PARA VER TODO EL CORREO HAGA
Un Curso Sobre Milagros
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T18.3 [23] 73 No obstante, el Cielo es algo seguro. 74 Y no es un sueño. 75 Su llegada19 significa que escogiste la Verdad, y que ésta llegó porque estuviste dispuesto a permitir que tu relación especial satisfaciera sus condiciones.

76 El Espíritu Santo ha depositado afablemente el mundo real en tu relación: el mundo de los sueños felices, de los cuales es tan fácil y tan natural despertar.

77 Pues del mismo modo en que los sueños que sueñas dormido y los que sueñas despierto representan los mismos deseos que guardas en tu mente, así también el mundo real y la Verdad del Cielo se unen en la Voluntad de Dios.

78 El sueño de despertar se convierte fácilmente en la realidad del mundo real. 79 Pues ese sueño viene de haber unido tu voluntad a la Voluntad de Dios. 80 Y lo que esta Voluntad quiere que se haga, jamás ha dejado de hacerse.

 CH 18. EL SUEÑO Y LA REALIDAD
18.3 LA BASE DEL SUEÑO
gráfico por ©Deposit Photos 


Un Curso Sobre Milagros
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Libro de Lecciones
P A R T E 1  
INTRODUCCIÓN A LAS
LECCIONES 181 a 200
L (-L181) in.1 1 Nuestras próximas lecciones hacen especial hincapié en reforzar tu disposición de fortalecer tu débil compromiso y de fusionar en un solo empeño todas tus metas dispersas. 2 Todavía no se te pide una dedicación a tiempo completo. 3 Lo que ahora se te pide es que practiques a fin de alcanzar la sensación de paz que tal compromiso unificado te aportará, aunque sólo sea intermitentemente. 4 Experimentar eso es lo que hará que estés completamente dispuesto a seguir el camino que este Curso señala.
1 La meta del Curso: 1) es aprender a pensar, percibir y actuar cada vez más con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego, de manera de liberar la fuerza de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos o hagamos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— reconocer en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, fusionadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es liberarnos del pensar del ego para poder regresar a la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; 4) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor Que eternamente Se profesan Uno a Otro, extendiendo así la Creación; 5) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T17.7, T17.8, T22.7 [51], T31.2 [23], L127.6, L131.2
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INTRODUCCIÓN A LAS
LECCIONES 181 a 200
pár 2-3
L (-L181) in.2 5 Ahora nuestras lecciones están orientadas específicamente a ampliar tus horizontes y a tratar de manera directa con aquellos bloqueos que mantienen tu visión estrecha y demasiado limitada para dejarte ver el valor de nuestra meta1. 6 Lo que ahora nos proponemos es levantar esos bloqueos, aunque sólo sea brevemente. 7 Las palabras en sí no pueden transmitir la sensación de liberación que nos va a traer el levantarlos. 8 Pero la experiencia de libertad2 y de paz3 que te llegará a medida que renuncies a tu apretado control sobre lo que ves4, hablará por sí misma. 9 Tu motivación se intensificará de tal manera que las palabras tendrán poca importancia. 10 Estarás seguro de lo que realmente quieres5 y de lo que6 no tiene valor7.

L (-L181) in.3 11 Y así comenzamos el viaje más allá de las palabras, concentrándonos primero en lo que todavía impide tu progreso. 12 Experimentar aquello que existe más allá de toda actitud defensiva8 seguirá siendo inalcanzable mientras se niegue su existencia. 13 Puede que esté ahí, pero tú no puedes aceptar su presencia. 14 De modo que ahora nos proponemos ir más allá de todas tus defensas por algunos momentos cada día. 15 No se pide más que esto porque no se necesita más que esto. 16 Será suficiente para garantizar que llegue todo lo demás.
2 Libertad con mayúscula es, en la eterna Unicidad, la libre Voluntad de Dios de Amar o crear, Que es también la libre Voluntad de todos nosotros como Almas perfectas y eternas, fusionadas como Una en Cristo, Su único hijo, de amar y ser amados. Aquí, en minúscula, libertad, cuando pienso con el Espíritu Santo, es la liberación del confinamiento impuesto por las mentes individuales separadas unas de otras, para amar sin excepción y por igual a todos, como reflejo de la Unicidad; y, cuando pienso con el ego, es lo que decido hacer con mi libre albedrío, según las leyes de la evolución y escasez. Ver T2.6 [109], T13.7 [62], T17.6 [52], L199, LR6 (-206)
 
3 Paz, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en el eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que realmente no somos cuerpos sino Almas, fusionadas todas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez. En minúscula, cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, paz es el estado que experimentamos en el mundo real cuando hemos perdonado totalmente al otro —es decir, que nos damos cuenta de que no hay nada que perdonar, porque lo hemos reconocido como el Cristo que realmente es, como el Alma perfecta y eterna que realmente es, Alma que es exactamente igual a La mía y a Las de todos los demás— y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el ego, paz es el estado que se puede obtener transitoriamente según los acuerdos y leyes del mundo. Ver T6.6.2, T19.5, T29.7, L105, L188, L200, M11, M20
 
4 … con tu ego
 
5 … se un reflejo aquí de lo que somos en el eterno Presente de la Unicidad, en la que todas nuestras Almas están fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios…
 
6 … realmente
 
7 … la realidad del tiempo y del espacio del ego…
 
8 … el mundo real, la meta de nuestro viaje con el Curso: 1) es el estado que se experimenta en un instante santo en nuestro fuero interno, con nuestro espíritu o mente acertada, al haber logrado perdonar completamente a otro y unirnos a su Alma en la experiencia de Cristo, en Quien todas las demás Almas están fusionadas en Una sola; 2) es "saber", que el Juicio Final de Dios consiste en que Nuestro Padre nos dice a cada uno: "Tú, unido al Alma del otro y a las Almas de todos los demás, sigues siendo Mi Hijo único, por siempre inocente, por siempre cariñoso y por siempre querido, tan ilimitado como Tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. Por lo tanto, despierta y regresa a Tu Casa, que realmente nunca abandonaste." Ver T2.6, T3.8, T26.4 [21], LTe.10 (-L311)


Un Curso Sobre Milagros
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Libro de Lecciones
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L E C C I Ó N 200
No hay otra paz
que La de Dios1 .
L200.1 1 No sigas buscando. 2 No vas a encontrar otra paz que La de Dios. 3 Acepta este hecho y evita la agonía de sufrir aún más amargos desengaños, deprimentes desesperaciones y el sentido de helada desesperanza y duda. 4 No sigas buscando. 5 No hay nada más que puedas encontrar, excepto la paz de Dios, a menos que lo que estés buscando sea miseria y dolor.

L200.2 6 Éste es el punto final al que finalmente cada uno tiene necesariamente que llegar, dejando de lado toda esperanza de hallar felicidad donde no la hay; de ser salvado por lo que sólo puede herir; de hacer paz del caos, alegría del dolor y Cielo del infierno. 7 No sigas tratando de ganar por medio de pérdidas, ni de morir para vivir. 8 Pues lo único que encontrarías con todo eso sería una derrota2.
1 Paz, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en el eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que realmente no somos cuerpos sino Almas, fusionadas todas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez. En minúscula, cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, paz es el estado que experimentamos en el mundo real cuando hemos perdonado totalmente al otro —es decir, que nos damos cuenta de que no hay nada que perdonar, porque lo hemos reconocido como el Cristo que realmente es, como el Alma perfecta y eterna que realmente es, Alma que es exactamente igual a La mía y a Las de todos los demás— y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el ego, paz es el estado que se puede obtener transitoriamente según los acuerdos y leyes del mundo. Ver T6.6.2, T19.5, T29.7, L105, L188, L200, M11, M20
 
2 … estas son las leyes de la evolución y escasez redactadas como sistema de pensamiento del ego por nuestro yo soñador en el momento de la separación: El mito de la separación cuenta que, en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, se adentró la diminuta idea alocada de separarse de Dios y crear por su cuenta, de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. A causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en: 1) Una idea seria el “yo soñador” (o el Hijo de Dios soñando que logró separarse)capaz de lograr algo y de tener efectos reales, tales como las siguientes hechuras: 1.1) Hace unos 14.000 millones de años (cuando se calcula que explotó el ”Big Bang), ), hizo el tiempo, el espacio, el inicio del universo (o Cosmos), y el sistema de pensamiento del ego, con el que manejará la evolución de esos efectos reales; 1.2) hace unos 4.500 millones de años, inició la pizca de polvo cósmico que llamamos "mundo"; 1.3) hace unos 200 a 300 mil años, otorgó al homo sapiens, la facultad de manipular su instinto natural. Ver: T27.9 [82], T1.1.28 [38], T5.4 [21], M2.4
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pár 3
L200.3 9 No obstante, con la misma facilidad, puedes pedir Amor, felicidad y vivir eternamente una Paz que no tiene fin3. 10 Pide esto y sólo podrás ganar. 11 Pedir lo que realmente ya tienes4, tiene necesariamente que tener éxito. 12 Pedir que lo falso sea verdadero, sólo puede fracasar. 13 Perdónate a ti mismo tus imaginaciones vanas y no sigas buscando lo que no puedes encontrar. 14 Pues, ¿qué podría ser más insensato que buscar, buscar, y volver a buscar el infierno, cuando no tienes sino que abrir los ojos y mirar para darte cuenta de que el Cielo5 se encuentra ante ti, con sólo atravesar una puerta que es fácil de abrir, para darte la bienvenida?
3 … al Espíritu Santo. En efecto, el mito de la separación también cuenta que en el mismo instante de la separación, Dios dio su Respuesta a la misma: el Espíritu Santo, cuyos impulsos milagrosos, cuando emergen desde lo más profundo de nuestro subconsciente y los tomamos en cuenta, nos invita a aceptar el Redimir para nosotros mismos, a perdonar y a extender milagros al otro(s). Ver: T27.9 [82], T1.1.28 [38], T5.4 [21], M2.4
 
4 … como el Hijo único de Dios Que realmente eres en la Unicidad, con mayúscula, es, la idea que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de fusionar todas nuestras Almas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos el Hijo único de Dios. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
 
5 Cielo, con mayúscula, es lo único Que Dios ha creado. No es un lugar ni un estado. Aquí, simplemente, es la concienciación de la perfecta Unicidad del Padre con todas las Almas que realmente somos, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. Algunos de sus sinónimos son: Realidad, Unicidad, Reino de Dios, Reino de los Cielos. Ver T4.2 [19], T4.4 [41], T9.11 [103], L138
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pár 4
L200.4 15 Regresa a casa6. 16 No encontraste7 la felicidad en el extranjero8, ni en formas foráneas que no tienen ningún significado para ti, aunque trataste de hacer que lo tuvieran. 17 No perteneces a este mundo. 18 Aquí9 eres un extraño. 19 Pero te ha sido dado encontrar aquí los medios por los cuales el mundo ha dejado de parecer una casa por prisión o una cárcel para cualquiera10.
6 … aquí, en un instante santo en el mundo real, el cual es aquí, un reflejo del Cielo, del eterno Presente de la Unicidad de Dios
 
7 … en tu mente
 
8 … creyendo en la realidad del ego y pensando con él…
 
9 … como el Alma que realmente eres: Alma (o Espíritu) —siempre con mayúscula— es nuestra inmaterial Naturaleza divina que Dios creó semejante a Sí Mismo, entendiéndose que, al ser de Dios, el Alma es eterna y nunca nació. El Alma sabe, ama y crea. Cuando las Almas (o Espíritus) perfectas y eternas —que realmente somos todosse fusionan en Una sola en Cristo, somos el Hijo único de Dios, Uno con Su Padre en el eterno Presente de la Unicidad. Nada puede llegar al Alma desde el ego, ni nada del Alma puede reforzar al ego o aminorar el conflicto interno de éste, porque el Alma no puede percibir y el ego es incapaz de conocer. Por lo tanto, no están comunicados ni jamás lo estarán. Ver T2.2 [20], T4.2 [8] y [19], T31.6, L97
 
10 … aceptando el Redimir para ti mismo: el Redimir, siempre con mayúscula, es el camino de regreso a la Unicidad de Dios de la Que quieres creer que nunca te separaste. 1) comienza cuando, frente al caos existencial regido por las leyes de la evolución y la escasez, conciencias que anhelas vivir de otra manera que un cuerpo, separado de los demás cuerpos, que lleva una vida sin otro significado que el de sobrevivir lo mejor y lo más largo posible. 2) Luego, consiste en observar que frente al especialismo habitual de tu ego, a veces, también te llegan impulsos compasivos, de compartir y de amistad desinteresada. 3) Sin otra prueba que esos impulsos, debes decidir si quieres creer que éstos tienen un origen divino o, más bien, que son un error de la evolución. 4) Si te decides por la evolución, tu motivación para convertir esos impulsos en hechos concretos te vendrá de la ética o altruismo que adoptes. 5) En cambio, si mediante un acto de fe, aceptas que su origen pueda ser divino, también querrás creer que realmente no eres un cuerpo sino un Alma perfecta en el eterno Presente de la Unicidad, en la que tu Alma está fusionada con todas las demás Almas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios. 6) Este querer creer (hasta lograr creer) debería motivarte a pensar cada vez más con el Espíritu Santo, y cada vez menos con tu ego. 7) Finalmente, el Espíritu Santo te enseñará cómo no juzgar, perdonar y extender milagros y, así, en instantes santos en tu fuero interno, accederás a la visión de Cristo en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje. Ver T3.3, T5.3, T11.9, L139
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pár 5
L200.5 20 La libertad11 te ha sido dada allí donde antes no veías sino cadenas y puertas de hierro. 21 Pero si te quieres escapar, vas a tener que cambiar tu forma de pensar sobre el propósito que tiene el mundo. 22 Permanecerás encadenado hasta que veas12 al mundo entero como un lugar bendito, liberes de tus errores a cada hermano y lo honres tal como realmente es. 23 13 no fuiste su hacedor, ni tampoco te hiciste a ti mismo. 24 Y al liberar a uno, el otro es aceptado como realmente es.
11 Libertad con mayúscula, es, en la eterna Unicidad, la libre Voluntad de Dios de Amar o crear, Que es también la libre Voluntad de todos nosotros como Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único hijo, de amar y ser amados. Aquí, en minúscula, libertad, cuando pienso con el Espíritu Santo, es la liberación del confinamiento impuesto por las mentes individuales separadas unas de otras, para amar sin excepción y por igual a todos, como reflejo de la Unicidad; y, cuando pienso con el ego, es lo que decido hacer con mi libre albedrío, según las leyes de la evolución y escasez. Ver T2.6 [109], T13.7 [62], T17.6 [52], L199, LR6 (-206)
 
12 … con la visión de Cristo… La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna fusionada con La mía como Una, fusión unitaria que incluye a todas las Almas, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]  
 
13 , con mayúscula, quiere decir Tú, como el Alma perfecta y eterna que realmente eres, Que está fusionada con todas las demás Almas —igualmente perfectas y eternas— en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre y Creador en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de la Unicidad o Cielo o Reino de los Cielos, etc. En minúscula. , cuando: decides pensar con el Espíritu Santo, has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado, extendido milagros y entablado relaciones santas, eres el reflejo aquí de Cristo; y, cuando piensas, percibes y actúas con el ego —como lo haces habitualmente— te identificas con él. Ver T8.4 [20], T23
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pár 6
L200.6 25 ¿Qué función tiene el perdón14? 26 En verdad no tiene ninguna, ni hace nada, pues en el Cielo no se le conoce. 27 Es sólo en el infierno15 donde se le necesita y donde tiene una formidable función que desempeñar. 28 ¿No es acaso un propósito loable ayudar al bienamado Hijo de Dios a escapar de los sueños de maldad que imagina, aunque crea que son verdaderos? 29 ¿Quién podría aspirar a más mientras parezca que hay que elegir entre éxito y fracaso, entre Amor16 y miedo17?
14 El perdonar —que forma parte del proceso de aceptar el Redimir para uno mismo—en un primer paso, es concienciar que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro que estoy tratando de perdonar, sino en el sistema de pensamiento del ego hecho por mi yo soñador, y el especialismo producido por mi mente separada que lo usa. En un segundo paso, decido pensar con el Espíritu Santo y trato de ver más bien su Alma. El tercer paso se da, cuando conciencio que su Alma no tuvo nada que ver con lo que su cuerpo me pudo haber hecho, porque en la Unicidad —que es Donde quiero creer que realmente estamos todos como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo— sólo hay Amor entre Dios y Su único Hijo. El último paso se da cuando, habiendo logrado perdonar a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la fusión de su Alma con la Mía, es decir, la experiencia del mundo real, que luego, trataré de extender a todo y a todos. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
 
15 … que es este mundo hecho por el yo soñador
 
16 Amor, con mayúscula, se refiere, en el eterno Presente de la Unicidad, al Espíritu Santo o Pensamiento de Amor de Dios, por medio del Cual, nos creó como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. Aquí, cuando le ponemos cuidado a los impulsos milagrosos que nos envía el Espíritu Santo —que es lo mismo que decidir pensar con Él— es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás, y se expresa en el perdonar y en la extensión de los milagros que el propio Espíritu santo nos sugiere. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
 
17 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T6, T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
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pár 7
L200.7 30 No hay otra paz que La de Dios porque Él tiene un solo Hijo que no puede hacer un mundo en oposición a la Voluntad de Dios o a la propia suya, la cual es realmente la Misma que La de Él18. 31 ¿Qué podría esperar encontrar en un mundo así? 32 No puede ser real, ya que nunca fue creado19. 33 ¿Es acaso aquí donde iría en busca de paz? 34 ¿O bien tiene que darse cuenta de que, a medida que observa el mundo, éste sólo puede engañar? 35 A pesar de todo, puede aprender a verlo de otra manera y a encontrar la paz de Dios.
18 Voluntad de Dios en el eterno Presente de Su Unicidad en la Que todas nuestras Almas perfectas están fusionadas en Una sola en Cristo, Su Hijo único, Dios— quiere que la felicidad que Su Hijo heredó de Él siga imperturbada y perpetua en la Alegría de la Creación plena, eternamente receptiva y totalmente ilimitada en Él. Aquí, la Voluntad de Dios es, por medio del perdón y de la extensión de milagros, que nos volvamos el reflejo de ese eterno Presente de la Unicidad, en la Que, en paz y con alegría, nos amamos unos a otros como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Él. Ver T12.7 [64] y [65], T13.5 [41], L193
 
19 … por el Dios de Amor en el Cual quiero creer… La indispensable y fundamental concienciación que el Curso te pide es: 1) Concienciar los impulsos milagrosos que de vez en cuando emergen de tu subconsciente y, que cuando los extiendes a otros en actos altruistas —que el Curso llama milagros— aportan a tu vida un significado que no te es usual; 2) Luego, basado en esas experiencias, que decidas si constituyen un error de la evolución (lo que das, lo pierdes) o, si su origen pudiera ser trascendente: 2a) Si son errores de la evolución, derivarás tu motivación para seguir extendiéndolos de la ética o altruismo que hubieses escogido; 2b) En cambio, si quieres creer que constituyen aquí un reflejo del eterno Amor de Dios que inunda nuestros corazones, entonces no tendrás reparos en deducir y aceptar los siguientes basamentos del Curso: 2b1) Que Dios —a Quien nadie ha visto— existe, es perfecto y eterno y, en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos, sin excepción, a Su Semejanza, no como cuerpos, sino como Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, con Quien es Uno en el eterno Presente de Su Unicidad; 2b2) Que, en Ésa, Su Realidad, Dios no creó más nada y, por eso, Allá, la realidad del ego que nuestros sentidos perciben no existe; 2b3) Que, al tú perdonar y extender cada vez más milagros, este querer creer se convertirá en creer, y curará en tu mente, todo pesar y dolor, todo miedo y toda pérdida, que ella creía que eran reales, y que tú sufrías debido a la lealtad que les profesabas. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
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pár 8-9
L200.8 36 La paz es el puente que todos habrán de cruzar para dejar atrás este mundo. 37 Pero se empieza a tener paz en este mundo que ahora se percibe de manera diferente, y a partir de esta nueva percepción20 nos conduce hasta las puertas del Cielo y al camino que hay tras ellas. 38 La paz es la respuesta a las metas conflictivas, a los viajes insensatos, a las búsquedas vanas y frenéticas y a los cometidos sin sentido. 39 Ahora el camino es fácil y nos conduce por una ligera pendiente hasta el puente donde la libertad yace dentro de la paz de Dios.

L200.9 40 No volvamos a perdernos hoy. 41 Nos dirigimos al Cielo y el camino es directo. 42 Sólo si tratamos de vagar podríamos retrasarnos y perder innecesariamente el tiempo por atajos espinosos. 43 Dios es lo único seguro que existe, y Él guiará nuestros pasos. 44 No abandonará a Su Hijo en la necesidad, ni permitirá que se extravíe para siempre de su Casa21. 45 El Padre llama; el Hijo Le oirá. 46 Y eso es todo lo que hay sobre lo que parece ser un mundo separado de Dios, en el que los cuerpos son reales.
20 Percepción: En el eterno Presente de la Unicidad de Dios —Que es donde realmente estamos todos como Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único, Quien es Uno con Su Padre— la percepción no existe, porque el Conocimiento nos hace saber y experimentar que Todo es Uno y, por consiguiente, no hay nada que percibir. Pero en la separación, cuando pensamos con el ego, la percepción es el proceso fundamental para sobrevivir por medio de nuestra razón, lógica y sentido común que el Curso define como "Percepción equivocada". Y, cuando habiendo decidido pensar con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo, nuestra "Percepción verdadera" gradualmente nos va a llevar al mundo real —que es la meta del Curso—donde, en nuestro fuero interno, experimentaremos el reflejo aquí de la Unicidad de Dios, donde sólo hay Amor, paz y alegría. Ver T3.4, T3.5, T10.7, T13, T14.6 [46], L134, M5.3.1, M19.5
 
21 Casa, con mayúscula, es sinónimo del Cielo, Realidad, Unicidad, etc. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, casa es el espíritu, la parte de nuestra mente separada que aún se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo; y cuando pensamos con el ego, es la morada de nuestro cuerpo. Ver T5.5 [42]-[43], T9.8 [65], T10.4 [24], T11 [103]
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pár 10-12
L200.10 47 Ahora reina el silencio. 48 No sigas buscando. 49 Has llegado donde el camino está alfombrado con las hojas de los falsos deseos, caídas de los árboles de la desesperanza que antes buscabas. 50 Ahora se encuentran bajo tus pies. 51 Y levantas la mirada y miras al Cielo con los ojos del cuerpo, que ahora sólo te van a servir por un instante más. 52 Por fin la paz ha sido reconocida y puedes sentir cómo su suave abrazo envuelve tu corazón y tu mente con consuelo y Amor.

L200.11 53 Hoy no buscamos ídolos. 54 La paz no se puede encontrar en ellos. 55 La paz de Dios es realmente nuestra y es lo único que aceptaremos y querremos. 56 ¡Que hoy la paz sea con nosotros! 57 Pues hemos encontrado una manera sencilla y grata de abandonar el mundo de la ambigüedad y de reemplazar nuestras metas cambiantes y sueños solitarios por un solo propósito y compañía. 58 Pues la paz es unión, si es de Dios. 59 Hemos abandonado toda búsqueda. 60 Nos encontramos cerca de casa y nos acercamos aún más a ella cada vez que decimos:

L200.12 61 No hay otra paz que La de Dios, y estoy contento y agradecido de que así sea.


Un Curso Sobre Milagros
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TEXTO
Capítulo 18
EL SUEÑO Y LA REALIDAD

T18.3 LA BASE DEL
SUEÑO pár 14-23
T18.3 [14] 1 ¿No es acaso cierto que en los sueños emerge un mundo que parece ser muy real? 2 No obstante, examina lo que es ese mundo. 3 Obviamente no es el mundo que viste antes de irte a dormir. 4 Es más bien una distorsión de él, planeada exclusivamente en torno a lo que tú hubieras preferido que ocurriese. 5 En él eres "libre" para rehacer lo que parecía atacarte y convertirlo en un tributo a tu ego, indignado como estaba por el "ataque". 6 Ése no hubiese sido tu deseo a menos de haberte visto a ti mismo uno con el ego, que siempre se ve a sí mismo y, por consiguiente, a ti también, como sometido a ataques y sumamente vulnerable a ellos.

T18.3 [15] 7 Los sueños son caóticos porque están regidos por tus deseos que están en conflicto unos con otros y, por consiguiente, les tiene sin cuidado lo que es verdad1. 8 Constituyen el mejor ejemplo de cómo la percepción puede ser utilizada para substituir la verdad2 por ilusiones. 9 Cuando despiertas, no los tomas en serio, pues te es evidente el hecho de que en ellos se viole a la realidad tan descaradamente. 10 No obstante, los sueños son una manera de ver el mundo y de cambiarlo para adaptarlo mejor al ego. 11 Presentan ejemplos sorprendentes, tanto de la incapacidad del ego para tolerar la realidad3, como de tu disposición para cambiar la realidad a favor de él4.

T18.3 [16] 12 Las diferencias entre lo que ves en sueños y lo que ves al despertar no te resultan inquietantes. 13 Te das cuenta de que lo que ves estando despierto se borra en los sueños. 14 No obstante, al despertar no esperas que haya desaparecido5. 15 En los sueños, eres el que ordenas todo. 16 Las personas se convierten en lo que tú quieres que sean, y hacen lo que les ordenas. 17 No se te impone ningún límite en cuanto a las substituciones que puedes realizar. 18 Por algún tiempo, parece como si se te hubiese dado el mundo para hacer de él lo que se te antojase. 19 No te das cuenta de que lo estás atacando, tratando de triunfar sobre él para ponerlo a tu servicio.
1 … en la realidad del ego, la de las individualidades en el tiempo y el espacio sometidas a las leyes de la evolución y escasez.
 
2 … la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la creencia de que la percepción que tiene del tiempo y del espacio, y de todo lo que estos contienen, es que son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen su única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
 
3 … que él mismo hizo cuando, como parte de la separación de Dios,
 
4 … al no poner cuidado o no aceptar como reflejos aquí de la Realidad, los impulsos amorosos que de vez en cuando emergen de tu subconsciente para recordarte que realmente no eres un cuerpo sometido a las leyes del ego…
 
5 … todo lo contrario, al despertar regresas a la realidad del ego.
T18.3 LA BASE DEL SUEÑO
pár 17
T18.3 [17] 20 Los sueños son desahogos emocionales en el nivel6 de la percepción en los que literalmente gritas "¡quiero que se haga así!" 21 Y, aparentemente, lo consigues. 22 Pero los sueños no pueden escapar de su origen. 23 La ira y el miedo los envuelven, y en cualquier instante la ilusión de satisfacción puede ser invadida por la de terror. 24 Pues el sueño en el que tienes la facultad de controlar la realidad y de substituirla por un mundo que prefieres es aterrador. 25 Tus intentos de borrar la realidad te causan mucho miedo, aunque esto no estés dispuesto a aceptarlo. 26 Y así, substituyes la fantasía de que hay que tenerle miedo a la Realidad7, y no lo que tú quieres hacer de Ella8. 27 Y, de este modo, la culpa9 se vuelve real.
6 Niveles. El Curso distingue dos grandes ámbitos o niveles: DIOS y la SEPARACIÓN. Al Nivel de DIOS, el Curso lo llama: Realidad, Cielo, Unicidad, Reino de los Cielos, etc., es el eterno Presente de la Unicidad de Dios, donde realmente estamos todos, como Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, Quien es Uno con Su Padre. El Nivel de la Separación es el del tiempo y el espacio y todo lo que estos contienen. En él encontramos dos subniveles: el de la realidad del pensar del ego, donde rigen las leyes de la evolución y la escasez, y el de la realidad del espíritu, en la que se piensa con el Espíritu Santo y en cuya percepción, no se ve nada que no justifique perdonar, extender milagros y unirse al otro (a los otros) en una relación santa a favor de todos los demás. Ver T1.1.53 [98], T2.3 [65], T2.4 [73]
 
7 … Donde sólo hay Unidad y Amor,
 
8 … una ilusión que no tiene cabida en la realidad del ego.
 
9 En el Cielo, según el Curso, no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con Su Hijo único, Que somos todos nosotros, como Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, donde reina la imperfección de los cuerpos regidos por las leyes de la evolución y escasez, cuando pensamos con el ego, la culpa es el sentimiento de no haber estado a la altura de las circunstancias, o de haber faltado contra normas generalmente cambiantes que rigen nuestras vidas. Pero, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, queremos creer que realmente no somos cuerpos sino el único Hijo de Dios, de Quien nunca nos hemos separado. Además, mediante la visión de Cristo, ahora vemos a las faltas que antes juzgábamos como imperdonables, como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros y, de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos: el Hijo único, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo, como era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
T18.3 LA BASE DEL SUEÑO
pár 18-19
T18.3 [18] 28 Los sueños te demuestran que tienes el poder de hacer un mundo a tu gusto, y como eso es lo que quieres, lo ves. 29 Y mientras lo estás viendo, no dudas de que sea real. 30 No obstante, he aquí un mundo que, aunque existe claramente en tu mente, parece estar fuera de ella. 31 No reaccionas ante él como si tú mismo lo hubieses hecho, como tampoco te das cuenta de que las emociones que el sueño suscita tienen necesariamente que venir de ti. 32 Son los personajes que se encuentran en el sueño y lo que hacen en él lo que parece conformar el sueño. 33 No te das cuenta de que tú eres el que los hace actuar para ti, pues si te dieses cuenta, la culpa no recaería sobre ellos y la ilusión de satisfacción que ésta te traía, desaparecería. 34 En los sueños, estas escenas no son ambiguas. 35 Cuando pareces despertar, el sueño ha desaparecido. 36 Pero de lo que no te das cuenta es que lo que dio origen al sueño no desapareció con él.

T18.3 [19] 37 Tu deseo de hacer otro mundo que no es real sigue vivo en ti. 38 Y a lo que pareces despertar no es sino otra forma de ese mismo mundo que ves en tus sueños. 39 Gastas todo tu tiempo en soñar. 40 Lo que sueñas dormido y lo que sueñas despierto adoptan formas diferentes, y eso es todo. 41 Su contenido es el mismo. 42 Representan tu protesta contra la Realidad y tu idea fija y demente de que La puedes cambiar. 43 En lo que sueñas despierto, la relación especial10 ocupa un lugar especial. 44 Es el medio por el que tratas de que lo que sueñas dormido se vuelva real. 45 De esto no puedes despertar, 46 pues la relación especial representa tu resolución de mantenerte aferrado a la irrealidad y de impedirte a ti mismo despertar. 47 Y mientras dormir te sea más valioso que despertar, no la vas a soltar.
10 La relación especial, aquí: 1) es en la que, pensando, percibiendo y actuando con nuestro ego, entablamos con una o más personas especiales que poseen atributos especiales, con las cuales esperamos llenar nuestras necesidades igualmente especiales; 2) constituye la renuncia a la eterna y alegre concordia del perfecto Amor que nuestras Almas profesan unas con otras fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Que realmente somos; 3) es el intento del ego de asegurar para sí el especialismo que Dios le negó, nacido del deseo oculto de que Dios amara a Su Hijo, ahora separado, con un amor especial; 4) es el insincero interés, amor, amistad o aprecio por otra u otras personas que nuestro ego utiliza para constituir con ellas relaciones por medio de las cuales alcanzar algunos de sus objetivos personales; 5) a veces, estas relaciones especiales devienen en dependencia o codependencia, pero que, en todo caso, siempre constituyen ataques velados. Ver T15.6aT15.10, T16
T18.3 LA BASE DEL SUEÑO
pár 20
T18.3 [20] 48 El Espíritu Santo —siempre práctico en Su sabiduría— acepta tus sueños11, pero para utilizarlos como medio para despertar12. 49 En cambio, los hubieses utilizado para seguir durmiendo. 50 Dijimos antes que el primer cambio que tiene que producirse, antes de que los sueños desaparezcan, es que tus sueños de miedo se conviertan en sueños felices13. 51 Eso es lo que el Espíritu Santo hace en la relación especial. 52 No la destruye ni te la arrebata, 53 sino que la usa de otra forma a fin de ayudarte a que Su propósito se vuelva real para ti. 54 De este modo, la relación especial permanecerá contigo, no como la fuente de dolor y culpa de antes, sino como fuente de alegría y libertad. 55 No seguirá siendo sólo para ti, pues en eso reside su sufrimiento 56 De la misma manera que su falta de santidad14 la mantuvo apartada de los demás, su santidad se convertirá en una invitación para todos.
11 … tus impulsos amorosos, tu perdonar y extender milagros,
 
12 … al reflejo aquí de lo que realmente eres: el Alma única del Hijo único de Dios; Alma eterna y perfecta que, en la experiencia de Cristo, se fusiona en Una con las Almas de todos los que fueron, son y serán; Almas que al ser exactamente iguales a la Tuya, son Una, ya que, ¿cuántas Almas perfectas y eternas distintas podría haber…?
 
13 … al no juzgar, perdonar y extender los milagros que te sugiera el Espíritu Santo… 
 
14 Santidad, con mayúscula, en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, es el Estado de perfecto Amor que vivimos con Él en Paz y Alegría, como Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. En minúscula, santidad, es la experiencia en mi fuero interno del reflejo de ese Estado. Ver T1.1.31 [42-44], T2.2 [45], T5.4 [23], T14.5, L36, L37, L39  
T18.3 LA BASE DEL SUEÑO
pár 21
T18.3 [21] 57 Tu relación especial de antes se convertirá en el medio de deshacer la culpa en todos los que son bendecidos por medio de tu nueva relación santa15. 58 Será un sueño feliz, que compartirás con todo aquel con quien te encuentres. 59 Por medio de ella, la bendición que el Espíritu Santo ha vertido sobre ella se extenderá. 60 No creas que Él se ha olvidado de nadie en el propósito que te ha dado, 61 ni tampoco que se ha olvidado de ti, a quien dio el don. 62 Él se vale de todos los que Lo llaman como medios para salvar a todos. 63 Y despertará a todos por medio de ti que Le ofreciste tu relación. 64 ¡Ojalá te dieses cuenta de Su gratitud!; 65 ¡O de la mía por medio de La de Él! 66 Pues estamos unidos en un solo propósito, al ser de una sola mente con Él.
15 La relación santa, aquí: 1) es el reflejo de la Relación de Amor de Dios en paz y alegría con todas las Almas perfectas que realmente somos, fusionadas todas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) es la fuente de la salvación para los integrantes de la relación especial, pues les va a permitir alejarse gradualmente del especialismo de sus egos y pensar y actuar cada vez más con sus espíritus o mentes acertadas; 3) es un proceso que se inicia cuando dos personas que han perdonado totalmente a otra(s), unen sus mentes en una meta común a favor de otro(s); este proceso florece y fructifica cuando extienden a otros los milagros que el Espíritu Santo les sugiere; 4) finalmente, cuando en instantes santos en sus fueros internos, dos experimentan el mundo real, se produce en ellos, a un profundo nivel subconsciente, una curación de los efectos del pensar y actuar con sus egos, haciendo que ahora, mediante la visión de Cristo, vean con Amor en paz y alegría a todos y a todo. Ver T17.6, T22
T18.3 LA BASE DEL SUEÑO
pár 22
T18.3 [22] 67 No permitas que el sueño16 se apodere de ti y te haga cerrar los ojos. 68 No es raro que los sueños puedan hacer un mundo irreal. 69 Pero lo que es increíble es el deseo de hacerlo. 70 Tu relación17 se ha convertido en una en la que ese deseo ha sido eliminado, pues su propósito de soñar ha sido cambiado por el de buscar la Verdad18. 71 No obstante, no estás seguro de esa búsqueda porque piensas que tal vez eso sea el sueño. 72 Esto se debe a que estás tan acostumbrado a escoger entre sueños cuya hechura no ves que es tuya, que no te has dado cuenta de que finalmente hay que escoger entre la Verdad y todas las ilusiones.
16 … que es la realidad del ego
 
17 … ahora que quiere ser santa… 
 
18 Si, según el Curso, quiero creer que los impulsos milagrosos que de vez en cuando emergen a mi consciente, provienen del Espíritu Santo, entonces, también querré creer que la Verdad es: 1) la Unicidad de Dios, la cual, no se puede describir ni tampoco explicar, pero sí se puede experimentar internamente un reflejo de Ella, cuando hemos: 1.1) aceptado el Redimir para nosotros mismos; 1.2) perdonado y 1.3) extendido a otro(s) el o los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu santo; 2) que Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo; 3) que Dios no creó más nada; 4) que por eso, nada de Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazada, nada que no sea Ella, realmente existe; 5) que en esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, la verdad es la verdad del hombre pensando con el sistema de pensamiento del ego, que le hace creer que el tiempo, el espacio y el universo que percibe son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez y, constituyen su única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5
T18.3 LA BASE DEL SUEÑO
pár 23
T18.3 [23] 73 No obstante, el Cielo es algo seguro. 74 Y no es un sueño. 75 Su llegada19 significa que escogiste la Verdad, y que ésta llegó porque estuviste dispuesto a permitir que tu relación especial satisfaciera sus condiciones. 76 El Espíritu Santo ha depositado afablemente el mundo real en tu relación: el mundo de los sueños felices, de los cuales es tan fácil y tan natural despertar. 77 Pues del mismo modo en que los sueños que sueñas dormido y los que sueñas despierto representan los mismos deseos que guardas en tu mente, así también el mundo real y la Verdad del Cielo se unen en la Voluntad de Dios. 78 El sueño de despertar se convierte fácilmente en la realidad del mundo real. 79 Pues ese sueño viene de haber unido tu voluntad a la Voluntad de Dios. 80 Y lo que esta Voluntad quiere que se haga, jamás ha dejado de hacerse.
19 … el reflejo del Cielo aquí: el mundo real: Mundo real, es la meta de nuestro viaje con el Curso. Es el estado mental que, inicialmente, se experimenta cuando se logra perdonar totalmente a otro y fusionamos su Alma con La nuestra en la experiencia de Cristo. Luego, al perdonar una y otra vez totalmente a otros, vamos a querer extender esa experiencia de Amor a todo y a todos —como en un reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad, donde todo es Uno en Dios— en la espera que Dios dé el paso final. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9] Lte.8 (-L291) Lte.8 (-L291) 
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