Simplemente, lo descorre y deja que la Verdad brille sin impedimentos, al ser Lo que es.
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T29.9 [56] 35 ¿Qué es un ídolo? 36 ¡Nada! 37 Se necesita primero creer en él para que parezca llegar a tener vida, y darle poder para que se le pueda temer. 38 Su vida y su poder son regalos del que cree en él, y esto es lo que el milagro restituye a lo9 que sí tiene Vida y poder dignos del Don del Cielo y de la Paz eterna. 39 El milagro no restaura la Verdad, que es la Luz10, que el velo atravesado no pudo apagar. 40 Simplemente, lo descorre y deja que la Verdad brille sin impedimentos, al ser Lo que es. 41 La Verdad no necesita que se crea en Ella para ser Lo que es, pues ha sido creada y, por consiguiente, es. 42 Un ídolo se establece creyendo en él, y cuando se abandona la creencia, el ídolo "muere".
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UCSM TEXTO
CH 29 EL DESPERTAR
T29.9 CRISTO Y EL ANTICRISTO
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
P A R T E 2
¿Qué es EL
JUICIO FINAL? pár 1-5
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LTe.10 (-L311).1 1 La Segunda Venida de Cristo le confiere al Hijo de Dios el don de poder oír a la Voz que habla por Dios1 proclamar que lo falso es falso, y que lo que es Verdad nunca ha cambiado. 2 Y éste es el juicio por el cual le llega su fin a la percepción2. 3 Al comienzo, vas a ver un mundo que ha aceptado que esto es verdad, al ser proyectado ahora desde una mente que ha sido corregida. 4 Y al darse esta santa visión3, la percepción bendice silenciosamente para luego desaparecer, al haber alcanzado su meta4 y cumplido su misión.
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1 El Espíritu Santo: 1) En la eterna Unicidad de Dios, es el Pensamiento de Amor de Dios Que nos creó como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo; 2) al producirse la separación, es el ente que comenzó a estar presente como una protección, inspirando al mismo tiempo el comienzo del proceso del Redimir; 3) es, en tu mente acertada, el pensar de Cristo que se manifiesta —entre otras experiencias desinteresadas e inclusivas— por impulsos compasivos, caritativos, altruistas, de compartir, que de vez en cuando emergen del subconsciente y que podemos concienciar en instantes santos y decidir qué hacer con ellos. Algunos de Sus sinónimos en el Curso son: "Consolador", "Guía", "Intérprete", "Mediador", "Palabra de Dios", "Redimir", "Respuesta", "Traductor", "Verdad", "Voz que habla por Dios", "Voz de Dios". Ver T5.3, T5.4/T.5.5, T6.6, T9.5, T20.5, LTe.7 (-L281)
2 Percepción: En el eterno Presente de la Unicidad de Dios —Que es donde realmente estamos todos como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único, Quien es Uno con Su Padre— la percepción no existe, porque el Conocimiento nos hace saber y experimentar que Todo es Uno y, por consiguiente, no hay nada que percibir. Pero en la separación, cuando pensamos con el ego, la percepción es el proceso fundamental para sobrevivir por el cual nuestra razón, lógica y sentido común interpretan, juzgan, seleccionan y evalúan la información recibida por nuestros sentidos de la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. El Curso la define como "Percepción equivocada". Y, cuando habiendo decidido pensar con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo, estudiado y aplicado al menos una vez las Lecciones del Curso, nuestra "Percepción verdadera" gradualmente nos va a llevar al mundo real —que es la meta del Curso—donde, en nuestro fuero interno, experimentaremos el reflejo aquí de la Unicidad de Dios, donde sólo hay Amor, paz y alegría. Ver T3.4, T3.5, T10.7, T13, T14.6 [46], L134, M5.3.1, M19.5
3 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
4 La meta del Curso: es aprender a pensar, percibir y actuar cada vez más con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego, de manera de liberar la fuerza de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos o hagamos; es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— reconocer en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; es liberarnos del pensar del ego para poder regresar a la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor Que eternamente Se profesan Uno a Otro, extendiendo así la Creación; es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T17.7, T17.8, T22.7 [51], T31.2 [23], L127.6, L131.2
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P A R T E 2
¿Qué es EL
JUICIO FINAL?
pár 2-3
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LTe.10 (-L311).2 5 El Juicio Final sobre el mundo no encierra condena alguna, 6 pues ve al mundo como totalmente perdonado, libre de pecado y sin propósito alguno. 7 Al no tener causa —y ahora, en la visión de Cristo— sin función, sencillamente se disuelve en la nada. 8 Ahí nació y ahí también termina. 9 Y todas las figuras del sueño con el que comenzó el mundo, desaparecen con él. 10 Ahora, los cuerpos no tienen ninguna utilidad, y por lo tanto, también desaparecerán, pues el Hijo de Dios es ilimitado.
LTe.10 (-L311).3 11 Tú que creías que el Juicio Final de Dios condenaría el mundo al infierno conjuntamente contigo, acepta esta santa Verdad: el Juicio de Dios es el don de la corrección que depositó sobre todos tus errores; corrección que te libera de ellos y de todos los efectos que parecían tener. 12 Tenerle miedo a la gracia redentora de Dios es tener miedo de estar totalmente libre de sufrimiento, de regresar a la paz, de tener seguridad y felicidad, así como de tu unión con tu propia Identidad5.
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5 Identidad, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el único Hijo de Dios, en Quien todos, como Almas unificadas como Una, somos realmente Uno con Dios. En minúscula, es la identidad del ego. Pero cuando decidimos pensar y percibir con el Espíritu Santo, nuestra identidad se convierte en el reflejo aquí de la Identidad de Cristo, el Hijo único de Dios Que realmente somos. Ver T7.10 [97], T20.9, LTE.14 (-L351)
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P A R T E 2
¿Qué es EL
JUICIO FINAL?
pár 4-5
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LTe.10 (-L311).4 13 El Juicio Final de Dios es tan misericordioso como cada uno de los pasos de Su plan6 para bendecir a Su Hijo, llamándolo a que regrese a la eterna Paz7 que Dios comparte con Él. 14 No tengas miedo del Amor8, 15 pues sólo Él puede curar todo pesar, enjugar todas las lágrimas, y despertar pausadamente de su sueño de dolor al Hijo que Dios reconoce como Suyo. 16 No tengas miedo del Juicio Final. 17 La salvación te pide que Le des la bienvenida. 18 Y el mundo espera que Lo aceptes con agrado, lo cual lo liberará al mundo.
LTe.10 (-L311).5 19 Éste es el Juicio Final de Dios: "Tú sigues siendo Mi santo Hijo, por siempre inocente, por siempre cariñoso y por siempre querido, tan ilimitado como Tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. 20 Por lo tanto, despierta, y regresa a Mí. 21 Soy Tu Padre y Tú eres Mi Hijo".
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6 El Plan de Dios para nuestra salvación: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego, de manera de liberar la fuerza de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos o hagamos; 2) es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— reconocer en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; 3) es aprender lo que es la paz, porque la paz es la condición del Reino en nuestro fuero interno; 4) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo del Amor de Dios, Amor que Él y Su Hijo comparten en el eterno Presente de la Unicidad en perpetua Armonía y alegre Concordia, extendiendo así la Creación; 5) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición para: 5.1) alcanzar aquí el reflejo del Conocimiento; 5.2) en nuestro fuero interno, entrar en el mundo real, que es la meta de nuestro viaje con el Curso. Ver T8.4 [22], T9.6, T11.1, T15.4 [33], T17.3 [9], L71, L72 L71.2, T15.4 [33], T17.3 [9], L71.2, LTe.2 (-L231)
7 Paz, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en el eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que realmente no somos cuerpos sino Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez. En minúscula, cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, paz es el estado que experimentamos en el mundo real cuando hemos perdonado totalmente al otro y extendido los milagros que nos ha sugerido el Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el ego, paz es el estado que se puede obtener transitoriamente según los acuerdos y leyes del mundo. Ver T6.6.2, T7.7, T13.5, T19.5, T24, T29.6, T29.7, L105, L188, L200, M11, M20
8 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 311
Juzgo todas las cosas1
como quiero que sean.
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L311.1 1 Los juicios se inventaron para usarse como un arma contra la Verdad2. 2 Separan aquello contra lo cual se utilizan, y hacen que se vea como algo aparte y separado. 3 Luego hacen de ello lo que tú quieres que sea. 4 Juzgan3 lo que realmente no pueden comprender, ya que no pueden ver la totalidad y, por consiguiente, juzgan falsamente. 5 No los usemos hoy; más bien, démoslos de presente a Aquel4 que tiene un uso diferente para ellos. 6 Él nos salvará de la agonía de todos los juicios que hemos emitido contra nosotros mismos y restablecerá nuestra paz mental al ofrecernos el Juicio de Dios5 con respecto a Su Hijo.
L311.2 7 Padre, hoy, esperamos con mentes receptivas oír Tu Juicio sobre el Hijo que amas. 8 No lo conocemos, por consiguiente no lo podemos juzgar.
9 Y así, dejamos que Tu Amor decida lo que él —a quien realmente creaste como Tu Hijo— debe ser.
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1 Las Cosas, con mayúscula, son las Cosas eternas que Dios ha creado, a saber: Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte Su Amor o Espíritu Santo en Su eterna Unicidad o Cielo. En minúscula, las cosas, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son el reflejo aquí de las Cosas celestiales y, cuando pensamos con el ego, son aquí, las que perciben nuestros sentidos y que nos explicamos por medio de nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T8.3 [14], T12.6 [50], T12.7 [68]
2 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber unificado su Alma con La tuya en Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
3 … con su razón, lógica y sentido común
4 … el Espíritu Santo
5 El Juicio Final es, en mi espíritu —después de haber experimentado a Cristo en el otro al que he perdonado completamente— el proceso de evaluar acertadamente lo que tiene valor y lo que no lo tiene. Es comprender a la Voz que habla por Dios proclamar que lo falso es falso, y que lo que es Verdad nunca ha cambiado. Es el don de la corrección que Dios depositó sobre todos mis errores; corrección que me libera de ellos y de todos los efectos que parecían tener. Es saber que Nuestro Padre —Quien yo, al igual que Jesús antes de morir— creía que me había abandonado a la injusticia de este mundo, por el contrario, nos dice a todos y a cada uno: "Tú sigues siendo Mi santo Hijo, por siempre inocente, por siempre cariñoso y por siempre querido, tan ilimitado como Tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. Por lo tanto, despierta, y regresa a Mí. Soy Tu Padre y Tú eres Mi Hijo." Ver T2.6, T3.8, T26.4 [21], LTe.10 (-L311)
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo 29
EL DESPERTAR
T29.9 CRISTO Y
EL ANTICRISTO pár 52-60
[LA LECTURA DE TEXTO REANUDARÁ EL LUNES]
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T29.9 [52] 1 ¿Qué es un ídolo? 2 ¿Piensas que lo sabes? 3 Pues los ídolos no se reconocen como tales y nunca se ven como realmente son. 4 Ése es el único poder que tienen. 5 Su propósito es oscuro, y son a la vez temidos y venerados porque no sabes para qué son, ni para qué fueron hechos. 6 Un ídolo es una imagen de tu hermano a la que le atribuyes más valor que a lo que él realmente es1. 7 Los ídolos se hacen para reemplazarlo2, sin importar la forma que adopten. 8 Y lo que nunca se percibe o se reconoce es lo siguiente: 9 Trátese de un cuerpo o de una cosa; de un lugar o de una situación; de una circunstancia o de un objeto que se posea o se desee; de un derecho que se exija o de uno que ya se tenga; siempre es lo mismo.
T29.9 [53] 10 No permitas que sus formas te engañen, 11 pues los ídolos no son sino substitutos de tu Realidad. 12 De alguna manera crees que van a completar a tu insignificante yo, y dejarte caminar con seguridad en un mundo que se percibe como peligroso y en el que hay fuerzas que se han agrupado, a fin de quebrantar tu confianza y acabar con tu paz mental. 13 Tus ídolos tienen el poder de suplir tus carencias y proporcionarte la valía que no tienes. 14 No hay nadie que crea en ídolos que no se haya convertido en esclavo de la insignificancia y de la pérdida. 15 Y así, tiene que buscar más allá de su insignificante yo la fuerza necesaria para levantar la cabeza, y apartarse de todo el sufrimiento que el mundo refleja. 16 Ésta es la sanción que pagas por no buscar en la quietud de tu fuero interno, la certeza y la calma que te va a liberar del mundo y permitirte apartarte de él, en3 quietud y paz [ilimitada].
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1 … Cristo, el Hijo de Dios
2 … al Hijo de Dios
3 … el reflejo aquí de la
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T29.9 CRISTO Y
EL ANTICRISTO
pár 54-56
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T29.9 [54] 17 Un ídolo es una falsa impresión, o una falsa creencia; una forma de anticristo que constituye una brecha entre Cristo, y lo que tú ves4. 18 Un ídolo es un deseo, hecho tangible al que se le ha dado forma, que se percibe así como algo real y al que se le ve como externo a la mente. 19 No obstante, sigue siendo un pensamiento, y no puede abandonar la mente que es su fuente. 20 Y su forma tampoco está apartada de la idea que representa. 21 Todas las formas de anticristo se oponen a Cristo5 22 y se colocan ante Su rostro como un oscuro velo que parece desconectarte de Él, dejándote solo en la oscuridad. 23 No obstante, la luz está ahí. 24 Una nube no puede apagar el sol, 25 como tampoco un velo puede hacer desaparecer lo que parece separar, ni atenuar en lo más mínimo a la Luz6, en sí.
T29.9 [55] 26 Este mundo de ídolos es un velo que cubre el rostro de Cristo7 porque su propósito es separarte de tu hermano. 27 Es un propósito tenebroso y temible y, no obstante, es un pensamiento que ni siquiera tiene el poder de cambiar una brizna de hierba de algo vivo en un signo de muerte. 28 Su forma no está realmente en ninguna parte, pues su fuente está en la parte de tu mente de la que Dios está ausente8. 29 ¿Dónde se encuentra este lugar del que se ha excluido y se ha mantenido separado Lo que está en todas partes? 30 ¿Qué mano podría alzarse para obstruir los designios de Dios? 31 ¿De quién es la voz que podría exigir que Él no entrase? 32 Lo que se cree que es "más que todo" no es algo que deba hacerte temblar o acobardarte lleno de miedo. 33 El enemigo de Cristo no está realmente en ninguna parte. 34 No puede adoptar ninguna forma con la que alguna vez pueda ser real.
T29.9 [56] 35 ¿Qué es un ídolo? 36 ¡Nada! 37 Se necesita primero creer en él para que parezca llegar a tener vida, y darle poder para que se le pueda temer. 38 Su vida y su poder son regalos del que cree en él, y esto es lo que el milagro restituye a lo9 que sí tiene Vida y poder dignos del Don del Cielo y de la Paz eterna. 39 El milagro no restaura la Verdad, que es la Luz10, que el velo atravesado no pudo apagar. 40 Simplemente, lo descorre y deja que la Verdad brille sin impedimentos, al ser Lo que es. 41 La Verdad no necesita que se crea en Ella para ser Lo que es, pues ha sido creada y, por consiguiente, es. 42 Un ídolo se establece creyendo en él, y cuando se abandona la creencia, el ídolo "muere".
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4 … cuando estás pensando con tu ego.
5 Cristo, 1) es la idea que resuelve el aparente dilema en el Curso, que por un lado, reza: "Dios creó a un solo Hijo, y no creó más nada" y, por el otro, "la Filiación es la suma de todas las Almas creadas por Dios.", dilema que resuelve el proceso de extender el milagro: "Un milagro hace que las Almas sean una en Cristo."; 2) en mi fuero interno, es la divina experiencia de mi mente acertada o espíritu en un instante santo del mundo real, de la unión con el Alma del otro(a) por haberlo(a) perdonado completamente, experiencia de Amor que se extiende a las Almas de todos los que fueron, son y serán, como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios con Su Hijo único, en cuya Alma, todos —como las Almas perfectas y eternas unificadas que realmente somos— somos Uno. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9]
6 … el Espíritu Santo
7 La faz de Cristo es la faz del otro al que perdonamos totalmente y al que extendimos milagros, y con cuya Alma, en un instante santo del mundo real, experimentamos en nuestro fuero interno una completa identificación, como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios, donde todas nuestras Almas, perfectas y eternas, están unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo único. Ver T20.5 [32], T20.6 [42]
8 … la del ego
9 … el Hijo de Dios
10 … el pensar del Espíritu Santo
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T29.9 CRISTO Y
EL ANTICRISTO
pár 57-59
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T29.9 [57] 43 El anticristo es esto: la extraña idea de que hay un poder más allá de la Omnipotencia, un lugar más allá del Infinito y un tiempo que transciende Lo eterno. 44 Aquí, el mundo de los ídolos ha sido establecido por la idea de que ese poder, lugar y tiempo tienen forma, y configuran el mundo en el que ha ocurrido lo imposible11. 45 Aquí, Lo inmortal viene a morir; Lo que abarca todo, a sufrir pérdidas; y Lo eterno, a convertirse en esclavo del tiempo. 46 Aquí, Lo inmutable cambia y la Paz de Dios, que Él otorgó para siempre a toda cosa viviente, da paso al caos. 47 Y el Hijo de Dios, tan perfecto, sin pecado, y amoroso como su Padre, viene por un tiempo a odiar y a padecer y, finalmente, a morir.
T29.9 [58] 48 ¿Dónde hay un ídolo? 49 ¡Realmente, en ninguna parte! 50 ¿Es que puede haber una brecha en Lo que es infinito, un lugar en el que el tiempo pueda interrumpir la Eternidad? 51 Un lugar en tinieblas establecido allí donde todo es Luz, o un nicho lúgubre separado de Lo que es infinito, no tiene un lugar donde existir. 52 Un ídolo está más allá de Donde Dios ha establecido todas las Cosas12 para siempre, y Donde no dejó espacio para nada excepto Su Voluntad13. 53 Por eso, un ídolo necesariamente no es nada ni se encuentra en ninguna parte, mientras que Dios es Todo y se encuentra en todas partes.
T29.9 [59] 54 Entonces, ¿cuál es el propósito de un ídolo? 55 ¿Para qué sirve? 56 Ésta es la única pregunta para la que hay muchas respuestas, dependiendo de a quién se le haya preguntado. 57 El mundo cree en los ídolos. 58 Nadie viene a él a menos que los haya venerado y siga tratando de encontrar uno que todavía le pueda ofrecer un regalo que no existe en la Realidad14. 59 Todo idólatra abriga la esperanza de que sus deidades especiales le darán más de lo que otras personas poseen. 60 ¡Tiene que ser más! 61 No importa realmente de qué más se trate: más belleza, más inteligencia, más riqueza o, incluso, más aflicción y más dolor. 62 Pero para eso es un ídolo, para darte más de algo. 63 Y cuando uno falla, otro viene a ocupar su lugar y tú esperas que te pueda conseguir más de otra cosa. 64 No te dejes engañar por las formas en las que esa "otra cosa" se manifiesta. 65 Un ídolo es un medio para obtener más. 66 Y eso es lo que va en contra de la Voluntad de Dios.
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11 … nuestra separación de Dios.
12 Las Cosas, con mayúscula, son las Cosas eternas que Dios ha creado, a saber: Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte Su Amor o Espíritu Santo en Su eterna Unicidad o Cielo. En minúscula, las cosas, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son el reflejo aquí de las Cosas celestiales y, cuando pensamos con el ego, son aquí, las que perciben nuestros sentidos y que nos explicamos por medio de nuestro razonamiento, lógica y sentido común. Ver T8.3 [14], T12.6 [50], T12.7 [68]
13 La Voluntad de Dios —en el eterno Presente de Su Unicidad en la Que todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una en la única Alma del Hijo único de Dios— quiere que la felicidad que Su Hijo heredó de Él siga imperturbada: que sea perpetua en la Alegría de la Creación plena y que sea eternamente receptiva y completamente ilimitada en Él. Aquí, la Voluntad de Dios es que por medio del perdón y de la extensión de milagros, nos volvamos el reflejo de ese eterno Presente de la Unicidad, en la Que, en paz y con alegría, nos amamos unos a otros como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Él. Ver T12.7 [64] y [65], T13.5 [41], L193
14 La Realidad, con mayúscula, significa la infinita y eterna Unicidad de Dios, en la Cual, todos nosotros, sin excepción, cual Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, somos Uno con Nuestro Padre, compartiendo con Él Su Amor, el Espíritu Santo. Algunos de sus sinónimos son: Cielo, Eternidad, Reino, Reino de los Cielos, Universo. Ver T8.10, T11.4, T11.9, T18, T30.9
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T29.9 CRISTO Y
EL ANTICRISTO
pár 60
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T29.9 [60] 67 Dios no tiene muchos hijos, sino solamente Uno15. 68 ¿Cuál de ellos puede tener más y cuál menos? 69 En el Cielo, el Hijo de Dios no haría sino reírse de la idea de que un ídolo pueda interrumpir Su Paz16. 70 En nombre de ese Hijo habla el Espíritu Santo, y te dice que los ídolos no tienen aquí ningún propósito. 71 Pues no podrás poseer nada que sea más que el Cielo. 72 Y si el Cielo se encuentra en tu fuero interno, ¿por qué ir en pos de ídolos que Lo menoscabarían para darte más de Lo que Dios dispensó a tu hermano y a ti, como Uno con Él? 73 Dios Te dio todo Lo que existe realmente17. 74 Y para asegurarse de que no Lo pudieses perder18, se Lo dio también a toda cosa viviente19. 75 Y así, toda cosa viviente forma realmente parte de Ti20, así como también de Él. 76 Ningún ídolo puede hacer que seas más que Dios. 77 Pero tú nunca estarás satisfecho siendo menos.
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15 El Hijo único de Dios o Cristo —en Cuya única Alma, todas las Nuestras están unificadas como Una en Cristo— es Uno con Dios en Su eterna Unicidad. Nos convertimos aquí en el reflejo de Cristo cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, perdonamos totalmente al otro (s) y extendemos los milagros que nos sugiera el Mismo Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el sistema de pensamiento del ego y creemos que su realidad del tiempo y del espacio es verdadera —que es lo que hacemos "usualmente"— entonces nos convertimos en el Hijo separado de Dios. Ver T10.5, T10.8, T20.3, T29.9, L163, L191, LTE.14 (-L351)
16 Paz, con mayúscula, es el estado en el que nos encontramos en el eterno Presente de la Unicidad por ser amados y amar, es saber que realmente no somos cuerpos sino Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre, en perfecta quietud y perfecta libertad de todo peligro, conflicto, culpa o escasez.. Ver T6.6.2, T7.7, T13.5, T19.5, T24, T29.6, T29.7, L105, L188, L200, M11, M20
17 … es decir, Su eterna Unicidad, que con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
18 … mientras creas que estás separado,
19 Las cosas vivientes son las que vemos por medio de la visión de Cristo, que es la divina experiencia de Amor de la unión con el otro en el mundo real, unión que voy a extender a una unión universal con todo y todos, ya que quiero creer que todos somos realmente Almas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios en Su eterna Unicidad, nuestra única y verdadera Realidad. Ver T24.6 [46]
20 Ti, con mayúscula, quiere decir Tú, como el Alma perfecta y eterna Que, conjuntamente con todas las demás Almas es Una en Cristo, sencillamente, porque al ser todas igualmente perfectas y eternas, son la misma cosa, es decir, son el Hijo único de Dios. En minúscula, ti, cuando decides pensar con el Espíritu Santo y has: aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado, extendido milagros y entablado relaciones santas, eres el reflejo aquí de Cristo; y cuando piensas, percibes y actúas con el ego —como lo haces habitualmente— te identificas con él. Ver T8.4 [20], T23
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