LTe.11 (-L321).1 1 La Creación es la suma de todos los Pensamientos de Dios, en número infinito y en todas partes, sin límite alguno1. 2 Sólo el Amor2 crea, y Lo hace únicamente a Su Semejanza. 3 Nunca hubo un tiempo en el que Todo Lo Que Él creó no existiese. 4 Ni nunca habrá un tiempo en que alguna de las Cosas3 que creó sufra dolor alguno. 5 Por siempre y para siempre, los Pensamientos de Dios son exactamente como fueron y como son: inalterados, tanto a lo largo del tiempo como después de que éste se haya acabado.
LTe.11 (-L321).2 6 Los Pensamientos de Dios poseen todo el Poder de Su Creador. 7 Pues Él quiere incrementar el Amor extendiéndolo. 8 Y así, Su Hijo participa en la Creación y, por lo tanto, tiene necesariamente que participar en el Poder4 de crear. 9 Lo que Dios ha dispuesto que sea eternamente Uno con Él, seguirá siendo Uno con Él cuando el tiempo se acabe, y no cambiará a lo largo del tiempo, sino que seguirá siendo Tal como era antes de que surgiera la idea del tiempo5.
LTe.11 (-L321).3 10 La Creación es lo opuesto a todas las ilusiones6, porque la Creación es la Verdad7. 11 La Creación es el santo Hijo de Dios, pues al crearlo, la Voluntad de Dios se completa en cada Aspecto8, al hacer que cada Parte9 contenga realmente la Totalidad. 12 La Unicidad10 de la Creación está garantizada en cuanto a ser eternamente inviolable, y estar eternamente contenida en Su santa Voluntad más allá de cualquier posibilidad de daño, separación, imperfección o de alguna mancha sobre Su Impecabilidad. 13 Nosotros, los Hijos de Dios, somos realmente la Creación.
LTe.11 (-L321).4 14 Parece que nos diferenciamos unos de otros y que no somos conscientes de Nuestra eterna Unicidad con Él. 15 Sin embargo, tras todas nuestras dudas y más allá de todos nuestros temores, todavía hay certeza, 16 pues el Amor sigue acompañando a todos Sus Pensamientos, y Su Certeza es la de ellos. 17 El recuerdo de Dios11 se encuentra en nuestras santas mentes, las cuales saben de Su Unicidad y de Su Unión con Su Creador. 18 Que nuestra función sea únicamente permitir el regreso de este recuerdo, únicamente que la Voluntad de Dios se haga en la tierra, únicamente para que recobremos nuestra cordura12 y para que seamos sólo tal como Dios nos creó realmente.
LTe.11 (-L321).5 19 Nuestro Padre nos llama. 20 Oímos Su Voz y perdonamos el reflejo aquí de la Creación en Nombre de Su Creador, la Santidad13 Misma, Cuya santidad Su propia Creación comparte con Él; Cuya Santidad todavía sigue formando parte de nosotros.
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1 … a los efectos de nuestras mentes todavía individuales e identificadas con nuestros cuerpos, es decir, todavía separadas, ya que sólo hay una Mente: La de Dios; y un solo Pensamiento: Su único Hijo que realmente somos todos nosotros, todas nuestras Almas perfectas fusionadas en Una sola en Cristo…
2 Amor, con mayúscula, se refiere, en el eterno Presente de la Unicidad, al Espíritu Santo o Pensamiento de Amor de Dios, por medio del Cual, nos creó como Almas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. Aquí, cuando le ponemos cuidado a los impulsos milagrosos que nos envía el Espíritu Santo —que es lo mismo que decidir pensar con Él— es Su reflejo o Amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás, y se expresa en el perdonar y en la extensión de los milagros que el propio Espíritu santo nos sugiere. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
3 Las Cosas, con mayúscula, son las Cosas eternas que Dios ha creado, a saber: Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte Su Amor o Espíritu Santo en Su eterna Unicidad o Cielo. En minúscula, las cosas, cuando decidimos identificarnos con nuestra Alma (o Espíritu) y pensamos con el Espíritu Santo, son el reflejo aquí de las Cosas celestiales y, cuando pensamos con el especialismo del ego, son aquí, las que perciben nuestros sentidos y que nos explicamos por medio de nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T8.3 [14], T12.6 [50], T12.7 [68]
4 Poder, con mayúscula, significa el Poder de Dios para crear o amar en el Cielo, un Poder que también dio a Su Hijo de manera que pudieran crear conjuntamente como Uno. En minúscula, poder —si estás pensando con el ego— significa el poder físico y/o psicológico del ego para hacer cosas y, si en vez, estás pensando con el Espíritu Santo, poder quiere decir el reflejo aquí del Poder de crear o amar de Dios y de Su Hijo. Ver T2.1 [15], T4.5 [63], T7.4 [24] y [25], T27.4
En la Eternidad, Donde Todo es Uno en Dios, se adentró una diminuta idea alocada, de la que el Hijo de Dios —que realmente somos nosotros— olvidó reírse. A causa de haberla enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria
—tu yo soñador— capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están las hechuras del tiempo, del espacio, del universo y del sistema de pensamiento del ego, con el que ha manejado la evolución y expansión de esas hechuras. Ver T27.9 [82]
6 Ilusión o fantasía o alucinación —en el sueño de la separación o realidad del ego en la que creemos vivir— es todo lo "hecho" por yo, el soñador, que fue "la idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales" (ver “Separación”), que "hace muchos millones de años," el Hijo creó en falso al alejarse del eterno Presente de la Unicidad de Dios, con el fin de hacer, por su cuenta, el tiempo, el espacio, y todo lo que éstos contuvieron, contienen y contendrán, hasta que, "en un período similarmente largo, y tal vez aún más largo", termine el tiempo. Ver T8.5 [41], T16
7 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber visto su Alma con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y el espacio y el universo son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5
8 … cada Hijo separado
9 … cada Hijo separado que cree que es una individualidad más…
10 Unicidad, con mayúscula, es, la idea que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de fusionar todas nuestras Almas en Una sola en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados
—como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos el Hijo único de Dios. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
11 El residuo bendito es la memoria o reflejo que llevamos en lo profundo de nuestro subconsciente, del arropamiento del Amor de Dios a todos cual Almas, fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo, en Su eterna Unicidad. Este reflejo se nos manifiesta en nuestro fuero interno mediante impulsos caritativos, compasivos, de compartir, de amor o amistad desinteresados que de vez en cuando emergen de nuestro subconsciente, y que sólo podemos tomar en serio cuando nos ponemos a pensar con el Espíritu Santo en nuestro espíritu (o mente acertada), que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo. Ver T5.7 [60] 7, T8.5 [33], T12.3 [11], T18.11 [98], T28.2
12 Cordura, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su sistema de pensamiento en nuestra mente acertada o espíritu, que parte de la creencia en la Verdad y, que nuestra función aquí es tratar de ser reflejos de nuestra verdadera Realidad, aceptando el Redimir para nosotros mismos, perdonando, extendiendo milagros y entablando relaciones santas para multiplicar el perdón y la extensión de milagros hasta abarcar a todos. Y, cuando pensamos con nuestro ego, la cordura es el estado mental al que llega nuestro ego por medio del razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76], T17.7 [61]
13 Santidad, con mayúscula, en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, es el Estado de perfecto Amor que vivimos con Él en Paz y Alegría, como Almas fusionadas en Una sola en Cristo, Su único Hijo. En minúscula, santidad, es la experiencia en mi fuero interno del reflejo de ese Estado. Ver T1.1.31 [42-44], T2.2 [45], T5.4 [23], T14.5, L36, L37, L39
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