Un Curso Sobre Milagros
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Creer en el pecado es hacer ajustes...
Por consiguiente, cada ajuste constituye
una distorsión, y llama a las defensas
para que lo utilicen
en contra de la realidad.
UCSM TX 20.4 pár 16
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T20.4 [20] 28 ¿Te has preguntado alguna vez cómo es realmente el mundo, qué aspecto tendría si se mirase con ojos de felicidad? 29 El mundo que ves no es más que un juicio19 sobre ti mismo. 30 No existe en absoluto20. 31 No obstante, tus juicios le imponen una sentencia, la justifican y hacen que sea real. 32 Ése es el mundo que ves: un juicio sobre ti mismo, que tú mismo emitiste. 33 El ego protege celosamente esa imagen enfermiza de ti mismo, pues ésa es su imagen, la cual él ama y coloca fuera de ti en el mundo. 34 Y tú tienes que ajustarte a este mundo, mientras sigas creyendo que esa imagen está fuera de ti, y que te tiene a su merced. 35 Este mundo es despiadado y, si se encontrase realmente fuera de ti, tendrías ciertamente motivos para tener miedo. 36 Pero fuiste tú el que lo hizo inclemente, pero ahora, si esa inclemencia parece volverse contra ti, la puedes corregir21.
UCSM TEXTO CH 20 LA PROMESA
DE LA RESURRECCIÓN
T20.4 EL PECADO COMO AJUSTE
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Un Curso Sobre Milagros
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Libro de Lecciones
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L E C C I Ó N 225
Dios es Mi Padre
y Su Hijo Lo ama.
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L225.1 1 Padre, tengo que corresponder a Tu Amor por mí, pues dar es lo mismo que recibir y Tú me has dado todo Tu Amor.1 2 Tengo que regresártelo, pues quiero concienciar plenamente que es mío y que arde en mi mente2, conservándola inviolable en el fuero interno de Su benéfica luz3; sintiéndose querida, dejando el miedo4 atrás y, de ahora en adelante, llena de paz. 3 ¡Cuán apacible es el camino por el que Tu querido Hijo es llevado a Ti!
L225.2 4 Hermano, encontremos esa quietud ahora. 5 El camino está despejado. 6 Caminémoslo ahora, juntos y en paz. 7 Tú me tendiste la mano y yo nunca te abandonaré. 8 Tú y yo somos realmente Uno, y esta unicidad5 es lo único que buscamos, a medida que damos estos últimos pasos con los que concluye un viaje que nunca comenzó.
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1 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
2 La Mente, con mayúscula, se refiere a la Mente o el Pensar de Dios o de Su Hijo o de Cristo, y representa el agente que activa al Alma (o Espíritu), aportándole su energía creadora o Amor. En la separación, la mente del Hijo separado parece tener tres partes: 1) El espíritu, que es la parte que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo, Quien se nos manifiesta por medio de impulsos amorosos y revelaciones; 2) el ego, que recibe del ego primario en la fuente de la separación, los impulsos de vida y de sobrevivencia, los cuales, al ser procesados por nuestro cerebro —subconsciente o conscientemente— dan vida a nuestro cuerpo y nutren a nuestra razón, lógica y sentido común de lo necesario para defendernos y sobrevivir; y 3) el decididor, que es lo que en nosotros decide todo el tiempo si pensar con el ego —que es lo que hacemos "usualmente"— o con el espíritu. Ver T7.3, T19.2, T25.5, L45, L165
3 Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
4 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
5 Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
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Un Curso Sobre Milagros
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Texto
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Capítulo 20
LA PROMESA DE
LA RESURRECCIÓN
T20.4 EL PECADO
COMO AJUSTE pár 16-27
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T20.4 [16] 1 Creer en el pecado1 es hacer ajustes. 2 Y un ajuste es una modificación, un cambio en la percepción, o creer que lo que antes era de un modo, ahora se ha convertido en algo diferente. 3 Por consiguiente, cada ajuste constituye una distorsión, y llama a las defensas para que lo utilicen en contra de la realidad2. 4 El conocimiento3 no requiere ajustes y, de hecho, se pierde si se hace cualquier cambio o alteración. 5 Pues eso lo reduce de inmediato a una simple percepción, es decir, a una forma de ver en la que se ha perdido la certeza y se ha infiltrado la duda. 6 Ante esta deteriorada condición, hay necesidad de hacer ajustes, porque éstos no son verdaderos. 7 ¿Quién necesita hacer ajustes a la Verdad4, cuando —para que La pueda comprender— Ella sólo le pide ser lo que realmente es?
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1 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver T27.9 [82]
2 En minúscula, realidad significa la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez que hicimos, realidad en la que habitualmente creemos, percibimos, pensamos y actuamos con el ego. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, estudiamos y aplicamos el Curso, podemos trascender esta realidad en nuestro fuero interno, ingresando al mundo real, que es el reflejo aquí de la eterna Realidad. Ver T8.10, T11.4, T11.9, T18, T30.9
3 Conocimiento, con mayúscula, es lo que saben todas nuestras Almas perfectas y eternas, Unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Almas que, en perfectas paz y alegría, están compartiendo con Dios Su Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, en minúscula, conocimiento es lo que experimentamos en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y unir como Una, su Alma con La mía, es saber que esa experiencia es el reflejo aquí del eterno Conocimiento. Y cuando pensamos con el ego, es lo que se puede llegar a conocer en este mundo, de acuerdo con sus leyes. Ver T3.5 [35] y [37], T25.4 [25]
4 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber visto su Alma con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5
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T20.4 EL PECADO
COMO AJUSTE
pár 17
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T20.4 [17] 8 Los ajustes de cualquier clase son del ego5. 9 Pues es creencia del ego que tienes fijada en ti que todas las relaciones dependen de los ajustes para hacer de ellas lo que él quiere que sean6. 10 Siempre considera peligrosas las relaciones directas en las que no hay interferencias7. 11 El ego se ha nombrado a sí mismo mediador de todas las relaciones, hace todos los ajustes que cree necesarios y los interpone entre los que se han de conocer, a fin de mantenerlos separados e impedir que se unan. 12 Esta interferencia intencional es lo que te dificulta reconocer tu relación santa8 como lo que realmente es.
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5 El ego es —en el eterno Presente de la de la Unicidad de Dios, donde nuestras Almas perfectas están unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo—el pensar individual que adentró la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Dios, y crear por su cuenta. Al haber el Hijo olvidado reírse de su locura, ésta se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos reales, tales como "hacer" el tiempo, el espacio, y todo lo que estos contienen, regidos por las leyes de la evolución y de la escasez; es la substitución de la Verdad por la ilusión, de lo Infinito por lo temporal, de la Vida por la muerte, de la Completitud por la fragmentación; es la voluntad egoísta opuesta a la Voluntad de Amor de Dios; es la otra parte de nuestra mente que cree ser una mente individual y egoísta, oculta dentro de un trocito de barro, separada de las demás mentes, contra las cuales, en relaciones especiales, compite caótica e interminablemente hasta la muerte del cuerpo. Ver T3.6, T4.3, T4.6, T10, LTe.12 (-L331)
6 La relación especial, aquí: 1) Es en la que, pensando, percibiendo y actuando con nuestro ego, entablamos con una o más personas especiales que poseen atributos especiales, con las cuales esperamos llenar nuestras necesidades igualmente especiales. 2) Constituye la renuncia a la eterna y alegre concordia del perfecto Amor que nuestras Almas profesan unas con otras unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Que realmente somos. 3) Es el intento del ego de asegurar para sí el especialismo que Dios le negó, nacido del deseo oculto de que Dios amara a Su Hijo, ahora separado, con un amor especial. 4) Es el insincero interés, amor, amistad o aprecio por otra u otras personas que nuestro ego utiliza para constituir con ellas relaciones por medio de las cuales alcanzar algunos de sus objetivos personales. 5) A veces, estas relaciones especiales devienen en dependencia o codependencia, pero que, en todo caso, siempre constituyen ataques velados. Ver T15.6aT15.10, T166
7 … porque las mentes de partes de la relación están unificadas en una misma creencia, en una misma meta…
8 La relación santa, aquí, 1) es el reflejo de la Relación de Amor de Dios en paz y alegría con todas las Almas perfectas y eternas que realmente somos, unificadas todas como Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) es la fuente de la salvación para los integrantes de la relación especial, pues les va a permitir alejarse gradualmente del especialismo de sus egos y pensar y actuar cada vez más con sus espíritus o mentes acertadas; 3) es un proceso que se inicia cuando dos o más personas que, habiendo perdonado totalmente a otra(s), unen sus mentes en una meta común a favor de otro(s). Este proceso florece y fructifica cuando extienden a otros los milagros que el Espíritu Santo les sugiere; 4) finalmente, cuando en instantes santos en sus fueros internos, sus mentes acertadas experimentan el mundo real, se produce en ellas, a un profundo nivel subconsciente, una curación de los efectos del pensar y actuar con sus egos, haciendo que ahora, mediante la visión de Cristo, vean con Amor a todos y a todo. Ver T17.6, T22
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T20.4 EL PECADO
COMO AJUSTE
pár 18
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T20.4 [18] 13 Los que son santos9 no interfieren en la Verdad10. 14 No la temen11, pues es en la Verdad donde reconocen su santidad y donde se regocijan por lo que vieron12. 15 La miran directamente, sin tratar de ajustarse a Ella ni que Ella se ajuste a ellos. 16 Y así se dieron cuenta de que la Verdad se encontraba en ellos, al no haber decidido de antemano dónde debería estar. 17 El hecho mismo de buscarla planteaba una pregunta, y fue lo que vieron lo que les trajo la respuesta13. 18 Tú haces el mundo14, y luego te ajustas a él15 y él a ti16. 19 Además, tampoco hay ninguna diferencia entre el mundo y tú en tu percepción17, la cual hizo a ambos.
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9 Santidad, con mayúscula, es el Estado de perfecto Amor o Espíritu Santo que —como Alma, unificada con TODAS las demás Almas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios— vivimos con Dios en perfectas Paz y Alegría, en el eterno Presente de Su Unicidad. En minúscula, santidad es la experiencia en mi fuero interno del reflejo aquí de ese Estado. Ver T1.1.31 [42] a [44], T2.2 [45], T5.4 [23], T14.5, L36, L37, L39
10 … no interfieren con los impulsos amorosos que de vez en cuando emergen de lo más profundo del subconsciente, impulsos que son reflejo aquí de la Verdad…
11 … a pesar de que esos impulsos contradicen totalmente el sistema de pensamiento del ego y su realidad…
12 El mundo real —la meta de nuestro viaje con el Curso—.es el estado que se experimenta en un instante santo en nuestro fuero interno, con nuestro espíritu o mente acertada, al haber logrado perdonar completamente a otro y unirnos a su Alma en la experiencia de Cristo, y, por ende, a todas las demás Almas unificadas como Una en Cristo; es "saber", que el Juicio Final de Dios consiste en que Nuestro Padre nos dice a cada uno: "Tú, unido al Alma del otro y a las Almas de todos los demás, sigues siendo Mi Hijo único, por siempre inocente, por siempre cariñoso y por siempre querido, tan ilimitado como Tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. Por lo tanto, despierta y regresa a Tu Casa, que realmente nunca abandonaste. Ver T2.6, T3.8, T26.4 [21], LTe.10 (-L311)
13 … que la Verdad es Amor, eso, y nada más… Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
14 … desde que en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, se adentró una diminuta idea alocada, de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. A causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales. (... tales como, entre otras cosas, la hechura del tiempo y del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la pizca de polvo cósmico que llamamos Tierra y, sobre ella, nuestro cuerpo individual separado y compitiendo con los demás cuerpos por las escasas cosas "buenas"…). Ver T27.9 [82]
15 … a sus leyes de la evolución y escasez…
16 … en el sentido de ignorarte por completo. Como un impetuoso río que va cuesta abajo arrastrando todo a su paso, así se comporta la evolución con cada uno de nosotros… ignorándonos como individualidades…
17 … ya que mi percepción de ego —reflejo de nuestra percepción primaria— cree como verdadera la realidad de lo que mis nudillos sienten cuando "tocan madera.")
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T20.4 EL PECADO
COMO AJUSTE
pár 19-20
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T20.4 [19] 20 Todavía queda una sencilla pregunta, la cual requiere una respuesta. 21 ¿Te gusta lo que has creado en falso?18 22 Has hecho un mundo en el que se asesina y se ataca, por el que te abres paso tímidamente en medio de peligros constantes, solo y asustado, esperando a lo sumo a que la muerte se demore un poco más antes de que se abalance sobre ti y desaparezcas. 23 Tú inventaste todo esto. 24 Es un cuadro de lo que crees que tú eres, de cómo te ves a ti mismo. 25 Un asesino tiene miedo, y los que matan tienen miedo de la muerte. 26 Todos éstos no son sino los pensamientos miedosos de los que quieren ajustarse a sí mismos a un mundo que se ha vuelto temible por los ajustes que ellos mismos hicieron. 27 Y lo observan con pesar desde lo que está triste en ellos, y ven la tristeza que ahí se encuentra.
T20.4 [20] 28 ¿Te has preguntado alguna vez cómo es realmente el mundo, qué aspecto tendría si se mirase con ojos de felicidad? 29 El mundo que ves no es más que un juicio19 sobre ti mismo. 30 No existe en absoluto20. 31 No obstante, tus juicios le imponen una sentencia, la justifican y hacen que sea real. 32 Ése es el mundo que ves: un juicio sobre ti mismo, que tú mismo emitiste. 33 El ego protege celosamente esa imagen enfermiza de ti mismo, pues ésa es su imagen, la cual él ama y coloca fuera de ti en el mundo. 34 Y tú tienes que ajustarte a este mundo, mientras sigas creyendo que esa imagen está fuera de ti, y que te tiene a su merced. 35 Este mundo es despiadado y, si se encontrase realmente fuera de ti, tendrías ciertamente motivos para tener miedo. 36 Pero fuiste tú el que lo hizo inclemente, pero ahora, si esa inclemencia parece volverse contra ti, la puedes corregir21.
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18 … "hecho" El yo primario de mi ego empezó cuando en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, se adentró una diminuta idea alocada, de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. A causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento —el yo de mi ego primario— se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales tales como, entre otras cosas, la hechura del tiempo y del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la pizca de polvo cósmico que llamamos Tierra y, sobre ella, nuestro cuerpo individual separado de los demás cuerpos y compitiendo interminablemente con ellos. Ver: T27.9 [82]
19 Juzgar, cuando pensamos con el ego, es el complemento de su percepción para sobrevivir en la realidad de este mundo: Nuestros sentidos nos informan de lo que perciben, información que interpretamos y juzgamos, para luego decidir qué es lo que nos conviene hacer o no al respecto. Pero, según el Curso, juzgar no es nuestra función, sino que pertenece al Espíritu Santo, cuya percepción acertada en nuestro espíritu, nos lleva al conocimiento. En efecto, después de haber aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado al otro y extendido los milagros sugeridos por el mismo Espíritu Santo, sabremos qué hacer en toda circunstancia para tratar de ser aquí —lo más posible— un reflejo de nuestra verdadera Identidad. Ver T3.8, T4.5 [64], T29.10 [62]-[63], M10, M15
20 … en la única Realidad que hay, que es La de Dios, en el eterno Presente de Su Unicidad que es, en el eterno Presente del Cielo, Dios creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia.
21 … en tu mente, ya que el cuerpo va a seguir incólume su trayectoria según haya dictado la evolución, como el propio Jesús lo vivió hasta el último suspiro de su cuerpo…
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T20.4 EL PECADO
COMO AJUSTE
pár 21-23
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T20.4 [21] 37 ¿Quién, que se encuentre en una relación santa, podría seguir siendo no santo por mucho más tiempo? 38 El mundo que ven los santos es uno con ellos, de la misma forma que el mundo que ve el ego es semejante a él. 39 El mundo que ven los santos es hermoso porque ven a su propia inocencia en él. 40 Ellos no le dijeron cómo era, ni hicieron ajustes para que se amoldase a sus mandatos. 41 Lo cuestionaron amablemente susurrándole: "¿Qué eres?" 42 Y Aquel que cuida toda percepción22 les respondió: 43 "No acepten los juicios del mundo como la respuesta a la pregunta "¿Qué soy?"
T20.4 [22] 44 El mundo cree en el pecado, pero la creencia que lo hizo tal como tú lo ves, no está fuera de ti. 45 No trates de hacer que el Hijo de Dios23 se ajuste a su demencia. 46 Hay en él un extraño que, mientras vagaba sin rumbo, entró en la morada de la Verdad, y que así como vino, se irá. 47 Vino sin ningún propósito, pero no podrá permanecer ante la radiante luz que el Espíritu Santo ofreció y que tú aceptaste. 48 Pues, bajo esa luz24, el extraño se queda sin hogar y a ti se te da la bienvenida.
T20.4 [23] 49 No preguntes a ese extraño transeúnte "¿Qué soy?" 50 Él es la única cosa en todo el universo que no lo sabe. 51 No obstante, es a él a quien se lo preguntaste, y es a su respuesta a la que quieres ajustarte. 52 Este único pensamiento alocado, feroz en su arrogancia y, no obstante, tan diminuto y tan carente de significado que pasa desapercibido por el universo de la Verdad, se vuelve tu guía. 53 A él te diriges para preguntarle el significado del Universo25. 54 Y a lo único que es ciego en todo el universo que ve la Verdad, le preguntas "¿Cómo debo mirar al Hijo de Dios?"
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22 … percibida con él.
23 El Hijo único de Dios o Cristo —en Cuya única Alma, todas las Nuestras están unificadas como Una en Cristo— es Uno con Dios en Su eterna Unicidad. Nos convertimos aquí en el reflejo de Cristo cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, perdonamos totalmente al otro (s) y extendemos los milagros que nos sugiera el Mismo Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el sistema de pensamiento del ego y creemos que su realidad del tiempo y del espacio es verdadera —que es lo que hacemos "usualmente"— entonces nos convertimos en el Hijo separado de Dios. Ver T10.5, T10.8, T20.3, T29.9, L163, L191, LTE.14 (-L351)
24 Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
25 Universo, con mayúscula, es sinónimo de la Unicidad de Dios, Cielo, Reino de los Cielos, Realidad, es decir, Todo lo creado por Dios, a saber: Nosotros como Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de la Unicidad o Santísima Trinidad. No creó Más nada, por lo tanto no existe más nada realmente. En minúscula, universo puede significar todo lo que está contenido en el tiempo y el espacio según el ego o, si estás pensando con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de la Unicidad de Dios. Ver T28.3 [16], T29.7 [39]
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T20.4 EL PECADO
COMO AJUSTE
pár 24-25
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T20.4 [24] 55 ¿Acaso alguien pide que juzgue a lo que está privado de todo juicio? 56 Y si tú se lo has pedido, ¿creerías en la respuesta que te da y te ajustarías a ella como si fuese la Verdad? 57 El mundo que ves constituye la respuesta que te dio, y tú le has otorgado el poder de ajustar el mundo para hacer que su respuesta parezca cierta. 58 Pediste a esa bocanada de locura que te explicase el significado26 de tu relación no santa, y la ajustaste de acuerdo a su respuesta demente. 59 ¿Cuán feliz les hizo esto? 60 ¿Se reunieron acaso alegremente para bendecir al Hijo de Dios27 y darle las gracias por toda la felicidad que les trajo? 61 ¿Se reconocieron acaso el uno al otro como el eterno Don28 de Dios para ustedes? 62 ¿Vieron acaso la santidad que irradiaba en ambos, para bendecir al otro? 63 Ése es el propósito de la relación santa de ustedes. 64 No pidan los medios para lograrla a la única cosa que haría todo lo posible para que su relación siguiese siendo no santa. 65 No le otorguen el poder de ajustar los medios y el fin.
T20.4 [25] 66 Los prisioneros que llevan años encadenados a pesadas cadenas — hambrientos y demacrados, débiles y exhaustos, con los ojos fatigados desde hace tanto tiempo por la oscuridad que ni siquiera recuerdan la luz— no saltan de alegría en el instante en que se les pone en libertad. 67 Les lleva algún tiempo comprender lo que la libertad es realmente29. 68 Andaban a tientas en el polvo y cada uno encontró la mano del otro, sin saber si soltarla o asirse a la vida30 por tanto tiempo olvidada. 69 Agárrense con más fuerza y que cada uno fije la vista sobre su sólido compañero, en quien reside el significado de su libertad. 70 Él parecía estar crucificado a tu lado. 71 No obstante, su santidad ha permanecido realmente intacta y perfecta y, con él a tu lado, este día entrarás con él en el Paraíso y conocerán la Paz de Dios.
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26 Significado, con mayúscula es, en el eterno Presente de la Unicidad, el de la relación de Amor de Dios con Nosotros, como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en perfectas paz y alegría. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, significado es el reflejo aquí de ese eterno Significado y, cuando pensamos con el ego, es el significado que damos aquí a nuestra existencia separada, según las leyes de este mundo. Ver T2.2 [21], T2.6, T7.5 [26], T7.6 [46], T30.8, L14]
27 … a ése otro u otra al o la que han estado tratando de perdonar…
28 Don con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula, don es el reflejo aquí del Don de Dios. Presente se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo separado que piensa con Él. Regalos son los que ofrece el Hijo separado que piensa con el ego. Ver T7.6 [42] 24, T7.7 [65] 82, T7.8 [81]
29 Libertad con mayúscula es, en la eterna Unicidad, la libre Voluntad de Dios de Amar o crear, Que es también la libre Voluntad de todos nosotros como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único hijo, de amar y ser amados. Aquí, en minúscula, libertad, cuando pienso "nos" con el Espíritu Santo, es la liberación del confinamiento impuesto por las mentes individuales separadas unas de otras, para amar sin excepción y por igual a todos, como reflejo de la Unicidad; y, cuando pienso con el ego, es lo que decido hacer con mi libre albedrío, según las leyes de la evolución y escasez. Ver T2.6 [109], T13.7 [62], T17.6 [52], L199, LR6 (-206)
30 La Vida, con mayúscula, es la única Vida que realmente existe, pues fue creada por Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que todos, sin excepción, como Almas perfectas unificadas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios, Que es Uno con Su Padre en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, vida quiere decir nuestra vida aquí, sea como reflejo de Nuestra Vida eterna cuando pensamos con el Espíritu Santo o, de acuerdo con las leyes de este mundo, cuando pensamos con el ego. Ver T4.4 [48], T6.6.1 [61], T23.5, L167
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T20.4 EL PECADO
COMO AJUSTE
pár 26-27
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T20.4 [26] 72 Ésa es mi voluntad para los dos, y para cada uno con respecto al otro y a sí mismo. 73 Ahí sólo hay santidad y unión sin límites. 74 Pues ¿qué es el Cielo sino Unión, directa y perfecta, y sin el velo de miedo sobre Ella? 75 Aquí somos uno, mirándonos los unos a los otros y a nosotros mismos con31 la perfecta Afabilidad. 76 Aquí no es posible ningún pensamiento de separación entre nosotros. 77 Ustedes, que eran prisioneros en la separación, ahora son libres en el Paraíso. 78 Y aquí quiero unirme a ustedes, mis amigos, mis hermanos, y mi Yo32. 79 El presente que se han dado uno al otro me ha dado la certeza de que pronto nos uniremos.
T20.4 [27] 80 Compartan, pues, esta fe conmigo, y sepan que está justificada. 81 En el perfecto Amor no hay cabida para el miedo33, porque el Amor no conoce el pecado y tiene necesariamente que ver a los demás como se ve a Sí Mismo. 82 Si cada uno de ustedes mira con caridad en su fuero interno, ¿a qué le podría tener miedo afuera? 83 Los inocentes ven seguridad, y los puros de corazón ven a Dios en Su Hijo, y miran al Hijo para que los guíe al Padre. 84 ¿Y a qué otro lugar querrían ir, sino Donde quieren estar? 85 Ahora, cada uno de ustedes guiará al otro34 hasta el Padre tan irremediablemente como que Dios creó santo a Su Hijo y así lo mantuvo. 86 En tu hermano se encuentra la luz de la eterna promesa de Dios de tu inmortalidad. 87 No veas pecado en él, y el miedo no podrá apoderarse de ti.
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31 … el reflejo aquí de
32 Yo, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios —en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una— Quien es Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad. También es usado pocas veces como el Yo de Dios. En minúscula, tu yo es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo; o si decidiste pensar con el Espíritu Santo, tu yo es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno. Ver Lte.14 (-351)
33 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
34 … en su mente
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