gráfico por
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|
T31.2 [24] 74
Un solo instante sin tus viejas ideas acerca de quién es tu apreciable Compañero
18
y de lo que él te
debería
estar pidiendo, bastará para que esto suceda.
75
Así percibirás que su propósito es el mismo que el tuyo.
76
En efecto, él pide lo que
tú
realmente quieres para ti, y necesita lo
mismo
que
tú
.
77
Tal vez, en su caso, esto se manifieste de
forma
diferente, pero
no
es a la forma a lo que respondes.
78
Él pide y
tú
recibes, pues has venido con
un
solo propósito: que ambos se den cuenta de que se aman mutuamente con un amor fraternal;
79
y que —
en cuanto que
es tu hermano— su Padre tiene que ser necesariamente el mismo que el Tuyo, ya que él es igual a ti
19
.
UCSM TEXTO CH 31
LA SENCILLEZ DE LA SALVACIÓN
T31.2
LA ILUSIÓN DE UN ENEMIGO
|
Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 327
Si Te llamo, Tú me contestarás.
|
L327.1 1
No se me pide que acepte la salvación sobre la base de una fe ciega.
2
Pues Dios ha prometido que oirá mi llamada y que Él Mismo me contestará
1
.
3
Aprenderé de mi experiencia que esto es cierto y la fe en Él habrá de llegarme.
4
Ésa es la fe
2
que perdura y que me llevará lejos y cada vez más lejos por el camino que conduce a Él.
5
Pues así estaré seguro de que no me ha abandonado, de que aún me ama y de que sólo espera que yo Lo llame para proporcionarme toda la ayuda que necesito para poder llegar a Él.
L327.2 6
Padre, Te doy gracias porque Tus promesas nunca dejarán de cumplirse en mi experiencia, si tan solo pruebo aplicarlas.
7
Por consiguiente, déjame intentar aplicarlas sin juzgarlas.
8
Tu Palabra es Una Contigo.
9
Tú provees los medios por los cuales nos llega la convicción y con ella, finalmente, hacemos nuestra la seguridad de Tu eterno Amor.
|
1
… por medio del Espíritu Santo en mi espíritu, que es la parte de mi mente que todavía se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo, por medio de los impulsos amorosos de compasión, caridad, compartir y amistad desinteresados
2
Tener fe
es un proceso continuo que empieza cuando conciencio que a veces experimento pensamientos caritativos, compasivos, de compartir, de amistad desinteresada…, y
quiero creer
que son reflejos del Cielo que me vienen por medio del Espíritu Santo en mí; y ese
querer creer
se va a ir transformando en una
fe
al yo aplicar cada vez más y más a mi vida los procesos de no juzgar, perdonar y extender milagros que propone el
Curso
para salvarnos del sistema de pensamiento del ego y de todos los efectos que su separación de Dios ha causado y sigue causando. Esa
fe
se va a consolidar progresivamente a medida que en las relaciones santas que vayamos formando experimentemos la paz —que no es de este mundo— que los efectos de esos procesos traen consigo, lo cual, a su vez, reforzará nuestra decisión de
querer creer
en la
Verdad
que también nos propone el Curso, a saber, que Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, Una en Su único Hijo, Cristo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente de Su Unicidad, Nuestra
verdadera Realidad
, donde sólo hay Amor, Paz y Alegría y, que al no haber creado Dios más nada, nada que no sea Ella, realmente existe. Ver
T17.7, T17.8, T19.1, T19.2, T21.4, L327
|
Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo
31
LA SENCILLEZ DE LA SALVACIÓN
T31.2
LA ILUSIÓN DE UN ENEMIGO
13-25
[LA LECTURA DE TEXTO ESTÁ EN ESPERA
PARA EL FIN DE SEMANA]
|
T31.2 [13] 1
Una antigua lección
1
no se supera
contraponiendo
lo nuevo con lo viejo.
2
No hay que
vencerla
para que se conozca la Verdad
2
, ni combatirla para luego
rendirse
ante el atractivo de la Verdad.
3
No hay que preparar ninguna batalla: no hay que dedicarle tiempo, ni tampoco es necesario hacer planes para implantar lo nuevo.
4
Hay
una antigua batalla que se está librando
contra
la Verdad, pero la Verdad no responde.
5
¿Quién
podrá
ser herido en semejante batalla, a no ser que se hiera a sí mismo?
6
En verdad
3
, él no tiene enemigos.
7
Y, ¿acaso
podrían
los sueños asaltarlo realmente
4
?
T31.2 [14] 8
Repasemos nuevamente lo que parece interponerse
5
entre
tú y lo que realmente eres, según la Verdad.
9
Porque, para superar este obstáculo, hay que dar ciertos pasos.
10
El primero es una decisión que
tú
debes tomar
6
.
11
Pero de ahí en adelante, la Verdad te será
dada
.
12
Querrás
establecer
lo que es la Verdad,
13
y debido a este deseo, cada vez que pienses que tienes que tomar una decisión sobre cualquier cosa, establecerás dos alternativas entre las cuales escoger.
14
Ninguna
de ellas es verdadera,
15
ni tampoco
son
diferentes entre sí
7
.
16
No obstante, debemos examinar las dos, antes de que puedas mirar
más allá
de ellas a la
única
alternativa que
sí
constituye una decisión diferente a las otras dos.
17
Pero no la busques en los sueños, sueños que hiciste con el propósito de que esto te fuese
ocultado
.
|
|
1
"El Hijo de Dios es culpable" Ver
T31.1 [4] 30 y T31.1 [7] 43
2
La
Verdad
, con mayúscula, es que Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, Una en Su único Hijo, Cristo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente. Dios no creó más nada. Por eso, nada de Ésta, Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazado, nada que no sea Ella, realmente existe. En esto radica
aquí
, la paz de Dios. En minúscula, la
verdad
es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la creencia de que la percepción que tiene del tiempo y del espacio, y de todo lo que estos contienen, es que son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen su única y verdadera realidad. Ver
T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
3
… en la
Unicidad
que, con mayúscula es, en el eterno Presente del Cielo, Dios creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula,
unicidad
es la idea procesada en nuestro espíritu —la parte de nuestro cerebro que es capaz de compasión, de compartir y de amistad desinteresada— nacida del anhelo natural de unirnos amorosamente a todos y a todo, cuando logramos acallar en nuestro cerebro los deseos, ambiciones y pasiones del ego. Es el reflejo aquí de lo que queremos creer que es la eterna Unicidad de Dios. Ver
T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2 …
que es donde verdaderamente estamos todos como Almas perfectas y eternas, Una en el Alma única del único Hijo de Dios,
4
… en el
Cielo
que, con mayúscula, es lo único Que Dios ha creado. No es un lugar ni un estado. Simplemente es la concienciación de la perfecta Unicidad del Padre con todas las Almas que realmente somos, Una en el Alma única de Cristo, Su Hijo, a saber que nada más existe, ni fuera ni dentro de Ella. Algunos de sus sinónimos son: Realidad, Unicidad, Reino de Dios, Reino de los Cielos. Ver
T4.2 [19], T4.4 [41], T9.11 [103], L138
5
… en tu mente
6
… aceptar para ti mismo el
Redimir —
siempre con mayúscula— es, según el
Curso
, el camino de regreso a la Unicidad de Dios de la Que —como las Almas perfectas y eternas que realmente somos— nunca nos hemos separado. El camino comienza (primer paso) cuando, frente al caos existencial ocasionado por el ego que experimentamos a diario, concienciamos que anhelamos vivir de otra manera; que, si a veces tenemos impulsos de ser compasivos, de compartir y de amar desinteresadamente, es porque algo en nosotros debe ser más que un ser separado de los demás, regido por las leyes de la evolución y la escasez, que vive una vida sin otro significado que el de sobrevivir con el menor esfuerzo, todo lo mejor y todo el tiempo posible. En este punto (segundo paso), y sin otra prueba que ese anhelo y esos impulsos a favor de los demás, el estudiante del
Curso
debe decidir si quiere creer que éstos le vienen de Dios por medio del Espíritu Santo, o más bien de la evolución. Si se decide por la evolución, su motivación para ahondar en ese anhelo y en esos impulsos a favor de otros y expresarlos en hechos concretos, le vendrá de su razonamiento y de la ética que quiera adoptar. En cambio, si mediante un acto de fe acepta que su origen pueda ser divino, también querrá creer que hay otra vida fuera del tiempo y del espacio, en la que su Alma perfecta y eterna es, conjuntamente con todas las demás Almas, una en el único Hijo que Dios ha creado a Su Semejanza y con Quien es Uno en Su eterna Unicidad. Este querer creer le motivará a dar preponderancia a pensar con su espíritu —la parte de la mente que es capaz de compasión, compartir y amar desinteresadamente— y a alejarse del pensar egocentrista del ego, que es la otra parte de su mente que es completamente ilusoria y, por consiguiente, sólo hacedora de ilusiones. El
Curso
nos dice que si decidimos pensar con el Espíritu Santo —que es el tercer paso— Él nos enseñará cómo perdonar y extender milagros y así emprender el camino de regreso a la Unicidad de Dios o proceso del Redimir. Y serán los resultados que obtendremos cada vez más al perdonar y extender milagros, lo que convertirá nuestro querer creer en una fe afianzada en la Verdad que nos propone el
Curso
.
Ver
T2.3, T2.5, T3.3, T5.3, T5.4, T13.9, T14.5, T15.3, L139, M28
7
… siendo ambas ilusiones porque suceden aquí,
|
|
T31.2
LA ILUSIÓN DE UN ENEMIGO
pár 15-19
|
|
T31.2 [15] 18
La alternativa entre las dos
que quieres
escoger
no
constituye una decisión y, además, tan sólo da la
impresión
de ser una decisión de libre albedrío pues —en cualquiera de los dos casos— el resultado
será
el mismo.
19
Por consiguiente, realmente no constituye una decisión en absoluto.
20
El líder y el seguidor emergen como
papeles
diferentes, y cada uno de ellos parece poseer ventajas que no quisieras perder.
21
Por tanto, en su fusión parecería haber esperanzas de satisfacción y de paz.
22
Te ves a ti mismo dividido entre estos dos papeles, escindido por siempre entre los dos.
23
Y cada amigo o enemigo se convierte en un medio para ayudarte a que te salves de esto.
T31.2 [16] 24
Tal vez lo llames amor,
25
o tal vez pienses que es un asesinato que finalmente se justifica.
26
Odias al que asignaste el papel de líder cuando
tú
lo querías para ti, e igualmente lo odias cuando
no
lo asume en aquellas ocasiones en que quieres permitir que emerja el seguidor que hay en ti, abandonando así tu papel de líder.
27
Y para esto hiciste
a
tu hermano y aprendiste a pensar que ése
era
su propósito.
28
A menos que lo cumpla, no habrá llenado la función que le habías asignado.
29
Y, por consiguiente, merecerá la muerte, puesto que ya no tiene ningún propósito ni ofrece ninguna utilidad para ti.
T31.2 [17] 30
¿Y él?
31
¿Qué espera de
ti
?
32
¿Qué
podría
querer que no fuese lo mismo que tú quieres de él?
33
En esto es tan fácil optar por la Vida como por la muerte, pues lo que decidas para ti, lo estás decidiendo igualmente para él.
34
Dos exigencias le haces, igual que él a ti.
35
Entre
estas
dos exigencias
hay
que escoger, porque de cada una de ellas
se va
a derivar un resultado distinto.
36
Que él sea líder o seguidor en cuanto a ti se refiere, no tiene importancia, porque en cualquiera de los dos casos, te has decidido por la muerte.
37
Pero si él pide la muerte o busca la Vida, si decide odiar o perdonar y pedir ayuda, el resultado
no
será el mismo.
38
Si escuchas las primeras, te separarás de él y estarás perdido.
39
Pero si acoges las segundas, te unirás a él y, en tu respuesta, hallarás la salvación
8
.
40
La voz que oyes en él, no es otra que la tuya.
41
¿Qué es lo que él te pide?
42
¡Escucha atentamente!,
43
pues te está pidiendo lo que te ha de llegar a ti, ya que lo que estás viendo es una imagen de
ti mismo
9
, y lo que estás oyendo es
tu
voz pidiendo lo que tú realmente
quieres
.
T31.2 [18] 44
Antes de contestar, haz una pausa y piensa en lo siguiente:
T31.2 [19] 45
La respuesta que dé a mi hermano es la que quiero para mí.
46
Y lo que aprenda de él, es lo que aprenderé acerca de mí mismo.
|
|
8
La
salvación
es el proceso por el cual, cuestionando nuestra creencia en la realidad del ego, del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen —regidos como están por las leyes de la evolución y escasez— queremos creer en el eterno Presente de la Realidad del Amor de Dios, en Cuya eterna Unicidad todos —como Almas perfectas, Una en Cristo, el Hijo único de Dios— estamos realmente. Para ello, vamos dejando cada vez más de lado el pensar, percibir y actuar egocentrista del ego y, en su lugar, queremos pensar con el Espíritu Santo, aceptamos el Redimir para nosotros mismos, perdonamos al otro y a los demás, entablamos relaciones santas y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo. Ver
T9.6, T11, T22, T31, LTe.2 (-L231)
9
… como Cristo,
|
|
T31.2
LA ILUSIÓN DE UN ENEMIGO
pár 20-22
|
|
T31.2 [20] 47
Luego, nos tomamos un instante y nos aquietamos, olvidando todo lo que creímos haber oído y acordándonos de lo mucho que no sabemos
10
.
48
Este hermano ni nos dirige ni nos sigue, sino que camina a nuestro lado, por el mismo camino que el nuestro.
49
Es como nosotros, y se halla tan cerca o tan lejos de lo que queremos según se lo permitimos.
50
No hacemos ningún progreso que él no haga con nosotros, y nos retrasamos si él no progresa.
51
No tomes su mano con ira, sino con Amor, pues su progreso, lo vas a contar como el tuyo propio.
52
Y, al caminar, se van a separar a menos que lo mantengas a salvo caminando a tu lado.
T31.2 [21] 53
Puesto que
él es tu igual en el Amor de Dios
11
,
te salvarás
de todas las apariencias, y contestarás al Cristo
12
Que te llama.
54
Aquiétate y escucha.
55
Despeja tu mente de antiguos pensamientos.
56
Olvida las funestas lecciones que aprendiste sobre este Hijo de Dios que te llama.
57
Cristo llama a todos con
igual
cariño, sin ver líderes ni seguidores, y oyendo una
única
Respuesta para todos ellos.
58
Puesto que Él solo oye una Voz, no puede oír una respuesta
diferente
de la que dio cuando Dios Lo nombró Su único Hijo.
T31.2 [22] 59
Aquiétate bien por un instante.
60
Ven sin ninguno de los pensamientos que alguna vez aprendiste, y deja a un lado todas las imágenes que hiciste.
61
Lo viejo se derrumbará
13
ante lo nuevo, sin que te le opongas o lo apoyes.
62
Ninguna de las cosas que pensabas que eran valiosas, y que requerían de tu cuidado, serán atacadas.
63
Tampoco se atacará tu deseo de oír un llamamiento que realmente nunca se hizo.
64
Nada te hará daño en este santo lugar, donde vienes a escuchar en silencio y a aprender que lo que realmente quieres es la Verdad.
65
No se te pedirá que aprendas más que esto.
66
Pero, a medida que lo escuches, comprenderás que lo único que tienes que hacer es
desprenderte
de los pensamientos que realmente no querías, y que
nunca
fueron verdaderos.
|
|
10
… nadie ha regresado de la muerte para contar su historia; a Dios, nadie lo ha visto jamás (Juan, 1,18); no sabemos de dónde nos llegan los pensamientos que procesan nuestros cerebros; a menos de recibir una revelación, la única experiencia que tenemos de que tal vez seamos algo más que un cuerpo dotado de un cerebro, son los impulsos amorosos que de vez en cuando emergen de nuestro subconsciente y que contradicen las leyes de evolución y escasez que rigen que cada uno debe tratar por todos los medios de sobrevivir de la mejor y más larga manera posible, así como de agarrar lo que se pueda de las escasas y transitorias cosas "buenas" que ofrece este mundo.
11
… ya que su Alma perfecta y eterna es idéntica a La tuya y a Las de todos los demás que fueron, son y serán, todas las Almas Una en el Alma única del único Hijo de Dios que cada uno realmente es…
12
Cristo
, aquí, es la experiencia mental, en un instante santo del mundo real, de unión o completa identificación con la mente del otro al que creemos haber perdonado totalmente, experiencia que extendemos a todos y a todo, como reflejo aquí de la eterna Unicidad de Dios con Su Hijo único, en cuya Alma, todos —como las Almas perfectas y eternas que realmente somos— somos Uno. Ver
T1.1.32 [45], T1.1.34 [48], T30.6 [63], T31.1 [9],
13
… en tu mente
|
|
T31.2
LA ILUSIÓN DE UN ENEMIGO
pár 23-25
|
|
T31.2 [23] 67
Perdona
14
a tu hermano por
todo
lo que aparenta ser, lo cual proviene de las viejas lecciones que te habías enseñado a ti mismo acerca del pecado
15
en
ti
.
68
Oye únicamente su pedido de clemencia y de liberación de todas las imágenes de miedo
16
que guarda sobre lo que
es
, y sobre lo que
tú
tienes necesariamente que ser.
69
Él teme caminar a tu lado, y cree que tal vez si camina un poco más atrás o un poco más adelante de ti, estará en una posición más segura.
70
¿Cómo
vas a
progresar si piensas lo mismo que él, avanzando sólo cuando él se rezaga y rezagándote cuando él se adelanta?
71
Al hacer esto, estás olvidando la meta del viaje
17
, que no es otra que decidir caminar
conjuntamente
con él, de manera que ninguno lidere o se quede atrás.
72
Por consiguiente, es un camino por el que andan
juntos
, y
no
solos, cada uno por su lado.
73
Y mediante
esta
decisión, el resultado del aprendizaje cambia, pues Cristo habrá vuelto a nacer para
ambos
.
T31.2 [24] 74
Un solo instante sin tus viejas ideas acerca de quién es tu apreciable Compañero
18
y de lo que él te
debería
estar pidiendo, bastará para que esto suceda.
75
Así percibirás que su propósito es el mismo que el tuyo.
76
En efecto, él pide lo que
tú
realmente quieres para ti, y necesita lo
mismo
que
tú
.
77
Tal vez, en su caso, esto se manifieste de
forma
diferente, pero
no
es a la forma a lo que respondes.
78
Él pide y
tú
recibes, pues has venido con
un
solo propósito: que ambos se den cuenta de que se aman mutuamente con un amor fraternal;
79
y que —
en cuanto que
es tu hermano— su Padre tiene que ser necesariamente el mismo que el Tuyo, ya que él es igual a ti
19
.
T31.2 [25] 80
Juntos
20
, recordarán y aceptarán la herencia que les es común.
81
Pero solos
21
, cada uno por su cuenta, les será negada a ambos.
82
¿Acaso no está claro que mientras sigas insistiendo ser líder o seguidor, pensarás que caminas solo, sin nadie a tu lado?
83
Ése es el camino que no conduce a ningún lado, pues la luz no te puede ser dada mientras camines solo, y así no puedes
ver
por donde andas.
84
Y esto
produce
confusión, además de una sensación de duda incesante en tanto que, solo y a oscuras, titubeas de un lado a otro.
85
No obstante,
éstas
no son sino apariencias de lo que es el viaje, y de cómo tiene que hacerse.
86
Pues a tu lado se encuentra Aquel Que ilumina tu camino, de modo que puedas dar cada paso en el camino con certeza y seguridad.
87
Tener los ojos vendados puede ciertamente cegarte, pero no puede hacer que el camino en sí se vuelva oscuro.
88
Y Aquel Que viaja contigo
es quien lleva
la Luz.
|
|
14
Perdonar
es un proceso que comienza cuando habiendo logrado en la vida el mejor lugar que he podido, dadas las circunstancias en las que me ha tocado nacer y vivir, me pregunto si habrá alguna otra manera de vivir en el mundo con menos competencia, agresividad, y defensas, y con algo de paz y alegría; decido que quiero ver al mundo de otra manera, y para lo cual invito al Espíritu Santo a pensar y percibir conmigo. Luego, al darme cuenta de que la clave de la salvación de la separación y del ego está en el otro, quiero verlo de otra manera, es decir, quiero perdonarlo aún sin saber muy bien qué es perdonar de verdad. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que, por estar pensando con el ego, es la guionista y hacedora de todo este mundo en el que creemos que vivimos. Entonces, el Espíritu Santo me dice: "Hermano mío, escoge de nuevo", que es el segundo paso. El tercer paso se da cuando me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonar aquí, porque no hay nada que perdonar en la Realidad — Donde quiero creer que como Almas estamos todos, Una en Cristo— y al lograr perdonar totalmente a ese otro en el mundo real de mi fuero interior, voy a vivir la divina experiencia de Amor de la unión con él que se va a extender a todos. Este es el último escalón que nos lleva conjuntamente a las puertas del Cielo. Ver
T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
15
El
pecado
de todos los pecados fue la diminuta idea alocada de que el Hijo podía separarse de Su Padre y crear por su cuenta, idea que se coló en la Eternidad, donde Todo es Uno, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse. Por haberlo olvidado, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo y tener efectos aparentemente reales, como fue la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez. Ver
T27.9 [82] 37 y 38
Pero como esta realidad del ego no fue creada por Dios,
LTe.4 (-L251).1 1
16
El
miedo
es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando decides pensar con el Espíritu Santo y aceptas solamente los pensamientos amorosos de las Almas de cada uno y de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseña que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver
T2.4, T4.5, T5.7, T11.3, T12.3, T21.5, T23.5, T24.7, T27.3
17
La
meta
del
Curso
: es aprender a pensar, percibir y actuar cada vez más con el Espíritu Santo y cada vez menos con el ego, de manera de liberar la fuerza de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos o hagamos; es —por medio del perdón y de la extensión de milagros— reconocer en el otro, en los demás, y en la relación santa, a nuestro verdadero Yo, Cristo, ya que todos somos realmente Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, el Hijo único de Dios, Quien es Uno con Su Padre en el eterno Presente de Su Unicidad; es liberarnos del pensar del ego para poder regresar a la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor Que eternamente Se profesan Uno a Otro, extendiendo así la Creación; es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver
T17.7, T17.8, T22.7 [51], T31.2 [23], L127.6, L131.2
18
… Cristo
19
… en la experiencia conjunta de Cristo.
20
… porque es en la experiencia de unión con el otro que uno advierte que también estamos unidos a todos los demás como uno, ya que en la Realidad, nuestras Almas todas iguales — ya que todas son perfectas y eternas— como Una en el Alma única del único Hijo de Dios que realmente cada uno de nosotros es,
21
… como individualidades separadas unas de otras en esta realidad del ego, la ilusión de la separación, la realidad del tiempo y del espacio que hicimos y, en la que habitualmente pensamos, percibimos y actuamos con el ego.
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Un Curso sobre Milagros – Preliminares
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