PARA VER TODO EL CORREO HAGA
|
|
Un Curso Sobre Milagros
edición original
|
|
La mano de Cristo sujeta a todos sus hermanos en Sí Mismo.
UCSM TX 24.6 pár 46
|
|
T24.6 [46] 44 Aun así, Él está tranquilo pues sabe que ahora el Amor está en ti, asegurado en ti por la misma mano que sujeta la de tu hermano en la tuya. 45 La mano de Cristo sujeta a todos sus hermanos en Sí Mismo. 46 Él les da la visión15 a sus ojos que no ven y les canta sobre el Cielo16 para que sus oídos dejen de oír el estruendo de las batallas y de la muerte17 al acecho. 47 Él avanza entre ellos ofreciéndoles Su mano, para que cada uno pueda bendecir todas las cosas vivientes y ver la santidad de éstas. 48 Y Él se alegra de que esto sea lo que ves, para mirarlo con Él, y así compartir Su alegría. 49 Él te ofrece Su perfecta falta de especialismo para que puedas salvar de la muerte a todas las cosas vivientes, y así recibir de cada una de ellas el presente de la Vida18 que tu perdón ofrece a tu Yo19. 50 Realmente, lo que Cristo ve es lo único que hay que ver, 51 el canto de Cristo es lo único que hay que oír, 52 la mano de Cristo es lo único que se puede asir. 53 No hay otro viaje por hacer que andar con Él.
UCSM TEXTO
CH 24 EL ESPECIALISMO
Y LA SEPARACIÓN
T24.5 EL ESPECIALISMO Y
LA SALVACIÓN
T24.6 LA RESOLUCIÓN
DEL SUEÑO
|
|
Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
|
|
P A R T E 2
¿Qué es EL CUERPO? pár 1-5
|
|
LTe.5 (-L261).1 1 El cuerpo es una cerca que el Hijo de Dios imagina haber construido para separar a unas partes de su Yo1 de otras. 2 Cree que vive dentro de esta cerca, para morir a medida que se deteriore y desmorone. 3 Pues cree que dentro de esta cerca está a salvo del Amor2. 4 Al identificarse con su seguridad, se ve a sí mismo como lo que ésta es3. 5 ¿De qué otra manera podría estar seguro de permanecer dentro del cuerpo, manteniendo al Amor fuera de él?
LTe.5 (-L261).2 6 El cuerpo no perdurará. 7 No obstante, él lo ve como una doble seguridad. 8 Pues la no permanencia del Hijo de Dios es "prueba" de que sus cercas funcionan y cumplen con la tarea que su mente les asigna. 9 Pues si su Unicidad4 aún permaneciese intacta, ¿quién iba a atacar y quién sería atacado? 10 ¿Quién podría ser el vencedor? 11 ¿Quién su presa? 12 ¿Quién víctima? 13 ¿Quién el asesino? 14 Y si él realmente no muriese, ¿qué "prueba" habría de que el eterno Hijo de Dios puede ser destruido?
|
|
1 Yo, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios —en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una— Quien es Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad. También es usado pocas veces como el Yo de Dios. En minúscula, tu yo es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo; o si decidiste pensar con el Espíritu Santo, tu yo es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno. Ver Lte.14 (-351)
2 … cuando olvidaste de reírte de aquella diminuta idea alocada que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, que decía que era posible para el Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba. Ver T27.9 [82]. Por eso el "silencio de Dios": Dios tiene un solo Hijo, y no creó más nada; no entiende de individualidades enconadas unas contra otras, compitiendo por las escasas y transitorias cosas "buenas" que ofrece este mundo.
3 … identificándose con su cuerpo… Un cuerpo transitorio, solo frente al despiadado mundo, y regido —como toda la realidad del tiempo y del espacio que le rodea— por las leyes de la evolución y escasez.
4 Unicidad, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios, en el eterno Presente del Cielo, está creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula, aquí, en nuestra mente acertada o espíritu, unicidad es la idea nacida del anhelo natural de, amorosamente, unificar todas nuestras Almas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia en nuestro fuero interno, que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
|
|
P A R T E 2
¿Qué es EL CUERPO?
pár 3
|
|
LTe.5 (-L261).3 15 El cuerpo es un sueño. 16 Al igual que otros sueños, a veces parece reflejar felicidad, pero puede súbitamente revertir al miedo5, estado en el que nacen todos los sueños. 17 Pues sólo el Amor puede crear en la Verdad, y la Verdad nunca puede tener miedo. 18 Hecho para tener miedo, el cuerpo tiene que cumplir el propósito que le fue asignado6. 19 Pero podemos cambiar el propósito que obedecerá el cuerpo si cambiamos de parecer con respecto a su finalidad7.
|
|
5 El miedo es la motivación primordial del sistema de pensamiento del ego, constituye un síntoma de tu profundo sentido de ser atacado y de pérdidas pasadas, presentes y futuras. Pero cuando has aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado y extendido los milagros que te ha sugerido el Espíritu Santo y, con la visión de Cristo, aceptas solamente los pensamientos amorosos de todos, considerando todo lo demás como pedimentos de ayuda, Él te enseñará que el miedo —tanto en ti como en los demás— es realmente un pedido de ayuda. Ver T8.9 [82], T8.10 [90], T8.10 [94]
6 … olvidar a Dios, porque, si creó el tiempo y el espacio y todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución (todo se come a todo) y de la escasez (las cosas buenas ni abundan ni duran), sería un Dios caprichoso y castigador… Entonces, mejor olvidarlo o tenerle miedo.
7. El propósito del Espíritu Santo: 1) es que aprendamos a pensar, percibir y actuar cada vez más con Él y cada vez menos con el ego, de manera de liberar el Amor de Dios en nosotros para que reverbere en todo lo que pensemos y hagamos; 2) es —por medio del perdonar y de extender milagros a otro— experimentar en nuestro fuero interno el Alma del otro;, 3) es, en la relación santa, reconocer a nuestro verdadero Yo, Cristo, en Quien todas las Almas perfectas y eternas —que realmente somos— están unificadas como Una; 4) es liberarnos del pensar del ego para poder regresar aquí, al reflejo del eterno Presente de la Unicidad de Dios, de la Que realmente nunca nos hemos separado; 5) es buscar y hallar en el otro y en los demás, el reflejo aquí del eterno Amor que Dios y Su Hijo comparten en el Cielo, extendiendo así la Creación; 6) es aprender a dar paz para tener paz, porque la paz es la condición aquí para alcanzar el conocimiento, porque esa es la condición para entrar en el mundo real. Ver T7.4 [23], T8.4 [22], T11.8 [65], T17.7, T17.9 [74], T25.2 [9], T26.10 [84]
|
|
P A R T E 2
¿Qué es EL CUERPO?
pár 4
|
|
LTe.5 (-L261).4 20 El cuerpo es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura8. 21 Aunque fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno9. 22 El Hijo de Dios extiende su mano para tomar la de su hermano LTe.5 (-L261).4 20 El cuerpo es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura8. 21 Aunque fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno9. 22 El Hijo de Dios extiende su mano para tomar la de su hermano y para ayudarlo a caminar el sendero con él10. 23 Al hacerlo, el cuerpo se vuelve santo11. 24 Sirve para curar12 a la mente a la que debía dar muerte.
|
|
8 Cordura, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su sistema de pensamiento en nuestro espíritu, que parte de la creencia en la Verdad y, que nuestra función aquí es tratar de ser reflejos de nuestra verdadera Realidad, aceptando el Redimir para nosotros mismos, perdonando, extendiendo milagros y entablando relaciones santas para multiplicar el perdón y la extensión de milagros hasta abarcar a todos. Y, cuando pensamos con nuestro ego, la cordura es el estado mental al que llega nuestro ego por medio del razonamiento, lógica y sentido común. Ver T6.6.2 [76], T17.7 [61]
9 … ser aquí un reflejo del Cielo, con mayúscula, es lo único Que Dios ha creado. No es un lugar ni un estado. Simplemente es la concienciación de la perfecta Unicidad del Padre con todas las Almas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, Su Hijo, a saber, que nada más existe, ni fuera ni dentro de Ella. Algunos de sus sinónimos son: Realidad, Unicidad, Reino de Dios, Reino de los Cielos. Ver T4.2 [19], T4.4 [41], T9.11 [103], L138
10 La relación santa, aquí, 1) es el reflejo de la Relación de Amor de Dios en paz y alegría con todas las Almas perfectas y eternas que realmente somos, unificadas todas como Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad; 2) es la fuente de la salvación para los integrantes de la relación especial, pues les va a permitir alejarse gradualmente del especialismo de sus egos y pensar y actuar cada vez más con sus espíritus o mentes acertadas; 3) es un proceso que se inicia cuando dos o más personas que, habiendo perdonado totalmente a otra(s), unen sus mentes en una meta común a favor de otro(s). Este proceso florece y fructifica cuando extienden a otros los milagros que el Espíritu Santo les sugiere; 4) finalmente, cuando en instantes santos en sus fueros internos, sus mentes acertadas experimentan el mundo real, se produce en ellas, a un profundo nivel subconsciente, una curación de los efectos del pensar y actuar con sus egos, haciendo que ahora, mediante la visión de Cristo, vean con Amor en paz y alegría a todos y a todo. Ver T17.6, T22
11 … porque ahora, en vez de ser utilizado para atacar y defender, se usa para comunicar al otro que realmente los dos son Uno en la experiencia de Cristo, el Hijo único de Dios
12 Curar (o curación como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, curar es el proceso por el cual queremos curar en nuestra mente la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros, entablando así relaciones santas con todos. Este proceso llevará nuestra Alma a los instantes santos del mundo real y a la unión con todas las demás Almas en la experiencia de Cristo. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver T2.3 [69], T4.9 [106], T5.3 [18], T19.2, L137, L139
|
|
P A R T E 2
¿Qué es EL CUERPO?
pár 5
|
|
LTe.5 (-L261).5 25 Te identificarás con lo que crees que te dará seguridad. 26 Sea esto lo que sea, creerás que es uno contigo. 27 Tu13 seguridad reside en la Verdad14, no en mentiras. 28 El Amor15 es tu seguridad. 29 El miedo realmente no existe. 30 Identifícate con el Amor y estarás a salvo. 31 Identifícate con el Amor y estarás en casa. 32 Identifícate con el Amor y hallarás a tu Yo.
|
|
13 … verdadera
14 La Verdad, con mayúscula —que realmente no soy un cuerpo sino un Alma, Tal como Dios me creó— según el Curso, no se puede describir ni tampoco explicar; sólo puede experimentarse en nuestro fuero interno, en un instante santo del mundo real, al haber logrado perdonar totalmente a otro y haber visto su Alma con la visión de Cristo. En esto radica aquí, la paz de Dios. En minúscula, es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la percepción de que el tiempo y del espacio y todo lo que estos contienen son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen la única y verdadera realidad. Ver T7.5, T14, T30.5
15 Amor, con mayúscula, se refiere, en la eterna Unicidad, al Espíritu Santo o eterno Amor de Dios que Él comparte con nosotros —como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo— y nosotros con Él en perpetua Armonía y alegre Concordia; y aquí, cuando pensamos con el Espíritu Santo, es Su reflejo o amor general y sin preferencias que tenemos para con los demás. En minúscula, amor se refiere al amor interesado y preferencial de nuestro ego, cuando pensamos con él. Ver P3 [2], T1.1.3 [3], T1.1.53 [100], T3.6 [38], L46, L67, L68, L195
|
|
Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
|
|
L E C C I Ó N 263
Mi santa visión ve a todas
las cosas como puras.
|
|
L263.1 1 Padre, Tu Mente creó Todo cuanto existe, Tu Espíritu se adentró en Ello, Tu Amor Le infundió Vida. 2 ¿Y acaso voy yo a mirar Lo que Tú creaste como si se pudiese convertir en algo pecaminoso? 3 No quiero percibir imágenes tan oscuras y atemorizantes. 4 No puede ser que escoja el sueño de un loco en vez de toda la hermosura con la que bendijiste la Creación1: toda Su pureza, su alegría y Su eterna y tranquila morada en Ti.
L263.2 5 Y mientras todavía nos encontremos ante las puertas del Cielo2, miremos a todo lo que veamos a través de la santa visión y ojos de Cristo3. 6 Que todas las apariencias nos parezcan puras, para que con inocencia podamos pasarlas de largo y, juntos, dirigirnos a la casa de nuestro Padre como hermanos4 y como los santos Hijos de Dios5 que somos.
|
|
1 La Creación, con mayúscula, en el Cielo, es la suma de todo lo que Dios ha creado, a saber: Nosotros, como Almas perfectas y eternas, unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de Su Unicidad o Realidad. Dios no creó más nada. Por eso, Allá, la realidad del ego que percibimos aquí con nuestros sentidos, realmente, no existe. Aquí, las creaciones, en minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, son las que producimos —cuando perdonamos al otro, a los otros, y extendemos los milagros que nos sugiere el Espíritu Santo— como un reflejo de las Creaciones que creamos como Uno con y en Dios, en el Cielo. Y, cuando pensamos con el ego —según el Curso— no "creamos" sino que "hacemos," de acuerdo con las leyes de este mundo. Ver T2.1 [5], T14.4 [36], T30.3 [35], LTe.11 (-L321)
2 El mundo real —la meta de nuestro viaje con el Curso—.es el estado que se experimenta en un instante santo en nuestro fuero interno, con nuestro espíritu o mente acertada, al haber logrado perdonar completamente a otro y unirnos a su Alma en la experiencia de Cristo, y, por ende, a todas las demás Almas unificadas como Una en Cristo; es "saber", que el Juicio Final de Dios consiste en que Nuestro Padre nos dice a cada uno: "Tú, unido al Alma del otro y a las Almas de todos los demás, sigues siendo Mi Hijo único, por siempre inocente, por siempre cariñoso y por siempre querido, tan ilimitado como Tu Creador, absolutamente inmutable y por siempre inmaculado. Por lo tanto, despierta y regresa a Tu Casa, que realmente nunca abandonaste. Ver T2.6, T3.8, T26.4 [21], LTe.10 (-L311)
3 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando logro acceder al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
4 … que dejaron de tener mentes individuales y separadas sino que ahora son una en la experiencia interior de Cristo,
5 … que, en sus mentes, dejaron de ser Hijos de Dios separados para, en la experiencia de Cristo, volver a ser El Hijo único de Dios o Cristo —en Cuya única Alma, todas las Nuestras están unificadas como Una en Cristo— es Uno con Dios en Su eterna Unicidad. Nos convertimos aquí en el reflejo de Cristo cuando pensamos y percibimos con el Espíritu Santo, perdonamos totalmente al otro (s) y extendemos los milagros que nos sugiera el Mismo Espíritu Santo. Pero cuando pensamos con el sistema de pensamiento del ego y creemos que su realidad del tiempo y del espacio es verdadera —que es lo que hacemos "usualmente"— entonces nos convertimos en el Hijo separado de Dios. Ver T10.5, T10.8, T20.3, T29.9, L163, L191, LTE.14 (-L351)
|
|
Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
|
|
Capítulo 24
EL ESPECIALISMO
Y LA SEPARACIÓN
T24.5 EL ESPECIALISMO
Y LA SALVACIÓN pár 34-39
|
|
T24.5 [34] 1 El especialismo1 es una falta de confianza en todo el mundo excepto en ti mismo2. 2 Depositas tu fe exclusivamente en ti. 3 Todo lo demás se convierte en tu enemigo: temido y atacado, mortal y peligroso, odiado y merecedor únicamente de ser destruido. 4 Cualquier amabilidad que ofrezca el especialismo no es más que un engaño, porque su odio es real. 5 Cuando está en peligro de ser destruido, tiene que matar, y tú te sientes atraído a hacerlo para matar primero. 6 Tal es la atracción de la culpa3. 7 Ahí se entrona a la muerte como salvadora: la crucifixión ahora es redención, y la salvación no puede tener otro significado que la destrucción del mundo, exceptuándote a ti.
|
|
1 El especialismo es la forma habitual de pensar de la individualidad nacida de la diminuta idea alocada del Hijo de Dios que pensó que podía separarse de Su Padre y "hacer cosas" por su cuenta. Al haber olvidado reírse de semejante idea, el pensamiento se convirtió en una idea seria de la que, entre otras cosas, resultó la ilusión de la hechura del tiempo y del espacio y de todo lo que éstos contienen, regidos por las leyes de la evolución y de la escasez. En esta realidad, el ego, es el deseo de cada ser humano de estar separado y lo más arriba posible por encima de los demás seres humanos, de poseer más y ser más que ellos, por el convencimiento de que es merecedor —por encima y hasta en contra de los demás— de las escasas cosas buenas y transitorias que ofrece el mundo. Ningún precio es demasiado alto para obtenerlas, y las busca afanosamente en relaciones especiales en las que otros aparentemente le ofrecen amor, amistad y aprecio especiales, así como también a veces, la entrega de sus cuerpos y/o mentes igualmente especiales y, con ellos, de lo que poseen que nuestro ego cree que le hace falta. Pero el especialismo nunca puede amar, apreciar o compartir de verdad, ya que por sí mismo constituye una traición y un ataque contra la eterna y amorosa Unicidad de Dios con Su único Hijo, Cristo, en Quien todas nuestras Almas perfectas y eternas están unificadas como Una. En consecuencia, el especialismo va a desconfiar de todos, al considerarlos como potenciales atacantes o competidores, y por eso, no se le va a escapar ninguna falta o error que puedan cometer; además de atacar a los que entre ellos, directa o indirectamente, interfieran o se opongan a sus designios interesados. Ver T16.6, T24, T27.9 [82]-[83]
2 … norma fundamental de la evolución para sobrevivir…
3 En el Cielo, según el Curso, no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con todas nuestras Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo, en el eterno Presente de Su Unicidad. Aquí, donde reina la imperfección de los cuerpos regidos por las leyes de la evolución y escasez, cuando pensamos con el ego, la culpa es el sentimiento de no haber estado a la altura de las circunstancias, o de haber faltado contra normas generalmente cambiantes que rigen nuestras vidas. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo y aceptar el Redimir para nosotros mismos, queremos creer que realmente no somos cuerpos sino Almas creadas por Dios a Su Semejanza y, por lo tanto, nunca nos separamos de nuestro Padre y Creador. Además, mediante la visión de Cristo, ahora vemos a las faltas que antes juzgábamos como imperdonables, como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros y, de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos: el Hijo único, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo, como era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
|
|
T24.5 EL ESPECIALISMO
Y LA SALVACIÓN
pár 35
|
|
T24.5 [35] 8 ¿Qué otro propósito que el del especialismo podría tener el cuerpo4? 9 Y esto es lo que lo hace frágil e incapaz de defenderse a sí mismo. 10 Fue concebido5 justamente para hacerte frágil e indefenso. 11 La meta de la separación es su maldición. 12 No obstante, los cuerpos no tienen realmente metas. 13 Los propósitos son de la mente. 14 Y las mentes pueden cambiar lo que se proponen si así lo desean. 15 Pero lo que realmente son incluyendo todas sus cualidades inherentes, no lo pueden cambiar. 16 En cambio, sí pueden cambiar lo que se proponen y, al hacerlo, los estados corporales tienen necesariamente que cambiar en consecuencia. 17 Por su propia cuenta, el cuerpo no puede hacer nada. 18 Si lo consideras como un medio para herir, será herido. 19 Pero si lo consideras como un medio para curar, será curado6.
|
|
4 El cuerpo—cuando pensamos con el ego— es su encarnación, regido por las leyes de este mundo y constituye la prueba viviente de que este mundo es real y de que estamos evidentemente separados de Dios y unos de otros. Pero cuando pensamos con el Espíritu Santo, el cuerpo es el medio por el cual el Hijo de Dios recobra la cordura. Aunque el cuerpo fue concebido para encerrar al Hijo en el infierno sin escapatoria posible, ahora la meta del Cielo va a substituir a la búsqueda del infierno, y como el Hijo único de Dios que realmente somos, extendemos nuestra mano para tomar la de nuestro hermano y ayudarlo a caminar el sendero con él. Ahora nuestros cuerpos se han vuelto santos y nuestras mentes unidas y acertadas sirven para curar las mentes equivocadas que sólo sabían de vida efímera y de muerte. Ver T1.1.51 [86], T2.2 [45], T2.3 [53], T2.3 [56], L161.4, LTe.5 (-L261)
5 … cuando por medio de tu ego primordial, decidiste que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta —pero sin perder el Amor que Dios ahora le daría individualmente— locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, todo eso regido por las leyes de la evolución y escasez.. Ver T27.9 [82]
6 Nuestra verdadera función es tratar de ser aquí un reflejo de lo que realmente somos todos en la eterna Unicidad: Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios; reflejo que se logra en el instante santo del mundo real, después de haber aceptado el Redimir para sí mismo y luego, haber perdonado totalmente a otro y extendido los milagros sugeridos por el Espíritu Santo. A cada persona el Espíritu Santo le asigna una función especial en la salvación que sólo ella puede desempeñar, porque es una parte que le fue asignada únicamente a ella. Y el plan no se habrá llevado a término hasta que ella descubra cuál es su función especial, y desempeñe la parte que le fue asignada para completarse a sí misma en el otro y en los demás, en un mundo donde rige la incompletitud. Ver T18.6 [45], T20.5 [32], L62, L64, L65, L66, L99
|
|
T24.5 EL ESPECIALISMO
Y LA SALVACIÓN
pár 36
|
|
T24.5 [36] 20 Sólo puedes hacerte daño a ti mismo7. 21 Hemos repetido esto con frecuencia, pero todavía resulta difícil de comprender. 22 A las mentes empeñadas en ser especiales8 les resulta imposible comprenderlo. 23 Pero a las que desean curar y no atacar les resulta muy obvio. 24 El propósito de atacar se halla en la mente9, y sus efectos sólo pueden sentirse allí donde ese propósito está. 25 Además, la mente no es algo limitado, por eso, cualquier propósito perjudicial hace daño a la mente como una10. 26 Nada podría tener menos significado para los que se creen especiales. 27 Nada podría tener mayor significado para los que extienden milagros. 28 Pues los milagros no son sino el resultado de cambiar el propósito de herir por el de curar11.
|
|
7 … como ego, porque, como Cristo, el Hijo único de Dios, sólo sabes de Amor, Paz y Alegría.
8 … es decir las que siguen empeñadas en pensar, percibir y actuar con sus egos,
9 … que piensa, percibe y actúa con el ego,
10 … pues la mente de los atacantes y la de los que son atacados son realmente una y la misma: la del Hijo que cree que logró separarse de la Unicidad de Dios.
11 Curar (o curación como proceso), cuando se piensa y se percibe con el ego, es el proceso por el cual tratamos de curar al cuerpo y/o a la mente de lo que se percibe que es una enfermedad. Pero cuando decidimos pensar con el Espíritu Santo, curar es el proceso por el cual queremos curar en nuestra mente la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Para ello, cada uno acepta el Redimir para sí mismo y se pone seria y consecuentemente a perdonar y a extender milagros, entablando así relaciones santas con todos. Este proceso llevará nuestra Alma a los instantes santos del mundo real y a la unión con todas las demás Almas en la experiencia de Cristo. El último paso —el de despertarnos conjuntamente con todos a la Realidad Que queremos creer que realmente nunca habíamos abandonado— lo dará Dios Mismo, completándose así la curación de nuestra mente de su creencia en la enfermedad de la separación y en todas las secuelas que ésta trajo consigo. Ver T2.3 [69], T4.9 [106], T5.3 [18], T19.2, L137, L139
|
|
T24.5 EL ESPECIALISMO
Y LA SALVACIÓN
pár 37-38
|
|
T24.5 [37] 29 Este cambio de propósito ciertamente pone "en peligro" el especialismo, pero sólo en el sentido de que todas las ilusiones son "amenazadas" por la Verdad12. 30 Ante Ella, ellas no podrán interponerse. 31 No obstante, ¿qué consuelo encontraste alguna vez en ellas, para que le niegues a tu Padre el presente que Le está pidiendo a Cristo y, más bien, se lo des a ellas? 32 Si se lo das a tu Padre, el Universo13 será tuyo. 33 Si se lo das a ellas, no recibirás a cambio ningún don14. 34 Lo que le has dado a tu especialismo te ha llevado a la bancarrota, y a que tu casa del tesoro esté desierta, vacía y con la puerta abierta, invitando a todo lo que quiera perturbar tu paz a que entre y destruya.
T24.5 [38] 35 Hace bastante15, dijimos que no tomaras en consideración los medios con los que se logra la salvación, ni cómo se alcanza ésta. 36 Pero ahora sí tienes que reflexionar y, reflexionar detenidamente, sobre si tienes el deseo de ver a tu hermano libre de pecado16. 37 Para todo aquel que se cree especial, la respuesta tiene que ser "no", 38 porque un hermano libre de pecado sería su enemigo, mientras que el pecado —de ser posible— sería su amigo. 39 Los "pecados" de tu hermano justificarían tu especialismo y darían a éste el significado17 que la Verdad le niega. 40 Todo lo que es real proclama su impecabilidad. 41 Todo lo que es falso proclama que sus pecados son reales. 42 Si él es pecador, entonces Tu Realidad no es real, sino únicamente el sueño de especialismo que dura sólo un instante, antes de desmoronarse y convertirse en polvo.
|
|
12 … en tu mente
13 Universo, con mayúscula, es sinónimo de la Unicidad de Dios, Cielo, Reino de los Cielos, Realidad, es decir, Todo lo creado por Dios, a saber: Nosotros como Almas perfectas y eternas, Una en Cristo, Su único Hijo, con Quien comparte como Uno Su Amor o Espíritu Santo en el eterno Presente de la Unicidad o Santísima Trinidad. No creó Más nada, por lo tanto no existe más nada realmente. Ver T28.3 [16], T29.7 [39]
14 Don con mayúscula, es el Don de amar o de crear —que es lo mismo— que Dios dio a Su Hijo al crearlo. En minúscula, don es el reflejo aquí del Don de Dios. Presente se refiere a los presentes aquí del Espíritu Santo o a los del Hijo separado que piensa con Él. Regalos son los que ofrece el Hijo separado que piensa con el ego. Ver T7.2, T7.8 [81], , T20.6 [38], T26.5 [28], L166, M29.5
15 … en el Capítulo 20,
16 … es decir, de ver solamente su Alma en vez de su cuerpo…
17 Significado, con mayúscula es, en el eterno Presente de la Unicidad, el de la relación de Amor de Dios con Nosotros, como Almas unificadas como Una en Cristo, Su único Hijo, en perfectas paz y alegría. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, significado es el reflejo aquí de ese eterno Significado y, cuando pensamos con el ego, es el significado que damos aquí a nuestra existencia separada, según las leyes de este mundo. Ver T2.2 [21], T2.6, T7.5 [26], T7.6 [46], T30.8, L14]
|
|
T24.5 EL ESPECIALISMO
Y LA SALVACIÓN
pár 39
|
|
T24.5 [39] 43 No defiendas este sueño insensato, en el que Dios está privado de Lo que ama, y tú te encuentras más allá de toda salvación. 44 Lo único que es seguro en este mundo cambiante que no tiene significado en la Realidad es esto: cuando no estás completamente en paz y, cuando sufres cualquier clase de dolor, es porque has visto algún pecado en tu hermano y te has regocijado por lo que pensaste que estaba ahí. 45 Tu especialismo pareció estar a salvo a causa de ello. 46 Y así, salvaste a lo que habías designado como tu salvador, y crucificaste al salvador que Dios te ha dado en su lugar. 47 Por tanto, estás unido a tu hermano, ya que ustedes dos son realmente Uno. 48 Además, el especialismo es su "enemigo", y el tuyo también.
|
|
Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
|
|
Capítulo 24
EL ESPECIALISMO
Y LA SEPARACIÓN
T24.6 LA RESOLUCIÓN
DEL SUEÑO pár 40-48
|
|
T24.6 [40] 1 El Cristo1 en ti2 está muy tranquilo. 2 Él mira lo que ama, y lo conoce como se conoce a Sí Mismo. 3 Y así3, se regocija con lo que ve, porque sabe que lo que ve es realmente Uno con Él y con su Padre. 4 El especialismo también se regocija con lo que ve, aunque lo que ve no sea verdad. 5 No obstante, lo que buscas es una fuente de alegría tal como la concibes4. 6 Lo que deseas5 es verdad para ti. 7 Pues no es posible que desees algo y, que al mismo tiempo, no tengas fe en que eso sea así. 8 Desear hace reales las cosas tan ciertamente como ejercer la voluntad las crea6. 9 El poder de un deseo apoya a las ilusiones con tanta fuerza como el Amor se extiende a Sí Mismo. 10 Excepto que uno engaña, mientras que el otro cura7.
|
|
1 Cristo, 1) es la idea que resuelve el aparente dilema en el Curso, que, por un lado, reza: "Dios creó a un solo Hijo, y no creó más nada" y, por el otro, "la Filiación es la suma de todas las Almas creadas por Dios.", dilema que es resuelto en el proceso de extender milagros: "Un milagro hace que las Almas sean una en Cristo."; 2) en mi fuero interno, Cristo también es la divina experiencia de mi mente acertada o espíritu en un instante santo del mundo real, de la unión de mi Alma con el Alma del otro(a), experiencia de Amor que se extiende a las Almas de todos los que fueron, son y serán, como reflejo aquí del eterno Presente de la Unicidad de Dios. Ver T1.1.19 [19], [45] y [48], T2.2 [20], T30.6 [63], T31.1 [9]
2 … cuando decides pensar y actuar con el Espíritu Santo,
3 … a pesar de lo que trae el mundo a tu vida y tú a la vida de los demás,
4 … según estés pensando con el ego o con el Espíritu Santo.
5 … idem
6 … pensar "nos" con el Espíritu Santo te invita, te induce, te sugiere extender Amor, que es lo mismo que crear; mientras que pensar "yo", "yo", "yo" con el ego te induce a seguir creando en falso o hacer ilusiones: Ilusión o fantasía es todo lo "hecho" por nuestro ego primario, producto de aquella diminuta idea alocada que era posible al Hijo separarse de la Unicidad de Dios, y ponerse a crear por su cuenta, pero sin perder el Amor que Dios le daba, locura que se adentró en la Eternidad, Donde Todo es Uno con Dios, y de la que el Hijo de Dios olvidó reírse y que, a causa de haberlo enviado al olvido, ese pensamiento se convirtió en una idea seria, capaz de lograr algo, así como de tener efectos reales, entre los cuales están la hechura del tiempo, del espacio, y de todo lo que éstos contienen, incluyendo la expansión y fragmentación de todo casi al infinito, regidos por las leyes de la evolución y escasez. Ver T8.5 [41], T16
7 Curación es el estado mental que se logra al final del proceso de curar en el que nuestra mente —ahora pensando y percibiendo con el Espíritu Santo— es llevada al mundo real y a la unión con todas las demás mentes en la experiencia de Cristo; y en el instante santo de esa experiencia, ella se cura de la creencia en la realidad del tiempo y del espacio, del pensar del ego, en la que somos cuerpos separados unos de otros y de Dios. Ver T2.3, T5, T8.9, T13.2, T17, M22, M23
|
|
T24.6 LA RESOLUCIÓN
DEL SUEÑO
pár 41-42
|
|
T24.6 [41] 11 No hay ningún sueño del especialismo —no importa cuán oculto o disfrazado pueda estar, o cuán agradable parezca ser, o cuán delicadamente ofrezca la esperanza de la paz y de evitar el dolor— en el que no padezcas tu condenación8. 12 En los sueños, causa y efecto se intercambian, pues en ellos el hacedor del sueño cree que lo que hizo le está sucediendo a él. 13 No se da cuenta de que tomó una hebra de aquí, un retazo de allá, y tejió una imagen que9 no es nada. 14 Pues las partes no encajan, y el todo no aporta nada a las partes que les dé significado.
T24.6 [42] 15 ¿De dónde podría emerger tu paz sino del perdón10? 16 El Cristo que está en ti sólo ve la Verdad, y no ve ninguna condena que requiriese perdón. 17 Él está en paz, justamente porque no ve ningún pecado. 18 Identifícate con Él y, habiéndolo hecho, pregúntate: ¿qué tiene Él que tú no tengas? 19 Él es tus ojos, tus oídos, tus manos, y tus pies. 20 Cuán agradable Le es lo que mira y lo que escucha. 21 Qué hermosa es Su mano que sostiene la de Su hermano, y con cuánto Amor camina a su lado, mostrándole lo que realmente se puede ver y escuchar, e indicándole también donde no hay nada que ver nada ni nada que escuchar.
|
|
8 … de sentirte solo frente al mundo, creyendo que la evolución que te arrastra es tu realidad…
9 … realmente, en el eterno Presente de la Unicidad de Dios, Que es donde realmente estamos Uno en Cristo, el único Hijo de Dios: Alma (o Espíritu) —siempre con mayúscula— es nuestra inmaterial Naturaleza divina que Dios creó semejante a Sí Mismo, entendiéndose que, al ser de Dios, el Alma (o Espíritu) es eterna y nunca nació. El Alma sabe, ama y crea. Cuando las Almas (o Espíritus) perfectas y eternas —que realmente somos todos— se unifican como Una en Cristo, somos el Hijo único de Dios, Uno con Su Padre en el eterno Presente de la Unicidad. Nada puede llegar al Alma (o Espíritu) desde el ego, ni nada del Alma (o Espíritu) puede reforzar al ego o aminorar el conflicto interno de éste, porque el Alma (o Espíritu) no puede percibir y el ego es incapaz de conocer. Por lo tanto, no están comunicados ni jamás lo estarán. Ver T2.2 [20], T4.2 [8] y [19], T31.6, L97
10 Perdonar forma parte del proceso de aceptar el Redimir para sí mismo. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que por estar pensando con el ego —hacedor de todo esta realidad en la que creo vivir— es su guionista. El segundo paso sucede cuando el Espíritu Santo me sugiere: "decide de nuevo", y hago algo respecto a ese otro al que he estado tratando de perdonar. El tercer paso se da cuando en mi fuero interno, me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonarle, ni a él ni a nadie, porque en la Realidad —que es Donde quiero creer que realmente están todas nuestras Almas, unificadas como Una en Cristo— sólo hay Amor. El último paso se da en un instante santo del mundo real, cuando habiendo logrado perdonar totalmente a ese otro, voy a vivir la divina experiencia de Cristo o de Amor de la unión de su Alma con la Mía, unión que se va a extender a todas las demás Almas, ya que realmente hay una sola. Esta experiencia es la que nos lleva a todos los que fueron, son y serán, a las puertas del Cielo. Ver T16, T17.7, T29.7, L121. L122, LTe.1 (-221)
|
|
T24.6 LA RESOLUCIÓN
DEL SUEÑO
pár 43
|
|
T24.6 [43] 22 Pero si dejas que tu especialismo escoja su camino, tú le seguirás. 23 Y ambos caminarán peligrosamente mientras deambulan en medio del bosque oscuro de los que no pueden ver, sin otra luz que la de los breves y oscilantes destellos que emiten las luciérnagas del pecado, que titilan por un instante para luego apagarse, cada uno intentando llevar al otro hacia un precipicio sin nombre, para arrojarlo al fondo del mismo. 24 Pues, ¿en qué otra cosa puede deleitarse el especialismo que no sea matar? 25 ¿Qué otra cosa busca que no sea el espectáculo de la muerte? 26 ¿A dónde conduce, que no sea a la destrucción? 27 Pero no vayas a creer que primero miró a tu hermano antes que a ti, ni que lo odió antes que te odiara a ti. 28 El pecado que sus ojos ven en él y en el que se deleitan, primero lo vio en ti y, lo sigue viendo con deleite. 29 Pero, ¿puede uno alegrarse cuando mira al que decae y está demente, y cree que esa cosa que se está desmoronando, con las carnes ya desprendidas de los huesos y con huecos en lugar de ojos, es uno mismo?
|
|
T24.6 LA RESOLUCIÓN
DEL SUEÑO
pár 44-45
|
|
T24.6 [44] 30 Regocíjate11 de no tener ojos con los cuales ver, ni oídos para oír, ni manos para sujetar, ni pies para guiar. 31 Alégrate de que mientras los necesites, Cristo es el único que puede prestarte los Suyos. 32 Los Suyos también son ilusiones, al igual que los tuyos. 33 No obstante, porque sirven a un propósito diferente, la fuerza que tiene ese propósito les es dada. 34 Y así, lo que ven, oyen, sujetan o guían es alumbrado, a fin de que Tú12 puedas guiar tal como fuiste guiado.
T24.6 [45] 35 El Cristo en ti está muy tranquilo. 36 Él sabe adónde vas y te conduce allí con afabilidad, bendiciéndote a todo lo largo del camino. 37 Su Amor por Dios reemplaza todo el miedo que creíste ver en ti. 38 Su santidad te Lo muestra en aquel cuya mano sujetas, y a quien conduces a Él. 39 Y lo que ves es realmente igual a Ti. 40 Pues, ¿a quién sino a Cristo se puede realmente mirar, oír, amar y seguir a Casa? 41 Él te miró primero, pero reconoció que no estabas completo. 42 De modo que buscó tu completitud13 en cada cosa viviente14 que Él mira y ama. 43 Y aún lo sigue buscando, para que cada una pueda ofrecerte el Amor de Dios.
|
|
11 … en el Cielo, realmente,
12 … ahora como Cristo,
13 La Completitud, con mayúscula, en el Cielo, es de Dios y de todos nosotros como Almas perfectas y eternas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, Su Hijo, Quien es Uno con Su Padre en el Amor del Espíritu Santo que Ambos comparten en la paz y alegría de la eterna Unicidad. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo, la completitud es el reflejo aquí de la eterna Completitud, y se experimenta en nuestro fuero interno en un instante santo del mundo real cuando, después de haber perdonado totalmente a un hermano (s), nos unimos a él (ellos) como uno en la experiencia de Cristo. Y, cuando pensamos con el ego significa las definiciones que se pueden encontrar en el diccionario. Ver T2.5 [102], T6.3 [25], T15.8 [78], T29.3 [19]
14 Las cosas vivientes son las que vemos por medio de la visión de Cristo, que es la divina experiencia de Amor de la unión con el otro en el mundo real, unión que voy a extender a una unión universal con todo y todos, ya que quiero creer que todos somos realmente Almas, unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios en Su eterna Unicidad, nuestra única y verdadera Realidad. Ver T24.6 [46]
|
|
T24.6 LA RESOLUCIÓN
DEL SUEÑO
pár 46
|
|
T24.6 [46] 44 Aun así, Él está tranquilo pues sabe que ahora el Amor está en ti, asegurado en ti por la misma mano que sujeta la de tu hermano en la tuya. 45 La mano de Cristo sujeta a todos sus hermanos en Sí Mismo. 46 Él les da la visión15 a sus ojos que no ven y les canta sobre el Cielo16 para que sus oídos dejen de oír el estruendo de las batallas y de la muerte17 al acecho. 47 Él avanza entre ellos ofreciéndoles Su mano, para que cada uno pueda bendecir todas las cosas vivientes y ver la santidad de éstas. 48 Y Él se alegra de que esto sea lo que ves, para mirarlo con Él, y así compartir Su alegría. 49 Él te ofrece Su perfecta falta de especialismo para que puedas salvar de la muerte a todas las cosas vivientes, y así recibir de cada una de ellas el presente de la Vida18 que tu perdón ofrece a tu Yo19. 50 Realmente, lo que Cristo ve es lo único que hay que ver, 51 el canto de Cristo es lo único que hay que oír, 52 la mano de Cristo es lo único que se puede asir. 53 No hay otro viaje por hacer que andar con Él.
|
|
15 La visión de Cristo es, en un instante santo en mi fuero interno, la que mira más allá del cuerpo de la persona que quiero perdonar y, cuando accedo al mundo real, ve su Alma perfecta y eterna, Una con La mía, en la experiencia de Cristo, nuestra verdadera Identidad. Basado en esa experiencia, cada vez que decida pensar con el Espíritu Santo, es decir, pensar con mi mente acertada, voy a percibir el mundo de otra manera, en la que, en mi fuero interno, no hay nada que no justifique perdonar completamente, extender los milagros que sugiera el Espíritu Santo y unirme a esa y otras personas, en relaciones santas. Ver T11.7, T12.5 [42]
16 Cielo, con mayúscula, es lo único Que Dios ha creado. No es un lugar ni un estado. Simplemente es la concienciación de la perfecta Unicidad del Padre con todas las Almas que realmente somos, unificadas como Una en Cristo, Su Hijo, a saber, que nada más existe, ni fuera ni dentro de Ella. Algunos de sus sinónimos son: Realidad, Unicidad, Reino de Dios, Reino de los Cielos. Ver T4.2 [19], T4.4 [41], T9.11 [103], L138
17 Cuando pensamos con el ego, la muerte es el final de la vida aquí, pues, según él, ésta no es otra cosa que nacer, crecer, envejecer, perder vitalidad y, finalmente, morir. Eso lo confirma el hecho de que nadie ha regresado de la muerte para contar su historia… Pero, cuando pensamos con el Espíritu Santo, queremos creer que la muerte no es nada y, cuando nuestro cuerpo haya fallecido y, con él, nuestros sueños hayan desaparecido, sabremos que, como Almas, unificadas todas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios, seremos Uno con Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, en perpetua Armonía y alegre Concordia. Ver T9.11 [96], T10.2 [13], L163, M27
18 La Vida, con mayúscula, es la única Vida que realmente existe, pues fue creada por Dios en el eterno Presente de Su Unicidad, en la que todos, sin excepción, como Almas perfectas unificadas como Una en Cristo, el único Hijo de Dios, Que es Uno con Su Padre en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo. En minúscula, vida quiere decir nuestra vida aquí, sea como reflejo de Nuestra Vida eterna cuando pensamos con el Espíritu Santo o, de acuerdo con las leyes de este mundo, cuando pensamos con el ego. Ver T4.4 [48], T6.6.1 [61], T23.5, L167
19 … el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios, en Quien todos —como Almas perfectas y eternas— somos realmente Uno y, Quien es Uno con Dios en Su eterna Unicidad.
|
|
T24.6 LA RESOLUCIÓN
DEL SUEÑO
pár 47-48
|
|
T24.6 [47] 54 Tú, que estás satisfecho con el especialismo y que andas buscando la salvación luchando contra el Amor, considera esto: el santo Señor del Cielo ha descendido hasta ti para ofrecerte tu propia completitud. 55 Lo que es de Él es realmente Tuyo porque en tu completitud reside La Suya. 56 Él, Que no quiso estar sin Su Hijo, jamás podría querer que no tuvieses un hermano. 57 ¿Y acaso hubiese querido darte un hermano que no fuese tan perfecto como tú y tan semejante a Él en santidad como Tú necesariamente tienes que serlo?
T24.6 [48] 58 Antes de que pueda haber conflicto tiene que haber duda. 59 Y toda duda tiene que ser acerca de ti mismo20. 60 Cristo no tiene ninguna duda y Su tranquilidad proviene de Su certeza. 61 Él intercambiará todas tus dudas por Su certeza, si aceptas que Él es Uno contigo, y que esta Unicidad no tiene fin, es eterna y que está a tu alcance, porque tus manos son las Suyas. 62 Él está en ti, caminando además a tu lado y delante de ti, mostrándote el camino que Él debe seguir para encontrar Su propia completitud. 63 Su quietud se convierte en tu certeza. 64 ¿Y dónde habrá duda una vez que la certeza esté aquí?
|
|
20 … sobre qué eres… ¿Qué eres realmente…?
|
|
Un Curso sobre Milagros – Preliminares
COMPRAR:
or COMPRAR aquí en la tienda CIMS:
|
|
COURSE IN MIRACLES SOCIETY
(Sin ánimo de lucro)
Donar
|
En la actualidad, todos los proyectos CIMS están respaldados por donaciones de tiempo libre, talento y dinero. Si desea apoyar alguna de las actividades de la Sociedad de alguna manera, no dude en ponerse en contacto.
Debido al carácter internacional de CIMS, Internet es nuestro principal medio de comunicación y colaboración.
Para hacer una donación deducible de impuestos en apoyo de las lecciones diarias, haga clic aquí.
Además, por medio de su testamento u otro plan de sucesión, puede nombrar "Curso en la Sociedad de Milagros" como el beneficiario de una parte de su sucesión, o de activos particulares en su sucesión. De esta manera, está honrando a sus seres queridos y al mismo tiempo brinda un apoyo crítico a la extensión de LOVE.
|
|
SHARE THE BLESSING of UCSM!
|
|
|
|
|
|
|