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Un Curso Sobre Milagros
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M.14 ¿CÓMO ACABARÁ EL MUNDO?

M14.5 43 El mundo acabará42 con alegría, porque es un lugar triste. 44 Cuando la alegría haya llegado, el propósito del mundo43 habrá terminado. 45 El mundo44 acabará en paz porque es un campo de batalla45. 46 Cuando la paz haya llegado46, ¿qué propósito podrá tener el mundo47? 47 El mundo48 acabará entre risas, porque es un valle de lágrimas. 48 ¿Dónde se ríe, quién puede seguir llorando? 49 Y sólo el completo perdón49 trae consigo todo esto para bendecir el mundo50. 50 El mundo partirá51 con bendiciones, pues no acabará52 como comenzó. 51 Convertir53 al infierno en Cielo es la función de los maestros de Dios, porque lo que enseñan54 son lecciones que reflejan el Cielo. 52 Y ahora, siéntate por un momento con verdadera humildad y date cuenta de que todo lo que Dios quiere que hagas eres capaz de hacerlo. 53 No seas arrogante y digas que no puedes aprender Su propio programa de estudios. 54 Su Palabra afirma lo contrario. 55 Su Voluntad55 se hará. 56 No puede ser de otra manera. 57 Y da gracias de que así sea.

UCSM MANUAL


Un Curso Sobre Milagros
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Libro de Lecciones
P A R T E 2  
¿QUÉ SOY YO1 REALMENTE2?
pár 1-5
LTe.14 (-L351).1 1 Soy el Hijo de Dios, completo, curado y pleno de Completitud3, resplandeciendo en el reflejo de Su Amor. 2 En Mí, Su Creación es santificada y tiene garantizada Vida eterna. 3 En Mí, se perfecciona el Amor, el miedo4 es imposible y la alegría está establecida sin opuestos. 4 Soy el santo Hogar de Dios Mismo. 5 Soy el Cielo donde reside Su Amor. 6 Soy Su santa Impecabilidad5 Misma, pues en Mi Pureza mora la Suya Propia.
1 Yo, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios —en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una— Quien es Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad. También es usado pocas veces como el Yo de Dios. En minúscula, tu yo es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo; o si decidiste pensar con el Espíritu Santo, tu yo es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno. Ver Lte.14 (-351)
 
2 Realmente se refiere en general a nuestra verdadera condición en el Cielo, Que es donde realmente estamos todos cual Almas Uno en Cristo, el Hijo único de Dios, que nunca se separó de su Padre, con Quien es eternamente Uno.
 
3 La Completitud, con mayúscula, en el Cielo, es de Dios y de todos nosotros como Almas perfectas y eternas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, Su Hijo, Quien es Uno con Su Padre en el Amor del Espíritu Santo que Ambos comparten en la paz y alegría de la eterna Unicidad. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, la completitud es el reflejo aquí de la eterna Completitud, y se experimenta en nuestro fuero interno en un instante santo del mundo real cuando, después de haber perdonado totalmente a un hermano (s), nos unimos a él (ellos) como uno en la experiencia de Cristo. Y, cuando pensamos con el ego significa las definiciones que se pueden encontrar en el diccionario. Ver T2.5 [102], T6.3 [25], T15.8 [78], T29.3 [19]
 
4 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94] 
 
5 La Impecabilidad, con mayúscula, es la condición de nuestras Almas en la eterna Unicidad de Dios, Que es donde Todas realmente están y son Una en Cristo, Su único Hijo. En minúscula, impecabilidad es el reflejo aquí de esa Condición eterna. El estado de impecabilidad es simplemente esto: todo deseo de atacar ha desaparecido, de modo que no hay razón para percibir al Hijo de Dios de ninguna otra forma que como realmente es. Ver T20.5 [32], T25.6 [37]
P A R T E 2  
¿QUÉ SOY YO REALMENTE?
pár 2
LTe.14 (-L351).2 7 Ahora, nuestra utilización de las palabras está llegando casi a su fin. 8 No obstante, durante los últimos días de este año que juntos, tú y yo, ofrecimos a Dios, descubrimos que compartimos un único propósito6. 9 Y así, te uniste a mí, de modo que lo que yo soy, tú también lo eres. 10 La Verdad de Lo que somos no es algo de lo que se pueda hablar o describir con palabras. 11 Sin embargo, aquí podemos saber cuál es nuestra función7, y de Ello pueden hablar las palabras y también enseñarlo, siempre que demos el ejemplo de las palabras que llevamos por dentro.
6 El propósito del Espíritu Santo: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más con Él y cada vez menos con el ego, de manera de liberar el Amor de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos y hagamos; 2) es —por medio del perdonar y de extender milagros a otro— experimentar en nuestro fuero interno el Alma del otro;, 3) es, en la relación santa, reconocer a nuestro verdadero Yo, Cristo, en Quien todas las Almas perfectas y eternas —que realmente somos— están unificadas como Una; 4) es liberarnos del pensar del ego para poder regresar aquí, al reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; 5) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en el Cielo, extendiendo así la Creación; 6) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T7.4 [23], T8.4 [22], T11.8 [65], T17.7, T17.9 [74], T25.2 [9], T26.10 [84]
 
7 Nuestra función especial o verdadera es tratar de ser aquí un reflejo de lo que realmente somos todos en la eterna Unicidad: el Alma única del único Hijo de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el Amor o Espíritu Santo; reflejo que se logra en el instante santo del mundo real, después de haber: aceptado el Redimir para sí mismo, perdonado totalmente a otro y extendido los milagros sugeridos por el Espíritu Santo. A cada persona el Espíritu Santo le asigna una función especial en la salvación que sólo ella puede desempeñar, porque es una parte que le fue asignada únicamente a ella, que es: perdonar a sus relaciones especiales hasta que, en la experiencia de Cristo, su Alma se identifica con el Alma del otro, convirtiendo la relación especial en santa. Ver T18.6 [45], T20.5 [32], T25.7, L62, L64, L65, L66, L99
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¿QUÉ SOY YO REALMENTE?
pár 3
LTe.14 (-L351).3 12 Somos los portadores de la salvación8. 13 Aceptamos cumplir nuestra parte como salvadores del mundo, el cual es redimido por haberlo perdonado conjuntamente. 14 Y, por consiguiente, éste, nuestro presente9, nos es dado a nosotros. 15 Miramos a todos como hermanos y percibimos todas las cosas como propicias y buenas. 16 No andamos tras una función que se encuentra más allá de las puertas del Cielo. 17 El conocimiento10 regresará cuando hayamos cumplido nuestra parte. 18 Lo único que ahora nos interesa es dar la bienvenida a la Verdad11.
8 La salvación 1) es el proceso de deshacer la separación que nunca fue, cuestionando nuestra creencia en la realidad del ego, del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez; 2) es querer creer en el eterno Presente de la Realidad del Amor de Dios, en Cuya Unicidad estamos realmente todos, como Almas perfectas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios; 3) es ir dejando cada vez más de lado el pensar, percibir y actuar egocentrista del ego y, en su lugar, pensar con el Espíritu Santo; 4) es aceptar el Redimir para nosotros mismos; 5) es perdonar al otro y a los demás y extender los milagros que nos sugiera el Espíritu Santo; 6) es entablar relaciones santas y multiplicar el perdonar y la extensión de milagros. Ver T9.6, T11, T22, T31, LTe.2 (-L231)
 
9 Don con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula, don es el reflejo aquí del Don de Dios. Presente se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo separado que piensa con Él. Regalos son los que ofrece el Hijo separado que piensa con el ego. Ver T7.2, T20.6 [38], T26.5 [28], L166
 
10 Conocimiento, con mayúscula, es lo que saben todas nuestras Almas perfectas y eternas, Unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Almas que, en perfectas paz y alegría, están compartiendo con Dios Su Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, en minúscula, conocimiento es lo que experimentamos en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y unir como Una, su Alma con La mía, es saber que esa experiencia es el reflejo aquí del eterno Conocimiento. Y cuando pensamos con el ego, es lo que se puede llegar a conocer en este mundo, de acuerdo con sus leyes. Ver T3.5 [35] y [37], T25.4 [25]
 
11 .. en nuestras mentes y corazones: La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber visto su Alma con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5
P A R T E 2  
¿QUÉ SOY YO REALMENTE?
pár 4
LTe.14 (-L351).4 19 Nuestros son los ojos por medio de los cuales la visión de Cristo12 ve a un mundo redimido de todo pensamiento de pecado13. 20 Nuestros son los oídos que oyen a la Voz que habla por Dios14 proclamar que el mundo está libre de pecado. 21 Nuestras son las mentes que se unen conjuntamente, a medida que bendecimos al mundo. 22 Y desde la unicidad que hemos logrado15, llamamos a todos nuestros hermanos para pedirles que compartan nuestra paz y que se sumen a nuestra alegría.
12 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
 
13 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver T27.9 [82]
 
14 La Voz que habla por Dios es el Espíritu Santo Quien es, en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, el Pensamiento de Amor de Dios que nos creó como Almas, Una en Cristo, Su único Hijo. Aquí, al producirse la separación, el Espíritu Santo es, en la mente: el mediador que mantiene abierto para la revelación el canal directo de Dios hacia el hombre; la motivación para: pensar con los milagros la decisión de curar la separación renunciando a ella; ser aquí el reflejo de las Almas perfectas y eternas que realmente somos, Una en el Alma única del único Hijo de Dios. Ver T1.1.49 [81], T5.3, T5.4, T.5.5, T6.6, T9.5, T20.5, LTe.7 (-L281)
 
15 … el reflejo aquí de la Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
P A R T E 2  
¿QUÉ SOY YO REALMENTE?
pár 5
LTe.14 (-L351).5 23 Somos los santos mensajeros de Dios que hablan por Él y, al llevar Su Palabra a cada uno de los que Él nos ha enviado16, nos damos cuenta de que está impresa en nuestros corazones. 24 Y así, nuestras formas de pensar han cambiado con respecto al objetivo para el cual vinimos y al cual procuramos servir. 25 Llevamos buenas nuevas Al Hijo de Dios17 que pensaba que sufría. 26 Ahora está redimido. 27 Y cuando vea que las puertas del Cielo se abren de par en par ante él, entrará y desaparecerá en el Corazón de Dios.
16 … sobre todo por medio del ejemplo y actitudes…
 
17 El Hijo único de Dios o Cristo —en Cuya única Alma, todas las Nuestras están unificadas como Una en Cristo— es Uno con Dios en Su eterna Unicidad. Nos convertimos aquí en el reflejo de Cristo cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, perdonamos totalmente al otro (s) y extendemos los milagros que nos sugiera el Mismo Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el sistema de pensamiento del ego y creemos que su realidad del tiempo y del espacio es verdadera —que es lo que hacemos "usualmente"— entonces nos convertimos en el Hijo separado de Dios. Ver T10.5, T10.8, T20.3, T29.9, L163, L191, LTE.14 (-L351)


Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 352
Juzgar y amar son opuestos.
Uno ocasiona todos los dolores
del mundo. Pero el Otro,
trae la paz de Dios Mismo.
L352 1 Padre, el perdonar1 se fija sólo en la impecabilidad, y no juzga. 2 Por medio de esto, llego a Ti. 3 El juzgar2 quiere vendarme los ojos y me ciega. 4 En cambio, el Amor3, que aquí se refleja en el perdón, me recuerda que me has proporcionado un camino para volver a encontrar Tu paz4. 5 Me redimo cuando decido seguir ese camino. 6 Tú no me has dejado desamparado. 7 Llevo dentro de mí Tu memoria5 y así como Uno Que me lleva a ella. 8 Padre, hoy, quiero oír Tu Voz y encontrar Tu paz. 9 Pues quiero amar a mi propia Identidad6, y encontrar en Ella, Tu memoria.
1 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
 
2 Juzgar, cuando pensamos con el ego, es el complemento de su percepción para sobrevivir en la realidad de este mundo: Nuestros sentidos nos informan de lo que perciben, información que interpretamos y juzgamos, para luego decidir qué es lo que nos conviene hacer o no al respecto. Pero, según el Curso, juzgar no es nuestra función, sino que pertenece al Espíritu Santo, cuya percepción acertada en nuestro espíritu, nos lleva al conocimiento. En efecto, después de haber aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado al otro y extendido los milagros sugeridos por el mismo Espíritu Santo, sabremos qué hacer en toda circunstancia para tratar de ser aquí —lo más posible— un reflejo de nuestra verdadera Identidad. Ver T3.8, T4.5 [64], T29.10 [62]-[63], M10, M15
 
3 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
 
4 Paz, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en el eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que realmente no somos cuerpos sino Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez. En minúscula, cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, paz es el estado que experimentamos en el mundo real cuando hemos perdonado totalmente al otro y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el ego, paz es el estado que se puede obtener transitoriamente según los acuerdos y leyes del mundo. Ver T6.6.2, T7.7, T19.5, T29.7, L105, L188, L200, M11, M20
 
5 El residuo bendito es la memoria o reflejo que llevamos en lo profundo de nuestro subconsciente, del arropamiento del Amor de Dios a todos cual Almas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en Su eterna Unicidad. Este reflejo se nos manifiesta en nuestro fuero interno mediante impulsos caritativos, compasivos, de compartir, de amor o amistad desinteresados que de vez en cuando emergen de nuestro subconsciente, y que sólo podemos tomar en serio cuando nos ponemos a pensar con el Espíritu Santo en nuestro espíritu (o mente acertada), que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo. Ver T5.7 [60] 7, T8.5 [33], T12.3 [11], T18.11 [98], T28.2
 
6 Identidad, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el único Hijo de Dios, en Quien todos, como Almas unificadas como Una, somos realmente Uno con Dios. En minúscula, es la identidad del ego. Pero cuando decidimos pensar y percibir con el Espíritu Santo, nuestra identidad se convierte en el reflejo aquí de la Identidad de Cristo, el Hijo único de Dios Que realmente somos. Ver T7.10 [97], T20.9, LTE.14 (-L351)


Un Curso Sobre Milagros
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Manual Para Los Maestros
M.14 ¿CÓMO ACABARÁ
EL MUNDO1? pár 1-5
[LA LECTURA DE TEXTO REANUDARÁ EL LUNES]
M14.1 1 ¿Puede realmente tener fin lo que no tiene principio? 2 El mundo acabará en una ilusión2, tal como comenzó3. 3 No obstante, su final será una ilusión de misericordia4. 4 La ilusión del perdón5, completa, sin excluir a nadie, e ilimitada en su afabilidad6, lo cubrirá, ocultando todo mal, encubriendo todo pecado7, y acabando con la culpabilidad8 para siempre. 5 Así acabará el mundo9 que la culpabilidad había hecho, pues ahora carece de propósito y ha desaparecido. 6 El padre de las ilusiones es la creencia de que tienen un propósito; que satisfacen una necesidad o gratifican un deseo. 7 Si10 se perciben como desprovistas de propósito, dejan de verse11. 8 Al reconocerse su inutilidad, desaparecen12. 9 ¿De qué otra manera que ésta terminan todas las ilusiones? 10 Fueron llevadas ante la Verdad13, y la Verdad no las vio. 11 Sencillamente pasó por alto lo que no significaba nada.
1 … para el cuerpo de cada uno, el mundo acabará cuando el cuerpo muera…, que es lo único que a cada uno importa, ya que el derrotero de la pizca de polvo cósmico que es el mundo y el Cosmos conocido del que forma parte es algo que sobrepasa aparentemente el interés de este curso...
 
2 Ilusión o fantasía es todo lo "hecho" por nuestro ego primario, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba, locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Ver T8.5 [41], T16
 
3 … de la nada y en nada terminará
 
4 … por terminar la existencia miserable del cuerpo en este mundo de dolor y sin significado…
 
5 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
 
6 … de Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
 
7 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver T27.9 [82]
 
8 Curar (o curación como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, curar es el proceso por el cual queremos curar en nuestra mente la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros, entablando así relaciones santas con todos. Este proceso llevará nuestra Alma a los instantes santos del mundo real y a la unión con todas las demás Almas en la experiencia de Cristo. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver T2.3 [69], T4.9 [106], T5.3 [18], T19.2, L137, L139
 
9 … para cada cuerpocuando pensamos con el ego— es su encarnación, regido por las leyes de este mundo y constituye la prueba viviente de que este mundo es real y de que estamos evidentemente separados de Dios y unos de otros. Pero cuando pensamos con el Espíritu Santo, el cuerpo es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno, y como el Hijo único de Dios que realmente somos, extendemos nuestra mano para tomar la de nuestro hermano y ayudarlo a caminar el sendero con él. Ahora nuestros cuerpos se han vuelto santos y nuestras mentes unidas y acertadas sirven para curar las mentes equivocadas que sólo sabían de vida efímera y de muerte. Ver T1.1.51 [86], T2.2 [45], T2.3 [53], T2.3 [56], L161.4, LTe.5 (-L261)
 
10 … pensando con el Espíritu Santo
 
11 … en la mente
 
12 … de la concienciación
 
13 … el pensar del y con el Espíritu Santo
M.14 ¿CÓMO ACABARÁ
EL MUNDO?
pár 2
M14.2 12 Mientras el perdón no sea completo14, el mundo seguirá teniendo un propósito15. 13 Es el hogar donde16 nace el perdón, donde crece y donde se vuelve más fuerte y abarcador. 14 Aquí se le alimenta, pues es aquí donde se le necesita. 15 Un benévolo Salvador17, nacido donde el pecado fue concebido y donde la culpabilidad parecía real. 16 Éste es Su hogar, porque aquí ciertamente se le necesita. 17 Él trae Consigo el fin del mundo18. 18 Es a Su llamada a la que los maestros de Dios responden, dirigiéndose a Él en silencio para recibir Su Palabra. 19 El mundo acabará19 cuando todas las cosas que hay en él hayan sido correctamente juzgadas mediante Su juicio20. 20 El mundo acabará21 con la bendición de la santidad sobre él. 21 Cuando ya no quede ni un solo pensamiento de pecado22, el mundo desaparecerá23. 22 No será destruido, ni atacado y ni siquiera sufrirá el más mínimo rasguño24. 23 Sencillamente25, dejará de parecer que existe.  
14 … en tu mente y concienciación, aún tratando de pensar con el Espíritu Santo, de perdonar y de extender los milagros que Él te sugiera,
 
15 … para ti, pero distinto del del ego…
 
16 … al decidirte de pensar con el Espíritu Santo
 
17 Salvador, con mayúscula, significa algunas veces en el Curso: Dios, el Espíritu Santo, Cristo, y Jesús. Pero, en minúscula, salvador, cuando pensamos con el Espíritu Santo, su principal significado es el otro, los otros, a quienes hemos perdonado y/o con quienes hemos formado relaciones santas. Ellos son nuestros salvadores, porque cuando finalmente vemos interiormente con la visión de Cristo el reflejo de sus Almas, los hemos curado y salvado, y al hacerlo —porque realmente somos Uno con ellos— ellos también nos han curado y salvado. Cuando pensamos con el ego, salvador quiere decir cualquier salvador de cualquier cosa. Ver T22.3 [22], T24.3, T29.4, T29.6 [36], L78.9
 
18 … el fin del sistema de pensamiento del ego en tu mente
 
19 … en tu mente como realidad
 
20 … en el espíritu de tu mente, en la experiencia del mundo real, después de haber perdonado totalmente y extendido milagros: El mundo real —la meta de nuestro viaje con el Curso—.es el estado que se experimenta en un instante santo en nuestro fuero interno, con nuestro espíritu o mente acertada, al haber logrado perdonar completamente a otro y unirnos a su Alma en la experiencia de Cristo, y, por ende, a todas las demás Almas unificadas como Una en Cristo; es "saber", que el Juicio Final de Dios consiste en que Nuestro Padre nos dice a cada uno: "Tú, unido al Alma del otro y a las Almas de todos los demás, sigues siendo Mi Hijo único, por siempre inocente, por siempre cariñoso y por siempre querido, tan ilimitado como Tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. Por lo tanto, despierta y regresa a Tu Casa, que realmente nunca abandonaste. Ver T2.6, T3.8, T26.4 [21], LTe.10 (-L311)
 
21 … en tu mente
 
22 … por tú haber desechado totalmente el sistema de pensamiento del ego,
 
23 … de tu interés…
 
24 … la evolución seguirá su camino como siempre y tu cuerpo como parte de ella…
 
25 … en tu mente,
M.14 ¿CÓMO ACABARÁ
EL MUNDO?
pár 3
M14.3 24 Ciertamente parece que esto se encuentra muy, muy lejos26. 25 La frase "Cuando ya no quede ni un solo pensamiento de pecado" parece ser, en efecto, una meta a largo plazo27. 26 Pero28 el tiempo se detiene y sirve a la meta de los maestros de Dios. 27 No quedará ni un solo pensamiento de pecado en el instante en que cualquiera de ellos acepte el Redimir para sí mismo29. 28 No es más fácil perdonar un pecado que perdonarlos todos. 29 La ilusión de que hay grados de dificultad es un obstáculo que el maestro de Dios tiene que aprender a pasar de largo y dejar atrás. 30 Un pecado perdonado completamente por un maestro de Dios, puede completar la salvación30. 31 ¿Puedes comprender esto? 32 No; esto no tiene ningún sentido para los que están aquí31. 33 Sin embargo, es la lección final con la que se restaura la unidad32. 34 Esto va en contra de toda la manera de pensar del mundo33, pero el Cielo34 también lo hace.
26 … tanto para ti como para cada uno de los demás que son, más los que serán…
 
27 … tanto para ti como para cada uno de los demás.
 
28 … en cada instante santo,
 
29 … empezando por ti: Aceptar para ti mismo el Redimir, siempre con mayúscula, es el camino de regreso a la Unicidad de Dios de la Que quieres creer que nunca te separaste. La 1ª etapa comienza cuando, frente al caos existencial regido por las leyes de la evolución y la escasez y el miedo que experimentas a diario, conciencias que anhelas vivir de otra manera que un cuerpo, separado de los demás cuerpos, que lleva una vida sin otro significado que el de sobrevivir lo mejor y lo más largo posible. La 2ª etapa consiste en observar que frente al especialismo habitual de tu ego, a veces, también te llegan impulsos compasivos, de compartir y de amistad desinteresada. 3ª etapa: Sin otras pruebas que ese anhelo y esos impulsos a favor de los demás, debes decidir si quieres creer que éstos tienen un origen divino o, más bien, que son un error de la evolución. Si te decides por la evolución, tu motivación para convertir esos impulsos en hechos concretos te vendrá de la ética o altruismo que adoptes. 4ª etapa. En cambio, si mediante un acto de fe, aceptas que su origen pueda ser divino, también querrás creer que hay otra vida fuera del tiempo y del espacio, en la que tu Alma es Una con todas las demás Almas en Cristo, el Hijo único de Dios. Este querer creer (hasta lograr creer) debería motivarte a pensar cada vez más con el Espíritu Santo, y cada vez menos con tu ego. En la última y 5ª etapa, el Espíritu Santo te enseñará cómo no juzgar, perdonar y extender milagros y, así, en instantes santos en tu fuero interno, accederás a la visión de Cristo en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje. Ver T3.3, T5.3, T11.9, T20, L139, M28
 
30 La salvación 1) es el proceso de deshacer la separación que nunca fue, cuestionando nuestra creencia en la realidad del ego, del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez; 2) es querer creer en el eterno Presente de la Realidad del Amor de Dios, en Cuya Unicidad estamos realmente todos, como Almas perfectas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios; 3) es ir dejando cada vez más de lado el pensar, percibir y actuar egocentrista del ego y, en su lugar, pensar con el Espíritu Santo; 4) es aceptar el Redimir para nosotros mismos; 5) es perdonar al otro y a los demás y extender los milagros que nos sugiera el Espíritu Santo; 6) es entablar relaciones santas y multiplicar el perdonar y la extensión de milagros. Ver T9.6, T11, T22, T31, LTe.2 (-L231)
 
31 … con el razonamiento, la lógica y el sentido común de su ego…
 
32 … en la mente de cada uno…
 
33 … es decir, del ego: El ego es —en el eterno Presente de la de la Unicidad de Dios, donde nuestras Almas perfectas están unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo—el pensar individual que adentró la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Dios, y crear por su cuenta. Al haber el Hijo olvidado reírse de su locura, ésta se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos reales, tales como "hacer" el tiempo, el espacio, y todo lo que estos contienen, regidos por las leyes de la evolución y de la escasez; es la substitución de la Verdad por la ilusión, de lo Infinito por lo temporal, de la Vida por la muerte, de la Completitud por la fragmentación; es la voluntad egoísta opuesta a la Voluntad de Amor de Dios; es la otra parte de nuestra mente que cree ser una mente individual y egoísta, oculta dentro de un trocito de barro, separada de las demás mentes, contra las cuales, en relaciones especiales, compite caótica e interminablemente hasta la muerte del cuerpo. Ver T3.6, T4.3, T4.6, T10, LTe.12 (-L331)
 
34 … es decir, el Espíritu Santo cuando abres tu espíritu a su venida a tu pensar con Él…
M.14 ¿CÓMO ACABARÁ
EL MUNDO?
pár 4
M14.4 35 El mundo35 acabará cuando su sistema de pensamiento haya sido completamente invertido36. 36 Hasta que eso tenga lugar, algunos fragmentos de su forma de pensar darán todavía la impresión de tener sentido. 37 La lección final —que trae consigo el fin del mundo37— no puede ser captada por aquellos que aún no están preparados para abandonar el38 mundo e ir más allá de su limitado alcance. 38 Entonces, ¿cuál es la función del maestro de Dios con respecto a esta lección final? 39 Sencillamente, necesita aprender cómo enfocarla; y estar dispuesto a encaminarse en esa dirección. 40 Sencillamente, necesita confiar en que si Dios39 le dice que ésta es una lección que él puede aprender, es porque la puede aprender. 41 No juzga si es fácil o difícil. 42 Su Maestro40 se la señala41, y él confía en que Él le enseñará cómo aprenderla.
35 … del ego, en tu mente,
 
36 … al tú decidir una y otra y otra vez dejar de pensar todo el tiempo "yo", "yo", "yo" con tu egoísta ego, ponerle cuidado a los impulsos amorosos o milagrosos que de vez en cuando emerjan a tu consciente, hacer algo al respecto, e invitar al Espíritu Santo a pensar contigo, tratando tú de ser aquí un reflejo de Lo que realmente eres en la Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
 
37 … en la mente de los que acepten esa lección final,
 
38 … el sistema de pensamiento de su ego, que es el pensamiento que hizo…
 
39 … por medio de la Voz que habla por Él, es decir, el Espíritu Santo Quien es, en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, el Pensamiento de Amor de Dios que nos creó como Almas, Una en Cristo, Su único Hijo. Aquí, al producirse la separación, el Espíritu Santo es, en la mente: el mediador que mantiene abierto para la revelación el canal directo de Dios hacia el hombre; la motivación para: pensar con los milagros la decisión de curar la separación renunciando a ella; ser aquí el reflejo de las Almas perfectas y eternas que realmente somos, Una en el Alma única del único Hijo de Dios. Ver T1.1.49 [81], T5.3, T5.4, T.5.5, T6.6, T9.5, T20.5, LTe.7 (-L281)
 
40 … el mismo Espíritu Santo
 
41 … por medio de los mencionados impulsos milagrosos o amorosos; ya que, ¿de qué otra cosa puede hablarte y enseñarte el Espíritu Santo que no sea el Amor, Que es lo único que hay en el eterno Presente de la Unicidad de Dios con Su Hijo único, Que realmente eres tú como Alma o Espíritu, Una conjuntamente con las Almas de todos los demás, en la única Alma del único Hijo de Dios…
M.14 ¿CÓMO ACABARÁ
EL MUNDO?
pár 5
M14.5 43 El mundo acabará42 con alegría, porque es un lugar triste. 44 Cuando la alegría haya llegado, el propósito del mundo43 habrá terminado. 45 El mundo44 acabará en paz porque es un campo de batalla45. 46 Cuando la paz haya llegado46, ¿qué propósito podrá tener el mundo47? 47 El mundo48 acabará entre risas, porque es un valle de lágrimas. 48 ¿Dónde se ríe, quién puede seguir llorando? 49 Y sólo el completo perdón49 trae consigo todo esto para bendecir el mundo50. 50 El mundo partirá51 con bendiciones, pues no acabará52 como comenzó. 51 Convertir53 al infierno en Cielo es la función de los maestros de Dios, porque lo que enseñan54 son lecciones que reflejan el Cielo. 52 Y ahora, siéntate por un momento con verdadera humildad y date cuenta de que todo lo que Dios quiere que hagas eres capaz de hacerlo. 53 No seas arrogante y digas que no puedes aprender Su propio programa de estudios. 54 Su Palabra afirma lo contrario. 55 Su Voluntad55 se hará. 56 No puede ser de otra manera. 57 Y da gracias de que así sea.
42 … en tu mente
 
43 … para ti y tu cuerpo
 
44 … en tu mente
 
45 … tanto en la realidad que tu ego percibe con los sentidos de tu cuerpo, como en tu espíritu por su lucha en tratar de ser aquí un reflejo del Hijo de Dios Que realmente eres…,
 
46 … a tu mente,
 
47 … para tu pensar con el Espíritu Santo que no sea comunicarte con las demás Almas que te rodean…
 
48 … en tu mente
 
49 … en tu corazón
 
50 … para bendecir las Almas de los demás, a pesar de lo que sus cuerpos parezcan hacer y deshacer…
 
51 … de tu concienciación al fallecer tu cuerpo
 
52 … con tú teniendo miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
 
53 … en sus mentes y actitudes
 
54 … sobre todo con el ejemplo,
 
55 La Voluntad de Dios en el eterno Presente de Su Unicidad en la Que todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una en la única Alma del Hijo único de Dios— quiere que la felicidad que Su Hijo heredó de Él siga imperturbada: que sea perpetua en la Alegría de la Creación plena y que sea eternamente receptiva y completamente ilimitada en Él. Aquí, la Voluntad de Dios es que por medio del perdón y de la extensión de milagros, nos volvamos el reflejo de ese eterno Presente de la Unicidad, en la Que, en paz y con alegría, nos amamos unos a otros como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Él. Ver T12.7 [64] y [65], T13.5 [41], L193


Un Curso Sobre Milagros
edición original
Manual Para Los Maestros
M.15 ¿SERÁ JUZGADO
CADA UNO AL FINAL? pár 1-4
[LA LECTURA DE TEXTO REANUDARÁ EL LUNES]
M15.1 1 ¡Por supuesto que sí! 2 Nadie puede escaparse del Juicio Final de Dios1. 3 ¿Quién podría huir para siempre de la Verdad2? 4 No obstante, el Juicio Final no llegará3 hasta que ya no se asocie con el miedo4. 5 Algún día, cada uno le dará la bienvenida5 y, ese mismo día, será juzgado6. 6 Oirá7 su inocencia proclamada8 por todos los rincones del mundo, mundo que quedará liberado al él recibir el Juicio Final de Dios. 7 Éste es el Juicio sobre el cual descansa la salvación9. 8 Éste es el Juicio que lo va a liberar10. 9 Éste es el Juicio mediante el cual todas las cosas11 serán liberadas12 conjuntamente con él. 10 El tiempo se detiene13 a medida que la Eternidad se acerca, y el silencio envuelve al mundo para que todos puedan oír el siguiente Juicio del Hijo de Dios:

M15.2 11 Santo eres, eterno, libre y completo, por siempre en Paz en el Corazón de Dios 12 ¿Dónde está el mundo ahora?, ¿dónde el pesar?
1 El Juicio Final es, en mi espíritu —después de haber experimentado a Cristo en el otro al que he perdonado completamente— el proceso de evaluar acertadamente lo que tiene valor y lo que no lo tiene. Es comprender a la Voz que habla por Dios proclamar que lo falso es falso, y que lo que es Verdad nunca ha cambiado. Es el don de la corrección que Dios depositó sobre todos mis errores; corrección que me libera de ellos y de todos los efectos que parecían tener. Es saber que Nuestro Padre —Quien yo, al igual que Jesús antes de morir— creía que me había abandonado a la injusticia de este mundo, por el contrario, nos dice a todos y a cada uno: "Tú sigues siendo Mi santo Hijo, por siempre inocente, por siempre cariñoso y por siempre querido, tan ilimitado como Tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. Por lo tanto, despierta, y regresa a Mí. Soy Tu Padre y Tú eres Mi Hijo." Ver T2.6, T3.8, T26.4 [21], LTe.10 (-L311)
 
2 La Verdad, con mayúscula, según el Curso —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse, en un instante santo del mundo real en nuestro fuero interno, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber visto su Alma con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. Sus condiciones son querer creer que: 1) Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, Cristo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) Dios no creó más nada. 3) Por eso, nada de Ésta, Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazado, nada que no sea Ella, realmente existe. 4) En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, la verdad es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la creencia de que la percepción que tiene del tiempo y del espacio, y de todo lo que estos contienen, es que son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen su única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5
 
3 … a tu mente
 
4 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
 
5 … en su mente
 
6 … mediante el juicio final en su mente y corazón…
 
7 … en su espíritu, que es la parte de la mente que todavía se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo…
 
8 … en su mente
 
9 La salvación: 1) es haber aprendido a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego y, así, haber liberado la fuerza de Dios en nosotros que está reverberando en todo lo que pensamos o hacemos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— haber reconocido en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es haber aprendido lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es haber buscado y hallado en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es haber aprendido a dar paz y haber obtenido paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Ver T8.4 [22], T9.6, T11.1, T15.4 [33], T17.3 [9], L71.2, LTe.2 (-L231)
 
10 Libertad con mayúscula es, en la eterna Unicidad, la libre Voluntad de Dios de Amar o crear, Que es también la libre Voluntad de todos nosotros como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único hijo, de amar y ser amados. Aquí, en minúscula, libertad, cuando pienso "nos" con el Espíritu Santo, es la liberación del confinamiento impuesto por las mentes individuales separadas unas de otras, para amar sin excepción y por igual a todos, como reflejo de la Unicidad; y, cuando pienso con el ego, es lo que decido hacer con mi libre albedrío, según las leyes de la evolución y escasez. Ver T2.6 [109], T13.7 [62], T17.6 [52], L199, LR6 (-206)
 
11 Las Cosas, con mayúscula, son las Cosas eternas que Dios ha creado, a saber: Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte Su Amor o Espíritu Santo en Su eterna Unicidad o Cielo. En minúscula, las cosas, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son el reflejo aquí de las Cosas celestiales y, cuando pensamos con el ego, son aquí, las que perciben nuestros sentidos y que nos explicamos por medio de nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T8.3 [14], T12.6 [50], T12.7 [68]
 
12 … en su mente
 
13 … En el mundo real —la meta de nuestro viaje con el Curso—.es el estado que se experimenta en un instante santo en nuestro fuero interno, con nuestro espíritu o mente acertada, al haber logrado perdonar completamente a otro y unirnos a su Alma en la experiencia de Cristo, y, por ende, a todas las demás Almas unificadas como Una en Cristo; es "saber", que el Juicio Final de Dios consiste en que Nuestro Padre nos dice a cada uno: "Tú, unido al Alma del otro y a las Almas de todos los demás, sigues siendo Mi Hijo único, por siempre inocente, por siempre cariñoso y por siempre querido, tan ilimitado como Tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. Por lo tanto, despierta y regresa a Tu Casa, que realmente nunca abandonaste. Ver T2.6, T3.8, T26.4 [21], LTe.10 (-L311)
M.15 ¿SERÁ JUZGADO
CADA UNO AL FINAL?
pár 3
M15.3 13 Maestro de Dios, ¿es éste tu juicio sobre ti mismo? 14 ¿Acaso crees que es completamente cierto? 15 No, todavía no, todavía no lo crees. 16 Pero ésa sigue siendo tu meta14; la razón por la que te encuentras aquí. 17 Tu función15 es prepararte para oír este Juicio y reconocer que es verdad. 18 Con un solo instante en que lo creas completamente, te transportarás más allá de la creencia16 a la Certeza17. 19 Un instante que pases fuera del tiempo puede producer el fin de éste. 20 Por lo tanto, no juzgues18, pues, al hacerlo, sólo te estás juzgando a ti mismo, demorando así este Juicio Final. 21 Maestro de Dios, ¿cuál es el juicio que emites sobre el mundo? 22 ¿Ya aprendiste a hacerte a un lado y a oír la Voz del Juicio en ti? 23 ¿O es que todavía intentas usurpar Su Función? 24 Aprende a aquietarte, pues Su Voz se oye sólo en la quietud. 25 Y Su Juicio llega a todos los que se hacen a un lado para escuchar en la quietud, y esperan por Él.
14 La meta del Curso: es aprender a pensar, percibir y actuar cada vez más con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego, de manera de liberar la fuerza de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos o hagamos; es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— reconocer en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; es liberarnos del pensar del ego para poder regresar a la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor Que eternamente Se profesan Uno a Otro, extendiendo así la Creación; es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T17.7, T17.8, T22.7 [51], T31.2 [23], L127.6, L131.2
 
15 Nuestra función especial o verdadera es tratar de ser aquí un reflejo de lo que realmente somos todos en la eterna Unicidad: el Alma única del único Hijo de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el Amor o Espíritu Santo; reflejo que se logra en el instante santo del mundo real, después de haber: aceptado el Redimir para sí mismo, perdonado totalmente a otro y extendido los milagros sugeridos por el Espíritu Santo. A cada persona el Espíritu Santo le asigna una función especial en la salvación que sólo ella puede desempeñar, porque es una parte que le fue asignada únicamente a ella, que es: perdonar a sus relaciones especiales hasta que, en la experiencia de Cristo, su Alma se identifica con el Alma del otro, convirtiendo la relación especial en santa. Ver T18.6 [45], T20.5 [32], T25.7, L62, L64, L65, L66, L99
 
16 … La indispensable y fundamental concienciación que el Curso te pide es concienciar tus impulsos amorosos desinteresados que de vez en cuando emergen de tu subconsciente y que, cuando los extiendes a otros en actos altruistas, que el Curso llama milagros, aportan a tu vida un significado que no te es usual. Luego, basado en esas experiencias, que decidas si constituyen un error de la evolución (lo que das, lo pierdes) o, si su origen pudiera ser trascendente. Si son errores de la evolución, derivarás tu motivación para seguir extendiéndolos de la ética o altruismo que hubieses escogido. En cambio, si quieres creer que constituyen aquí un reflejo del eterno Amor de Dios que inunda nuestros corazones, entonces no tendrás reparos en deducir y aceptar los siguientes basamentos del Curso: 1) Que Dios — a Quien nadie ha visto— existe, es perfecto y eterno y, en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos, sin excepción, a Su Semejanza, no como cuerpos, sino como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien es Uno en el eterno Presente de Su Unicidad. 2) Que, en Ésa, Su Realidad, Dios no creó más nada y, por eso, Allá, la realidad del ego que nuestros sentidos perciben no existe. 3) Que, al tú perdonar y extender cada vez más milagros, este querer creer se convertirá en creer, y curará en tu mente, todo pesar y dolor, todo miedo y toda pérdida, que ella creía que eran reales, y que tú sufrías debido a la lealtad que les profesabas. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
 
17 … que sencillamente sabe…
 
18 Juzgar, cuando pensamos con el ego, es el complemento de su percepción para sobrevivir en la realidad de este mundo: Nuestros sentidos nos informan de lo que perciben, información que interpretamos y juzgamos, para luego decidir qué es lo que nos conviene hacer o no al respecto. Pero, según el Curso, juzgar no es nuestra función, sino que pertenece al Espíritu Santo, cuya percepción acertada en nuestro espíritu, nos lleva al conocimiento. En efecto, después de haber aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado al otro y extendido los milagros sugeridos por el mismo Espíritu Santo, sabremos qué hacer en toda circunstancia para tratar de ser aquí —lo más posible— un reflejo de nuestra verdadera Identidad. Ver T3.8, T4.5 [64], T29.10 [62]-[63], M10, M15
M.15 ¿SERÁ JUZGADO
CADA UNO AL FINAL?
pár 4
M15.4 26 Tú, que a veces estás triste y a veces enojado; tú que a veces sientes que no se te da lo que en justicia te mereces, y que tus mejores esfuerzos se topan con falta de aprecio y, hasta desprecio, ¡deja a un lado esos insensatos pensamientos! 27 Son demasiado mezquinos y sin sentido como para que sigan ocupando tu santa mente un solo instante más. 28 El Juicio de Dios te espera para liberarte. 29 ¿Qué puede ofrecerte el mundo —independientemente de cómo juzgues sus regalos— que prefieras tener? 30 Serás juzgado19, y juzgado20 con equidad y sinceridad. 31 Dios no conoce el engaño. 32 Sus promesas son seguras. 33 Recuerda sólo eso. 34 Sus promesas garantizan Su Juicio, y sólo el Suyo será el que se acepte al final. 35 Tu función es hacer que este final sea cuanto antes. 36 Tu función es mantener ese final en tu corazón, y ofrecerlo a todo el mundo para así mantenerlo a salvo.
19 … por la Voz que habla por Dios que te llega al espíritu de tu mente
 
20 … con Amor…
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