Lo que es de Dios pertenece
a cada uno
gráfico por ©Deposit Photos
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T25.10 [87] 73 Cada milagro es un ejemplo de lo que la justicia puede lograr cuando se ofrece a todos por igual. 74 Se recibe y se da por igual. 75 Es concienciar que dar y recibir es lo mismo. 76 Debido a que no hace a los que son iguales diferentes entre sí, no ve diferencias donde22 no las hay. 77 Y así, es lo mismo para todos, porque no ve diferencias en ellos.
T25.10 [88] 78 Su ofrecimiento es universal, y sólo enseña este mensaje: 79 Lo que es de Dios pertenece a cada uno, por ser su derecho.
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UCSM TEXTO
CH 25 EL REMEDIO
T25.10 LA JUSTICIA DEL CIELO
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2
¿Qué es CRISTO? pár 1-5
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LTe.6 (-L271).1 1 Cristo es el Hijo de Dios Tal como Él Lo creó. 2 Cristo es el Yo1 Que realmente compartimos y Que nos une Unos a Otros, y Todos a Dios. 3 Él es el Pensamiento Que sigue habitando la Mente2 Que es Su Fuente. 4 Él no ha abandonado Su santo Hogar ni ha perdido la Inocencia en la Que fue creado. 5 Él mora eternamente inmutable en la Mente de Dios.
LTe.6 (-L271).2 6 Cristo es el vínculo que te mantiene realmente Uno con Dios y que te garantiza que la separación no es sino una ilusión de desesperanza, 7 pues la esperanza habitará por siempre en Cristo. 8 Tu mente realmente forma parte de La Suya, y La Suya de La Tuya. 9 Él es la Parte de la Mente de Dios en la Que se encuentra la Respuesta de Dios: donde ya se han tomado todas las decisiones y donde se acabaron los sueños. 10 Nunca ha sido tocado por ninguna cosa que los ojos del cuerpo puedan percibir. 11 Pues, aunque Su Padre depositó en Él los medios para tu salvación, no obstante Él sigue siendo el Yo Que, al igual que Su Padre, no sabe de pecado.
LTe.6 (-L271).3 12 Al ser Hogar del Espíritu Santo y sentirse a gusto únicamente en Dios, Cristo ciertamente permanece en paz en el reflejo del Cielo que se encuentra en tu santa mente3. 13 Ésa es la única parte de ti que en Verdad es real. 14 Lo demás son sueños. 15 No obstante, estos sueños Le serán entregados a Cristo para que se desvanezcan ante el reflejo de Su Gloria, y finalmente te revelen a Tu santo Yo, Cristo.
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1 Yo, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios —en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una— Quien es Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad. También es usado pocas veces como el Yo de Dios. En minúscula, tu yo es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo; o si decidiste pensar con el Espíritu Santo, tu yo es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno. Ver Lte.14 (-351)
2 La Mente, con mayúscula, se refiere a la Mente o el Pensar de Dios o de Su Hijo o de Cristo, y representa el agente que activa al Alma (o Espíritu), aportándole su energía creadora o Amor. En la separación, la mente del Hijo separado parece tener tres partes: 1) El espíritu, que es la parte que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo, Quien se nos manifiesta por medio de impulsos amorosos y revelaciones; 2) el ego, que recibe del ego primario en la fuente de la separación, los impulsos de vida y de sobrevivencia, los cuales, al ser procesados por nuestro cerebro —subconsciente o conscientemente— dan vida a nuestro cuerpo y nutren a nuestra razón, lógica y sentido común de lo necesario para defendernos y sobrevivir; y 3) el decididor, que es lo que en nosotros decide todo el tiempo si pensar con el ego —que es lo que hacemos "usualmente"— o con el espíritu. Ver T7.3, T19.2, T25.5, L45, L165
3 El Espíritu (o Alma) —siempre con mayúscula— es nuestra inmaterial Naturaleza divina que Dios creó semejante a Sí Mismo, entendiéndose que, al ser de Dios, el Espíritu (o Alma) es eterno y nunca nació. El Espíritu sabe, ama y crea. Cuando los Espíritus (o Almas) perfectos y eternos —que realmente somos todos— se unifican como Uno en Cristo, somos el Hijo único de Dios, Uno con Su Padre en el eterno Presente de la Unicidad. En minúscula, espíritu o mente acertada, es la otra parte de la mente del Hijo separado que todavía se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo. Nada puede llegar al Espíritu (o Alma) desde el ego, ni nada del Espíritu (o Alma) puede reforzar al ego o aminorar el conflicto interno de éste, porque el Espíritu (o Alma) no puede percibir y el ego es incapaz de conocer. Por lo tanto, no están comunicados ni jamás lo estarán. Ver T2.2 [20], T4.2 [8] y [19], T31.6, L97
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P A R T E 2
¿Qué es CRISTO?
pár 4-5
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LTe.6 (-L271).4 16 Desde Cristo en ti, el Espíritu Santo abarca a todos tus sueños y los invita a venir a Él, para ser traducidos en la Verdad. 17 Él los intercambiará por el sueño final que Dios dispuso fuese el fin de todos los sueños. 18 Pues, cuando el perdón repose sobre el mundo y la paz4 haya llegado a cada Hijo de Dios, ¿qué podría quedar para seguir manteniendo las cosas separadas, cuando lo único que quedará por verse es la faz de Cristo5?
LTe.6 (-L271).5 19 ¿Y por cuánto tiempo habrá de verse esta santa faz, cuando no es sino el símbolo de que el período de aprendizaje ha concluido y que la meta del Redimir6 ha sido finalmente alcanzada? 20 Por lo tanto, tratemos de encontrar la faz de Cristo y no mirar nada más. 21 Al contemplar el reflejo de Su Gloria, sabremos que ya no tenemos necesidad de aprender nada, ni de percibir, ni del tiempo, ni de ninguna otra cosa excepto del santo Yo, el Cristo Que Dios creó como Su Hijo.
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4 Paz, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en el eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que realmente no somos cuerpos sino Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez. En minúscula, cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, paz es el estado que experimentamos en el mundo real cuando hemos perdonado totalmente al otro y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el ego, paz es el estado que se puede obtener transitoriamente según los acuerdos y leyes del mundo. Ver T6.6.2, T7.7, T13.5, T19.5, T24, T29.6, T29.7, L105, L188, L200, M11, M20
5 La faz de Cristo es la faz del otro al que perdonamos totalmente y al que extendimos milagros, y con cuya Alma, en un instante santo del mundo real, experimentamos en nuestro fuero interno una completa identificación, como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios, donde todas nuestras Almas, perfectas y eternas, están unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo único. Ver T20.5 [32], T20.6 [42] Aceptar para sí mismo el Redimir —siempre con mayúscula— es un acto de Amor; es reconocer el Alma del que perdonamos; es haberse decidido a pensar cada vez más "nos" con el Espíritu Santo y cada vez menos "yo", "yo", "yo" con el ego; es el acto de compartir desinteresadamente; es querer creer que la separación nunca ocurrió y, por lo tanto, no somos cuerpos sino realmente las Almas perfectas y eternas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único Que Dios creó; es dejar de creer en la realidad del ego y querer creer en la Realidad, el eterno Presente de la Unicidad con Dios; es siempre una manera de escapar del miedo. Ver T2.2 [36], T2.5 [86, 103], T3.3, T5.3, L139
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 274
Este día pertenece al Amor.
Hoy no tendré miedo.
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L274.1 1 Padre, hoy quiero dejar que todas las cosas sean1 tal como Tú Las creaste2 y dar a Tu Hijo el honor que se merece por su impecabilidad3: el Amor de un hermano hacia su hermano y amigo. 2 Por medio de esto, me redimo4. 3 Y por medio de esto también, la Verdad ocupará el lugar donde estaban las ilusiones, la luz reemplazará toda oscuridad y Tu Hijo sabrá que es realmente Tal como Tú lo creaste.
L274.2 4 Hoy nos llega una bendición especial de Quien es nuestro Padre. 5 Dedícale este día, y hoy no habrá miedo, pues el día ha sido dedicado al Amor.
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1 … el reflejo aquí de
2 Las Cosas, con mayúscula, son las Cosas eternas que Dios ha creado, a saber: Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte Su Amor o Espíritu Santo en Su eterna Unicidad o Cielo. En minúscula, las cosas, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son el reflejo aquí de las Cosas celestiales y, cuando pensamos con el ego, son aquí, las que perciben nuestros sentidos y que nos explicamos por medio de nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T8.3 [14], T12.6 [50], T12.7 [68]
3 La Impecabilidad, con mayúscula, es la condición de nuestras Almas en la eterna Unicidad de Dios, Que es donde Todas realmente están y son Una en Cristo, Su único Hijo. En minúscula, impecabilidad es el reflejo aquí de esa Condición eterna. El estado de impecabilidad es simplemente esto: todo deseo de atacar ha desaparecido, de modo que no hay razón para percibir al Hijo de Dios de ninguna otra forma que como realmente es. Ver T20.5 [32], T25.6 [37]
4 La redención es lo que pone fin a la crucifixión del Hijo de Dios cuando, pensando con el Espíritu Santo, perdonamos al otro y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo. Ver T12.3, M28
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo 25
EL REMEDIO
T25.10 LA JUSTICIA
DEL CIELO pár 78-88
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T25.10 [78] 1 ¿Qué otra cosa, sino la arrogancia1, podría pensar que tus pequeños errores no pueden ser deshechos por la justicia del Cielo2? 2 ¿Y qué podría significar eso sino que son los pecados y no los errores, eternamente incorregibles, los que hay que enfrentar con venganza, y no con justicia? 3 ¿Estás dispuesto a que se te libere de todos los efectos del pecado3? 4 No podrás contestar esto hasta que veas todo lo que la respuesta necesariamente implica. 5 Pues si contestas "sí", quiere decir que renuncias a todos los valores de este mundo, en favor de la paz del Cielo. 6 Significa también que no vas a conservar para ti ni un solo pecado, 7 ni que tampoco vas a atesorar una sola duda de que esto sea posible, para así mantener vigente al pecado. 8 Significa asimismo que ahora la Verdad4 tiene más valor para ti que todas las ilusiones, 9 y que reconoces que la Verdad tiene que serte revelada, ya que tú no sabes lo que realmente es.
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1 … de tu ego
2 … que no sabe del tiempo y el espacio, ni de todo lo que éstos contienen, incluyéndote a ti y a tu mundo regido, como crees y experimentas que lo está, por las leyes de la evolución y escasez, sino que sólo sabe del Amor que existe en el eterno Presente de la Unicidad entre Dios y Su único Hijo, con Quien es Uno…
3 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver T27.9 [82]
4 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber unificado su Alma con La tuya en Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
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T25.10 LA JUSTICIA
DEL CIELO
pár 79-80
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T25.10 [79] 10 Dar a regañadientes no es ganarte el regalo5, pues tú estás siendo renuente a aceptarlo. 11 Se te guardará hasta que tu renuencia a recibirlo desaparezca y estés dispuesto a que te sea dado. 12 La justicia de Dios merece gratitud, no miedo6. 13 Nada que des7 lo pierdes tú ni ningún otro, sino que se atesora y se guarda para ti en el Cielo, donde todos los tesoros dados al Hijo de Dios se guardan para él, y se ofrecen a todo aquel que simplemente extienda la mano dispuesto a recibirlos. 14 El tesoro no merma al ser dado. 15 Cada presente que es recibido8 no hace sino aumentar lo almacenado, 16 pues Dios es justo. 17 No lucha contra la renuencia de Su Hijo a percibir la salvación9 como un don proveniente de Él. 18 Pero Su justicia no quedará satisfecha hasta que la reciban todos.
T25.10 [80] 19 Ten la seguridad de que la solución a cualquier problema que el Espíritu Santo resuelva siempre será una solución en la que nadie pierde. 20 Y esto tiene necesariamente que ser verdad porque Él no exige sacrificios a nadie. 21 Una solución que exija de alguien la más mínima pérdida, no solamente no resolverá el problema, sino que lo empeorará y lo hará más grande, más difícil de resolver y más injusto. 22 Es imposible que el Espíritu Santo pueda ver la injusticia como una solución. 23 Para Él, lo que es injusto tiene que ser corregido justamente porque es injusto. 24 Y cada error es una percepción en la que —al menos— una persona es considerada injustamente10. 25 Así no se imparte justicia al Hijo de Dios. 26 Cuando cualquier persona es considerada perdedora, es porque se la ha condenado. 27 Y el castigo, en vez de la justicia, se convierte en su merecido.
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5 Don con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula, don es el reflejo aquí del Don de Dios. Presente se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo separado que piensa con Él. Regalos son los que ofrece el Hijo separado que piensa con el ego. Ver T7.2, T7.8 [81], T20.6 [38], T26.5 [28], L117 (L104), L166, M29.5
6 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
7 … pensando y percibiendo con el Espíritu Santo,
8 … por aquellos a los que los estás dando,
9 La salvación 1) es el proceso de deshacer la separación que nunca fue, cuestionando nuestra creencia en la realidad del ego, del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez; 2) es querer creer en el eterno Presente de la Realidad del Amor de Dios, en Cuya Unicidad estamos realmente todos, como Almas perfectas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios; 3) es ir dejando cada vez más de lado el pensar, percibir y actuar egocentrista del ego y, en su lugar, pensar con el Espíritu Santo; 4) es aceptar el Redimir para nosotros mismos; 5) es perdonar al otro y a los demás y extender los milagros que nos sugiera el Espíritu Santo; 6) es entablar relaciones santas y multiplicar el perdonar y la extensión de milagros. Ver T9.6, T11, T22, T31, LTe.2 (-L231)
10 … porque, con el sistema de pensamiento del ego, en el que su realidad es la del tiempo y del espacio, se la percibe como un cuerpo en vez de —si se estuviese pensando y percibiendo con el Espíritu Santo en un instante santo del mundo real— como un Alma perfecta y eterna, Una con todas las demás Almas —que igualmente son perfectas y eternas— en Cristo.
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T25.10 LA JUSTICIA
DEL CIELO
pár 81-82
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T25.10 [81] 28 Ver la inocencia11 hace imposible castigar, y asegura la justicia12. 29 La percepción del Espíritu Santo no da cabidas al ataque. 30 Solamente una pérdida podría justificar el ataque, y cualquiera que sea la pérdida, Él no la puede ver13. 31 El mundo resuelve los problemas de otra manera14. 32 Ve la solución a cualquier problema como un estado en el que se ha decidido quién ha de ganar y quién ha de perder; con cuánto se va a quedar el uno y cuánto puede todavía defender el perdedor.
T25.10 [82] 33 No obstante, el problema sigue sin resolverse, pues sólo la justicia15 puede establecer un estado en el que no hay perdedor: a nadie se le trata injustamente o se le priva de algo, lo cual le daría motivos para vengarse. 34 Ningún problema se puede resolver mediante la venganza que, en el mejor de los casos, añadiría otro problema al existente, en el que el asesinato no estaba contemplado. 35 El método de resolver problemas que utiliza el Espíritu Santo es el camino en el que16 acaba el problema. 36 El problema ha sido resuelto porque ha sido tratado con justicia17. 37 Hasta que no se haga esto, seguirá repitiéndose porque aún no habrá sido resuelto. 38 El principio según el cual justicia quiere decir que nadie puede perder es crucial para este Curso. 39 Pues los milagros18 dependen de la justicia, 40 no como la ve el mundo, sino como Dios la conoce y como se refleja el conocimiento en lo que la mirada del Espíritu Santo abarca.
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11 … del Alma del otro al que has estado tratando de perdonar,
12 … de que Dios nos quiere a todos y cada uno por igual, ya que, realmente, somos Su Hijo único, aunque aquí, parezcamos individualidades separadas unas de otras y combatiendo por la sobrevivencia individual de cada una…
13 … ya que Dios nada tuvo que ver con la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes del ego de la evolución y escasez…
14 … así es, los resuelve con el razonamiento, la lógica y el sentido común de nuestros egos…
15 … según el Espíritu Santo,
16 … en tu mente
17 … según La Voluntad de Dios —en el eterno Presente de Su Unicidad en la Que todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una en la única Alma del Hijo único de Dios— quiere que la felicidad que Su Hijo heredó de Él siga imperturbada: que sea perpetua en la Alegría de la Creación plena y que sea eternamente receptiva y completamente ilimitada en Él. Aquí, la Voluntad de Dios es que por medio del perdón y de la extensión de milagros, nos volvamos el reflejo de ese eterno Presente de la Unicidad, en la Que, en paz y con alegría, nos amamos unos a otros como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Él. Ver T12.7 [64] y [65], T13.5 [41], L193
18 Extender un milagro a otro, es la máxima expresión de Amor que puedes experimentar en tu fuero interno, cuando, después de haber aceptado el Redimir para ti mismo y logrado perdonar totalmente a un hermano, se corre el velo que te impedía verlo con la visión de Cristo, y unes tu Alma a La de él en una unión de Amor, que se extiende a todas las Almas, ya que, realmente, hay Una sola, La del Hijo único de Dios. El milagro trasciende las leyes de este mundo, remplazándolas por una verdadera empatía o altruismo, como reflejo aquí del Amor que nuestras Almas comparten en el Cielo, reflejo que cura la mente de tu hermano de su creencia en la realidad del ego y, al mismo tiempo, consolida tu propia curación. El milagro es el medio para alcanzar conjuntamente la meta del Curso, no se pide, sino que sucede y, al suceder, se acepta que su origen es divino, mediante un acto de fe. Ver las definiciones de las palabras en negrillas en el Glosario y en: LTe.13 (-L341)
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T25.10 LA JUSTICIA
DEL CIELO
pár 83
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T25.10 [83] 41 Nadie merece perder19. 42 Y lo que sería injusto para uno no puede realmente suceder20. 43 La curación tiene que ser para todos, porque21 nadie merece que se le ataque de ninguna manera. 44 ¿Qué gradación podría haber en los milagros, a menos que algunas personas mereciesen sufrir más y otras menos? 45 Y, ¿sería esto justo para los que son completamente inocentes? 46 Un milagro constituye un acto de justicia. 47 No es un regalo especial que se da a algunos y se niega a otros, por ser éstos menos dignos o estar más condenados y, por consiguiente, excluidos de la curación. 48 ¿Quién puede estar excluido de la salvación, si el propósito de ésta es precisamente acabar con el especialismo? 49 ¿Dónde está la justicia de la salvación si algunos errores son imperdonables, y justifican la venganza en lugar de la curación y el regreso a la paz?
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19 … si queremos ser aquí el reflejo de Lo que somos en la eterna Unicidad.
20 … en la eterna Unicidad del Cielo, Que es Donde todos estamos realmente.
21 … siendo todos realmente el Hijo de Dios,
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T25.10 LA JUSTICIA
DEL CIELO
pár 84-86
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T25.10 [84] 50 La salvación no puede tratar de ayudar al Hijo de Dios a ser más injusto que lo que él ha buscado ser. 51 Si los milagros —los presentes del Espíritu Santo— se extendiesen exclusivamente a un grupo selecto y especial, negándoselos a otros por ser menos merecedores de ellos, entonces, Él sería aliado del especialismo. 52 Él no da fe de lo que no puede percibir. 53 Y todos tienen el mismo derecho a recibir Su presente de curación, que trae consigo la liberación y la paz. 54 Entregar un problema al Espíritu Santo para que lo resuelva por ti quiere decir que quieres que se resuelva. 55 Guardártelo para resolverlo por tu cuenta sin Su ayuda es decidir que siga pendiente, sin solución, alargando su poder para cometer injusticias y atacar. 56 Nadie puede ser injusto contigo, a menos que primero hayas decidido serlo tú. 57 En ese caso, es inevitable que surjan problemas que obstaculicen tu camino, y que la paz sea disipada por los vientos del odio.
T25.10 [85] 58 A menos que pienses que todos tus hermanos tienen el mismo derecho a que les extiendas milagros, no reivindicarás tu derecho a ellos porque fuiste injusto con alguien que tenía los mismos derechos que los demás. 59 Niega algo a otro, y sentirás que algo te ha sido negado a ti. 60 Priva a alguien de algo, y te habrás privado a ti mismo de algo. 61 Nunca se podrá recibir un milagro porque otro no lo pudiera recibir. 62 Sólo el perdón ofrece milagros. 63 Y lo que se perdona tiene necesariamente que ser justo para con todos.
T25.10 [86] 64 Los pequeños problemas que guardas y ocultas se convierten en tus pecados secretos, porque tu decisión fue no permitir que el Espíritu Santo los eliminara por ti. 65 Y así, acumulan polvo y crecen, hasta cubrir todo lo que percibes, impidiéndote ser justo con nadie. 66 No crees tener ni un solo derecho. 67 Y la amargura, por haber justificado la venganza y perdido la misericordia, te condena a ser indigno de que se te perdone. 68 Los que no han sido perdonados no tienen compasión para con nadie. 69 Por eso, tu única responsabilidad tiene necesariamente que ser la de aceptar que se te perdone. 70 El milagro que recibes, realmente lo estás dando. 71 Y cada milagro se convierte en un ejemplo de la ley en la que se basa la salvación: tiene que haber justicia para todos, para que cualquiera pueda ser curado. 72 Nadie puede perder, y todos tienen que beneficiarse.
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T25.10 LA JUSTICIA
DEL CIELO
pár 87-88
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T25.10 [87] 73 Cada milagro es un ejemplo de lo que la justicia puede lograr cuando se ofrece a todos por igual. 74 Se recibe y se da por igual. 75 Es concienciar que dar y recibir es lo mismo. 76 Debido a que no hace a los que son iguales diferentes entre sí, no ve diferencias donde22 no las hay. 77 Y así, es lo mismo para todos, porque no ve diferencias en ellos.
T25.10 [88] 78 Su ofrecimiento es universal, y sólo enseña este mensaje: 79 Lo que es de Dios pertenece a cada uno, por ser su derecho.
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22 … realmente, en la eterna Unicidad, Que es Donde realmente estamos todos los que aquí fueron, son y serán, como Almas perfectas y eternas, Uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre y Creador.
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Un Curso sobre Milagros – Preliminares
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