Al fin de la lectura del Evangelio para esta semana, el escritor nota “Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.”
Ese deseo tiene eco en la lectura de las Epístolas: “Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre y con su Hijo Jesucristo.”
Esa misma actitud se encuentra en todo el Nuevo Testamento. El deseo de Dios que seamos en relación se ve en toda la Biblia. Sí, la Biblia es colección de libros, testimonios, y cartas, pero es más: las escrituras fueros escritas para cambiar vidas y para restaurar relaciones – con Dios and uno con el otro (vea versículo 1 del Salmo).
En la lectura de Hechos, Lucas da un ejemplo de la clase de cambio dramático que hizo el evangelio en las vidas de los seguidores en la comunidad primitiva cristiana en Jerusalén. Los que tenían casas o tierras – las vendieron, trajeron el dinero de la venta, y lo pusieron a los pies de los discípulos. Este dinero entonces fue distribuido a los necesitados.
Para enfatizar que ese cambio sí de verdad ocurrió en los discípulos primitivos, Lucas da un ejemplo específico: “Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que significa «Hijo de consolación»), levita, natural de Chipre, vendió una heredad que tenía y trajo el producto de la venta y lo puso a los pies de los apóstoles.”
Noten el número de maneras en que Lucas quiere expresar la realidad de esta persona: dando no solamente su nombre, sino también su tribu, su nacionalidad, y su “ápodo” que le dieron los apóstoles. Este hombre, dice Lucas, es un ejemplo específico de lo que significa creer que “Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.”
Nuestra reacción a estas lecturas (pues de verdad a toda la Biblia) no puede ser simplemente aprender su contenido. No fue escrita para que pudiéramos aprender acerca de lo que les ocurrió a algunos grupos de personas hace mucho tiempo. Es para transformar quienes somos para que nosotros – como nuestros antepasados en la fe – podemos hacernos ejemplos específicos del amor de Dios trabajando en el mundo.
Missouri se conoce como el estado “muéstrame.” El eslogan del estado viene de un discurso dada por uno de sus primeros senadores, quien en un discurso en el congreso dijo, “Ud. no puede decirme simplemente, tiene que mostrarme.”
Vivir ahora en un mundo “muéstrame.” Si queremos que personas crean que Jesucristo es resucitado y puede cambiar a personas, hemos de ser personas cambiadas. Si queremos que personas crean que Dios es amor, hemos de amar a otros. Si queremos que personas crean que Dios los valora, hemos de valorarles. “¡No me digas simplemente, muéstrame!”
¿Cómo nos hacemos “ejemplos específicos” del amor de Dios? Como los seguidores primitivos, necesitamos permitir que las escrituras nos cambien, lo cual significa recibiendo al Espíritu Santo en nuestras vidas (tal como los discípulos en la lectura del Evangelio). Que la proclamación, “¡Cristo es resucitado!” sea no simplemente una declaración histórica, sino una compromiso personal a hacernos ejemplos específicos de la vida y el amor de Cristo en este mundo.
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Rvdo. Bob Dean es un pastor metodista unido jubilado en Iowa a quien le gusta ver la obra creativa de Dios en la naturaleza mientras hace piragüismo.