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T20.9 [70] 24
Éste es el propósito
de ustedes
ahora, y la visión que lo hace posible sólo espera a que la reciban.
25
Ya disponen de la visión que permite a cada uno no ver el cuerpo.
26
Y al mirarse uno al otro, verán un altar a su Padre, santo como el Cielo, brillando con radiante pureza y chispeando con las deslumbrantes azucenas que colocaron sobre él.
27
¿Qué otra cosa podría tener más valor para ustedes?
UCSM TEXTO CH 20, IX
T20.9
LA VISIÓN DE LA IMPECABILIDAD
1
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 233
Hoy doy mi vida a Dios para que se encargue de ella.
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L233.1 1
Padre, hoy te entrego todos mis pensamientos
1
.
2
No quiero quedarme con ninguno.
3
En su lugar, dame los Tuyos
2
.
4
Asimismo, Te entrego todos mis actos, de manera que pueda hacer Tu Voluntad
3
en lugar de ir en pos de metas inalcanzables y perder el tiempo en vanas imaginaciones.
5
Hoy vengo a Ti.
6
Me haré a un lado y, sencillamente, Te seguiré.
7
Sé Tú el Guía y yo el seguidor que no duda de la sabiduría de lo Infinito, ni del Amor
4
Cuya ternura no puedo comprender, pero que, no obstante, es Tu perfecto Don
5
para mí.
L233.2 8
Hoy nos dirige un solo Guía.
9
Y mientras caminamos juntos, Le entregaremos este día sin reserva alguna.
10
Éste es Su día.
11
Y así, es un día de incontables dones y de infinitas gracias para nosotros.
|
1
… trato de acallar lo más posible el continuo diálogo de mi "yo" conmigo mismo
2
… los que pienso en mi espíritu con e Espíritu Santo
3
La
Voluntad de Dios
, en Su eterna Unicidad, es amar y ser amado en paz y alegría por Su único Hijo, Cristo, en Quien todos —como Almas perfectas y eternas— somos realmente Uno y Quien es Uno con Dios, Su Padre. Aquí, la Voluntad de Dios quiere decir que por medio del perdón y de la extensión de milagros nos volvamos el reflejo de la eterna Unicidad en la Que, en paz y con alegría, nos amamos unos a otros como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Él. Ver
T12.7 [64-65], T13.5 [41]
4
La
Voluntad de Dios
, en Su eterna Unicidad, es amar y ser amado en paz y alegría por Su único Hijo, Cristo, en Quien todos —como Almas perfectas y eternas— somos realmente Uno y Quien es Uno con Dios, Su Padre. Aquí, la Voluntad de Dios quiere decir que por medio del perdón y de la extensión de milagros nos volvamos el reflejo de la eterna Unicidad en la Que, en paz y con alegría, nos amamos unos a otros como uno en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Él. Ver
T12.7 [64-65], T13.5 [41]
5
Don
con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula,
don
es el reflejo aquí del Don de Dios.
Presente
se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo separado que piensa con Él.
Regalos
son los que ofrece el Hijo separado que piensa con el ego. Ver
T7.6 [42] 24, T7.7 [65] 82, T7.8 [81]
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo
20
LA PROMESA
DE LA RESURRECCIÓN
T20.9
LA VISIÓN DE LA IMPECABILIDAD
1
67-77
|
T20.9 [67] 1
Al principio, la visión
2
te llegará en forma de indicios, pero eso bastará para mostrarte lo que
te
es dado cuando ves a tu hermano libre de pecado
3
.
2
La Verdad
4
te será restituida al tú desearla, tal como la perdiste por desear
otra
cosa
5
.
3
Abre las puertas del santo lugar que cerraste cuando
valoraste
esa "otra cosa", y lo que nunca se perdió regresará tranquilamente
6
.
4
Ha sido salvaguardado para ti.
5
La visión no sería necesaria si no se hubiese hecho el juzgar
7
.
6
Ahora tienes que desear que sea deshecho por completo y, así se hará
para
ti.
|
|
1
La
Impecabilidad
, con mayúscula, es la condición de nuestras Almas en la eterna Unicidad de Dios, Que es donde Todas realmente están y son Una en Cristo, Su único Hijo. En minúscula,
impecabilidad
es el reflejo aquí de esa Condición eterna. El estado de impecabilidad es simplemente esto: todo deseo de atacar ha desaparecido, de modo que no hay razón para percibir al Hijo de Dios de ninguna otra forma que como realmente es. Ver
T20.5 [32], T25.6 [37]
2
La
visión de Cristo
es la parte de un proceso que comienza cuando decido que quiero ver el mundo de otra manera, para lo cual invito al Espíritu Santo a pensar y percibir conmigo. Luego, al darme cuenta de que la clave para salvarme del ego y de la separación está en perdonar al otro, aún sin saber muy bien qué es perdonar de verdad. Al lograr perdonarlo totalmente en el mundo real de mi fuero interior, voy a experimentar la
visión de Cristo
, que es la divina experiencia de Amor de la unión con el otro, unión que voy a extender a una unión universal con todo y todos, ya que quiero creer que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, en la eterna Unicidad de Dios, nuestra única y verdadera Realidad. Ver
T11.7, T12.5 [42]
3
El
pecado
de todos los pecados fue la diminuta idea alocada que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver
T27.9 [82] 37 y 38
Pero como esta realidad del ego no fue creada por Dios,
LTe.4 (-L251).1 1
Pecar
es estar demente.
2
Es el medio que hace que la mente pierda su cordura y trate de dejar que las ilusiones ocupen el lugar de la Verdad.
3
Y, al estar loca, la mente ve ilusiones donde la Verdad debería estar, y donde realmente está.
4
El pecado dio ojos al cuerpo pues, ¿qué van a querer ver los que están libres de pecado?
5
¿Qué necesidad tienen de escenas, sonidos o tacto?
6
¿Qué van a querer oír, o alcanzar para agarrar?
7
¿Qué van a querer percibir por los sentidos?
8
Percibir por los sentidos es no conocer.
9
Y la Verdad no puede contener sino el Conocimiento y nada más.
4
La
Verdad
, con mayúscula, es que Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, Una en Su único Hijo, Cristo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente. Dios no creó más nada. Por eso, nada de Ésta, Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazado, nada que no sea Ella, realmente existe. En esto radica
aquí
, la paz de Dios. En minúscula, la
verdad
es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la creencia de que la percepción que tiene del tiempo y del espacio, y de todo lo que estos contienen, es que son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen su única y verdadera realidad. Ver
T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
5
El
anticristo
es esto: la extraña idea de que hay un poder
más allá
de la Omnipotencia, un lugar
más allá
del Infinito y un tiempo que transciende Lo eterno.
44
Aquí, el mundo de los ídolos ha sido establecido por la idea de que ese poder, lugar y tiempo, tienen forma y configuran el mundo en el que ha ocurrido lo imposible… nuestra separación de Dios.
45
Aquí, Lo inmortal viene a morir; Lo que abarca todo, a sufrir pérdidas; y Lo eterno, a convertirse en esclavo del tiempo.
46
Aquí, Lo inmutable cambia y la Paz de Dios, que Él otorgó para siempre a toda cosa viviente, da paso al caos.
47
Y el Hijo de Dios, tan perfecto, sin pecado, y amoroso como su Padre, viene por un tiempo a odiar y a padecer y, finalmente, a morir.
T29.9 [57] 43 -47
6
La
Unicidad
, con mayúscula es, en el eterno Presente del Cielo, Dios creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula,
unicidad
es la idea procesada en nuestro espíritu —la parte de nuestro cerebro que es capaz de compasión, de compartir y de amistad desinteresada— nacida del anhelo natural de unirnos amorosamente a todos y a todo, cuando logramos acallar en nuestro cerebro los deseos, ambiciones y pasiones del ego. Es el reflejo aquí de lo que queremos creer que es la eterna Unicidad de Dios. Ver
T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
7
Juzgar
es el complemento de la percepción del ego en el proceso fundamental para sobrevivir en la realidad de este mundo —mientras nuestro cuerpo viva en él— por el cual interpretamos y luego juzgamos la información recibida por nuestros sentidos de algo separado de nuestra mente, proceso que culmina con nuestra decisión en cuanto a lo que son o cómo son las cosas, cuáles son potencialmente favorables y/o valiosas y cuáles peligrosas y/o culpables.
(T3.7 [57] 42-46)
Cuando aplicamos este proceso a personas, decidimos cuáles merecen que entremos con ellas en una relación especial, cuáles nos son indiferentes, y cuáles merecen castigo. El juzgar a tiempo nos protege y mantiene a salvo, aunque también establece separaciones, culpa, miedo y la carga imposible de tratar de actuar como Dios.
(M10.6)
Pero juzgar no es nuestra función,
(T14.6 [49] 25-27)
pertenece al Espíritu Santo, cuya percepción acertada nos lleva al conocimiento. Él no observa otra cosa que la diferencia que hay entre el reflejo aquí de la Realidad y las ilusiones de este mundo.
(M8.6)
Cuando habiendo aceptado el Redimir para nosotros mismos, perdonado al otro y extendido milagros, pensemos y percibamos acertadamente con el Espíritu Santo, sabremos qué hacer en toda circunstancia para tratar lo más posible que aquí sea el reflejo de la Realidad. Ver
T4.5 [64] 46- 48 y T3.8
|
|
T20.9
LA VISIÓN DE LA IMPECABILIDAD
1
pár
68-70
|
|
T20.9 [68] 7
¿Acaso no
quieres
conocer tu propia identidad
8
?
8
¿No intercambiarías gustosamente tus dudas por certeza?
9
¿No estarías dispuesto a
liberarte
de toda aflicción y aprender de nuevo lo que es la alegría?
10
Tu relación santa te ofrece todo eso
9
.
11
Tal
como te fue dada, así también te serán dados sus
efectos
.
12
Y así como su santo propósito
10
no fue hecho por ti, tampoco lo fueron los medios para lograr su feliz desenlace.
13
Alégrate de poder disponer de lo que es tuyo sólo con pedirlo, y no pienses que tienes que hacer los medios
o
el fin.
14
Todo eso se te
dará
simplemente cuando quieras
ver
a tu hermano libre de pecado.
15
Todo eso se te
dará
, a la espera de tu deseo de
recibir
solamente eso.
16
La visión se da libremente a los que quieren ver.
T20.9 [69] 17
La impecabilidad de tu hermano se te muestra en una luz brillante, para que la veas con la visión del Espíritu Santo
11
, y para que te alegres conjuntamente con Él.
18
Pues la paz llegará a todos los que la pidan de todo corazón y con un sincero propósito, propósito que
comparten
con el Espíritu Santo, uno con Él con respecto a lo que la salvación realmente
es
12
.
19
Disponte, pues, a ver a tu hermano libre de pecado para que Cristo pueda aparecer ante tu visión y colmarte de alegría.
20
Y
no
le otorgues
ningún
valor al cuerpo de tu hermano, cuerpo que no hacía sino condenarlo a fantasías de lo que él realmente es.
21
Cristo
desea ver su impecabilidad al igual que
tú
.
22
Bendice al Hijo de Dios en tu relación y no veas en él lo que tú has
hecho
de él.
T20.9 [70] 23
El Espíritu Santo
garantiza
que Lo que Dios quiso para ustedes y les dio, será de ustedes.
24
Éste es el propósito
de ustedes
ahora, y la visión que lo hace posible sólo espera a que la reciban.
25
Ya disponen de la visión que permite a cada uno no ver el cuerpo.
26
Y al mirarse uno al otro, verán un altar a su Padre, santo como el Cielo, brillando con radiante pureza y chispeando con las deslumbrantes azucenas que colocaron sobre él.
27
¿Qué otra cosa podría tener más valor para ustedes?
28
¿Por qué piensan que el cuerpo es un hogar mejor o albergue más seguro para el Hijo de Dios?
29
¿Por qué preferirían ver el
cuerpo
en vez de la Verdad?
30
¿Cómo van a
preferir
esa máquina de destrucción y destinarla a
reemplazar
el santo hogar que les ofrece el Espíritu Santo, y donde
Él
morará
con
ustedes?
|
|
8
Identidad
, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el único Hijo de Dios, en Quien todos, como Almas, somos realmente Uno, y Quien es Uno con Dios. En minúscula, es la
identidad
del ego. Pero cuando decidimos pensar y percibir con el Espíritu Santo, nuestra identidad se convierte en el reflejo aquí de la Identidad de Cristo, el Hijo único de Dios. Ver
T7.10 [97], T20.9 [68]
9
La
relación santa
es el reflejo en este mundo de la eterna Relación de Amor de Dios con todas las Almas perfectas y eternas que realmente somos, unificadas todas en Cristo, el único Hijo de Dios, Que Él creó y con Quien es Uno en Su Unicidad, Que es donde realmente estamos y, por lo tanto, es nuestra verdadera Realidad. La relación santa es la fuente de la salvación para los integrantes de la relación especial, pues les permite alejarse gradualmente de sus egos y pensar y actuar cada vez más con sus espíritus, que son la parte de la mente que todavía se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo. Es un proceso, generalmente largo, que se inicia cuando dos o más personas que han logrado, en un instante santo, perdonarse totalmente una a la otra, se unen en una meta común a favor de otro u otros, a los que también van a querer perdonar. Este proceso florece y fructifica cuando extienden a otros los milagros que el Espíritu Santo les sugiere por medio de sus espíritus; finalmente, cuando en instantes santos privilegiados sus mentes experimentan el mundo real, se produce en ellas, a un profundo nivel subconsciente, una curación de los efectos del pensar y actuar con sus egos, haciendo que ahora piensen, perciban y actúen principalmente con sus espíritus, extendiendo el Amor del Espíritu Santo a todos y a todo, curando así en sus mentes al mundo de los efectos de la separación. Ver
T17.6, T22
10
El
propósito del Espíritu Santo
es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más pensando con Él y cada vez menos con el ego; de manera de liberar la fuerza de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos o hagamos; es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— reconocer en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; es liberarnos del pensar del ego para poder regresar a la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor Que eternamente Se profesan Uno a Otro, extendiendo así la Creación; es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver
T4.2 [21] 111, T7.4 [23], T8.4 [22]
11
El
Espíritu Santo
, aquí, es el pensar de Cristo que conciencia el Conocimiento que yace más allá de la percepción. Al producirse la separación, el Espíritu Santo comenzó a estar presente aquí como una protección, inspirando al mismo tiempo el comienzo del proceso del Redimir. Allá, en la eterna Unicidad de Dios, es el Pensamiento de Amor de Dios, Que nos creó como Almas, Una en Cristo, Su único Hijo. Algunos de Sus sinónimos en el
Curso
son: "Consolador", "Guía", "Intérprete", "Mediador", "Maestro", "Palabra de Dios", "Redimir", "Respuesta", "Traductor", "Verdad", " Vínculo", "Voz que habla por Dios", "Voz de Dios". Ver
T5.3, T5.4, T.5.5, T6.6, T9.5, T20.5, LTe.7 (-L281)
12
La
salvación
es el proceso por el cual, cuestionando nuestra creencia en la realidad del ego, del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez, queremos creer en el eterno Presente de la Realidad del Amor de Dios, en Cuya eterna Unicidad todos —como Almas perfectas, Una en Cristo, el Hijo único de Dios— estamos realmente. Para ello, vamos dejando cada vez más de lado el pensar, percibir y actuar egocentrista del ego y, en su lugar, queremos pensar con el Espíritu Santo, aceptamos el Redimir para nosotros mismos, perdonamos al otro y a los demás, entablamos relaciones santas y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo. Ver
T11, T31, L96, L186, LTe.2 (-L231)
|
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T20.9
LA VISIÓN DE LA IMPECABILIDAD
1
pár
71-74
|
|
T20.9 [71] 31
El cuerpo
13
es el signo de debilidad, vulnerabilidad y
pérdida
de poder.
32
¿Qué
ayuda
les puede prestar un salvador así?
33
¿Acaso en momentos de angustia y de necesidad pedirían ayuda a los
desvalidos
?
34
¿Es lo que es lastimosamente
insignificante
la alternativa perfecta a la cual recurrir en busca de fuerza?
35
El juzgar
parecerá
debilitar a su salvador
14
.
36
Pero son
ustedes
los que necesitan su fuerza.
37
No hay problema, acontecimiento, situación o perplejidad que la visión no pueda resolver.
38
Todo queda redimido cuando se ve por medio de la visión.
39
Pues esta visión, que no es
de ustedes
, trae consigo las leyes apreciadas por Aquel a Quien pertenece.
T20.9 [72] 40
Todo lo que se mire por medio de la visión cae tranquilamente en su sitio, de acuerdo con las leyes que la visión serena y segura del Espíritu Santo trajo
con ella
.
41
El final de todo lo que
Él
mira
siempre
es seguro.
42
Pues servirá a Su propósito, visto bajo una forma que
no
haya sido
ajustada
y que se adapta perfectamente al mencionado propósito.
43
Bajo Su bondadosa mirada, lo destructivo se vuelve benigno y el pecado se convierte en una bendición.
44
¿Qué pueden percibir los ojos del cuerpo, que tenga poder para
corregir
?
45
Sus ojos se
ajustan
al pecado, pues son incapaces de pasarlo por alto bajo
ninguna
de sus formas, al verlo
por todas partes
y
en todas las cosas
.
46
Miren por medio de
sus
ojos y
todo
quedará condenado ante ustedes.
47
Nunca verán todo lo que los podría
salvar
.
48
La relación santa de ustedes, la
fuente
de su salvación, quedará
privada
de todo significado, y su más santo propósito desposeído de los medios para lograrlo.
T20.9 [73] 49
Los juicios no son sino juguetes, caprichos, instrumentos sin sentido para jugar al fútil juego de la muerte en la imaginación de ustedes.
50
En cambio, la visión, enmienda todas las cosas y las pone tranquilamente bajo el amable dominio de las leyes del Cielo.
51
¿Qué pasaría si reconociesen que este mundo es realmente una alucinación?
52
¿O si
realmente
entendiesen que fueron ustedes los que lo inventaron?
53
¿Y qué pasaría si se diesen cuenta de que los que
parecen
deambular por él, para pecar y morir, atacar, asesinar y destruirse a sí mismos, son
completamente
irreales?
54
¿Podrían tener
fe
en lo que ven si
aceptasen
esto?
55
¿
Y lo verían
?
T20.9 [74] 56
Las alucinaciones desaparecen cuando se
reconocen
como lo que
son
.
57
En esto radica la curación
15
y el remedio.
58
En cuanto dejes de creer en ellas,
desaparecerán
.
59
Y todo lo que
necesitas
reconocer es que
tú fuiste el que lo hizo
16
.
60
Una vez que
aceptas
este sencillo hecho y recuperas para
ti mismo
el poder que les habías dado,
tú te
liberas de ellas.
61
Pero una cosa es segura: las alucinaciones sirven un propósito y, cuando dejan de tener ese
propósito
, desaparecen.
62
Por consiguiente, la pregunta nunca es si
las
quieres, sino siempre: ¿quieres el propósito al que éstas sirven?
63
Este mundo
parece
tener muchos propósitos, cada uno diferente de los demás y con diferentes valores.
64
No obstante, todos son lo mismo.
65
Una vez más, no hay gradación, sino sólo una
aparente
jerarquía de valores.
|
|
13
El
cuerpo
—cuando pensamos con el ego— es su encarnación, regido por las leyes de este mundo y constituye la prueba viviente de que este mundo es real y de que estamos evidentemente separados de Dios y unos de otros. Pero cuando pensamos con el Espíritu Santo, el
cuerpo
es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno, y como el Hijo único de Dios que realmente somos, extendemos nuestra mano para tomar la de nuestro hermano y ayudarlo a caminar el sendero con él. Ahora nuestros cuerpos se han vuelto santos y nuestras mentes unidas y acertadas sirven para curar las mentes equivocadas que sólo sabían de vida efímera y de muerte. Ver
T1.1.51 [86] 5, T2.2 [45], T2.3 [53] 14-15, T2.3 [56] LTe.5 (-L261)
14
… el hermano de ustedes como Cristo,
15
Curación
es el estado mental que se logra al final del proceso de curar en el que nuestra mente —ahora pensando y percibiendo con el Espíritu Santo— es llevada al mundo real y a la unión con todas las demás mentes en la experiencia de Cristo; y en el instante santo de esa experiencia, ella se cura de la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, del pensar del ego, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Ver
T2.3, T5, T8.9, T13.2, T17
16
… en tu mente, que empezó cuando en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, se adentró una diminuta idea alocada, de la que el Hijo de Dios olvidó reírse.
38
A causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales tales como, entre otras cosas, la hechura del tiempo y del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la pizca de polvo cósmico que llamamos Tierra y, sobre ella, nuestro cuerpo individual separado de los demás cuerpos y compitiendo interminablemente con ellos…
T27.9 [82] 37-38
|
|
T20.9
LA VISIÓN DE LA IMPECABILIDAD
1
pár
75-77
|
|
T20.9 [75] 66
Sólo dos propósitos son posibles:
67
el pecado es uno y la santidad
17
es el otro.
68
No hay nada entre los dos, y el que escojas determinará lo que veas.
69
Pues lo que veas es simplemente
cómo
eliges alcanzar tu meta.
70
Las alucinaciones sirven para alcanzar la meta de la locura.
71
Son el medio por el cual el mundo
externo
—proyectado desde el fuero interno—
se ajusta
al pecado y
parece
dar testimonio de su realidad.
72
Sigue siendo verdad que no
hay
nada afuera.
73
No obstante, es con base a esta nada que se hacen
todas
las proyecciones.
74
Pues es la
proyección
la que confiere a la "nada"
todo
el significado que tiene.
T20.9 [76] 75
Lo que
no
tiene significado no puede
ser
percibido acertadamente
18
.
76
Y el significado
19
siempre
busca en el fuero interno para encontrarse a sí mismo, y
luego
mirar hacia fuera.
77
Por consiguiente,
todo
el significado que confieres al mundo externo tiene que reflejar lo que viste
en tu fuero interno
o, mejor dicho,
si
llegaste a ver realmente o simplemente juzgaste
en contra
de lo que viste.
78
La visión es el medio por el cual el Espíritu Santo traduce tus pesadillas en sueños felices y reemplaza tus alucinaciones dementes —que te muestran las terribles consecuencias de pecados imaginarios— por vistas tranquilas y reconfortantes.
79
Estas vistas plácidas se ven con agrado y los sonidos que emiten se escuchan con alegría.
80
Son
Sus
sustitutos para todos los panoramas aterradores y sonidos pavorosos que el propósito del ego trajo a tu concienciación horrorizada.
81
Te
alejan
del pecado al recordarte que lo que te asusta
no
es real
20
, y que los errores que cometiste
pueden
ser corregidos
21
.
T20.9 [77] 82
Cuando hayas observado lo que parecía aterrador, y lo
hayas visto
transformarse en paisajes de paz y hermosura; cuando hayas presenciado escenas de violencia y muerte, y las
hayas visto
convertirse en vistas tranquilas de jardines bajo cielos despejados, con aguas cristalinas portadoras de vida, que corren felizmente por ellos en arroyos danzantes que nunca se secan, ¿qué necesidad habrá de
persuadirte
para que aceptes el presente de la visión?
83
Y después que hayas experimentado la visión, ¿
quién podría
rehusar lo que
tiene
necesariamente que suceder después?
84
Piensa por un instante sólo en esto:
tú
puedes ver la santidad que Dios dio a Su Hijo.
85
Y ya
nunca
pensarás que
hay
algo más que puedas ver.
|
|
17
Santidad
, con mayúscula, es la experiencia de perfecto Amor o Espíritu Santo que compartimos —como Almas— entre nosotros y con Dios, en el eterno Presente de Su Unicidad. En minúscula,
santidad
es el reflejo aquí de ese Amor compartido. Ver
L36, L37, L39
18
Percepción
: En el eterno Presente de la Unicidad de Dios —Que es donde realmente estamos todos como Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, el Hijo, y Uno con Dios— la
percepción
no existe, porque el Conocimiento nos hace saber y experimentar que Todo es Uno y, por consiguiente, no hay nada que percibir. Pero en la separación, cuando pensamos con el ego, La
percepción
es el proceso fundamental para sobrevivir por el cual interpretamos o juzgamos la información recibida por nuestros sentidos de algo separado de nuestra mente, algo que ella ha proyectado de acuerdo con su creencia en la realidad del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Y cuando habiendo decidido pensar con el Espíritu Santo, hemos aceptado el Redimir para nosotros mismos, nuestra percepción gradualmente se vuelve "
acertada
", es decir, trata de librarse de cualquier pensamiento en el que se ataca, iniciando el proceso de llevarnos a la "
percepción verdadera
" en el mundo real donde perdonaremos a nuestro hermano, perdonándonos así a nosotros mismos también. Ver
T13, T14.4 [24] 7, T14.6 [46]
19
Significado,
con mayúscula es, en la eterna Unicidad, el de la relación de Amor de Dios con Nosotros, como Almas, Una en Cristo, Su único Hijo, en perfectas paz y alegría. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo,
significado
es el reflejo aquí de ese eterno Significado y, cuando pensamos con el ego, es el significado que damos aquí a nuestra existencia separada, según las leyes de este mundo. Ver
T20.7 [45]
20
… porque no ha sido creado por Dios,
21
… en tu mente
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Un Curso sobre Milagros – Preliminares
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