Un Curso Sobre Milagros
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La separación no es más que la decisión de no querer conocerte a Ti Mismo
UCSM TX 16.6 par 57
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T16.6 [49] 35 Lo más curioso de todo es el concepto del yo que el ego fomenta en las relaciones especiales. 36 Este "yo" busca relaciones para completarse a sí mismo. 37 Pero cuando encuentra la relación especial en la que piensa que puede lograrlo, se entrega a sí mismo a la otra parte, tratando de "intercambiar" su yo por el yo del otro. 38 Eso no es unión, pues aquí no hay aumento ni extensión. 39 Cada miembro de la pareja trata de sacrificar el yo que no quiere por uno que cree preferir. 40 Y se siente culpable por el "pecado" de apropiarse de algo sin dar a cambio nada valioso. 41 ¿Qué valor le puede adjudicar a un yo que quiere entregar para obtener otro "mejor"?
CH 16. PERDONAR LAS ILUSIONES
16.6 EL ESPECIALISMO Y LA CULPA
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Un Curso Sobre Milagros
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Libro de Lecciones
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P A R T E 1
L E C C I Ó N 183
Invoco el Nombre de Dios y,
al hacerlo, invoco el Mío Propio.
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L183.1 1 El Nombre de Dios es sagrado, pero no más que el Tuyo. 2 Invocar Su Nombre no es sino invocar el Tuyo. 3 Un padre da su nombre a su hijo, y así identifica a su hijo con él. 4 Sus hermanos comparten su nombre y por eso están unidos por un vínculo en el que encuentran su identidad. 5 El Nombre de Tu Padre te recuerda Quién eres, incluso en un mundo que no Lo sabe e incluso cuando tú mismo no Lo has recordado.
L183.2 6 El Nombre de Dios no puede ser oído sin que suscite una Respuesta1, ni pronunciado sin que se produzca un eco en la mente que te exhorta a recordar. 7 Di Su Nombre y estarás invitando a los ángeles a que rodeen el lugar en el que te encuentras, a cantarte según despliegan sus alas para mantenerte a salvo y a protegerte de cualquier pensamiento terrenal que quisiera mancillar tu santidad.
L183.3 8 Repite el Nombre de Dios y el mundo entero responderá, abandonando las ilusiones. 9 Todo sueño que el mundo apreciaba ha desaparecido de pronto, y allí donde parecía encontrarse hallarás una estrella: un milagro2 de gracia. 10 Los enfermos se levantarán, curados ya de sus pensamientos enfermizos. 11 Los ciegos podrán ver y los sordos oír. 12 Los afligidos abandonarán su duelo y sus lágrimas de dolor se secarán cuando la risa de felicidad venga a bendecir al mundo.
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1 La Respuesta de Dios a la separación es el Espíritu Santo y la posibilidad de comunicarnos con Dios por Su intermedio a través de nuestro espíritu, que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del mismo Espíritu Santo. Ver 2T5.3 [18], T9.7 [53], T17.5 [29]
2 Extender un milagro a otro, es la máxima expresión de Amor que puedes experimentar en tu fuero interno, cuando, después de haber aceptado el Redimir para ti mismo y logrado perdonar totalmente a un hermano, se corre el velo que te impedía verlo con la visión de Cristo, y unes tu Alma a La de él en una unión de Amor, que se extiende a todas las Almas, ya que, realmente, hay Una sola, La del Hijo único de Dios. El milagro trasciende las leyes de este mundo, remplazándolas por una verdadera empatía o altruismo, como reflejo aquí del Amor que nuestras Almas comparten en el Cielo, reflejo que cura la mente de tu hermano de su creencia en la realidad del ego y, al mismo tiempo, consolida tu propia curación. El milagro es el medio para alcanzar conjuntamente la meta del Curso, no se pide, sino que sucede y, al suceder, se acepta que su origen es divino, mediante un acto de fe. Ver las definiciones de las palabras en negrillas en el Glosario y en: LTe.13 (-L341)
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P A R T E 1
L E C C I Ó N 183
pár 4-5
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L183.4 13 Repite el Nombre de Dios y todos los nombrecillos, que has dado a las cosas, dejarán de tener significado. 14 Ante el Nombre de Dios toda tentación se vuelve algo indeseable y sin nombre. 15 Repite Su Nombre y verás cuán fácilmente te olvidas de los nombres de todos los dioses que honrabas. 16 Pues habrán perdido el nombre de dios que les habías otorgado. 17 Se volverán anónimos y dejarán de ser importantes para ti, si bien, antes de que dejaras que el Nombre de Dios reemplazara a sus nombres sin importancia, te postrabas reverentemente ante ellos llamándolos dioses.
L183.5 18 Repite el Nombre de Dios e invoca a tu Yo3, Cuyo Nombre es El de Dios. 19 Repite el Nombre de Dios y todas las cosas insignificantes y sin nombre de la tierra se verán en su acertada perspectiva. 20 Aquellos que invocan el Nombre de Dios no pueden confundir lo que no tiene nombre con el Nombre, como tampoco el pecado con la gracia, ni los cuerpos con el santo Hijo de Dios.
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3 Yo, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios —en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una— Quien es Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad. También es usado pocas veces como el Yo de Dios. En minúscula, tu yo es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo; o si decidiste pensar con el Espíritu Santo, tu yo es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno. Ver Lte.14 (-351)
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P A R T E 1
L E C C I Ó N 183
pár 6-8
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L183.6 21 Y si te llegas a unir con un hermano mientras estás sentado con él en silencio y repiten conjuntamente el Nombre de Dios en sus aquietadas mentes, habrán establecido ahí un altar que se eleva hasta Dios Mismo y Su Hijo. 22 Practica hoy sólo esto: repite el Nombre de Dios lentamente, una y otra vez. 23 Relega al olvido cualquier otro nombre que no sea el Suyo.
L183.7 24 No oigas nada más. 25 Deja que todos tus pensamientos se anclen en Esto. 26 No usaremos ninguna otra palabra, excepto al principio, cuando diremos la idea de hoy una sola vez. 27 Y a partir de ahí, el Nombre de Dios convertirá en nuestro único pensamiento, nuestra única palabra, lo único que ocupe nuestras mentes, nuestro único deseo, el único sonido que tendrá significado y el único Nombre de todo lo que desearemos ver y de todo lo que vamos a llamar nuestro.
L183.8 28 De esta manera, extendemos una invitación4 que nunca puede ser rechazada. 29 Y Dios vendrá y Él Mismo la aceptará. 30 No pienses que Él oye las vanas oraciones de aquellos que Lo invocan con nombres de ídolos que el mundo tiene en gran estima. 31 De esa manera, nunca podrán llegar a Él. 32 Dios no puede oír peticiones que le pidan que no sea Él Mismo, o que Su Hijo reciba otro nombre que no sea el Suyo.
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P A R T E 1
L E C C I Ó N 183
pár 9-10
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L183.9 33 Repite el Nombre de Dios y Lo estarás reconociendo como único Creador de la Realidad5. 34 Y estarás reconociendo asimismo que Su Hijo forma parte de Él y que crea en Su Nombre. 35 Siéntate en silencio y permite que Su Nombre se convierta en la idea todo abarcadora que absorbe tu mente por completo. 36 Acalla todo pensamiento, excepto éste. 37 Deja que ésta sea la respuesta a para cualquier otro pensamiento y observa cómo el Nombre de Dios reemplaza a los miles de nombres sin importancia que habías dado a todos tus pensamientos, sin darte cuenta de que sólo hay un Nombre para todo Lo que existe y para todo Lo que existirá.
L183.10 38 Hoy puedes alcanzar un estado en el que experimentarás el don de la gracia6. 39 Puedes escaparte de todas las ataduras del mundo y ofrecerle a éste la misma liberación que has encontrado7. 40 Puedes recordar Lo que el mundo olvidó y ofrecerle Lo que has recordado. 41 Puedes también aceptar la parte que te corresponde desempeñar en su salvación, así como también en la tuya. 42 Y de esta manera, ambas se pueden lograr perfectamente.
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5 La Realidad, con mayúscula, significa la infinita y eterna Unicidad de Dios, en la Cual, todos nosotros, sin excepción, cual Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, somos Uno con Nuestro Padre, compartiendo con Él Su Amor, el Espíritu Santo. Algunos de sus sinónimos son: Cielo, Eternidad, Reino, Reino de los Cielos, Universo. En minúscula, realidad significa la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez que hicimos, realidad en la que habitualmente creemos, percibimos, pensamos y actuamos con el ego. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, estudiamos y aplicamos el Curso, podemos trascender esta realidad en nuestro fuero interno, ingresando al mundo real, que es el reflejo aquí de la eterna Realidad. Ver T8.10, T11.4, T11.9, T18, T30.9
6 El Estado de Gracia (o Gracia), con mayúscula, es nuestro Estado natural de perfectas paz y alegría en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, en La que todos —como las Almas perfectas y eternas que realmente somos— estamos unificados como Uno en Cristo, Su único Hijo. En minúscula, estado de gracia (o gracia), aquí: 1) es el reflejo de ese eterno Estado natural de paz y alegría que experimentamos en nuestro fuero interno, cuando dejamos de juzgar, perdonamos y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo; 2) es la respuesta que restaura 2.1) todas las memorias que la mente que duerme había olvidado y, 2.2) toda la certeza acerca del significado del Amor; 3) es la aceptación del Amor de Dios en un mundo donde aparentemente se odia y se tiene miedo. Ver T3.3 [24], T7.12 [108], L168
7 Libertad con mayúscula es, en la eterna Unicidad, la libre Voluntad de Dios de Amar o crear, Que es también la libre Voluntad de todos nosotros como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único hijo, de amar y ser amados. Aquí, en minúscula, libertad, cuando pienso "nos" con el Espíritu Santo, es la liberación del confinamiento impuesto por las mentes individuales separadas unas de otras, para amar sin excepción y por igual a todos, como reflejo de la Unicidad; y, cuando pienso con el ego, es lo que decido hacer con mi libre albedrío, según las leyes de la evolución y escasez. Ver T2.6 [109], T13.7 [62], T17.6 [52], L199, LR6 (-206)
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P A R T E 1
L E C C I Ó N 183
pár 11-12
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L183.11 43 Recurre al Nombre de Dios para tu liberación y se te concederá. 44 No se necesita más oración que ésta, pues encierra dentro de sí a todas las demás. 45 Las palabras son insignificantes y las peticiones innecesarias cuando el Hijo de Dios invoca el Nombre de Su Padre. 46 Los Pensamientos de Su Padre se vuelven Sus Pensamientos. 47 El Hijo de Dios reivindica su derecho a todo Lo que Su Padre Le dio, Le sigue dando y Le dará eternamente. 48 Lo invoca para dejar que todas las cosas de las cuales creyó haber sido su hacedor, ahora queden sin nombres y, en su lugar, el santo Nombre de Dios se convierta en el juicio8 que Él emite sobre el sin valor de todas ellas.
L183.12 49 Todo lo insignificante se acalla. 50 Los sonidos casi imperceptibles ahora son inaudibles. 51 Todas las cosas vanas de la tierra han desaparecido9. 52 El Universo consiste únicamente en el Hijo de Dios, Que llama a Su Padre. 53 Y la Voz que habla por Su Padre Le responde con el santo Nombre de Su Padre. 54 La Paz eterna se encuentra en esta eterna y aquietada Relación, en la Cual la Comunicación transciende con creces todas las palabras y, sin embargo, supera en profundidad y altura todo aquello que las palabras nunca pudieron comunicar. 55 Queremos experimentar hoy esta paz en el Nombre de Nuestro Padre. 56 Y en Su Nombre nos será concedida.
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8 Juzgar, cuando pensamos con el ego, es el complemento de su percepción para sobrevivir en la realidad de este mundo: Nuestros sentidos nos informan de lo que perciben, información que interpretamos y juzgamos, para luego decidir qué es lo que nos conviene hacer o no al respecto. Pero, según el Curso, juzgar no es nuestra función, sino que pertenece al Espíritu Santo, cuya percepción acertada en nuestro espíritu, nos lleva al conocimiento. En efecto, después de haber aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado al otro y extendido los milagros sugeridos por el mismo Espíritu Santo, sabremos qué hacer en toda circunstancia para tratar de ser aquí —lo más posible— un reflejo de nuestra verdadera Identidad. Ver T3.8, T4.5 [64], T29.10 [62]-[63], M10, M15
9 … en mi espíritu, que es la parte de mi mente que todavía se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo, Que se me manifiesta por medio de los impulsos amorosos que emergen espontáneamente de mi subconsciente cuando decido pensar con Él, cuando decido pensar Amor.
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
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Capítulo 16
PERDONAR LAS ILUSIONES
T16.6 EL ESPECIALISMO1
Y LA CULPA2 pár 43-58
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T16.6 [43] 1 Cuando se examina la relación especial es necesario, ante todo, tener en cuenta que implica mucho dolor. 2 Ansiedad, desesperación, culpa y ataques, todos estos estados actúan en ella, intercalados con períodos durante los cuales parecen haber desaparecido. 3 Todos estos estados deben verse como lo que realmente son. 4 Sea cual fuere la forma en la que se manifiesten, siempre constituyen un ataque contra el yo, para hacer sentir al otro culpable. 5 He hablado de esto con anterioridad3, pero hay algunos aspectos sobre lo que realmente se intenta hacer con todo esto, que aún no hemos examinado.
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1 El especialismo es la forma habitual de pensar de la individualidad nacida de la diminuta idea alocada del Hijo de Dios que pensó que podía separarse de Su Padre y "hacer cosas" por su cuenta. Al haber olvidado reírse de semejante idea, el pensamiento se convirtió en una idea seria de la que, entre otras cosas, resultó la ilusión de la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos por las leyes de la evolución y de la escasez. En esta realidad, el ego, es el deseo de cada ser humano de estar separado y lo más arriba posible por encima de los demás seres humanos, de poseer más y ser más que ellos, por el convencimiento de que es merecedor —por encima y hasta en contra de los demás— de las escasas cosas buenas y transitorias que ofrece el mundo. Ningún precio es demasiado alto para obtenerlas, y las busca afanosamente en relaciones especiales en las que otros aparentemente le ofrecen amor, amistad y aprecio especiales, así como también a veces, la entrega de sus cuerpos y/o mentes igualmente especiales y, con ellos, de lo que poseen que nuestro ego cree que le hace falta. Pero el especialismo nunca puede amar, apreciar o compartir de verdad, ya que por sí mismo constituye una traición y un ataque contra la eterna y amorosa Unicidad de Dios con Su único Hijo, Cristo, en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una. En consecuencia, el especialismo va a desconfiar de todos, al considerarlos como potenciales atacantes o competidores, y por eso, no se le va a escapar ninguna falta o error que puedan cometer; además de atacar a los que entre ellos, directa o indirectamente, interfieran o se opongan a sus designios interesados. Ver T16.6, T24, T27.9 [82]-[83]
2 En el Cielo, según el Curso, no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con todas nuestras Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, donde reina la imperfección de los cuerpos regidos por las leyes de la evolución y escasez, cuando pensamos con el ego, la culpa es el sentimiento de no haber estado a la altura de las circunstancias, o de haber faltado contra normas generalmente cambiantes que rigen nuestras vidas. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo y aceptar el Redimir para nosotros mismos, queremos creer que realmente no somos cuerpos sino Almas creadas por Dios a Su Semejanza y, por lo tanto, nunca nos separamos de nuestro Padre y Creador. Además, mediante la visión de Cristo, ahora vemos a las faltas que antes juzgábamos como imperdonables, como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros y, de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos: el Hijo único, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo, como era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
3 … en T15.8: "El instante santo y la comunicación".
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T16.6 EL ESPECIALISMO
Y LA CULPA
pár 44-45
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T16.6 [44] 6 En forma muy sencilla, el intento de hacer sentir al otro culpable siempre va dirigido contra Dios, 7 pues el ego quiere que veas a Dios, y sólo a Él, como el verdadero culpable, lo cual deja a la Filiación vulnerable al ataque y sin ninguna protección contra éste. 8 La relación especial de amor es el arma principal del ego para impedir que llegues al Cielo. 9 No parece ser un arma, pero si examinas cuánto la valoras y por qué, te darás cuenta de lo que necesariamente tiene que ser. 10 La relación especial de amor es el presente más ostentoso del ego, y el que mayor atractivo tiene para los que no están dispuestos a renunciar a la culpa4. 11 La "dinámica" del ego puede observarse aquí en su máxima claridad, pues, contando con la atracción de esta oferta, las fantasías que se centran alrededor de ella son —con frecuencia— muy evidentes. 12 Normalmente se consideran aceptables, e incluso naturales. 13 Nadie considera raro amar y odiar al mismo tiempo, y aun los que creen que odiar es un pecado, simplemente se sienten culpables por ello, pero no hacen nada por corregirlo.
T16.6 [45] 14 Ésta es la condición "natural" de la separación, y los que aprenden que no es natural en absoluto, parecen ser los que no son naturales. 15 Pues este mundo es lo opuesto al Cielo, al haber sido hecho para ser su opuesto, y todas las cosas de aquí son exactamente lo opuesto a Lo que es verdad. 16 En el Cielo, Donde el significado5 del Amor se conoce perfectamente, amar es lo mismo que unirse. 17 Aquí, donde la ilusión de amor se acepta en lugar del Amor, amar se percibe como separar y excluir.
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4 En el Cielo, según el Curso, no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con todas nuestras Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, donde reina la imperfección de los cuerpos regidos por las leyes de la evolución y escasez, cuando pensamos con el ego, la culpa es el sentimiento de no haber estado a la altura de las circunstancias, o de haber faltado contra normas generalmente cambiantes que rigen nuestras vidas. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo y aceptar el Redimir para nosotros mismos, queremos creer que realmente no somos cuerpos sino Almas creadas por Dios a Su Semejanza y, por lo tanto, nunca nos separamos de nuestro Padre y Creador. Además, mediante la visión de Cristo, ahora vemos a las faltas que antes juzgábamos como imperdonables, como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros y, de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos: el Hijo único, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo, como era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
5 Significado, con mayúscula es, en el eterno Presente de la Unicidad, el de la relación de Amor de Dios con Nosotros, como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en perfectas paz y alegría. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, significado es el reflejo aquí de ese eterno Significado y, cuando pensamos con el ego, es el significado que damos aquí a nuestra existencia separada, según las leyes de este mundo. Ver T2.2 [21], T2.6, T7.5 [26], T7.6 [46], T30.8, L14]
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T16.6 EL ESPECIALISMO
Y LA CULPA
pár 46
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T16.6 [46] 18 Es en la relación especial —nacida del deseo oculto de que Dios me ame con un amor especial— donde triunfa el odio del ego. 19 Pues la relación especial es la renuncia al Amor de Dios6, y el intento de asegurar para el yo el especialismo7 que Él me negó. 20 Es esencial para la supervivencia del ego que tú creas que el especialismo no es el infierno, sino el Cielo8. 21 Pues el ego jamás querría que vieses que lo único que la separación conlleva son pérdidas, al ser la única condición en la que el Cielo no puede existir.
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6 … Que está dirigido a Su Hijo único en el eterno Presente de Su Unicidad, pero, para el mundo que las individualidades "hechas" por el ego, cuando piensan con el ego, ese "amor" es caprichoso y selectivo,
7 La relación especial, aquí: 1) Es en la que, pensando, percibiendo y actuando con nuestro ego, entablamos con una o más personas especiales que poseen atributos especiales, con las cuales esperamos llenar nuestras necesidades igualmente especiales. 2) Constituye la renuncia a la eterna y alegre concordia del perfecto Amor que nuestras Almas profesan unas con otras unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Que realmente somos. 3) Es el intento del ego de asegurar para sí el especialismo que Dios le negó, nacido del deseo oculto de que Dios amara a Su Hijo, ahora separado, con un amor especial. 4) Es el insincero interés, amor, amistad o aprecio por otra u otras personas que nuestro ego utiliza para constituir con ellas relaciones por medio de las cuales alcanzar algunos de sus objetivos personales. 2) A veces, estas relaciones especiales devienen en dependencia o codependencia, pero que, en todo caso, siempre constituyen ataques velados. Ver T15.6aT15.10, T16
8 … siempre que logres elevarte bastante por encima de muchos otros en la jerarquía del poder humano (la campana o curva de Gauss),
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T16.6 EL ESPECIALISMO
Y LA CULPA
pár 47-51
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T16.6 [47] 22 Para todo el mundo, el Cielo es la completitud. 23 En esto no puede haber desacuerdo, porque tanto el ego como el Espíritu Santo lo aceptan. 24 No obstante, éstos están en completo desacuerdo sobre lo que es la completitud, y sobre cómo alcanzarla. 25 El Espíritu Santo sabe que la completitud reside, en primer lugar, en la unión, y luego, en la extensión de ésta. 26 Para el ego, la completitud reside en el triunfo, y en extender la "victoria" —incluso— hasta el triunfo definitivo sobre Dios. 27 El ego ve en esto la liberación final del yo, pues no quedaría nada que pudiese interferir con el ego mismo. 28 Ésa es su idea del Cielo 29 y, por consiguiente, la unión —que es una condición en la que el ego no puede interferir— tiene necesariamente que ser el infierno.
T16.6 [48] 30 La relación especial es un mecanismo extraño y antinatural del ego para unir el infierno con el Cielo, y así impedir que se pueda distinguir uno del otro. 31 Y el intento de encontrar lo "mejor" que se pueda imaginar de los dos mundos, ha dado lugar simplemente a que se tengan fantasías de ambos, y a la incapacidad de percibir ninguno de los dos tal como realmente es. 32 La relación especial es el triunfo de esta confusión. 33 Constituye un tipo de unión en la cual, la unión está excluida, y la base para tratar de unirse descansa sobre la exclusión. 34 ¿Qué mejor ejemplo que éste puede haber de la máxima del ego: "Busca, pero no halles"?
T16.6 [49] 35 Lo más curioso de todo es el concepto del yo que el ego fomenta en las relaciones especiales. 36 Este "yo" busca relaciones para completarse a sí mismo. 37 Pero cuando encuentra la relación especial en la que piensa que puede lograrlo, se entrega a sí mismo a la otra parte, tratando de "intercambiar" su yo por el yo del otro. 38 Eso no es unión, pues aquí no hay aumento ni extensión. 39 Cada miembro de la pareja trata de sacrificar el yo que no quiere por uno que cree preferir. 40 Y se siente culpable por el "pecado" de apropiarse de algo sin dar a cambio nada valioso. 41 ¿Qué valor le puede adjudicar a un yo que quiere entregar para obtener otro "mejor"?
T16.6 [50] 42 Ese otro "mejor" yo que el ego busca siempre es uno que es más especial. 43 Y quienquiera que parezca poseer un yo especial es "amado" por lo que se puede obtener de él. 44 Cuando ambos miembros de la pareja ven a ese yo especial en el otro, el ego ve "una unión hecha en el Cielo". 45 Pues ninguno se dará cuenta de que ha pedido el infierno y, por consiguiente, no interferirá en la ilusión que el ego tiene del Cielo, la cual le ofreció para que interfiriera con el Cielo. 46 Pero si todas las ilusiones son de miedo —y no pueden ser otra cosa— la ilusión de Cielo no será más que una forma de miedo "atractiva", en la cual la culpa está profundamente enterrada y emerge en forma de "amor".
T16.6 [51] 47 El atractivo del infierno reside únicamente en la terrible atracción de la culpa, que el ego ofrece a los que depositan su fe en la insignificancia. 48 La convicción de insignificancia se encuentra en cada relación especial, ya que sólo los necesitados podrían valorar el especialismo. 49 Exigir el especialismo, y la percepción de que dar el especialismo es un acto de amor, convertiría al amor en algo odioso. 50 Y el verdadero propósito de la relación especial —en estricta conformidad con las metas del ego— es destruir el recuerdo de la Realidad y substituirla por ilusiones. 51 Pues el ego en sí mismo es una ilusión, y sólo las ilusiones pueden dar testimonio de su propia "realidad".
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T16.6 EL ESPECIALISMO
Y LA CULPA
pár 52
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T16.6 [52] 52 Si percibieses que la relación especial es un triunfo sobre Dios, ¿la desearías para ti? 53 No pensemos en su naturaleza aterradora, ni en la culpa que necesariamente conlleva, ni en la tristeza y soledad que la acompaña. 54 Pues sólo son atributos de la religión de la separación en su totalidad, y de todo el contexto en que se cree que la separación tiene lugar. 55 El tema central de su letanía al sacrificio, es que Dios tiene necesariamente que morir9 para que tú puedas vivir10. 56 Y ése es el tema que es interpretado en la relación especial. 57 Mediante la muerte de tu yo, crees poder atacar al otro y arrebatarle su yo para reemplazar al yo que desprecias. 58 Y lo desprecias porque piensas que no te ofrece el especialismo que tú exiges. 59 Y al odiarlo, lo conviertes en insignificante y carente de valor, porque le tienes miedo.
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9 … en tu mente
10 … en la realidad hecha por tu ego
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T16.6 EL ESPECIALISMO
Y LA CULPA
pár 53-55
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T16.6 [53] 60 ¿Cómo vas a conferir poder ilimitado a lo que crees haber atacado? 61 La Verdad se te ha vuelto tan temible que, a menos que sea débil, insignificante e inmerecedora de que se le otorgue valor, no te atreverás a mirarla de frente. 62 Piensas que estás más a salvo dotando al pequeño yo hecho por ti del poder11 que arrebataste a la Verdad, para vencerla y dejarla indefensa. 63 Observa la precisión con que se ejecuta este rito en la relación especial. 64 Se erige un altar entre dos personas separadas, sobre el que cada una intenta matar a su yo, y sobre su cuerpo instaurar otro yo que derive su poder de la muerte del anterior. 65 Este rito se repite una y otra vez. 66 Y nunca se completa, ni se completará jamás. 67 Porque el rito de la completitud no puede completarse, pues la Vida no emerge de la muerte, ni el Cielo del infierno.
T16.6 [54] 68 Cada vez que alguna forma de relación especial te tiente a buscar amor en ritos, recuerda que el Amor es contenido12, y no una forma de la clase que sea. 69 La relación especial es un ritual de formas, cuyo propósito es exaltar la forma para que ocupe el puesto de Dios, a expensas del contenido. 70 No hay ningún verdadero significado13 en la forma, y jamás lo habrá. 71 La relación especial tiene que reconocerse como lo que realmente es: un ritual sin sentido en el que de la muerte de Dios14 se extrae fuerza, y se la dota a Su asesino15 como signo de que la forma16 ha triunfado sobre el contenido, y de que el Amor ha perdido su significado17. 72 ¿Es que quieres que esto sea así, aun apartando su evidente imposibilidad? 73 Porque si fuese posible18, te habrías convertido a ti mismo en un ser indefenso. 74 Dios no está molesto19. 75 Sencillamente, no podía permitir que eso ocurriese. 76 Y tú no puedes hacer que Él cambie Su Pensar.
T16.6 [55] 77 Ningún rito que hayas establecido en el que la danza de la muerte te deleite es capaz de causar la muerte de Lo que es eterno. 78 Ni lo que escogiste para substituir a la Completitud de Dios puede ejercer influencia alguna sobre Ella. 79 No veas en la relación especial otra cosa que el absurdo intento de anteponer otros dioses ante Él; y, al adorarlos, de encubrir tanto la insignificancia de éstos como20 la Magnificencia de Dios. 80 En nombre de tu propia completitud, eso no es lo que tú realmente quieres. 81 Pues cada ídolo que erijas para anteponerlo a Dios, se te antepondrá a ti, usurpando lo que tú realmente eres.
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11 Poder, con mayúscula, significa el Poder de Dios para crear o amar en el Cielo, un Poder que también dio a Su Hijo de manera que pudieran crear conjuntamente como Uno. En minúscula, poder —si estás pensando con el ego— significa el poder físico y/o psicológico del ego para hacer cosas y, si en vez, estás pensando con el Espíritu Santo, poder quiere decir el reflejo aquí del Poder de crear o amar de Dios y de Su Hijo. Ver T2.1 [15], T4.5 [63], T7.4 [24] y [25], T27.4
12 … en la Unicidad de Dios con Su Hijo en el Amor del Espíritu Santo
13 Significado, con mayúscula es, en el eterno Presente de la Unicidad, el de la relación de Amor de Dios con Nosotros, como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en perfectas paz y alegría. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, significado es el reflejo aquí de ese eterno Significado y, cuando pensamos con el ego, es el significado que damos aquí a nuestra existencia separada, según las leyes de este mundo. Ver T2.2 [21], T2.6, T7.5 [26], T7.6 [46], T30.8, L14]
14 … en la mente de los integrantes de la relación especial
15 … el ego
16 … producto de la separación
17 … al haberse convertido en el amor interesado del ego
18 … si la separación hubiese sido real
19 … porque la separación realmente nunca tuvo lugar
20 … el reflejo aquí de
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T16.6 EL ESPECIALISMO
Y LA CULPA
pár 56-58
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T16.6 [56] 82 La salvación reside en el sencillo hecho de que las ilusiones no son temibles porque no son verdaderas. 83 Te parecerán temibles en la medida en que no las reconozcas como lo que realmente son; y fallarás en hacerlo en la medida en que quieras que sean verdaderas. 84 Y en la misma medida en que estás negando la Verdad, te harás a ti mismo incapaz de realizar la sencilla elección entre Verdad e ilusiones; entre Dios y las fantasías. 85 Recuerda esto, y no te resultará difícil percibir la decisión por tomar exactamente como es, y nada más.
T16.6 [57] 86 La esencia de la ilusión de la separación reside simplemente en la fantasía de que es posible destruir el significado del Amor21. 87 Y a menos que se restaure en ti el significado del Amor, no podrás conocerte a ti mismo22, que compartes Su significado. 88 La separación no es más que la decisión de no querer conocerte a Ti Mismo23. 89 Todo el sistema de pensamiento de la separación constituye una experiencia de aprendizaje cuidadosamente tramada, diseñada para apartarte de la Verdad y conducirte a la fantasía. 90 No obstante, por cada enseñanza que pudiera hacerte daño, Dios te ofrece la corrección y escapar totalmente a todas sus consecuencias. 91 Decidir si escuchar o no las enseñanzas de este Curso y seguirlas, no es sino escoger entre la Verdad y las ilusiones. 92 Pues en este Curso se encuentra la Verdad, separada de las ilusiones, y sin confundirse en absoluto con ellas.
T16.6 [58] 93 ¡Qué sencilla se vuelve esta elección cuando se percibe exactamente como lo que es! 94 Pues sólo las fantasías hacen que escoger sea confuso, a pesar de que sean totalmente irreales. 95 Así pues, éste es el año en que debes tomar la decisión más fácil que alguna vez tuviste que confrontar y, también, la única que puedes tomar. 96 Cruzarás el puente que conduce a la Realidad sencillamente porque te darás cuenta de que Dios está del otro lado, y de que aquí no hay nada en absoluto. 97 Es imposible que no tomes la correspondiente decisión natural, al darte cuenta de esto.
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21 … entre nosotros, como Almas perfectas y eternas que realmente somos, Uno en Cristo, y entre Cristo, el Hijo único con Su Padre.
22 … como Cristo, el Hijo de Dios,
23 … como Cristo, el único Hijo de Dios,
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