El comienzo del amanecer de la luz
gráfico por
©Deposit Photos
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T10.5 [34] 20
Sólo tú puedes privarte a Ti Mismo de algo
.
21
No te opongas a darte cuenta de este hecho pues, en verdad, constituye el amanecer de la luz.
22
Recuerda también que negar este simple hecho adopta muchas formas y que debes aprender a reconocerlas y a oponerte a ellas con firmeza y
sin hacer excepciones
.
23
Éste es un paso crucial en el proceso del redespertar.
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CH 10.
DIOS Y EL EGO
10.5
LA HERENCIA DEL HIJO DE DIOS
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Libro de Lecciones
L E C C I Ó N 118
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L1 (L105-106) Para los repasos de mañana y noche:
L118 (L105) 1
Mías son realmente la Paz y la Alegría de Dios.
2
Hoy aceptaré la paz y la alegría de Dios en grato intercambio por todos los substitutos de la felicidad y de la paz que yo mismo hice.
L118 (L106) 3
Me aquietaré y escucharé la Verdad
1
.
4
Que mi débil voz se acalle, para así poder oír a la poderosa Voz de la Misma Verdad Que me asegura que soy realmente el perfecto Hijo de Dios.
5 Al dar la hora:
6
Mías son la Paz y la Alegría de Dios.
7 Media hora más tarde:
8
Me aquietaré y escucharé la Verdad.
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1
La
Verdad
, con mayúscula, según el
Curso
, es que Dios existe, es perfecto y eterno, y en Su Pensamiento de Amor o Espíritu Santo, nos creó a todos —sin excepción y a Su Semejanza— Almas perfectas y eternas, Una en Su único Hijo, Cristo, con Quien es Uno en la perpetua Armonía y alegre Concordia del Amor que Se profesan Uno a Otro en el eterno Presente. Dios no creó más nada. Por eso, nada de Ésta, Nuestra verdadera Realidad, puede ser amenazado, nada que no sea Ella, realmente existe. En esto radica
aquí
, la paz de Dios. En minúscula, la
verdad
es la verdad del ego, cuyo sistema de pensamiento está basado en la creencia de que la percepción que tiene del tiempo y del espacio, y de todo lo que estos contienen, es que son reales, están regidos por las leyes de la evolución y escasez, y constituyen su única y verdadera realidad. Ver
T6.6.3 [94], T7.5, T14, T23.2 [13], T29.8
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Un Curso Sobre Milagros
edición original
Texto
Capítulo
10
DIOS Y EL EGO
T10.5
LA HERENCIA DEL HIJO DE DIOS
pár
31-38
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T10.5 [31] 1
Nunca olvides que la Filiación es tu salvación, pues la Filiación es tu Alma
1
.
2
Al ser Creación de Dios es creación tuya
2
y, al pertenecerte, es de Él
3
.
3
Tu Alma no necesita salvación, pero tu mente necesita aprender lo que
es
realmente la salvación
4
.
4
No se te salva
de
nada, sino que se te salva
para
la gloria.
5
La gloria es tu herencia, que fue dada a tu Alma por Su Creador para que la
extendieras
.
6
No obstante, si odias una parte de tu propia Alma
5
, perderás todo lo que has comprendido, porque estarás mirando
6
sin Amor a Lo que Dios creó
como Tú Mismo
7
.
7
Y puesto que Lo que Él creó
forma
parte de Él
8
, estarías negando a Dios el lugar que Le corresponde en Su propio altar
9
.
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1
Alma
(o Espíritu), siempre con mayúscula, es nuestra inmaterial naturaleza divina que Dios creó semejante a Sí Mismo, entendiéndose que, al ser de Dios, el Alma (o Espíritu) es eterna y nunca nació. Las Almas (o Espíritus) perfectas y eternas que realmente somos todos, cuando las unimos como Una en Cristo, somos el Hijo único de Dios, Que es Uno con Su Padre en el eterno Presente de la Unicidad.
Nada
puede llegar al Alma desde el ego, ni nada
del
Alma puede reforzar al ego o aminorar el conflicto interno de éste, porque el Alma no puede percibir y el ego es incapaz de conocer. Por tanto,
no están comunicados
ni jamás
lo estarán
. Ver
T2.2 [20], T4.2 [8-14-19], T5.3 [12], T5.5 [33], T9.9 [79], T10.5 [31] T31.6, L97]
2
… realmente, por ser Su Hijo único,
3
… ya que tú eres realmente Uno con Él en Su Unicidad, conjuntamente con todas las demás Almas unificadas como Una en Cristo, el Hijo único de Dios que realmente somos…
4
La
salvación
es Redimir lo que nunca habíamos perdido, es decir, es deshacer la separación de Dios; es estar "salvados" de nuestra creencia en la realidad del ego del tiempo y del espacio y de todo los que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y escasez; es liberarnos de la creencia en el pecado y la culpa por medio del perdón y de la extensión de milagros. Ver
T9.6, T11, T22, T31, LTe.2 (-L231)
5
… a cualquier otro u otros, aquí
6
… con tus ojos de ego
7
Tú Mismo
, con mayúscula, quiere decir Tú, como el Alma perfecta y eterna Que, conjuntamente con todas las demás Almas es Una en Cristo, sencillamente, porque al ser todas igualmente perfectas y eternas, son la misma cosa, es decir, son el Hijo único de Dios. En minúscula,
tú mismo
, cuando decides pensar con el Espíritu Santo y has: aceptado el Redimir para ti mismo, perdonado, extendido milagros y entablado relaciones santas, eres el reflejo aquí de Cristo; y cuando piensas, percibes y actúas con el ego —como lo haces habitualmente— te identificas con él. Ver
T8.4 [20], 29 T23
8
… en Su
Unicidad
, con mayúscula es sencillamente la idea de que Dios
es,
en el eterno Presente del Cielo, Dios creando a Su único Hijo en un pensamiento de Amor o Espíritu Santo, Amor que se profesan eternamente Uno al Otro en perfecta armonía y alegre concordia. En minúscula,
unicidad
es la idea de nuestra mente acertada o espíritu, nacida del
anhelo natural
de unificar amorosamente todas nuestras Almas en Cristo, el Hijo único de Dios, en una experiencia interna que nos dice que realmente no estamos solos, aislados y separados unos de otros, ni desamparados —como la percepción de nuestros cuerpos que el ego nos quiere hacer ver y creer— sino que realmente somos Uno con Dios en las perfectas Paz y Alegría de Su eterna Unicidad, arropados por el Amor o Espíritu Santo. Ver
T8.5 [38], T10.2 [15], T26.2
9
… tu espíritu —que experimentas en tu fuero interno— es la parte de tu mente que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo.
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T10.5
LA HERENCIA DEL HIJO DE DIOS
pár
32-34
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T10.5 [32] 8 ¿Crees que sería posible tratar de echar a Dios de Su hogar y, al mismo tiempo, saber que
estás realmente en casa
10?
9 ¿Acaso podría el Hijo negar a su Padre
sin creer primero que su Padre Lo negó a
él?
10 Las leyes de Dios existen
únicamente para tu protección, y nunca en vano.
11 Lo que experimentas cuando niegas a tu Padre sigue siendo para tu protección, pues el poder de tu voluntad no puede ser reducido a menos que Dios intervenga
contra él, y cualquier limitación de
tu poder
no es Voluntad de Dios.
12 Por consiguiente, para salvarte, recurre
únicamente al poder que Dios te dio
11, recordando que es tuyo justamente
porque es Suyo, y únete a tus hermanos en Su paz.
T10.5 [33] 13 La paz de
tu Alma reside en que no tiene límites.
14 Si limitas la paz que compartes
12, tu propia Alma te será
necesariamente desconocida.
15 Cada altar a Dios forma parte de tu Alma, porque la Luz que Él creó es Una con Él.
16 ¿Le negarías a un hermano
13 la Luz que es tuya?
17 No lo harías si te dieses cuenta de que
sólo puedes oscurecer tu propia mente
14.
18 En la medida en que
lo traigas de regreso a la Luz, en esa misma medida tu
mente regresará también.
19 Ésa es la ley de Dios para la protección de la completitud de Su Hijo.
T10.5 [34] 20
Sólo tú puedes privarte a Ti Mismo de algo
.
21
No te opongas a darte cuenta de este hecho pues, en verdad, constituye el amanecer de la luz.
22
Recuerda también que negar este simple hecho adopta muchas formas y que debes aprender a reconocerlas y a oponerte a ellas con firmeza y
sin hacer excepciones
.
23
Éste es un paso crucial en el proceso del redespertar.
24
Con frecuencia, las fases iniciales de esta reversión son bastante dolorosas pues, al dejar de culpar a lo de fuera, habrá una fuerte tendencia a demostrarlo por dentro.
25
Al principio, es difícil darse cuenta de que se trata
exactamente
de lo mismo, pues en verdad no
hay
diferencia entre lo de fuera y lo de dentro
15
.
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10
Casa
, con mayúscula, es sinónimo del Cielo, Realidad, Unicidad, etc. En minúscula, cuando pensamos con el Espíritu Santo,
casa
es el espíritu, la parte de nuestra mente separada que aún se puede comunicar con Dios por medio del Espíritu Santo; y cuando pensamos con el ego, es la morada de nuestro cuerpo. Ver
T5.5 [42]-[43], T9.8 [65], T10.4 [24], T11 [103]
11
Poder,
con mayúscula, significa el
Poder de Dios
para crear o amar en el Cielo, un Poder que también dio a Su Hijo de manera que pudieran crear conjuntamente como Uno. En minúscula,
poder
—si estás pensando con el ego— significa el poder físico y/o psicológico del ego para hacer cosas y, si en vez, estás pensando con el Espíritu Santo,
poder
quiere decir el reflejo aquí del Poder de crear o amar de Dios y de Su Hijo. Ver
T2.1 [15], T4.5 [63], T7.4 [24] y [25], T27.4
12
… al negarte a perdonar a todos…
Perdonar
es un proceso que comienza cuando decido que quiero ver al mundo de otra manera, para lo cual invito al Espíritu Santo a pensar y percibir conmigo. Luego, al darme cuenta de que la clave de la salvación de la separación y del ego está en el otro, quiero verlo de otra manera, es decir, quiero perdonarlo aún sin saber muy bien qué es perdonar de verdad. En un primer paso, acepto que la causa de mis sufrimientos y dolor no se encuentra en el otro, en los demás, en el mundo, en un dios castigador, o en el destino, sino en mi mente separada que, por estar pensando con el ego, es la guionista y hacedora de todo este mundo en el que creemos que vivimos. Entonces, el Espíritu Santo me dice: "Hermano mío, escoge de nuevo", que es el segundo paso. El tercer paso se da cuando me doy cuenta de que realmente no tengo nada que perdonar aquí, porque no hay nada que perdonar en la Realidad —Donde quiero creer que como Almas estamos todos, Una en Cristo— y al lograr perdonar totalmente a ese otro en el mundo real de mi fuero interior, voy a vivir la divina experiencia de Amor de la unión con él que se va a extender a todos. Este es el último escalón que nos lleva conjuntamente a las puertas del Cielo. Ver
T15.9 [79] 6, T16, T17.7, LTe.1 (-L221)
13
… el reflejo aquí de
14
… porque realmente la Mente es Una: La
Mente
, con mayúscula, se refiere a la Mente o el Pensar de Dios o de Su Hijo o de Cristo, y representa el agente que activa al Espíritu, aportándole su energía creadora o Amor. En la separación, la mente del Hijo separado parece tener tres partes: el
espíritu
o
mente acertada
, que es la parte que todavía puede comunicarse con Dios por medio del Espíritu Santo, Quien se nos manifiesta por medio de impulsos amorosos y revelaciones; el
ego
o
mente equivocada
, que recibe de la fuente de la separación los impulsos existenciales que al ser procesados —consciente o subconscientemente— por nuestro cerebro, dan vida a nuestro cuerpo y nutren a nuestra razón, lógica y sentido común, de lo necesario para sobrevivir; y el
decididor
, la parte que decide pensar con el
espíritu
o con el
ego
. Ver
T7.3, T19.2, T25.5, L45, L165.
15
… ambos son ilusiones consecuencia de la separación.
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T10.5
LA HERENCIA DEL HIJO DE DIOS
pár
35-38
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T10.5 [35] 26 Si tus hermanos son parte de
ti y
los culpas por tus privaciones, te
estarás culpando a ti mismo.
27 Y no puedes culparte a ti mismo
sin culparlos a ellos.
28 Por eso, la culpa
16 debe ser
deshecha,
no reubicada.
29 Ubícala en ti mismo y no te podrás
conocer
17 realmente, pues
el ego es el único que culpa.
30 Por consiguiente, culparse a sí mismo es identificarse con el ego, una defensa del ego tan efectiva como culpar a otros.
31
No puedes acceder a la Presencia de Dios si atacas a Su Hijo.
32 Cuando Su Hijo alza su voz para alabar a su Creador,
oirá la Voz de su Padre.
33 Pero no se puede alabar al Creador
sin alabar también a Su Hijo, pues su gloria es compartida y son glorificados conjuntamente.
T10.5 [36] 34 Cristo está en el altar de Dios, esperando para dar la bienvenida a Su Hijo.
35 Pero ven sin condenar a nadie, pues de lo contrario creerás que la puerta tiene el cerrojo pasado y que no puedes entrar.
36 Pero la puerta
no tiene cerrojo, y es imposible que no puedas entrar al lugar donde Dios quiere que estés.
37 Quiérete a ti mismo con el Amor de Cristo, pues así te ama tu Padre.
38 Puedes
negarte a entrar, pero
no puedes pasar el cerrojo a la puerta que Cristo mantiene abierta.
39 Ven a mí, que la mantengo abierta
para ti, pues mientras yo viva no podrá cerrarse y yo vivo para siempre.
40 Dios es mi Vida
y La tuya, y Dios
no niega
nada a Su Hijo.
T10.5 [37] 41 En el altar de Dios, Cristo
18 espera Su propia reinstauración en
ti.
42 Dios sabe que Su Hijo es tan irreprochable como Él Mismo, y se Le llega apreciando a Su Hijo.
43 Cristo está a la espera que Lo aceptes como
tu Yo
19, y a Su Completitud
20 como la
Tuya.
44 Pues Cristo es el Hijo de Dios Que vive en su Creador y brilla con Su Gloria.
45 Cristo es la Extensión del Amor y de la Belleza de Dios, tan perfecto como su Creador y en paz con Él.
T10.5 [38] 46
Bendito es el Hijo de Dios cuyo resplandor es el de su Padre y cuya gloria quiere compartir tal como su Padre la comparte con él.
47
El Hijo no condena a nadie, puesto que su Padre tampoco condena.
48
Al compartir el perfecto Amor de su Padre, el Hijo tiene necesariamente que compartir lo que le pertenece con los demás, pues de otra manera no conocerá ni al Padre
ni
al Hijo.
49
¡Que la paz sea contigo que descansas en Dios y en quien descansa toda la Filiación!
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16
La
culpa
o
culpabilidad
, aquí, cuando pensamos con el ego, es el sentimiento de haber faltado contra las normas que, a lo largo de su vida según sus reflexiones, creencias y experiencias, cada uno ha considerado relevantes. En el Cielo no hay normas ni culpa, ya que Dios sólo sabe del Amor que comparte en paz y alegría con todas nuestras Almas, Una en el Alma de Su único Hijo, en el eterno Presente de Su perfecta Unicidad. En cambio, aquí reina la imperfección del ego y de sus obras: el tiempo, el espacio, y todo lo que éstos contienen, regidos como están por las leyes de la evolución y de la escasez. Cuando creemos que ésa es nuestra realidad, sentimos culpabilidad por no estar a la altura de la perfección relativa que anhelamos. Pero cuando aceptamos el Redimir para nosotros mismos, queremos creer que realmente somos esas Almas perfectas y eternas que son Una en el Alma única del Hijo y, por lo tanto, que no nos hemos separado de Dios. También, en nuestras mentes que ahora piensan con el Espíritu Santo, queremos ver las faltas imperdonables como errores subsanables por medio del perdón y de la extensión de milagros, y de esa manera, ser aquí el reflejo de lo que realmente somos y hacemos en el Cielo, a saber: Almas que son Una en el Hijo, que ama a Dios y es amado por Él en la alegre Concordia del Amor o Espíritu Santo que así era antes de que el tiempo pareciera existir. Ver
T5.8 [73], T12, T13.3, T14.2, T16.6, T19.5.1.1
17
… como Cristo, el Hijo de Dios
18
Cristo
, aquí, es la experiencia mental, en un instante santo del mundo real, de unión o completa identificación con la mente del otro al que creemos haber perdonado totalmente, experiencia que extendemos a todos y a todo, como reflejo aquí de la eterna Unicidad de Dios con Su Hijo único, en cuya Alma, todos —como las Almas perfectas y eternas que realmente somos— somos Uno. Ver
T1.1.32 [45] 7-8, T1.1.34 [48] 8, T30.6 [63] 36, T31.1 [9] 62
19
Yo
, con mayúscula, es el eterno Yo de Cristo, el Hijo único de Dios, en Quien todos — como Almas eternas y perfectas— somos realmente Uno y, Quien es Uno con Dios en Su eterna Unicidad. También es usado pocas veces como el Yo de Dios. En minúscula, tu
yo
es el ego si estás pensando con él, el yo que creemos que somos en el tiempo y el espacio, el cual, en la separación, hicimos para reemplazar a la eterna Creación de Dios, es decir, a Su único Hijo; o si decidiste pensar con el Espíritu Santo, tu
yo
es el reflejo aquí del eterno Yo de Cristo, en Quien todos somos realmente Uno. Ver
Lte.14 (-351)
20
La
Completitud
, con mayúscula, en el Cielo, es de Dios y de todos nosotros como Almas perfectas y eternas que realmente somos, Una en Cristo, Su Hijo, Quien es Uno con Su Padre en el Amor del Espíritu Santo que Ambos comparten en la paz y alegría de la eterna Unicidad. En minúscula, la
completitud
es el reflejo aquí de la eterna Completitud, y se experimenta en nuestra mente en un instante santo del
mundo real
cuando, después de haber perdonado totalmente a un hermano (s), nos unimos a él (ellos) como uno en la experiencia de Cristo. Ver
T2.5 [102], T6.3 [25], T15.8 [78], T29.3 [19]
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Un Curso sobre Milagros – Preliminares
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