PARA VER TODO EL CORREO HAGA
Un Curso Sobre Milagros
edición original 
T31.5 [57] 98 No busques tu Yo en símbolos, 99 pues no hay concepto que pueda representar lo que realmente eres.

100 Lo que importa es que te des cuenta de cuál es el concepto que aceptas para ti, mientras percibes un yo que interactúa con el mal, y que reacciona ante cosas malintencionadas. 101 Pues, en todo caso, el concepto que tienes de ti mismo seguirá estando bastante desprovisto de significado11. 102 Y no percibirás que sólo puedes relacionarte contigo mismo.

103 Ver un mundo culpable no indica otra cosa sino que tu aprendizaje ha sido dirigido por el mundo, y que lo miras tal como te miras a ti mismo.

104 El concepto del yo abarca todo lo que miras, y nada existe fuera de esta percepción.

105 Si algo te puede herir es porque estás viendo una representación de tus deseos secretos. 106 Eso es todo. 107 Y, en cualquier clase de sufrimiento que padezcas, verás tu propio deseo oculto de matar.

  UCSM TEXTO
CH 31 LA SENCILLEZ
DE LA SALVACIÓN
T31.5 El CONCEPTO
del yo versus el YO
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2  
¿Qué es EL EGO? pár 1-5
LTe.12 (-L331).1 1 El ego1 no es otra cosa que idolatría: el signo de un yo limitado y separado2, nacido en un cuerpo3, condenado a sufrir y a terminar su vida en la muerte4. 2 Es la voluntad5 que ve a la Voluntad de Dios6 como un enemigo, y que adopta una forma7 en la cual Aquella es negada. 3 El ego es la "prueba" de que la fuerza es débil y el Amor8 temible, de que la Vida9 es realmente muerte, y sólo lo que se opone a Dios es verdadero.
1 … a nivel personal, es el pensar y actuar según los impulsos del especialismo que el yo (o Hijo) soñador nos envía, que procesamos con nuestro cerebro, y que guardamos en nuestra mente equivocada,
 
2 … de los demás y de Dios…
 
3 … por encarnación de nuestro yo soñador
 
4 … según lo dictan las leyes de la evolución y escasez…
 
5 … de nuestra mente equivocada o ego,
 
6 … manifestada por los impulsos milagrosos que nos envía el Espíritu Santo: Voluntad de Dios en el eterno Presente de Su Unicidad en la Que todas nuestras Almas perfectas están fusionadas en Una sola en Cristo, Su Hijo único, Dios— quiere que la felicidad que Su Hijo heredó de Él siga imperturbada y perpetua en la Alegría de la Creación plena, eternamente receptiva y totalmente ilimitada en Él. Aquí, la Voluntad de Dios es, por medio del perdón y de la extensión de milagros, que nos volvamos el reflejo de ese eterno Presente de la Unicidad, en la Que, en paz y con alegría, nos amamos unos a otros como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Él. Ver T12.7 [64] y [65], T13.5 [41], L193
 
7 … la de un cuerpo dotado de un cerebro al que se le otorgó el libre albedrío sobre su instinto natural y una mente (equivocada) donde pensar y almacenar los impulsos del especialismo que le envía el yo soñador…
 
8 Amor, con mayúscula, se refiere, en el eterno Presente de la Unicidad, al Espíritu Santo o Pensamiento de Amor de Dios, por medio del Cual, nos creó como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. Aquí, cuando le ponemos cuidado a los impulsos milagrosos que nos envía el Espíritu Santo —que es lo mismo que decidir pensar con Él— es Su reflejo o Amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás, y se expresa en el perdonar y en la extensión de los milagros que el propio Espíritu santo nos sugiere. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
 
9 La Vida, con mayúscula, es la única Vida que realmente existe, pues fue creada por Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que todos, sin excepción, somos Almas perfectas fusionadas en Una sola en Cristo, el único Hijo de Dios, Quien es Uno con Su Padre en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, vida quiere decir nuestra vida aquí, sea como reflejo de Nuestra Vida eterna cuando pensamos con el Espíritu Santo o, de acuerdo con las leyes de este mundo, cuando pensamos con el ego. Ver T4.4 [48], T6.6.1 [61], T23.5, L167
P A R T E 2  
¿Qué es EL EGO? 
pár 2-4
LTe.12 (-L331).2 4 El ego está demente. 5 Lleno de miedo10, se sitúa más allá de Lo que está en todas partes, apartado del Todo y separado del Infinito. 6 En su demencia, cree haber vencido a Dios Mismo11, y en su terrible autonomía, "ve" que la Voluntad de Dios ha sido destruida. 7 Sueña que lo están castigando, y tiembla ante las figuras que aparecen en sus sueños: son sus enemigos que andan tras él para matarlo, antes de que pueda asegurar su seguridad atacándolos primero.

LTe.12 (-L331).3 8 El Hijo de Dios no tiene ego. 9 ¿Qué puede saber él de locura12 y de la muerte de Dios, cuando mora en Dios? 10 ¿Qué puede saber él de penas y sufrimientos, cuando realmente vive en una eterna Alegría? 11 ¿Qué puede saber Él de miedos y sufrimientos, pecados y culpas, odios y ataques, cuando todo Lo que Le rodea realmente es una Paz sin fin y se encuentra eternamente libre de conflictos y de perturbaciones, en la tranquilidad y silencio más profundos?

LTe.12 (-L331).4 12 Conocer el reflejo aquí de la Realidad13 significa no ver14 al ego y sus pensamientos, obras, actos, leyes y creencias, sueños, esperanzas, planes para su salvación, y el costo que conlleva creer en él. 13 Cuando se sufre, el precio que hay que pagar15 por tener fe en el ego es tan inmenso que, a diario, en su oscuro santuario, se ofrece la crucifixión del Hijo de Dios16 y la sangre ha de correr sobre el altar, donde sus seguidores enfermos se preparan para morir.
10 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda. Ver T6, T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
 
11 … al ponerse a hacer el tiempo y el espacio y el universo… etc.
 
12 Demencia o locura, según el Curso, es el sistema de pensamiento del ego que parte de la creencia que la realidad es la del tiempo, espacio y universo, regidos por las leyes de la evolución y escasez, que percibimos con nuestros sentidos y entendemos con nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76]
 
13 La Realidad, con mayúscula, significa la infinita y eterna Unicidad de Dios, en la Cual, todos nosotros, sin excepción, cual Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, somos Uno con Nuestro Padre, compartiendo con Él Su Amor, el Espíritu Santo. Algunos de sus sinónimos son: Cielo, Eternidad, Reino, Reino de los Cielos, Universo. En minúscula, realidad significa la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez que hizo nuestro yo soñador, realidad en la que habitualmente creemos, percibimos, pensamos y actuamos con el ego. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, estudiamos y aplicamos el Curso, podemos trascender esta realidad en nuestro fuero interno, ingresando al mundo real, que es el reflejo aquí de la eterna Realidad. Ver T8.10, T11.4, T11.9, T18, T30.9
 
14 … como realmente reales…
 
15 … mentalmente en el fuero interno,
 
16 … "Padre, ¿por qué me has abandonado"…?
P A R T E 2  
¿Qué es EL EGO? 
pár 5
LTe.12 (-L331).5 14 No obstante, una sola azucena de perdón17 cambiará la oscuridad en luz, y el altar de las ilusiones en el santuario de la Vida Misma18. 15 Y la paz será restituida para siempre a las santas mentes a las que Dios realmente creó como Su Hijo, Su Morada, Su Alegría, Su Amor; completamente Suyas, completamente Una con Él.
17 … en tu mente pensando con el Espíritu Santo… El perdonar —que forma parte del proceso de aceptar el Redimir para uno mismo— en un primer paso, es concienciar que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro que estoy tratando de perdonar, sino en el sistema de pensamiento del ego hecho por mi yo soñador, y el especialismo producido por mi mente separada que lo usa. En un segundo paso, decido pensar con el Espíritu Santo y trato de ver más bien el Alma de ese otro. El tercer paso se da, cuando conciencio que su Alma no tuvo nada que ver con lo que su cuerpo me pudo haber hecho, porque en la Unicidad —que es Donde quiero creer que realmente estamos todos como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo— sólo hay Amor entre Dios y Su único Hijo. El último paso se da cuando, habiendo logrado perdonar a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la fusión de su Alma con la Mía, es decir, la experiencia del mundo real, que luego, trataré de extender a todo y a todos. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221))
 
18 … de la parte "ego" de tu mente a la parte "espíritu"… En la separación, los impulsos y pensamientos que procesan nuestros cerebros tienen dos fuentes: 1) La fuente del yo soñador que, desde su sistema de pensamiento del ego, envía constantemente al universo en general, impulsos existenciales que también llamamos leyes de la evolución (todo se come a todo) y de la escasez (las cosas buenas ni abundan ni duran), y a nuestros cerebros en particular, impulsos del especialismo; 2) la fuente del Espíritu Santo, que nos envía impulsos milagrosos y pensamientos de Amor, que nos dicen, entre otras cosas, que realmente no somos los cuerpos individuales, separados y compitiendo interminablemente unos contra otros, que nuestros sentidos perciben, sino las Almas fusionadas en Una sola en Cristo, el único Hijo de Dios, Allá, en el eterno Presente de Su Unicidad, que nos canta nuestro corazón. Ver T1.2 [102], T3.9 [72], T4.2 [8] y [11], T4.7 [85], T18.10


Un Curso Sobre Milagros
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Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 332
El miedo1 ata al mundo.
El perdón2 lo libera.
L332.1 1 El ego es hacedor de ilusiones. 2 La Verdad3 deshace los perniciosos sueños del ego con su deslumbrante luz4. 3 La Verdad nunca ataca. 4 Sencillamente, es. 5 Y su presencia hace que la mente se retire de las fantasías, y despierte a Lo real5. 6 El perdón invita a entrar a esta presencia para que ocupe el lugar que le corresponde en la mente. 7 Sin el perdón, la mente se encuentra encadenada, creyendo en su propia futilidad. 8 Pero, con el perdón, la luz brilla en medio del sueño de tinieblas, ofreciendo esperanzas a la mente y proporcionándole los medios para que logre la libertad6, que es su herencia.

L332.2 9 Padre, hoy no queremos volver a atar al mundo. 10 El miedo lo mantiene prisionero, pero Tu Amor nos ha proporcionado los medios para liberarlo. 11 Padre, queremos liberarlo ahora, pues a medida que ofrecemos la libertad, ésta nos es dada. 12 Y no queremos seguir siendo prisioneros mientras nos la estás ofreciendo.
1 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero, cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda. Ver T6, T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
 
2 El perdonar —que forma parte del proceso de aceptar el Redimir para uno mismo—en un primer paso, es concienciar que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro que estoy tratando de perdonar, sino en el sistema de pensamiento del ego hecho por mi yo soñador, y el especialismo producido por mi mente separada que lo usa. En un segundo paso, decido pensar con el Espíritu Santo y trato de ver más bien el Alma de ese otro. El tercer paso se da, cuando conciencio que su Alma no tuvo nada que ver con lo que su cuerpo me pudo haber hecho, porque en la Unicidad —que es Donde quiero creer que realmente estamos todos como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo— sólo hay Amor entre Dios y Su único Hijo. El último paso se da cuando, habiendo logrado perdonar a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la fusión de su Alma con la Mía, es decir, la experiencia del mundo real, que luego, trataré de extender a todo y a todos. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
 
3 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber visto su Alma con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y el espacio y el universo son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5
 
4 Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el especialismo del ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
 
5 Cuando pensamos con el Espíritu Santo, real es Todo Lo creado por Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, el reflejo de lo Cual aprendemos a ver aquí con la visión de Cristo en un instante santo del mundo real. Pero, cuando pensamos con ego, real es todo lo que perciben nuestros sentidos. Ver T1.1.43 [68], T2.5 [105], T12.7
 
6 Libertad con mayúscula, es, en la eterna Unicidad, la libre Voluntad de Dios de Amar o crear, Que es también la libre Voluntad de todos nosotros como Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único hijo, de amar y ser amados. Aquí, en minúscula, libertad, cuando pienso con el Espíritu Santo, es la liberación del confinamiento impuesto por las mentes individuales separadas unas de otras, para amar sin excepción y por igual a todos, como reflejo de la Unicidad; y, cuando pienso con el ego, es lo que decido hacer con mi libre albedrío, según las leyes de la evolución y escasez. Ver T2.6 [109], T13.7 [62], T17.6 [52], L199, LR6 (-206)


Un Curso Sobre Milagros
edición original
TEXTO
Capítulo 31
LA SENCILLEZ DE LA SALVACIÓN

T31.5 El CONCEPTO del
yo versus el YO1 pár 43-61
T31.5 [43] 1 El aprendizaje del mundo se basa en un concepto del yo ajustado a la realidad del mundo. 2 De hecho, se ajusta muy bien a ella. 3 Pues este yo es una imagen que conviene a un mundo de sombras e ilusiones. 4 Aquí, el yo se encuentra en casa, donde lo que ve se adapta a él. 5 Formar un concepto del yo es la razón de ser de las enseñanzas del mundo. 6 Su propósito es el siguiente: que vengas a este mundo sin un yo, y que te hagas uno a medida que crezcas. 7 Y cuando hayas alcanzado la "madurez", lo habrás perfeccionado para que se pueda enfrentar al mundo en igualdad de condiciones, plenamente adaptado a sus exigencias.

T31.5 [44] 8 El yo que has hecho es sólo un concepto, 9 que no guarda semejanza alguna con tu Yo. 10 Es un ídolo, hecho para tomar el lugar de Tu Realidad2 como Hijo de Dios3. 11 El concepto de yo que el mundo enseña no es lo que aparenta ser, 12 pues está hecho para servir dos propósitos, de los cuales la mente sólo puede reconocer uno. 13 El primer propósito presenta la cara de la inocencia, el aspecto con el cual se actúa. 14 Ese rostro es el que sonríe, agrada e, incluso, parece amar. 15 Busca compañeros y observa —de vez en cuando con lástima— a los que sufren y, a veces, hasta ofrece consuelo. 16 Cree que es bueno en un mundo malo.
1 Mi Yo (con mayúscula), o mi Alma, conjuntamente con todas las demás Almas fusionadas en Una sola en Cristo, es el Hijo único creado por Dios en un Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Uno con Él en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que se profesan ese Amor Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En el Curso, la palabra Yo también es usada pocas veces como el Yo de Dios. Ver T8.4 [20], T23, Lte.14 (-351)
 
2 La Realidad, con mayúscula, significa la infinita y eterna Unicidad de Dios, en la Cual, todos nosotros, sin excepción, cual Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, somos Uno con Nuestro Padre, compartiendo con Él Su Amor, el Espíritu Santo. Algunos de sus sinónimos son: Cielo, Eternidad, Reino, Reino de los Cielos, Universo. En minúscula, realidad significa la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez que hizo nuestro yo soñador, realidad en la que habitualmente creemos, percibimos, pensamos y actuamos con el ego. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, estudiamos y aplicamos el Curso, podemos trascender esta realidad en nuestro fuero interno, ingresando al mundo real, que es el reflejo aquí de la eterna Realidad. Ver T8.10, T11.4, T11.9, T18, T30.9
 
3 El Hijo único de Dios o Cristo, en Cuya única Alma, todas las Nuestras están fusionadas en Una sola y, Que es Una con Dios en Su eterna Unicidad. Nos convertimos aquí en el reflejo de Cristo cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, perdonamos totalmente al otro (s) y extendemos los milagros que nos sugiera el Mismo Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el especialismo del ego y creemos que su realidad del tiempo y del espacio es verdadera —que es lo que hacemos "usualmente"— entonces nos convertimos en el Hijo separado de Dios. Ver T10.5, T10.8, T20.3, T29.9, L163, L191, LTE.14 (-L351)
T31.5 El CONCEPTO del
yo versus el YO
pár 45-47
T31.5 [45] 17 Este aspecto puede volverse furioso, pues el mundo es malvado, e incapaz de proporcionar el amor y la protección que merece la inocencia. 18 De modo que este rostro a menudo se llena de lágrimas ante las injusticias que el mundo inflige a los que quieren ser generosos y buenos. 19 Este aspecto nunca es el primero en atacar. 20 Pero cada día, cientos de cosas insignificantes llevan a cabo pequeños ataques contra su inocencia, llevándola gradualmente a irritarse y, por último, al insulto abierto y al maltrato.

T31.5 [46] 21 La cara de inocencia que el concepto del yo lleva puesta tan orgullosamente, puede tolerar que se ataque en defensa propia, pues, ¿acaso no es un hecho harto conocido que el mundo trata ásperamente a la inocencia indefensa? 22 Nadie omite esta cara al construir una imagen de sí mismo, pues la necesita. 23 Pero lo que está detrás de ella, no lo quiere ver. 24 No obstante, es ahí donde el aprendizaje del mundo tiene puestas sus miras, pues es ahí donde se establece la "realidad" del mundo, asegurándose así que el ídolo perdure.

T31.5 [47] 25 Tras la cara de inocencia, hay una lección para cuya enseñanza se hizo el concepto del yo. 26 Es una lección acerca de un terrible desplazamiento, y de un miedo tan devastador que la cara que sonríe por delante del concepto del yo tiene por siempre que mirar a lo lejos no sea que perciba la traición que éste oculta. 27 Lo que la lección enseña es esto: "Yo soy lo que tú has hecho de mí y, al mirarme, quedas condenado por lo que soy". 28 El mundo sonríe con aprobación ante este concepto del yo, pues garantiza que los caminos del mundo se mantengan seguros, y que los que caminan por ellos no puedan escapar.
T31.5 El CONCEPTO del
yo versus el YO
pár 48-49
T31.5 [48] 29 Ésa es la lección central que asegura que tu hermano sea condenado eternamente, 30 pues lo que eres ahora se ha vuelto su pecado. 31 Para esto no hay perdón posible. 32 Ya no importa lo que él haga, pues tu dedo acusador apunta hacia él, sin vacilación y con puntería mortal. 33 También apunta hacia ti, pero este hecho se mantiene aún más oculto en la neblina que se encuentra tras la cara de inocencia. 34 Y, en esas bóvedas ocultas, se conservan todos sus pecados así como los tuyos, mantenidos en la oscuridad, donde no se pueden percibir como errores, que la luz4 seguramente mostraría. 35 No se te puede culpar por lo que eres, ni tampoco puedes cambiar lo que tú yo te hace hacer. 36 Y, a pesar de que cada uno es el símbolo de sus pecados para el otro, en silencio y con tenaz insistencia sigues condenando a tu hermano por la cosa odiosa que tú eres.

T31.5 [49] 37 Los conceptos se aprenden. 38 No son naturales5. 39 No existen fuera del aprendizaje. 40 No te han sido dados y, por consiguiente, tienen necesariamente que hacerse. 41 Ninguno de ellos es verdadero, y muchos son el producto de imaginaciones febriles que arden llenas de odio y de distorsiones nacidas del miedo. 42 ¿Qué es un concepto sino un pensamiento al que su hacedor da un significado de su propia cosecha? 43 Los conceptos mantienen vivo al mundo6, 44 aunque no se pueden usar para demostrar que el mundo es real. 45 Pues todos son hechos en el mundo, nacen bajo su sombra, crecen amoldándose a su forma de ser y, finalmente, alcanzan la "madurez" con su pensar. 46 Son conceptos idólatras, coloreados con los pinceles del mundo, los cuales no pueden pintar ni una sola imagen que represente la Verdad7.
4 … del Espíritu Santo, Que aquí, es el pensar de Cristo que conciencia el Conocimiento que yace más allá de la percepción. Al producirse la separación, el Espíritu Santo comenzó a estar presente aquí como una protección, inspirando al mismo tiempo el comienzo del proceso del Redimir: Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el especialismo del ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
 
5 Lo natural, en la eterna Unicidad o Cielo, es la perpetua armonía reinante y también la perpetua y alegre concordia del Amor Que eternamente se profesan el Padre y Su Hijo, Cristo, en Quien todas nuestras Almas están fusionadas en Una sola y, en Ello, la Creación se extiende. Aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, lo natural es ser reflejo de Lo que somos en la eterna Unicidad, es decir, miramos a todo y a todos con la visión de Cristo, como uno con nosotros, perdonamos y extendemos los milagros que nos sugiera el Espíritu Santo. Cuando pensamos con el especialismo del ego, lo natural es lo que percibimos aquí con nuestros sentidos y que está regido por las leyes de este mundo. Ver T27.6 [44], L161.2
 
6 … en tu mente,
 
7 Si, según el Curso, quiero creer que los impulsos milagrosos que de vez en cuando emergen a mi consciente, provienen del Espíritu Santo, entonces, también querré creer que la Verdad es: 1) la Unicidad de Dios, la cual, no se puede describir ni tampoco explicar, pero sí se puede experimentar internamente un reflejo de Ella, cuando hemos: 1.1) aceptado el Redimir para nosotros mismos; 1.2) perdonado y 1.3) extendido a otro(s) el o los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu santo; 2) que Dios, en un Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo; 3) que Dios no creó más nada; 4) que por eso, nada de Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazada, nada que no sea Ella, realmente existe; 5) que en esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, la verdad es la verdad del hombre pensando con el sistema de pensamiento del ego, que le hace creer que el tiempo, el espacio y el universo que percibe son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez y, constituyen su única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.55
T31.5 El CONCEPTO del
yo versus el YO
pár 50-52
T31.5 [50] 47 Un concepto del yo no tiene sentido, pues nadie aquí puede ver realmente para qué sirve y, por consiguiente, no puede describir lo que realmente es. 48 Además, todo aprendizaje dirigido por el mundo comienza y finaliza con el solo propósito de que aprendas este concepto de ti mismo: que decidas acatar las leyes de este mundo y nunca te aventures más allá de sus sendas, ni te des cuenta de cómo te ves a ti mismo. 49 Ahora, el Espíritu Santo tiene que encontrar un modo de ayudarte a comprender que este concepto del yo tiene que ser deshecho, para que te pueda llegar alguna paz mental. 50 Además, no se puede desaprender, excepto por medio de lecciones dirigidas a enseñarte que realmente eres otra cosa. 51 Pues, de lo contrario, se te estaría pidiendo que cambiases lo que ahora crees, por la pérdida total de tu yo, lo cual te infundiría aún mayor terror.

T31.5 [51] 52 Por eso, las lecciones del Espíritu Santo están programadas en pasos fáciles que —aunque a veces puede producirse cierta incomodidad y alguna angustia— no hacen añicos lo aprendido, sino que apenas hacen una retraducción de lo que parece ser la evidencia a Su favor. 53 Consideremos, pues, qué prueba hay de que seas lo que tu hermano hizo de ti. 54 Pues, si bien aún no te has dado cuenta de que eso es lo que piensas, seguramente ya habrás aprendido a estas alturas que te comportas como si así fuera. 55 ¿Reacciona él por ti? 56 ¿Acaso sabía él exactamente lo que te iba a ocurrir? 57 ¿Puede él ver tu futuro y determinar por adelantado lo que deberías hacer en toda circunstancia? 58 Para poseer tal presciencia de lo que ha de suceder, él tendría que haber hecho el mundo, y a ti también.

T31.5 [52] 59 Que seas lo que tu hermano hizo de ti es bastante improbable. 60 Incluso, si lo hubiese hecho, ¿quién te dio la cara de inocencia? 61 ¿No será obra tuya? 62 Entonces, ¿quién es el yo que la hizo? 63 ¿Y quién es el que se engaña con toda tu bondad, y la ataca de esa manera? 64 Olvidémonos de la ridiculez de este concepto y pensemos simplemente en esto: lo que tú crees que eres consta de dos partes. 65 Si una de ellas fue generada por tu hermano, ¿quién estaba allí para generar la otra? 66 Y, ¿de quién hay que mantener algo oculto? 67 Incluso si el mundo fuese perverso, no habría necesidad de ocultar aquello de lo que estás hecho. 68 ¿Quién va a verlo? 69 ¿Y qué, excepto lo que es atacado, podría necesitar defensa?
T31.5 El CONCEPTO del
yo versus el YO
pár 53-55
T31.5 [53] 70 Tal vez la razón de que este concepto tenga que mantenerse oculto es que, de ser expuesto a la luz, el que pensaría que no es verdad serías . 71 ¿Y qué le ocurriría al mundo que ves8 si todas sus fundaciones fuesen eliminadas? 72 Tu concepto del mundo depende de este concepto del yo. 73 Y ambos desaparecerían si se pusiese en duda a cualquiera de ellos. 74 El Espíritu Santo no quiere precipitarte al pánico. 75 Por consiguiente, sólo pregunta si puede plantear una simple pregunta.

T31.5 [54] 76 Hay alternativas con respecto a lo que debes ser. 77 Por ejemplo, podrías ser lo que has escogido que tu hermano sea. 78 Esto cambia el concepto del yo de ser algo completamente pasivo y, por lo menos, allana el camino para que se pueda tomar una decisión consciente y reconocer — aunque sea parcialmente— que alguna interacción ha tenido lugar. 79 Se entiende en parte que tú decidiste por los dos, y que lo que él representa tiene el significado que le diste. 80 Eso también demuestra algunos indicios de visión con respecto a la ley de la percepción9, según la cual lo que ves refleja el estado mental del que percibe. 81 Pero ¿quién escogió primero? 82 Si eres lo que escogiste que tu hermano fuese, quiere decir que hubo alternativas entre las cuales escoger, y alguien tuvo que haber decidido primero cuál escoger, dejando a las otras de lado.

T31.5 [55] 83 Si bien este paso representa un avance, todavía no se aproxima a la cuestión básica. 84 Algo tuvo que haber sucedido antes de que surgieran estos conceptos del yo. 85 Y algo tuvo que haber aprendido las enseñanzas que los originó. 86 Esto no lo puede explicar ninguno de los dos puntos de vista en cuestión. 87 La ventaja principal de haber pasado del primer punto de vista al segundo es que, de alguna manera, participaste en la elección por decisión propia. 88 Pero esta ganancia se paga por medio de una pérdida casi igual, pues ahora se te culpa de lo que tu hermano es. 89 Y tienes necesariamente que compartir su culpa10, ya que la escogiste para él a imagen y semejanza de la tuya propia. 90 Mientras que antes sólo él era el traidor, ahora tienes que ser condenado conjuntamente con él.
8 … con tu ego
 
9 Percepción: En el eterno Presente de la Unicidad de Dios —Que es donde realmente estamos todos como Almas perfectas, fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre— la percepción no existe, porque el Conocimiento nos hace saber y experimentar que Todo es Uno y, por consiguiente, no hay nada que percibir. Pero en la separación, cuando pensamos con el especialismo del ego, la percepción es el proceso fundamental para sobrevivir por medio de nuestra razón, lógica y sentido común, que el Curso define como "Percepción equivocada". Y, cuando habiendo decidido pensar con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo, nuestra "Percepción verdadera" gradualmente nos va a llevar al mundo real —que es la meta del Curso—donde, en nuestro fuero interno, experimentaremos el reflejo aquí de la Unicidad de Dios, donde sólo hay Amor, paz y alegría. Ver T3.4, T3.5, T10.7, T13, T14.6 [46], L134, M5.3.1, M19.5
 
10 En el Cielo, según el Curso, no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con Su Hijo único, Que somos todos nosotros, como Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, donde reina la imperfección de los cuerpos regidos por las leyes de la evolución y escasez, cuando pensamos con el especialismo del ego, la culpa es el sentimiento de no haber estado a la altura de las circunstancias, o de haber faltado contra normas generalmente cambiantes que rigen nuestras vidas. Pero, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, queremos creer que realmente no somos cuerpos sino el único Hijo de Dios, de Quien nunca nos hemos separado. Además, mediante la visión de Cristo, ahora vemos a las faltas que antes juzgábamos como imperdonables, como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros y, de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos: el Hijo único, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo, como era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
T31.5 El CONCEPTO del
yo versus el YO
pár 56-58
T31.5 [56] 91 El concepto del yo ha sido siempre la gran preocupación del mundo. 92 Y cada persona cree que tiene que encontrar la solución al enigma de lo que es. 93 A la salvación se la puede ver simplemente como la escapatoria de todos los conceptos. 94 No se ocupa en absoluto del contenido de la mente, sino del sencillo hecho de que ésta piensa. 95 Y aquello que puede pensar puede decidir, y se le puede mostrar cómo pensamientos diferentes conllevan consecuencias diferentes. 96 Así, puede aprender que todo lo que piensa refleja la profunda confusión que siente con respecto a cómo fue hecho y a qué es. 97 Y el concepto del yo parece contestar vagamente lo que realmente no sabe.

T31.5 [57] 98 No busques tu Yo en símbolos, 99 pues no hay concepto que pueda representar lo que realmente eres. 100 Lo que importa es que te des cuenta de cuál es el concepto que aceptas para ti, mientras percibes un yo que interactúa con el mal, y que reacciona ante cosas malintencionadas. 101 Pues, en todo caso, el concepto que tienes de ti mismo seguirá estando bastante desprovisto de significado11. 102 Y no percibirás que sólo puedes relacionarte contigo mismo. 103 Ver un mundo culpable no indica otra cosa sino que tu aprendizaje ha sido dirigido por el mundo, y que lo miras tal como te miras a ti mismo. 104 El concepto del yo abarca todo lo que miras, y nada existe fuera de esta percepción. 105 Si algo te puede herir es porque estás viendo una representación de tus deseos secretos. 106 Eso es todo. 107 Y, en cualquier clase de sufrimiento que padezcas, verás tu propio deseo oculto de matar.

T31.5 [58] 108 Concebirás muchos conceptos del yo a medida que progrese tu aprendizaje. 109 Cada uno demostrará los cambios ocurridos en tus propias relaciones, según haya cambiado la percepción que tienes de ti mismo. 110 Y cada vez que tenga lugar un cambio, se producirá en ti cierta confusión, pero siéntete agradecido de que el aprendizaje del mundo esté aflojando la dominación que ejercía sobre tu mente. 111 Y ten la seguridad y la felicidad que trae consigo la confianza de que esa dominación desaparecerá finalmente por completo y dejará a tu mente en paz. 112 El papel de acusador se presentará en muchos sitios y de muchas maneras. 113 Y en cada caso, parecerá acusarte a ti. 114 Pero no temas, pues el cambio no será deshecho.
11 Significado, con mayúscula es, en el eterno Presente de la Unicidad, el de la relación de Amor de Dios con Nosotros, como Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, en perfectas paz y alegría. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, significado es el reflejo aquí de ese eterno Significado y, cuando pensamos con el especialismo del ego, es el significado que damos aquí a nuestra existencia separada, según las leyes de este mundo. Ver T2.2 [21], T2.6, T7.5 [26], T7.6 [46], T30.8, L14
T31.5 El CONCEPTO del
yo versus el YO
pár 59-61
T31.5 [59] 115 El mundo no te puede enseñar imágenes de ti, a menos que quieras aprender cómo son. 116 Llegará el momento en que todas las imágenes habrán desaparecido12, y entonces te darás cuenta de que no sabes quién eres realmente. 117 Es a esta mente libre de ataduras y receptiva a la que retorna la Verdad, sin impedimentos ni limitaciones. 118 Allí donde los conceptos del yo han sido dejados de lado, la Verdad se revela exactamente como es. 119 Cuando cada concepto haya sido puesto en tela de juicio y cuestionado, y se haya reconocido que en su concepción no hubo ninguna suposición que pueda resistir a la luz, entonces, la Verdad quedará libre para entrar a Su santuario, ya limpio y libre de toda culpa.

T31.5 [60] 120 No hay afirmación que el mundo tema oír más que ésta: 121 No sé lo que soy, por consiguiente, no sé lo que estoy haciendo, dónde me encuentro, ni cómo debo mirar al mundo, o a mí mismo.

T31.5 [61] 122 No obstante, con este aprendizaje nace la salvación13. 123 Y lo que tú realmente eres, te hablará de Sí Mismo14.
12 … en tu mente
 
13 La salvación es salvar al otro, porque —siendo su Alma la misma que La tuya— al salvar a su mente equivocada del ego, salvas a la tuya también. La salvación es un proceso que: 1) se inicia cuando ayudas a otro a concienciar que, además de pensar “yo”, “yo”, “yo” con su ego sobrevividor, también posee la alternativa de pensar “nos” a favor de otro(s), siempre y cuando le ponga cuidado a los impulsos milagrosos (o amorosos) que de vez en cuando emergen de su subconsciente. 2) Luego, pensando cada vez más “nos” —que es el sistema de pensamiento del Espíritu Santo— lo llevará también cada vez más a perdonar al otro(s) y a extenderle(s) los milagros que el mismo Espíritu Santo le sugerirá. 3) Al multiplicarse estas experiencias, querrá creer que constituyen aquí un reflejo del eterno Amor de Dios por Su Hijo único —Que realmente son todas nuestras Almas fusionadas en Una sola en Cristo— y que curará en su mente —ahora acertada— todo pesar y dolor, todo miedo y toda pérdida, que creía que eran reales, y que sufría debido a la lealtad que les profesaba. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T11, T14, T22, T23.2 [13], T29.8, T31, L39, LTe.2 (-L231)
 
14 Tú Mismo, con mayúscula, quiere decir Tú, como el Alma perfecta y eterna que realmente eres, Que está fusionada con todas las demás Almas —igualmente perfectas y eternas— en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre y Creador en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de la Unicidad o Cielo o Reino de los Cielos, etc. En minúscula, tú mismo, cuando: decides pensar con el Espíritu Santo, has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado, extendido milagros y entablado relaciones santas, eres el reflejo aquí de Cristo; y, cuando piensas, percibes y actúas con el ego —como lo haces habitualmente— te identificas con él. Ver T8.4 [20], T23
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