PARA VER TODO EL CORREO HAGA
Un Curso Sobre Milagros
edición original 
T28.4 [33] 32 Dios tiende el puente, pero sólo en el espacio que el milagro ha dejado limpio y desocupado.

33 Pero lo que no puede hacer es tender un puente entre las semillas de la enfermedad y la vergüenza del pecado, pues no puede destruir la voluntad ajena que Él no creó.

34 Deja que los efectos de la enfermedad desaparezcan y no te aferres a ellos con manos impacientes, para guardártelos.

35 El milagro los pondrá a todos a un lado, haciendo así sitio para Aquel Que quiere venir y tender un puente para que Su Hijo regrese a Él.

  UCSM TEXTO
CH 28 DESHACER EL MIEDO
T28.4 EL ACUERDO
DE UNIRSE
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2  
¿Qué es EL MUNDO
REAL? pár 1-5
LTe.8 (-L291).1 1 El mundo real —como todo lo demás que la percepción1 ofrece— es un símbolo2. 2 No obstante, representa lo opuesto de lo que tú3 hiciste. 3 A tu mundo se le mira a través de los ojos del miedo4, lo cual trae a tu mente los testigos del terror. 4 El mundo real no puede ser percibido excepto a través de ojos que el perdón bendice5, de manera que ven un mundo6 donde el terror es imposible7 y donde no se puede encontrar ningún testigo del miedo8.
1 Percepción: En el eterno Presente de la Unicidad de Dios —Que es donde realmente estamos todos como Almas perfectas, fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre— la percepción no existe, porque el Conocimiento nos hace saber y experimentar que Todo es Uno y, por consiguiente, no hay nada que percibir. Pero en la separación, cuando pensamos con el especialismo del ego, la percepción es el proceso fundamental para sobrevivir por medio de nuestra razón, lógica y sentido común, que el Curso define como "Percepción equivocada". Y, cuando habiendo decidido pensar con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo, nuestra "Percepción verdadera" gradualmente nos va a llevar al mundo real —que es la meta del Curso—donde, en nuestro fuero interno, experimentaremos el reflejo aquí de la Unicidad de Dios, donde sólo hay Amor, paz y alegría. Ver T3.4, T3.5, T10.7, T13, T14.6 [46], L134, M5.3.1, M19.5
 
2 … de lo que quiero creer que existe en otra realidad “espiritual”, que la del tiempo, el espacio, el universo, y todo eso regido por unas leyes que denominamos de la evolución y de la escasez, que el Curso relaciona con el sistema de pensamiento del ego que hizo el yo soñador en el instante de la separación del Hijo de Dios
 
3 … mi yo soñador
 
4 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero, cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda. Ver T6, T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
 
5 La visión de Cristo, que es, en un instante santo en tu fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quieres perdonar y, cuando logras acceder al mundo real, ves su Alma perfecta y eterna fusionada con La tuya como Una sola, fusión unitaria que incluye a todas las Almas, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decidas pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con tu mente acertada, vas a percibir el mundo de otra manera, en la que, en tu fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirte a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42] 
 
6 … el reflejo aquí de Nuestra Unicidad, con mayúscula, es, la idea que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de fusionar todas nuestras Almas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos el Hijo único de Dios. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
 
7 … porque Todo es Uno con Dios
 
8 … porque en la Unicidad, donde sólo hay Amor, no hay individualidades fraccionadas del Hijo de Dios, que estén separadas de Dios.
P A R T E 2  
¿Qué es EL
MUNDO REAL? 
pár 2-4
LTe.8 (-L291).2 5 El mundo real te ofrece9 una contrapartida para cada pensamiento de infelicidad que se ve reflejado en tu mundo; una corrección segura para las escenas de miedo y los clamores de batalla que lo pueblan. 6 El mundo real muestra un mundo que se mira de otra manera: a través de ojos serenos y con una mente en paz10. 7 Allí sólo se descansa. 8 No se oyen gritos de dolor o de pesar, pues no ha quedado nada que no haya sido perdonado. 9 Y lo que se ve es apacible, 10 pues sólo escenas y sonidos felices pueden alcanzar la mente que se ha perdonado a sí misma.

LTe.8 (-L291).3 11 ¿Qué necesidad tiene una mente que ha sido perdonada de esa forma, de pensar pensamientos de muerte, ataques y asesinatos en los que se muere, se ataca y se mata? 12 ¿Qué otra cosa puede percibir a su alrededor que no sea seguridad, Amor y alegría? 13 ¿Qué podría haber que ella quisiese condenar?; ¿y contra qué querría juzgar? 14 El mundo que ve11 emana de una mente que está en paz consigo misma. 15 No ve peligro en nada de lo que ve, pues es bondadosa, y lo único que quiere ver es bondad.

LTe.8 (-L291).4 16 El mundo real es el símbolo que anuncia a las pesadillas —en las que se peca y se siente uno culpable— que les ha llegado su fin y que el Hijo de Dios ha despertado. 17 Y sus ojos, abiertos ahora, perciben el inequívoco reflejo del Amor de Su Padre, la infalible promesa de que ha sido redimido. 18 El mundo real representa12 el final del tiempo, le llegó su fin, pues su percepción hace que el tiempo no tenga razón de ser.
9 … en tu mente acertada
 
10 En esto radica aquí, la paz de Dios: 1) Aquiétate un instante y olvídate de todas las cosas que alguna vez aprendiste, de todos los pensamientos que tuviste, y de todas tus ideas preconcebidas acerca de lo que las cosas significan y de cuál es su propósito. 2) Olvídate de tus propias ideas acerca del propósito del mundo, pues no sabes realmente cuál es. 3) Deja que toda imagen que tengas sobre cualquier persona se desprenda de tu mente y desaparezca. 4) Sé inocente de todo juicio, no prestes atención a ningún pensamiento, bueno o malo, que alguna vez haya cruzado tu mente con respecto a alguien. Ahora no lo conoces realmente, Lo viejo se derrumbará ante lo nuevo, sin que te le opongas o lo apoyes. 5) Ninguna de las cosas que pensabas que eran valiosas, y que requerían de tu cuidado, serán atacadas. 6) Tampoco se atacará tu deseo de oír un llamamiento que realmente nunca se hizo. 7) Nada te hará daño en este santo lugar, donde vienes a escuchar en silencio y a aprender que lo que realmente quieres es la Verdad. 8) No se te pedirá que aprendas más que esto. 9) Pero, a medida que lo escuches, comprenderás que lo único que tienes que hacer es desprenderte de los pensamientos que realmente no querías, y que nunca fueron verdaderos. Ver T31.1 [12], T31.2 [22]
 
11 … en su mente acertada o espíritu, con la visión de Cristo, 
 
12 … en tu fuero interno
P A R T E 2  
¿Qué es EL
MUNDO REAL? 
pár 5
LTe.8 (-L291).5 19 El Espíritu Santo no tiene necesidad del tiempo una vez que éste ha servido Su propósito. 20 Ahora sólo espera ese único instante más para que Dios dé el paso final13 y el tiempo haya desaparecido14, habiéndose llevado consigo la percepción y dejando solamente a la Verdad15 para ser Ella Misma. 21 Ese instante es nuestra meta, pues contiene la memoria de Dios16. 22 Y cuando observemos un mundo perdonado, será Él Quien nos llame y nos vendrá a buscar para llevarnos a casa, recordándonos nuestra Identidad, la Cual nos restituyó nuestro perdonar17.
13 Paso final que dará Dios: Ver T6.6.3 ¨[89]
 
14 … en tu mente acertada o espíritu, pensando con el Espíritu Santo
 
15 La Verdad, con mayúscula —que realmente no somos cuerpos sino Almas, Tal como Dios nos creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber visto su Alma con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y el espacio y el universo son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5
 
16 El residuo bendito es la memoria o reflejo que llevamos en lo profundo de nuestro subconsciente, del arropamiento del Amor de Dios a todos cual Almas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, en Su eterna Unicidad. Este reflejo se nos manifiesta en nuestro fuero interno mediante impulsos caritativos, compasivos, de compartir, de amor o amistad desinteresados que de vez en cuando emergen de nuestro subconsciente, y que sólo podemos tomar en serio cuando nos ponemos a pensar con el Espíritu Santo en nuestro espíritu (o mente acertada), que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo. Ver T5.7 [60] 7, T8.5 [33], T12.3 [11], T18.11 [98], T28.2 
 
17 El perdonar —que forma parte del proceso de aceptar el Redimir para uno mismo—en un primer paso, es concienciar que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro que estoy tratando de perdonar, sino en el sistema de pensamiento del ego hecho por mi yo soñador, y el especialismo producido por mi mente separada que lo usa. En un segundo paso, decido pensar con el Espíritu Santo y trato de ver más bien su Alma. El tercer paso se da, cuando conciencio que su Alma no tuvo nada que ver con lo que su cuerpo me pudo haber hecho, porque en la Unicidad —que es Donde quiero creer que realmente estamos todos como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo— sólo hay Amor entre Dios y Su único Hijo. El último paso se da cuando, habiendo logrado perdonar a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la fusión de su Alma con la Mía, es decir, la experiencia del mundo real, que luego, trataré de extender a todo y a todos. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)


Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 299
La eterna Santidad
mora en Mí.
L299.1 1 Mi santidad1 está mucho más allá de mi propia capacidad de comprender o saber lo que es. 2 No obstante, Dios, Mi Padre, Quien La creó, reconoce a mi santidad como La suya. 3 Nuestra Voluntad comprende lo que Ella es. 4 Y Nuestra Voluntad conjunta sabe que eso es así.

L299.2 5 Padre, mi santidad no proviene de mí. 6 No es mía para permitir que el pecado la destruya. 7 No es mía para permitir que sea el blanco de los ataques. 8 Las ilusiones2 la pueden ocultar pero no pueden extinguir su esplendor ni atenuar su luz. 9 Ella es por siempre perfecta e intacta. 10 En Ella todas las cosas se curan, pues siguen siendo realmente Tal como Tú Las creaste. 11 Y puedo conocer mi santidad, pues la Misma Santidad me creó, y puedo conocer mi Fuente porque es Tu Voluntad que se Te conozca.
1 Santidad, con mayúscula, en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, es el Estado de perfecto Amor que vivimos con Él en Paz y Alegría, como Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. En minúscula, santidad, es la experiencia en mi fuero interno del reflejo de ese Estado. Ver T1.1.31 [42-44], T2.2 [45], T5.4 [23], T14.5, L36, L37, L39
 
2 Ilusión o fantasía o alucinación —en el sueño de la separación o realidad del ego en la que creemos vivir— es todo lo "hecho" por el yo soñador o “idea seria,” que se produjo en el instante de la separación, por haber olvidado el Hijo reírse de la diminuta idea alocada (que Le era posible separarse de Su Padre y ponerse a crear por su cuenta), que se había colado en la Eternidad donde Todo es Uno con Dios. Entre las ilusiones hechas por el yo soñador, se encuentran el tiempo, el espacio, el universo en continua expansión y fragmentación, y el sistema de pensamiento del ego, que con sus leyes de la evolución y escasez rige todas las mencionadas ilusiones. Ver T8.5 [41], T16


Un Curso Sobre Milagros
edición original
TEXTO
Capítulo 28
DESHACER EL MIEDO

T28.4 EL ACUERDO
DE UNIRSE pár 28-36
T28.4 [28] 1 Lo que espera con perfecta Certeza más allá de la salvación no nos concierne ahora. 2 Pues apenas has empezado a dejar que se te guíe en tus primeros e inciertos pasos de ascenso por la escalera que la separación te hizo descender. 3 El milagro1 es lo único que debe ocuparte ahora. 4 Aquí es donde tenemos necesariamente que empezar. 5 Y, tras el comienzo, el camino se irá haciendo tranquilo y sencillo al elevarse hacia el despertar y el final del sueño. 6 Cuando aceptas un milagro2, no añades tu sueño de miedo3 al que ya se está soñando. 7 Sin apoyo4, el sueño se desvanecerá sin causar ningún efecto. 8 Pues es tu apoyo lo que lo refuerza5.
1 Extender un milagro a otro, es la máxima expresión de Amor que puedes experimentar en tu fuero interno, cuando, después de haber aceptado el Redimir para ti mismo y logrado perdonar totalmente a un hermano, se corre el velo que te impedía verlo con la visión de Cristo, y fusionas tu Alma con La de él en una unión de Amor, en la que dar es recibir, que se extiende a todas las Almas, ya que, realmente, hay Una sola, La del Hijo único de Dios. El milagro trasciende las leyes de este mundo, remplazándolas por una verdadera empatía o altruismo, como reflejo aquí del Amor que nuestras Almas comparten en el Cielo, reflejo que cura la mente de tu hermano de su creencia en la realidad del ego y, al mismo tiempo, consolida tu propia curación. El milagro es el medio para alcanzar conjuntamente la meta del Curso, no se pide, sino que sucede y, al suceder, se acepta que su origen es divino, mediante un acto de fe. Ver: T1, Te.13 (-L341)
 
2 … sea que lo extiendes a otro(a) u otro(a) te lo extiende a ti…
 
3 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero, cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda. Ver T6, T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
 
4 … del razonamiento, lógica y sentido común de tu ego,
 
5 … en tu mente, en tu creencia en la realidad del ego
T28.4 EL ACUERDO
DE UNIRSE
pár 29
T28.4 [29] 9 Ninguna mente está enferma6 a menos que otra mente esté de acuerdo en que están separadas la una de la otra7. 10 Y así, eso constituye su decisión conjunta de estar enfermas. 11 Pero si tú retienes tu acuerdo8 y aceptas la parte con la que has contribuido a hacer que la enfermedad sea real, la otra mente no podrá proyectar su culpa9 sin tu ayuda en dejarla que se perciba a sí misma separada y apartada de ti. 12 De este modo, el cuerpo10 no será percibido como enfermo por las dos mentes, cada una desde su propio punto de vista separado. 13 Unirte a la mente de un hermano11 impedirá que se manifieste12 la causa de la enfermedad y se perciban sus efectos. 14 La curación13 es el efecto de mentes que se unen, igual que la enfermedad es la consecuencia de mentes que se separan.
6 La enfermedad de todas las enfermedades, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es la separación de Dios y todas las secuelas que ésta trajo consigo. Además, se quiere creer que Dios no tuvo ni tiene nada que ver con ella, ni con la hechura del tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen, ni con lo que ocurre a diario en el Cosmos, ya que nuestra verdadera Realidad —como las Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, que verdaderamente somos— es la de ser el Hijo único de Dios, en el eterno Presente de Su Unicidad. En cambio, cuando pensamos con el especialismo del ego —que es lo que hacemos habitualmente— creemos que nuestra realidad es todo lo que percibimos con él, incluyendo las cosas aparentemente buenas y malas y, dentro de las malas, las enfermedades psíquicas y físicas, y finalmente la muerte. Ver T9.11, T27.6, T28.4, L136, M5.2, M5.3.3
 
7 … en la relación especial, aquí: 1) es en la que, pensando, percibiendo y actuando con nuestro ego, entablamos con una o más personas especiales que poseen atributos especiales, con las cuales esperamos llenar nuestras necesidades igualmente especiales; 2) constituye la renuncia a la eterna y alegre concordia del perfecto Amor que nuestras Almas profesan unas con otras fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Que realmente somos; 3) es el intento del ego de asegurar para sí el especialismo que Dios le negó, nacido del deseo oculto de que Dios amara a Su Hijo, ahora separado, con un amor especial; 4) es el insincero interés, amor, amistad o aprecio por otra u otras personas que nuestro ego utiliza para constituir con ellas relaciones por medio de las cuales alcanzar algunos de sus objetivos personales; 5) a veces, estas relaciones especiales devienen en dependencia o codependencia, pero que, en todo caso, siempre constituyen ataques velados. Ver T15.6aT15.10, T16
 
8 … y sigues pensando y actuando con tu ego
 
9 En el Cielo, según el Curso, no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con Su Hijo único, Que somos todos nosotros, como Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, donde reina la imperfección de los cuerpos regidos por las leyes de la evolución y escasez, cuando pensamos con el especialismo del ego, la culpa es el sentimiento de no haber estado a la altura de las circunstancias, o de haber faltado contra normas generalmente cambiantes que rigen nuestras vidas. Pero, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, queremos creer que realmente no somos cuerpos sino el único Hijo de Dios, de Quien nunca nos hemos separado. Además, mediante la visión de Cristo, ahora vemos a las faltas que antes juzgábamos como imperdonables, como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros y, de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos: el Hijo único, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo, como era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
 
10 … de cada uno: Tu cuerpo no fue creado por Dios en un pensamiento de Amor, sino "hecho" por tu yo soñador, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria (yo soñador), capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, espacio y universo en continua expansión y fragmentación, todo eso regido por las leyes de la evolución y escasez. Ver T27.9 [82]
 
11 … Aceptar para ti mismo el Redimir, siempre con mayúscula, es el camino de regreso a la Unicidad de Dios de la Que quieres creer que nunca te separaste. 1) comienza cuando, frente al caos existencial regido por las leyes de la evolución y la escasez, conciencias que anhelas vivir de otra manera que un cuerpo, separado de los demás cuerpos, que lleva una vida sin otro significado que el de sobrevivir lo mejor y lo más largo posible. 2) Luego, consiste en observar que frente al especialismo habitual de tu ego, a veces, también te llegan impulsos compasivos, de compartir y de amistad desinteresada. 3) Sin otra prueba que esos impulsos, debes decidir si quieres creer que éstos tienen un origen divino o, más bien, que son un error de la evolución. 4) Si te decides por la evolución, tu motivación para convertir esos impulsos en hechos concretos te vendrá de la ética o altruismo que adoptes. 5) En cambio, si mediante un acto de fe, aceptas que su origen pueda ser divino, también querrás creer que realmente no eres un cuerpo sino un Alma perfecta en el eterno Presente de la Unicidad, en la que tu Alma está fusionada con todas las demás Almas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios. 6) Este querer creer (hasta lograr creer) debería motivarte a pensar cada vez más con el Espíritu Santo, y cada vez menos con tu ego. 7) Finalmente, el Espíritu Santo te enseñará cómo no juzgar, perdonar y extender milagros y, así, en instantes santos en tu fuero interno, accederás a la visión de Cristo en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje. Ver T3.3, T5.3, T11.9, L139
 
12 … en tu mente
 
13 Curación es el estado mental que se logra al final del proceso de curar en el que nuestra mente —ahora pensando y percibiendo con el Espíritu Santo— es llevada al mundo real y a la unión con todas las demás mentes en la experiencia de Cristo; y en el instante santo de esa experiencia, ella se cura de la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, del pensar del ego, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Ver T2.3, T5, T8.9, T13.2, T17, M22, M23
T28.4 EL ACUERDO
DE UNIRSE
pár 30-31
T28.4 [30] 15 El milagro no hace nada precisamente porque las mentes están unidas14 y, por consiguiente, no pueden separarse. 16 En el sueño, no obstante, esto se ha invertido y las mentes separadas se ven como cuerpos15, los cuales sí están separados y no pueden unirse. 17 No permitas16 que tu hermano se enferme pues, si lo está, quiere decir que lo dejaste a merced de su propio sueño, por estar compartiéndolo con él17. 18 Él no ha visto dónde está la causa de su enfermedad, y has ignorado la brecha que les separa, que es donde la enfermedad se ha incubado. 19 De esta forma, están unidos en la enfermedad18, para dejar sin curar la pequeña brecha donde cuidadosamente se estima, protege y sustenta a la enfermedad mediante una firme creencia, no sea que Dios venga a salvar la pequeña brecha19 con un puente que conduzca hasta Él20. 20 No te opongas a Su llegada21 combatiéndolo con ilusiones22, pues Su llegada es lo que realmente quieres por encima de todas las cosas que parecen brillar en el sueño. 

T28.4 [31] 21 El final del sueño es el fin del miedo, pues el Amor nunca formó parte del mundo de los sueños. 22 La brecha23 es ciertamente pequeña. 23 No obstante, contiene las semillas de la pestilencia y toda suerte de males, puesto que es el deseo de mantenerse separados y de no unirse. 24 Y así, parece conferirle a la enfermedad una causa que no es la suya. 25 El propósito de la brecha es toda la causa que la enfermedad tiene. 26 Pues fue hecha para mantenerte separado, en un cuerpo que ves como si fuese la causa del dolor.
14 La relación santa, aquí: 1) es el reflejo de la Relación de Amor de Dios en paz y alegría con todas las Almas perfectas que realmente somos, fusionadas todas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) es la fuente de la salvación para los integrantes de la relación especial, pues les va a permitir alejarse gradualmente del especialismo de sus egos y pensar y actuar cada vez más con sus espíritus o mentes acertadas; 3) es un proceso que se inicia cuando dos personas que han perdonado totalmente a otra(s), unen sus mentes en una meta común a favor de otro(s); este proceso florece y fructifica cuando extienden a otros los milagros que el Espíritu Santo les sugiere; 4) finalmente, cuando en instantes santos en sus fueros internos, dos experimentan el mundo real, se produce en ellos, a un profundo nivel subconsciente, una curación de los efectos del pensar y actuar con sus egos, haciendo que ahora, mediante la visión de Cristo, vean con Amor en paz y alegría a todos y a todo. Ver T17.6, T22
 
15 … por medio del El especialismo: 1) es la forma de pensar de mi mente equivocada, cuando mi cerebro procesa los impulsos egóicos provenientes de mi yo soñador ("leyes de la evolución y escasez"), que es lo que hago casi todo el tiempo; 2) es el instinto evolutivo de sobrevivir, pero, manipulado por mi ego; 3) es mi deseo de estar separado(a) y por encima de los demás, tratando de poseer más y ser más que ellos, por el convencimiento de que soy merecedor(a) de las escasas cosas buenas y transitorias que ofrece el mundo; 4) es buscar interesadamente en relaciones especiales, el amor, la amistad y el aprecio especiales que puedan ofrecer, así como también, convencerlos de que entreguen sus cuerpos y/o mentes y/o posesiones igualmente especiales, que considero que me hacen falta. 5) Pero el especialismo nunca puede amar, apreciar o compartir desinteresadamente, ya que, por sí mismo, constituye una traición y un ataque contra el Amor de Dios por cada una de nuestras Almas —Que realmente somos— fusionadas en Una sola en Cristo, Su Hijo único. 6) En consecuencia, mi especialismo va a desconfiar de todos, al considerarlos como potenciales atacantes o competidores, y por eso, no se le va a escapar ninguna falta o pecado que puedan cometer; además de atacar a los que interfieran o se opongan a mis designios interesados. Ver T16.6, T24, T27.9 [82]-[83]
 
16 … en tu mente
 
17 … de acuerdo a lo que le dictan a tu ego las leyes de la evolución y escasez…
 
18 … en la relación especial
 
19 … del egoísmo compartido 20 … mediante los impulsos amorosos que de vez en cuando emergen de los más profundo del subconsciente y piden que los conciencies…
 
21 … en tu espíritu por medio del Espíritu Santo
 
22 Ilusión o fantasía o alucinación —en el sueño de la separación o realidad del ego en la que creemos vivir— es todo lo "hecho" por el yo soñador o “idea seria,” que se produjo en el instante de la separación, por haber olvidado el Hijo reírse de la diminuta idea alocada (que Le era posible separarse de Su Padre y ponerse a crear por su cuenta), que se había colado en la Eternidad donde Todo es Uno con Dios. Entre las ilusiones hechas por el yo soñador, se encuentran el tiempo, el espacio, el universo en continua expansión y fragmentación, y el sistema de pensamiento del ego, que con sus leyes de la evolución y escasez rige todas las mencionadas ilusiones. Ver T8.5 [41], T16 
 
23 … entre la relación especial y la relación santa con el otro(a)
T28.4 EL ACUERDO
DE UNIRSE
pár 32-34
T28.4 [32] 27 La causa del dolor es la separación, no el cuerpo, el cual es sólo su efecto. 28 Además, la separación no es más que un espacio vacío que no contiene nada, no hace nada, y que es como el lugar vacío entre las ondas marinas que un barco deja al pasar. 29 Y este lugar vacío se llena con la misma rapidez con la que el agua se abalanza a cerrar la brecha, y las olas, al unirse, lo cubren. 30 ¿Dónde está la brecha que había entre las olas, una vez que éstas se han unido y han cubierto el espacio que por un momento parecía separarlas? 31 ¿Dónde están las bases de la enfermedad, una vez que las mentes se han unido para cerrar la pequeña brecha que había entre ellas, donde las semillas de la enfermedad parecían germinar?

T28.4 [33] 32 Dios tiende el puente, pero sólo en el espacio que el milagro ha dejado limpio y desocupado. 33 Pero lo que no puede hacer es tender un puente entre las semillas de la enfermedad y la vergüenza del pecado, pues no puede destruir la voluntad ajena que Él no creó. 34 Deja que los efectos de la enfermedad desaparezcan y no te aferres a ellos con manos impacientes, para guardártelos. 35 El milagro los pondrá a todos a un lado, haciendo así sitio para Aquel Que quiere venir y tender un puente para que Su Hijo regrese a Él.

T28.4 [34] 36 Por tanto, cuenta los milagros de plata y los sueños dorados de felicidad como todos los tesoros que quieres conservar dentro del almacén del mundo. 37 La puerta está abierta, no para que entren ladrones, sino tus hermanos hambrientos, que confundieron el brillo de una piedrita con oro y guardaron a manos llenas nieve que relucía como plata. 38 No les ha quedado nada detrás de la puerta abierta. 39 ¿Qué es el mundo, sino una pequeña brecha que parece desgarrar la Eternidad y fragmentarla en días, meses y años? 40 ¿Y qué son ustedes que viven en el mundo, sino una imagen fragmentada del Hijo de Dios, en la que cada fragmento está oculto dentro de un trocito de barro separado de los demás, e inseguro?
T28.4 EL ACUERDO
DE UNIRSE
pár 35
T28.4 [35] 41 No tengas miedo, sino más bien deja que los milagros iluminen tu mundo. 42 Y donde la brecha parecía interponerse entre ustedes, únete ahí a tu hermano. 43 Y se verá que la enfermedad no tiene causa. 44 El sueño de la curación24 reside en el perdonar, que tranquilamente te muestra que nunca has pecado25. 45 El milagro no dejará ningún vestigio de culpa que pueda traerte testigos de lo que realmente nunca sucedió. 46 Y preparará en tu almacén un lugar de bienvenida para tu Padre y tu Yo26. 47 La puerta está abierta para que puedan entrar todos los que no quieran seguir hambrientos y deseen disfrutar del banquete de plenitud que allí se les ha preparado. 48 Y se reunirán con tus Invitados27, a Los que el milagro invitó a venir a ti.
24 Curar (o curación como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, curar es el proceso por el cual queremos liberarnos de la creencia en la realidad —según el ego— del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros. Este proceso llevará nuestra Alma (o Espíritu) a identificarse con el Alma del otro —al que estamos tratando de perdonar— con todas las demás Almas en Una sola en la experiencia de Cristo en el mundo real. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente equivocada de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver T2.3 [69], T4.9 [106], T5.3 [18], T19.2, L137, L139
 
25 … Tú, como el Hijo de Dios que realmente eres, nunca has pecado en el eterno Presente de la Unicidad, Que es donde todos realmente estamos, con Todos los demás como Almas perfectas fusionadas en Una sola en Cristo, el único Hijo de Dios.
 
26 Mi Yo (con mayúscula), o mi Alma, conjuntamente con todas las demás Almas fusionadas en Una sola en Cristo, es el Hijo único creado por Dios en un Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Uno con Él en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que se profesan ese Amor Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En el Curso, la palabra Yo también es usada pocas veces como el Yo de Dios. Ver T8.4 [20], T23, Lte.14 (-351)
 
27 … a los que has perdonado y, con la visión de Cristo, has reconocido con Todos los demás como Almas perfectas fusionadas en Una sola en Cristo, el único Hijo de Dios, que, al ser iguales a la Tuya, son Uno en el Alma única del único Hijo de Dios.
T28.4 EL ACUERDO
DE UNIRSE
pár 36
T28.4 [36] 49 Este banquete es muy distinto de los que muestra el sueño del mundo. 50 Pues aquí, cuanto más reciba uno, más quedará para compartir con todos los demás. 51 Los Invitados han traído consigo provisiones ilimitadas. 52 Y a nadie se le priva ni nadie puede privar. 53 He aquí el banquete que el Padre tiende ante Su Hijo y que comparte equitativamente con él. 54 Y en ese compartir no puede haber una brecha en la que la plenitud falte y disminuya. 55 Aquí los años de escasez28 no tienen cabida, pues el tiempo no forma parte de este banquete, que realmente es eterno. 56 Pues el Amor ha plantado Su mesa en el espacio que parecía mantener a tus Invitados alejados de ti.
28 … desde que empezaron el tiempo y el espacio hasta ahora
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