M1.4
EN CUANTO A LOS DEMÁS ATRIBUTOS
M4.12.1 [25] 1
Habrás notado que la lista de atributos de los maestros de Dios no incluye las características que constituyen la herencia del Hijo de Dios.
2
Términos tales como Amor, Impecabilidad, Perfección, Conocimiento y Verdad eterna, no aparecen en este contexto.
3
No serían muy apropiados aquí.
4
Lo que Dios ha dado está tan remotamente alejado de nuestro programa de estudios, que el aprendizaje no puede sino desaparecer en su presencia.
5
No obstante, mientras su presencia esté velada, el enfoque tendrá necesariamente que centrarse en el programa de estudios.
6
La función de los maestros de Dios es llevar al mundo el verdadero aprendizaje.
7
Propiamente dicho, a lo que llevan es a un des-aprendizaje, que es a lo único que se le puede llamar "verdadero aprendizaje" en este mundo.
8
A los maestros de Dios se les ha encomendado la función
18
de llevar al mundo la buena nueva del completo perdón.
9
Bienaventurados son en verdad, pues son los portadores de la salvación
19
.
UCSM
MANUAL PARA LOS MAESTROS
M.4
¿CUÁLES SON
LAS CARACTERÍSTICAS
DE LOS MAESTROS DE DIOS?
|
Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 343
No se me pide hacer sacrificios
para encontrar la compasión
y la paz de Dios
1
.
|
L343.1 1
El final del sufrimiento
2
no puede ser una pérdida
3
.
2
El darlo todo sólo puede traer beneficios.
3
Dios mío, Tú sólo das.
4
Tú nunca quitas.
5
Y Tú Me
4
creaste para ser como Tú; por lo tanto, hacer sacrificios es realmente imposible tanto para mí como para Ti.
6
Yo
5
también tengo que dar; y así, todas las cosas
6
me serán dadas por siempre y para siempre.
7
Sigo siendo Tal como fui creado.
8
Tu Hijo no puede hacer sacrificios, pues tiene necesariamente que ser completo, ya que tiene la función de completarte a Ti
7
.
9
Soy completo porque soy Tu Hijo.
10
No puedo perder, pues sólo puedo dar.
11
Y por ello, Todo es eternamente Mío.
L343.2 12
La misericordia y la paz de Dios son gratuitas.
13
La salvación
8
no cuesta nada.
14
Es un presente que se debe dar y recibir libremente, y esto es lo que queremos aprender hoy.
|
1
… cuando le pongo cuidado y reconozco los impulsos amorosos o altruísticos o compasivos o caritativos o de amistad desinteresada… que emergen de losmásprofundo de mi subconsciente, y hago al respecto, es decir, extiendo los milagros que me sugiera el Espíritu Santo…
2
… en mi mente
3
… porque
4
El
Hijo único de Dios
o Cristo, en Quien todos —como Almas— somos realmente Uno, es Uno con Dios en Su eterna Unicidad. Nos convertimos aquí en el reflejo de Cristo cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, perdonamos totalmente al otro (s) y extendemos los milagros que nos sugiera el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el sistema de pensamiento del ego y creemos que su realidad del tiempo y del espacio es verdadera —que es lo que hacemos "usualmente"— entonces nos convertimos en el Hijo separado de Dios. Ver
T10.5, T10.8, T20.3, T29.9, L163, L191, LTE.14 (-L351)
5
… mientras mi cuerpo exista aquí,
6
Las
Cosas
, con mayúscula, son las Cosas eternas que Dios ha creado, a saber: Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte Su Amor o Espíritu Santo en Su eterna Unicidad o Cielo. En minúscula, las
cosas
cuando pensamos con el Espíritu Santo, son el reflejo aquí de las Cosas celestiales y, cuando pensamos con el ego, son aquí, las que perciben nuestros sentidos y que nos explicamos con nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver
T8.3 [14], T12.6 [50], T12.7 [68]
7
Compleción
, con mayúscula, es en el Cielo el proceso de completarnos todos, como Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, unidos a Dios en Su eterna Unicidad. En minúscula, aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo,
compleción
es el proceso en nuestra mente de tratar de unirnos a todos por medio del perdón, sin excepción, uno en Cristo, para llegar al reflejo de la Completitud; y, cuando pensamos con el ego, para él, la compleción reside en el triunfo sobre los demás y, en extender la "victoria" —incluso— hasta el triunfo definitivo sobre Dios.
8
La
salvación
es el proceso por el cual, cuestionando nuestra creencia en la realidad del ego, del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen —regidos como están por las leyes de la evolución y escasez— queremos creer en el eterno Presente de la Realidad del Amor de Dios, en Cuya eterna Unicidad todos —como Almas perfectas, Una en Cristo, el Hijo único de Dios— estamos realmente. Para ello, vamos dejando cada vez más de lado el pensar, percibir y actuar egocentrista del ego y, en su lugar, queremos pensar con el Espíritu Santo, aceptamos el Redimir para nosotros mismos, perdonamos al otro y a los demás, entablamos relaciones santas y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo. Ver
T9.6, T11, T22, T31, LTe.2 (-L231)
|
Un Curso Sobre Milagros
edición original
Manual Para Los Maestros
M.4
¿CUÁLES SON
LAS CARACTERÍSTICAS
DE LOS MAESTROS DE DIOS?
18-25
|
M4.4
GENEROSIDAD
M4.8.1 [18] 1
La palabra generosidad tiene un significado especial para el maestro de Dios.
2
No tiene el significado usual de la palabra; de hecho, es un significado que se tiene que aprender, y aprender muy bien.
3
Al igual que todos los demás atributos de los maestros de Dios, en último término se basa en la confianza, puesto que sin confianza nadie puede ser generoso en el verdadero sentido de la palabra.
4
Para el mundo, la generosidad significa "dar" en el sentido de "entregar perdiendo".
5
Para los maestros de Dios, ser generoso significa dar con el fin de conservar.
6
Se ha hecho hincapié en esta idea en todo el
Texto
y en el
Libro de Lecciones
, pero tal vez sea una idea más extraña para el pensamiento del mundo que muchas de las de nuestro programa de estudios.
7
Lo que la hace más extraña es el hecho de que es obviamente el reverso de la manera de pensar del mundo.
8
De la manera más clara posible, y en el más sencillo de los niveles, la palabra significa exactamente lo opuesto para los maestros de Dios que para el mundo.
M4.8.2 [19] 9
El maestro de Dios es generoso en el propio interés de su Yo
1
.
10
Esto no se refiere al interés propio del yo del cual habla el mundo
2
.
11
El maestro de Dios
3
no quiere nada que no pueda dar, porque se ha dado cuenta de que, por definición, no tendría ningún valor para él
4
.
12
¿Para qué lo iba a querer?
13
Sólo podría perder a causa de eso
5
.
14
No podría ganar nada.
15
Por consiguiente, no busca nada que sea sólo para él, porque eso garantizaría su pérdida.
16
No quiere sufrir.
17
¿Por qué entonces iba a querer buscarse dolor?
18
Pero sí quiere conservar para sí todas las cosas que son de Dios, y que, por consiguiente, son para Su Hijo.
19
Ésas son las cosas
6
que realmente Le pertenecen.
20
Ésas sí que las puede dar con verdadera generosidad, protegiéndolas así por siempre para Sí Mismo
7
.
|
|
1
… que contiene a todas nuestras Almas como Una:
Yo
, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios, en Quien todos —como Almas eternas y perfectas— somos realmente Uno y, Quien es Uno con Dios en Su eterna Unicidad.
2
En minúscula, tu
yo
es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo…
3
… cuando piensa con el Espíritu Santo, y que su
yo
es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno.
Cristo
, aquí, es la experiencia mental, en un instante santo del mundo real, de unión o completa identificación con la mente del otro al que creemos haber perdonado totalmente, experiencia que extendemos a todos y a todo, como reflejo aquí de la eterna Unicidad de Dios con Su Hijo único, en cuya Alma, todos —como las Almas perfectas y eternas que realmente somos— somos Uno,
4
… ya que está identificado con las Almas de todos y cada uno de los demás
5
… al volver a pensar con su ego…
6
Las
Cosas,
con mayúscula, son las Cosas eternas que Dios ha creado, a saber: Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte Su Amor o Espíritu Santo en Su eterna Unicidad o Cielo. En minúscula, las
cosas
cuando pensamos con el Espíritu Santo, son el reflejo aquí de las Cosas celestiales y, cuando pensamos con el ego, son aquí, las que perciben nuestros sentidos y que nos explicamos con nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver
T8.3 [14], T12.6 [50], T12.7 [68]
7
… como Cristo, en Quien todos somos realmente Uno.
|
|
M.4
¿CUÁLES SON
LAS CARACTERÍSTICAS
DE LOS MAESTROS DE DIOS?
pár 20
|
|
M1.1
PACIENCIA
M4.9.1 [20] 1
Los que están seguros del resultado final pueden permitirse el lujo de esperar, y de esperar sin ansiedad.
2
Tener paciencia es algo natural para el maestro de Dios.
3
Todo lo que ve son resultados seguros que ocurrirán en un momento que tal vez aún le sea desconocido, pero que no pone en duda.
4
El momento será tan apropiado como la Respuesta
8
.
5
Y esto es verdad con respecto a todo lo que sucede ahora o suceda en el futuro.
6
Tampoco en el pasado se produjeron errores, ni sucedió nada que no sirviese para beneficiar al mundo, ni tampoco a aquel al que aparentemente le ocurrió.
7
Tal vez esto no se entendió así en su momento.
8
Con todo, el maestro de Dios está dispuesto a reconsiderar todas sus decisiones pasadas, si éstas están causando dolor a alguien.
9
Tener paciencia es algo natural para los que tienen confianza.
10
Seguros de la interpretación final de todas las cosas en el tiempo, ningún resultado, ya visto o por venir, puede causarles miedo
9
alguno.
|
|
8
La
Respuesta de Dios
a la separación es el Espíritu Santo y la posibilidad de comunicarnos con Dios por Su intermedio a través de nuestro espíritu, que es la parte de nuestra mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del mismo Espíritu Santo.
9
El
miedo
es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando decides pensar con el Espíritu Santo y aceptas solamente los pensamientos amorosos de las Almas de cada uno y de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseña que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver
T2.4, T4.5, T5.7, T11.3, T12.3, T21.5, T23.5, T24.7, T27.3
|
|
M.4
¿CUÁLES SON
LAS CARACTERÍSTICAS
DE LOS MAESTROS DE DIOS?
pár 21-22
|
|
M1.2
FIDELIDAD
M4.10.1 [21] 1
El grado de fidelidad de un maestro de Dios indica lo avanzado que se encuentra en el programa de estudios.
2
¿Es que todavía escoge sólo algunos aspectos de su vida para aplicarles este aprendizaje, mientras mantiene los demás aparte?
3
De ser así, su progreso será lento y su confianza aún no estará arraigada firmemente.
4
La fidelidad es la confianza que el maestro de Dios ha puesto en la Palabra de Dios para resolver todas las cosas acertadamente
10
; no sólo algunas, sino todas.
5
Generalmente, su confianza empieza descansando sólo en algunos problemas, manteniéndose cuidadosamente restringida por un tiempo.
6
Someter todos los problemas a una sola Respuesta
11
es invertir completamente el pensar del mundo.
7
Y sólo eso es fidelidad.
8
No hay ninguna otra cosa que merezca realmente ese nombre.
9
No obstante, vale la pena lograr cada avance, por pequeño que sea éste.
10
Estar preparado, como indica el
Texto
, no quiere decir que se haya alcanzado el dominio.
M4.10.2 [22] 11
La verdadera fidelidad, en todo caso, no se desvía.
12
Al ser consistente, es completamente sincera.
13
Al ser firme, tiene plena confianza.
14
Al estar basada en la ausencia de miedo, es afable.
15
Al estar segura, es alegre.
16
Y al tener confianza en sí misma, es tolerante.
17
Por consiguiente, la fidelidad encierra en sí misma los demás atributos de los maestros de Dios.
18
Entraña la aceptación de la Palabra de Dios y de la definición que Él tiene de Su Hijo
12
.
19
Hacia ellas se dirige siempre la fidelidad, en el verdadero sentido de la palabra.
20
En ellas tiene puestas sus miras, buscándolas hasta que las encuentra.
21
El no querer defenderse la acompaña naturalmente, y su condición es la alegría.
22
Y una vez que las encuentra, descansa en aquietada certeza sobre lo único a lo que se debe toda fidelidad.
|
|
10
… con la
mente acertada
o espíritu, que es la parte de la mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo. Por tanto, es el hogar del Espíritu Santo, del pensar acertado, del perdón y de los milagros. Cuando pensamos con el Espíritu Santo, lo hacemos pensando o procesando con nuestra mente acertada o espíritu. Ver
T2.2 [26], T5.4, T7.6, T19.2
11
... la del Espíritu Santo
12
El
Hijo único de Dios
o Cristo, en Quien todos —como Almas— somos realmente Uno, es Uno con Dios en Su eterna Unicidad. Nos convertimos aquí en el reflejo de Cristo cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, perdonamos totalmente al otro (s) y extendemos los milagros que nos sugiera el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el sistema de pensamiento del ego y creemos que su realidad del tiempo y del espacio es verdadera —que es lo que hacemos "usualmente"— entonces nos convertimos en el Hijo separado de Dios. Ver
T10.5, T10.8, T20.3, T29.9, L163, L191, LTE.14 (-L351)
|
|
M.4
¿CUÁLES SON
LAS CARACTERÍSTICAS
DE LOS MAESTROS DE DIOS?
pár 23-24
|
|
M1.3
MENTE ABIERTA
M4.11.1 [23] 1
El papel central que ocupa la mente abierta —tal vez el último de los atributos que el maestro de Dios adquiere— es fácil de entender una vez que se reconoce la relación que guarda con el perdón
13
.
2
Una mente abierta es el resultado de no emitir juicios.
3
De la misma manera que juzgar
14
cierra la mente impidiendo la entrada al Maestro de Dios, una mente abierta Lo invita a entrar.
4
De la misma manera que condenar al Hijo de Dios es juzgar que es malvado, una mente abierta permite que la Voz Que habla por Dios sea la Que emita juicio a favor del Hijo de Dios.
5
De la misma manera que proyectar
15
la culpabilidad
16
sobre él lo enviaría al infierno, una mente abierta deja que la imagen de Cristo
17
se extienda sobre él.
6
Sólo los que tienen una mente abierta pueden estar en paz, pues son los únicos que ven razones para ello.
M4.11.2 [24] 7
¿Cómo perdonan los que tienen una mente abierta?
8
Han renunciado a todas las cosas que les impiden perdonar.
9
Han abandonado verdaderamente al mundo, y han permitido que éste les sea restaurado con tal frescura y gloriosa alegría, que jamás hubiesen podido concebir un cambio así.
10
Ahora, nada es como antes.
11
Todo lo que antes parecía opaco y sin vida, ahora no hace sino brillar.
12
Y, sobre todo, todas las cosas dan la bienvenida, ya que las amenazas han desaparecido.
13
Ya no quedan nubarrones que oculten la faz de Cristo.
14
Ahora se ha logrado la meta.
15
El perdón es la meta final del programa de estudios,
16
pues allana el camino para lo que se encuentra más allá de todo aprendizaje.
17
El programa de estudios no hace ningún esfuerzo por excederse de su legítima meta.
18
El perdón es su único objetivo, hacia el cual, en última instancia, converge todo aprendizaje.
19
Ciertamente, eso es suficiente.
|
|
13
Perdonar
es un proceso que comienza cuando habiendo logrado en la vida el mejor lugar que he podido, dadas las circunstancias en las que me ha tocado nacer y vivir, me pregunto si habrá alguna otra manera de vivir en el mundo con menos competencia, agresividad, y defensas, y con algo de paz y alegría; decido que quiero ver al mundo de otra manera, y para lo cual invito al Espíritu Santo a pensar y percibir conmigo. Luego, al darme cuenta de que la clave de la salvación de la separación y del ego está en el otro, quiero verlo de otra manera, es decir, quiero perdonarlo aún sin saber muy bien qué es perdonar de verdad. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que, por estar pensando con el ego, es la guionista y hacedora de todo este mundo en el que creemos que vivimos. Entonces, el Espíritu Santo me dice: "Hermano mío, escoge de nuevo", que es el segundo paso. El tercer paso se da cuando me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonar aquí, porque no hay nada que perdonar en la Realidad —Donde quiero creer que como Almas estamos todos, Una en Cristo— y al lograr perdonar totalmente a ese otro en el mundo real de mi fuero interior, voy a vivir la divina experiencia de Amor de la unión con él que se va a extender a todos. Este es el último escalón que nos lleva conjuntamente a las puertas del Cielo. Ver
T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
14
Juzgar
es el complemento de la percepción del ego en el proceso fundamental para sobrevivir en la realidad de este mundo —mientras nuestro cuerpo viva en él— por el cual interpretamos y luego juzgamos la información recibida por nuestros sentidos de algo separado de nuestra mente, proceso que culmina con nuestra decisión en cuanto a lo que son o cómo son las cosas, cuáles son potencialmente favorables y/o valiosas y cuáles peligrosas y/o culpables.
(T3.7 [57] 42-46)
Cuando aplicamos este proceso a personas, decidimos cuáles merecen que entremos con ellas en una relación especial, cuáles nos son indiferentes, y cuáles merecen castigo. El juzgar a tiempo nos protege y mantiene a salvo, aunque también establece separaciones, culpa, miedo y la carga imposible de tratar de actuar como Dios.
(M10.6)
Pero juzgar no es nuestra función,
(T14.6 [49] 25-27)
pertenece al Espíritu Santo, cuya percepción acertada nos lleva al conocimiento. Él no observa otra cosa que la diferencia que hay entre el reflejo aquí de la Realidad y las ilusiones de este mundo.
(M8.6)
Cuando habiendo aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado al otro y extendido milagros, pensemos y percibamos acertadamente con el Espíritu Santo, sabremos qué hacer en toda circunstancia para tratar lo más posible que aquí sea el reflejo de la Realidad. Ver
T3.8, T4.5 [64], T29.10 [62]-[63], M10, M15
15
La
proyección
, en el eterno Presente de la Unicidad, es de Dios y de Su único Hijo, que proyectan Amor Uno al Otro, y al hacerlo, se
extienden
Uno en el Otro. En cambio, aquí, cuando pensamos, actuamos y percibimos con el ego, la proyección es de la individualidad que necesita sobrevivir en el mundo de la evolución y escasez, proyectando espontáneamente ese pensamiento egocéntrico y defensivo hacia todo lo de afuera, incluyendo a los demás. Esta proyección también mantiene vigente nuestra separación de Dios. Pero el
Curso
nos enseña que podemos ver al mundo de otra manera y, para ello, primero tenemos que decidir pensar con el Espíritu Santo, aceptar el Redimir para nosotros mismos, perdonar, extender milagros y entablar relaciones santas para multiplicar las ocasiones de salvar a nuestros hermanos. Al hacerlo,
proyectaremos
hacia los demás el pensar de Amor del Espíritu Santo y, por medio de nuestra visión de Cristo, nos
extenderemos
en los demás que, ahora —en nuestra mente— serán uno con nosotros, reflejando así, aquí, la eterna Unicidad de Dios, donde realmente estamos todos, como Almas perfectas y eternas Una en Cristo, el Hijo único de Dios Quien es Uno con Su Padre y Creador. Ver
T2.1 [3] [5], T6.3, T12.5 [35], T13.3 [13]
16
La
culpa
o
culpabilidad
, aquí, cuando pensamos con el ego, es el sentimiento de haber faltado contra las normas que a lo largo de su vida según sus reflexiones, creencias y experiencias, cada uno ha considerado relevantes. En el Cielo no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con todas nuestras Almas Una en el Alma de Su único Hijo, en el eterno Presente de Su perfecta Unicidad. En cambio, aquí reina la imperfección del ego y de sus obras: el tiempo, el espacio, y todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y de la escasez. Cuando creemos que ésa es nuestra realidad, sentimos culpabilidad por no estar a la altura de la perfección relativa que anhelamos. Pero cuando aceptamos el Redimir para nosotros mismos, queremos creer que realmente somos esas Almas perfectas y eternas que son Una con el Hijo y, por lo tanto, que no nos hemos separado de Dios. También, en nuestras mentes que ahora piensan con el Espíritu Santo, queremos ver las faltas imperdonables como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros, y de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos y hacemos en el Cielo, a saber: Almas que son Una en el Hijo, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo que así era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver
T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
17
La
faz de Cristo
es la faz del otro al que perdonamos totalmente y al que extendimos milagros, y con cuya mente, en un instante santo del mundo real, experimentamos la unión interior, como reflejo aquí de la eterna Unicidad de nuestras Almas, Una en el Alma única del Hijo de Dios. Ver
T20.5 [32], T20.6 [42]
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M.4
¿CUÁLES SON
LAS CARACTERÍSTICAS
DE LOS MAESTROS DE DIOS?
pár 25
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M1.4
EN CUANTO A LOS DEMÁS ATRIBUTOS
M4.12.1 [25] 1
Habrás notado que la lista de atributos de los maestros de Dios no incluye las características que constituyen la herencia del Hijo de Dios.
2
Términos tales como Amor, Impecabilidad, Perfección, Conocimiento y Verdad eterna, no aparecen en este contexto.
3
No serían muy apropiados aquí.
4
Lo que Dios ha dado está tan remotamente alejado de nuestro programa de estudios, que el aprendizaje no puede sino desaparecer en su presencia.
5
No obstante, mientras su presencia esté velada, el enfoque tendrá necesariamente que centrarse en el programa de estudios.
6
La función de los maestros de Dios es llevar al mundo el verdadero aprendizaje.
7
Propiamente dicho, a lo que llevan es a un des-aprendizaje, que es a lo único que se le puede llamar "verdadero aprendizaje" en este mundo.
8
A los maestros de Dios se les ha encomendado la función
18
de llevar al mundo la buena nueva del completo perdón.
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Bienaventurados son en verdad, pues son los portadores de la salvación
19
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18
Nuestra
verdadera función
es tratar de ser aquí un reflejo de lo que realmente somos todos en la eterna Unicidad: Almas, Una en Cristo, el Hijo único de Dios; reflejo que se logra en el instante santo del mundo real, después de haber aceptado el Redimir para sí mismo y luego, haber perdonado totalmente a otro y extendido los milagros sugeridos por el Espíritu Santo. A cada persona el Espíritu Santo le asigna una función especial en la salvación que sólo ella puede desempeñar, porque es una parte que le fue asignada
únicamente
a ella. Y el plan no se habrá llevado a término hasta que ella descubra cuál es su función especial, y desempeñe la parte que le fue asignada para completarse a sí misma en el otro y en los demás, en un mundo donde rige la incompleción. Ver
T18.6 [45], T20.5 [32], L62, L64, L65, L66, L99
19
La
salvación
es el proceso por el cual, cuestionando nuestra creencia en la realidad del ego, del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen —regidos como están por las leyes de la evolución y escasez— queremos creer en el eterno Presente de la Realidad del Amor de Dios, en Cuya eterna Unicidad todos —como Almas perfectas, Una en Cristo, el Hijo único de Dios— estamos realmente. Para ello, vamos dejando cada vez más de lado el pensar, percibir y actuar egocentrista del ego y, en su lugar, queremos pensar con el Espíritu Santo, aceptamos el Redimir para nosotros mismos, perdonamos al otro y a los demás, entablamos relaciones santas y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo. Ver
T9.6, T11, T22, T31, LTe.2 (-L231)
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Un Curso sobre Milagros – Preliminares
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