Reciban un cálido saludo, mientras celebramos el nacimiento de nuestro Salvador Jesucristo, el Mesías, Emmanuel. Servimos a un Dios poderoso, y Shannon y yo hemos sido bendecidos más de lo que podemos expresar con palabras.

¡Ha sido un año increíble! Cuando miramos hacia atrás para ver lo acontecido, nos cuesta imaginar que todo esto se logró en 365 días.

En la República Dominicana hemos sido bendecidos con un gran grupo de personas que aman a Dios y aman lo que hacen. Esto representa una gran diferencia cuando ves el desarrollo de los muchachos y la alegría (energía) que tienen. Será divertido ver como los nuevos niños celebran nuevamente la Navidad en un ambiente familiar, si es que alguna vez lo hicieron. 

Con la ayuda de varios grupos de construcción y donantes terminamos el edificio de la escuela. Los maestros y alumnos están felices y muy agradecidos por esto, ya que por muchos años estuvieron en una escuela móvil, mudándose de un lugar a otro.

En Venezuela también hemos recibido una nueva generación de muchachos, que hacen que toda la Finca se llene de actividades. El país necesita mucha oración, pero a pesar de las dificultades adicionales, la actual situación política y la falta de productos básicos, nuestros hermanos están haciendo un extraordinario trabajo.

También estamos muy entusiasmados con nuestra nueva Casa hogar en Sudán del Sur. Allá tenemos un increíble cuerpo de creyentes, dando todo para ayudar a los 12 muchachos de nuestra casa en Yuba. Shannon me acompañó en una visita y fue una inspiración tanto para el personal como para los muchachos. Este país sufre la violencia, falta de agua, alimentos y seguridad, pero a pesar de estas circunstancias es alentador ver a todo el personal Sudanés.

Shannon y yo nos conocimos en África y una parte de nosotros esta allá. Nos encanta la música, la comida y la gente. Los muchachos de repente salen cantando mientras trabajan y juegan. Cuando llegamos a la Casa hogar por primera vez desde que recibimos a los muchachos, una de las hijas de los padres sustitutos estuvo aterrorizada porque era la primera vez que veía gente blanca. Me refiero a la expresión de su rostro... pobrecita, finalmente se acostumbró a vernos.

En mi último viaje, decidí hacer un pequeño proyecto con los muchachos. Construimos las mesas para la escuela que allí tenemos. Olvidé que ellos no tenían ninguna herramienta y que tampoco hay electricidad para usarlas en caso de que las tuviéramos. Entonces, el pequeño proyecto se hizo más grande, ya que tuvimos que aserrar manualmente toda la madera, taladrar a mano todos los agujeros y atornillar con un destornillador. Fue muy divertido, todos participaron en el trabajo y los muchachos estuvieron más que complacidos en ayudar. Esto me recordó que debo ser agradecido por las pequeñas cosas que no sabemos apreciar.

Hay mucho más que compartir, pero las actividades no se comparan con las almas que han sido alcanzadas con el amor de Jesús. Las sonrisas y las vidas restauradas son difíciles de transmitir en esta breve carta, pero nunca olvidamos al cuerpo de Cristo en todo el mundo que contribuye para que todo esto sea posible. ¡Dios es muy bueno! Gracias a todos por su apoyo y continua oración.

Jon

 


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