PARA VER TODO EL CORREO HAGA
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
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Tú fuiste el que soñó el sueño que no te gusta.
UCSM TX 28.3 pár 19
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T28.3 [19] 28 El milagro no te despierta, simplemente te muestra quién es el que está soñando. 29 Te enseña que hay un surtido de sueños entre los cuales escoger mientras todavía duermes, dependiendo del propósito que asignes a tu soñar. 30 ¿Deseas sueños de curación o sueños de muerte? 31 Un sueño es como un recuerdo que te presenta las imágenes que querías que te mostraran. 32 Un depósito vacío con la puerta abierta es lo que guarda todos tus retazos de recuerdos y sueños. 33 Pero si tú eres el que sueña, lo menos que percibes es esto: que tú eres el causante del sueño y que, por consiguiente, puedes aceptar también otro sueño. 34 Pero para que tenga lugar este cambio de contenido del sueño, es esencial darse cuenta de que tú fuiste el que soñó el sueño que no te gusta. 35 Pues no es otra cosa que un efecto causado por ti, del que ya no quieres ser la causa.
UCSM TEXTO
CH 28 DESHACER EL MIEDO
T28.3 REVERTIR
CAUSA Y EFECTO
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
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P A R T E 2
¿Qué es EL MUNDO
REAL? pár 1-5
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LTe.8 (-L291).1 1 El mundo real —como todo lo demás que la percepción1 ofrece— es un símbolo. 2 No obstante, representa lo opuesto de lo que tú hiciste. 3 A tu mundo se le mira a través de los ojos del miedo2, lo cual trae a tu mente los testigos del terror. 4 El mundo real no puede ser percibido excepto a través de ojos que el perdón bendice3, de manera que ven un mundo4 donde el terror es imposible5 y donde no se puede encontrar ningún testigo del miedo6.
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1 Percepción: En el eterno Presente de la Unicidad de Dios —Que es donde realmente estamos todos como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único, Quien es Uno con Su Padre— la percepción no existe, porque el Conocimiento nos hace saber y experimentar que Todo es Uno y, por consiguiente, no hay nada que percibir. Pero en la separación, cuando pensamos con el ego, la percepción es el proceso fundamental para sobrevivir por el cual nuestra razón, lógica y sentido común interpretan, juzgan, seleccionan y evalúan la información recibida por nuestros sentidos de la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. El Curso la define como "Percepción equivocada". Y, cuando habiendo decidido pensar con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo, estudiado y aplicado al menos una vez las Lecciones del Curso, nuestra "Percepción verdadera" gradualmente nos va a llevar al mundo real —que es la meta del Curso—donde, en nuestro fuero interno, experimentaremos el reflejo aquí de la Unicidad de Dios, donde sólo hay Amor, paz y alegría. Ver T3.4, T3.5, T10.7, T13, T14.6 [46], L134, M5.3.1, M19.5
2 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
3 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
4 … el reflejo aquí de Nuestra Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
5 … porque Todo es Uno con Dios
6 … porque en la Unicidad, donde sólo hay Amor, no hay ninguna individualidad del Hijo de Dios, ni fraccionada ni separada de Dios.
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P A R T E 2
¿Qué es EL
MUNDO REAL?
pár 2-3
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LTe.8 (-L291).2 5 El mundo real te ofrece una contrapartida para cada pensamiento de infelicidad que se ve reflejado en tu mundo; una corrección segura para las escenas de miedo y los clamores de batalla que lo pueblan. 6 El mundo real muestra un mundo que se mira de otra manera: a través de ojos serenos y con una mente en paz. 7 Allí sólo se descansa. 8 No se oyen gritos de dolor o de pesar, pues no ha quedado nada que no haya sido perdonado. 9 Y lo que se ve es apacible, 10 pues sólo escenas y sonidos felices pueden alcanzar la mente que se ha perdonado a sí misma.
LTe.8 (-L291).3 11 ¿Qué necesidad tiene una mente que ha sido perdonada de esa forma, de pensar pensamientos de muerte, ataques y asesinatos en los que se muere, se ataca y se mata? 12 ¿Qué otra cosa puede percibir a su alrededor que no sea seguridad, Amor y alegría? 13 ¿Qué podría haber que ella quisiese condenar?; ¿y contra qué querría juzgar? 14 El mundo que ve emana de una mente que está en paz consigo misma. 15 No ve peligro en nada de lo que ve, pues es bondadosa, y lo único que quiere ver es bondad.
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P A R T E 2
¿Qué es EL
MUNDO REAL?
pár 4-5
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LTe.8 (-L291).4 16 El mundo real es el símbolo que anuncia a las pesadillas —en las que se peca y se siente uno culpable— que les ha llegado su fin y que el Hijo de Dios ha despertado. 17 Y sus ojos7, abiertos ahora, perciben el inequívoco reflejo del Amor de Su Padre, la infalible promesa de que ha sido redimido. 18 El mundo real representa el final del tiempo, le llegó su fin, pues su percepción hace que el tiempo no tenga razón de ser.
LTe.8 (-L291).5 19 El Espíritu Santo no tiene necesidad del tiempo una vez que éste ha servido Su propósito. 20 Ahora sólo espera ese único instante más para que Dios dé el paso final y el tiempo haya desaparecido8, habiéndose llevado consigo la percepción y dejando solamente a la Verdad9 para ser Ella Misma. 21 Ese instante es nuestra meta, pues contiene la memoria de Dios10. 22 Y cuando observemos un mundo perdonado, será Él Quien nos llame y nos vendrá a buscar para llevarnos a casa, recordándonos nuestra Identidad, la Cual nos restituyó nuestro perdonar11.
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7 … internos, en el espíritu, mirando con la visión de Cristo,
8 … en tu espíritu, pensando con el Espíritu Santo
9 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber visto su Alma con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5
10 El residuo bendito es la memoria o reflejo que llevamos en lo profundo de nuestro subconsciente, del arropamiento del Amor de Dios a todos cual Almas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en Su eterna Unicidad. Este reflejo se nos manifiesta en nuestro fuero interno mediante impulsos caritativos, compasivos, de compartir, de amor o amistad desinteresados que de vez en cuando emergen de nuestro subconsciente, y que sólo podemos tomar en serio cuando nos ponemos a pensar con el Espíritu Santo en nuestro espíritu (o mente acertada), que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo. Ver T5.7 [60] 7, T8.5 [33], T12.3 [11], T18.11 [98], T28.2
11 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
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L E C C I Ó N 298
Padre, Te quiero, y también
quiero a Tu Hijo.
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L298.1 1 Mi gratitud hace posible que mi Amor sea aceptado sin miedo. 2 Y, de esta manera, por fin se me restituyó finalmente a mi Realidad1. 3 Todo cuanto se interponía a mi santa visión lo ha eliminado el perdón. 4 Y me aproximo al final de todos los viajes sin sentido, las carreras alocadas y los valores artificiales. 5 En su lugar, acepto Lo que Dios establece como mío, seguro de que sólo en eso me salvaré; porque ahora estoy seguro de que atravesaré el miedo para encontrarme con mi Amor.
L298.2 6 Padre, hoy vengo a Ti porque no quiero seguir otro camino que no sea el Tuyo. 7 Tú estás a mi lado. 8 Tu camino es seguro. 9 Y me siento agradecido por tus santos dones: un santuario seguro y la escapatoria de todo lo que disimularía mi Amor por Dios, Mi Padre, y por Su santo Hijo.
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1 La Realidad, con mayúscula, significa la infinita y eterna Unicidad de Dios, en la Cual, todos nosotros, sin excepción, cual Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, somos Uno con Nuestro Padre, compartiendo con Él Su Amor, el Espíritu Santo. Algunos de sus sinónimos son: Cielo, Eternidad, Reino, Reino de los Cielos, Universo. En minúscula, realidad significa la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez que hicimos, realidad en la que habitualmente creemos, percibimos, pensamos y actuamos con el ego. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, estudiamos y aplicamos el Curso, podemos trascender esta realidad en nuestro fuero interno, ingresando al mundo real, que es el reflejo aquí de la eterna Realidad. Ver T8.10, T11.4, T11.9, T18, T30.9
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
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Capítulo 28
DESHACER EL MIEDO
T28.3 REVERTIR CAUSA
Y EFECTO pár 16-27
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T28.3 [16] 1 Sin causa no puede haber efectos, pero tampoco sin efectos puede haber causa. 2 Lo que hace que una causa sea causa son sus efectos: el Padre es padre por haber engendrado a Su Hijo1. 3 Los efectos no crean su causa, pero sí establecen lo que ella causó. 4 De este modo, el Hijo da la paternidad a Su Creador y, al hacerlo, recibe de Él el Don2 que Él Le había dado. 5 Por consiguiente, por ser él3 realmente el Hijo de Dios, también tiene que ser un padre4 que crea5 tal como Dios Lo creó. 6 El círculo de la Creación6 no tiene realmente fin7. 7 Donde comienza, termina8. 8 Pero dentro de sí, encierra el Universo de la Creación Que no tiene comienzo ni fin.
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1 … lo suponemos y lo queremos creer, ya que nadie ha regresado de la muerte definitiva para contar su historia…
2 Don con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula, don es el reflejo aquí del Don de Dios. Presente se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo separado que piensa con Él. Regalos son los que ofrece el Hijo separado que piensa con el ego. Ver T7.2, T20.6 [38], T26.5 [28], L166
3 … el Hijo separado de Dios aquí
4 … tanto en el Cielo —Que es donde realmente está— como aquí en la Tierra —que es donde él cree estar cuando piensa y cree con su ego,
5 … tanto conjuntamente con Su Padre en el Cielo, como aquí, tratando de ser el reflejo de Lo que realmente es Allá.
6 La Creación, con mayúscula, en el Cielo, es la suma de todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros, como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de Su Unicidad o Realidad. Dios no creó más nada. Por eso, Allá, la realidad del ego que percibimos aquí con nuestros sentidos, realmente, no existe. Aquí, las creaciones, en minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son las que producimos —cuando perdonamos al otro, a los otros, y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo— como un reflejo de las Creaciones que creamos como Uno con y en Dios, en el Cielo. Y, cuando pensamos con el ego —según el Curso— no "creamos" sino que "hacemos," de acuerdo con las leyes de este mundo. Ver T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (-L321)
7 … en el eterno Presente de Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
8 … en el eterno Presente de la Creación de Dios.
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T28.3 REVERTIR
CAUSA Y EFECTO
pár 17
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T28.3 [17] 9 Ser padre9 es crear. 10 El Amor10 tiene necesariamente que extenderse. 11 La Pureza11 no está limitada. 12 Está en la naturaleza de Lo Que es inocente ser eternamente incontenible, sin barreras ni limitaciones. 13 Por eso la pureza12 no es del cuerpo13. 14 Ni tampoco puede hallarse allí donde hay limitaciones14. 15 El cuerpo puede curarse15 por los efectos de la pureza16, los cuales son realmente tan ilimitados como Ella Misma. 16 No obstante, toda curación17 se da cuando se reconoce que la mente no está dentro del cuerpo, que su inocencia18 es algo completamente separado de él, y que en ella se encuentra toda curación. 17 Así pues, ¿dónde está realmente la curación? 18 Únicamente allí donde a su causa19 se le imputan sus efectos. 19 Pues la enfermedad20 es un intento sin sentido de adjudicar efectos a lo que carece de causa, y de hacer de eso una causa.
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9 … aquí, según el Espíritu Santo,
10 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
11 … del Hijo de Dios en Su eterna Unicidad con Su Padre
12 … el reflejo aquí de la Pureza eterna
13 … sino del espíritu, la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo.
14 … la parte de la mente que piensa con el ego…
15 … de algunos efectos de la separación
16 … en tu mente
17 Curación es el estado mental que se logra al final del proceso de curar en el que nuestra mente —ahora pensando y percibiendo con el Espíritu Santo— es llevada al mundo real y a la unión con todas las demás mentes en la experiencia de Cristo; y en el instante santo de esa experiencia, ella se cura de la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, del pensar del ego, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Ver T2.3, T5, T8.9, T13.2, T17, M22, M23
18 … el reflejo aquí de la Inocencia eterna,
19 … la parte de la mente a la que se le ocurrió la diminuta idea alocada de la separación…
20 La enfermedad de todas las enfermedades, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es la separación de Dios y todas las secuelas que ésta trajo consigo. Además, se quiere creer que Dios no tuvo ni tiene nada que ver con ella, ni con la hechura del tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen, ni con lo que ocurre a diario en el Cosmos, ya que nuestra verdadera Realidad —como las Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, que verdaderamente somos— es la de ser el Hijo único de Dios, en el eterno Presente de Su Unicidad. En cambio, cuando pensamos con el ego —que es lo que hacemos habitualmente— creemos que nuestra realidad es todo lo que percibimos con él, incluyendo las cosas aparentemente buenas y malas y, dentro de las malas, las enfermedades psíquicas y físicas, y finalmente la muerte. Ver T9.11, T27.6, T28.4, L136, M5.2, M5.3.3
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T28.3 REVERTIR
CAUSA Y EFECTO
pár 18
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T28.3 [18] 20 La enfermedad es siempre un intento del Hijo de Dios de constituirse en su propia causa, y de no permitirse a sí mismo ser el Hijo de su Padre. 21 Como consecuencia de este deseo realmente irrealizable, él no cree ser efecto del Amor y, por consiguiente, debe ser su propia causa debido a lo que es21. 22 La causa de la curación22 es la Causa única de Todo. 23 Sólo tiene un único efecto23. 24 Y, al reconocerlo, no se sigue adjudicando ningún efecto24 a lo que carece de causa y, por consiguiente, tampoco se percibe ninguno. 25 Una mente dentro de un cuerpo y un mundo poblado de otros cuerpos, cada uno dotado de una mente separada, son tus "creaciones25", siendo tú26, la "otra" mente, la cual crea en falso produciendo efectos diferentes de ti mismo27. 26 Y al ser tú el "padre" de esos efectos, tienes necesariamente que ser como ellos. 27 Pero, realmente, no ha ocurrido nada, excepto que te quedaste dormido y soñaste que eras un extraño para ti mismo28, y tan sólo una parte del sueño del otro29.
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21 … el pensar del ego en la parte de la mente que sólo sabe "hacer" ilusiones…
22 … según el Espíritu Santo,
23 … inducirnos a querer creer que el mundo del ego es ilusorio, que no somos cuerpos compitiendo interminablemente unos contra otra otros, sino el único Hijo de Dios en el eterno Presente de la Unicidad…
24 … que no sea ABSOLUTAMENTE necesario para nuestro cuerpo sobrevivir aquí, mientras parezca vivir,
25 … EN FALSO
26 … como ego
27 … como el Hijo de Dios que realmente eres.
28 … como Cristo, el Hijo único de Dios que realmente eres,
29 … tu ego.
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T28.3 REVERTIR
CAUSA Y EFECTO
pár 19
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T28.3 [19] 28 El milagro no te despierta, simplemente te muestra quién es el que está soñando. 29 Te enseña que hay un surtido de sueños entre los cuales escoger mientras todavía duermes, dependiendo del propósito que asignes a tu soñar. 30 ¿Deseas sueños de curación o sueños de muerte? 31 Un sueño es como un recuerdo que te presenta las imágenes que querías que te mostraran. 32 Un depósito vacío con la puerta abierta es lo que guarda todos tus retazos de recuerdos y sueños. 33 Pero si tú eres el que sueña, lo menos que percibes es esto: que tú eres el causante del sueño y que, por consiguiente, puedes aceptar también otro sueño. 34 Pero para que tenga lugar este cambio de contenido del sueño, es esencial darse cuenta de que tú fuiste el que soñó el sueño que no te gusta. 35 Pues no es otra cosa que un efecto causado por ti, del que ya no quieres ser la causa.
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T28.3 REVERTIR
CAUSA Y EFECTO
pár 20-22
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T28.3 [20] 36 En los sueños en los que se mata y se ataca, tú eres la víctima en un cuerpo herido y moribundo. 37 Pero en los sueños en los que se perdona, no se pide a nadie que sea víctima y sufridor. 38 Éstos son los sueños felices que el milagro intercambia por los tuyos30. 39 No te pide que sueñes otro, sólo que te des cuenta de que fuiste el hacedor del que quieres cambiar por uno en el que se perdona. 40 Este mundo carece de Causa31, al igual que todos los sueños que cualquiera haya soñado en el mundo. 41 Ningún plan32 es posible en él, ni hay ningún designio que se pueda encontrar y comprender33.
T28.3 [21] 42 ¿Qué otra cosa puede esperarse de lo que no tiene causa? 43 No obstante, si no tiene causa, tampoco tiene propósito. 44 Puedes ser el causante de un sueño, pero jamás podrás hacer que sus efectos sean reales34. 45 Pues ello cambiaría su causa35, y eso es precisamente lo que no puedes hacer. 46 El soñador de un sueño no está despierto, pero no sabe que está durmiendo. 47 Lo que ve son ilusiones de sí mismo: se ve enfermo o sano, deprimido o feliz, pero sin una causa que sea estable y con efectos garantizados.
T28.3 [22] 48 El milagro establece que estás durmiendo y soñando, y que el contenido del sueño no es verdad. 49 Éste es un paso crucial cuando se lidia con ilusiones. 50 Nadie les tiene miedo cuando se da cuenta de que él mismo las inventó. 51 Lo que mantenía vivo al miedo36 era que él no se veía a sí mismo como autor del sueño, y sí como una de sus figuras. 52 Él se inflige las consecuencias que sueña haber infligido a su hermano. 53 Y esto es todo lo que el sueño ha ensamblado y le ha ofrecido, para mostrarle que sus deseos se han cumplido. 54 Y así, él teme su propio ataque, pero lo ve venir de la mano de otro. 55 Como víctima que es, sufre por los efectos del ataque, pero no por su causa. 56 No es el autor de su propio ataque, y es inocente de lo que ha causado. 57 El milagro37 no hace otra cosa que mostrarle que realmente él no ha hecho nada. 58 De lo que tiene miedo es de una causa sin las consecuencias que habrían hecho de ella una causa. 59 Por consiguiente, ésta nunca existió.
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30 … que soñaste con tu ego.
31 … eterna, porque Dios no lo creó,
32 … eterno
33 … cuando piensas y percibes con el Espíritu Santo
34 … en el Cielo, Que es Donde todos estamos realmente, como Almas Uno en Cristo, el Hijo único de Dios, y Cristo es Uno con Dios.
35 … de ti a Dios.
36 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
37 … como reflejo aquí del Estado de perfecto Amor en el que estamos unidos a Dios en su Unicidad, que
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T28.3 REVERTIR
CAUSA Y EFECTO
pár 23
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T28.3 [23] 60 La separación comenzó38 con el sueño en el que se privó al Padre de Sus efectos, y se Le hizo impotente para retenerlos, pues había dejado de ser Su Creador. 61 En el sueño, el soñador39 se hizo a sí mismo40, pero lo que hizo se ha vuelto contra él41 —asumiendo el papel de su creador42— tal como había hecho el mismo soñador43. 62 Y así como éste ha odiado a su Creador, las figuras en el sueño lo han odiado a él44. 63 Su cuerpo es esclavo de ellas, y abusan de él porque ellas adoptaron como propias las motivaciones que el soñador había adjudicado a su cuerpo. 64 Y ahora, odian al cuerpo por la posibilidad que éste les ofrece de vengarse del soñador. 65 Es la venganza de ellas contra el cuerpo lo que parece probar que el soñador no podía ser el autor del sueño. 66 Primero, se escinde el efecto de la causa, y luego éstos se invierten, de manera que el efecto se convierte en causa, y la causa en efecto.
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38 … en la mente separada
39 … la mente separada pensando con el sistema de pensamiento del ego,
40 … como un cuerpo dotado de una mente para servirlo,
41 … la mente separada,
42 … la mente separada,
43 … con Su Creador.
44 … la mente separada,
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T28.3 REVERTIR
CAUSA Y EFECTO
pár 24-25
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T28.3 [24] 67 Ése es el último paso de la separación, con el cual la salvación, que se encamina en la otra dirección, da comienzo. 68 Este último paso es un efecto de lo que sucedió antes, habiendo aparecido como causa. 69 El milagro es el primer paso en el proceso de devolver a la causa su función de causalidad, y no de efecto. 70 Pues esta confusión ha dado lugar al sueño y, mientras se mantenga, despertar seguirá siendo temible. 71 Y el llamamiento a despertar no será oído, pues parecerá el llamamiento al miedo.
T28.3 [25] 72 Al igual que cada lección que el Espíritu Santo pide que aprendas, el milagro es claro. 73 En efecto, te demuestra lo que Él quiere que aprendas, y te enseña que sus efectos son los que tú quieres. 74 En Sus sueños que perdonan, quedan deshechos los efectos de los tuyos, y a los que eran tus enemigos acérrimos ahora los percibes como amigos que quieren tu bien. 75 Ahora, su enemistad no tiene causa, pues no fueron ellos los que la hicieron. 76 Y puedes aceptar el papel de hacedor del odio de ellos, porque ahora ves que realmente el odio no tiene efectos. 77 Ahora, te has liberado suficientemente del sueño como para darte cuenta de que el mundo es neutral, y de que no es necesario tenerle miedo a los cuerpos que todavía parecen deambular por él como entes separados. 78 Por consiguiente, no están enfermos.
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T28.3 REVERTIR
CAUSA Y EFECTO
pár 26
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T28.3 [26] 79 El milagro te devuelve la causa del miedo, pues tú lo hiciste. 80 Pero también te muestra que, al no tener efectos, no es causa, porque la función de la causalidad es producir efectos. 81 Y allí donde los efectos han desaparecido, no hay realmente causa. 82 De este modo, los milagros curan45 el cuerpo46 justamente porque demuestran que fue la mente la que hizo a la enfermedad y la que utilizó al cuerpo para ser víctima, o efecto, de lo que ella hizo. 83 No obstante, la mitad de la lección no va a enseñar toda la lección. 84 El milagro no tiene ninguna utilidad si lo único que aprendes es que el cuerpo se puede curar47, pues no es ésta la lección que se le encomendó enseñar. 85 La lección es que lo que estaba enfermo era la mente48 que pensó que el cuerpo podía enfermar; por eso, que ella proyectara su culpa fuera no causó realmente nada, ni tuvo efecto alguno49.
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45 … en tu mente
46 … por ejemplo que en vez usarse para atacar, ahora se usa para compartir…
47 … de ser instrumento de ataque para ahora ser instrumento de amistad desinteresada…
48 … cuando pensaba con el ego y creía en su realidad
49 … real en el eterno Presente de la Unicidad, Que es donde realmente estamos como el Alma única del único Hijo de Dios…
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T28.3 REVERTIR
CAUSA Y EFECTO
pár 27
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T28.3 [27] 86 Este mundo está lleno de milagros. 87 Se alzan en radiante silencio al lado de cada sueño de dolor y sufrimiento, de pecado50 y culpa51. 88 Constituyen la alternativa al sueño, la decisión de ser el soñador, en vez de negar el papel activo que desempeñaste inventando el sueño. 89 Los milagros son los felices efectos de devolver la consecuencia de la enfermedad a su causa. 90 El cuerpo se libera porque la mente reconoce que "nadie me está haciendo52 esto a mí, sino que soy yo el que me lo estoy haciendo a mí mismo". 91 Y así, la mente queda libre para tomar otra decisión. 92 A partir de aquí, la salvación53 procederá a cambiar el rumbo de cada paso dado en el descenso a la separación, hasta que todo lo andado se haya desandado, la escalera haya desaparecido y todos los sueños del mundo hayan sido deshechos.
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50 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver T27.9 [82]
51 En el Cielo, según el Curso, no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con todas nuestras Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, donde reina la imperfección de los cuerpos regidos por las leyes de la evolución y escasez, cuando pensamos con el ego, la culpa es el sentimiento de no haber estado a la altura de las circunstancias, o de haber faltado contra normas generalmente cambiantes que rigen nuestras vidas. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo y aceptar el Redimir para nosotros mismos, queremos creer que realmente no somos cuerpos sino Almas creadas por Dios a Su Semejanza y, por lo tanto, nunca nos separamos de nuestro Padre y Creador. Además, mediante la visión de Cristo, ahora vemos a las faltas que antes juzgábamos como imperdonables, como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros y, de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos: el Hijo único, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo, como era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
52 … realmente
53 La salvación 1) es el proceso de deshacer la separación que nunca fue, cuestionando nuestra creencia en la realidad del ego, del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez; 2) es querer creer en el eterno Presente de la Realidad del Amor de Dios, en Cuya Unicidad estamos realmente todos, como Almas perfectas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios; 3) es ir dejando cada vez más de lado el pensar, percibir y actuar egocentrista del ego y, en su lugar, pensar con el Espíritu Santo; 4) es aceptar el Redimir para nosotros mismos; 5) es perdonar al otro y a los demás y extender los milagros que nos sugiera el Espíritu Santo; 6) es entablar relaciones santas y multiplicar el perdonar y la extensión de milagros. Ver T9.6, T11, T22, T31, LTe.2 (-L231)
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