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Un Curso Sobre Milagros
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¿QUÉ ES LA JUSTICIA?

M19.1 1 La justicia es la corrección divina de la injusticia. 2 La injusticia es la base de todos los juicios1 del mundo. 3 La justicia corrige las interpretaciones a las que la injusticia da lugar, y las cancela.

4 Ni la justicia ni la injusticia existen en el Cielo, donde el error es imposible y la idea de corrección carece de sentido.

5 No obstante, en este mundo el perdón2 depende de la justicia, ya que todo ataque es siempre injusto3.

6 La justicia4 es el veredicto que el Espíritu Santo emite sobre el mundo5. 7 La justicia es imposible excepto en Su juicio, pues en el mundo nadie es capaz de hacer únicamente interpretaciones justas y dejar a un lado todas las injusticias.

8 Si el Hijo de Dios6 fuese juzgado imparcialmente7, no habría necesidad de salvación8. 9 El pensamiento de separación9 hubiese sido eternamente inconcebible.

  UCSM MANUAL


Un Curso Sobre Milagros
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Libro de Lecciones
P A R T E 2  
¿QUÉ SOY YO1 REALMENTE2? pár 1-5
LTe.14 (-L351).1 1 Soy el Hijo de Dios, completo, curado y pleno de Completitud3, resplandeciendo en el reflejo de Su Amor. 2 En Mí, Su Creación es santificada y tiene garantizada Vida eterna. 3 En Mí, se perfecciona el Amor, el miedo4 es imposible y la alegría está establecida sin opuestos. 4 Soy el santo Hogar de Dios Mismo. 5 Soy el Cielo donde reside Su Amor. 6 Soy Su santa Impecabilidad5 Misma, pues en Mi Pureza mora la Suya Propia.
1 Mi Yo (con mayúscula), o mi Alma, conjuntamente con todas las demás Almas fusionadas en Una sola en Cristo, es el Hijo único creado por Dios en un Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Uno con Él en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que se profesan ese Amor Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En el Curso, la palabra Yo también es usada pocas veces como el Yo de Dios. Ver T8.4 [20], T23, Lte.14 (-351)
 
2 Realmente se refiere en general a nuestra verdadera condición en el Cielo, Que es donde realmente estamos todos cual Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, que nunca se separó de su Padre, con Quien es eternamente Uno.
 
3 La Completitud, con mayúscula, en el Cielo, es de Dios y de cada uno de nosotros, como las Almas perfectas que realmente somos, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. Aquí, en minúscula, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, la completitud es el reflejo de la eterna Completitud, y se experimenta en nuestro fuero interno en un instante santo del mundo real, en la experiencia de Cristo. Y cuando pensamos con el especialismo del ego, significa las definiciones que se pueden encontrar en el diccionario. Ver T2.5 [102], T6.3 [25], T15.8 [78], T29.3 [19]
 
4 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero, cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda. Ver T6, T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
 
5 La Impecabilidad, con mayúscula, es, en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, la condición de nuestras Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. En minúscula, impecabilidad es el reflejo aquí de esa condición eterna, en la que todo deseo de atacar ha desaparecido, de modo que no hay razón para percibir al Hijo de Dios de ninguna otra forma que como realmente es. Ver T20.5 [32], T25.6 [37]
P A R T E 2  
¿QUÉ SOY YO REALMENTE?
pár 2
LTe.14 (-L351).2 7 Ahora, nuestra utilización de las palabras está llegando casi a su fin. 8 No obstante, durante los últimos días de este año que juntos, tú y yo, ofrecimos a Dios, descubrimos que compartimos un único propósito6. 9 Y así, te uniste a mí, de modo que lo que yo soy, tú también lo eres. 10 La Verdad de Lo que somos no es algo de lo que se pueda hablar o describir con palabras. 11 Sin embargo, aquí podemos saber cuál es nuestra función7, y de Ello pueden hablar las palabras y también enseñarlo, siempre que demos el ejemplo de las palabras que llevamos por dentro.
6 El propósito del Espíritu Santo: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más con Él y cada vez menos con el ego, de manera de liberar el Amor de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos y hagamos; 2) es —por medio del perdonar y de extender milagros a otro— experimentar en nuestro fuero interno el Alma del otro; 3) es, en la relación santa, reconocer a nuestro verdadero Yo, Cristo, en Quien todas las Almas perfectas —que realmente somos— están fusionadas como Una; 4) es liberarnos del pensar del ego para poder regresar aquí, al reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; 5) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en el Cielo, extendiendo así la Creación; 6) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T5, T11.8, T17.7, T17.9, T25.2 [9]
 
7 A cada persona —a la medida de sus talentos naturales y adquiridos— el Espíritu Santo le asigna una función especial en la salvación de los otros que Él le envía, función que sólo ella puede desempeñar extendiendo los milagros que Él le sugiera. Esta función se puede manifestar, entre otras: dando el ejemplo, enseñando, curando, ofreciendo psicoterapia, escribiendo, etc. Pero, siempre reflejará, de alguna manera, la Unicidad de Dios, en la que todas nuestras Almas están fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios Que, realmente, cada uno y todos somos. Ver T18.6 [45], T20.5 [32], T25.7, L62, L64, L65, L66, L99
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¿QUÉ SOY YO REALMENTE?
pár 3
LTe.14 (-L351).3 12 Somos los portadores de la salvación8. 13 Aceptamos cumplir nuestra parte como salvadores del mundo, el cual es redimido por haberlo perdonado conjuntamente. 14 Y, por consiguiente, éste, nuestro presente9, nos es dado a nosotros. 15 Miramos a todos como hermanos y percibimos todas las cosas como propicias y buenas. 16 No andamos tras una función que se encuentra más allá de las puertas del Cielo. 17 El conocimiento10 regresará cuando hayamos cumplido nuestra parte. 18 Lo único que ahora nos interesa es dar la bienvenida a la Verdad11.
8 La salvación es salvar a otro, porque —siendo su Alma la misma que La tuya— al salvar a su mente equivocada del ego, salvas a la tuya también. La salvación es un proceso que: 1) se inicia cuando ayudas a otro a concienciar que, además de pensar “yo”, “yo”, “yo” con su ego sobrevividor, también posee la alternativa de pensar “nos” a favor de otro(s), siempre y cuando le ponga cuidado a los impulsos milagrosos (o amorosos) que de vez en cuando emergen de su subconsciente. 2) Luego, pensando cada vez más “nos” —que es el sistema de pensamiento del Espíritu Santo— lo llevará también cada vez más a perdonar al otro(s) y a extenderle(s) los milagros que el mismo Espíritu Santo le sugerirá. 3) Al multiplicarse estas experiencias, querrá creer que constituyen aquí un reflejo del eterno Amor de Dios por Su Hijo único —Que realmente son todas nuestras Almas fusionadas en Una sola en Cristo— y que curará en su mente —ahora acertada— todo pesar y dolor, todo miedo y toda pérdida, que creía que eran reales, y que sufría debido a la lealtad que les profesaba. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T11, T14, T22, T23.2 [13], T29.8, T31, L39, LTe.2 (-L231)
 
9 Don con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula, don es el reflejo aquí del Don de Dios. Presente se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo separado que piensa con Él. Regalos son los que ofrece el Hijo separado que piensa con el ego. Ver T7.2, T20.6 [38], T26.5 [28], L166
 
10 Conocimiento, con mayúscula, es lo que saben todas nuestras Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Almas que, en perfectas paz y alegría, están compartiendo con Dios Su Amor o Espíritu Santo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, en minúscula, conocimiento: 1) es lo que experimentamos en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y unir como Una, su Alma con La mía; 2) es saber que esa experiencia es el reflejo aquí del eterno Conocimiento. Y cuando pensamos con el especialismo del ego, es lo que se puede llegar a conocer en este mundo, de acuerdo con sus leyes. Ver T3.5 [35] y [37], T25.4 [25]
 
11 .. en nuestras mentes y corazones: Las condiciones de la Verdad, con mayúscula, según el Curso, son querer creer que: 1) Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) Dios no creó más nada; 3) Por eso, nada de Ésta, Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazada, nada que no sea Ella, realmente existe; 4) En esto radica aquí, la paz de Dios. Ver T7.5, T14, T30.5
P A R T E 2  
¿QUÉ SOY YO REALMENTE?
pár 4
LTe.14 (-L351).4 19 Nuestros son los ojos por medio de los cuales la visión de Cristo12 ve a un mundo redimido de todo pensamiento de pecado13. 20 Nuestros son los oídos que oyen a la Voz que habla por Dios14 proclamar que el mundo está libre de pecado. 21 Nuestras son las mentes que se unen conjuntamente, a medida que bendecimos al mundo. 22 Y desde la unicidad que hemos logrado15, llamamos a todos nuestros hermanos para pedirles que compartan nuestra paz y que se sumen a nuestra alegría.
12 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna fusionada con La mía como Una, fusión unitaria que incluye a todas las Almas, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
 
13 El pecado de todos los pecados fue —hace muchos millones de años— la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en: 1) Una idea seria el “yo, el soñador(o el Hijo de Dios soñando que logró separarse)capaz de lograr algo y de tener efectos reales, tales como las siguientes hechuras (o creaciones en falso): 1.1) el tiempo, el espacio; 1.2) hace unos 14.000 millones de años, después del 'Big Bang', el inicio del universo (o Cosmos), que expandirá constantemente; .1.3) el sistema de pensamiento del ego, con el que el mismo yo, el soñador manejará la evolución de esos efectos reales; 1.4) hace unos 4.500 millones de años, empezó la pizca de polvo cósmico que llamamos "mundo"; 1.5) hace unos 300 mil años, el yo, el soñador se encarnó fragmentado en los homo sapiens, a los que otorgó el libre albedrío o la facultad de manipular sus instintos naturales, dotándolos, además, de unas mentes (la mente equivocada) en las cuales guardar los impulsos del especialismo que les enviará y que sus cerebros procesarán. Ver: T2.6 [106], 19.4, T26.5, T27.9 [82], LTe.4 (-L251)
 
14 La Voz que habla por Dios es el Espíritu Santo Quien, en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, es el Pensamiento de Amor de Dios que nos crea como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. Aquí, al producirse la separación, la Voz que habla por Dios: 1) es la que nos llega por medio de los impulsos milagrosos (o amorosos) y nos llaman a perdonar al otro y a extenderle milagros; 2) es el llamamiento a tu hermano por tu intermedio, a aceptar el Redimir para sí mismo, de manera de restaurar la integridad de la mente; 3) es la aquietada voz que habla de paz; 4) es la invitación a la fe más allá del cuestionamiento, como preparación para ser sin cuestionamiento. Ver T1.1.49 [81], T5.3, T5.4, T.5.5, T6.6, T9.5, T20.5, LTe.7 (-L281)
 
15 … el reflejo aquí de la Unicidad, con mayúscula, es, la idea que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de fusionar todas nuestras Almas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos el Hijo único de Dios. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
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¿QUÉ SOY YO REALMENTE?
pár 5
LTe.14 (-L351).5 23 Somos los santos mensajeros de Dios que hablan por Él y, al llevar Su Palabra a cada uno de los que Él nos ha enviado16, nos damos cuenta de que está impresa en nuestros corazones. 24 Y así, nuestras formas de pensar han cambiado con respecto al objetivo para el cual17 vinimos y al cual procuramos servir. 25 Llevamos buenas nuevas Al Hijo de Dios18 que pensaba que sufría. 26 Ahora está redimido. 27 Y cuando vea que las puertas del Cielo se abren de par en par ante él, entrará y desaparecerá en el Corazón de Dios.
16 … sobre todo por medio del ejemplo y actitudes…
 
17 … aplicar el El especialismo: 1) es la forma de pensar de mi mente equivocada, cuando mi cerebro procesa los impulsos egóicos provenientes de mi yo, el soñador ("leyes de la evolución y escasez"), que es lo que hago casi todo el tiempo; 2) es el instinto evolutivo de sobrevivir, pero, manipulado por mi ego; 3) es mi deseo de estar separado(a) y por encima de los demás, tratando de poseer más y ser más que ellos, por el convencimiento de que soy merecedor(a) de las escasas cosas buenas y transitorias que ofrece el mundo; 4) es buscar interesadamente en relaciones especiales, el amor, la amistad y el aprecio especiales que puedan ofrecer, así como también, convencerlos de que entreguen sus cuerpos y/o mentes y/o posesiones igualmente especiales, que considero que me hacen falta. 5) Pero el especialismo nunca puede amar, apreciar o compartir desinteresadamente, ya que, por sí mismo, constituye una traición y un ataque contra el Amor de Dios por cada una de nuestras Almas —Que realmente somos— fusionadas en Una sola en Cristo, Su Hijo único. 6) En consecuencia, mi especialismo va a desconfiar de todos, al considerarlos como potenciales atacantes o competidores, y por eso, no se le va a escapar ninguna falta o pecado que puedan cometer; además de atacar a los que interfieran o se opongan a mis designios interesados. Ver T16.6, T24, T27.9 [82]-[83]
 
18 El Hijo único de Dios o Cristo, en Cuya única Alma, todas las Nuestras están fusionadas en Una sola y, Que es Una con Dios en Su eterna Unicidad. Nos convertimos aquí en el reflejo de Cristo cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, perdonamos totalmente al otro (s) y extendemos los milagros que nos sugiera el Mismo Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el especialismo del ego y creemos que su realidad del tiempo y del espacio es verdadera —que es lo que hacemos "usualmente"— entonces nos convertimos en el Hijo separado de Dios. Ver T10.5, T10.8, T20.3, T29.9, L163, L191, LTE.14 (-L351)


Un Curso Sobre Milagros
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Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 357
La Verdad1 contesta toda
llamada que hacemos a Dios,
respondiendo primero con
milagros, y luego, regresando
a nosotros para ser Ella Misma.
L357 1 Padre, perdonar2 —el reflejo de la Verdad— me enseña cómo ofrecer milagros y así escapar de la prisión en la que creo que vivo. 2 Tu santo Hijo me es señalado, primero en mi hermano, y luego en mí. 3 Tu Voz me enseña pacientemente a oír Tu Palabra y a dar tal como recibo. 4 Y hoy, cuando mire a Tu Hijo, oiré Tu Voz indicándome el camino a Ti, tal como dispusiste que éste será a saber: "Mira Su Impecabilidad3 y cúrate".
1 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber visto su Alma con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y el espacio y el universo son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5
 
2 El perdonar —que forma parte del proceso de aceptar el Redimir para uno mismo—en un primer paso, es concienciar que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro que estoy tratando de perdonar, sino en el sistema de pensamiento del ego hecho por mi yo soñador, y el especialismo producido por mi mente separada que lo usa. En un segundo paso, decido pensar con el Espíritu Santo y trato de ver más bien el Alma de ese otro. El tercer paso se da, cuando conciencio que su Alma no tuvo nada que ver con lo que su cuerpo me pudo haber hecho, porque en la Unicidad —que es Donde quiero creer que realmente estamos todos como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo— sólo hay Amor entre Dios y Su único Hijo. El último paso se da cuando, habiendo logrado perdonar a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la fusión de su Alma con la Mía, es decir, la experiencia del mundo real, que luego, trataré de extender a todo y a todos. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
 
3 La Impecabilidad, con mayúscula, es, en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, la condición de nuestras Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. En minúscula, impecabilidad es el reflejo aquí de esa condición eterna, en la que todo deseo de atacar ha desaparecido, de modo que no hay razón para percibir al Hijo de Dios de ninguna otra forma que como realmente es. Ver T20.5 [32], T25.6 [37]


Un Curso Sobre Milagros
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Manual Para Los Maestros
M19. ¿QUÉ ES
LA JUSTICIA? pár 1-5
M19.1 1 La justicia es la corrección divina de la injusticia. 2 La injusticia es la base de todos los juicios1 del mundo. 3 La justicia corrige las interpretaciones a las que la injusticia da lugar, y las cancela. 4 Ni la justicia ni la injusticia existen en el Cielo, donde el error es imposible y la idea de corrección carece de sentido. 5 No obstante, en este mundo el perdón2 depende de la justicia, ya que todo ataque es siempre injusto3. 6 La justicia4 es el veredicto que el Espíritu Santo emite sobre el mundo5. 7 La justicia es imposible excepto en Su juicio, pues en el mundo nadie es capaz de hacer únicamente interpretaciones justas y dejar a un lado todas las injusticias. 8 Si el Hijo de Dios6 fuese juzgado imparcialmente7, no habría necesidad de salvación8. 9 El pensamiento de separación9 hubiese sido eternamente inconcebible.
1 El Juzgar, cuando pensamos con el ego, es el complemento de su percepción para sobrevivir en la realidad de este mundo: Nuestros sentidos nos informan de lo que perciben, información que interpretamos y juzgamos, para luego decidir qué es lo que nos conviene hacer o no al respecto. Pero, según el Curso, juzgar no es nuestra función, sino que pertenece al Espíritu Santo, cuya percepción acertada en nuestro espíritu, nos lleva al conocimiento. En efecto, después de haber aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado al otro y extendido los milagros sugeridos por el mismo Espíritu Santo, sabremos qué hacer en toda circunstancia para tratar de ser aquí —lo más posible— un reflejo de nuestra verdadera Identidad. Ver T3.8, T4.5 [64], T29.10 [62]-[63], M10, M15
 
2 El perdonar —que forma parte del proceso de aceptar el Redimir para uno mismo—en un primer paso, es concienciar que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro que estoy tratando de perdonar, sino en el sistema de pensamiento del ego hecho por mi yo soñador, y el especialismo producido por mi mente separada que lo usa. En un segundo paso, decido pensar con el Espíritu Santo y trato de ver más bien el Alma de ese otro. El tercer paso se da, cuando conciencio que su Alma no tuvo nada que ver con lo que su cuerpo me pudo haber hecho, porque en la Unicidad —que es Donde quiero creer que realmente estamos todos como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo— sólo hay Amor entre Dios y Su único Hijo. El último paso se da cuando, habiendo logrado perdonar a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la fusión de su Alma con la Mía, es decir, la experiencia del mundo real, que luego, trataré de extender a todo y a todos. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
 
3 … porque va en contra del reflejo aquí de la Unicidad de todas las Almas de los Hijos como Almas perfectas fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único, Quien es Uno con Dios, Su Padre y Creador…
 
4 … según el Amor, con mayúscula, se refiere, en el eterno Presente de la Unicidad, al Espíritu Santo o Pensamiento de Amor de Dios, por medio del Cual, nos creó como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. Aquí, cuando le ponemos cuidado a los impulsos milagrosos que nos envía el Espíritu Santo —que es lo mismo que decidir pensar con Él— es Su reflejo o Amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás, y se expresa en el perdonar y en la extensión de los milagros que el propio Espíritu santo nos sugiere. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
 
5 … hecho por mi yo, el soñador: 1) Es "la idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales" (ver “Separación”), que "hace muchos millones de años," el Hijo creó en falso al separarse del eterno Presente de la Unicidad de Dios, con el fin de, por su cuenta, hacer el tiempo, el espacio, y todo lo que éstos contuvieron, contienen y contendrán, hasta que, "en un período similarmente largo, y tal vez aún más largo", termine el tiempo. 2) Hace unos 300 mil años, por medio de su yo, el soñador, el Hijo separado, no solamente otorgó a algunos mamíferos —que denominamos "homo sapiens"— el libre albedrío sobre su instinto natural, sino que, fraccionándose, se ha estado encarnando en cada uno de los humanos que han sido, son y serán, aportando a sus mentes el especialismo que sus cerebros procesan con la razón, lógica y sentido común, para tratar de sobrevivir lo mejor y más largo posible. 3) Esa encarnación del Hijo separado en cada cuerpo ha sido parcial, ya que, hasta ahora, nadie ha recordado lo que sucedió en la separación como tampoco nadie ha regresado de la muerte para contar su historia. 4) No obstante que no recordamos la separación, el Curso nos dice que cada uno, realmente es el Hijo único de Dios, con Quien es Uno en el eterno Presente de la Unicidad. Ver T1.1.28 [38], T2.6 [106], T3.6, T4.2 [8], T4.3 [25-27],T5.3 [19], T27.8 [67-70], T28.3 [19], T29.7 [39], LTe.12 (-L331)
 
6 … ese otro (u otros) que —al igual que tú— cree estar aquí y ser un cuerpo más de los cuerpos que fueron, son y serán, y que estás tratando o no de perdonar según el Curso,
 
7 … por ti
 
8 … ni para ti ni para él (ellos) en tu mente…
 
9 … de tu yo primario
M19. ¿QUÉ ES
LA JUSTICIA?
pár 2
M19.2 10 La justicia10, al igual que su opuesto, es una interpretación11. 11 Sin embargo, es la única interpretación que conduce a la Verdad. 12 Esto es posible porque —si bien la justicia no es de por sí verdadera— no hay nada en ella que se oponga a la Verdad. 13 Entre justicia y Verdad no existe un conflicto inherente: la una no es sino el primer pequeño paso en dirección a La otra. 14 El camino varía considerablemente a medida que uno avanza. 15 Sería imposible predecir de antemano toda la magnificencia, la grandiosidad de los paisajes, y los vastos panoramas que han de salir a nuestro encuentro12 a lo largo del recorrido. 16 Y aun éstos —cuyo esplendor alcanza alturas indescriptibles a medida que uno avanza— no se pueden ciertamente comparar con todo lo que nos espera cuando termine el camino y el tiempo finalice con él. 17 Pero por alguna parte hay que comenzar. 18 La justicia es el comienzo.
10 … según el Espíritu Santo,
 
11 … ya que tiene lugar aquí
 
12 … en nuestra mente
M19. ¿QUÉ ES
LA JUSTICIA?
pár 3
M19.3 19 Todos los conceptos que tienes sobre tus hermanos y sobre ti mismo; todos tus temores acerca de situaciones futuras y toda preocupación por el pasado, provienen de la injusticia13. 20 He aquí el lente que, al ponerse ante los ojos del cuerpo, deforma la percepción14 y trae testigos del mundo distorsionado a la15 mente que hizo ese lente y que lo tiene en tanta estima. 21 Así, selectiva y arbitrariamente, es como se forja cada concepto del mundo. 22 Los "pecados16" se perciben y justifican mediante una cuidadosa selección de la que está ausente toda idea de completitud17. 23 El perdón no tiene cabida en este esquema, pues no hay ni un solo "pecado" que no parezca ser eternamente verdadero18.
13 … que tu yo primario estableció en las leyes de la evolución y escasez que, entre otras, rigen esta realidad ilusoria…
 
14 Percepción: En el eterno Presente de la Unicidad de Dios —Que es donde realmente estamos todos como Almas perfectas, fusionadas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre— la percepción no existe, porque el Conocimiento nos hace saber y experimentar que Todo es Uno y, por consiguiente, no hay nada que percibir. Pero en la separación, cuando pensamos con el especialismo del ego, la percepción es el proceso fundamental para sobrevivir por medio de nuestra razón, lógica y sentido común, que el Curso define como "Percepción equivocada". Y, cuando habiendo decidido pensar con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo, nuestra "Percepción verdadera" gradualmente nos va a llevar al mundo real —que es la meta del Curso—donde, en nuestro fuero interno, experimentaremos el reflejo aquí de la Unicidad de Dios, donde sólo hay Amor, paz y alegría. Ver T3.4, T3.5, T10.7, T13, T14.6 [46], L134, M5.3.1, M19.5
 
15 … parte "ego" de tu mente…
 
16 El pecado de todos los pecados fue —hace muchos millones de años— la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en: 1) Una idea seria el “yo, el soñador(o el Hijo de Dios soñando que logró separarse)capaz de lograr algo y de tener efectos reales, tales como las siguientes hechuras (o creaciones en falso): 1.1) el tiempo, el espacio; 1.2) hace unos 14.000 millones de años, después del 'Big Bang', el inicio del universo (o Cosmos), que expandirá constantemente; .1.3) el sistema de pensamiento del ego, con el que el mismo yo, el soñador manejará la evolución de esos efectos reales; 1.4) hace unos 4.500 millones de años, empezó la pizca de polvo cósmico que llamamos "mundo"; 1.5) hace unos 300 mil años, el yo, el soñador se encarnó fragmentado en los homo sapiens, a los que otorgó el libre albedrío o la facultad de manipular sus instintos naturales, dotándolos, además, de unas mentes (la mente equivocada) en las cuales guardar los impulsos del especialismo que les enviará y que sus cerebros procesarán. Ver: T2.6 [106], 19.4, T26.5, T27.9 [82], LTe.4 (-L251)
 
17 La Completitud, con mayúscula, en el Cielo, es de Dios y de cada uno de nosotros, como las Almas perfectas que realmente somos, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. Aquí, en minúscula, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, la completitud es el reflejo de la eterna Completitud, y se experimenta en nuestro fuero interno en un instante santo del mundo real, en la experiencia de Cristo. Y cuando pensamos con el especialismo del ego, significa las definiciones que se pueden encontrar en el diccionario. Ver T2.5 [102], T6.3 [25], T15.8 [78], T29.3 [19]
 
18 … ya que sucedió aquí, y que tus sentidos pudieron verificar…
M19. ¿QUÉ ES
LA JUSTICIA?
pár 4
M19.4 24 La salvación19 es la justicia de Dios. 25 Reinstaura en tu concienciación la completitud de los fragmentos que percibes como desprendidos20, y separados21. 26 Y esto es lo que te permite superar el miedo22 a la muerte. 27 Pues los fragmentos separados tienen necesariamente que deteriorarse y morir, pero la Completitud es inmortal. 28 Permanece por siempre y para siempre semejante a Su Creador, al ser Uno con Él. 29 El Juicio de Dios es Su justicia. 30 Sobre esto que sigue: un Juicio totalmente desprovisto de condenación y una evaluación basada enteramente en el Amor, has proyectado tu injusticia, atribuyéndole a Dios el lente de percepción deformada a través del que tú miras23. 31 Ahora24, el lente pertenece a Él y no a ti. 32 Ahora tienes miedo de Él, y no te das cuenta de que odias y temes a tu propio Yo25, como si fuera tu enemigo.
19 La salvación es salvar a otro, porque —siendo su Alma la misma que La tuya— al salvar a su mente equivocada del ego, salvas a la tuya también. La salvación es un proceso que: 1) se inicia cuando ayudas a otro a concienciar que, además de pensar “yo”, “yo”, “yo” con su ego sobrevividor, también posee la alternativa de pensar “nos” a favor de otro(s), siempre y cuando le ponga cuidado a los impulsos milagrosos (o amorosos) que de vez en cuando emergen de su subconsciente. 2) Luego, pensando cada vez más “nos” —que es el sistema de pensamiento del Espíritu Santo— lo llevará también cada vez más a perdonar al otro(s) y a extenderle(s) los milagros que el mismo Espíritu Santo le sugerirá. 3) Al multiplicarse estas experiencias, querrá creer que constituyen aquí un reflejo del eterno Amor de Dios por Su Hijo único —Que realmente son todas nuestras Almas fusionadas en Una sola en Cristo— y que curará en su mente —ahora acertada— todo pesar y dolor, todo miedo y toda pérdida, que creía que eran reales, y que sufría debido a la lealtad que les profesaba. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T11, T14, T22, T23.2 [13], T29.8, T31, L39, LTe.2 (-L231)
 
20 … de Dios
 
21 … de Dios y unos de otros
 
22 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero, cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda. Ver T6, T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
 
23 … el Dios caprichoso y castigador que tu propio yo primario inventó para justificar tu separación de la Unicidad, con mayúscula, es, la idea que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de fusionar todas nuestras Almas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos el Hijo único de Dios. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
 
24 … que sigues pensando con tu ego, en tu mente
 
25 … el Yo de Cristo, el Hijo único de Dios, en Quien todos somos realmente Uno,
M19. ¿QUÉ ES
LA JUSTICIA?
pár 5
M19.5 33 Ora26 por la justicia de Dios, y no confundas Su misericordia con tu propia demencia27. 34 La percepción puede dar forma a cualquier imagen que la mente desee ver. 35 Recuérdalo. 36 En eso se encuentra el Cielo o el infierno, según escojas. 37 La justicia de Dios apunta hacia el Cielo, precisamente porque es enteramente imparcial. 38 Acepta todas las evidencias que le presentan, sin omitir nada y sin considerar nada como realmente separado y ajeno a todo lo demás. 39 Desde este único punto de vista28, juzga, y sólo desde él. 40 Aquí, todo ataque y toda condenación dejan de tener sentido y son indefendibles. 41 La percepción descansa, la mente está tranquila, y la luz29 retorna nuevamente. 42 Ahora queda restaurada la visión30. 43 Lo que se había perdido, ahora se ha encontrado. 44 La paz de Dios desciende sobre el mundo entero y, por fin, podemos ver. 45 ¡Y vemos!
26 La oración es, en el eterno Presente de la Unicidad, el mayor Don con el Cual Dios bendijo a Su Hijo al crearlo. la única Voz que eternamente nos profesamos Dios y todos nosotros como Almas perfectas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, en medio de la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo. Y en Ello, la Creación se extiende: Dios dando gracias a Su Extensión, Que es Su Hijo; y Éste, en el cantar de Su Crear en Nombre de Su Padre, dándole gracias a Él, por haberlo creado. Cuando termine el tiempo, el Amor Que Ellos comparten es Lo que toda oración será por toda la Eternidad, porque así era antes de que el tiempo pareciera existir. La oración que pide cosas de este mundo dará lugar a experiencias de este mundo. Si eso es lo que la oración del corazón pide, es lo que se le dará, porque es lo que recibirá. Al Hijo dormido de Dios sólo le queda este poder. Pero es suficiente. Sus palabras no tienen importancia. Sólo la Palabra de Dios tiene algún significado que sólo el Espíritu Santo comprende. Y eso, también, es suficiente. Ver T3.7 [56] y [60], T6.3 [32], L183.11, L254, M21.3, C1.in.
 
27 Demencia o locura, según el Curso, es el sistema de pensamiento del ego que parte de la creencia que la realidad es la del tiempo, espacio y universo, regidos por las leyes de la evolución y escasez, que percibimos con nuestros sentidos y entendemos con nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76]
 
28 … del Amor,
 
29 Luz, con mayúscula, es el Conocimiento que Dios nos dio al crearnos mediante Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, luz, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es el reflejo aquí de esa Luz eterna, reflejo que llega a nuestro espíritu o mente acertada en un instante santo del mundo real, cuando hemos perdonado totalmente a otro u otros, y extendido los milagros que nos hubiese sugerido el Espíritu Santo; y, cuando pensamos con el especialismo del ego, tiene todos los demás significados que podemos encontrar en el diccionario. Ver T5.8 [80], T12.2 [5], T22.7 [65], L48, L61, L63, L69, L93
 
30 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna fusionada con La mía como Una, fusión unitaria que incluye a todas las Almas, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]


Un Curso Sobre Milagros
edición original
Manual Para Los Maestros
M20. ¿QUÉ ES LA PAZ1
DE DIOS? pár 1-6
M20.1 1 Se ha dicho que hay una paz que no es de este mundo. 2 ¿Cómo reconocerla? 3 ¿Cómo encontrarla? 4 Y, una vez que se ha encontrado, ¿cómo se retiene? 5 Consideremos cada una de estas preguntas por separado, ya que cada una refleja un paso diferente en el camino.

M20.2 6 Primera, ¿cómo puede reconocerse aquí la paz2, de Dios? 7 Al principio, se reconoce sólo por una cosa: cualquiera que sea la forma que adopte, es una experiencia totalmente distinta a todas las experiencias previas. 8 En efecto, no trae a la mente nada que haya sucedido antes; 9 no evoca nada que se pueda asociar con el pasado; 10 es algo completamente nuevo. 11 Hay ciertamente un contraste, sí, entre esta experiencia y todo el pasado. 12 Pero, curiosamente, no se trata de un contraste basado en verdaderas diferencias. 13 El pasado sencillamente se desvanece, y en su lugar, queda una quietud sin fin. 14 Eso es todo. 15 El contraste que se había percibido al principio, sencillamente ha desaparecido. 16 La quietud se ha extendido para cubrirlo todo.
1 Paz, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en el eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que realmente no somos cuerpos sino Almas, fusionadas todas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez. En minúscula, cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, paz es el estado que experimentamos en el mundo real cuando hemos perdonado totalmente al otro —es decir, que nos damos cuenta de que no hay nada que perdonar, porque lo hemos reconocido como el Cristo que realmente es, como el Alma perfecta y eterna que realmente es, Alma que es exactamente igual a La mía y a Las de todos los demás— y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el especialismo del ego, paz es el estado que se puede obtener transitoriamente según los acuerdos y leyes del mundo. Ver T6.6.2, T19.5, T29.7, L105, L188, L200, M11, M20
 
2 … el reflejo aquí de la eterna Paz de Dios
M20. ¿QUÉ ES LA PAZ1
DE DIOS?
pár 3
M20.3 17 ¿Cómo encontrar esta quietud? 18 Nadie dejará de encontrarla si sólo busca sus condiciones. 19 La paz de Dios no puede llegar nunca donde hay ira, pues la ira tiene que negar que la paz existe. 20 El que justifica la ira de alguna manera o en cualquier circunstancia, está proclamando que la paz no tiene sentido, y por tanto, tiene que creer que no existe. 21 En esas condiciones, no se puede hallar la paz de Dios. 22 Por consiguiente, el perdón3 es la condición indispensable para encontrarla. 23 Es más, donde se ha perdonado, tiene necesariamente que haber paz. 24 Pues, ¿qué otra cosa sino el ataque conduce a la guerra? 25 ¿Y qué otra cosa sino la paz es lo opuesto a la guerra? 26 Aquí, el contraste inicial resalta de una manera clara y evidente. 27 No obstante, cuando se ha hallado la paz, la guerra deja de tener sentido. 28 Y ahora, el conflicto es el que se percibe como inexistente e irreal.
3 El perdonar —que forma parte del proceso de aceptar el Redimir para uno mismo—en un primer paso, es concienciar que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro que estoy tratando de perdonar, sino en el sistema de pensamiento del ego hecho por mi yo soñador, y el especialismo producido por mi mente separada que lo usa. En un segundo paso, decido pensar con el Espíritu Santo y trato de ver más bien el Alma de ese otro. El tercer paso se da, cuando conciencio que su Alma no tuvo nada que ver con lo que su cuerpo me pudo haber hecho, porque en la Unicidad —que es Donde quiero creer que realmente estamos todos como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo— sólo hay Amor entre Dios y Su único Hijo. El último paso se da cuando, habiendo logrado perdonar a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la fusión de su Alma con la Mía, es decir, la experiencia del mundo real, que luego, trataré de extender a todo y a todos. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
M20. ¿QUÉ ES LA PAZ1
DE DIOS?
pár 4
M20.4 29 ¿Cómo se mantiene la paz de Dios, una vez hallada? 30 Si la ira retorna4, cualquiera que sea su forma, el pesado telón caerá una vez más, y la creencia de que la paz no puede existir, regresará inevitablemente. 31 La guerra volverá a aceptarse como la única realidad posible5. 32 Y ahora, nuevamente vas a tener que deponer tu espada, aunque no te hubieses dado cuenta de que la habías vuelto a blandir. 33 Porque te vas a dar cuenta, al recordar —aunque sea vagamente— lo feliz que eras cuando no habías desenvainado tu espada, de que en algún momento debiste haberla desenvainado para defenderte. 34 Ahora, detente por un momento y piensa en lo siguiente: ¿es conflicto lo que quieres, o la paz de Dios sería una mejor opción? 35 ¿Cuál te puede aportar más? 36 Una mente6 tranquila no es un presente pequeño. 37 ¿Acaso no preferirías vivir7 que decidirte por la muerte8?
4 … porque has vuelto a dar realidad a la realidad de tu ego con quien, ahora, estás pensando nuevamente… 5 … Mientras nuestro cuerpo siga existiendo —porque al igual, por ejemplo, que Jesús de Nazareth, es muy probable que llegaremos con él a cuestas hasta su muerte— tendremos que sobrevivir según las leyes de la evolución y escasez y, aplicarlas en mayor o menor grado según las circunstancias y lo que nos dicte nuestro Maestro interno, el Espíritu Santo… 6 En el eterno Presente de la Unicidad —Donde Todo es Uno en Dios— en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, la Mente (con mayúscula) o Pensar de Dios crea a Su único Hijo, Cristo, en Quien todas nuestras Almas están fusionadas en Una sola, ya que, realmente, somos Su único Hijo. Aquí, nuestra mente (en minúscula) o pensar —que no hay que confundir con el cerebro— parece tener dos partes: 1) Nuestra mente acertada o espíritu, que es la parte que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo, Quien se nos manifiesta mayormente por medio de impulsos milagrosos y; 2) nuestro pensar o mente equivocada, que recibe del yo, el soñador, los impulsos egóicos de vida y de sobrevivencia que —al ser procesados consciente o subconscientemente por nuestro cerebro— dan vida a nuestro cuerpo y nutren a nuestra razón de lo necesario para defenderlo y que logre sobrevivir lo mejor y lo más largo posible. Ver T7.3, T19.2, T25.5, L45, L165
 
7 … aquí como reflejo de la Unicidad, con mayúscula, es, la idea que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de fusionar todas nuestras Almas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos el Hijo único de Dios. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
 
8 … según te hace ver tu ego: 1) Es el sistema de pensamiento que, "hace muchos millones de años", el Hijo creó en falso al separarse del eterno Presente de la Unicidad de Dios, con el fin de, por su cuenta, hacer el tiempo, el espacio, y todo lo que éstos contuvieron, contienen y contendrán, hasta que, "en un período similarmente largo, y tal vez aún más largo", termine el tiempo. 2) Hace unos 300 mil años, por medio de su yo, el soñador, el Hijo separado otorgó a algunos mamíferos —que denominamos "homo sapiens"— el libre albedrío sobre su instinto natural y, fraccionándose, se ha estado encarnando en cada uno de los humanos que han sido, son y serán, aportando a sus mentes el especialismo que sus cerebros procesan con la razón, lógica y sentido común del ego, para tratar de sobrevivir lo mejor y más largo posible. 3) Esa encarnación del Hijo separado en cada cuerpo ha sido parcial, ya que, hasta ahora, nadie ha recordado lo que sucedió en la separación, como tampoco nadie ha regresado de la muerte para contar su historia. Ver T2.6 [106], T3.6, T4.3, T4.6, T10, LTe.12 (-L331)
M20. ¿QUÉ ES LA PAZ1
DE DIOS?
pár 5
M20.5 38 Vivir9 es alegría, pero en la muerte10, sólo se llora. 39 Ves en la muerte11 el escape de lo que has hecho12. 40 Pero lo que no ves es esto: que tú hiciste la muerte, y que no es sino la ilusión de un final. 41 La muerte no puede ser una escapatoria, porque el problema no radica en la vida13. 42 La Vida14, no tiene opuesto, pues es Dios. 43 Vivir parece ser lo opuesto a morir, porque tú has decidido que la muerte acaba con la vida. 44 Perdona15 al mundo y comprenderás que nada de Lo que Dios creó puede tener fin, y que nada que Él no creara es real16. 45 En esta sola frase se explica todo nuestro Curso. 46 En esta sola frase se le da a nuestras prácticas la única dirección que tienen. 47 Y en esta frase se especifica el programa de estudios del Espíritu Santo en su totalidad, exactamente como es.
9 … tratando de ser aquí lo más posible y a menudo, el reflejo de la eterna Unicidad…
 
10 Cuando pensamos con el especialismo del ego, la muerte es el final de la vida aquí, pues, según él, ésta no es otra cosa que nacer, crecer, envejecer, perder vitalidad y, finalmente, morir. Eso lo confirma el hecho de que nadie ha regresado de la muerte para contar su historia… Pero, cuando pensamos con el Espíritu Santo, queremos creer que la muerte no es nada, y que, cuando nuestro cuerpo haya fallecido y, con él, nuestros sueños hayan desaparecido, sabremos que —como Almas, fusionadas todas en Una sola en Cristo, el único Hijo de Dios— seguimos siendo Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, en perpetua Armonía y alegre Concordia. Ver T9.11 [96], T10.2 [13], L163, M27
 
11 … de tu cuerpo
 
12 yo, el soñador: 1) Es "la idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales" (ver “Separación”), que "hace muchos millones de años," el Hijo creó en falso al separarse del eterno Presente de la Unicidad de Dios, con el fin de, por su cuenta, hacer el tiempo, el espacio, y todo lo que éstos contuvieron, contienen y contendrán, hasta que, "en un período similarmente largo, y tal vez aún más largo", termine el tiempo. 2) Hace unos 300 mil años, por medio de su yo, el soñador, el Hijo separado, no solamente otorgó a algunos mamíferos —que denominamos "homo sapiens"— el libre albedrío sobre su instinto natural, sino que, fraccionándose, se ha estado encarnando en cada uno de los humanos que han sido, son y serán, aportando a sus mentes el especialismo que sus cerebros procesan con la razón, lógica y sentido común, para tratar de sobrevivir lo mejor y más largo posible. 3) Esa encarnación del Hijo separado en cada cuerpo ha sido parcial, ya que, hasta ahora, nadie ha recordado lo que sucedió en la separación como tampoco nadie ha regresado de la muerte para contar su historia. 4) No obstante que no recordamos la separación, el Curso nos dice que cada uno, realmente es el Hijo único de Dios, con Quien es Uno en el eterno Presente de la Unicidad. Ver T1.1.28 [38], T2.6 [106], T3.6, T4.2 [8], T4.3 [25-27],T5.3 [19], T27.8 [67-70], T28.3 [19], T29.7 [39], LTe.12 (-L331)
 
13 … según tu ego
 
14 … según el Espíritu Santo, con Dios en la Eternidad: La Vida, con mayúscula, es la única Vida que realmente existe, pues fue creada por Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que todos, sin excepción, somos Almas perfectas fusionadas en Una sola en Cristo, el único Hijo de Dios, Quien es Uno con Su Padre en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, vida quiere decir nuestra vida aquí, sea como reflejo de Nuestra Vida eterna cuando pensamos con el Espíritu Santo o, de acuerdo con las leyes de este mundo, cuando pensamos con el especialismo del ego. Ver T4.4 [48], T6.6.1 [61], T23.5, L167
 
15 ... mirándolo ahora con: La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna fusionada con La mía como Una, fusión unitaria que incluye a todas las Almas, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
 
16 En el Cielo, la Creación, con mayúscula, es todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros, las Almas perfectas y eternas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de Su Unicidad. Dios no creó más nada. Por eso, Allá, la realidad del ego que percibimos aquí con nuestros sentidos, realmente, no existe. Aquí, las creaciones, en minúscula, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, son las que producimos al perdonar a otro(s) y extenderle(s) los milagros que nos sugiera el Espíritu Santo— como un reflejo de las Creaciones que creamos como Uno con y en Dios, en el Cielo. Y, cuando pensamos con el especialismo del ego, no "creamos" sino que "hacemos," de acuerdo con las leyes de este mundo. Ver T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (-L321)
 
17 Voluntad de Dios en el eterno Presente de Su Unicidad en la Que todas nuestras Almas perfectas están fusionadas en Una sola en Cristo, Su Hijo único, Dios— quiere que la felicidad que Su Hijo heredó de Él siga imperturbada y perpetua en la Alegría de la Creación plena, eternamente receptiva y totalmente ilimitada en Él. Aquí, la Voluntad de Dios es, por medio del perdón y de la extensión de milagros, que nos volvamos el reflejo de ese eterno Presente de la Unicidad, en la Que, en paz y con alegría, nos amamos unos a otros como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Él. Ver T12.7 [64] y [65], T13.5 [41], L193
M20. ¿QUÉ ES LA PAZ1
DE DIOS?
pár 6
M20.6 48 ¿Qué es la Paz de Dios? 49 La paz de Dios no es más que esto: la sencilla comprensión de que Su Voluntad17 no tiene ningún opuesto. 50 Ningún pensamiento que contradiga Su Voluntad puede ser verdadero. 51 El contraste entre Su Voluntad y la tuya tan sólo daba la impresión de ser real. 52 En verdad, no había conflicto, pues Su Voluntad es realmente La Tuya. 53 Ahora, la poderosa Voluntad de Dios Mismo es Su don para ti. 54 Él no desea quedarse con Ella sólo para Sí. 55 ¿Por qué querrías seguir ocultándole tus insignificantes y frágiles imaginaciones separadas de Él? 56 La Voluntad de Dios es Una, y es La única que existe. 57 Ésta es Tu herencia. 58 Todo el Universo que se encuentra más allá del sol y las estrellas, así como de todos los pensamientos que puedas concebir, realmente te pertenecen. 59 La paz de Dios es la condición para que se haga Su Voluntad. 60 Alcanza Su paz, y Lo recordarás.
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