PARA VER TODO EL CORREO HAGA
Un Curso Sobre Milagros
edición original 
T23.2 [14] 65 Cualquier conflicto tiene necesariamente que tener lugar entre dos fuerzas. 66 No puede existir entre un poder y la nada.

67 No hay nada que puedas atacar que no forme realmente parte de Ti23. 68 Y, cuando lo atacas, haces dos ilusiones de Ti Mismo, que están en conflicto entre sí. 69 Y esto ocurre cada vez que miras cualquier cosa que no sea con Amor a cualquier cosa que Dios creó24.

70 El conflicto es temible, pues es la cuna del miedo. 71 Pero lo que ha nacido de la nada no puede acreditarse mediante batallas.

72 ¿Por qué vas a querer llenar tu mundo de conflictos contigo Mismo? 73 Deja que toda esa locura sea deshecha para ti y vuelve en paz a recordar a Dios, recuerdo que todavía brilla en tu aquietada mente25.

  UCSM TEXTO
CH 23 LA GUERRA
CONTRA TI MISMO
T23.1 INTRODUCCIÓN
T23.2 LAS CREENCIAS
IRRECONCILIABLES
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2
¿Qué es EL PECADO? pár1-5
LTe.4 (-L251).1 1 Pecar es estar demente1. 2 Es el medio que hace que la mente2 pierda su cordura3 y trate de dejar que las ilusiones ocupen el lugar de la Verdad4. 3 Y, al estar loca, la mente ve ilusiones donde la Verdad debería estar, y donde realmente está5. 4 El pecado dio ojos al cuerpo pues, ¿qué van a querer ver los que están libres de pecado6? 5 ¿Qué necesidad tienen de escenas, sonidos o tacto? 6 ¿Qué van a querer oír, o alcanzar para agarrar? 7 ¿Qué van a querer percibir por los sentidos? 8 Percibir por los sentidos es no conocer. 9 Y la Verdad no puede contener sino el conocimiento7 y nada más.
1 Demencia o locura, según el Curso, es el sistema de pensamiento del ego que parte de la creencia que la realidad es la del tiempo, espacio y universo, regidos por las leyes de la evolución y escasez, que percibimos con nuestros sentidos y entendemos con nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76]
 
2 En el eterno Presente de la Unicidad —Donde Todo es Uno en Dios— en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, la Mente (con mayúscula) o Pensar de Dios crea a Su único Hijo, Cristo, en Quien todas nuestras Almas están fusionadas en Una sola, ya que, realmente, somos Su único Hijo. Aquí, nuestra mente (en minúscula) o pensar —que no hay que confundir con el cerebro— parece tener dos partes: 1) Nuestra mente acertada o espíritu, que es la parte que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo, Quien se nos manifiesta mayormente por medio de impulsos milagrosos y; 2) nuestro pensar o mente equivocada, que recibe del yo soñador, los impulsos egóicos de vida y de sobrevivencia que —al ser procesados consciente o subconscientemente por nuestro cerebro— dan vida a nuestro cuerpo y nutren a nuestra razón de lo necesario para defenderlo y que logre sobrevivir lo mejor y lo más largo posible. Ver T7.3, T19.2, T25.5, L45, L165
 
3 Cordura, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su sistema de pensamiento en nuestro espíritu, que parte de la creencia en la Verdad y, que nuestra función aquí es tratar de ser reflejos de nuestra verdadera Realidad, aceptando el Redimir para nosotros mismos, perdonando, extendiendo milagros y entablando relaciones santas para multiplicar el perdón y la extensión de milagros hasta abarcar a todos. Y, cuando pensamos con nuestro ego, la cordura es el estado mental al que llega nuestro ego por medio del razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76], T17.7 [61]
 
4 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber visto su Alma con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y el espacio y el universo son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5
 
5 ... en la mente acertada o espíritu, la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo
 
6 ... son aquellos que en un instante santo del mundo real, habiendo perdonado totalmente a otro, han logrado ver en su fuero interno con la visión de Cristo, el Alma de ese otro que es exactamente igual a La de ellos y, por consiguiente, se han fusionado en un reflejo aquí de lo que es el eterno Presente de la Unicidad de Dios…
 
7 Conocimiento, con mayúscula, es lo que saben todas nuestras Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Almas que, en perfectas paz y alegría, están compartiendo con Dios Su Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, en minúscula, conocimiento: 1) es lo que experimentamos en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y unir como Una, su Alma con La mía; 2) es saber que esa experiencia es el reflejo aquí del eterno Conocimiento. Y cuando pensamos con el ego, es lo que se puede llegar a conocer en este mundo, de acuerdo con sus leyes. Ver T3.5 [35] y [37], T25.4 [25]
P A R T E 2  
¿Qué es EL PECADO?  
pár 2
LTe.4 (-L251).2 10 El cuerpo8 es el instrumento que la mente hizo en sus esfuerzos por engañarse a sí misma9. 11 Su propósito es luchar10. 12 No obstante, la meta de luchar puede cambiar. 13 Si cambia, ahora el cuerpo se pone al servicio de otro objetivo por el cual luchar11. 14 Lo que persigue ahora está determinado por el objetivo que la mente escogió para reemplazar a la meta del autoengaño. 15 La Verdad puede ser su objetivo tanto como las mentiras12. 16 Si apunta a la Verdad, los sentidos buscarán testigos de lo que es verdadero13
8 Cuando pensamos con el ego, el cuerpo es su encarnación, regido por las leyes de este mundo, y constituye la prueba viviente de que este mundo es real, y que evidentemente estamos separados de Dios y unos de otros. Pero, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, el cuerpo es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno y, como el Hijo único de Dios que realmente somos, extendemos nuestra mano para tomar la de nuestro hermano y caminamos el sendero con él. Ahora, nuestros cuerpos se han vuelto santos y nuestras mentes acertadas sirven para curar a las mentes equivocadas que sólo sabían de vida efímera y de muerte. Ver T1.1.51 [86], T2.2 [45], T2.3 [53], T2.3 [56], L161.4, LTe.5 (-L261)
 
9 … que empezó en la Eternidad, Donde Todo es Uno en Dios, se adentró una diminuta idea alocada, de la que el Hijo de Dios —que realmente somos nosotros— olvidó reírse. A causa de haberla enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria —tu yo soñador— capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están las hechuras del tiempo, del espacio, del universo y del sistema de pensamiento del ego, con el que ha manejado la evolución y expansión de esas hechuras. Ver T27.9 [82]
 
10 … ante todo por la sobrevivencia que le dicta el instinto según las leyes de la evolución y de la escasez
 
11 La meta del Curso: 1) es aprender a pensar, percibir y actuar cada vez más con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego, de manera de liberar la fuerza de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos o hagamos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— reconocer en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es liberarnos del pensar del ego para poder regresar a la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; 4) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor Que eternamente Se profesan Uno a Otro, extendiendo así la Creación; 5) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T17.7, T17.8, T22.7 [51], T31.2 [23], L127.6, L131.2
 
12 … dependiendo con quién decida pensar: con el Espíritu Santo o con el ego?
 
13 … reflejo aquí de la eterna Unicidad.
P A R T E 2  
¿Qué es EL PECADO?  
pár 3
LTe.4 (-L251).3 17 El pecado14 es la morada de todas las ilusiones15, que representan únicamente cosas imaginadas, procedentes de pensamientos que no son verdaderos. 18 Las ilusiones constituyen la "prueba" de que lo que no posee Realidad16 es real. 19 El pecado "prueba" que el Hijo de Dios es malvado; que el eterno Presente tiene que tener un final y que la Vida eterna tiene necesariamente que morir. 20 Y Dios Mismo ha perdido al Hijo que ama, quedándole sólo la putrefacción para completarse; Su Voluntad derrotada por siempre por la muerte; el Amor asesinado por el odio y la paz perdida para siempre.
14 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en: 1) Una idea seria el “yo soñador” (o el Hijo de Dios soñando que logró separarse)capaz de lograr algo y de tener efectos reales, tales como las siguientes hechuras: 1.1) el tiempo, el espacio, el inicio del universo (o Cosmos), y el sistema de pensamiento del ego, con el que el yo soñador manejará la evolución de esos efectos reales; 1.2) la pizca de polvo cósmico que llamamos "mundo"; 1.3) hace unos 200 a 300 mil años, otorgó al homo sapiens, la facultad de manipular su instinto natural. . 2) En el mismo instante de la separación, Dios dio su Respuesta a la misma: el Espíritu Santo, cuyos impulsos milagrosos, cuando emergen desde lo más profundo de nuestro subconsciente y los tomamos en cuenta, nos invita a aceptar el Redimir para nosotros mismos, a perdonar y a extender milagros al otro(s). Ver: T27.9 [82], T1.1.28 [38], T5.4 [21], M2.4
 
15 Ilusión o fantasía o alucinación —en el sueño de la separación o realidad del ego en la que creemos vivir— es todo lo "hecho" por el yo soñador o “idea seria,” que se produjo en el instante de la separación, por haber olvidado el Hijo reírse de la diminuta idea alocada (que Le era posible separarse de Su Padre y ponerse a crear por su cuenta), que se había colado en la Eternidad donde Todo es Uno con Dios. Entre las ilusiones hechas por el yo soñador, se encuentran el tiempo, el espacio, el universo en continua expansión y fragmentación, y el sistema de pensamiento del ego, que con sus leyes de la evolución y escasez rige todas las mencionadas ilusiones. Ver T8.5 [41], T16
 
16 La Realidad, con mayúscula, significa la infinita y eterna Unicidad de Dios, en la Cual, todos nosotros, sin excepción, cual Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, somos Uno con Nuestro Padre, compartiendo con Él Su Amor, el Espíritu Santo. Algunos de sus sinónimos son: Cielo, Eternidad, Reino, Reino de los Cielos, Universo. En minúscula, realidad significa la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez que hizo nuestro yo soñador, realidad en la que habitualmente creemos, percibimos, pensamos y actuamos con el ego. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, estudiamos y aplicamos el Curso, podemos trascender esta realidad en nuestro fuero interno, ingresando al mundo real, que es el reflejo aquí de la eterna Realidad. Ver T8.10, T11.4, T11.9, T18, T30.9
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¿Qué es EL PECADO?  
pár 4
LTe.4 (-L251).4 21 Los sueños de un loco atemorizan y el pecado, ciertamente, parece aterrar. 22 Y, sin embargo, lo que17 el pecado percibe no es sino un juego de niños. 23 Puede que el Hijo de Dios juegue a haberse convertido en un cuerpo que es presa del mal y de la culpa18, con apenas una insignificante vida que acaba en la muerte. 24 Pero, durante todo este tiempo, Su Padre ha seguido derramando Su Luz19 sobre Él y Lo quiere con un eterno Amor que las ficciones del Hijo no pueden alterar en absoluto.
17 … la mente equivocada afectada por
 
18 En el Cielo, según el Curso, no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con Su Hijo único, Que somos todos nosotros, como Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, donde reina la imperfección de los cuerpos regidos por las leyes de la evolución y escasez, cuando pensamos con el especialismo del ego, la culpa es el sentimiento de no haber estado a la altura de las circunstancias, o de haber faltado contra normas generalmente cambiantes que rigen nuestras vidas. Pero, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, queremos creer que realmente no somos cuerpos sino el único Hijo de Dios, de Quien nunca nos hemos separado. Además, mediante la visión de Cristo, ahora vemos a las faltas que antes juzgábamos como imperdonables, como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros y, de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos: el Hijo único, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo, como era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
 
19 Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el especialismo del ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
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¿Qué es EL PECADO?  
pár 5
LTe.4 (-L251).5 25 ¿Hasta cuándo, oh Hijo de Dios, vas a seguir jugando a pecar? 26 ¿Acaso ya no es hora de guardar esos juguetes de aristas afiladas? 27 ¿Cuánto tiempo más vas a tardar en prepararte para regresar a Casa20? 28 ¿Tal vez hoy mismo? 29 El pecado no existe. 30 La Creación21 sigue inmutable. 31 ¿Aún vas a querer atrasar tu regreso al Cielo? 32 ¿Hasta cuándo, oh santo Hijo de Dios, hasta cuándo?
20 Casa, con mayúscula, es sinónimo del Cielo, Realidad, Unicidad, etc. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, casa es el espíritu o mente acertada, la parte de nuestra mente separada que aún se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo; y cuando pensamos con el ego, es la morada que alberga nuestro cuerpo. Ver T5.5 [42]-[43], T9.8 [65], T10.4 [24], T11 [103]
 
21 En el Cielo, la Creación, con mayúscula, es todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros, las Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de Su Unicidad. Dios no creó más nada. Por eso, Allá, la realidad del ego que percibimos aquí con nuestros sentidos, realmente, no existe. Aquí, las creaciones, en minúscula, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, son las que producimos al perdonar a otro(s) y extenderle(s) los milagros que nos sugiera el Espíritu Santo— como un reflejo de las Creaciones que creamos como Uno con y en Dios, en el Cielo. Y, cuando pensamos con el especialismo del ego, no "creamos" sino que "hacemos," de acuerdo con las leyes de este mundo. Ver T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (-L321)


Un Curso Sobre Milagros
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Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 253
Mi Yo gobierna
el Universo1
L253.1 1 Es imposible que me pase algo sin haberlo yo pedido2. 2 Incluso en este mundo, soy yo quien gobierna mi destino. 3 Lo que sucede es lo que deseo. 4 Lo que no sucede es lo que no quiero que suceda. 5 Tengo que aceptar esto. 6 Pues así3 se me conduce más allá de este mundo a mis creaciones4 —niños de mi voluntad— en el Cielo donde mora mi santo Yo y Él, Quien Me ha creado.

L253.2 7 Señor, eres el Yo Que creó al Hijo5, Quien crea como Tú6 y es Uno Contigo. 8 Mi Yo, Que gobierna el Universo, no es sino Tu Voluntad perfectamente unida a la mía7, la cual8, gustosa y necesariamente, tiene que asentir a la Tuya, de modo que pueda extenderse hasta sí misma9.
1 Universo, con mayúscula, es sinónimo de la Unicidad de Dios, Cielo, Reino de los Cielos, Realidad, es decir, Todo lo creado por Dios, a saber: Nosotros como Almas perfectas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. Aquí, en minúscula, universo puede significar todo lo que está contenido en el tiempo y el espacio según el ego o, si estás pensando con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de la Unicidad de Dios. Ver T28.3 [16], T29.7 [39]
 
2 Sólo hay dos sistemas de pensamiento: 1) el del ego de nuestro yo soñador, que envía constantemente al universo en general, impulsos existenciales que también llamamos leyes de la evolución (todo se come a todo) y de la escasez (las cosas buenas ni abundan ni duran); y, a nuestros cerebros en particular, impulsos del especialismo que llegan a nuestro consciente y a los niveles superficiales de nuestro subconsciente, con los cuales —procesados por nuestro cerebro— nuestro cuerpo tratará de sobrevivir lo más largo y lo mejor posible. Los impulsos que nos llegan a nuestro consciente los manejamos con nuestra razón, lógica y sentido común y; 2) el del Espíritu Santo, reflejo aquí del Espíritu o Pensar de Dios, Que es Amor, que se nos manifiesta principalmente a través de los impulsos amorosos que de vez en cuando emergen de nuestro subconsciente, que nos dicen, entre otras cosas, que realmente no somos los cuerpos individuales, separados y compitiendo unos contra otros, que nuestros sentidos perciben, sino las Almas fusionadas en Una sola en Cristo, el único Hijo de Dios, Allá, en el eterno Presente de Su Unicidad, que nos canta nuestro corazón. Ver T1.2 [102], T3.9 [72], T4.2 [8] y [11], T4.7 [85], T18.10
 
3 … cuando decido aceptar la Verdad, pensar con el Espíritu Santo, aceptar el Redimir para mí mismo, perdonar, entrar en el instante santo del mundo real, y extender los milagros que me sugiera el propio Espíritu Santo por medio de mi espíritu,
 
4 Las creaciones, aquí, en minúscula, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, son los milagros que extendemos al otro(s), como un reflejo de las Creaciones que creamos como Uno con y en Dios, en el eterno Presente de la Unicidad. Y, cuando pensamos con el especialismo del ego —según el Curso— no "creamos" sino que "hacemos," de acuerdo con las leyes de este mundo. Ver T1.1.24 [27], T1.1.44 [71], T14.5 [45]
 
5 El Hijo único de Dios o Cristo, en Cuya única Alma, todas las Nuestras están fusionadas en Una sola y, Que es Una con Dios en Su eterna Unicidad. Nos convertimos aquí en el reflejo de Cristo cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, perdonamos totalmente al otro (s) y extendemos los milagros que nos sugiera el Mismo Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el especialismo del ego y creemos que su realidad del tiempo y del espacio es verdadera —que es lo que hacemos "usualmente"— entonces nos convertimos en el Hijo separado de Dios. Ver T10.5, T10.8, T20.3, T29.9, L163, L191, LTE.14 (-L351)
 
6 … Allá, con y en el Amor del Espíritu Santo, y aquí, como un reflejo de Allá, cuando extiendo milagros.
 
7 Allá, Que es donde realmente estamos todos como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo, Que es Uno con Dios, y aquí, donde creemos ilusoriamente estar, pero que cuando pensamos con el Espíritu Santo, nuestra voluntad se convierte en el reflejo aquí de la única Voluntad que hay: La de Dios, Uno con Su hijo en el Amor del Espíritu Santo, en el eterno Presente de Su Unicidad.
 
8 aquí, cuando —repito— decido aceptar la Verdad, pensar con el Espíritu Santo, aceptar el Redimir para mí mismo, perdonar, entrar en el mundo real, y extender los milagros que me sugiera el propio Espíritu Santo por medio de mi espíritu,
 
9 … aquí, como reflejo de mi verdadera Voluntad, Que es La de Dios.


Un Curso Sobre Milagros
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TEXTO
Capítulo 23
 LA GUERRA CONTRA
TI MISMO

T23.1  INTRODUCCIÓN pár 1-6
[LA LECTURA DE TEXTO REANUDARÁ EL LUNES]
T23.1 [1] 1 ¿No te das cuenta de que lo opuesto a la flaqueza y a la debilidad1 es la impecabilidad2? 2 La inocencia3 es fuerza4, y ninguna otra cosa la tiene. 3 Los que están libres de pecado no pueden temer, pues el pecado, de la clase que sea, implica debilidad. 4 La demostración de fuerza que utiliza el ataque para encubrir la flaqueza no logra5 ocultarla, pues, ¿cómo ocultar lo que no es real? 5 Nadie que tenga un enemigo es fuerte y nadie ataca a menos que crea tenerlo. 6 Por consiguiente, creer en enemigos es creer en la debilidad, y lo que es débil no lo es por la Voluntad de Dios6. 7 Al oponerse a Ésta, se convierte en Su "enemigo". 8 Y así, se teme a Dios, al considerársele una voluntad contraria.
1 … de la mente en cuanto a decidir qué hacer con su vida según lo que percibe con el ego…

2 La Impecabilidad, con mayúscula, es, en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, la condición de nuestras Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. En minúscula, impecabilidad es el reflejo aquí de esa condición eterna, en la que todo deseo de atacar ha desaparecido, de modo que no hay razón para percibir al Hijo de Dios de ninguna otra forma que como realmente es. Ver T20.5 [32], T25.6 [37]
 
3 … de no concebir el mal —no por ignorancia o falta de experiencia— sino por creer que somos otra cosa que este cuerpo y cerebro imperfectos y transitorios, regidos como están por las leyes de la evolución (todo se come a todo) y de la escasez (las cosas buenas ni abundan ni duran); porque queremos creer que realmente somos el Alma única del único Hijo de Dios...
 
4 Fuerza, con mayúscula, significa la Fuerza de Dios para crear o amar en el Cielo, una Fuerza que también dio a Su Hijo de manera que pudieran crear conjuntamente como Uno. En minúscula, fuerza si estás pensando con el ego—significa la fuerza física o psicológica del ego para hacer cosas; pero, si decides identificarte con tu Alma (o Espíritu) y piensas con el Espíritu Santo, quiere decir el reflejo aquí de la Fuerza de Dios y de Su Hijo de crear y amar. Ver T7.11, T29.9 [53], T31.8 [86], L42, L47
 
5 … realmente
 
6 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber visto su Alma con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y el espacio y el universo son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5
T23.1  INTRODUCCIÓN
pár 2
T23.1 [2] 9 ¡Qué extraña se ha vuelto esta guerra contra Ti Mismo7! 10 Ahora creerás que todo cuanto usas para pecar8 puede herirte y convertirse en tu enemigo. 11 Y por esa razón lucharás contra eso tratando de debilitarlo y, al creer que lo has logrado, atacarás de nuevo. 12 Tan seguro es que tendrás miedo de lo que atacas como que amarás lo que percibes como libre de pecado. 13 En paz camina el que, libre de pecado, recorre el camino que el Amor le muestra, 14 pues, al hacerlo, el Amor camina a su lado, protegiéndolo del miedo9. 15 Y lo único que ve son los que están libres de pecado, quienes son incapaces de atacar10.
7 Ti Mismo, con mayúscula, quiere decir Tú, como el Alma perfecta y eterna que realmente eres, Que está fusionada con todas las demás Almas —igualmente perfectas y eternas— en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre y Creador en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de la Unicidad o Cielo o Reino de los Cielos, etc. En minúscula, ti mismo, cuando: decides pensar con el Espíritu Santo, has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado, extendido milagros y entablado relaciones santas, eres el reflejo aquí de Cristo; y, cuando piensas, percibes y actúas con el ego —como lo haces habitualmente— te identificas con él. Ver T8.4 [20], T23
 
8 Pero como esta realidad del ego no fue creada por Dios, Pecar es estar demente. 2 Es el medio que hace que la mente pierda su cordura y trate de dejar que las ilusiones ocupen el lugar de la Verdad. 3 Y, al estar loca, la mente ve ilusiones donde la Verdad debería estar, y donde realmente está. 4 El pecado dio ojos al cuerpo pues, ¿qué van a querer ver los que están libres de pecado? 5 ¿Qué necesidad tienen de escenas, sonidos o tacto? 6 ¿Qué van a querer oír, o alcanzar para agarrar? 7 ¿Qué van a querer percibir por los sentidos? 8 Percibir por los sentidos es no conocer. 9 Y la Verdad no puede contener sino el Conocimiento y nada más. Ver T19.3, T19.4, T20.4, T24.4, T26.5
 
9 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda. Ver T6, T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
 
10 … en su mente, porque está pensando con el Espíritu Santo. Eso no quiere decir que para sobrevivir, en algunas circunstancias, tenga que atacar a otro(s) cuerpo(s). Recordemos que el Curso no se ocupa de los que sucede en este mundo. Por eso, T21.1 [1] 1 7 …, no trates de cambiar el mundo, 8 sino más bien, opta por cambiar cómo piensas acerca de él.
T23.1  INTRODUCCIÓN
pár 3
T23.1 [3] 16 Camina gloriosamente, con la cabeza alta, y no temas a ningún mal11. 17 Los inocentes se encuentran a salvo porque comparten su inocencia. 18 Nada de lo que ven hace realmente daño, pues su concienciación de la Verdad12 libera13 a todas las cosas de la ilusión de ser dañinas14. 19 Y lo que parecía dañino ahora brilla en la inocencia de ellas, liberadas del pecado y del miedo, y felices por haber regresado al Amor. 20 Los inocentes comparten la fuerza del Amor porque vieron la inocencia. 21 Y cada error desapareció porque no lo vieron. 22 Quien busca la gloria la halla donde ésta se encuentra realmente. 23 ¿Y dónde podría estar sino en los inocentes?
11 … mentalmente, porque quieres creer que realmente la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen es una ilusión, ya que no pudo haber sido creada por un Dios de Amor. Ahora bien, mientras vivas en esta realidad, para sobrevivir, ¡por supuesto que te vas a cuidar del mal!
 
12 Si, según el Curso, quiero creer que los impulsos milagrosos que de vez en cuando emergen a mi consciente, provienen del Espíritu Santo, entonces, también querré creer que la Verdad es: 1) la Unicidad de Dios, la cual, no se puede describir ni tampoco explicar, pero sí se puede experimentar internamente un reflejo de Ella, cuando hemos: 1.1) aceptado el Redimir para nosotros mismos; 1.2) perdonado y 1.3) extendido a otro(s) el o los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu santo; 2) que Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo; 3) que Dios no creó más nada; 4) que por eso, nada de Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazada, nada que no sea Ella, realmente existe; 5) que en esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, la verdad es la verdad del hombre pensando con el sistema de pensamiento del ego, que le hace creer que el tiempo, el espacio y el universo que percibe son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez y, constituyen su única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5
 
13 … en tu mente
 
14 … realmente, ya que en el eterno Presente de la Unicidad Donde realmente están nuestras Almas fusionadas en Una sola en Cristo—ya que al ser todas igualmente perfectas y eternas son las misma cosa: el Alma única del Hijo de Dios, Quien es Uno con Su Padre y Creador.
T23.1  INTRODUCCIÓN
pár 4
T23.1 [4] 24 No permitas que entrometidos sin importancia te arrastren a la insignificancia15. 25 No puede haber atracción de la culpa16 en la inocencia. 26 ¡Piensa cuán feliz es el mundo por el que caminas, cuando lo haces con la Verdad a tu lado! 27 No renuncies a este mundo de libertad por un leve suspiro de lo que aparenta ser pecado, ni por una diminuta agitación por parte de la atracción de la culpa. 28 ¿Dejarías de lado el Cielo a causa de todas esas distracciones insignificantes? 29 Tu destino y tu propósito se encuentran mucho más allá de ellas, en el lugar esclarecido donde la insignificancia no existe. 30 Tu propósito17 no congenia con ninguna clase de insignificancia. 31 De ahí que no congenie con el pecado.
15 … o falta de Significado, con mayúscula es, en el eterno Presente de la Unicidad, el de la relación de Amor de Dios con Nosotros, como Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, en perfectas paz y alegría. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, significado es el reflejo aquí de ese eterno Significado y, cuando pensamos con el ego, es el significado que damos aquí a nuestra existencia separada, según las leyes de este mundo. Ver T2.2 [21], T2.6, T7.5 [26], T7.6 [46], T30.8, L14
 
16 En el Cielo, según el Curso, no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con Su Hijo único, Que somos todos nosotros, como Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, donde reina la imperfección de los cuerpos regidos por las leyes de la evolución y escasez, cuando pensamos con el ego, la culpa es el sentimiento de no haber estado a la altura de las circunstancias, o de haber faltado contra normas generalmente cambiantes que rigen nuestras vidas. Pero, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, queremos creer que realmente no somos cuerpos sino el único Hijo de Dios, de Quien nunca nos hemos separado. Además, mediante la visión de Cristo, ahora vemos a las faltas que antes juzgábamos como imperdonables, como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros y, de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos: el Hijo único, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo, como era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
 
17 … cuando piensas con el propósito del Espíritu Santo: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más con Él y cada vez menos con el ego, de manera de liberar el Amor de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos y hagamos; 2) es —por medio del perdonar y de extender milagros a otro— experimentar en nuestro fuero interno el Alma del otro; 3) es, en la relación santa, reconocer a nuestro verdadero Yo, Cristo, en Quien todas las Almas perfectas —que realmente somos— están fusionadas como Una; 4) es liberarnos del pensar del ego para poder regresar aquí, al reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; 5) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en el Cielo, extendiendo así la Creación; 6) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T5, T11.8, T17.7, T17.9, T25.2 [9]
T23.1  INTRODUCCIÓN
pár 5
T23.1 [6] 39 No hay nada a tu alrededor que realmente no forme parte de ti21. 40 Mira con Amor y verás la luz del Cielo en todo. 41 Pues así llegarás a comprender todo lo que te ha sido dado. 42 Al perdonarlo22 afablemente, el mundo brillará y resplandecerá, y todo lo que llegaste a pensar que era pecado, ahora lo reinterpretarás como parte integrante del Cielo23. 43 ¡Qué bello es caminar, limpio, redimido y feliz, por un mundo que tiene una amarga necesidad de la redención24 que tu inocencia vierte sobre él! 44 ¿Qué otra cosa podrías valorar más que esto? 45 Pues he aquí tu salvación25 y tu libertad26. 46 Y la redención debe ser completa para que la puedas reconocer.
18 … de creer que la realidad del ego es verdadera,
 
19 … en el instante santo…
 
20 Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
T23.1  INTRODUCCIÓN
pár 6
T23.1 [6] 39 No hay nada a tu alrededor que realmente no forme parte de ti21. 40 Mira con Amor y verás la luz del Cielo en todo. 41 Pues así llegarás a comprender todo lo que te ha sido dado. 42 Al perdonarlo22 afablemente, el mundo brillará y resplandecerá, y todo lo que llegaste a pensar que era pecado, ahora lo reinterpretarás como parte integrante del Cielo23. 43 ¡Qué bello es caminar, limpio, redimido y feliz, por un mundo que tiene una amarga necesidad de la redención24 que tu inocencia vierte sobre él! 44 ¿Qué otra cosa podrías valorar más que esto? 45 Pues he aquí tu salvación25 y tu libertad26. 46 Y la redención debe ser completa para que la puedas reconocer.
21 … como el Hijo de Dios que realmente eres
 
22 El perdonar —que forma parte del proceso de aceptar el Redimir para uno mismo—en un primer paso, es concienciar que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro que estoy tratando de perdonar, sino en el sistema de pensamiento del ego hecho por mi yo soñador, y el especialismo producido por mi mente separada que lo usa. En un segundo paso, decido pensar con el Espíritu Santo y trato de ver más bien su Alma. El tercer paso se da, cuando conciencio que su Alma no tuvo nada que ver con lo que su cuerpo me pudo haber hecho, porque en la Unicidad —que es Donde quiero creer que realmente estamos todos como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo— sólo hay Amor entre Dios y Su único Hijo. El último paso se da cuando, habiendo logrado perdonar a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la fusión de su Alma con la Mía, es decir, la experiencia del mundo real, que luego, trataré de extender a todo y a todos. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
 
23 Cielo, con mayúscula, es lo único Que Dios ha creado. No es un lugar ni un estado. Aquí, simplemente, es la concienciación de la perfecta Unicidad del Padre con todas las Almas que realmente somos, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. Algunos de sus sinónimos son: Realidad, Unicidad, Reino de Dios, Reino de los Cielos. Ver T4.2 [19], T4.4 [41], T9.11 [103], L138
 
24 La redención es lo que pone fin a la crucifixión del Hijo de Dios cuando, pensando con el Espíritu Santo, perdonamos al otro y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo. Ver T12.3, M28
 
25 La salvación es salvar al otro, porque —siendo su Alma la misma que La tuya— al salvar a su mente equivocada del ego, salvas a la tuya también. La salvación es un proceso que: 1) se inicia cuando ayudas al otro a concienciar que, además de pensar “yo”, “yo”, “yo” con su ego sobrevividor, también posee la alternativa de pensar “nos” a favor de otro(s), siempre y cuando le ponga cuidado a los impulsos milagrosos (o amorosos) que de vez en cuando emergen de su subconsciente. 2) Luego, pensando cada vez más “nos” —que es el sistema de pensamiento del Espíritu Santo— lo llevará también cada vez más a perdonar al otro(s) y a extenderle(s) los milagros que el mismo Espíritu Santo le sugerirá. 3) Al multiplicarse estas experiencias, querrá creer que constituyen aquí un reflejo del eterno Amor de Dios por Su Hijo único —Que realmente son todas nuestras Almas fusionada en Una sola en Cristo— y que curará en su mente —ahora acertada— todo pesar y dolor, todo miedo y toda pérdida, que creía que eran reales, y que sufría debido a la lealtad que les profesaba. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T11, T14, T22, T23.2 [13], T29.8, T31, L39, LTe.2 (-L231)
 
26 Libertad con mayúscula, es, en la eterna Unicidad, la libre Voluntad de Dios de Amar o crear, Que es también la libre Voluntad de todos nosotros como Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único hijo, de amar y ser amados. Aquí, en minúscula, libertad, cuando pienso con el Espíritu Santo, es la liberación del confinamiento impuesto por las mentes individuales separadas unas de otras, para amar sin excepción y por igual a todos, como reflejo de la Unicidad; y, cuando pienso con el ego, es lo que decido hacer con mi libre albedrío, según las leyes de la evolución y escasez. Ver T2.6 [109], T13.7 [62], T17.6 [52], L199, LR6 (-206)


Un Curso Sobre Milagros
edición original
TEXTO
Capítulo 23
 LA GUERRA CONTRA
TI MISMO

T23.2  LAS CREENCIAS
IRRECONCILIABLES pár 7-18
[LA LECTURA DE TEXTO REANUDARÁ EL LUNES]
T23.2 [7] 1 El recuerdo de Dios1 aflora en la mente aquietada. 2 No puede emerger donde hay conflicto, pues una mente en guerra consigo misma no recuerda la Afabilidad eterna. 3 Los medios de la guerra no son los medios de la paz, y lo que el belicoso recuerda no es Amor. 4 La guerra es imposible a menos que se valore la creencia en la victoria. 5 Estar en conflicto contigo mismo implica necesariamente que crees que el ego tiene el poder de salir triunfante2. 6 ¿Qué otra razón te haría identificarte con él3? 7 Seguramente te habrás dado cuenta de que el ego está en guerra con Dios. 8 Es seguro que el ego no tiene enemigos. 9 Pero es igualmente seguro que el ego que tiene fijada en sí mismo la creencia que tiene un enemigo al que tiene que vencer, y que lo logrará.

T23.2 [8] 10 ¿No te das cuenta de que una guerra contra Ti Mismo sería una guerra contra Dios? 11 En este caso, ¿es concebible una victoria? 12 Y si lo fuese, ¿es ésta una victoria que tú quisieras para ti? 13 La muerte de Dios — si fuera posible— implicaría la tuya4. 14 ¿Constituiría esto una victoria? 15 El ego siempre marcha hacia la derrota, porque cree que es posible vencerte, 16 mientras que Dios piensa lo contrario. 17 Esto no es una guerra, sino la creencia demente de que es posible atacar la Voluntad de Dios y derrotarla. 18 Puede que te identifiques con esta creencia, pero jamás dejará de ser una locura5. 19 Y el miedo reinará en la locura, en la que parecerá haber reemplazado al Amor6. 20 Éste es el propósito del conflicto. 21 Y para los que creen que es posible, los medios parecerán ser reales.
1 El residuo bendito es la memoria o reflejo que llevamos en lo profundo de nuestro subconsciente, del arropamiento del Amor de Dios a todos cual Almas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, en Su eterna Unicidad. Este reflejo se nos manifiesta en nuestro fuero interno mediante impulsos caritativos, compasivos, de compartir, de amor o amistad desinteresados que de vez en cuando emergen de nuestro subconsciente, y que sólo podemos tomar en serio cuando nos ponemos a pensar con el Espíritu Santo en nuestro espíritu (o mente acertada), que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo. Ver T5.7 [60] 7, T8.5 [33], T12.3 [11], T18.11 [98], T28.2

2 … en tu mente, que no vas a poder pensar la mayor parte del tiempo con el Espíritu Santo,
 
3 Te identificas con él cada vez que crees que la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen ES tu verdadera realidad
 
4 … en la Unicidad, con mayúscula, es, la idea que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de fusionar todas nuestras Almas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos el Hijo único de Dios. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
 
5 Demencia o locura, según el Curso, es el sistema de pensamiento del ego que parte de la creencia que la realidad es la del tiempo, espacio y universo, regidos por las leyes de la evolución y escasez, que percibimos con nuestros sentidos y entendemos con nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76]
T23.2  LAS CREENCIAS
IRRECONCILIABLES
pár 9
T23.2 [9] 22 Ten por seguro que no es posible que Dios y el ego, o Tú Mismo y el ego, lleguen alguna vez a reunirse realmente. 23 El ego y tú7 parecen reunirse, y las extrañas alianzas que forman están fundadas sobre bases que no tienen significado. 24 Pues sus creencias convergen sobre el cuerpo: el ego lo escogió como su hogar, y tú crees que es el tuyo. 25 Ustedes coinciden en una equivocación, un error de autoevaluación. 26 El ego se une a una ilusión8 de Ti Mismo que tú compartes con él. 27 Pero las ilusiones no se pueden unir realmente. 28 Todas son iguales y, además, no son nada. 29 Su unión está basada en la nada: dos no significan nada al igual que una o mil. 30 El ego se une a la nada, siendo él mismo nada. 31 Y la victoria que anhela está tan desprovista de significado como él mismo.
6 Amor, con mayúscula, se refiere, en el eterno Presente de la Unicidad, al Espíritu Santo o Pensamiento de Amor de Dios, por medio del Cual, nos creó como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. Aquí, cuando le ponemos cuidado a los impulsos milagrosos que nos envía el Espíritu Santo —que es lo mismo que decidir pensar con Él— es Su reflejo o Amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás, y se expresa en el perdonar y en la extensión de los milagros que el propio Espíritu santo nos sugiere. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
 
7 … cuando creyendo en su realidad, piensas con él prácticamente todo el tiempo manifestado en el interminable monólogo "yo", "yo", "yo"…
 
8 Ilusión o fantasía —en el sueño de la separación o realidad del ego en la que creemos vivir— es todo lo "hecho" por el yo soñador o “idea seria,” que se produjo en el instante de la separación, por haber olvidado el Hijo reírse de la diminuta idea alocada (que Le era posible separarse de Su Padre y ponerse a crear por su cuenta), que se había colado en la Eternidad donde Todo es Uno con Dios. Entre las ilusiones hechas por el yo soñador, se encuentran el tiempo, el espacio, el universo en continua expansión y fragmentación, y el sistema de pensamiento del ego, que con sus leyes de la evolución y escasez rige todas las mencionadas ilusiones. Ver T8.5 [41], T16
T23.2  LAS CREENCIAS
IRRECONCILIABLES
pár 10
T23.2 [10] 32 Hermanos9, la guerra contra el Yo10 de ustedes está llegando a su fin. 33 El final del viaje se encuentra en el lugar de la paz11. 34 ¿No te gustaría aceptar ahora la paz que allí se te ofrece? 35 Ese "enemigo" contra el que has luchado como si fuese un intruso en tu paz, aquí se transforma ante tu mirada en el portador de tu paz. 36 Tu "enemigo" era Dios Mismo, Que no sabe de conflictos, victorias o ataques de ninguna clase. 37 Él te ama perfecta, completa y eternamente. 38 El Hijo de Dios en guerra contra su Creador es una situación tan ridícula como si la naturaleza le rugiera iracunda al viento y le proclamara que no forma parte de ella.
9 … en la La relación santa, aquí: 1) es el reflejo de la Relación de Amor de Dios en paz y alegría con todas las Almas perfectas que realmente somos, fusionadas todas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) es la fuente de la salvación para los integrantes de la relación especial, pues les va a permitir alejarse gradualmente del especialismo de sus egos y pensar y actuar cada vez más con sus espíritus o mentes acertadas; 3) es un proceso que se inicia cuando dos personas que han perdonado totalmente a otra(s), unen sus mentes en una meta común a favor de otro(s); este proceso florece y fructifica cuando extienden a otros los milagros que el Espíritu Santo les sugiere; 4) finalmente, cuando en instantes santos en sus fueros internos, dos experimentan el mundo real, se produce en ellos, a un profundo nivel subconsciente, una curación de los efectos del pensar y actuar con sus egos, haciendo que ahora, mediante la visión de Cristo, vean con Amor en paz y alegría a todos y a todo. Ver T17.6, T22
 
10 Mi Yo (con mayúscula), o mi Alma, conjuntamente con todas las demás Almas fusionadas en Una sola en Cristo, es el Hijo único creado por Dios en un Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Uno con Él en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que se profesan ese Amor Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En el Curso, la palabra Yo también es usada pocas veces como el Yo de Dios. Ver T8.4 [20], T23, Lte.14 (-351)
 
11 Paz, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en el eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que realmente no somos cuerpos sino Almas, fusionadas todas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez. En minúscula, cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, paz es el estado que experimentamos en el mundo real cuando hemos perdonado totalmente al otro —es decir, que nos damos cuenta de que no hay nada que perdonar, porque lo hemos reconocido como el Cristo que realmente es, como el Alma perfecta y eterna que realmente es, Alma que es exactamente igual a La mía y a Las de todos los demás— y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el ego, paz es el estado que se puede obtener transitoriamente según los acuerdos y leyes del mundo. Ver T6.6.2, T19.5, T29.7, L105, L188, L200, M11, M20
T23.2  LAS CREENCIAS
IRRECONCILIABLES
pár 11
T23.2 [11] 39 ¿Sería acaso posible que la naturaleza estableciera esto e hiciese que fuera verdad? 40 Tampoco te corresponde decidir qué va a formar parte de ti y qué se mantendrá separado. 41 La guerra contra Ti Mismo se emprendió para enseñar al Hijo de Dios que él no es Él12, ni el Hijo de su Padre. 42 A tal fin, debe borrar de su memoria el recuerdo de su Padre. 43 De hecho, se olvida en la vida del cuerpo, y si piensas que eres un cuerpo13, creerás que lo has olvidado. 44 Pero la Verdad nunca puede olvidarse de Sí Misma y, por consiguiente, tú no has olvidado lo que realmente eres. 45 Sólo una extraña ilusión de Ti Mismo, un deseo de triunfar sobre lo que realmente eres, no recuerda.
12 Cristo: 1) es la idea que resuelve el aparente dilema en el Curso, que, por un lado, reza: "Dios creó a un solo Hijo, y no creó más nada" y, por el otro, "la Filiación es la suma de todas las Almas creadas por Dios.", dilema que es resuelto en el proceso de extender milagros: "Un milagro hace que las Almas sean una en Cristo."; 2) en mi fuero interno, Cristo también es la divina experiencia de mi mente acertada o espíritu en un instante santo del mundo real, de la fusión de mi Alma con el Alma del otro(a), experiencia de Amor general que se extiende a todas las demás Almas como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9]
 
13 Cuando pensamos con el ego, el cuerpo es su encarnación, regido por las leyes de este mundo, y constituye la prueba viviente de que este mundo es real, y que evidentemente estamos separados de Dios y unos de otros. Pero, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, el cuerpo es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno y, como el Hijo único de Dios que realmente somos, extendemos nuestra mano para tomar la de nuestro hermano y caminamos el sendero con él. Ahora, nuestros cuerpos se han vuelto santos y nuestras mentes acertadas sirven para curar a las mentes equivocadas que sólo sabían de vida efímera y de muerte. Ver T1.1.51 [86], T2.2 [45], T2.3 [53], T2.3 [56], L161.4, LTe.5 (-L261)
T23.2  LAS CREENCIAS
IRRECONCILIABLES
pár 12
T23.2 [12] 46 La guerra contra Ti Mismo no es sino una batalla entre dos ilusiones14, luchando para diferenciarse una de la otra, creyendo que la que triunfe será la verdadera. 47 Realmente no existe conflicto alguno entre ellas y la Verdad. 48 Ni tampoco son diferentes una de la otra15. 49 Ninguna de las dos es verdad. 50 Por consiguiente, no importa la forma que adopten. 51 Lo que las hizo16 es demente, y ellas siguen formando parte de eso. 52 La locura no representa ninguna amenaza para la Realidad17 ni ejerce influencia alguna sobre Ella. 53 Las ilusiones no pueden vencer a la Verdad, ni amenazarla de ninguna manera. 54 Y la Realidad que niegan no forma parte de ellas.
14 … tú como cuerpo cuyo cerebro procesa el pensar del ego, y tu hermano, otro cuerpo, separado del tuyo, tal como lo percibe tu ego,
 
15 … puesto que todas nuestras Almas son realmente Una en Cristo, el Hijo único de Dios.
 
16 … Mi yo soñador, es el Hijo de Dios soñando que —hace aproximadamente unos 14 mil millones de años— logró separarse de Dios y, siendo él "la idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales" (ver “Separación”), se puso a hacer: 1) el tiempo, el espacio y el universo; 2) el sistema de pensamiento del ego, con cuyos impulsos existenciales ha estado manejando la evolución de esos efectos reales; 3) con el aparente propósito de retar al Espíritu Santo, hace unos 4.500 millones de años, empezó a hacer la pizca de polvo cósmico que llamamos "mundo" y, en él, hace unos 200 mil años, otorgó al “homo sapiens” —que el Curso llama “hombre”— la facultad de manipular su instinto natural, obligándolo —para orientar su vida—, a decidir todo el tiempo con cuál de los dos sistemas de pensamiento quiere pensar: ¿con el del ego o, con el del Espíritu Santo? Ver: T27.9 [82], T1.1.28 [38]
17 La Realidad, con mayúscula, significa la infinita y eterna Unicidad de Dios, en la Cual, todos nosotros, sin excepción, cual Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, somos Uno con Nuestro Padre, compartiendo con Él Su Amor, el Espíritu Santo. Algunos de sus sinónimos son: Cielo, Eternidad, Reino, Reino de los Cielos, Universo. En minúscula, realidad significa la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez que hizo nuestro yo soñador, realidad en la que habitualmente creemos, percibimos, pensamos y actuamos con el ego. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, estudiamos y aplicamos el Curso, podemos trascender esta realidad en nuestro fuero interno, ingresando al mundo real, que es el reflejo aquí de la eterna Realidad. Ver T8.10, T11.4, T11.9, T18, T30.9
T23.2  LAS CREENCIAS
IRRECONCILIABLES
pár 13-14
T23.2 [13] 55 Lo que 18 recuerdas realmente forma parte de Ti19. 56 Pues tienes necesariamente que ser Tal como Dios Te creó20. 57 La Verdad no lucha contra las ilusiones, ni las ilusiones contra la Verdad. 58 Las ilusiones sólo luchan entre ellas. 59 Al estar fragmentadas, fragmentan a su vez. 60 Pero la Verdad es indivisible, y se encuentra mucho más allá de su limitado alcance. 61 Recordarás lo que sabes cuando hayas comprendido que realmente no puedes estar en conflicto21. 62 Una ilusión que tengas sobre ti mismo puede luchar contra otra, pero la guerra entre dos ilusiones constituye un estado en el que nada ocurre realmente. 63 No hay ni vencedor ni victoria. 64 Y la Verdad se alza radiante22, apartada de los conflictos, intocada y aquietada en la paz de Dios.

T23.2 [14] 65 Cualquier conflicto tiene necesariamente que tener lugar entre dos fuerzas. 66 No puede existir entre un poder y la nada. 67 No hay nada que puedas atacar que no forme realmente parte de Ti23. 68 Y, cuando lo atacas, haces dos ilusiones de Ti Mismo, que están en conflicto entre sí. 69 Y esto ocurre cada vez que miras cualquier cosa que no sea con Amor a cualquier cosa que Dios creó24. 70 El conflicto es temible, pues es la cuna del miedo. 71 Pero lo que ha nacido de la nada no puede acreditarse mediante batallas. 72 ¿Por qué vas a querer llenar tu mundo de conflictos contigo Mismo? 73 Deja que toda esa locura sea deshecha para ti y vuelve en paz a recordar a Dios, recuerdo que todavía brilla en tu aquietada mente25.
18 … cuando piensas y percibes con el Espíritu Santo
 
19 … como Cristo Que realmente eres, en Quien todos nosotros —como Almas fusionadas en Una sola en Cristo— somos realmente Uno.
 
20 Ver Lecciones 201 a 220
 
21 … puesto que en el Cielo, Que es Donde todas nuestras Almas realmente están fusionadas en Una sola en Cristo, del único Hijo de Dios, no hay conflictos porque no hay individualidades enconadas entre sí, sólo la amorosa Unicidad.
 
22 … en tu mente que al comienzo, "quiere creer en la Realidad" y, al final, basada sobre las experiencias de Amor que ha extendido en los milagros que le sugirió el Espíritu santo,
 
23 Ti, con mayúscula, quiere decir Tú, como el Alma perfecta y eterna que realmente eres, Que está fusionada con todas las demás Almas —igualmente perfectas y eternas— en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre y Creador en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de la Unicidad o Cielo o Reino de los Cielos, etc. En minúscula. ti, cuando: decides pensar con el Espíritu Santo, has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado, extendido milagros y entablado relaciones santas, eres el reflejo aquí de Cristo; y, cuando piensas, percibes y actúas con el ego —como lo haces habitualmente— te identificas con él. Ver T8.4 [20], T23
 
24 … es decir, aquí, las cosas vivientes son las que vemos por medio de la visión de Cristo, que es la divina experiencia de Amor de la unión con el otro en el mundo real, unión que voy a extender a una unión universal con todo y todos, ya que quiero creer que todos somos realmente Almas, fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios en Su eterna Unicidad, nuestra única y verdadera Realidad. Ver T24.6 [46]
 
25 … en la aquietada mente de tu espíritu.
T23.2  LAS CREENCIAS
IRRECONCILIABLES
pár 15-16
T23.2 [15] 74 ¡Observen26 cómo desaparece el conflicto de las ilusiones cuando se lleva ante la Verdad! 75 Pues sólo parece real si se ve como una guerra entre dos verdades en conflicto, en la que la triunfadora es más verdadera, la más real y la vencedora de la ilusión que era menos real, que la derrota convirtió en una ilusión. 76 Así, en los conflictos, se escoge entre dos ilusiones, una que será coronada como real; la otra, despreciada por haber sido vencida. 77 En esta situación, el Padre nunca será recordado. 78 No obstante, no hay ilusión que pueda invadir Su hogar27, y alejarlo de Lo28 que ama eternamente. 79 Y Lo que Él ama tiene que estar por siempre tranquilo y en paz porque es Su hogar. 80 Y ustedes29, que son amados por Él, no son ilusiones30, puesto que son tan verdaderos y tan santos como Él Mismo.

T23.2 [16] 81 La quietud31 de tu certeza de Él y de Ti Mismo es el hogar de ambos, quienes realmente32 moran como Uno y no separados. 82 Abre la puerta de Su santísimo hogar y deja que el perdón elimine todo vestigio de la creencia en el pecado que priva a Dios de Su hogar y a Su Hijo33 con Él. 83 Ustedes34 no son extraños en la casa de Dios35. 84 Da la bienvenida a tu hermano al hogar donde Dios lo colocó en la serenidad y paz, y donde mora con él. 85 Las ilusiones no tienen cabida donde mora el Amor, Que los protege de todo lo que no es verdad. 86 Ustedes realmente moran en una Paz tan ilimitada como El Que La creó y, por eso, todo les es dado a los que Lo quieren recordar. 87 Sobre Su hogar el Espíritu Santo vela, seguro de que la paz de la que se goza ahí no pueda nunca ser perturbada.
26 … ustedes que están tratando de formar una relación santa,
 
27 … cuando pensamos con el Espíritu Santo —que sólo sabe de Amor— nuestro espíritu constituye aquí un reflejo de la Mente única de Dios Que es Una, con la Cual nuestra mente es realmente Una.
 
28 … Cristo, el único Hijo de Dios,
 
29 … sus Almas,
 
30 … que son sus cuerpos,
 
31 … Al entrar en un instante santo, ante todo, quieres reflejar en tu fuero interno, el eterno Presente de nuestra verdadera Realidad, en la que no hay pasado ni futuro. Para ello, silencias el continuo diálogo interno de tu "yo", "yo", "yo", e invitas al Espíritu Santo a comunicarse contigo, no como individuo —ya que este instante no es para ti solo— sino para Cristo, en Quien todas nuestras Almas están fusionadas en Una sola. Durante ese lapso de silencio, podrías abrirte a: 1) ver ciertas relaciones especiales de otra manera; 2) revisar tu proceso de Redimir; 3) perdonar en vez de juzgar; 4) terminar de extender los milagros que te hubiese sugerido el Espíritu Santo. Todo eso alentará a tu consciente a mejor reconocer los impulsos milagrosos que constantemente emergen de tu subconsciente, donde los envía el Mismo Espíritu Santo. Ver T15.5 a T15.9, L106, L109, L125, L157, L182, L189
 
32 … en el Cielo,
 
33 … tú y tu hermano,
 
34 … tú y tu hermano
 
35 … el espíritu de cada uno ahora unidos en uno solo en la experiencia de Cristo,
T23.2  LAS CREENCIAS
IRRECONCILIABLES
pár 17-18
T23.2 [17] 88 ¿Cómo podría el lugar de descanso de Dios volverse contra sí mismo y tratar de imponerse Al Que mora ahí? 89 Y piensa en lo que ocurre cuando la casa de Dios se percibe a sí misma dividida: 90 el altar desaparece, la luz se vuelve tenue, el templo del Que es Santo se convierte en morada del pecado. 91 Y no se recuerda nada, salvo las ilusiones. 92 Las ilusiones pueden estar en conflicto, porque sus formas difieren unas de otras. 93 Y batallan únicamente para establecer cuál de las formas es la verdadera.

T23.2 [18] 94 Las ilusiones se reúnen con ilusiones; la Verdad consigo Misma. 95 La reunión de las ilusiones lleva a la guerra. 96 La paz, cuando se mira a sí misma, se extiende a sí misma. 97 La guerra es el estado en la que el miedo nace, crece, e intenta dominar. 98 La paz es el estado donde el Amor habita y busca compartirse. 99 La paz y el conflicto son opuestos. 100 Donde mora uno, el otro no puede estar; donde cualquiera de los dos va, el otro desaparece. 101 Así se oscurece el recuerdo de Dios en las mentes que se han convertido en campo de batalla de las ilusiones. 102 Pero muy lejos de esta guerra insensata, Su recuerdo brilla, listo para ser recordado cuando te pongas de parte de la paz.
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