"Tu Invitado ha llegado. Tú lo invitaste y Él vino."
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T29.3 [13] 24 Tu Invitado ha llegado9. 25 Tú lo invitaste y Él vino. 26 No lo oíste entrar, porque la bienvenida que le diste no fue completa. 27 No obstante, Sus dones10 llegaron con Él. 28 Los depositó a tus pies, y ahora te pide que los mires y los consideres tuyos. 29 Él necesita tu ayuda para dárselos a todos los que caminan por su cuenta, creyendo estar solos y separados. 30 Se curarán cuando aceptes los presentes que les diste, pues tu Invitado dará la bienvenida a todos aquellos cuyos pies hayan tocado la tierra santa que tú pisas, donde Sus dones para ellos han sido dispuestos.
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UCSM TEXTO
CH 29 EL DESPERTAR
T29.3 LA LLEGADA
DEL INVITADO
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2
¿Qué es LA SEGUNDA
VENIDA? pár 1-5
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LTe.9 (-L301).1 1 La Segunda Venida de Cristo —Que es tan segura como que Dios existe— es sencillamente la corrección de todos los errores y el restablecimiento de la cordura1. 2 Es parte de la condición que reinstaura Lo que nunca se perdió y restablece Lo que es eternamente verdad de toda Eternidad y por toda Eternidad2. 3 Es la invitación que se le hace a la Palabra de Dios3 para que ocupe el lugar de las ilusiones4, la señal de que estás dispuesto a dejar que tu perdonar5 descanse sobre todas las cosas6 sin hacer excepciones y sin reservas.
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1 Cordura, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su sistema de pensamiento en nuestro espíritu, que parte de la creencia en la Verdad y, que nuestra función aquí es tratar de ser reflejos de nuestra verdadera Realidad, aceptando el Redimir para nosotros mismos, perdonando, extendiendo milagros y entablando relaciones santas para multiplicar el perdón y la extensión de milagros hasta abarcar a todos. Y, cuando pensamos con nuestro ego, la cordura es el estado mental al que llega nuestro ego por medio del razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76], T17.7 [61]
2 Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
3 … al Espíritu Santo
4 … en la mente, en el espíritu en vez del ego: en la separación, la mente del Hijo separado parece tener tres partes: 1) El espíritu, que es la parte que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo, Quien se nos manifiesta por medio de impulsos amorosos y revelaciones; 2) el ego, que recibe del ego primario en la fuente de la separación, los impulsos de vida y de sobrevivencia, los cuales, al ser procesados por nuestro cerebro — subconsciente o conscientemente— dan vida a nuestro cuerpo y nutren a nuestra razón, lógica y sentido común de lo necesario para defendernos y sobrevivir; y 3) el decididor, que es lo que en nosotros decide todo el tiempo si pensar con el ego —que es lo que hacemos "usualmente"— o con el espíritu. Ver T7.3, T19.2, T25.5, L45, L165.
5 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
6 En minúscula, las cosas, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son el reflejo aquí de las Cosas celestiales y, cuando pensamos con el ego, son aquí, las que perciben nuestros sentidos y que nos explicamos por medio de nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T8.3 [14], T12.6 [50], T12.7 [68]
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P A R T E 2
¿Qué es LA SEGUNDA
VENIDA?
pár 2
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LTe.9 (-L301).2 4 Es la naturaleza totalmente inclusiva de la Segunda Venida de Cristo lo que Le permite abrazar al mundo y mantenerte a salvo dentro de Su tranquilo advenir, el cual abarca a todas las cosas vivientes conjuntamente contigo. 5 No hay fin para la liberación que trae la Segunda Venida, pues la Creación de Dios7 tiene que ser necesariamente ilimitada. 6 El perdonar ilumina el camino de la Segunda Venida, porque brilla sobre todos al unísono.
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7 La Creación, con mayúscula, en el Cielo, es la suma de todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros, como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de Su Unicidad o Realidad. Dios no creó más nada. Por eso, Allá, la realidad del ego que percibimos aquí con nuestros sentidos, realmente, no existe. Aquí, las creaciones, en minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son las que producimos —cuando perdonamos al otro, a los otros, y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo— como un reflejo de las Creaciones que creamos como Uno con y en Dios, en el Cielo. Y, cuando pensamos con el ego —según el Curso— no "creamos" sino que "hacemos," de acuerdo con las leyes de este mundo. Ver T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (-L321)
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P A R T E 2
¿Qué es LA SEGUNDA
VENIDA?
pár 3
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LTe.9 (-L301).3 7 La Segunda Venida8 marca el fin de las enseñanzas del Espíritu Santo, allanando así el camino para el Juicio Final9, en el que el aprendizaje termina con un último resumen, el cual se extenderá más allá de sí mismo hasta llegar a Dios. 8 La Segunda Venida es el tiempo en el que todas las mentes se ponen en manos de Cristo10 para que sean regresadas al Espíritu11 en el nombre de la verdadera Creación y de la Voluntad de Dios12.
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8 … en tu mente
9 El Juicio Final es, en mi espíritu —después de haber experimentado a Cristo en el otro al que he perdonado completamente— el proceso de evaluar acertadamente lo que tiene valor y lo que no lo tiene. Es comprender a la Voz que habla por Dios proclamar que lo falso es falso, y que lo que es Verdad nunca ha cambiado. Es el don de la corrección que Dios depositó sobre todos mis errores; corrección que me libera de ellos y de todos los efectos que parecían tener. Es saber que Nuestro Padre —Quien yo, al igual que Jesús antes de morir— creía que me había abandonado a la injusticia de este mundo, por el contrario, nos dice a todos y a cada uno: "Tú sigues siendo Mi santo Hijo, por siempre inocente, por siempre cariñoso y por siempre querido, tan ilimitado como Tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. Por lo tanto, despierta, y regresa a Mí. Soy Tu Padre y Tú eres Mi Hijo." Ver T2.6, T3.8, T26.4 [21], LTe.10 (-L311)
10 Cristo, 1) es la idea que resuelve el aparente dilema en el Curso, que por un lado, reza: "Dios creó a un solo Hijo, y no creó más nada" y, por el otro, "la Filiación es la suma de todas las Almas creadas por Dios.", dilema que resuelve el proceso de extender el milagro: "Un milagro hace que las Almas sean una en Cristo."; 2) en mi fuero interno, es la divina experiencia de mi mente acertada o espíritu en un instante santo del mundo real, de la unión con el Alma del otro(a) por haberlo(a) perdonado completamente, experiencia de Amor que se extiende a las Almas de todos los que fueron, son y serán, como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios con Su Hijo único, en cuya Alma, todos —como las Almas perfectas y eternas unificadas que realmente somos— somos Uno. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9]
11 El Espíritu (o Alma) —siempre con mayúscula— es nuestra inmaterial Naturaleza divina que Dios creó semejante a Sí Mismo, entendiéndose que, al ser de Dios, el Espíritu (o Alma) es eterno y nunca nació. El Espíritu sabe, ama y crea. Cuando los Espíritus (o Almas) perfectos y eternos —que realmente somos todos— se unifican como Uno en Cristo, somos el Hijo único de Dios, Uno con Su Padre en el eterno Presente de la Unicidad. Ver T5.3 [12], T5.5 [33], T31.6, L97
12 La Voluntad de Dios —en el eterno Presente de Su Unicidad en la Que todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una en la única Alma del Hijo único de Dios— quiere que la felicidad que Su Hijo heredó de Él siga imperturbada: que sea perpetua en la Alegría de la Creación plena y que sea eternamente receptiva y completamente ilimitada en Él. Aquí, la Voluntad de Dios es que por medio del perdón y de la extensión de milagros, nos volvamos el reflejo de ese eterno Presente de la Unicidad, en la Que, en paz y con alegría, nos amamos unos a otros como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Él. Ver T12.7 [64] y [65], T13.5 [41], L193
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P A R T E 2
¿Qué es LA SEGUNDA
VENIDA?
pár 4-5
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LTe.9 (-L301).4 9 La Segunda Venida es el único acontecimiento en el tiempo al que el mismo tiempo no puede afectar. 10 Pues a cada uno que alguna vez vino a morir, o que aún ha de venir, o que se encuentra ahora aquí, es igualmente liberado de lo que fue hacedor13. 11 En esta igualdad, Cristo es reinstaurado como una única Identidad14, en la Cual todos los Hijos de Dios se dan cuenta de que todos son realmente Uno. 12 Y Dios el Padre sonríe a Su Hijo, Su única Creación y Su única Alegría.
LTe.9 (-L301).5 13 Ora15 para que esta Segunda Venida llegue pronto, pero no te limites a eso, 14 pues Ella necesita tus ojos, tus oídos, tus manos y tus pies. 15 También necesita tu voz. 16 Pero, sobre todo, necesita tu disposición. 17 Alegrémonos de poder hacer la Voluntad de Dios y unirnos conjuntamente en Su santa luz. 18 ¡Presten atención!, el Hijo de Dios es realmente Uno con Nosotros, y por eso podemos alcanzar el Amor de Nuestro Padre por medio de él.
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13 … la separación y todas sus secuelas…
14 Identidad, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el único Hijo de Dios, en Quien todos, como Almas unificadas como Una, somos realmente Uno con Dios. En minúscula, es la identidad del ego. Pero cuando decidimos pensar y percibir con el Espíritu Santo, nuestra identidad se convierte en el reflejo aquí de la Identidad de Cristo, el Hijo único de Dios Que realmente somos. Ver T7.10 [97], T20.9, LTE.14 (-L351)
15 La oración es, en el eterno Presente de la Unicidad, el mayor Don con el Cual Dios bendijo a Su Hijo al crearlo. la única Voz que eternamente nos profesamos Dios y todos nosotros como las Almas perfectas y eternas que realmente somos, Una en Cristo, Su único Hijo, en medio de la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo. Y en Ello, la Creación se extiende: Dios dando gracias a Su Extensión, Que es Su Hijo; y Éste, en el cantar de Su Crear en Nombre de Su Padre, dándole gracias a Él, por haberlo creado. Cuando termine el tiempo, el Amor Que Ellos comparten es Lo que toda oración será por toda la Eternidad, porque así era antes de que el tiempo pareciera existir. La oración que pide cosas de este mundo dará lugar a experiencias de este mundo. Si eso es lo que la oración del corazón pide, es lo que se le dará, porque es lo que recibirá. Al Hijo dormido de Dios sólo le queda este poder. Pero es suficiente. Sus palabras no tienen importancia. Sólo la Palabra de Dios tiene algún significado que sólo el Espíritu Santo comprende. Y eso, también, es suficiente. Ver T3.7 [56] y [60], T6.3 [32], L183.11, L254, M21.3, C1.in.
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 306
El don de Cristo es lo
único que busco hoy.
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L306.1 1 ¿Qué otra cosa sino la visión de Cristo querría utilizar hoy, cuando me puede conceder un día en el que veo un mundo tan semejante al Cielo1 que regresa a mí un viejo recuerdo? 2 Hoy puedo olvidarme del mundo que hice2. 3 Hoy puedo ir más allá de todo miedo y ser restaurado al Amor3, la santidad y la paz. 4 Hoy soy redimido y vuelvo a nacer en un mundo misericordioso y solícito; un mundo lleno de bondad en el que reina la paz de Dios.
L306.2 5 Padre Nuestro, y así, regresamos4 a Ti, recordando que nunca nos ausentamos; recordando los santos dones que nos diste. 6 Llenos de gratitud y de aprecio, venimos con las manos vacías y nuestras mentes y corazones abiertos, pidiendo tan sólo lo que Tú das. 7 No podemos hacer una ofrenda que sea suficiente para Tu Hijo. 8 Pero, en Tu Amor, el don de Cristo es de él.
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1 Cielo, con mayúscula, es lo único Que Dios ha creado. No es un lugar ni un estado. Simplemente es la concienciación de la perfecta Unicidad del Padre con todas las Almas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, Su Hijo, a saber, que nada más existe, ni fuera ni dentro de Ella. Algunos de sus sinónimos son: Realidad, Unicidad, Reino de Dios, Reino de los Cielos. Ver T4.2 [19], T4.4 [41], T9.11 [103], L138
2 … en mi mente, cuando en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, se adentró una diminuta idea alocada, de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. A causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales. (... tales como, entre otras cosas, la hechura del tiempo y del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la pizca de polvo cósmico que llamamos Tierra y, sobre ella, nuestro cuerpo individual separado y compitiendo con los demás cuerpos por las escasas cosas "buenas"…). Ver T27.9 [82]
3 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
4 … todas las Almas de los que fueron, somos y serán, como Una en el Alma única del único Hijo de Dios,
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo 29
EL DESPERTAR
T29.3 LA LLEGADA
DEL INVITADO pár 10-19
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T29.3 [10] 1 ¿Por qué no ibas a querer percibir como liberación del sufrimiento el darte cuenta de que realmente eres libre1? 2 ¿Por qué no querrías aclamar a la Verdad2, en vez de considerarla una enemiga? 3 ¿Por qué un camino fácil de andar, y tan claramente marcado que es imposible perderse te parece espinoso, arduo y muy difícil de seguir? 4 ¿No será porque lo ves como el camino al infierno, en vez de un simple camino que no exige sacrificios ni ninguna pérdida, para encontrarte3 en el Cielo y en Dios? 5 Hasta que te des cuenta de que4 realmente no renuncias a nada, hasta que comprendas que realmente no hay pérdida, a veces te arrepentirás de haber escogido este camino. 6 Y no verás los muchos beneficios que tu decisión te ha aportado. 7 No obstante, aunque no los veas, ahí están. 8 Su Causa los produjo, y los efectos tienen que estar presentes donde su Causa ha entrado.
T29.3 [11] 9 Has aceptado la Causa5, de la curación6, por consiguiente tienes que estar curado. 10 Y, al estar curado, ahora el poder de curar tiene también que ser tuyo. 11 El milagro7 no es un incidente aislado que ocurre de repente, como si se tratase de un efecto sin causa. 12 Ni tampoco es una causa en sí. 13 Pero allí donde está su Causa, tiene que estar el milagro. 14 Ahora ha sido causado, aunque aún no se perciba. 15 Y sus efectos están ahí, aunque aún no se vean. 16 Mira ahora en ti, y no verás motivo alguno para estar arrepentido, sino más bien una causa para una alegre celebración y esperanzas de paz.
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1 Libertad con mayúscula es, en la eterna Unicidad, la libre Voluntad de Dios de Amar o crear, Que es también la libre Voluntad de todos nosotros como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único hijo, de amar y ser amados. Aquí, en minúscula, libertad, cuando pienso "nos" con el Espíritu Santo, es la liberación del confinamiento impuesto por las mentes individuales separadas unas de otras, para amar sin excepción y por igual a todos, como reflejo de la Unicidad; y, cuando pienso con el ego, es lo que decido hacer con mi libre albedrío, según las leyes de la evolución y escasez. Ver T2.6 [109], T13.7 [62], T17.6 [52], L199, LR6 (-206)
2 … que todos —como Almas— somos realmente Uno en Cristo, el Hijo único de Dios, y Cristo es Uno con Dios.
3 … mentalmente
4 … al querer creer en la Verdad
5 … Dios por medio del Espíritu Santo
6 Curación es el estado mental que se logra al final del proceso de curar en el que nuestra mente —ahora pensando y percibiendo con el Espíritu Santo— es llevada al mundo real y a la unión con todas las demás mentes en la experiencia de Cristo; y en el instante santo de esa experiencia, ella se cura de la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, del pensar del ego, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Ver T2.3, T5, T8.9, T13.2, T17, M22, M23
7 Extender un milagro a otro, es la máxima expresión de Amor que puedes experimentar en tu fuero interno, cuando, después de haber aceptado el Redimir para ti mismo y logrado perdonar totalmente a un hermano, se corre el velo que te impedía verlo con la visión de Cristo, y unes tu Alma a La de él en una unión de Amor, que se extiende a todas las Almas, ya que, realmente, hay Una sola, La del Hijo único de Dios. El milagro trasciende las leyes de este mundo, remplazándolas por una verdadera empatía o altruismo, como reflejo aquí del Amor que nuestras Almas comparten en el Cielo, reflejo que cura la mente de tu hermano de su creencia en la realidad del ego y, al mismo tiempo, consolida tu propia curación. El milagro es el medio para alcanzar conjuntamente la meta del Curso, no se pide, sino que sucede y, al suceder, se acepta que su origen es divino, mediante un acto de fe. Ver las definiciones de las palabras en negrillas en el Glosario y en: LTe.13 (-L341)
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T29.3 LA LLEGADA
DEL INVITADO
pár 12-14
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T29.3 [12] 17 Todo intento de encontrar esperanzas de paz en un campo de batalla ha sido en vano. 18 Ha sido fútil exigir escape del pecado8 y del dolor a lo que fue concebido precisamente para cumplir con la función de retener el pecado y el dolor. 19 Pues dolor y pecado son la misma ilusión, así como el odio y el miedo, el ataque y la culpa son todos uno. 20 Allí donde no tienen causa, sus efectos desaparecen y el Amor tiene necesariamente que llegar dondequiera que ellos no estén. 21 ¿Por qué no estás lleno de alegría? 22 Te has librado del dolor y de la enfermedad, de la aflicción y de la pérdida, así como de todos los efectos del odio y del ataque. 23 El dolor ya no es tu amigo ni la culpa tu dios, así que deberías dar la bienvenida a los efectos del Amor.
T29.3 [13] 24 Tu Invitado ha llegado9. 25 Tú lo invitaste y Él vino. 26 No lo oíste entrar, porque la bienvenida que le diste no fue completa. 27 No obstante, Sus dones10 llegaron con Él. 28 Los depositó a tus pies, y ahora te pide que los mires y los consideres tuyos. 29 Él necesita tu ayuda para dárselos a todos los que caminan por su cuenta, creyendo estar solos y separados. 30 Se curarán cuando aceptes los presentes que les diste, pues tu Invitado dará la bienvenida a todos aquellos cuyos pies hayan tocado la tierra santa que tú pisas, donde Sus dones para ellos han sido dispuestos.
T29.3 [14] 31 No te das cuenta de lo mucho que puedes dar ahora, debido a todo lo que has recibido. 32 No obstante, Aquel que entró está solamente a la espera de que vayas allí donde Lo invitaste. 33 No hay ningún otro lugar donde Él pueda encontrarse con Su anfitrión o Su anfitrión con Él. 34 Ni tampoco hay ningún otro lugar donde se puedan obtener Sus dones de paz y alegría, así como disfrutar toda la felicidad que Su Presencia trae consigo. 35 Pues Sus dones se hallan donde Él está; Él, Que los trajo Consigo para que fuesen tuyos. 36 No puedes ver a tu Invitado, pero sí los dones que trajo. 37 Y cuando los veas, creerás que Su Presencia tiene que estar necesariamente ahí. 38 Pues lo que ahora eres capaz de hacer, no podrías hacerlo sin el Amor y la gracia que emanan de Su Presencia.
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8 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver T27.9 [82]
9 … el Espíritu Santo en tu espíritu, que es la parte de tu mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu santo
10 Don con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula, don es el reflejo aquí del Don de Dios. Presente se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo separado que piensa con Él. Regalos son los que ofrece el Hijo separado que piensa con el ego. Ver T7.2, T20.6 [38], T26.5 [28], L166
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T29.3 LA LLEGADA
DEL INVITADO
pár 15-16
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T29.3 [15] 39 Ésta es la promesa del Dios viviente: que Su Hijo tenga Vida11, y que cada cosa viviente12, sea parte de él, porque nada más tiene realmente Vida. 40 Aquello a lo que tú has dado "vida" no está realmente vivo, y sólo simboliza tu deseo de vivir separado de la Vida, vivo en muerte, percibiendo a ésta como si fuese vida y al vivir, como muerte. 41 Aquí, las confusiones se suceden una tras otra, pues este mundo se basó sobre la confusión y nada más. 42 Su base no cambia, aunque parezca estar cambiando continuamente. 43 Y ¿qué es eso, sino el verdadero significado del estado de confusión? 44 La estabilidad para los que están confundidos no tiene significado, y la inestabilidad y el cambio se convierten en la ley por la que rigen sus vidas.
T29.3 [16] 45 El cuerpo no cambia realmente13. 46 Representa el sueño más amplio de que el cambio es posible. 47 Cambiar es alcanzar un estado distinto de aquel en el que te encontrabas antes14. 48 En efecto, en la inmortalidad no hay cambios, y el Cielo no sabe de ellos. 49 No obstante, aquí en la tierra los cambios tienen un doble propósito, pues se pueden utilizar para enseñar cosas contradictorias. 50 Y esas cosas reflejan al maestro que las enseña. 51 El cuerpo puede aparentar que cambia con el tiempo, con la enfermedad o la salud, y con los sucesos que parecen cambiarlo. 52 Pero esto sólo quiere decir que la mente permanece incólume en cuanto a lo que cree que es el propósito del cuerpo.
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11 La Vida, con mayúscula, es la única Vida que realmente existe, pues fue creada por Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que todos, sin excepción, como Almas perfectas unificadas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios, Que es Uno con Su Padre en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, vida quiere decir nuestra vida aquí, sea como reflejo de Nuestra Vida eterna cuando pensamos con el Espíritu Santo o, de acuerdo con las leyes de este mundo, cuando pensamos con el ego. Ver T4.4 [48], T6.6.1 [61], T23.5, L167
12 Las cosas vivientes son las que vemos por medio de la visión de Cristo, que es la divina experiencia de Amor de la unión con el otro en el mundo real, unión que voy a extender a una unión universal con todo y todos, ya que quiero creer que todos somos realmente Almas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios en Su eterna Unicidad, nuestra única y verdadera Realidad. Ver T24.6 [46]
13 … porque no existe en el Cielo, Que es Donde todos estamos realmente.
14 … de la separación.
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T29.3 LA LLEGADA
DEL INVITADO
pár 17
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T29.3 [17] 53 La enfermedad15 es la exigencia de que el cuerpo sea lo que no es. 54 El no ser nada16, garantiza que realmente no puede enfermar. 55 En tu exigencia de que sea más que eso radica la idea de la enfermedad. 56 Pues pide que Dios sea menos de todo lo que Él realmente es. 57 Así pues, ¿qué va a ser de ti, si es a ti a quien se le exige el sacrificio? 58 Pues a Dios se le informa que parte de Él ya no Le pertenece. 59 Tiene que sacrificar tu yo, y como resultado de ese sacrificio, tú te engrandeces, y Él se empequeñece al perderte. 60 Y lo que ha dejado de ser de Él se convierte en tu dios, que te protege de ser parte de Él.
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15 La enfermedad de todas las enfermedades, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es la separación de Dios y todas las secuelas que ésta trajo consigo. Además, se quiere creer que Dios no tuvo ni tiene nada que ver con ella, ni con la hechura del tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen, ni con lo que ocurre a diario en el Cosmos, ya que nuestra verdadera Realidad —como las Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, que verdaderamente somos— es la de ser el Hijo único de Dios, en el eterno Presente de Su Unicidad. En cambio, cuando pensamos con el ego —que es lo que hacemos habitualmente— creemos que nuestra realidad es todo lo que percibimos con él, incluyendo las cosas aparentemente buenas y malas y, dentro de las malas, las enfermedades psíquicas y físicas, y finalmente la muerte. Ver T9.11, T27.6, T28.4, L136, M5.2, M5.3.3
16 … en el Cielo
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T29.3 LA LLEGADA
DEL INVITADO
pár 18
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T29.3 [18] 61 El cuerpo17 al que se le pide ser un dios será atacado, ya que la nada que realmente es no ha sido reconocida. 62 Y así, parece ser una cosa con poder propio. 63 Al ser algo, puede ser percibido y también se puede pensar que siente y actúa, y que te tiene en sus garras como su prisionero. 64 Y puede que no llegue a ser lo que le exigiste que fuese. 65 Y lo odiarás por su insignificancia, sin darte cuenta de que el fracaso no se debe a que él sea menos de lo que tú crees que debería ser, sino sólo a que no te has dado cuenta de que él no es nada. 66 No obstante, su nada es realmente tu salvación18, de la cual quieres huir.
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17 El cuerpo—cuando pensamos con el ego— es su encarnación, regido por las leyes de este mundo y constituye la prueba viviente de que este mundo es real y de que estamos evidentemente separados de Dios y unos de otros. Pero cuando pensamos con el Espíritu Santo, el cuerpo es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno, y como el Hijo único de Dios que realmente somos, extendemos nuestra mano para tomar la de nuestro hermano y ayudarlo a caminar el sendero con él. Ahora nuestros cuerpos se han vuelto santos y nuestras mentes unidas y acertadas sirven para curar las mentes equivocadas que sólo sabían de vida efímera y de muerte. Ver T1.1.51 [86], T2.2 [45], T2.3 [53], T2.3 [56], L161.4, LTe.5 (-L261)
18 La salvación: 1) es haber aprendido a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego y, así, haber liberado la fuerza de Dios en nosotros que está reverberando en todo lo que pensamos o hacemos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— haber reconocido en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es haber aprendido lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es haber buscado y hallado en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es haber aprendido a dar paz y haber obtenido paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Ver T8.4 [22], T9.6, T11.1, T15.4 [33], T17.3 [9], L71.2, LTe.2 (-L231)
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T29.3 LA LLEGADA
DEL INVITADO
pár 19
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T29.3 [19] 67 En su condición de ser "algo", se le pide al cuerpo que sea el enemigo de Dios, y que reemplace Lo que es Dios con insignificancia, limitaciones y desesperanza. 68 Estás celebrando Su pérdida cuando consideras al cuerpo como una cosa que amas, o cuando lo miras como una cosa que odias. 69 Pues si Dios es la Suma de todo, entonces lo que no está en Él no existe, y en Su Completitud radica la nada del cuerpo. 70 Tu salvador, no ha muerto, ni tampoco mora en lo que se edificó para ser un templo a la muerte. 71 Él vive realmente en Dios y eso —y sólo eso— lo convierte en tu salvador19. 72 La nada que es su cuerpo libera al tuyo de la enfermedad20, y de la muerte. 73 Pues lo que es tuyo no puede ser ni más ni menos que lo que es de él.
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19 Salvador, con mayúscula, significa algunas veces en el Curso: Dios, el Espíritu Santo, Cristo, y Jesús. Pero, en minúscula, salvador, cuando pensamos con el Espíritu Santo, su principal significado es el otro, los otros, a quienes hemos perdonado y/o con quienes hemos formado relaciones santas. Ellos son nuestros salvadores, porque cuando finalmente vemos interiormente con la visión de Cristo el reflejo de sus Almas, los hemos curado y salvado, y al hacerlo —porque realmente somos Uno con ellos— ellos también nos han curado y salvado. Cuando pensamos con el ego, salvador quiere decir cualquier salvador de cualquier cosa. Ver T22.3 [22], T24.3, T29.4, T29.6 [36], L78.9
20 … de la separación y sus secuelas
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