Hijo de Dios, ¿qué podría quedar para seguir manteniendo las cosas separadas, cuando lo único que quedará por verse es la faz de Cristo5?
3 El Espíritu (o Alma) —siempre con mayúscula— es nuestra inmaterial Naturaleza divina que Dios creó semejante a Sí Mismo, entendiéndose que, al ser de Dios, el Espíritu (o Alma) es eterno y nunca nació. El Espíritu sabe, ama y crea. Cuando los Espíritus (o Almas) perfectos y eternos —que realmente somos todosse fusionan como Uno en Cristo, somos el Hijo único de Dios, Uno con Su Padre en el eterno Presente de la Unicidad. Nada puede llegar al Espíritu (o Alma) desde el yo soñador, ni nada del Espíritu (o Alma) puede reforzar al yo soñador a aminorar su conflicto interno, porque el Espíritu (o Alma) no puede percibir y el yo soñador es incapaz de conocer. Por lo tanto, no están comunicados ni jamás lo estarán. Ver T2.2 [20], T4.2 [8] y [19], T31.6, L97
 
 4 Paz, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en el eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que realmente no somos cuerpos sino Almas, fusionadas todas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez. En minúscula, cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, paz es el estado que experimentamos en el mundo real cuando hemos perdonado totalmente al otro —es decir, que nos damos cuenta de que no hay nada que perdonar, porque lo hemos reconocido como el Cristo que realmente es, como el Alma perfecta y eterna que realmente es, Alma que es exactamente igual a La mía y a Las de todos los demás— y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el especialismo del ego, paz es el estado que se puede obtener transitoriamente según los acuerdos y leyes del mundo. Ver T6.6.2, T19.5, T29.7, L105, L188, L200, M11, M20
 
5 La faz de Cristo es la faz del otro al que perdonamos totalmente y al que extendimos milagros, y con cuya Alma, en un instante santo del mundo real, experimentamos en nuestro fuero interno una completa fusión, como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios, donde todas nuestras Almas, perfectas y eternas, están fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo único. Ver T20.5 [32], T20.6 [42]
P A R T E 2  
¿Qué es CRISTO?  
pár 5
LTe.6 (-L271).5 19 ¿Y por cuánto tiempo habrá de verse esta santa faz, cuando no es sino el símbolo de que el período de aprendizaje ha concluido y que la meta del Redimir6 ha sido finalmente alcanzada? 20 Por lo tanto, tratemos de encontrar la faz de Cristo y no mirar nada más. 21 Al contemplar el reflejo de Su Gloria, sabremos que ya no tenemos necesidad de aprender nada, ni de percibir, ni del tiempo, ni de ninguna otra cosa excepto del santo Yo, el Cristo Que Dios creó como Su Hijo.
6 Aceptar para ti mismo el Redimir, siempre con mayúscula: 1) es un acto de Amor general; 2) es fusionar tu Alma con La del que perdonas en Una sola, en la experiencia de Cristo; 3) es haberse decidido a pensar cada vez más "nos" con el Espíritu Santo y cada vez menos "yo", "yo", "yo" con el ego; 4) es el acto de compartir desinteresadamente; 5) es querer creer que la separación nunca ocurrió y, por lo tanto, no somos cuerpos sino realmente las Almas perfectas fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único Que Dios creó; 6) es dejar de creer en la realidad del ego y querer creer en la Realidad, el eterno Presente de la Unicidad con Dios; 7) es siempre una manera de escapar del miedo. Ver T3.3, T5.3, T11.9, L139


Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 274
Este día pertenece al Amor.
Hoy no tendré miedo.
L274.1 1 Padre, hoy quiero dejar que todas las cosas sean1 tal como Tú Las creaste2 y dar a Tu Hijo el honor que se merece por su impecabilidad3: el Amor de un hermano hacia su hermano y amigo. 2 Por medio de esto, me redimo4. 3 Y por medio de esto también, la Verdad ocupará el lugar donde estaban las ilusiones, la luz reemplazará toda oscuridad y Tu Hijo sabrá que es realmente Tal como Tú lo creaste.

L274.2 4 Hoy nos llega una bendición especial de Quien es nuestro Padre. 5 Dedícale este día, y hoy no habrá miedo, pues el día ha sido dedicado al Amor.
1 … el reflejo aquí de
 
2 Las Cosas, con mayúscula, son las Cosas eternas que Dios ha creado, a saber: Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte Su Amor o Espíritu Santo en Su eterna Unicidad o Cielo. En minúscula, las cosas, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, son el reflejo aquí de las Cosas celestiales y, cuando pensamos con el ego, son aquí, las que perciben nuestros sentidos y que nos explicamos por medio de nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T8.3 [14], T12.6 [50], T12.7 [68]
 
3 La Impecabilidad, con mayúscula, es, en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, la condición de nuestras Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. En minúscula, impecabilidad es el reflejo aquí de esa condición eterna, en la que todo deseo de atacar ha desaparecido, de modo que no hay razón para percibir al Hijo de Dios de ninguna otra forma que como realmente es. Ver T20.5 [32], T25.6 [37]
 
4 La redención es lo que pone fin a la crucifixión del Hijo de Dios cuando, pensando con el Espíritu Santo, perdonamos al otro y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo. Ver T12.3, M28  


Un Curso Sobre Milagros
edición original
TEXTO
Capítulo 25
EL REMEDIO

T25.9 EL PRINCIPIO DE
LA SALVACIÓN1 pár 63-77
[LA LECTURA DE TEXTO REANUDARÁ EL LUNES]
T25.9 [63] 1 El Espíritu Santo puede usar todo lo que le ofreces para tu salvación2. 2 Pero no puede usar lo que te niegas a darle3, ya que no puede quitártelo sin tu consentimiento. 3 Si lo hiciera, creerías que te lo arrebató en contra de tu voluntad. 4 Y así, no aprenderías que es realmente tu voluntad4 la que quiere desprenderse de ello. 5 No es necesario que estés completamente dispuesto a entregárselo, pues si ese fuese el caso, no tendrías ninguna necesidad de Él. 6 Pero sí necesita que prefieras que Él lo tome a que tú te lo quedes para ti sólo, porque, de quedártelo, estarías reconociendo que lo que no causa pérdidas a nadie5 no te interesa. 7 Eso es lo único que falta para completar la idea de que nadie tiene que perder6 para que tú ganes. 8 Eso y nada más.
1 La salvación es salvar al otro, porque —siendo su Alma la misma que La tuya— al salvar a su mente equivocada del ego, salvas a la tuya también. La salvación es un proceso que: 1) se inicia cuando ayudas al otro a concienciar que, además de pensar “yo”, “yo”, “yo” con su ego sobrevividor, también posee la alternativa de pensar “nos” a favor de otro(s), siempre y cuando le ponga cuidado a los impulsos milagrosos (o amorosos) que de vez en cuando emergen de su subconsciente. 2) Luego, pensando cada vez más “nos” —que es el sistema de pensamiento del Espíritu Santo— lo llevará también cada vez más a perdonar al otro(s) y a extenderle(s) los milagros que el mismo Espíritu Santo le sugerirá. 3) Al multiplicarse estas experiencias, querrá creer que constituyen aquí un reflejo del eterno Amor de Dios por Su Hijo único —Que realmente son todas nuestras Almas fusionada en Una sola en Cristo— y que curará en su mente —ahora acertada— todo pesar y dolor, todo miedo y toda pérdida, que creía que eran reales, y que sufría debido a la lealtad que les profesaba. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T11, T14, T22, T23.2 [13], T29.8, T31, L39, LTe.2 (-L231)
 
2 … por ejemplo, que le pongas cuidado a tus impulsos amorosos hacia otros, los tomes en cuenta y hagas algo al respecto, que incluye no juzgar y perdonar y extender los milagros que te sugiera el Espíritu Santo.
 
3 … la parte de tu vida que sigues manejando con tu ego. Nadie, ni siquiera Jesús de Nazareth, ha logrado "evaporarse" de esta vida aplicando alguna "espiritualidad" a la misma. Toca a cada uno, con su maestro interior, decidir cómo seguir viviendo en este mundo pero sin ser de él… Hay que sobrevivir de alguna manera que permita, por ejemplo, seguir pagando las cuentas…
 
4 Voluntad, con mayúscula, es la Voluntad de Dios y también la de Su Hijo, ya que son Uno; en minúscula, voluntad es nuestra voluntad aquí según con quien pensamos: con el ego (voluntad equivocada) o con el Espíritu Santo (voluntad acertada).
 
5 … como por ejemplo la sinergia que sea posible en las distintas actividades de tu vida…
 
6 … necesariamente, a menos que no haya otra solución razonable, según el Espíritu Santo…
T25.9 EL PRINCIPIO DE
LA SALVACIÓN
pár 64
T25.9 [64] 9 Éste es el único principio que la salvación necesita. 10 No es necesario que tu fe en él sea firme e inquebrantable, ni que esté libre del ataque de todas las creencias que se le oponen. 11 Tú, realmente, no tienes una lealtad fija7. 12 Pero recuerda que los que se han salvado8 no necesitan la salvación. 13 No se te está pidiendo que hagas algo que le resultaría imposible hacer a alguien que todavía está dividido contra sí mismo. 14 Ten un poco de fe en que no vas a poder encontrar sabiduría en semejante estado mental. 15 Pero, por otra parte, siéntete agradecido de que lo único que se te pide es tener un poco de fe9. 16 ¿Qué otra cosa sino un poco de fe les puede quedar a los que todavía creen en el pecado10? 17 ¿Qué podrían conocer del Cielo y de la justicia de los que se han salvado?
7 … no has podido pensar TODO EL TIEMPO con el Espíritu Santo,
 
8 … los que han podido completar el sexto período del proceso de lograr aceptar la plena confianza en lo que enseña este Curso: M4.2.F.1 57 Finalmente, llega "un período de logros". 58 Ahora es cuando se consolida su aprendizaje. 59 Lo que antes se consideraban simples sombras, se han convertido ahora en ganancias substanciales, con las que puede contar en cualquier "emergencia", así como también en los períodos de calma. 60 En efecto, el resultado de esas ganancias no es otro que la tranquilidad: el fruto de un aprendizaje sincero, un pensamiento sólido, y una transferencia plena. 61 Ésta es la fase de la verdadera paz, pues aquí se refleja plenamente el Estado celestial. 62 A partir de ahí, el camino al Cielo está libre y despejado y no presenta ninguna dificultad. 63 En realidad, ya está aquí. 64 ¿Quién iba a querer "ir" a ninguna otra parte, si ya goza de absoluta paz? 65 ¿Y quién querría cambiar su tranquilidad por algo más deseable? 66 ¿Qué podría ser más deseable que esto?
 
9 … en que realmente NO ERES TU CUERPO: Cuando pensamos con el sistema de pensamiento del ego, el cuerpo es un fragmento encarnado del yo soñador, regido por las leyes de este mundo, y constituye la prueba viviente de que este mundo es real, y que evidentemente estamos separados de Dios y unos de otros. Pero, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, el cuerpo es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno y, como el Hijo único de Dios que realmente somos, extendemos nuestra mano para tomar la de nuestro hermano y caminamos el sendero con él. Ahora, nuestros cuerpos se han vuelto santos y nuestras mentes acertadas sirven para curar a las mentes equivocadas que sólo sabían de vida efímera y de muerte. Ver T1.1.51 [86], T2.2 [45], T2.3 [53], T2.3 [56], L161.4, LTe.5 (-L261)
 
10 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en: 1) Una idea seria el “yo soñador” (o el Hijo de Dios soñando que logró separarse)capaz de lograr algo y de tener efectos reales, tales como las siguientes hechuras: 1.1) el tiempo, el espacio, el inicio del universo (o Cosmos), y el sistema de pensamiento del ego, con el que el yo soñador manejará la evolución de esos efectos reales; 1.2) la pizca de polvo cósmico que llamamos "mundo"; 1.3) hace unos 200 a 300 mil años, otorgó al homo sapiens, la facultad de manipular su instinto natural o libre albedrío. . 2) En el mismo instante de la separación, Dios dio su Respuesta a la misma: el Espíritu Santo, cuyos impulsos milagrosos, cuando emergen desde lo más profundo de nuestro subconsciente y los tomamos en cuenta, nos invita a aceptar el Redimir para nosotros mismos, a perdonar y a extender milagros al otro(s). Ver: T27.9 [82], T1.1.28 [38], T5.4 [21], M2.4
T25.9 EL PRINCIPIO DE
LA SALVACIÓN
pár 65-66
T25.9 [65] 18 Existe una clase de justicia en el proceso de la salvación de la que el mundo no tiene conocimiento. 19 Para el mundo, justicia y venganza son lo mismo, pues los pecadores ven la justicia únicamente como el castigo que merecen, por el que tal vez otro pague pero del que no es posible escapar. 20 Las leyes del pecado exigen una víctima. 21 Quién ha de ser esa víctima es irrelevante. 22 Pero la muerte tiene necesariamente que ser el costo y tiene que pagarse. 23 Esto11 no es justicia, sino demencia12. 24 No obstante, ¿cómo podría definirse la justicia sin asociarla a la demencia, allí donde el amor significa odio, y la muerte13 se ve como victoria y triunfo sobre la Eternidad, la intemporalidad y la Vida14?

T25.9 [66] 25 Tú, que no sabes de justicia, todavía estás a tiempo de preguntar lo que es, y así enterarte de la respuesta. 26 La justicia15 mira a todos por igual. 27 No es justo que a alguien le falte lo que otro tiene. 28 Pues eso es venganza, sea cual sea la forma que adopte. 29 La justicia no exige ningún sacrificio, pues todo sacrificio se hace a fin de preservar y conservar el pecado. 30 El sacrificio es el pago que se ofrece por el costo del pecado, pero no por la totalidad del costo. 31 El resto se le quita a otro para depositarlo al lado de tu pequeño pago, para así "redimir" todo lo que quieres conservar y no estás dispuesto a entregar. 32 De esta forma consideras que en parte eres víctima, pero con otro sufriendo en mayor medida. 33 Y en el costo total, cuanto más grande sea su parte, menor será la tuya. 34 Y la justicia16, al ser ciega, queda satisfecha cuando recibe su pago, sin importarle quién paga. 35 ¿Puede eso considerarse justicia? 36 Dios no sabe de eso. 37 Pero de justicia sí sabe, y muy bien. 38 Pues Él es totalmente justo con todo el mundo.
 11 … de acuerdo con el sistema de pensamiento del Espíritu Santo,
 
12 Demencia o locura, según el Curso, es el sistema de pensamiento del ego que parte de la creencia que la realidad es la del tiempo y del espacio, regidos por las leyes de la evolución y escasez, que percibimos con nuestros sentidos y entendemos con nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76]
 
13 Cuando pensamos con el especialismo del ego, la muerte es el final de la vida aquí, pues, según él, ésta no es otra cosa que nacer, crecer, envejecer, perder vitalidad y, finalmente, morir. Eso lo confirma el hecho de que nadie ha regresado de la muerte para contar su historia… Pero, cuando pensamos con el Espíritu Santo, queremos creer que la muerte no es nada, y que, cuando nuestro cuerpo haya fallecido y, con él, nuestros sueños hayan desaparecido, sabremos que —como Almas, fusionadas todas en Una sola en Cristo, el único Hijo de Dios— seguimos siendo Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, en perpetua Armonía y alegre Concordia. Ver T9.11 [96], T10.2 [13], L163, M27
 
14 La Vida, con mayúscula, es la única Vida que realmente existe, pues fue creada por Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que todos, sin excepción, somos Almas perfectas fusionadas en Una sola en Cristo, el único Hijo de Dios, Quien es Uno con Su Padre en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, vida quiere decir nuestra vida aquí, sea como reflejo de Nuestra Vida eterna cuando pensamos con el Espíritu Santo o, de acuerdo con las leyes de este mundo, cuando pensamos con el especialismo del ego. Ver T4.4 [48], T6.6.1 [61], T23.5, L167
 
15 … el reflejo aquí de la Justicia de Dios, en el Cielo,
 
16 … según tu ego,
T25.9 EL PRINCIPIO DE
LA SALVACIÓN
pár 67-68
T25.9 [67] 39 La venganza es ajena a la Mente de Dios, precisamente porque Él sabe de justicia. 40 Ser justo es ser equitativo, no vengativo. 41 Es imposible que puedan coexistir equidad y venganza, pues cada una de ellas contradice a la otra y le niega su realidad. 42 No puedes compartir la justicia del Espíritu Santo mientras que de alguna manera tu mente conciba el especialismo17. 43 Porque, ¿cómo podría Él ser justo si condenase a un pecador por crímenes que realmente no cometió, pero que cree que sí cometió? 44 ¿Y adónde habría ido a parar la justicia si Él les exigiese a los que están obsesionados con la idea del castigo que —sin ninguna ayuda— la dejasen de lado y percibiesen que no es verdad? 45 A los que todavía creen que el pecado tiene significado18 les es extremadamente difícil comprender la justicia del Espíritu Santo.

T25.9 [68] 46 Necesariamente, tienen que creer que Él comparte la propia confusión de ellos y, por consiguiente, no pueden evadir la venganza que exige la propia creencia de ellos en lo que tiene que ser la justicia. 47 Y así, tienen miedo del Espíritu Santo y perciben en Él la "ira" de Dios. 48 Ciertamente son injustos con Él. 49 Y no pueden confiar en que no los vaya a aniquilar con rayos centellantes desprendidos de las ardientes "llamas" del Cielo por la Propia Mano iracunda de Dios. 50 Ciertamente creen que el Cielo es el infierno y tienen miedo del Amor. 51 Y les invade una profunda sospecha y el escalofrío del miedo cuando se les dice que nunca19 han pecado. 52 Su mundo20 depende de la estabilidad del pecado. 53 Y perciben la "amenaza" de lo que Dios entiende como justicia como algo más destructivo para ellos mismos y para su mundo que la venganza, la cual comprenden y quieren.
17 El especialismo: 1) es la forma de pensar de mi mente equivocada, cuando mi cerebro procesa los impulsos egóicos provenientes de mi yo soñador ("leyes de la evolución y escasez"), que es lo que hago casi todo el tiempo; 2) es el instinto evolutivo de sobrevivir, pero, manipulado por mi ego; 3) es mi deseo de estar separado(a) y por encima de los demás, tratando de poseer más y ser más que ellos, por el convencimiento de que soy merecedor(a) de las escasas cosas buenas y transitorias que ofrece el mundo; 4) es buscar interesadamente en relaciones especiales, el amor, la amistad y el aprecio especiales que puedan ofrecer, así como también, convencerlos de que entreguen sus cuerpos y/o mentes y/o posesiones igualmente especiales, que considero que me hacen falta. 5) Pero el especialismo nunca puede amar, apreciar o compartir desinteresadamente, ya que, por sí mismo, constituye una traición y un ataque contra el Amor de Dios por cada una de nuestras Almas —Que realmente somos— fusionadas en Una sola en Cristo, Su Hijo único. 6) En consecuencia, mi especialismo va a desconfiar de todos, al considerarlos como potenciales atacantes o competidores, y por eso, no se le va a escapar ninguna falta o pecado que puedan cometer; además de atacar a los que interfieran o se opongan a mis designios interesados. Ver T16.6, T24, T27.9 [82]-[83]
 
18 Significado, con mayúscula es, en el eterno Presente de la Unicidad, el de la relación de Amor de Dios con Nosotros, como Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, en perfectas paz y alegría. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, significado es el reflejo aquí de ese eterno Significado y, cuando pensamos con el especialismo del ego, es el significado que damos aquí a nuestra existencia separada, según las leyes de este mundo. Ver T2.2 [21], T2.6, T7.5 [26], T7.6 [46], T30.8, L14
 
19 … realmente, en el eterno Presente de la Unicidad donde realmente estamos todos, como Almas perfectas fusionadas en Una sola en Cristo, el único Hijo de Dios, Quien es Uno con Su Padre,
 
20 … creyendo en la realidad del ego del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están, por las leyes de la evolución y escasez,
T25.9 EL PRINCIPIO DE
LA SALVACIÓN
pár 69-71
T25.9 [69] 54 Y así, piensan que la pérdida del pecado sería una maldición. 55 Y huyen de las bendiciones del Espíritu Santo como si Él fuese un mensajero del infierno, enviado desde lo alto con ardides y engaños, para hacer caer sobre ellos la venganza de Dios, disfrazado de liberador y amigo. 56 ¿Qué otra cosa podría ser Él para ellos, sino un demonio disfrazado de ángel y dispuesto a engañarlos? 57 ¿Y qué otra escapatoria les puede ofrecer, sino una puerta que da al infierno, pero que se parece a la puerta que da al Cielo?

T25.9 [70] 58 No obstante, la justicia21 no puede castigar a los que piden que se les castigue, pero tiene un Juez Que sabe que en verdad son plenamente inocentes22. 59 En justicia, Él está obligado23 a liberarlos y a darles todo el honor que merecen y que se han negado a sí mismos, por no ser justos y no poder comprender que son realmente inocentes. 60 El Amor es incomprensible para los que pecan porque piensan que la justicia está escindida del Amor y representa otra cosa.

T25.9 [71] 61 Y así, se percibe el Amor como algo débil, y la venganza como muestra de fuerza. 62 Pues el Amor perdió la contienda cuando la justicia se separó de su lado, y ahora es demasiado débil como para salvar a nadie del castigo. 63 Pero además, la venganza —sin que medie el Amor— ha cobrado más fuerza al estar separada y alejada del Amor. 64 Y ahora, ¿qué otra cosa sino la venganza puede ayudar y salvar, mientras que el debilitado Amor está a un lado, de manos atadas, carente de justicia y vitalidad, e impotente para salvar24? 65 ¿Qué puede pedirte el Amor a ti, que piensas que todo esto es verdad25? 66 ¿Acaso podría Él creer —con justicia y con Amor— que en tu confusión tienes algo que dar? 67 No se te pide que Le tengas mucha confianza. 68 No puede ofrecerte más que lo que ves, y lo que reconoces que realmente no podrías darte a ti mismo.
21 … el pensamiento del Espíritu Santo reflejando aquí la Justicia de Dios,
 
22 … porque en verdad no son cuerpos transitorios sometidos a las leyes de la evolución y escasez, sino como Almas perfectas fusionadas en Una sola en Cristo, el único Hijo de Dios, Quien es Uno con Su Padre y Creador en el eterno Presente de la Unicidad…
 
23 … en su mente
 
24 … de los desmanes de este mundo…
 
25 … para mi cuerpo, cuando pienso con mi ego, lo es… Pero, si, después de haber aceptado el Redimir para ti mismo, has decidido querer creer en la Verdad que nos propone el Curso y aplicarla —en lo que te sea posible— a tu vida diaria, ella curará en tu mente todo pesar y dolor, todo miedo y toda pérdida, porque la sanará de los pensamientos que te aseguraban que todas estas cosas eran reales, y que sufrías debido a la lealtad que les profesabas. Entonces, si no le pones suficiente atención y cuidado a los pensamientos amorosos que de vez en cuando emergen de tu subconsciente, no solamente le estarás pidiendo demasiado poco a tu vida, sino que además vas a privar a los demás de la paz y la alegría que esos impulsos amorosos traen consigo.
T25.9 EL PRINCIPIO DE
LA SALVACIÓN
pár 72-73
T25.9 [72] 69 En la Propia justicia de Dios, el Espíritu Santo se da cuenta de todo lo que mereces, pero también comprende que no lo puedes aceptar para ti26. 70 Su función especial consiste en ofrecerte los presentes que los inocentes merecen. 71 Y cada presente que aceptas le trae alegría a Él y también a ti. 72 Él sabe que el Cielo se enriquece con cada presente que aceptas. 73 Y Dios Se alegra cuando Su Hijo recibe lo que la justicia amorosa sabe que le corresponde. 74 Pues el Amor y la justicia no son realmente diferentes. 75 Precisamente porque son lo mismo, la misericordia está a la mano derecha de Dios, y da al Hijo de Dios el poder de perdonarse a sí mismo sus pecados.

T25.9 [73] 76 ¿Cómo podría privarse de algo a aquel que lo merece todo? 77 Sería una injusticia, y ciertamente sería injusto para toda la santidad que hay en él, por mucho que él no la reconozca. 78 Dios no sabe de injusticias. 79 Él no permitiría que Su Hijo fuese juzgado27 por los que quieren su muerte y no podrían ver su valía en absoluto. 80 ¿Qué testigos fidedignos podrían ellos convocar para que hablasen en su defensa? 81 ¿Y quién vendría a interceder en su favor, y no atentar contra su vida? 82 Tú no le harías justicia. 83 No obstante28, Dios se aseguró de que se haría justicia con el Hijo que Él ama29, y de que ésta lo protegería30 de cualquier injusticia que tratases de cometer contra él, por creer que la venganza es su merecido.
26 … como cuerpo que eres en esta vida y que, de alguna manera tienes que sobrevivir…
 
27 El Juzgar, cuando pensamos con el ego, es el complemento de su percepción para sobrevivir en la realidad de este mundo: Nuestros sentidos nos informan de lo que perciben, información que interpretamos y juzgamos, para luego decidir qué es lo que nos conviene hacer o no al respecto. Pero, según el Curso, juzgar no es nuestra función, sino que pertenece al Espíritu Santo, cuya percepción acertada en nuestro espíritu, nos lleva al conocimiento. En efecto, después de haber aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado al otro y extendido los milagros sugeridos por el mismo Espíritu Santo, sabremos qué hacer en toda circunstancia para tratar de ser aquí —lo más posible— un reflejo de nuestra verdadera Identidad. Ver T3.8, T4.5 [64], T29.10 [62]-[63], M10, M15
 
28 … al momento de la separación,
 
29 Por medio de la Voz que habla por Él en tu espíritu, que es la parte de tu mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo…
 
30 … en su mente
T25.9 EL PRINCIPIO DE
LA SALVACIÓN
pár 74-75
T25.9 [74] 84 De la misma manera en que al especialismo no le importa quién paga el costo del pecado con tal de que se pague, el Espíritu Santo no toma en cuenta quién mira finalmente a la inocencia, con tal de que ésta se vea y se reconozca. 85 Pues un solo testigo es suficiente, siempre que vea de verdad. 86 La justicia —que es sencilla— no pide nada más. 87 El Espíritu Santo pregunta a cada uno si quiere ser ese testigo, de forma que la justicia pueda regresar al Amor y, ahí, quede satisfecha. 88 Cada función especial que Él asigna es sólo para esto: para que cada uno aprenda que el Amor y la justicia no están separados, 89 y que ambos salen fortalecidos al unirse la una con el otro. 90 Sin Amor, la justicia está prejuiciada y será débil. 91 Y el Amor sin justicia es imposible. 92 Pues el Amor es justo y no puede castigar sin causa. 93 ¿Qué causa podría haber que justificase un ataque contra los que son inocentes? 94 Así, el Amor corrige los errores con justicia, no con venganza. 95 Pues si lo hiciese con venganza sería injusto para con la inocencia.

T25.9 [75] 96 Tú puedes ser un testigo perfecto del poder del Amor y de la justicia, si comprendes que31 es imposible que el Hijo de Dios merezca venganza. 97 No hace falta que percibas que esto es verdad en toda circunstancia. 98 Tampoco necesitas corroborarlo con tu experiencia en el mundo, que no es otra cosa que la sombra de todo lo que realmente sucede en ti32. 99 El entendimiento que necesitas no proviene de ti, sino de un Yo33 más grande, tan grande, excelso y santo que no podría dudar de Su propia inocencia. 100 Tu función especial es llamarlo, para que te sonría, a ti, cuya inocencia Él realmente comparte. 101 Su entendimiento será el tuyo. 102 Y así, la función especial del Espíritu Santo se habrá realizado. 103 El Hijo de Dios ha encontrado un testigo de su inocencia y no de sus pecados. 104 ¡Qué poco necesitas dar al Espíritu Santo, para que se te dé la justicia que es sencilla!
31 … realmente en el eterno Presente de la Unicidad, Que es Donde realmente estamos aquí, según el Espíritu Santo, como reflejo de Tu eterna Vida con Dios y con Todos los demás como Almas perfectas fusionadas en Una sola en Cristo, el único Hijo de Dios,
 
32 … en nuestro espíritu… Ver T5.3 [12], T5.5 [33]
 
33 Mi Yo (con mayúscula), o mi Alma, conjuntamente con todas las demás Almas fusionadas en Una sola en Cristo, es el Hijo único creado por Dios en un Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Uno con Él en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que se profesan ese Amor Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En el Curso, la palabra Yo también es usada pocas veces como el Yo de Dios. Ver Lte.14 (-351)
T25.9 EL PRINCIPIO DE
LA SALVACIÓN
pár 76-77
T25.9 [76] 105 Sin imparcialidad no puede haber justicia. 106 ¿Cómo podría el especialismo ser justo? 107 No juzgues porque realmente no lo puedes hacer, pero tampoco porque eres un miserable pecador. 108 ¿Cómo pueden los que se creen especiales34 realmente comprender35 que la justicia es igual para todos? 109 Quitar a uno para dar a otro constituye una injusticia para ambos, pues los dos son iguales ante los ojos del Espíritu Santo. 110 Su Padre les dio a ambos la misma herencia36. 111 El que quiere tener más o tener menos, no es consciente de que realmente37 lo tiene todo. 112 No puede ser juez de lo que le corresponde a otro porque piensa que a él lo han privado de algo. 113 Pues en tal caso, tiene necesariamente que sentir envidia y tratar de apoderarse de lo que pertenece al que juzga. 114 No es imparcial ni puede ver de manera justa los derechos de otro, porque no tiene claros los suyos.

T25.9 [77] 115 Tú tienes derecho38 a todo el Universo39, a la Paz perfecta, a la completa liberación de todos los efectos del pecado, y a la Vida eterna, alegre y completa desde todo punto de vista, tal como Dios dispuso para Su santo Hijo. 116 Ésta es la única Justicia que el Cielo conoce y todo lo que el Espíritu Santo trae a la tierra40. 117 Tu función especial te muestra que sólo la justicia41 perfecta puede prevalecer sobre ti. 118 Así, estás a salvo de cualquier forma de venganza. 119 El mundo engaña, pero no puede reemplazar la justicia de Dios con su propia versión. 120 Pues sólo el Amor es justo, y sólo Él puede percibir lo que la justicia tiene necesariamente que conceder al Hijo de Dios. 121 Deja que el Amor decida, y nunca temas que, por no ser justo, te vayas a privar a ti mismo de lo que la justicia de Dios ha acordado para ti.
34 … porque creen, perciben y actúan de acuerdo con sus egos,
 
35 … con el Espíritu Santo
 
36 … ser Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad.
 
37 … en la Unicidad…
 
38 … aquí, a los reflejos de
 
39 Universo, con mayúscula, es sinónimo de la Unicidad de Dios, Cielo, Reino de los Cielos, Realidad, es decir, Todo lo creado por Dios, a saber: Nosotros como Almas perfectas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. Aquí, en minúscula, universo puede significar todo lo que está contenido en el tiempo y el espacio según el ego o, si estás pensando con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de la Unicidad de Dios. Ver T28.3 [16], T29.7 [39]
 
40 … como reflejo de esa Justicia de Dios.
 
41 … en minúscula porque se trata del reflejo aquí de la Justicia eterna de Dios,
Horario actual de
Un Curso sobre Milagros – Preliminares

COMPRAR:
or COMPRAR aquí
en la tienda CIMS:

 PDF GRATUITO de los Principios De Los Milagros aquí
COURSE IN MIRACLES SOCIETY
(Sin ánimo de lucro)
Donar
En la actualidad, todos los proyectos CIMS están respaldados por donaciones de tiempo libre, talento y dinero. Si desea apoyar alguna de las actividades de la Sociedad de alguna manera, no dude en ponerse en contacto.

Debido al carácter internacional de CIMS, Internet es nuestro principal medio de comunicación y colaboración.

Para hacer una donación deducible de impuestos en apoyo de las lecciones diarias, haga clic aquí.

Además, por medio de su testamento u otro plan de sucesión, puede nombrar "Curso en la Sociedad de Milagros" como el beneficiario de una parte de su sucesión, o de activos particulares en su sucesión. De esta manera, está honrando a sus seres queridos y al mismo tiempo brinda un apoyo crítico a la extensión de LOVE.

DONAR to OTROS PROYECTOS
CIMS | 800-771-5056 | reja-joy@jcim.net | jcim.net