Un Curso Sobre Milagros
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El Amor no tiene templos oscuros en los que
se mantienen los misterios en la oscuridad,
lejos de la luz del sol.
No va en busca de poder, sino de relaciones.
UCSM TX 20.7 pár 48
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T20.7 [49] 31 El templo del Espíritu Santo no es un cuerpo, sino una relación15. 32 El cuerpo es una aislada mota de oscuridad; un cuarto secreto y oculto, una diminuta mancha de misterio sin sentido, un recinto insignificante celosamente protegido, pero que realmente no oculta nada. 33 Ahí, la relación no santa se escapa de la realidad16, buscando migajas para sobrevivir. 34 Ahí quiere arrastrar a sus hermanos, manteniéndolos atrapados en su idolatría. 35 Ahí se siente "a salvo", pues el Amor no puede entrar. 36 El Espíritu Santo no edifica Sus templos donde el Amor nunca podría estar17. 37 ¿Acaso Aquel Que ve la faz de Cristo18 escogería como Su Hogar el único lugar en todo el universo donde ésta no se puede ver?
UCSM TEXTO CH 20 LA PROMESA
DE LA RESURRECCIÓN
T20.7 EL TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO
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Un Curso Sobre Milagros
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Libro de Lecciones
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L E C C I Ó N 230
Ahora buscaré y hallaré
la paz de Dios.
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L230.1 1 Fui creado en la Paz1. 2 Y en la Paz permanezco. 3 No me ha sido dado cambiar mi Yo2. 4 ¡Cuán misericordioso es Dios mi Padre, que al crearme Me dio la Paz para la Eternidad! 5 Ahora pido ser sólo el reflejo aquí de lo que realmente soy. 6 ¿Y podría negárseme esto, cuando es eternamente verdad?
L230.2 7 Padre, busco3 la Paz que Me diste al crearme. 8 Lo que se Me dio entonces tiene que encontrarse aquí, ahora, pues Mi Creación tuvo lugar fuera del tiempo y aún sigue estando más allá de todo cambio. 9 La Paz en la Que Tu Hijo nació en Tu Mente aún resplandece Allí, sin haber cambiado. 10 Soy Tal como Tú Me creaste. 11 Sólo necesito invocarte para hallar la Paz que Me diste. 12 Es Tu Voluntad que fuese dada a Tu Hijo.
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1 Paz, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en el eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que realmente no somos cuerpos sino Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez.
2 Yo, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios —en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una— Quien es Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad. También es usado pocas veces como el Yo de Dios. En minúscula, tu yo es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo; o si decidiste pensar con el Espíritu Santo, tu yo es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno. Ver Lte.14 (-351)
3 … el reflejo aquí de
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Un Curso Sobre Milagros
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Texto
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Capítulo 20
LA PROMESA DE
LA RESURRECCIÓN
T20.7 EL TEMPLO DEL
ESPÍRITU SANTO pár 45-57
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T20.7 [45] 1 El significado1 del Hijo de Dios se basa exclusivamente en la Relación que tiene con Su Creador2. 2 Si su relación fuese con otra cosa, estaría basada sobre una contingencia, porque realmente no hay nada más3. 3 Y esta Relación es totalmente amorosa y eterna. 4 No obstante, el Hijo de Dios inventó una relación no santa entre él y su Padre4. 5 Su Relación real es Una de perfecta Unión e ininterrumpida Continuidad5; 6 mientras que la que hizo es parcial, centrada en el yo6, despedazada en fragmentos y llena de miedo7. 7 La que su Padre creó es totalmente auto-abarcadora y autoextendiente; 8 mientras que la que él hizo es totalmente auto-destructiva y auto-limitante.
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1 Significado, con mayúscula es, en el eterno Presente de la Unicidad, el de la relación de Amor de Dios con Nosotros, como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en perfectas paz y alegría. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, significado es el reflejo aquí de ese eterno Significado y, cuando pensamos con el ego, es el significado que damos aquí a nuestra existencia separada, según las leyes de este mundo. Ver T2.2 [21], T2.6, T7.5 [26], T7.6 [46], T30.8, L14]
2 Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
3 La Creación, con mayúscula, en el Cielo, es la suma de todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros, como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de Su Unicidad o Realidad. Dios no creó más nada. Por eso, Allá, la realidad del ego que percibimos aquí con nuestros sentidos, realmente, no existe. Aquí, las creaciones, en minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son las que producimos —cuando perdonamos al otro, a los otros, y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo— como un reflejo de las Creaciones que creamos como Uno con y en Dios, en el Cielo. Y, cuando pensamos con el ego —según el Curso— no "creamos" sino que "hacemos," de acuerdo con las leyes de este mundo. Ver T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (-L321)
4 … que empezó cuando en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, se adentró una diminuta idea alocada, de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. A causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales. (... tales como, entre otras cosas, la hechura del tiempo y del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la pizca de polvo cósmico que llamamos Tierra y, sobre ella, nuestro cuerpo individual separado y compitiendo con los demás cuerpos por las escasas cosas "buenas"…). Ver T27.9 [82]
5 La Unicidad…
6 El ego es —en el eterno Presente de la de la Unicidad de Dios, donde nuestras Almas perfectas están unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo—el pensar individual que adentró la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Dios, y crear por su cuenta. Al haber el Hijo olvidado reírse de su locura, ésta se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos reales, tales como "hacer" el tiempo, el espacio, y todo lo que estos contienen, regidos por las leyes de la evolución y de la escasez; es la substitución de la Verdad por la ilusión, de lo Infinito por lo temporal, de la Vida por la muerte, de la Completitud por la fragmentación; es la voluntad egoísta opuesta a la Voluntad de Amor de Dios; es la otra parte de nuestra mente que cree ser una mente individual y egoísta, oculta dentro de un trocito de barro, separada de las demás mentes, contra las cuales, en relaciones especiales, compite caótica e interminablemente hasta la muerte del cuerpo. Ver T3.6, T4.3, T4.6, T10, LTe.12 (-L331)
7 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
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T20.7 EL TEMPLO DEL
ESPÍRITU SANTO
pár 46
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T20.7 [46] 9 Nada puede mostrar mejor este contraste que las experiencias de las relaciones santa8 y no santa9. 10 La primera se basa en el Amor10 y, descansa serena e imperturbada sobre Él. 11 El cuerpo11 no se entromete en ella en absoluto. 12 Toda relación en la que el cuerpo forma parte no está basada en el Amor sino en la idolatría12. 13 El Amor desea ser conocido, comprendido completamente y compartido. 14 No guarda secretos ni nada que quiera mantener apartado y oculto. 15 Camina a pleno sol, tranquilo y con los ojos abiertos, su sonrisa es acogedora y demuestra una sinceridad tan sencilla y tan obvia que no podría interpretarse equivocadamente. 16 En cambio, los ídolos no comparten13.
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8 La relación santa, aquí, 1) es el reflejo de la Relación de Amor de Dios en paz y alegría con todas las Almas perfectas y eternas que realmente somos, unificadas todas como Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) es la fuente de la salvación para los integrantes de la relación especial, pues les va a permitir alejarse gradualmente del especialismo de sus egos y pensar y actuar cada vez más con sus espíritus o mentes acertadas; 3) es un proceso que se inicia cuando dos o más personas que, habiendo perdonado totalmente a otra(s), unen sus mentes en una meta común a favor de otro(s). Este proceso florece y fructifica cuando extienden a otros los milagros que el Espíritu Santo les sugiere; 4) finalmente, cuando en instantes santos en sus fueros internos, sus mentes acertadas experimentan el mundo real, se produce en ellas, a un profundo nivel subconsciente, una curación de los efectos del pensar y actuar con sus egos, haciendo que ahora, mediante la visión de Cristo, vean con Amor a todos y a todo. Ver T17.6, T22
9 La relación especial, aquí: 1) Es en la que, pensando, percibiendo y actuando con nuestro ego, entablamos con una o más personas especiales que poseen atributos especiales, con las cuales esperamos llenar nuestras necesidades igualmente especiales. 2) Constituye la renuncia a la eterna y alegre concordia del perfecto Amor que nuestras Almas profesan unas con otras unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Que realmente somos. 3) Es el intento del ego de asegurar para sí el especialismo que Dios le negó, nacido del deseo oculto de que Dios amara a Su Hijo, ahora separado, con un amor especial. 4) Es el insincero interés, amor, amistad o aprecio por otra u otras personas que nuestro ego utiliza para constituir con ellas relaciones por medio de las cuales alcanzar algunos de sus objetivos personales. 5) A veces, estas relaciones especiales devienen en dependencia o codependencia, pero que, en todo caso, siempre constituyen ataques velados. Ver T15.6aT15.10, T166
10 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
11 El cuerpo—cuando pensamos con el ego— es su encarnación, regido por las leyes de este mundo y constituye la prueba viviente de que este mundo es real y de que estamos evidentemente separados de Dios y unos de otros. Pero cuando pensamos con el Espíritu Santo, el cuerpo es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno, y como el Hijo único de Dios que realmente somos, extendemos nuestra mano para tomar la de nuestro hermano y ayudarlo a caminar el sendero con él. Ahora nuestros cuerpos se han vuelto santos y nuestras mentes unidas y acertadas sirven para curar las mentes equivocadas que sólo sabían de vida efímera y de muerte. Ver T1.1.51 [86], T2.2 [45], T2.3 [53], T2.3 [56], L161.4, LTe.5 (-L261)
12 Un ídolo es algo no creado por Dios, a lo que le rindo pleitesía, convencido de que me puede traer lo que para mí —en ese momento— significa la salvación. Un ídolo es un medio para obtener más de lo que otras personas poseen. Ver T-29.9 [59]
13 El especialismo es la forma habitual de pensar de la individualidad nacida de la diminuta idea alocada del Hijo de Dios que pensó que podía separarse de Su Padre y "hacer cosas" por su cuenta. Al haber olvidado reírse de semejante idea, el pensamiento se convirtió en una idea seria de la que, entre otras cosas, resultó la ilusión de la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos por las leyes de la evolución y de la escasez. En esta realidad, el ego, es el deseo de cada ser humano de estar separado y lo más arriba posible por encima de los demás seres humanos, de poseer más y ser más que ellos, por el convencimiento de que es merecedor —por encima y hasta en contra de los demás— de las escasas cosas buenas y transitorias que ofrece el mundo. Ningún precio es demasiado alto para obtenerlas, y las busca afanosamente en relaciones especiales en las que otros aparentemente le ofrecen amor, amistad y aprecio especiales, así como también a veces, la entrega de sus cuerpos y/o mentes igualmente especiales y, con ellos, de lo que poseen que nuestro ego cree que le hace falta. Pero el especialismo nunca puede amar, apreciar o compartir de verdad, ya que por sí mismo constituye una traición y un ataque contra la eterna y amorosa Unicidad de Dios con Su único Hijo, Cristo, en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una. En consecuencia, el especialismo va a desconfiar de todos, al considerarlos como potenciales atacantes o competidores, y por eso, no se le va a escapar ninguna falta o error que puedan cometer; además de atacar a los que entre ellos, directa o indirectamente, interfieran o se opongan a sus designios interesados. Ver T16.6, T24, T27.9 [82]-[83]
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T20.7 EL TEMPLO DEL
ESPÍRITU SANTO
pár 47
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T20.7 [47] 17 Los ídolos aceptan pero nunca corresponden. 18 Se les puede amar, pero ellos no pueden amar. 19 No entienden lo que se les ofrece, y cualquier relación en la que entran a formar parte pierde su significado. 20 El amor que se tienen a sí mismos ha quitado todo significado al Amor. 21 Viven en secreto, detestando la luz del sol y felices en la penumbra del cuerpo, donde pueden ocultarse y mantener sus secretos ocultos con ellos. 22 Y no se relacionan, pues no dan la bienvenida a nadie. 23 No sonríen a nadie, ni ven a los que les sonríen.
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T20.7 EL TEMPLO DEL
ESPÍRITU SANTO
pár 48-49
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T20.7 [48] 24 El Amor no tiene templos oscuros en los que se mantienen los misterios en la oscuridad, lejos de la luz del sol. 25 No va en busca de poder, sino de relaciones14. 26 El cuerpo es el arma predilecta del ego para obtener poder mediante las relaciones que entabla. 27 Y sus relaciones tienen necesariamente que ser no santas, pues ni siquiera logra ver lo que realmente son. 28 Las quiere exclusivamente por las prebendas con las que sus ídolos prosperan. 29 Lo demás simplemente lo desecha, pues todo lo que le podría ofrecer lo considera sin valor. 30 Al no tener casa, el ego trata de coleccionar tantos cuerpos como puede para colocarles sus ídolos y establecerlos como templos consagrados a él.
T20.7 [49] 31 El templo del Espíritu Santo no es un cuerpo, sino una relación15. 32 El cuerpo es una aislada mota de oscuridad; un cuarto secreto y oculto, una diminuta mancha de misterio sin sentido, un recinto insignificante celosamente protegido, pero que realmente no oculta nada. 33 Ahí, la relación no santa se escapa de la realidad16, buscando migajas para sobrevivir. 34 Ahí quiere arrastrar a sus hermanos, manteniéndolos atrapados en su idolatría. 35 Ahí se siente "a salvo", pues el Amor no puede entrar. 36 El Espíritu Santo no edifica Sus templos donde el Amor nunca podría estar17. 37 ¿Acaso Aquel Que ve la faz de Cristo18 escogería como Su Hogar el único lugar en todo el universo donde ésta no se puede ver?
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14 … santas, que tengan significado…
15 … de Amor o amistad desinteresados…, un reflejo aquí, de la Unicidad
16 La Realidad, con mayúscula, significa la infinita y eterna Unicidad de Dios, en la Cual, todos nosotros, sin excepción, cual Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, somos Uno con Nuestro Padre, compartiendo con Él Su Amor, el Espíritu Santo. Algunos de sus sinónimos son: Cielo, Eternidad, Reino, Reino de los Cielos, Universo. En minúscula, realidad significa la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez que hicimos, realidad en la que habitualmente creemos, percibimos, pensamos y actuamos con el ego. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, estudiamos y aplicamos el Curso, podemos trascender esta realidad en nuestro fuero interno, ingresando al mundo real, que es el reflejo aquí de la eterna Realidad. Ver T8.10, T11.4, T11.9, T18, T30.9
17 El Espíritu Santo: 1) En la eterna Unicidad de Dios, es el Pensamiento de Amor de Dios Que nos creó como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo; 2) al producirse la separación, es el ente que comenzó a estar presente como una protección, inspirando al mismo tiempo el comienzo del proceso del Redimir; 3) es, en tu mente acertada, el pensar de Cristo que se manifiesta —entre otras experiencias desinteresadas e inclusivas— por impulsos compasivos, caritativos, altruistas, de compartir, que de vez en cuando emergen del subconsciente y que podemos concienciar en instantes santos y decidir qué hacer con ellos. Algunos de Sus sinónimos en el Curso son: "Consolador", "Guía", "Intérprete", "Mediador", "Palabra de Dios", "Redimir", "Respuesta", "Traductor", "Verdad", "Voz que habla por Dios", "Voz de Dios". Ver T5.3, T5.4, T.5.5, T6.6, T9.5, T20.5, LTe.7 (-L281)
18 La faz de Cristo es la faz del otro al que perdonamos totalmente y al que extendimos milagros, y con cuya Alma, en un instante santo del mundo real, experimentamos en nuestro fuero interno una completa identificación, como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios, donde todas nuestras Almas, perfectas y eternas, están unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo único. Ver T20.5 [32], T20.6 [42]
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T20.7 EL TEMPLO DEL
ESPÍRITU SANTO
pár 50-51
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T20.7 [50] 38 Tú no puedes hacer del cuerpo el templo del Espíritu Santo, y el cuerpo nunca será el asiento del Amor. 39 Es la morada del idólatra y de la condenación del Amor. 40 Pues ahí, el Amor se vuelve temible y se abandona toda esperanza. 41 Incluso los ídolos que son adorados ahí están revestidos de misterio y se les mantiene apartados de los que les rinden culto. 42 Éste es el templo consagrado a la negación de las relaciones y de la reciprocidad. 43 Ahí se percibe con asombro el "misterio" de la separación y se le mira con reverencia. 44 Lo que Dios no quiso que fuese se guarda aquí "a salvo" de Él. 45 Pero de lo que no te das cuenta es de que lo que temes en tu hermano19 y te niegas a ver en él20, es lo que hace que Dios te parezca temible y se mantenga desconocido21.
T20.7 [51] 46 Los idólatras siempre tendrán miedo del Amor, pues nada los amenaza con tanta severidad como su cercanía22. 47 Deja que el Amor se les acerque y pase por alto el cuerpo —como sin duda hará— y se replegarán despavoridos, sintiendo como empiezan a estremecerse y a tambalearse los cimientos de su templo que parecían sólidos. 48 Hermanos, ustedes tiemblan con ellos. 49 No obstante, de lo que tienen miedo es del heraldo de la libertad23. 50 Ese lugar de sombras no es realmente el hogar de ustedes. 51 El templo de ustedes no está amenazado. 52 Ya no son idólatras. 53 El propósito del Espíritu Santo24 está a salvo en la relación de ustedes y no en sus cuerpos. 54 Se han escapado del cuerpo. 55 Donde están ahora el cuerpo no puede entrar, pues ahí es donde el Espíritu Santo ha establecido Su templo.
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19 … un ego competidor, actual o potencialmente,
20 … que al igual que tú, no es un cuerpo sino Lo que Dios creó: Su Hijo único
21 … el Dios caprichoso y castigador de la Biblia…
22 … pues tendrían que ser caritativos, compasivos, altruistas y compartir…
23 Libertad con mayúscula es, en la eterna Unicidad, la libre Voluntad de Dios de Amar o crear, Que es también la libre Voluntad de todos nosotros como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único hijo, de amar y ser amados. Aquí, en minúscula, libertad, cuando pienso "nos" con el Espíritu Santo, es la liberación del confinamiento impuesto por las mentes individuales separadas unas de otras, para amar sin excepción y por igual a todos, como reflejo de la Unicidad; y, cuando pienso con el ego, es lo que decido hacer con mi libre albedrío, según las leyes de la evolución y escasez. Ver T2.6 [109], T13.7 [62], T17.6 [52], L199, LR6 (-206)
24 El propósito del Espíritu Santo: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más con Él y cada vez menos con el ego, de manera de liberar el Amor de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos y hagamos; 2) es —por medio del perdonar y de extender milagros a otro— experimentar en nuestro fuero interno el Alma del otro;, 3) es, en la relación santa, reconocer a nuestro verdadero Yo, Cristo, en Quien todas las Almas perfectas y eternas —que realmente somos— están unificadas como Una; 4) es liberarnos del pensar del ego para poder regresar aquí, al reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; 5) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en el Cielo, extendiendo así la Creación; 6) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T7.4 [23], T8.4 [22], T11.8 [65], T17.7, T17.9 [74], T25.2 [9], T26.10 [84]
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T20.7 EL TEMPLO DEL
ESPÍRITU SANTO
pár 52
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T20.7 [52] 56 Las relaciones no admiten gradación. 57 Son o no son. 58 Una relación no santa no constituye una relación; 59 es un estado de aislamiento que aparenta ser lo que no es. 60 Eso es todo. 61 En el instante en que la idea demente de convertir a Tu Relación con Dios en una no santa pareció posible, todas tus relaciones dejaron de tener sentido. 62 En ese instante no santo nació el tiempo y los cuerpos se hicieron para albergar esa idea demente y conferirle la ilusión de realidad. 63 Y así, esa idea pareció tener un hogar que perduró muy poco en el tiempo, para luego desaparecer del todo. 64 Pues ¿qué podría albergar esa idea demente que se opone a la Realidad más que un instante?
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T20.7 EL TEMPLO DEL
ESPÍRITU SANTO
pár 53-54
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T20.7 [53] 65 Los ídolos tendrán necesariamente que desaparecer, y sin dejar rastro de su partida. 66 El instante no santo de su poder aparente es tan frágil como un copo de nieve, pero sin su belleza. 67 ¿Es éste el substituto que quieres en lugar de la eterna bendición del instante santo y su ilimitada beneficencia? 68 ¿Es la malevolencia de la relación no santa —tan aparentemente poderosa, tan amargamente comprendida, y tan revestida de una falsa atracción— lo que prefieres en lugar del instante santo, que te ofrece paz y comprensión? 69 Entonces, deja a un lado el cuerpo, trasciéndelo tranquilamente, y asciende para acoger lo que realmente quieres. 70 Y desde el templo santo del Espíritu Santo, no mires atrás a aquello de lo que has despertado. 71 Pues no hay ilusiones25 que puedan resultar atractivas a las mentes que las han transcendido y dejado muy atrás.
T20.7 [54] 72 La relación santa refleja la verdadera Relación que el Hijo de Dios tiene con su Padre en la Realidad. 73 El Espíritu Santo cohabita en ella con la certeza de que realmente es eterna. 74 Sus firmes cimientos están eternamente apoyados por la Verdad, y el Amor brilla sobre ella con la amable sonrisa y delicada bendición que ofrece a los Suyos. 75 Aquí el instante no santo se cambia con gusto por uno santo que asegura el regreso. 76 Aquí se encuentra amablemente abierta la puerta del camino que conduce a las verdaderas relaciones, por el cual ustedes van a caminar juntos, agradecidos por haber dejado atrás el cuerpo y, así, descansar ahora en26 los Brazos Eternos27. 77 Los brazos del Amor están abiertos para recibirlos y darles paz por siempre.
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25 Ilusión o fantasía es todo lo "hecho" por nuestro ego primario, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba, locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Ver T8.5 [41], T16
26 … en el reflejo aquí de
27 … de Dios.
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T20.7 EL TEMPLO DEL
ESPÍRITU SANTO
pár 55
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T20.7 [55] 78 El cuerpo es el ídolo del ego, la creencia en el pecado28 hecha carne y luego proyectada fuera. 79 Esto produce lo que parece ser una muralla de carne alrededor de la mente29, que la mantiene prisionera en un diminuto confín de tiempo y espacio hasta que llegue la muerte, disponiendo de sólo un instante durante el cual suspirar, sufrir y morir en honor a su amo. 80 Y este instante no santo parece ser la vida: un instante de desesperación, un pequeño islote de arena seca, desprovisto de agua y destinado —en medio de la incertidumbre— al olvido. 81 Aquí, el Hijo de Dios se detiene brevemente para ofrecer su devoción a los ídolos de la muerte y, luego, seguir su camino. 82 Y aquí está más muerto que vivo. 83 No obstante, aquí es también donde vuelve a decidir entre idolatría y Amor.
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28 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver T27.9 [82]
29 La Mente, con mayúscula, se refiere a la Mente o el Pensar de Dios o de Su Hijo o de Cristo, y representa el agente que activa al Alma (o Espíritu), aportándole su energía creadora o Amor. En la separación, la mente del Hijo separado parece tener tres partes: 1) El espíritu, que es la parte que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo, Quien se nos manifiesta por medio de impulsos amorosos y revelaciones; 2) el ego, que recibe del ego primario en la fuente de la separación, los impulsos de vida y de sobrevivencia, los cuales, al ser procesados por nuestro cerebro —subconsciente o conscientemente— dan vida a nuestro cuerpo y nutren a nuestra razón, lógica y sentido común de lo necesario para defendernos y sobrevivir; y 3) el decididor, que es lo que en nosotros decide todo el tiempo si pensar con el ego —que es lo que hacemos "usualmente"— o con el espíritu. Ver T7.3, T19.2, T25.5, L45, L165
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T20.7 EL TEMPLO DEL
ESPÍRITU SANTO
pár 56-57
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T20.7 [56] 84 Aquí se le da a escoger entre pasar ese instante rindiéndole culto al cuerpo o permitir que se le libere de él. 85 Aquí puede aceptar el instante santo que se le ofrece como substituto del instante no santo que había escogido antes. 86 Y aquí puede aprender que las relaciones son su salvación y no su ruina. 87 Ustedes, que están aprendiendo esto, puede que aún tengan miedo, pero no están inmovilizados. 88 El instante santo tiene para ustedes mucho más valor ahora que su aparente contrapartida no santa, y han aprendido que realmente sólo quieren uno de ellos. 89 Éste no son tiempos de tristeza. 90 Tal vez de confusión, pero ciertamente no de desaliento.
T20.7 [57] 91 Ustedes tienen una relación real, y realmente tiene significado. 92 Es tan similar a la relación real de ustedes con Dios, como las cosas iguales son semejantes unas a otras. 93 La idolatría pertenece al pasado y no tiene significado. 94 Quizá aún se teman todavía un poco uno al otro; tal vez les acompaña todavía una sombra del miedo a Dios. 95 Pero ¿qué importancia tiene eso para aquellos a los que se ha dado una verdadera relación que transciende al cuerpo? 96 ¿Acaso se les podría privar por mucho tiempo más de mirar la faz de Cristo? 97 ¿Y podrían acaso privarse por mucho más tiempo del recuerdo de la relación que tienen con su Padre y seguir apartando de su concienciación el recuerdo de Su Amor?
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