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Un Curso Sobre Milagros
edición original
T11.1 [1] 1 Se te ha dicho que no hagas que el error sea real, y la manera de no hacerlo es muy sencilla. 2 Si quieres creer en el error tendrías que hacerlo real, debido a que el error no es verdadero1.

3 En cambio, la Verdad2 es real por derecho propio, y para creer en Ella no tienes que hacer nada.

4 Tienes que comprender que no reaccionas ante los estímulos de por sí, sino por la interpretación que les das. 5 Por consiguiente, tu interpretación se convierte en la justificación
de tus reacciones.

6 Por eso, analizar las motivaciones de otros es arriesgado para ti.

7 Si decides3 que alguien está realmente tratando de atacarte, abandonarte o esclavizarte, reaccionarás como si efectivamente fuera así, porque hiciste que su error fuese real para ti.

8 Interpretar el error es conferirle poder y, si se lo confieres, habrás pasado por alto a la Verdad.

CH 11. EL PLAN DE DIOS
PARA LA SALVACIÓN
11.2 EL JUICIO DEL ESPÍRITU SANTO
gráfico por ©Deposit Photos 


Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 1  
L E C C I Ó N 124
Recordaré que soy
Uno con Dios.
L124.1 1 Hoy volvemos a dar gracias por nuestra Identidad en Dios. 2 Nuestra casa está a salvo, nuestra protección está garantizada en todo lo que hacemos, y tenemos a nuestra disposición el poder y la fuerza para ejecutar todo cuanto emprendamos. 3 No podemos fracasar en nada. 4 Todo lo que tocamos adquiere una brillante luminosidad que bendice y cura. 5 Siendo realmente Uno con Dios y el Universo1 seguimos adelante, alegres, con el pensamiento de que Dios Mismo va con nosotros por doquier.

L124.2 6 ¡Cuán santas son nuestras mentes! 7 Y todo cuanto vemos refleja la santidad en la mente, que realmente es Una con Dios y con Ella Misma2. 8 ¡Cuán fácilmente desaparecen los errores, y la muerte cede su puesto a la Vida eterna! 9 Nuestras huellas luminosas señalan el camino hacia la Verdad, pues Dios es nuestro Compañero, mientras recorremos el mundo durante un tiempo. 10 Y los que nos siguen, reconocerán el camino porque la luz que llevamos ha quedado atrás, aunque sigue con nosotros en nuestro caminar hacia adelante.
1 Universo, con mayúscula, es sinónimo de la Unicidad de Dios, Cielo, Reino de los Cielos, Realidad, es decir, Todo lo creado por Dios, a saber: Nosotros como Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de la Unicidad o Santísima Trinidad. No creó Más nada, por lo tanto no existe más nada realmente. En minúscula, universo puede significar todo lo que está contenido en el tiempo y el espacio según el ego o, si estás pensando con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de la Unicidad de Dios. Ver T28.3 [16], T29.7 [39]
 
2 La Mente, con mayúscula, se refiere a la Mente o el Pensar de Dios o de Su Hijo o de Cristo, y representa el agente que activa al Alma (o Espíritu), aportándole su energía creadora o Amor. En la separación, la mente del Hijo separado parece tener tres partes: 1) El espíritu, que es la parte que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo, Quien se nos manifiesta por medio de impulsos amorosos y revelaciones; 2) el ego, que recibe del ego primario en la fuente de la separación, los impulsos de vida y de sobrevivencia, los cuales, al ser procesados por nuestro cerebro —subconsciente o conscientemente— dan vida a nuestro cuerpo y nutren a nuestra razón, lógica y sentido común de lo necesario para defendernos y sobrevivir; y 3) el decididor, que es lo que en nosotros decide todo el tiempo si pensar con el ego —que es lo que hacemos "usualmente"— o con el espíritu. Ver T7.3, T19.2, T25.5, L45, L165.
P A R T E 1
L E C C I Ó N 124
pár 3
L124.3 11 Lo que recibimos es nuestro eterno Don3 que damos a los que nos han de seguir y a los que vinieron antes, o a los que permanecieron por algún tiempo con nosotros. 12 Y Dios —Que nos ama a Todos con el mismo Amor4 con el Que fuimos creados— nos sonríe y nos ofrece la felicidad que dimos. 13 Hoy no pondremos en duda Su Amor por nosotros, ni cuestionaremos Su protección ni Su cuidado por nosotros5.
3 … de Hijo de Dios
 
4 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
 
5 … Si, después de haber aceptado el Redimir para ti mismo, has decidido querer creer en la Verdad que nos propone el Curso y aplicarla —en lo que te sea posible— a tu vida diaria, ella curará en tu mente todo pesar y dolor, todo miedo y toda pérdida, porque la sanará de los pensamientos que te aseguraban que todas estas cosas eran reales, y que sufrías debido a la lealtad que les profesabas. Entonces, si no le pones suficiente atención y cuidado a los pensamientos amorosos que de vez en cuando emergen de tu subconsciente, no solamente le estarás pidiendo demasiado poco a tu vida, sino que además vas a privar a los demás de la paz y la alegría que esos impulsos amorosos traen consigo.
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pár 4-5
L124.4 14 Ninguna ansiedad sin sentido podrá interponerse entre nuestra fe y nuestra concienciación de Su Presencia. 15 Hoy somos uno con Él, al reconocerlo y recordarlo. 16 Lo sentimos en nuestros corazones. 17 Nuestras mentes contienen Sus pensamientos; nuestros ojos ven Su afabilidad en todo lo que contemplamos. 18 Hoy vemos sólo lo que es afable y amoroso.

L124.5 19 Lo vemos en el dolor que desaparece cuando el dolor da paso a la paz. 20 Lo vemos en los desesperados, en los tristes y afligidos, en los que están solos y tienen miedo, cuando a todos ellos se les restaura la tranquilidad y la paz interior en las que realmente fueron creados. 21 Y lo vemos también en los moribundos y en los muertos, restituyéndolos así a la Vida. 22 Y vemos todo esto porque primero lo vimos en nuestro fuero interno.
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pár 6
L124.6 23 Ningún milagro6 será negado jamás a los que saben que realmente son Uno con Dios. 24 No hay ninguno de los pensamientos de ellos que carezca del poder de curar toda forma de sufrimiento7 en cualquier persona, que haya vivido en el pasado o que viva en los tiempos por venir; tan fácilmente como lo hacen en las personas que ahora caminan a su lado. 25 Los pensamientos de ellos son realmente eternos8, y no tienen nada que ver ni con la distancia ni con el tiempo.
6 Extender un milagro a otro, es la máxima expresión de Amor que puedes experimentar en tu fuero interno, cuando, después de haber aceptado el Redimir para ti mismo y logrado perdonar totalmente a un hermano, se corre el velo que te impedía verlo con la visión de Cristo, y unes tu Alma a La de él en una unión de Amor, que se extiende a todas las Almas, ya que, realmente, hay Una sola, La del Hijo único de Dios. El milagro trasciende las leyes de este mundo, remplazándolas por una verdadera empatía o altruismo, como reflejo aquí del Amor que nuestras Almas comparten en el Cielo, reflejo que cura la mente de tu hermano de su creencia en la realidad del ego y, al mismo tiempo, consolida tu propia curación. El milagro es el medio para alcanzar conjuntamente la meta del Curso, no se pide, sino que sucede y, al suceder, se acepta que su origen es divino, mediante un acto de fe. Ver las definiciones de las palabras en negrillas en el Glosario y en: LTe.13 (-L341)
 
7 … en la mente
 
8 … por cuanto son reflejos aquí del eterno Pensar o Crear de Dios, que es también El de Su Hijo, ya que son Uno,
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pár 7
L124.7 26 Nos unimos en esta concienciación cuando decimos que realmente somos Uno con Dios. 27 Pues con estas palabras afirmamos también que hemos sido salvados y curados, que con ellas podemos igualmente salvar y curar9. 28 Hemos aceptado, y ahora queremos dar, pues queremos conservar los Dones que Nuestro Padre Nos dio. 29 Hoy queremos experimentar en nosotros mismos que somos Uno con Él10, de modo que el mundo puede compartir con nosotros nuestro reconocimiento de la Realidad11. 30 Con esta experiencia nuestra, el mundo se libera; y al ir negando que estemos separados de Nuestro Padre se curará conjuntamente con nosotros.
9 Salvar o La salvación: 1) es el proceso de deshacer la separación que nunca fue, cuestionando nuestra creencia en la realidad del ego, del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez; 2) es querer creer en el eterno Presente de la Realidad del Amor de Dios, en Cuya Unicidad estamos realmente todos, como Almas perfectas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios; 3) es ir dejando cada vez más de lado el pensar, percibir y actuar egocentrista del ego y, en su lugar, pensar con el Espíritu Santo; 4) es aceptar el Redimir para nosotros mismos; 5) es perdonar al otro y a los demás y extender los milagros que nos sugiera el Espíritu Santo; 6) es entablar relaciones santas y multiplicar el perdonar y la extensión de milagros. Ver T9.6, T11, T22, T31, LTe.2 (-L231) Y Curar (o curación como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, curar es el proceso por el cual queremos curar en nuestra mente la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros, entablando así relaciones santas con todos. Este proceso llevará nuestra Alma a los instantes santos del mundo real y a la unión con todas las demás Almas en la experiencia de Cristo. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver T2.3 [69], T4.9 [106], T5.3 [18], T19.2, L137, L139
 
10 … y lo experimentaremos en el mundo real —la meta de nuestro viaje con el Curso— .es el estado que se experimenta en un instante santo en nuestro fuero interno, con nuestro espíritu o mente acertada, al haber logrado perdonar completamente a otro y unirnos a su Alma en la experiencia de Cristo, y, por ende, a todas las demás Almas unificadas como Una en Cristo; es "saber", que el Juicio Final de Dios consiste en que Nuestro Padre nos dice a cada uno: "Tú, unido al Alma del otro y a las Almas de todos los demás, sigues siendo Mi Hijo único, por siempre inocente, por siempre cariñoso y por siempre querido, tan ilimitado como Tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. Por lo tanto, despierta y regresa a Tu Casa, que realmente nunca abandonaste. Ver T2.6, T3.8, T26.4 [21], LTe.10 (-L311)
 
11 La Realidad, con mayúscula, significa la infinita y eterna Unicidad de Dios, en la Cual, todos nosotros, sin excepción, cual Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, somos Uno con Nuestro Padre, compartiendo con Él Su Amor, el Espíritu Santo. Algunos de sus sinónimos son: Cielo, Eternidad, Reino, Reino de los Cielos, Universo. En minúscula, realidad significa la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez que hicimos, realidad en la que habitualmente creemos, percibimos, pensamos y actuamos con el ego. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, estudiamos y aplicamos el Curso, podemos trascender esta realidad en nuestro fuero interno, ingresando al mundo real, que es el reflejo aquí de la eterna Realidad. Ver T8.10, T11.4, T11.9, T18, T30.9
P A R T E 1
L E C C I Ó N 124  
pár 8-13
L124.8 31 ¡Que hoy la paz sea contigo! 32 Asegura tu paz practicando concienciar que eres realmente Uno con Tu Creador, así como Él lo es Contigo. 33 En algún momento del día, cuando mejor te parezca, dedica media hora a pensar que realmente eres Uno con Dios. 34 Ésta es la primera vez que intentamos realizar una sesión prolongada, para la que no se establecen reglas ni se sugieren palabras especiales con las cuales dirigir tu meditación. 35 Hoy confiaremos en que la Voz que habla por Dios nos hable cuando lo crea oportuno, seguros de que Él no habrá de fallar. 36 Permanece con Él durante esta media hora. 37 Él se encargará de lo demás.

L124.9 38 El beneficio que esto habrá de aportarte no será menor porque creas que no está pasando nada. 39 Quizás hoy no estés preparado para aceptar este beneficio. 40 Pero en algún momento y en algún lugar te llegará, y no dejarás de reconocerlo cuando emerja con certeza en tu mente. 41 Esta media hora será encuadrada en un marco dorado, y cada minuto será como un diamante que se incruste alrededor del espejo que este ejercicio te va a ofrecer. 42 Y en él, verás la faz de Cristo reflejando la tuya.

L124.10 43 Tal vez hoy, tal vez mañana, verás tu propia transfiguración en el espejo que esta santa media hora te presentará para que te mires en él. 44 Cuando estés preparado, la encontrarás allí, en lo profundo de tu mente, esperando que la halles. 45 Entonces recordarás el pensamiento al que dedicaste esta media hora y, lleno de agradecimiento, te darás cuenta de que ningún tiempo había sido alguna vez empleado de mejor manera.

L124.11 46 Tal vez hoy, tal vez mañana, te mirarás en ese espejo, y comprenderás que la luz libre de pecado que ves en él te pertenece; que el encanto que en él observas es el tuyo propio. 47 Considera esta media hora como un presente que haces a Dios, con la certeza de que Lo que Él te dará a cambio será una sensación de Amor que sobrepasará tu entendimiento; una alegría demasiada profunda para poder ser comprendida y una visión demasiada santa para que tus ojos corporales la puedan ver. 48 No obstante, puedes estar seguro de que algún día —tal vez hoy, tal vez mañana— entenderás, comprenderás y verás.

L124.12 49 Añade más joyas al marco dorado que enmarca al espejo que hoy te fue ofrecido, repitiendo cada hora interiormente:

L124.13 50 Quiero recordar que realmente soy Uno con Dios, conjuntamente con todos mis hermanos y mi Yo, en eterna Paz y Santidad.


Un Curso Sobre Milagros
edición original
TEXTO
Capítulo 11 
EL PLAN DE DIOS
PARA LA SALVACIÓN

T11.1 INTRODUCCIÓN pár 1-2
T11.1 [1] 1 Se te ha dicho que no hagas que el error sea real, y la manera de no hacerlo es muy sencilla. 2 Si quieres creer en el error tendrías que hacerlo real, debido a que el error no es verdadero1. 3 En cambio, la Verdad2 es real por derecho propio, y para creer en Ella no tienes que hacer nada. 4 Tienes que comprender que no reaccionas ante los estímulos de por sí, sino por la interpretación que les das. 5 Por consiguiente, tu interpretación se convierte en la justificación de tus reacciones. 6 Por eso, analizar las motivaciones de otros es arriesgado para ti. 7 Si decides3 que alguien está realmente tratando de atacarte, abandonarte o esclavizarte, reaccionarás como si efectivamente fuera así, porque hiciste que su error fuese real para ti. 8 Interpretar el error es conferirle poder y, si se lo confieres, habrás pasado por alto a la Verdad.

T11.1 [2] 9 Analizar las motivaciones del ego es muy complicado, muy confuso y siempre se corre el riesgo de que tu propio ego se involucre. 10 Todo el proceso representa un intento inequívoco para demostrar tu propia facultad de comprender lo que percibes. 11 Esto lo demuestra el hecho de que reaccionas ante tus interpretaciones como si fuesen correctas y, que controlas tus reacciones relacionadas con el comportamiento, pero no emocionalmente. 12 Esto es evidentemente una escisión mental, en la que has atacado la integridad de tu mente4, poniendo a pelear a un nivel de la misma contra otro.
1 … porque Dios no tuvo nada que ver con él ni con la hechura del tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen.
 
2 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber visto su Alma con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5
 
3 … pensando con el ego y creyendo que su realidad del tiempo y el espacio regidos por las leyes de la evolución y escasez es verdad, es la verdadera realidad,
 
4 La Mente íntegra o única es la Mente de Dios Que es también la de Su Hijo, y es la única que realmente existe. Cuando en este mundo pensamos con el Espíritu Santo, nuestro pensar es el reflejo del Pensar de Amor de Dios en Su Mente única, conjuntamente con Su Hijo, en Su eterna Unicidad.


Un Curso Sobre Milagros
edición original
TEXTO
Capítulo 11 
EL PLAN DE DIOS
PARA LA SALVACIÓN

T11.2 EL JUICIO DEL ESPÍRITU SANTO pár 3-10
T11.2 [3] 1 Sólo una interpretación de las motivaciones tiene sentido. 2 Y, por tratarse del juicio del Espíritu Santo, no requiere esfuerzo alguno de tu parte: 3 Todo pensamiento amoroso es verdadero; 4 todo lo demás es un ruego que pide curación y ayuda; 5 eso es lo que realmente es, sin importar la forma que adopte1. 6 ¿Podría alguien justificarse si reaccionara con ira ante un pedido de ayuda? 7 Ninguna reacción es apropiada, excepto la de estar dispuesto a ayudarle, pues eso, y sólo eso es lo que realmente está pidiendo. 8 Ofrécele cualquier otra cosa y te estarás arrogando el derecho de atacar su Realidad, al interpretarla como mejor te parece2.

T11.2 [4] 9 Tal vez no tengas completamente claro el peligro que esto supone para tu propia mente, pero esto no quiere decir en absoluto que no esté perfectamente claro. 10 Si mantienes que una petición de ayuda es otra cosa, reaccionarás ante esa otra cosa y tu respuesta será inadecuada para la realidad Tal como realmente es, pero no para la percepción que tienes de ella. 11 Esto es, por definición, una pobre prueba de realidad. 12 No hay nada que te impida reconocer todos los pedidos de ayuda exactamente como lo que son, que no sea la necesidad de atacar que tú mismo percibes. 13 Esta necesidad es lo único que hace que estés dispuesto a entablar interminables "batallas" contra3 la Realidad en las que, al negar que la necesidad de curar sea real, La estarás haciendo irreal. 14 No harías esto si no fuese porque no estás dispuesto a percibir la realidad como realmente es y, por consiguiente, te privas de Ella.
1 Curar (o curación como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, curar es el proceso por el cual queremos curar en nuestra mente la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros, entablando así relaciones santas con todos. Este proceso llevará nuestra Alma a los instantes santos del mundo real y a la unión con todas las demás Almas en la experiencia de Cristo. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver T2.3 [69], T4.9 [106], T5.3 [18], T19.2, L137, L139
 
2 La Realidad, con mayúscula, significa la infinita y eterna Unicidad de Dios, en la Cual, todos nosotros, sin excepción, cual Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, somos Uno con Nuestro Padre, compartiendo con Él Su Amor, el Espíritu Santo. Algunos de sus sinónimos son: Cielo, Eternidad, Reino, Reino de los Cielos, Universo. En minúscula, realidad significa la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez que hicimos, realidad en la que habitualmente creemos, percibimos, pensamos y actuamos con el ego. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, estudiamos y aplicamos el Curso, podemos trascender esta realidad en nuestro fuero interno, ingresando al mundo real, que es el reflejo aquí de la eterna Realidad. Ver T8.10, T11.4, T11.9, T18, T30.9
 
3 … el reflejo aquí de
T11.2 EL JUICIO DEL
ESPÍRITU SANTO
pár 5-6
T11.2 [5] 15 Decirte que no juzgues lo que no entiendes es ciertamente un buen consejo. 16 Nadie que sea parte interesada puede ser un testigo imparcial, porque la verdad según él se habrá convertido en lo que él quiere que sea. 17 Si no estás dispuesto a percibir un pedido de ayuda como lo que es realmente, es porque no estás dispuesto a dar ayuda ni a recibirla. 18 El análisis de la "verdadera" motivación del ego es el equivalente moderno de la Inquisición, pues en ambos se "descubre" el error del hermano y luego se le ataca por su propio bien. 19 ¿Qué otra cosa que proyección puede ser esto? 20 Pues sus errores se encuentran en las mentes de sus intérpretes, y por ellos lo castigan.

T11.2 [6] 21 Cada vez que dejas de reconocer un pedido de ayuda, estás negándote a recibirlo. 22 ¿Mantendrías acaso que no la necesitas? 23 No obstante, eso es lo que haces cuando te niegas a reconocer el pedido de ayuda de un hermano, pues sólo si respondes a su llamado es como se te puede ayudar. 24 Niégate a ayudarle y no podrás reconocer la Respuesta de Dios4 para ti. 25 El Espíritu Santo no necesita tu ayuda para interpretar motivaciones, pero tú necesitas la Suya. 26 Sólo apreciarlo es una respuesta apropiada para tu hermano. 27 Debes estarle agradecido tanto por sus pensamientos cariñosos como por sus llamadas pidiendo ayuda, pues ambas cosas —si las percibes acertadamente— son capaces de traer Amor a tu concienciación. 28 Y toda tu sensación de estar tenso viene justamente de tus intentos de no hacer sencillamente esto.
4 … el Espíritu Santo
T11.2 EL JUICIO DEL
ESPÍRITU SANTO
pár 7-8
T11.2 [7] 29 ¡Qué sencillo es, por tanto, el plan de Dios para la salvación5! 30 No hay sino una sola manera de reaccionar ante6 la Realidad, pues ella no suscita conflicto alguno. 31 No hay sino un solo Maestro de la realidad, Que comprende Lo que ella realmente es. 32 Él no cambia de parecer con respecto a la realidad7, porque la Realidad no cambia nunca. 33 Aunque en tu estado dividido tus interpretaciones de la realidad no tienen significado, las del Espíritu Santo se mantienen constantemente verdaderas. 34 Él te las da porque son para ti. 35 No intentes "ayudar" a un hermano a tu manera, pues ustedes no pueden ayudarse a sí mismos. 36 Pero si escuchas su clamor pidiendo la ayuda de Dios, reconocerás la propia necesidad que tienes del Padre.

T11.2 [8] 37 Tus interpretaciones de las necesidades de tu hermano son tu interpretación de las tuyas. 38 Al dar ayuda, la estás pidiendo para ti; y si lo que percibes en ti es solamente una única necesidad, te curarás. 39 Pues habrás reconocido la Respuesta de Dios como tú quieres que sea, y si en verdad La quieres, será verdaderamente tuya. 40 Cada pedido de ayuda que respondes en Nombre de Cristo, acerca más el recuerdo de tu Padre a tu concienciación. 41 Así pues, en interés de tu propia necesidad, oye todo pedido de ayuda como lo que realmente es, de manera que Dios Te8 pueda responder.
5 El Plan de Dios para nuestra salvación: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego, de manera de liberar la fuerza de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos o hagamos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— reconocer en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es aprender lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso.Ver T8.4 [22], T15.4 [33], T17.3 [9], L71, L72, LTe.2 (- L231)
 
6 … del reflejo aquí de
 
7 … el reflejo aquí de la Realidad
 
8 Te, con mayúscula, quiere decir Tú, como el Alma perfecta y eterna Que, conjuntamente con todas las demás Almas están unificadas como Una en Cristo, sencillamente, porque al ser todas igualmente perfectas y eternas, son la misma cosa, es decir, son el Hijo único de Dios Que realmente somos. En minúscula, te, cuando decides pensar con el Espíritu Santo y has: aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado, extendido milagros y entablado relaciones santas, eres el reflejo aquí de Cristo; y cuando piensas, percibes y actúas con el ego —como lo haces habitualmente— te identificas con él. Ver T8.4 [20], T233
T11.2 EL JUICIO DEL
ESPÍRITU SANTO
pár 9-10
T11.2 [9] 42 Al aplicar más y más constantemente la interpretación del Espíritu Santo a las reacciones de otros, obtendrás una mayor concienciación de que Sus criterios son igualmente aplicables a ti. 43 Pues, aunque reconocer el miedo9 no es suficiente para poder escapar de él, sí es necesario para demostrar la necesidad de escapar. 44 El Espíritu Santo tiene aún que traducirlo a la Verdad. 45 Si se te dejase con el miedo, una vez que lo hubieses reconocido, habrías dado un paso que te alejaría de la Realidad en vez de acercarte a Ella. 46 No obstante, hemos enfatizado repetidamente la necesidad de reconocer el miedo y de confrontarlo sin su disfraz, como un paso crucial en el proceso de deshacer al ego. 47 Considera entonces lo mucho que te va a servir la interpretación que hace el Espíritu Santo de las motivaciones de los demás.

T11.2 [10] 48 Habiéndote enseñado a aceptar únicamente los pensamientos de Amor de otros y a considerar todo lo demás como un pedido de ayuda, el Espíritu Santo te ha enseñado que el miedo en sí constituye un pedido de ayuda. 49 Esto es lo que realmente quiere decir reconocer el miedo. 50 Si tú no lo proteges, el Espíritu Santo lo re-interpretará. 51 En esto radica el valor principal de aprender a percibir cualquier ataque como un pedido de Amor. 52 Ya aprendimos con propiedad que miedo y ataque están inevitablemente asociados. 53 Si sólo los ataques producen miedo, y si los consideras como los pedidos de ayuda que realmente son, la irrealidad del miedo tendrá necesariamente que aflorar en ti. 54 Pues el miedo constituye un pedido de Amor, al reconocer subconscientemente Lo que se negó10.
9 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
 
10 Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
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