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Un Curso Sobre Milagros
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M.28 ¿QUÉ ES LA RESURRECCIÓN?

M28.2 11 La resurrección es la negación de la muerte, por ser la afirmación de la Vida. 12 De esta manera, la forma de pensar del mundo se invierte por completo. 13 La Vida se reconoce ahora como la salvación, y cualquier clase de dolor o aflicción se percibe como el infierno. 14 Ya no se teme al Amor, sino que se Le da alegremente la bienvenida. 15 Los ídolos han desaparecido y el recuerdo de Dios brilla a lo largo y ancho del mundo sin ninguna obstrucción. 16 La faz de Cristo se ve en toda cosa viviente, y ninguna se mantiene en la obscuridad, apartada de la luz del perdón. 17 Ya no hay pesar sobre la tierra. 18 La Alegría del Cielo ha descendido sobre ella.

UCSM MANUAL


Un Curso Sobre Milagros
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Libro de Lecciones
P A R T E 2  
L E C C I O N E S  
F I N A L E S pár 1-6
LF (-L361) in Introducción

LF (-L361) in.1 1 Dejaremos nuestras lecciones finales tan libres de palabras como sea posible. 2 Vamos a usarlas, pero sólo al comienzo de nuestras prácticas, y sólo para recordarnos que estamos intentando ir más allá de ellas. 3 Dirijámonos a Aquel Que nos muestra el camino y que asegura nuestros pasos1. 4 A Él entregamos estas lecciones, como también, a partir de ahora, Le entregamos nuestras vidas. 5 Pues no queremos volver a creer en el pecado2, creencia que hizo que el mundo pareciese un lugar horrible e inseguro, hostil y destructor, peligroso en todas sus andanzas y traicionero más allá de cualquier esperanza de poder confiar y escapar del dolor3.
1 … el Espíritu Santo en nuestro espíritu, que es la parte de nuestra mente que todavía se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo…  
 
2 El pecado de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver T27.9 [82]  
 
3 Mientras nuestro cuerpo siga existiendo en la realidad del ego, a sus ojos, el mundo seguirá siendo "… un lugar horrible e inseguro, hostil y destructor, peligroso en todas sus andanzas y traicionero más allá de cualquier esperanza de poder confiar y escapar del dolor." Lo que habrá cambiado en nuestra mente, después de que hayamos aceptado el Redimir para nosotros mismos, dejado de enjuiciar, perdonado totalmente, extendido los milagros que nos hubiere sugerido el Espíritu Santo y estudiado y practicado este Libro de Lecciones, repetimos, lo que habrá cambiado, será la forma de ver al mundo tal como nos lo explicó el Curso en: "T21.1 [1] 1 La proyección hace la percepción. 2 El mundo que ves es lo que tú le diste, nada más que eso. 3 Pero si bien no es más que eso, tampoco es menos. 4 Por consiguiente, para ti, ciertamente es importante. 5 Es el testimonio de tu estado mental, la imagen externa de una condición interna. 6 Tal como piense el hombre, así percibirá. 7 Por lo tanto, no trates de cambiar el mundo, 8 sino más bien, opta por cambiar cómo piensas acerca de él." Mientras nuestro cuerpo exista en esta realidad del ego, tendremos que seguir sobreviviendo, pero, ahora, lo hacemos orientados por nuestro Maestro interno, el Espíritu Santo; ahora, creyendo firmemente en Nuestra verdadera Realidad o eterna Unicidad de Dios, en la Cual, todos nosotros, sin excepción, cual Almas Una en Cristo, Su único Hijo, somos Uno con Nuestro Padre, compartiendo con Él Su Amor, el Espíritu Santo. 
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pár 2
LF (-L361) in.2 6 Suyo es el único camino para hallar el reflejo aquí de la Paz4 que Dios nos ha dado. 7 Al final, es Su camino el que todo el mundo tendrá que recorrer, pues éste es el final que Dios Mismo designó. 8 En el sueño del tiempo, parece estar muy distante. 9 Y, sin embargo, en verdad, ese final ya está aquí, ya nos está sirviendo como guía afable del camino a tomar. 10 Caminemos juntos por este camino que la Verdad5 nos señala. 11 Y seamos los líderes de los muchos hermanos nuestros que andan buscando el camino, pero que no lo logran encontrar.
4 Paz, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en el eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que realmente no somos cuerpos sino Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez. En minúscula, cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, paz es el estado que experimentamos en el mundo real cuando hemos perdonado totalmente al otro y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el ego, paz es el estado que se puede obtener transitoriamente según los acuerdos y leyes del mundo. Ver T6.6.2, T7.7, T19.5, T29.7, L105, L188, L200, M11, M20 
 
5 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber visto su Alma con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5
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pár 3-4
LF (-L361) in.3 12 Dediquemos nuestras mentes a este propósito, dirigiendo todos nuestros pensamientos a llenar la función de la salvación6. 13 Es a nosotros a quienes se nos ha dado el objetivo de perdonar7 al mundo. 14 Es la meta que Dios nos ha asignado. 15 Busquemos Su forma de finalizar el sueño y no la nuestra. 16 Pues a todo lo que perdonemos, no dejaremos de reconocer que forma Parte de Dios Mismo. 17 Y así, Su memoria nos será devuelta completamente y completa.

LF (-L361) in.4 18 Nuestra función es recordar a Dios aquí, en la Tierra, tal como nos es dado ser Su Propia Completitud8 en la Realidad. 19 Por consiguiente, no olvidemos que nuestra meta es compartida. 20 Pues ese recordar compartido contiene el recuerdo de Dios, y es el que indica el camino hacia Él y el Cielo de Su Paz. 21 Así, pues, ¿cómo no vamos a perdonar a nuestro hermano, que es el que nos puede ofrecer esto? 22 Él es el camino, la Verdad y la vida que nos muestra el camino. 23 En él reside la salvación9, que nos es ofrecida por medio del perdón que le dimos.
6 Nuestra función especial o verdadera es tratar de ser aquí un reflejo de lo que realmente somos todos en la eterna Unicidad: el Alma única del único Hijo de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el Amor o Espíritu Santo; reflejo que se logra en el instante santo del mundo real, después de haber: aceptado el Redimir para sí mismo, perdonado totalmente a otro y extendido los milagros sugeridos por el Espíritu Santo. A cada persona el Espíritu Santo le asigna una función especial en la salvación que sólo ella puede desempeñar, porque es una parte que le fue asignada únicamente a ella, que es: perdonar a sus relaciones especiales hasta que, en la experiencia de Cristo, su Alma se identifica con el Alma del otro, convirtiendo la relación especial en santa. Ver T18.6 [45], T20.5 [32], T25.7, L62, L64, L65, L66, L99
 
7 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de toda esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)  
 
8 La Completitud, con mayúscula, en el Cielo, es de Dios y de todos nosotros como Almas perfectas y eternas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, Su Hijo, Quien es Uno con Su Padre en el Amor del Espíritu Santo que Ambos comparten en la paz y alegría de la eterna Unicidad. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, la completitud es el reflejo aquí de la eterna Completitud, y se experimenta en nuestro fuero interno en un instante santo del mundo real cuando, después de haber perdonado totalmente a un hermano (s), nos unimos a él (ellos) como uno en la experiencia de Cristo. Y, cuando pensamos con el ego significa las definiciones que se pueden encontrar en el diccionario. Ver T2.5 [102], T6.3 [25], T15.8 [78], T29.3 [19]  
 
9 La salvación 1) es el proceso de deshacer la separación que nunca fue, cuestionando nuestra creencia en la realidad del ego, del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez; 2) es querer creer en el eterno Presente de la Realidad del Amor de Dios, en Cuya Unicidad estamos realmente todos, como Almas perfectas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios; 3) es ir dejando cada vez más de lado el pensar, percibir y actuar egocentrista del ego y, en su lugar, pensar con el Espíritu Santo; 4) es aceptar el Redimir para nosotros mismos; 5) es perdonar al otro y a los demás y extender los milagros que nos sugiera el Espíritu Santo; 6) es entablar relaciones santas y multiplicar el perdonar y la extensión de milagros. Ver T9.6, T11, T22, T31, LTe.2 (-L231)
P A R T E 2  
L E C C I O N E S  
F I N A L E S
pár 5-6
LF (-361) in.5 24 No terminaremos este año sin recibir el don10 que Nuestro Padre prometió a Su santo Hijo. 25 Ahora, estamos perdonados 26 y a salvo de toda la ira que atribuíamos a Dios y que después descubrimos que era un sueño. 27 Hemos recobrado la cordura11, en la que comprendemos que la ira es locura, atacar es demente, y vengarse es sencillamente una fantasía por demás necia. 28 Nos hemos salvado de la ira porque aprendimos que estábamos equivocados. 29 Eso es todo. 30 ¿Acaso se enoja un padre con su hijo porque éste no logró entender lo que es la Verdad?

LF (-L361) in.6 31 Acudimos a Dios12 con sinceridad para decirle que no habíamos comprendido, y pedirle que nos ayude a aprender Sus lecciones por medio de la Voz de Su Propio Maestro. 32 Viendo esto, ¿querría Dios hacerle daño a Su Hijo? 33 O, ¿querría más bien apresurarse a contestarle, diciendo: "Éste es Mi Hijo, y todo lo que tengo es Suyo". 34 Ten la seguridad que Él responderá así, pues éstas son Sus Propias Palabras para ti. 35 Y más que eso, nadie podrá nunca tener, pues en esas Palabras se encuentra Todo lo que existe y Todo lo que existirá a lo largo de todo el tiempo y en la Eternidad.
10 Don con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula, don es el reflejo aquí del Don de Dios. Ver T7.2, T20.6 [38], T26.5 [28], L166  
 
11 Cordura, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su sistema de pensamiento en nuestro espíritu, que parte de la creencia en la Verdad y, que nuestra función aquí es tratar de ser reflejos de nuestra verdadera Realidad, aceptando el Redimir para nosotros mismos, perdonando, extendiendo milagros y entablando relaciones santas para multiplicar el perdón y la extensión de milagros hasta abarcar a todos. Y, cuando pensamos con nuestro ego, la cordura es el estado mental al que llega nuestro ego por medio del razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76], T17.7 [61]  
 
12 … por medio del Espíritu Santo en nuestro espíritu, que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíriti Santo…


Un Curso Sobre Milagros
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Libro de Lecciones
L E C C I Ó N S 361 a 365
Quiero entregarte este instante
santo1. Encárgate Tú, pues
quiero seguirte, seguro de
que Tu dirección me traerá paz2.
L361 a 365 1 Y si necesito una palabra de aliento, Él me la dará. 2 Y si necesito una idea, Él también me la dará. 3 Y si lo único que necesito es aquietarme y tener una mente tranquila y abierta, ésos serán los presentes que recibiré de Él. 4 Él está a cargo porque yo lo pedí. 5 Y Él escuchará y me contestará, porque Él habla por Dios, mi Padre y Su santo Hijo.
1 El instante santo, aquí, en tu fuero interno, es la experiencia del reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, en la que tu Alma quiere unirse al Alma de otra persona a la que estás tratando de perdonar. El proceso se inicia cuando por medio de una pequeña disposición de buena voluntad, paras el continuo diálogo interno de tu "yo", "yo", "yo" e invitas al Espíritu Santo a pensar contigo. Durante ese lapso de silencio —al estar transitoriamente liberado de la memoria de la culpa en tu pasado y de los pensamientos de miedo que trae la inseguridad del futuro de tu cuerpo según las leyes de la evolución y escasez— puedes concentrarte en querer perdonar a esa otra persona, hasta llegar a su Alma, y darte cuenta de que no tienes nada que perdonarle porque nada pudo haber hecho a La tuya. Luego, vas a entrar en el mundo real en la experiencia de Cristo, en la que tu Alma es Una con el Alma de la persona que lograste perdonar, y también Una con todas las demás Almas, ya que son igualmente perfectas y eternas. Es la experiencia de la única Alma que realmente existe: La del Hijo único de Dios, Quien realmente somos cada uno y, a la vez, todos nosotros. Por eso, el instante santo no puede ser para ti solo. Eso va a permitir a los impulsos naturales o amorosos o milagrosos del Espíritu Santo emerger a tu consciente, los cuales, en forma de milagros, vas a querer extender a la(s) persona(s) que has perdonado. Ver T15.5 a T15.9, L106, L109, L125, L157, L182, L189
 
2 Paz, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en el eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que realmente no somos cuerpos sino Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez. En minúscula, cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, paz es el estado que experimentamos en el mundo real cuando hemos perdonado totalmente al otro y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el ego, paz es el estado que se puede obtener transitoriamente según los acuerdos y leyes del mundo. Ver T6.6.2, T7.7, T19.5, T29.7, L105, L188, L200, M11, M20


Un Curso Sobre Milagros
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Manual Para Los Maestros
M28. ¿QUÉ ES LA
RESURRECCIÓN1? pár 1-6
M28.1 1 En forma muy sencilla, la resurrección es vencer o triunfar sobre la muerte2. 2 Es un redespertar o renacer; un cambio de parecer con respecto al significado3 del mundo. 3 Es aceptar la interpretación del Espíritu Santo sobre el propósito del mundo4; aceptar el Redimir para uno mismo5. 4 Es el fin de los sueños de aflicción y la alegre concienciación del sueño final del Espíritu Santo. 5 Es reconocer los dones de Dios6. 6 Es el sueño en el que el cuerpo funciona perfectamente, al no tener otra función que servir de medio de comunicación7. 7 Es la lección con la que concluye el aprendizaje, pues con la resurrección, éste no sólo termina, sino que es superado8. 8 Es la invitación a Dios para que dé el paso final. 9 Es renunciar a todos los demás propósitos, intereses, deseos, y preocupaciones. 10 Es el deseo único del Hijo de estar con Su Padre9.
1 Ver T20  
 
2 Cuando pensamos con el ego, la muerte es el final de la vida aquí, pues, según él, ésta no es otra cosa que nacer, crecer, envejecer, perder vitalidad y, finalmente, morir. Eso lo confirma el hecho de que nadie ha regresado de la muerte para contar su historia… Pero, cuando pensamos con el Espíritu Santo, queremos creer que la muerte no es nada y, cuando nuestro cuerpo haya fallecido y, con él, nuestros sueños hayan desaparecido, sabremos que, como Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios, seguimos siendo Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, en perpetua Armonía y alegre Concordia. Ver T9.11 [96], T10.2 [13], L163, M27  
 
3 Significado, con mayúscula es, en el eterno Presente de la Unicidad, el de la relación de Amor de Dios con Nosotros, como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en perfectas paz y alegría. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, significado es el reflejo aquí de ese eterno Significado y, cuando pensamos con el ego, es el significado que damos aquí a nuestra existencia separada, según las leyes de este mundo. Ver T2.2 [21], T2.6, T7.5 [26], T7.6 [46], T30.8, L14] 
 
4 El propósito del Espíritu Santo: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más con Él y cada vez menos con el ego, de manera de liberar el Amor de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos y hagamos; 2) es —por medio del perdonar y de extender milagros a otro— experimentar en nuestro fuero interno el Alma del otro;, 3) es, en la relación santa, reconocer a nuestro verdadero Yo, Cristo, en Quien todas las Almas perfectas y eternas —que realmente somos— están unificadas como Una; 4) es liberarnos del pensar del ego para poder regresar aquí, al reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; 5) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en el Cielo, extendiendo así la Creación; 6) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T7.4 [23], T8.4 [22], T11.8 [65], T17.7, T17.9 [74], T25.2 [9], T26.10 [84]  

5 Aceptar para ti mismo el Redimir, siempre con mayúscula, es el camino de regreso a la Unicidad de Dios de la Que quieres creer que nunca te separaste. La 1ª etapa comienza cuando, frente al caos existencial regido por las leyes de la evolución y la escasez y el miedo que experimentas a diario, conciencias que anhelas vivir de otra manera que un cuerpo, separado de los demás cuerpos, que lleva una vida sin otro significado que el de sobrevivir lo mejor y lo más largo posible. La 2ª etapa consiste en observar que frente al especialismo habitual de tu ego, a veces, también te llegan impulsos compasivos, de compartir y de amistad desinteresada. 3ª etapa: Sin otras pruebas que ese anhelo y esos impulsos a favor de los demás, debes decidir si quieres creer que éstos tienen un origen divino o, más bien, que son un error de la evolución. Si te decides por la evolución, tu motivación para convertir esos impulsos en hechos concretos te vendrá de la ética o altruismo que adoptes. 4ª etapa. En cambio, si mediante un acto de fe, aceptas que su origen pueda ser divino, también querrás creer que hay otra vida fuera del tiempo y del espacio, en la que tu Alma es Una con todas las demás Almas en Cristo, el Hijo único de Dios. Este querer creer (hasta lograr creer) debería motivarte a pensar cada vez más con el Espíritu Santo, y cada vez menos con tu ego. En la última y 5ª etapa, el Espíritu Santo te enseñará cómo no juzgar, perdonar y extender milagros y, así, en instantes santos en tu fuero interno, accederás a la visión de Cristo en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje. Ver T3.3, T5.3, T11.9, T20, L139, M28  
 
6 Don con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula, don es el reflejo aquí del Don de Dios. Presente se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo separado que piensa con Él. Regalos son los que ofrece el Hijo separado que piensa con el ego. Ver T7.2, T20.6 [38], T26.5 [28], L166  
 
7 Comunicación y Creación, con mayúsculas, son, en el Cielo, sinónimos, pues Dios, en el eterno Presente de Su Unicidad, comparte o comunica Su Amor con nuestras Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo. Aquí, en minúscula, comunicación, cuando pensamos con el Espíritu Santo, nuestra Alma —por medio de nuestra mente acertada o espíritu— quiere comunicarse con las Almas de los demás, perdonándolos, extendiéndoles milagros y viviendo con Ellas la experiencia de Cristo en el mundo real. Y, cuando pensamos con el ego, es la comunicación que tratamos de establecer con las mentes y sus cuerpos separados de los demás. Ver T1.1.49 [81], T1.1.51 [86], T4.8 [97], T6.2 [16] T14.2 [4]  
 
8 El mundo real —la meta de nuestro viaje con el Curso—.es el estado que se experimenta en un instante santo en nuestro fuero interno, con nuestro espíritu o mente acertada, al haber logrado perdonar completamente a otro y unirnos a su Alma en la experiencia de Cristo, y, por ende, a todas las demás Almas unificadas como Una en Cristo; es "saber", que el Juicio Final de Dios consiste en que Nuestro Padre nos dice a cada uno: "Tú, unido al Alma del otro y a las Almas de todos los demás, sigues siendo Mi Hijo único, por siempre inocente, por siempre cariñoso y por siempre querido, tan ilimitado como Tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. Por lo tanto, despierta y regresa a Tu Casa, que realmente nunca abandonaste. Ver T2.6, T3.8, T26.4 [21], LTe.10 (-L311)  
 
9 Arropamiento de Dios, es la experiencia del reflejo aquí del Amor que Dios comparte con Sus Almas o Su único Hijo, en la eterna Unicidad. El recuerdo de esa experiencia lo tenemos guardado en lo más profundo de nuestro subconsciente en el residuo bendito, el cual será restaurado en el consciente de nuestra mente, a medida que perdonemos y extendamos milagros cada vez más y, por consiguiente, nos demos cuenta de que realmente estamos en el eterno Presente de la Unicidad. Ver T5.7 [60] 7, T16.5
M28. ¿QUÉ ES LA
RESURRECCIÓN?
pár 2-6
M28.2 11 La resurrección es la negación de la muerte, por ser la afirmación de la Vida. 12 De esta manera, la forma de pensar del mundo se invierte por completo. 13 La Vida se reconoce ahora como la salvación, y cualquier clase de dolor o aflicción se percibe como el infierno. 14 Ya no se teme al Amor, sino que se Le da alegremente la bienvenida. 15 Los ídolos han desaparecido y el recuerdo de Dios brilla a lo largo y ancho del mundo sin ninguna obstrucción. 16 La faz de Cristo se ve en toda cosa viviente, y ninguna se mantiene en la obscuridad, apartada de la luz del perdón. 17 Ya no hay pesar sobre la tierra. 18 La Alegría del Cielo ha descendido sobre ella.

M28.3 19 Aquí termina el programa de estudios. 20 De aquí en adelante, no habrá necesidad de más instrucciones. 21 La visión ha sido totalmente corregida, y todos los errores, deshechos. 22 El ataque no tiene sentido y la paz ha llegado. 23 Se ha alcanzado la meta del programa de estudios. 24 Los pensamientos se vuelven hacia el Cielo alejándose del infierno. 25 Todo anhelo queda satisfecho, pues, ¿qué queda ahora sin respuesta o incompleto? 26 La última ilusión se extiende sobre el mundo, perdonándolo todo y substituyendo todo ataque. 27 Se ha logrado la inversión total. 28 No queda nada que contradiga la Palabra de Dios. 29 No hay nada que se oponga a la Verdad. 30 Y ahora, finalmente, la Verdad puede venir. 31 ¡Llegará enseguida, cuando se Le invite a entrar y a abrazar este mundo resucitado!

M28.4 32 Todos los corazones vivos se encuentran tranquilos y llenos de una profunda expectativa, porque la hora de Lo eterno está por llegar. 33 La muerte no existe. 34 El Hijo de Dios es libre. 35 Y en su libertad radica el fin del miedo. 36 Ya no quedan en la tierra lugares ocultos que den refugio a ilusiones enfermizas, a sueños de miedo o a falsas percepciones del Universo. 37 Todas las cosas se ven iluminadas y, en la luz, su propósito se transforma y se comprende. 38 Y nosotros, los Hijos de Dios, nos levantamos del polvo y observamos nuestra perfecta Impecabilidad. 39 El canto del Cielo se va escuchando por todo el mundo, a medida que éste es elevado y conducido a la Verdad.

M28.5 40 Ahora no hay distinciones. 41 Las diferencias han desaparecido y el Amor se mira a Sí Mismo. 42 ¿Qué más vista se necesita? 43 ¿Qué queda que la visión pueda acometer? 44 Hemos visto la faz de Cristo, Su Impecabilidad y Su Amor tras toda forma y más allá de todo propósito. 45 ¡Somos santos porque Su Santidad ciertamente nos ha liberado! 46 Y aceptamos Su Santidad como nuestra, como es en efecto. 47 Y Tal como Dios nos creó, así seremos por siempre y para siempre, y lo único que deseamos es que Su Voluntad sea la nuestra. 48 Las ilusiones de otra voluntad han dejado de ser, pues hemos encontrado unidad de propósito.

M28.6 49 Éstas son las cosas que nos aguardan a todos, pero aún no estamos listos para darles la bienvenida con alegría. 50 Mientras quede una sola mente poseída por sueños de maldad, el pensamiento del infierno será real. 51 Los maestros de Dios tienen como meta despertar las mentes de los que duermen, para que vean la visión de la faz de Cristo ocupar el lugar de lo que soñaban. 52 El pensamiento de matar es reemplazado por bendiciones. 53 Los juicios se dejan de emitir, y son entregados a Aquel Cuya función es juzgar. 54 Y en Su juicio final se restaura la Verdad acerca del santo Hijo de Dios. 55 Él ha sido redimido, pues ha escuchado la Palabra de Dios y comprendido su significado. 56 Es libre, porque deja que la Voz de Dios proclame la Verdad. 57 Y todos los que buscaba antes para crucificarlos, ahora resucitan con él, a su lado, mientras se prepara con ellos para reunirse con su Dios. 
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